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In Focus (Riren/Ereri) por Tesschan

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Notas del capitulo:

Descargo: Shingeki no Kyojin y sus personajes le pertenecen a Hajime Isayama, yo solo los he tomado prestados para esta historia.

Capítulo 21:

Un Corazón Roto

 

Rómpeme el corazón. Rómpemelo en pedazos. Te doy mi permiso.

(Cassandra Clare, El Señor de las Sombras)

 

 

 

Levi, a sus treintaicinco años casi recién cumplidos, había pasado por muchas situaciones jodidas en la vida; ocasiones en las que debió mirar la muerte cara a cara y en las que en más de una oportunidad realmente pensó que iba a palmarla. Se consideraba un hombre de temple, acostumbrado a estar al límite y enfrentarlo sin miedo alguno; no obstante, su supuesta valentía se estaba yendo a la mierda a pasos agigantados mientras se acercaba con el coche al sitio que Eren le había indicado y donde se llevaría a cabo la fiesta de Año Nuevo a la que había aceptado asistir. La fiesta donde conocería finalmente a los amigos del mocoso, mierda.

Tal y como este le había comentado en su viaje de ida, la casa de las hermanas Reiss se encontraba casi al borde de la zona rural de Shiganshina. Esta había sido anteriormente una granja productora de leche que terminó por irse a quiebra y deteriorarse de forma considerable una vez el anciano dueño murió, por lo que Frieda logró comprarla a un precio muy bajo tres años atrás, acondicionándola poco a poco como hogar para ella y su hermana pequeña.

Al observar la amplia vivienda de dos plantas, levantada en brillante madera, ladrillo rojizo y blancas terminaciones, Levi solo pudo pensar que la mayor de las muchachas había hecho un gran trabajo.

Aunque el reloj del tablero ya sobrepasaba las diez y la noche había caído sobre ellos hacía bastante, las pequeñas luces solares diseminadas por el camino de gravilla y la entrada, junto a las provenientes del interior de la casa y que se colaban a través de los enormes ventanales, dejaban ver el bonito y bien cuidado jardín que rodeaba el terreno, cubierto de árboles de espeso follaje perenne como las acacias, los magnolios y los cipreses, así como un sinnúmero de macizos de flores cuyo colorido era inexistentes en esa época del año, pero que sin duda serían todo un espectáculo cuando la primavera diera comienzo. El amplio porche delantero, que abarcaba toda la fachada frontal, estaba repleto de una larga hilera de pequeñas sillas y mesas blancas atestadas de bocadillos y bebidas. Al percatarse del enorme número de personas allí reunidas a pesar del frío nocturno, Levi sintió como se le contraía el estómago a causa de los nervios. Demonios, odiaba las aglomeraciones y las multitudes, sobre todo cuando no conocía a nadie.

—¿Estás bien? —le preguntó Eren, preocupado, nada más aparcar en la zona reservada para ello, y la cual él supuso debió haber sido antes el granero de la propiedad. Los verdes ojos de este, del mismo tono del suéter de cuello alto que llevaba esa noche, lo contemplaron con escrutadora atención—. Estás muy pálido, Levi.

—Creo que voy a vomitar —confesó sin más. Sentía el estómago anudado y terriblemente revuelto, por lo que desbloqueó los seguros de las puertas a modo de precaución. No le hacía especial ilusión ensuciar el coche a causa de sus malditos nervios; limpiar vómito era siempre una auténtica mierda. Mirando una vez más al grupo de chicos y adultos reunidos en aquel lugar, suspiró entrecortadamente—. Yo… no creo estar preparado para esto, Eren. Lo siento.

Para su sorpresa, el mocoso se rio, posando una de sus grandes manos sobre la que él tenía aun sobre la palanca de cambio y mirándolo divertido. Indignado a causa de su poca consideración, lo fulminó con la mirada; sin embargo, este simplemente se quitó el cinturón de seguridad y se inclinó hacia él, depositando un suave beso sobre su mejilla. De inmediato Levi sintió como parte de su enfado remitía, así como también una pequeña parte de sus nervios.

—Estarás bien, ya lo verás; todos ellos son buenas personas y tienen muchas ganas de conocerte. Estoy seguro de que te gustarán —insistió Eren, dejando que su frente reposara contra su hombro izquierdo, por lo que el desastre que eran sus alborotados cabellos castaños rozaron contra su nariz.

—Puede que el que no les guste a ellos sea yo, mocoso —replicó él, poniendo finalmente en palabras la inquietud que llevaba rondando en su cabeza desde esa mañana, atormentándolo. Conduciendo su mano libre hacia la cabeza del otro, enredó sus dedos entre aquel largo cabello para así mantenerlo a su lado un poco más.

El ligero bufido de disconformidad que el chico dejó escapar, hizo cosquillas en su cuello desnudo, pero aquel detalle fue algo sorpresivamente agradable; una cercanía esperada durante muchos días, ya que la visita de Isabel a Shiganshina los había obligado a guardar distancia desde lo ocurrido en Navidad.

Era cierto que aún existían algunas cosas en la vida y el pasado de ambos que debían resolver antes de arriesgarse a embarcarse del todo en una relación mucho más seria, pero si de algo estaba seguro Levi, era del hecho que las cosas con Eren ya no podrían mantenerse en una camaradería fingida y distanciada, porque estaban lejos de ser simplemente amigos.

De hecho, esa misma mañana antes de marcharse de regreso a Stohess, Isabel le había dicho que Eren y él estaban siendo unos tontos, ya que simplemente deberían formalizar de una buena vez y así evitarse todos los problemas que les estaba causando aquella ambigüedad. Levi no podía dejar de pensar que probablemente esta tenía razón, aun así, sabía que apresurar las cosas no los ayudaría en nada, sobre todo por el chico. Eren, por más que dijera que lo quería, por más que deseara tanto como él que estuviesen juntos, aun no se encontraba preparado emocionalmente para ello. Levi podía ver el miedo reflejarse en la mirada de este cada vez que las cosas parecían tornarse demasiado serias, intensas o profundas entre ambos, como había ocurrido la noche anterior cuando le dijo que iba a quedarse de forma permanente en la ciudad. Para el mocoso, todo lo que significara el confiar y entregarse entera y ciegamente a alguien más, lo aterraba. Levi solo podía pensar que el verdadero culpable de aquello, era de seguro el malnacido que le había roto a este el corazón. Si en algún momento llegaba a cruzárselo…

—Yo creo que eres muy agradable —le dijo Eren en un suave murmullo que lo apartó de inmediato de sus pensamientos asesinos—. Solo es cosa de llegar a conocerte mejor. —Su voz sonaba baja e íntima, amortiguada debido a la gruesa tela negra del abrigo que él llevaba esa noche sobre la camisa gris y los vaqueros del mismo color. Girando un poco el rostro para poder verle, el mocoso lo miró muy serio; sus verdes ojos llenos de mil emociones contenidas—. Además, yo también estaba asustado cuando conocí a tus amigos, Levi; pero creo que al final resultó bien, ¿no?

La ligera sonrisa que este le dedicó, como siempre provocó que algo dentro suyo pareciera removerse, casi como si estuviese vivo. Estar con el chico siempre era así, se dijo él: intenso y desconcertante, muchas veces demasiado abrumador y no especialmente cómodo, porque asustaba un poco; no obstante, al final a Levi le bastaba con mirar aquellos ojos de mar de verano, sentir el calor de su mano al entrelazarse con la suya y el constante latir de aquel otro corazón bajo el toque de sus dedos, para comprender que todo estaba bien, que así era como debía sentirse; porque amar a alguien estaba lejos de ser un viaje en aguas plácidas y tranquilas, todo lo contrario; más aún con alguien como Eren, para quien el mundo parecía explotar y expandirse constantemente con la violencia de una supernova.

Sin detenerse a pensarlo demasiado, Levi se inclinó un poco para dejar un rápido beso sobre la morena frente de este, logrando que la sonrisa de Eren desapareciera a causa de la sorpresa y su evidente bochorno, el cual le tiñó de inmediato los pómulos de un rojo intenso que incluso en aquella oscuridad fue visible.

Justo en el momento en el que estaba a punto de responderle al mocoso que la razón de que le hubiese gustado a sus amigos era porque, simplemente, resultaba imposible que no le agradara a alguien, se vio interrumpido por un suave repiqueteo sobre el cristal del lado del copiloto que los sobresaltó a ambos.

Al levantar la vista, Levi se encontró de frente con el bonito rostro de una rubia chica que les sonreía alegremente; sus enormes ojos aguamarina brillando llenos de emoción mientras los saludaba con un gesto de su pequeña mano. Sin embargo, su contemplación de esta se vio interrumpida de golpe cuando Eren, que también se había percatado de la repentina e indeseada intrusión, apartó con brusquedad la cabeza de su hombro, dándole un fuerte cabezazo en el mentón que hizo que él se mordiese la lengua, provocándose sangre.

—Voy a darte una paliza, mocoso de mierda. Te juro que te patearé el trasero hasta que se te salten las lágrimas —masculló adolorido, lanzándole a este una mirada asesina y notando el regusto salobre y metálico expandirse por su boca. Eren, preocupado y arrepentido a partes iguales, acercó de inmediato su mano hacia la zona que acababa de lastimar.

—Lo siento, Levi; fue sin querer. ¿Estás bien? —le preguntó a toda prisa, lanzando a su vez una rápida mirada y una sonrisa algo tensa a la chica que seguía observándolos con embelesada atención.

—Joder que no. Tu cabeza es como una puta roca —protestó, chasqueando la lengua al tiempo que apartaba con suavidad la mano que el otro aún mantenía sobre su rostro—. Oi, mocoso, ¿quién demonios es esa? —le preguntó, señalando con un gesto de su cabeza a la pequeña mirona.

—Ella es Historia Reiss, la amiga de la que te he hablado —le explicó tras otra fugaz mirada en su dirección—. Iré a hablar con ella —le dijo, apartándose a continuación para poder abrir la puerta y bajarse del vehículo.

Sin moverse de su sitio, Levi vio cómo, nada más salir del coche, Eren fue abrazado efusivamente por la recién llegada. Esta, enfundada en un ligero vestido de un rosa pálido que le llegaba sobre las rodillas y un largo suéter blanco que llevaba abierto sobre este, aun con tacones se veía como una cosa diminuta al lado del alto chico, quien en ese momento le devolvía el gesto dándole unas afectuosas palmaditas en la cabeza. Cuando ella levantó el rostro para mirarle entusiasmada y decirle algo a toda prisa, Eren le sonrió abiertamente, sinceramente, no de la forma más íntima que solía adoptar con él la mayor parte del tiempo, ni aquella cargada de cierto recelo e inseguridad que asomaba cuando había más gente a su alrededor; no, aquella sonrisa fue un gesto auténtico y teñido de cariño, de aceptación; aquel que podía tenerse cuando estabas junto a quienes te apreciaban por quien eras y a pesar de serlo. Y fue debido a ella que pese a todas sus dudas, a sus temores, Levi pensó que estar esa noche allí había valido la pena, porque, sin proponérselo siquiera, acababa de conseguir una nueva pieza del enorme puzle en blanco que parecía ser Eren Jaeger. Una pieza cuyo descubrimiento lo maravilló, ya que lo acercaba más a lo que él supuso el chico había sido en su pasado y jamás debió dejar de ser.

 

——o——

 

Tal como Levi había temido, a pesar de que la casa de las Reiss era enorme, estaba repleta de invitados. Estos, repartidos en variados grupos, se dispersaban tanto en el interior como en el exterior de la misma, platicando o comiendo, bailando y divirtiéndose todo lo posible en la que sería la última noche de ese año que estaba por llegar a su fin.

Eren le había comentado aquella tarde, cuando fue a buscarle para que pudiesen asistir juntos a la fiesta, que aquella sería una reunión pequeña y tranquila a la que solo asistirían su reducido grupo de amigos y unos cuantos del de Frieda, así como algunos de sus clientes y proveedores más unos pocos de sus vecinos; sin embargo, mientras sus plateados ojos recorrían la amplia sala de alto techo y lustrado piso de tarima caoba, cuyo delicado mobiliario había sido retirado en su mayoría para ser arrimado contra los muros pintados de blanco y claro verde, solo pudo pensar en que el condenado mocoso le había mentido. ¡Joder, allí fácilmente debía haber más de cuarenta personas!

—Estoy tan, tan feliz de que hayas podido venir, Levi. Eren nos prometió que lo harías, por supuesto, pero no me atreví a creerlo del todo hasta ahora que los vi llegar. Ni te imaginas la de veces que me ha mentido solo para que lo deje en paz —le dijo Historia, recibiendo los abrigos de ambos y lanzándole una mirada significativa mientras los guiaba hábilmente entre los pequeños grupos que atestaban la sala en busca de su hermana mayor. Eren, que había oído su recriminador comentario hacia él, le jaló con suavidad un mechón de su lacio cabello rubio en señal de protesta, pero la muchacha le pegó una suave palmada en el brazo que hizo reír a este, burlón, y a ella rodar sus celestes ojos antes de dirigirlos nuevamente en su dirección—. Como de seguro ya te habrás percatado, este chico actúa como un tonto la mayor parte del tiempo.

—¿Se supone que es así como tratas a tus invitados, Historia? —se defendió Eren.

—Tú no eres un invitado, sino parte de mi familia, así que no cuenta —replicó la muchacha al tiempo que se ponía de puntillas en un vano intento por ganar altura y estiraba el cuello para otear los alrededores—. Frieda dice que cuando hay amor uno debe ser sincero.

A Levi le sorprendió un poco la manera tan directa y espontánea en que esta mostraba el fuerte lazo la que unía a Eren, pero al ver que ninguno de los dos parecía especialmente avergonzado por ello, supuso debía ser algo normal en su amistad; algo así como el hecho de que él ya no se sorprendiera ni aterrara con las ideas dementes de Hange, o ella soportara de buen ánimo su malos tratos o cambios de humor.

Antes de que alguno de ellos pudiese aportar algo más a la conversación, la repentina aparición de una esbelta y alta joven de unos treinta años, con lacio cabello negro por debajo de los hombros y una límpida mirada celeste, se robó la atención de los tres. Esta, que llevaba un sencillo vestido de media manga hasta las rodillas de un vibrante azul, se cogió del brazo del mocoso con total confianza, levantando un poco el rostro y ofreciendo sutilmente su pálida mejilla para que este la besara, lo que hizo en el acto. Cuando sus enormes y claros ojos volvieron a posarse sobre él, la joven mujer le sonrió con cálida amabilidad.

—Hola, Levi. Me alegra muchísimo que hayas podido asistir a la fiesta —le dijo ella, extendiendo una de sus delicadas manos hacia él, como si fuesen amigos de toda la vida—. Soy Frieda Reiss, la hermana mayor de Historia. Y también una vieja amiga de Eren.

—Un gusto, Frieda. Gracias por haberme invitado —respondió él, estrechando suavemente la mano de esta a pesar de que siempre sentía cierta ansiedad al hacer aquello con alguien a quien no conocía, incluso con sus propios amigos. Eren, que estaba al tanto de su pequeño «problema» lo miró preocupado, pero ante un débil gesto de negación de su parte, volvió a relajarse.

—Le estaba explicando a Levi que temíamos que no viniese y todo fuera una mentira por parte de Eren —comentó Historia a su hermana. Volviendo la atención a ellos una vez más, apretó sus prendas de abrigo contra el pecho y añadió presurosa, casi culpable—: Los chicos ya estaban ansiosos porque llegaran y así corroborar si los rumores eran ciertos.

Tras oír su confesión, los ojos de Eren se abrieron con asombro un par de segundos antes de fruncir el ceño y dejar escapar un jadeo ahogado.

—Dime que no es verdad, por favor —le pidió a su amiga con tono lastimero, pero Historia lo miró compungida y se encogió de hombros.

—Lo siento, Eren, pero ya conoces cómo son todos por aquí —explicó esta con pesar—. Además, Sasha y Nicolo los vieron juntos a ti y a Levi la otra noche en la feria navideña, así que sacaron conclusiones de que ustedes, bueno… ya sabes, están saliendo.

El encendido sonrojo que coloreó el bonito rostro de la rubia muchacha, fue seguido de inmediato por el de Eren, que parecía rivalizar con el de las flores de navidad de los arreglos florales que adornaban la casa. Al recordar cómo había acabado aquella noche para ellos, mandando a la mierda cualquier precaución de ser vistos como algo más que simples amigos, Levi supuso que los rumores se habían esparcido como el fuego en la hierba seca en esa ciudad diminuta y curiosa. Con razón el padre del mocoso estaba tan indignado con su relación.

—La pregunta del millón que tiene a muchos especulando y chismorreando —soltó una chica alta y morena que apareció junto a Historia, pasando un brazo por sus delgados hombros para apegarla a su lado. Esta, que debía rondar los veinte años, a diferencia de las otras dos chicas vestía un par de ajustados vaqueros celestes y una larga camiseta negra con el logo de alguna banda de rock. Su largo cabello castaño estaba atado en una coleta, lo que hacía destacar su tez morena y pecosa, mientras que sus pequeños y vivaces ojos marrones los miraban llenos de perversa diversión—. Y bien, Jaeger, ¿te has conseguido finalmente un novio o no? Ya estoy harta de que intentes acaparar a la mía.

—Ymir… —le dijo Frieda, mitad regaño, mitad resignación; observando a la muchacha recién llegada como si fuese un caso perdido, aunque esta no se amilanó en lo más mínimo.

—¿Qué? Sabes que es verdad, Frieda. ¿O acaso no es lo que todos se están preguntando desde hace días? —insistió la tal Ymir. Esta soltó un resoplido nada femenino que removió su corto flequillo—. Yo solo estoy siendo lo suficientemente valiente para preguntárselos a la cara en vez de hablar a sus espaldas.

—Bueno, sí, pero… no es el modo —replicó la mayor de las Reiss por lo bajo, lanzando una mirada de reproche a esta y, posteriormente, una de silenciosa disculpa hacia ellos.

—Mi novia, Ymir, suele ser un poco impetuosa algunas veces —se apresuró a aclararle Historia, intentando llamar una vez más su atención y así aliviar el momento incómodo, pero sin conseguirlo en absoluto.

—Y tiene el tacto de un animal —masculló Eren por lo bajo, pero no lo suficiente, ya que la aludida le propinó una colleja que lo hizo soltar un quejido. El chico la fulminó con su verde mirada antes de añadir—: Y la delicadeza de uno, también.

Ymir le sonrió socarronamente a Eren, entrecerrando los pequeños ojos durante un par de segundos en una velada amenaza antes de regresar su atención hacia él una vez más.

—¿Realmente deseas salir con este idiota, Ackerman? —le preguntó esta con sarcasmo—. Creo que en Shiganshina podrás encontrar chicos mejores, te lo aseguro. Incluso podría presentarte algunos si estás interesado —añadió a continuación, haciendo caso omiso a la expresión de horrorizado reproche que se dibujó en el rostro de Historia. Aun así, y a pesar de su aparente rivalidad con el muchacho, Levi percibía que Ymir no dejaba de observarlo de forma escrutadora, como si lo estuviese sometiendo a una profunda evaluación antes de darle su aprobación y aceptar que fuese parte de la vida de otro.

Joder, las amigas de Eren eran un auténtico dolor en el culo.

—Tch, que ofrecimiento de mierda. Con este mocoso tengo más que suficiente, así que no me interesa salir con nadie más —respondió con rotundidad, ante lo que Historia soltó una risilla nerviosa y su novia, alzando una de sus delgadas cejas, le sonrió con cierta sorna. Frieda, por el contrario, parecía muy satisfecha tras oír aquello.

—Y creo que con eso queda todo claro, ¿verdad, chicas? —se apresuró a intervenir la mayor de las Reiss, pellizcando la mejilla de su hermana y luego la de Ymir—. Su comportamiento como anfitrionas deja mucho que desear, ¿qué va a pensar Levi? —las regañó esta al ver que Historia todavía cargaba con los negros abrigos de ambos, ya que se los había pedido para guardar nada más entrar a la casa—. Vayan a dejar eso donde corresponde de una vez. Además, acabo de ver que ha llegado Connie con sus padres. ¿Por qué no van a recibirlos?

Tras una rápida disculpa y la promesa de regresar enseguida, aparte de nuevas sonrisas cargadas de felicidad por parte de Historia al verlos juntos, ambas chicas obedecieron a la joven mujer y se marcharon, dejándolos nuevamente solo a ellos tres. No obstante, a pesar de estar en un pequeño rincón alejado del resto, Levi podía notar como la atención de muchos de los presentes se centraba de tanto en tanto en ellos, sobre todo en él; de seguro por ser un forastero en aquella ciudad donde todos parecían conocerse de toda la vida. Además, estaba bastante seguro de que ya todos suponían que él y Eren eran «pareja», lo que claramente había aumentado la curiosidad a niveles insospechados.

Puta vida.

—Por favor disculpa el horrible comportamiento de mi hermana pequeña e Ymir, Levi. Ellas solo deseaban saber un poco más de ti, conocerte un poco mejor; pero este chico de aquí es terriblemente reservado cuando quiere —le dijo Frieda, pellizcando ahora la mejilla del terco mocoso con suavidad. Este rodó sus ojos verdes con fastidio, pero no se apartó.

—¿No se supone que mi vida privada es eso, «privada»? —protestó Eren, frunciendo sus dramáticas cejas en señal de molestia.

Frieda negó con un gesto.

—Dile eso a tus amigos. Creo que dejaron de tenerlo claro entre los trece y catorce años —respondió esta con buen humor, frente a lo cual el mocoso soltó un pesado suspiro de resignación. Volviendo su celeste mirada hacia él una vez más, Frieda le sonrió a modo de disculpa—. Como podrás ver, Levi, las chicas son un poco difíciles buena parte del tiempo.

Él asintió con un gesto.

—Descuida, yo también tengo una hermana pequeña. Sé lo complicado que es controlarlas e intentar razonar con ellas —le dijo en respuesta, ganándose una sincera sonrisa por parte de aquella mujer.

—¡Vaya, Levi, parece que tenemos cosas en común! Creo que tú y yo vamos a llevarnos muy bien. —Enredando su brazo con el suyo, de la misma manera confiada que le había visto adoptar antes con el mocoso, está lo apresó con una habilidad increíble, impidiéndole escapar—. Si vas a quedarte a vivir en Shiganshina de manera permanente, creo que es una buena idea que conozcas al resto y comiences a familiarizarte con nosotros, así que vayamos a dar una vuelta, ¿te parece? —Posando sus ojos en el muchacho que los miraba desconcertado, la mayor de las Reiss se apresuró a sugerirle con amabilidad—: Mientras lo presento a los demás invitados, ¿por qué no le buscas algo de beber y comer a Levi, Eren? Eso sería de mucha ayuda, gracias.

Sin darle tiempo a ninguno de los dos a protestar, aquella mujer comenzó a arrastrarlo a paso firme y seguro, como alguien que, a pesar de sus modos amables y diplomáticos, estaba acostumbrada a que se le obedeciera sin reclamo alguno. Joder con Frieda Reiss, pensó irritado. Ciertamente Erwin tendría una terrible rival en ella.

Tras volver el rostro para lanzar una nueva mirada al chico, observó que este lo veía lleno de pánico, debatiéndose entre obedecer la petición de la mujer o simplemente permanecer a su lado; sin embargo, Eren desapareció entre el gentío que se aglomeraba fuera de la sala en el preciso momento en que Frieda se detuvo frente a un pequeño grupo familiar que resultaron ser los Blouse, quienes eran los dueños de un conocido restaurante en la ciudad y cuya hija mayor era la amiga que Eren le comentó, semanas atrás, se casaría pronto; además de ser la principal responsable de expandir el rumor sobre su supuesta «relación».

Secretamente, Levi había esperado que el mocoso se diese prisa en acatar la petición de la hermana de Historia para que acudiera en su rescate; sin embargo, en los treinta minutos siguientes Eren no dio señales de vida, por lo que él acabó convirtiéndose en el indeseado centro de atención de un grupo tras otro, todos ellos al parecer bastante interesados en el hecho de que hubiese decidido establecerse de manera permanente en la ciudad. Mientras hablaba con estos, Levi descubrió que la gran mayoría eran locatarios o agricultores de la zona que trabajaban con las Reiss, por lo cual, y a pesar de su reticencia inicial y su miedo a meter la pata, acabó enfrascado en aquella extraña conversación.

Era increíble, pensó con asombro, como a pesar de no haber deseado jamás regresar a Shiganshina para rehacer su vida, era allí donde finalmente parecía estar sanando su corazón roto y sus sueños quebrados. La misma ciudad que años atrás había terminado con muchas de sus ilusiones, era donde ahora se estaban reconstruyendo, y Levi sabía que todo era gracias a haber conocido a Eren y su particular visión del mundo. El chico que tras entrar a su vida con la fuerza de una tormenta, acabó convirtiendo muchos imposibles en posibles, enseñándole que a pesar de todo el dolor sufrido, se podía volver a creer e intentar. Se podía volver a amar.

 

 

——o——

 

Para cuando finalmente logró zafarse de los invitados que lo retenían, Frieda incluida, Levi buscó desesperadamente al mocoso entre los grupos que se encontraban dispersos por todos los rincones de la casa; pero no tuvo suerte.

Sin saber que más hacer, decidió escabullirse hacia el jardín que se hallaba casi vacío debido a que ya era bastante tarde, por lo que el frío y la humedad nocturna invitaban a refugiarse en el cálido interior de la vivienda en vez de quedarse sufriendo a la intemperie. Una vez encontrara un rincón apartado para refugiarse, se dijo, llamaría a Eren al móvil para que fuese a buscarle. Aquella noche estaba resultando jodidamente larga.

Tras elegir un sitio apartado de los ventanales frontales, y que por lo mismo quedaba en semipenumbra, sacó el móvil del bolsillo de sus vaqueros grises y se dispuso a buscar el contacto del chico en la agenda. No obstante, sintió como el alma estuvo a punto de salírsele del cuerpo, a causa de la impresión, en cuanto una conocida y desganada voz irrumpió en el silencio, asustándolo.

—Yo me hice con este sitio primero, Ackerman; así que encuentra otro para ti solo y déjame en paz.

Buscando de inmediato a la dueña de aquel reclamo, Levi se encontró con la diminuta figura de Annie que se hallaba sentada en una de las blancas sillas frente a una de las pequeñas mesas que estaban allí dispuestas para los invitados. Esta, abrazando sus piernas desnudas con ambos brazos, apoyaba la barbilla sobre ellas y lo miraba atentamente con aquellos enormes ojos azules, dando una imagen casi infantil de sí misma, sobre todo porque a diferencia de su habitual ropa deportiva, esa noche Annie vestía una larga y bonita camisola celeste sobre sus cortos pantaloncillos azules y llevaba la rubia melena suelta; no obstante, el efecto aniñado y femenino acababa allí, ya que esta se había echado encima una desgastada y enorme sudadera negra, importándole una mierda lo mucho que aquella prenda desentonaba con su atuendo.

—Tch, que mierda. Acabo de escapar de Frieda y no veas lo mucho que me ha costado, así que no jodas, mocosa. —Apartando una de las sillas vacías, se dejó caer a su lado y tomó un par de patatas fritas del plato que Annie tenía ante ella, ganándose una mirada asesina de su parte—. ¿Y de quien te escondes tú, Leonhart? —le preguntó con verdadera curiosidad, antes de meterse una de las frituras en la boca y comenzar a masticarla con lentitud.

Nada más oír su pregunta, Annie rodó los ojos y torció los labios en una mueca de fastidio.

—De Historia. Ya la has conocido, ¿verdad? —Él asintió—. Es una amiga genial, pero a veces… me resulta agotadora. Temí que si seguía aguantando sus tonterías, acabaría por golpearla, así que preferí darnos un poco de espacio a ambas. —Estirando una mano, esta también agarró unas cuantas patatas que se llevó a la boca—. Por cierto —continuó, sacudiéndose los dedos tras acabar de comer—, si te preguntas donde demonios está metido Eren, Ymir e Historia lo tienen secuestrado en la segunda planta, en el cuarto de ella para ser precisos. Se han enterado de que este próximo año se llevará a cabo un concurso de fotografía en Trost, por lo que están intentando convencerlo para que se presente. Armin se ha quedado con ellos para ayudar a Eren y lograr que estas dejen de presionarlo.

Levi, curioso, alzó una de sus delgadas cejas.

—¿Y tú no te unes a ellas?

La chica negó con un gesto.

—Eren hará las cosas cuando desee hacerlas; cuando sienta que puede hacerlas. —Annie jugueteó con las rosadas cintas de sus deportivas azules y suspiró—. Para él la fotografía lo es todo, ¿sabes? Probablemente lo que más lo complementa y define, por lo que ha sacrificado muchísimo por ella; sin embargo, al mismo tiempo esta le ha roto el corazón en más de una oportunidad, por lo cual, aunque ama fotografiar, también es algo complicado para él —añadió la chica con una sonrisa de pesar—. Eren es uno de mis mejores amigos y lo quiero, tal vez más de lo que puedas imaginar, pero yo no comprendo del todo ese mundo del que él habla, ya que soy alguien mucho más simple; aun así, puedo asegurar sin ninguna duda de que él es un gran fotógrafo, uno excepcional por lo mucho que transmite con sus fotos. Entonces, ¿de qué sirve obligarlo a hacer algo si su corazón no estará en ello? Si él quiere concursar, lo hará porque es su deseo, no porque alguien más piense que es lo correcto.

Sorpresivamente, Levi no pudo estar más que de acuerdo con aquella chica y su manera de ver la situación del mocoso; la necesidad de darle espacio para que fuese Eren quien pudiera tomar sus propias decisiones.

A sus ojos, Annie era alguien reservada la mayor parte del tiempo, que no solía inmiscuirse demasiado en la vida de los demás, a menos que lo considerase necesario, pero que aun así siempre decía las cosas claramente. Ambos ya llevaban un tiempo conociéndose debido a las clases que él tomaba bajo su instrucción, y aunque no fuesen precisamente amigos, se agradaban lo suficiente para tolerarse y respetaban el espacio que cada uno representaba en la vida de Eren: ella siendo la amiga feroz que iba a defenderlo cada vez que fuese necesario, y Levi manteniéndose al lado de este en aquella relación tan confusa que tenían de momento.

—Y bien, Ackerman —comenzó la muchacha, ladeando ligeramente su rubia cabeza que seguía apoyada sobre sus rodillas levantadas para poder mirarlo mejor—, ¿son novios?

Levi gruñó de fastidio.

—¿Comenzarás tú también con ello? —inquirió. Para su sorpresa, Annie se rio, tornando su eterna expresión de hastío en una completamente diferente, mucho más viva y bonita.

—Claro que no, me da igual. Bueno, me da igual el si le han puesto o no un nombre a lo que sea que Eren y tú tienen; porque es «algo», y eso está clarísimo —añadió esta con franqueza—. Sin embargo, Levi, esta ciudad es un infierno respecto a ese tipo de asuntos. Todo el mundo se conoce por aquí, así que siempre, siempre, van a querer encasillarte en algo o con alguien; así que prepárate.

—¿Lo dices por experiencia?

Ella asintió.

—Cuando comencé a salir con Armin. —De manera nerviosa, Annie desató ambas cintas de sus deportivas y comenzó a anudarlas una vez más, sin despegar la mirada de estas a pesar de que sus ojos grises seguían clavados en ella—. Una vez nuestra relación mejoró y comenzamos a pasar más tiempo juntos, a tener citas, la atención de todos por aquí pareció recaer en nosotros dos, ansiosos por saber si éramos o no una pareja. Por supuesto, y como de seguro te imaginarás, yo solo deseaba mandarlos al demonio y que nos dejasen en paz. Armin me gustaba, claro, y yo le gustaba a él, pero siempre he sido una persona que odia encasillar y etiquetar las cosas.

—Y aun así, lo hiciste —señaló él—. Decidiste comprometerte con ese chico y darle un nombre a la relación que mantenían.

Annie se encogió de hombros con total despreocupación.

—Sí, lo hice; pero fue por él, no por mí —respondió, volviendo a mirarlo a la cara con total determinación—. Al igual que tú, yo soy del tipo de persona a la que le importa una mierda lo que el resto piense de ella; pero Armin no es así. Él es bueno, amable y educado; alguien que se preocupa sinceramente por el resto y espera siempre lo mejor, incluso de mi parte. Así que sí, decidí hacerlo por él, porque lo amaba y no quería verlo lidiar con aquella incertidumbre que sabía acabaría por hacerle daño. A veces, Levi, tenemos que hacer pequeños sacrificios por los que queremos, aunque sean cosas que para nosotros no tienen importancia. Novios o no, el amor no se va a determinar por ello, pero a veces ayuda, da confianza. Eren, sin embargo, jamás ha tenido eso.

La expresión de esta, determinada y profunda, le bastó a Levi para entender la verdad implícita que se escondía detrás de aquellas palabras, lo que Annie intentaba hacerle comprender sin necesidad de decírselo: si realmente quería a Eren, debía ser valiente para tomar una decisión y arriesgarse por él.

Antes de que pudiese decir algo al respecto, el nombre de la chica resonó a la distancia, colándose entre la música que escapaba del interior de la casa y haciendo que esta levantara la cabeza en señal de alerta, casi como un pequeño animalillo asustado. Menos de un minuto después, un joven muchacho hizo aparición en aquel solitario rincón de la terraza. Este no era demasiado alto, y tenía el corto cabello tan rubio como el de la muchacha sentada a su lado; sin embargo, a diferencia de ella, su atuendo era mucho más formal, con sus negros pantalones de tela y una impecable camisa celeste bajo un suéter azul oscuro que hacía resaltar el similar tono de sus ojos. Al verlos sentados allí, platicando, sus oscuras cejas rubias se alzaron con sorpresa y reconocimiento, pero se recompuso de inmediato, tendiendo una mano en su dirección en cuanto llegó a su lado.

—Hola, Levi; es un gusto conocerte finalmente —le dijo con suave cordialidad, estrechando sus dedos el momento justo para ser cortés pero respetando el hecho de que aquellas demostraciones por lo habitual lo ponían ansioso e incómodo. Joder, pensó divertido, ¿cuánto más de él habría contado el mocoso a su amigo?—. Soy Armin Arlert, amigo de la infancia de Eren y actualmente su compañero de piso. Él me ha hablado muchísimo de ti.

—Lo mismo digo —masculló en respuesta, sabiendo que aquello bastaría para dejar las cosas claras entre ambos. Eren le había dicho, en más de una oportunidad, que Armin era un chico listo, más que todo el resto; y al observar en ese momento el inconfundible brillo de analítica inteligencia reflejado en sus ojos azules, supo sin duda alguna que él mocoso no le había mentido. Para ese muchacho, aquella pequeña presentación desenfadada e intrascendental en apariencia, había sido suficiente para evaluarlo y sopesar si las palabras de Eren se validaban o no con la realidad. Levi no pudo evitar ponerse un poco nervioso; ansioso por descubrir si había pasado o no aquel inesperado examen.

—Y, ¿te lo estás pasando bien? —le preguntó este con afabilidad, aceptando la mano que Annie acababa de tender en su dirección a modo de silenciosa petición para que se acercara.

—Ha sido… interesante —respondió—. Frieda se encargó personalmente de presentarme a mucha gente.

Armin rio, divertido.

—Ya me lo imagino. Ella ama sociabilizar y no siempre comprende que no a todo el mundo le sucede lo mismo. —Este se sentó en el reposabrazos de la silla que ocupaba su novia y pasó un brazo sobre sus hombros. Sus cejas se fruncieron un poco con gesto concentrado al mirarlos—. No sé cómo no se me ocurrió antes que ustedes dos podrían estar escondiéndose juntos.

—En primer lugar, este sitio era mío; Ackerman simplemente intentaba robármelo —aclaró Annie sin ninguna lealtad—. Y por cierto, ¿dónde está Eren? Pensé que te quedabas con él para liberarlo de las sucias tretas de Historia e Ymir, Armin.

—Y lo hice, pero luego se ha visto atrapado con los Blouse por asuntos de trabajo. El padre de Sasha desea hacer una remodelación completa de la página web para el nuevo comienzo de año, por lo que se quedaron viendo los detalles —explicó, mirando ahora en su dirección y sonriéndole amablemente—. Sin embargo, Levi, Eren me pidió que te buscase y te salvara de Frieda de ser necesario; aunque veo que hiciste un buen trabajo por ti solo. Aun así, fue ella misma la que me dijo que Annie llevaba ya un rato escondida aquí fuera.

La muchacha bufó indignada, haciendo que su novio se riera.

—Esa mujer tiene ojos en la nuca —protestó esta.

—No creo que haya tenido de otra, Annie. Recuerda que a Frieda le tocó lidiar con Historia y algunos de nosotros cuando éramos niños, y luego de adolescentes. —Mirando una vez más en su dirección, este añadió con cierto tono de disculpa—: Por aquel entonces solíamos meternos en muchos problemas.

—Continuamente —señaló ella con un desganado asentimiento de cabeza— Gracias a Eren.

—Sí, gracias a Eren —estuvo de acuerdo Armin, sonriéndole con complicidad a su novia.

Pensar en el mocoso, en aquel pasado que él apenas conocía, lo llenó de una repentina añoranza que resultó incluso un poco dolorosa. Tomando finalmente una decisión, Levi se puso de pie, ante lo que tanto el chico como Annie lo miraron inquisitivos.

—Creo que iré a buscarlo.

—¿Quieres que te acompañemos? —se ofreció solícito Armin, pero él negó con un gesto.

—Creo que podré solo. Tch, Frieda me tuvo yendo de un maldito lado a otro de la casa para presentarme a todo el mundo. Creo que incluso ya la conozco mejor que la mía.

Sorpresivamente, fue Annie la que rio en esa oportunidad, no del modo desinteresado y casi aburrido que adoptaba siempre con todo el mundo, sino que de manera abierta y natural. Armin, que también la observaba, dejó un ligero beso sobre su rubia cabeza, ante lo que ella sonrió suavemente. Levi no pudo evitar asombrarse del enorme cambio que la muchacha había tenido, y todo por la simple llegada de una persona que amaba y le era importante. ¿Sería igual para él?, se preguntó intrigado. ¿Cambiaría su manera de ser, de comportarse, cuando tenía al mocoso cerca?

Tras despedirse de ambos chicos, se dirigió nuevamente a la casa. Algunos de los invitados de Frieda se encontraban sentados junto a ella en la sala, comiendo y bebiendo animadamente mientras platicaban de lo que fuese.

Al verlo llegar, le pidieron que se uniera a ellos, pero Levi rechazó el ofrecimiento con toda la amabilidad que pudo, disculpándose con un gesto. No obstante, fue su anfitriona la que se puso de pie, llenando dos vasos con ponche antes de aproximarse hacia donde él estaba para ofrecerle uno de ellos, el cual aceptó con un escueto agradecimiento.

—¿No se suponía que habías mandado al mocoso por ello? —le preguntó para pincharla, al tiempo que daba un sorbo a su bebida.

Frieda, divertida, le sonrió quedamente; un brillo travieso destacando en sus claros ojos azules, un poco más pálidos que los de su hermana menor.

—Lo hice, pero un pajarillo me contó que se vio primeramente atrapado por las chicas, y ahora con los Blouse —respondió ella con tranquilidad, bebiendo de su propio vaso—. Los chicos, los amigos de Eren, son un grupo bastante interesante, ¿sabes?

Él asintió.

—Eso me ha dicho.

Frieda se rio.

—Eren es como el hermano pequeño de todas ellas, y eres el primer novio que presenta formalmente, así que están muy entusiasmadas. No puedes culparlas por ello —le explicó esta mientras lo guiaba una vez más hacia el jardín, llevándolo a un apartado lateral para que se sentasen en el desgastado columpio que allí había.

A pesar de que la noche era helada, la frondosa arboleda de cipreses impedía que el viento golpease con todas sus fuerzas, lo que era de agradecer; y aunque las rosaledas que rodeaban esa zona del jardín lucían desnudas y tristes a causa del invierno, las pequeñas luces solares que se desperdigaban por todos lados daban un espectáculo bonito, casi mágico.

Durante un segundo, Levi se sintió tentado de aclararle a Frieda que con Eren no eran «novios». ¡Qué demonios! Ni siquiera él mismo sabía que mierda eran en realidad. Sin embargo, acabó por no decir nada; tal vez porque, secretamente, la idea de que todos dieran por hecho de que estaba junto al chico no le desagradaba del todo.

—¿Y es por ese motivo, el hablarme de ellas, que te has dado el trabajo de sacarme fuera para conseguir que nos quedáramos a solas? —inquirió él unos minutos después, tras acabarse su ponche.

Sorprendida, Frieda apartó su azul mirada del iluminado jardín y alzó sus negras cejas.

—¡Pero que listo eres, Levi! ¿Te diste cuenta?

Él se encogió de hombros.

—Era una sospecha —admitió. Sus ojos grises buscaron los de esta, que seguía mirándolo con una intensidad que rayaba en lo incómodo.

—Me agradas, Levi. Creo que eres un hombre interesante e, igualmente creo, que tu llegada a Shiganshina ha sido buena para Eren —señaló la joven mujer, comenzando a mecer suavemente el columpio con una de sus piernas—. Desde hace un par de años atrás ese chico se apagó un poco. Sigue siendo él, por supuesto, pero… mucho de lo que era, dejó de estar allí. Crecimiento, madurez y una buena parte de dolor, esas son algunas de las cosas que nos impulsan a cambiar para avanzar. No pienso que sea malo, es parte de la vida; pero aun así, nunca me gustó el modo tan duro en que Eren debió enfrentar aquello, por lo que siempre me he preguntado si algo podría hacer que él regresara a ser un poquito más como el niño de antes, el que siempre parecía ilusionado por las cosas que le gustaban y amaba. Sorprendentemente —le dijo ella con una sutil sonrisa—, ese algo fuiste tú.

—¿Y eso te parece mal?

—¡Por supuesto que no! —exclamó Frieda, asombrada—. Me parece maravilloso. Me llena de alegría. Pero aun así…

—… hay algo que te inquieta —terminó él por ella, ante lo que Frieda asintió.

—Si le has elegido y él te ha elegido, nunca encontrarás oposición de mi parte Levi. Eren es un chico grande y sabe lo que hace, por lo que confío en su buen juicio. Aun así, voy a pedirte un favor. —Una de las pálidas manos de esta se posó sobre la suya en un gesto sutil. Su mirada, sin dejar de ser directa, se llenó de una intensidad más profunda, mucho más llena de tristeza y una débil esperanza, casi como si fuese un ruego—: Si en algún momento crees que Eren y tú no pueden seguir juntos, por la razón que sea, te lo suplico, Levi, no lo rompas. Él no es como tú ni como yo; para Eren todo siempre es más intenso, más profundo, más abrumador. Los golpes que a nosotros nos pueden tumbar, a él pueden despedazarlo. Ya lo he visto hecho añicos, y en dos años no ha logrado recuperarse del todo, ni una mínima parte, te lo aseguro. No creo que logre soportarlo otra vez.

Las palabras de Frieda, cargadas de mil emociones diferentes, le calaron hondo, tal vez porque él mismo ya tenía una vaga impresión de ello.

Siempre había pensado que personas como Farlan o Hange eran propensas a las emociones intensas y a los sentimentalismos desmedidos; sin embargo, tras conocer a Eren, Levi había descubierto que nada de ello se comparaba a lo que el mocoso experimentaba. El chico parecía sentirlo y vivirlo todo con una intensidad desconcertante, tanto que, con una sola fotografía, este había logrado poner su ordenado mundo de cabeza, apropiándose de su corazón de manera irremediable.

—¿Y si es Eren quien acaba por romperme a mí? —le preguntó finalmente a la joven mujer, apoyando la espalda contra el respaldo del columpio y cruzando los brazos sobre el pecho.

Frieda, no obstante, le sonrió con suave sinceridad.

—Si has visto sus fotografías, entonces ya sabes la respuesta a esa pregunta —le dijo ella—. Nadie que pueda mostrarte su alma de esa manera tan total y desnuda, va a hacerte daño de forma intencional, jamás. Lo que Eren te está dando es un regalo, Levi, así que no lo desaproveches.

Como si hubiese sido invocado al pronunciar su nombre, el mocoso apareció allí repentinamente. Tenía las mejillas enrojecidas y cierta ansiedad nerviosa reflejada en su verde mirada, pero nada más verlo sentado allí junto a Frieda, pareció llenarse de alivio.

—Dios, te he buscado por todos lados —le explicó de forma atropellada, sus ojos clavándose con insistencia en él—. Le pedí a Armin que te buscara y te explicara la situación, pero, por más que luego lo llamé, no logré contactarlo para saber dónde estabas, Levi. Cuando preguntó al resto, Connie me dijo que te había visto salir con Frieda al jardín, y yo…

Esta, poniéndose de pie con perfecta elegancia, se dirigió hacia donde estaba el chico para palmear suavemente su morena mejilla con aquel tipo de afecto fraternal que Levi le había visto ocupar antes con su propia hermana pequeña.

—Lamento haberte preocupado, Eren; pero ya estás aquí. Todo está bien. —Volviendo una vez más su atención hacia él, Frieda le obsequió una ligera sonrisa llena de secretismo—. Bueno, Levi, debo ir a ocuparme del resto de mis invitados y a asegurarme de que la casa siga entera por lo menos hasta que llegue la medianoche; dentro de unos pocos minutos más —señaló al observar la hora en su delicado reloj pulsera—. Pero te dejo en buenas manos. Ha sido un gusto el que hayamos podido hablar.

—Lo mismo digo —contestó él. Esta sonrió en respuesta y dio un ligero apretón a la mano del mocoso antes de dirigirse una vez más hacia la casa con paso tranquilo.

Eren, que también contemplaba su marcha, se volvió a verlo una vez Frieda se perdió de vista. Sus ojos verdes, llenos de disgusto y sospecha, lo taladraron nada más quedar a solas; era evidente el enorme esfuerzo que este estaba haciendo para no mostrar su enfado.

—¿De qué hablabas con Frieda? —inquirió receloso—. No pensé que iban a llevarse tan bien.

Divertido por aquel pequeño arrebato de celos, Levi estiró una mano en su dirección para que este la tomase, tirando de él para que se sentara a su lado en el columpio. La distancia entre ambos era prudente, por supuesto, nada demasiado comprometedor; pero tras ese pequeño tiempo alejados el uno del otro, le resultó reconfortante volver a contar con su cercanía.

—De nada que deba inquietarte. —Al ver como el ceño de Eren se fruncía lleno de molestia, él le sonrió irónicamente—. Tch, que mocoso más tonto eres.

—No soy un mocoso tonto —replicó malhumorado, pero antes de que pudiese decir algo más, Levi acortó la distancia entre ellos y dejó caer su cabeza sobre el hombro derecho del chico. De inmediato notó como este se tensaba a causa de la sorpresa, pero no se apartó, aunque de seguro se sentía tentado de hacerlo—. Levi, pueden vernos… —comenzó Eren, dubitativo, pero él le dio una pequeña patada en la pierna que lo hizo callar de inmediato.

—¿Y qué más da, mocoso? Todos allí dentro suponen que somos pareja, ¿no? Además, ¿no te lo dije ya? Que te importe una mierda lo que el resto piense.

Para su sorpresa, en vez de dudar y alejarse como él pensó que iba a hacer, Eren inclinó su castaña cabeza hacia la suya, permitiendo que descansara sobre esta en un gesto muy íntimo.

—¿Y eso es lo que somos, Levi? ¿Una pareja?

Él suspiró quedamente, encogiéndose de hombros.

—Somos algo. Probablemente mucho más que eso —respondió con sinceridad, oyendo como el otro contenía la respiración ante sus palabras—. Eres el maldito idiota al que le estoy dando el permiso de romperme el corazón si así lo desea, joder; pero, si lo haces, Jaeger, te juro que te daré una paliza que no olvidarás en tu puta vida. Ni se te ocurra olvidarlo.

Un jadeo ahogado, o un sollozo contenido, no estaba seguro, escapó de los labios del chico tras oírlo. Al sujetar su mano para entrelazarla con la suya, lo sintió temblar un poco y aferrarse a él casi con desesperación, como si este tuviese mil emociones contenidas dentro suyo y la incapacidad de poder sacarlas fuera de otro modo.

—No lo haré. Nunca. Yo… —Levi lo sintió inspirar profundo, temblar un poco más y aferrarse a él como si la vida se le fuera en ello—, te estoy dando la misma posibilidad, Levi —susurró Eren casi de forma inaudible, escondiendo a continuación el rostro en la expuesta curva de su cuello como hacía cada vez que el bochorno o los nervios podían con él.

Sonriendo, subió una mano para acariciar el desastre que era el cabello del otro, como parecía estar siendo ya una costumbre entre ambos. Realmente, se dijo sorprendido, era alarmante ver la cantidad de pequeños detalles que parecían estarse convirtiendo en algo habitual entre los dos. Lo dicho, conocer a Eren había trastocado su mundo de manera irremediable. Pero no se arrepentía.

—No lo haré. Nunca —repitió, utilizando las mismas palabras que el mocoso le había dicho apenas un par de minutos antes—. Y si en algún momento sientes que estoy a punto de joderlo todo, tienes mi permiso para darme una paliza —añadió solemne.

Tal y como esperaba, Eren se rio, apartando nuevamente el rostro de su cuello para poder mirarlo; aquel par de ojos verdes, que le gustaban tanto, llenos de sincera diversión y una ligera sonrisa dibujada en sus labios.

—Si te tomara la palabra y lo hiciera, me la devolverías, Levi.

—Probablemente, pero haría un enorme esfuerzo por aguantarme los primeros golpes.

Eren rompió en carcajadas nada más oír su respuesta, riendo de aquella forma despreocupada que él había descubierto le encantaba y que este no solía utilizar demasiado a menudo, aunque últimamente era más frecuente que antes. Sin poder evitarlo, Levi recordó las palabras de Frieda diciéndole que él había sido el propulsor del cambio en el mocoso, o mejor dicho, de su pequeña recuperación; algo que lo llenó de un sentimiento cálido que pocas veces había experimentado, porque siempre le era difícil creer que era bueno para alguien más.

—Oi, mocoso —le dijo para llamar nuevamente su atención, esperando a que la risa remitiera antes de proseguir—, lo decía en serio —añadió, decidido a decir aquello antes de perder completamente el valor—. Si es por ti, no me importa acabar con el corazón roto, aunque sea una mierda. Cuando llegué aquí no era más que un desastre y tú lo reparaste, así que es tuyo por derecho. Conocerte, es lo mejor que me ha pasado en la vida, Eren. No sabes cuánto me alegro de poder estar hoy junto a ti.

El estallido de la jubilosa cacofonía proveniente del interior de la casa los sorprendió, al igual que el contemplar como el cielo nocturno se iluminaba a la distancia con las coloridas formas de los fuegos artificiales. El final de un año y el comienzo de otro que llegaría lleno de nuevas ilusiones y deseos.

—Entonces, permíteme seguir a tu lado —le dijo Eren rompiendo sus pensamientos, posando brevemente sus labios sobre los suyos antes de mirarlo con aquellos ojos imposibles que hablaban de un mundo que Levi no conocía y que, sin embargo, lograba vislumbrar en ellos cada vez que estaban juntos.

Y cuando sus manos se entrelazaron una vez más, y la mirada de uno se perdió en la del otro, él comprendió que aquello, más que una petición, era una promesa; una forjada en el inicio del nuevo año y cargada con todas las esperanzas de dos corazones destrozados y heridos que, al encontrarse, se habían sanado uno al otro.

Notas finales:

Lo primero, como siempre, es agradecer a todos quienes hayan llegado hasta aquí. Espero que realmente la lectura fuese de su agrado y compensara el tiempo invertido en ella.

Lo segundo, es disculparme por esta larga ausencia de más de un mes con esta historia. Bueno, algunos sabrán que he estado con ciertos asuntos familiares complicados que han recortado mucho mi tiempo libre, y por lo mismo estas dos últimas semanas he estado un poco desconectada y fuera de casa, recién volviendo ayer a mi rutina, podría decirse.

Pero, a pesar de todo, la actualización ya está aquí; así que espero que por lo menos valiera la pena la espera y el título del mismo no les haya asustado antes de leerlo, ya que este capítulo ha sido bastante tranquilo y dulce, desde mi punto de vista al menos; pero lo más importante, es que de él se desencadenarán tres acontecimientos muy relevantes para Eren y Levi y lo que es su relación. Puede que más de alguien quedara con la impresión de que ambos protagonistas pasaron poco tiempo el uno con el otro en esta actualización, pero eso no quita que muchas de las cosas que hagan y piensen sean por el otro. Así que, pido un poquito más de paciencia para todas aquellas personitas que sienten que todo avanza muy lento por aquí; aunque lo haga, jaja.

Para quienes siguen otras de mis historias, aviso que, aunque la siguiente actualización debería ser para Hilo Rojo, del fandom de KnB, en esta oportunidad el capítulo volverá a ser para In Focus. Esto se debe a dos cosas: la primera de ellas, es que ya tengo parte del capítulo escrito (puede que no actualice, pero siempre estoy escribiendo); la segunda, es que Hilo Rojo entrará a corrección esta semana, ya que solo está a dos capítulos de terminar y deseo que quede lo mejor posible antes de llevarla su fin.

Como la mayoría sabe, en un principio no contaba con la ayuda de un beta para las correcciones, así que muchas veces los capítulos de todas mis historias tenían innumerables fallas. Maravillosamente, mi querida Akira Kousei apareció en mi vida y ella obró milagros, ayudándome y enseñándome a corregir mis errores feos y tontos. Es por eso que historias como La Joya de la Corona, Cantarella y Amar en Tres Tiempos, están ya corregidas al completo, mientras que el resto sigue en trabajo de su mejoría, que irá terminándose poco a poco. Hilo Rojo será la siguiente.

Igualmente, mañana prometo responder todos los mensajes y comentarios que tengo atrasados, en todas las plataformas. Me ha sentado muy mal esta demora, pero como dije, llevo dos semanas desconectada de casi todo. De todos modos aviso para los lectores de Fanfiction.net, Amor Yaoi y AO3, que en algunas ocasiones dejo anunciados en la página de Wattpad avisando por los atrasos y sus motivos. Es la única de las plataformas que me lo permite, así que quizás en ella puedan encontrar a veces una respuesta más pronta que enviarme un mensaje que demore algunos días en leer y responder como ahora. Mil disculpas por todas las molestias.

Una vez más muchas gracias por su infinita paciencia y por seguir pendiente de esta historia. Gracias también a todos los que comentan, envían mp´s, votan y añaden a sus favoritos, listas, alertas y marcadores. Son siempre la llamita que mantiene encendida la hoguera.

Un abrazo a la distancia y mis mejores deseos para ustedes. Hasta la siguiente.

 

Tessa.

 

PD: Aunque esto no tiene nada que ver con mis historias, ¿alguien vio Given? En mi caso finalmente pude verlo esta última semana, ya que aparte de SnK, no suelo ver series en emisión (en ello, lamentablemente, me supera la impaciencia); y no se imaginan como este anime ha alegrado mi semana mucho más de lo que esperaba. Así como Himemiko es mi reina doujinka respecto al fandom de SnK, Natzuki Kizu (Gusari), fue y sigue siendo mi reina doujinka del fandon de KnB (aunque también tiene un doujinshi riren), y cuando al fin se convirtió en mangaka, mi gusto y admiración por sus historias no remitió ni un poco. Ella fue una de las principales responsables de llenar mi corazón de mil emociones, de provocar mis incontrolables lágrimas, volar mi cabeza con ideas y llevarme a inventar historias que acabé por llevar a una plana. Es por eso que al ver durante estos días el anime de un manga que amo, me recordé porque y como comencé con esto; y me sentí muy agradecida, porque ciertamente ha valido la pena.

Así que si alguien aún no lo ha visto, o no se anima, ¡hágalo! Es una historia 100% recomendable: por sus personajes, por su trama, ¡por su música! Pero, sobre todo, por la enorme cantidad de emociones y sentimientos que se pueden extraer de esta. Por demostrar que una buena historia, no necesita del sexo como base para que el lector conecte con ella y siga esperando por descubrir más una y otra vez.


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