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El conserje rockstar por Fullbuster

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El día era perfecto para estar fuera, sin embargo, él tenía que quedarse allí encerrado en el aula escuchando a los nuevos “prodigios” de la música. Así los llamaban los profesores. Era cierto que había músicos muy buenos en esa academia, también en la clase, pero ninguno como el chico que había tocado con él esa misma mañana. Sus acordes eran diferentes y entonces… los escuchó.


Habían pasado tan sólo diez minutos desde que la clase empezó, pero ahí estaban esos acordes extraños que había escuchado. No eran exactamente los mismos, pero podía reconocer varias de las notas. Se incorporó ligeramente de la silla observando a ese chico de gafas, con el cabello plateado que tocaba la guitarra frente a él. Intentó ver la diferencia con las notas escuchadas antes pero no podía verla, eran demasiado parecidas. ¿Podría ser ese chico el que le estuvo dando consejos?


- Toca bien – le susurró el profesor a su lado para no interrumpir el ensayo del estudiante – es de los mejores de la academia, aunque todavía está en primero.


- Sí que toca bien – sonrió Naruto – pero ya tenemos un buen guitarrista en nuestra banda, lo que buscamos es un cantante.


- También canta.


- Entonces lo veremos en la audición – sonrió Naruto, porque así eran las normas, decidiría según la audición que hicieran todos en estas próximas semanas.


No quería dar a entender absolutamente nada, pero la verdad… es que estaba sorprendido con su música. Desde la primera vez que escuchó esos acordes quedó impresionado, ahora al menos podía ver quién era el chico que los hacía. Aun así, permaneció en silencio el resto de la clase. No fue hasta los últimos diez minutos cuando se fijó en el conserje. Estaba allí, en uno de los rincones limpiando los cristales.


¡Ni siquiera se había fijado en él hasta ahora! Era muy posible que llevase toda la hora allí escuchando pero nadie se percataba en él. En esos últimos diez minutos, él ya no pudo apartar la mirada de ese moreno.


Era un chico muy raro, parecía un poco orgulloso y un poco idiota, sin embargo, había algo en él que captaba su atención. Era la segunda vez que discutían, la segunda vez que se encerraban los dos solos en un cuarto de limpieza, pero pese a lo enfadado que parecía estar cuando eso ocurría, no abría la puerta y le protegía de todos aquellos fans. ¡Era raro! Y luego estaba ese asunto de sus dedos. Desde su asiento aún podía ver lo enrojecidos que estaban.


Al terminar de escuchar los ensayos, el profesor tuvo que llamar un par de veces a Naruto, que seguía con los ojos fijos en el conserje que limpiaba los cristales.


- ¿Qué? – preguntó Naruto hacia el profesor, apartando por primera vez sus ojos de la espalda de Sasuke.


- Que te toca mostrarles tus aptitudes – comentó con una sonrisa el profesor.


- Ah, sí, lo siento.


Naruto sonrió antes de coger la funda de su guitarra y dirigirse hacia el frente del aula. Le habían llamado para que enseñase a esos chicas algunos acordes y eso era lo que tenía pensado. Se sentó encima de la mesa del profesor, mirando a todos los alumnos y aprovechó para sacar la guitarra y colgársela al hombro. Comprobó que la afinación seguía en Drop D tal y como el otro chico le había aconsejado y entonces, empezó a tocar los primeros acordes.


Por primera vez, se fijó en cómo Sasuke apartaba la mirada del cristal y se quedaba fijo en sus dedos deslizándose por el mástil de la guitarra. ¡Ese chico tocaba la guitarra! No había duda alguna por el interés en que miraba sus dedos, casi como si tratase de memorizar los acordes.


Otro chico al fondo le observaba, ése que parecía ser el mejor estudiante, el que le había sorprendido con la forma en que tocaba, pero por algún motivo, no miraba la guitarra, ni las cuerdas, ni sus dedos… le miraba a él con una gran sonrisa. No supo identificar el motivo claro, pero algo le decía que ese chico no estaba en esa aula interesado en su música, sino más bien, en él o en el contrato. ¡Era diferente a cómo miraba Sasuke esa guitarra y las notas que salían de ella! Dos sensaciones muy diferentes.


Al terminar, Naruto se quedó fijo unos segundos en Sasuke, pero al ver cómo el profesor se giraba hacia él, éste apartó con rapidez la mirada volviendo a limpiar los cristales con algo más de ahínco, tratando de disimular su despiste. El profesor pareció mantener el silencio, regresando a la clase y mirando la mano levantada de uno de los alumnos.


- ¿Sí? – preguntó el profesor dándole la palabra.


- ¿Podría tocar el “Do sostenido menor con la novena añadida”? – preguntó el alumno, sorprendiendo así a Naruto y sacando en él una ligera sonrisa.


Instintivamente y sin saber por qué… miró a ese moreno nuevamente, que negaba con la cabeza sutilmente mientras sonreía, como si no se creyese que le hubieran pedido exactamente que les enseñase su mejor movimiento. Parecía que todos estaban interesados sólo en ese maldito acorde que él tocaba tan bien, en su magnífica combinación que le llevó al estrellato. Por un momento, Naruto se sintió dolido al sentir que sólo les interesaba exactamente eso de él, un maldito acorde, como si toda su música y su carrera fuera solamente eso.


- No voy a tocar ese acorde – comentó Naruto – y quien quiera aprenderlo tiene vídeos en youtube.


- Hay vídeos – comentó uno de los alumnos – pero no con la combinación de notas que usted toca antes y después de ese acorde, ni con la rapidez con la que usted lo hace. Nos gustaría verlo en vivo.


- Entonces venid a un concierto – comentó Naruto quitándose la guitarra, enfadado todavía por el hecho de que no quisieran realmente aprender, sino simplemente… imitar un maldito acorde suyo.


Así acabó su primera y esperaba que última clase, porque odiaba a los niñatos que sólo se movían por su propio interés. El profesor trató de pararle, pero no hubo manera, él ya había cogido la guitarra y se marchaba por el pasillo. Tan sólo se detuvo un segundo a mirar a ese moreno que se giró hacia él algo confundido, pero que volvió a sus cristales dejando que se marchase.


***


¡Ahí estaba! Sólo era una púa, pero era la púa perfecta. Le encantaba pero costaba más de lo que quería gastarse en algo así. Miró la púa del lateral en el cristal del escaparate, era parecida, de un material menos resistente y desde luego… menos vistosa, pero mucho más asequible monetariamente.


Miraba embobado el escaparate de la tienda de música sin poder apartar sus ojos de ella, intentando decidir qué hacer. Finalmente, supo lo que necesitaba… ¡Necesitaba una púa o acabaría destrozándose los dedos al ritmo que ensayaba! Sin embargo y por mucho que le gustase aquella púa de casi treinta dólares, no podía permitírsela. Iba a tener que conformarse con la más barata por ahora y esperaba que le durase al menos unos meses.


No podía evitar maldecir que se hubiera roto la de su padre, hacía años que ya no tocaba con los dedos y eso le estaba matando del dolor, pero… no había nada que hacer con aquello excepto buscar una solución. Metió la mano en el bolsillo de su pantalón y buscó las monedas, pero al contarlas, se dio cuenta de que lo que hoy llevaba encima… tampoco era suficiente. Debería volver al día siguiente.


- Bueno… para mañana – susurró para sí mismo intentando convencerse de eso. Sólo esperaba que Orochimaru le diera permiso para salir al día siguiente de la academia, aunque si iba a ser para que su hijo “mejorase” y tuviera “nuevas canciones” gracias a él… seguro que le dejaría.


Se alejó del escaparate, mirándolo una última vez antes de empezar a caminar por la acera, sin percatarse de que alguien le miraba desde el otro lado de la misma con una sonrisa. ¡Pillado! Sonrió al confirmar que ese chico sí tocaba la guitarra o no se habría detenido frente a ese escaparate. Naruto no se acercó, dejó que el moreno se marchase y luego cruzó la calle para mirar el escaparate. Seguramente buscaba una púa por cómo tenía sus manos.


Revisó el escaparate, la mejor de las púas costaba casi treinta dólares, pero era de lo mejor que podría encontrar en el mercado. Seguramente le duraría años pero por algún motivo, ni siquiera había entrado en la tienda.


Había aprovechado por la tarde que no había clases para poder ir a comprar un par de cosas que le hacían falta y le había extrañado ver a Sasuke salir por la puerta del edificio, por lo que no había resistido el seguirle hasta aquella pequeña tienda de música. No conocía nada sobre aquella zona, pero encontrar esa tienda le había gustado.


Entró a ella, observando las diferentes guitarras e instrumentos que allí vendían, las cuerdas, púas y varios otros utensilios. No es que fuera una tienda grande, de hecho, era bastante pequeña pero acogedora.


- ¿Puedo atenderle? – preguntó el dependiente con una sonrisa al otro lado del mostrador. Parecía ocupado arreglando una vieja guitarra a la que le habían partido el mástil.


- Sí, gracias. Quería unas cuerdas.


- Tendrás que especificarme un poco. ¿Es para alguien novel? – preguntó.


- No, buscaba un calibre alto, de acero niquelado.


- ¿Buscas un sonido alto? – preguntó el dependiente con una sonrisa - ¿Jazz o rock?


- Rock. Necesitaría dos modelos. Sé que la marca Fender vende sus propias cuerdas.


- Fender es conocida, me queda alguna para ese modelo en la trastienda. ¿Y la otra?


- Da lo mismo, es una Ibanez Gio.


- Las cuerdas de la serie EXP son conocidas por producir un sonido muy brillante – le explicó el dependiente, apartándose un poco las gafas y dejando la guitarra que restauraba encima del mostrador.


- Puedo probarlas.


- De calibre alto, me imagino.


- Sí, por favor.


Miró las cuerdas cuando el dependiente las sacó para que las comprobase y tras comprar alguna cosa más que necesitaba, se marchó de allí. Estaba claro que no había empezado con buen pie con el conserje, pero le había ayudado ya en un par de ocasiones a esquivar a sus fans y también… le había acompañado e indicado el camino a su clase. Al final siempre estaba allí cuando lo necesitaba y… ¿Qué hacía él? ¡Discutir! Porque no paraban de discutir e insultarse el uno al otro.


Quizá podría encontrar una forma de disculparse por su comportamiento del primer día, o hablar con él tranquilamente. Sinceramente… sentía mucha curiosidad por ese chico que había estado mirando sus dedos cuando tocaba en el aula, ese chico que tenía los dedos destrozados por tocar la guitarra pero que no quería tocar frente a nadie. Era un chico muy misterioso y no podía evitar querer acercarse más a él y enterarse que era lo que ocurría.


Al mirar el reloj, se dio cuenta de que era tarde, por lo que la academia cerraría sus puertas enseguida. Tampoco sabía dónde vivía Sasuke y con el tiempo que había perdido en la tienda, ese chico ya había desaparecido. Tendría que ser al día siguiente cuando volviera por las clases.


Sacó las llaves de la moto y caminó de nuevo hacia el parking de la academia, colocándose entonces el casco y arrancando para irse a casa. Vivía a las afueras, más que nada porque odiaba el centro de la ciudad, el tráfico y sobre todo… que la gente le detuviera por la calle al identificarle.


Entró por la puerta principal, llegando a la amplia sala común con aquellos modernos muebles. Había tardado tantos años en encontrar la casa perfecta, pero al final y tras algunas remodelaciones… había conseguido su sueño. También era cierto que su sueldo como cantante le permitía hacer algunas locuras como aquella, pero su casa, sin duda alguna, era la envidia de todos los miembros de su grupo. De hecho… muchas veces iban todos allí a ensayar.


Dejó el casco sobre la cómoda de la entrada y se quitó la chaqueta, tirándola sobre el respaldo del sofá beis. Una vez todo estuvo en su lugar, se dejó caer sobre los cómodos asientos, dejando que su brazo colgase hacia el suelo y cerrando los ojos ante el cansancio.


El contestador parpadeaba. Tenía mensajes que no había escuchado, pero creyó que serían de su representante. Estaba muy cansado como para atender llamadas de trabajo, sobre todo para escuchar tonterías sobre el casting, el cantante que necesitaban, fiestas a las que debía ir o algo sobre sus CDS o cualquier otra reunión que tuvieran en las próximas semanas. Sólo quería descansar, así que cerró los ojos y trató de dormir. No tardó apenas en dormirse.


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