La noche fue pesada, larga, asfixiante, por más que cerraba los ojos, que tapaba mis oídos, las imágenes de hechizos al aire rondaban por mi mente, breves imágenes de gente siendo atrapada por imperdonables, gritos de desesperación, gente que no pude salvar, Voldemort; pensé por un momento volver a tomar la poción para dormir, ¿Serviría de algo? Poco a poco su efecto se fue desvaneciendo. Hace años Seamus, en uno de los Funerales, el de Susan Bones siendo exactos, me hablo sobre ellas y el cómo le servían por las noches, claro que después de sufrir uno de los castigos de snape uno de sus largos y aburridos ensayos, ya había estudiado algo sobre ellas, Pero de igual forma me conto como después de la muerte de su madre no podía dormir por las noches y que ella se convirtieron en su amiga durante un tiempo; Entonces yo comencé a tomarlas desde ese día, primero dude un poco, pero los terrores nocturnos fueron razón suficiente para tomarlas, comenzó con una o dos veces a la semana, un amigo en San Mungo me las recetaba, claro que nunca le dije el por qué, un simple “se me hace difícil dormir” fue suficiente, con el tiempo sentí más fácil tomarlas, como cuando sufres de un dolor de cabeza muy fuerte que se desvanece con un trago de poción calmante, ¡imagina lo que haría con un simple dolor leve!, Pero de un tiempo a la fecha cada vez necesitaba más, quiero dormir plácidamente, pero ya no puedo, no sé qué me está pasando.
Y así fue como la luz del día llego a mi rostro: lo único que se me ocurrió para terminar con todas esas imágenes fue contar las horas, minutos y segundos, pensar en blanco y luchar contra todos esos impulsos de recordar el pasado, en ningún momento dormí. Mire el reloj despertador en mi mesa de noche, Es uno de los objetos muggle que creo que sería imposible separarme, 5:06 por la mañana. A pesar de no tener cita, realmente no podía esperar, necesitaba saber que está pasando conmigo.
Llegue con la Sanadora Miriam Strout era la que siempre me atendía cuando resultaba herido en las misiones, era una mujer algo vieja, con rostro cansado pero siempre con una sonrisa, me gusta pensar que si hubiera conocido a mi abuela seria como ella, siempre alegre preguntándome si he comido ya.
-Cariño ¿Cómo has estado? Hace una semana que no te veo, pensé que alfin habías dejado de querer ser el héroe cuando dejaron de traerte con huesos rotos. Me dijo con una sonrisa mientras reía, no fue rara su amabilidad, realmente con el tiempo he comenzado a sentir afecto por ella y ella me ha dicho que le recuerdo mucho a uno de sus hijos en su juventud.
-Ojala tuviera los huesos rotos Señora Strout, no sé qué me está pasando y creo que ya no puedo más con esta carga. Mencione cohibido todas las pesadillas, el asunto con el jefe de autores, las misiones y al terminar de hablar y a pesar de todo, me sentía mal de tener esta clase de sentimientos solo tengo razones tan tontas para estar tan decaído, en el mundo hay cosas peores, no puedo evitar sentirme como un niño mimado que se le quito su paleta.
-…Creo que ya sé que te sucede, pero te haremos unos estudios solo por protocolo, tú no te preocupes. Dijo al final de una larga charla sobre cómo me veía un poco desganado, después me llevo a un gran salón blanco con un camilla en la cual me recosté, con su varita comenzó a susurrar hechizos mientras que la pasaba sobre mi cuerpo, me sentía pesado, y con sueño pero igual pude notar como una pluma negra escribía cosas en un pergamino, creo que este tipo de exámenes se les hacía a aquellos magos para saber si tenían alguna maldición y no se hayan dado cuenta, con eso en mente me quede profundamente dormido.