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El conserje rockstar por Fullbuster

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Caminaba por el vagón buscando a Kabuto. Lo más probable era que se moviera hacia los últimos vagones y quisiera salir. La comisaría, por desgracia, no estaba del todo lejos, así que bajaría o en la siguiente estación o la próxima. Tampoco estaba seguro si Gaara llegaría a tiempo. Tokio era realmente inmenso y sus calles siempre ajetreadas. El metro era rápido y directo.


Pasó tres vagones y finalmente, vio a Kabuto, caminando hacia atrás también con la intención de bajar en cuanto pudiera. Por los cristales, la luz de la estación entró en el vagón, permitiendo a Naruto ver que se acercaban y pronto las puertas se abrirían. Con la respiración y sus latidos recompuestos, echó a correr hacia Kabuto, aunque éste echó a correr también al siguiente vagón, bajando por una de las puertas que se abría en ese instante. Por miedo a quedarse atrapado en el metro, Naruto bajó también por la puerta más cercana y continuó corriendo tras Kabuto.


El gran problema para él, era que la gente empezaba a reconocerle. Iba vestido con la ropa del concierto y pese a no llevar la guitarra, la gente le enfocaba con sus móviles a su alrededor y sacaba fotografías de él corriendo. Las chicas sobre todo no paraban de ruborizarse a su alrededor, intentando obtener una fotografía suya y frenando su carrera cuando la gente se apiñaba en el pasillo.


Llegó a la barrera y como hizo la vez anterior, apoyó las manos en las máquinas y saltó por encima. Las cámaras grabarían aquel momento y seguramente irían a buscarle para pagar la multa, pero ya lo explicaría más adelante, ahora mismo le preocupaba mucho más que Kabuto se saliera con la suya y llevase esa cinta a la policía.


Por la calle tampoco la situación cambió demasiado. La gente seguía fijando sus ojos en él, reconociéndole enseguida pese a que no frenó su carrera tras aquel tipo. Lo único que le preocupaba era no ver a Gaara por ningún lado. ¡No habría llegado a tiempo a la estación! Es lo que se temía, pero no podía parar a pensar en ello. Siguió corriendo tras Kabuto. Los dos se estaban empezando a cansar, pero la comisaría ya estaba cerca.


Si conseguía entrar, incluso aunque Naruto llegase y le placase, la policía sabría que algo ocurriría y todo estaría perdido. Tenía que detenerlo antes de que entrase. Sin embargo, parecía ganar distancia entre la gente. ¡Le obstaculizaban! Todos estaban en medio y debía ir esquivando gente en un intento desesperado por atraparle o acortar distancias.


Ya estaba cerca de la comisaría y supo que no le daría tiempo a detenerle. Un sentimiento de frustración se intensificó en su interior. Se sentía impotente, enfadado y estafado. Tanto tiempo había tenido al auténtico cantante frente a sus ojos, al chico del que se había enamorado y no fue capaz de ver lo que ocurría realmente allí. Estaba centrado en ese sentimiento de impotencia cuando Kabuto cayó al suelo, siendo placado por alguien que venía en bicicleta y le impedía cruzar la última calle hasta la comisaría.


La cinta cayó al suelo, golpeando una y otra vez hasta desplazarse fuera de la acera. Lo más fácil habría sido que un coche la pisase, pero no tuvo tanta suerte. Se quedó a unos centímetros de la acera, sin poder llegar a ella por la cantidad de coches que circulaban.


- ¡Maldita sea! – se quejó Naruto, al ver cómo Gaara permanecía sobre el cuerpo de Kabuto para inmovilizarle, con la rueda de la bicicleta volcada sin dejar de girar mientras Naruto se acercaba hacia el borde de la acera.


No dejaba de mirar esa cinta. Quería hacerse con ella pero no podía bajar ahora mismo hasta que el semáforo se pusiera en verde para los peatones. Su mirada se desviaba de su compañero Gaara y Kabuto, a la cinta y al semáforo, hasta que finalmente, el color verde apareció en su campo de visión, lanzándose como un loco a la carretera y tomando la cinta en sus manos para protegerla.


Suspiró aliviado al sentirla entre sus manos. Ese hecho significaba que empezaría a entender muchas cosas de las que antes no podía percatarse.


***


Se maldecía una y otra vez debido a su falta de cuidado. Debió guardar mejor esa canción, no debió cantar, no debió siquiera escribirla pero ahora ya nada podía hacer. Se sentía inútil hasta para poder salir corriendo tras ese tipo, porque su espalda no le permitía hacerlo. Todo su cuerpo se acostumbró a no hacer ninguna clase de ejercicio físico. Se agotaba con facilidad si debía hacerlo.


Su hermano Itachi había salido a la calle en cuanto se enteró de todo, pero ya no pudo encontrar a Naruto y Gaara. Habían sido realmente rápidos. Ino era la única que se quedó a su lado, esperando mientras sujetaba con fuerza la guitarra del pelirrojo. Por un instante, se fijó en el cabello rubio de la chica, antes de que otro apareciera al otro lado del pasillo. Naruto llegaba, acalorado y con la respiración entrecortada.


- ¿Naru...?


Fue un intento de preguntar por lo ocurrido. El susurro, apenas audible, hizo que Naruto caminase con rapidez hacia él. ¡Se tensó! Era normal hacerlo puesto que su chico acababa de descubrir que llevaba un tiempo mintiéndole sobre la música y sus cualidades. Lo más probable era que Naruto estuviera enfadado y podía verlo en la forma en que caminaba sin dilación hacia él.


- Naruto... yo... puedo expli...


La mano de Naruto se agarró con fuerza al cuello de su camiseta, imposibilitándole que siguiera hablando ante la sorpresiva reacción. Simplemente, cerró los ojos y esperó a que le gritase, se enfadase o incluso le golpease, pero lo que no creyó fue que le besase frente a todos los presentes.


¡Se quedó helado en el sitio! Porque esperaba cualquier reacción por su parte excepto que le entendiera sin siquiera una explicación. Abrió los ojos al sentir una presión sobre su pecho y cómo Naruto despegaba sus labios.


- Guárdala bien o deshazte de ella, lo que prefieras – sugirió, todavía sujetando la cinta contra su pecho. Sasuke finalmente, la agarró.


- Naruto, ¿vamos a hablar esto? – preguntó confuso.


- ¿Hablar de qué? ¿De cómo mientes? ¿Cómo ocultas las cosas? Mira, Sasuke, decidí salir contigo porque me gustas y sé el motivo por el que lo hiciste, pero quiero dejarte una cosa bien clara y no quiero repetirla. Escúchame bien, porque la próxima vez que tengas un problema no quiero que lo intentes solucionar tú solo. Si vamos a salir juntos, los problemas deben de ser de ambos y yo te ayudaré a solventarlos, como espero que tú ayudes en los míos. ¿Queda claro?


- Sí – susurró Sasuke.


- Y ahora, terminemos el concierto.


Sasuke se quedó atónito pese a la ligera sonrisa de tranquilidad que mostró su rostro. Entender que pese a su enfado inicial, Naruto entendía lo que había pasado le hizo sentirse protegido y amado por él. No quería ocultarle las cosas, pero así había salido todo. Era un desconocido cuando todo el asunto empezó, ahora que le conocía bien, su meta cambiaba, y no iba a volver a ocultarle información.


- ¿Se puede saber qué haces ahí parado? – preguntó Naruto, observando a su amigo pelirrojo junto a Ino, recuperando su guitarra para salir al escenario y terminar lo que empezaron.


Sasuke les miró, pero cuando ambos devolvieron la mirada hacia él, entendió claramente que Naruto no hablaba con su amigo.


- ¿Yo? – preguntó Sasuke.


- Claro que tú, nos hemos quedado sin vocalista y teniendo en cuenta que eras tú desde el principio, espero que salgas ahí y nos ayudes a que los fans no quieran matarnos por esta interrupción. Vamos a tener que tocar un par de canciones más por lo menos para suplicar su perdón. Quizá puedas tocar la tuya.


- No puedo tocar la mía, Naruto, necesitaría mi guitarra. Sabes bien que era una continuación de tu canción, necesito dos guitarras y la mía está destrozada.


- No pensaba decirte esto ahora pero... - llamó a uno de los ayudantes con los dedos para que fuera hacia él.


De uno de los pasillos, salió el hombre, llevando consigo una Fender Stratocaster igual que la suya, aunque sabía que no podía serlo. Naruto se acercó al chico, tomó la guitarra y caminó hacia Sasuke para devolvérsela.


- Tendrás que afinarla de nuevo a tu gusto y... bueno, ajustarla, no sé cómo habrá quedado la verdad. Sólo la probé anoche un poco para afinarla a mi estilo y comprobar su sonido.


- ¡No puede ser! ¿Es la mía? – preguntó Sasuke al verla de cerca, con las manos temblando incluso antes de agarrarla.


- La mandé restaurar y no ha sido nada sencillo, pero sí, es la tuya.


En cuanto Naruto se deshizo de la guitarra, observando cómo Sasuke la sujetaba en sus manos, llevó su mano derecha a la nuca y se rascó la cabeza algo sonrojado.


- Yo... lamento no haber estado demasiado tiempo contigo estas semanas. He estado tan liado con el trabajo y reuniendo el dinero para poder pagar la restauración de la guitarra que te he descuidado un poco. Supongo que por eso tampoco me estaba fijando demasiado en los planes de Kabuto y su chantaje, así que lo siento. Debí prestar más atención.


- Lamento no habértelo contado, Naruto. No sabía cómo reaccionarías ante esto y estoy acostumbrado a tener que solventar los problemas por mí mismo. No volveré a dejarte al margen de lo que ocurra.


- Eso espero. Ahora prepara la guitarra y sal ahí con nosotros.


- ¡Maldita sea! ¡Por fin os encuentro! – se quejó el representante, colgado al teléfono y tratando de calmar el ambiente -. ¿Es que os habéis vuelto locos? Primero lo de Kabuto... todo el maldito país ha visto retransmitido en directo que no era él quien cantaba, y ahora me entero que es el conserje de la academia... y no sólo eso... ¿Tú sales con él? – señaló a Naruto tras haber presenciado el beso.


- Respira – susurró Naruto con una ligera sonrisa.


- ¿Respirar? ¿Sabes cuánta gente hay ahí fuera esperando ver vuestra actuación? Habéis salido los dos corriendo como energúmenos por las calles. Os han estado sacando fotos, tengo al jefe de la estación de metro preguntándome por qué te has colado – casi le gritó a Naruto.


- Era urgente, pero pediré disculpas públicamente si es lo que necesitas. Arreglaremos lo del concierto.


- ¿Arreglarlo? No tenéis vocalista.


- Sasuke lo reemplazará, al fin y al cabo, era su voz y se sabe las canciones. Todo estará bien mientras no tenga miedo escénico.


- Tú siempre viendo el lado positivo de las situaciones.


- Y tú, el negativo.


- Sales con el conserje. ¿Sabes cómo afectará eso a tu imagen pública?


- Bueno... ahora será el vocalista del grupo – mitigó Naruto – ya no afecta tanto y cuando digan que salía con el conserje, siempre puedo decir que me gustan las cosas sencillas. No necesito salir con famosos, tengo los pies en la tierra. Cualquier persona es importante, sólo es un trabajo, como cualquier otro. No me importa la fama y a él tampoco – señaló a Sasuke – todo estará bien, ya lo verás.


- Eres irremediable – se quejó su representante, marchándose por el pasillo colgado todavía al teléfono, tratando de arreglar los problemas ocasionados.


- Supongo que te debo una gorda – susurró Sasuke al ver cómo estaba el ambiente de caldeado.


- Pues la verdad es que sí, pero sé cómo vas a pagármelo. Esta noche, en casa de mi padre. Te vienes a cenar.


- ¿Qué? ¿Quieres que conozca a tu padre? ¿Así sin más? No me das mucho margen para prepararme.


- No necesitas prepararte, mi padre adora a casi todo el mundo y no tengo más días. Vuelve mañana a una misión en el Pacífico.


- ¿Misión en el Pacífico?


- Es militar, pilota cazas y algún que otro avión. Van a hacer algunas maniobras así que no sé cuánto tiempo estará fuera. Tiene que ser esta noche.


- Vale, vale... iré. Ya te he dicho que te lo debo.


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