Son las seis en punto cuando la alarma del matrimonio Potter se activa, Ginny es la primera en despertar y se incorpora para apagarla, se gira hacia su esposo y le da un suave beso en los labios antes de dirigirse al cuarto de baño para darse una ducha, mientras tanto el moreno se permite un momento de pereza, se estira en la cama y gime con satisfacción cuando escucha su columna acomodarse, como cada mañana se levanta cuando el aroma del café recién preparado le invita a hacerlo, sonríe imaginándose el desayuno que Dobby y Kreacher deben de estar preparando. Una vez estando de pie hace un suave movimiento de varita y la cama ya está de nuevo hecha y fresca, mientras la ducha se desocupa se dirige a su closet y se toma tiempo para elegir la ropa del día de hoy, pues aunque deteste la idea sabe que la imagen del jefe de aurores es importante, después de revolver un rato entre sus túnicas se decide por una color Oxford de corte moderno y algo ceñida al cuerpo y debajo de esta como siempre un traje sastre y camisa de color negro obsidiana hechas a la medida, zapatos negros de corte italiano y gemelos color plata, sin corbata, Merlín sabe que nadie lo obligara a usar corbata, ni siquiera en la boda lograron que la usara.
Coloca su vestimenta sobre la cama y sonríe satisfecho, dicha sonrisa se amplía aún más al recordar que la última vez que uso esa túnica, cierta persona le dijo que era su favorita.
-Me encanta como te luce esa- dice Ginny a su espalda mientras sale del baño
-Lo sé- contesta Harry aun sonriendo y le besa la mejilla antes de adentrarse al baño
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-¡Hey, cara-rajada!- le gritan a Harry mientras camina por uno de los largos pasillos del ministerio de magia, el suspira con fuerza y se detiene a mitad de su trayecto a la oficina del ministro Kingsley
-Hola Draco- le contesta con una sonrisa ignorando el insulto, a pesar de que ahora su relación con el heredero Malfoy es buena, los apodos siguen siendo parte de la misma
-¿Te diriges con Kingsley?- le cuestiono el rubio mientras se acercaba
-Sí, hay algunos asuntos un tanto delicados que debo tratar con él en calidad de urgente…
-¿Sobre mortifagos?- le interrumpió el Slytherin
-¿Cómo la sabes?- le cuestionó preocupado
-Soy un inefable, lo sé todo- le contestó con sorna
-Escúpelo hurón- dijo Harry cruzando los brazos
-Encontré algunos datos en el departamento de misterios que como jefe de aurores, podrían ser de tu interés- susurró- pero no los podemos discutir aquí
-Estaré libre en una hora- le contestó mirando su reloj- ¿Podremos discutirlo con calma y una taza de té?
-Me parece bien, ¿Tu oficina o la mía?
-Hace tiempo que no visito la oficina del jefe inefable- dijo el moreno con una sonrisa- Te veré ahí…
-Excelente- contesto dando media vuelta antes de detenerse- y Harry… esa túnica te luce exquisita- susurró con un guiño antes de irse
-Lo sé- contestó el león para sí mismo y continuo con su camino
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El ojiverde dejo su pluma en el tintero y se estiró contra la nada cómoda silla haciendo sonar su columna, masajeo su cuello con la mano izquierda mientras con la otra hacía a un lado todas las demás órdenes y memorándums que tenía pendientes por leer, autorizar o derivar con su jefe, suspiró con fuerza tratando de lidiar con la frustración que le inundaba cada que tenía que lidiar con tales cantidades de papeleo, pero sabía que no debía quejarse, pues tenía el trabajo soñado, el joven se rió y antes de poder continuar con aquel tren de pensamientos se vio interrumpido por su asistente, quien entraba con una bandeja
-Pensé que tendría hambre Sr. Potter- le dijo la chica con una suave sonrisa y depositando la bandeja en la mesa conjunta
-Eres un encanto- le dijo con una sincera sonrisa- De no ser por ti moriría de inanición…
-Bueno, note que hoy no salió a comer con su esposa, además es mi trabajo jefe…
-Harry- le interrumpió acomodando los papeles sobre el escritorio- Te he dicho que me llames Harry
-Lo lamento, la fuerza de costumbre- susurró retirándose no sin antes hacer una observación- Por cierto, te ves muy bien con esa túnica, Harry…
-Lo sé- contesto el auror con una sonrisa mientras la veía salir del despacho
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-¿Listo para ir a casa Harry?- cuestionó Ron asomándose al despacho de su mejor amigo
-Claro que si Ron- le contesto mientras terminaba de guardar sus cosas en el maletín y ordenaba los papeles de la oficina con un movimiento de varita
-Tan puntual como siempre- se burló Hermione entrando al lugar- Ginny debe adorarte aún más por ello
-Ella sabe que debo checar los orfanatos y organizaciones en persona o no estaré tranquilo- dijo defendiéndose
-Pero no tiene que ser diario…
-Son más de seis orfanatos y nueve organizaciones de las cuales soy patrocinador o asociado- le interrumpió mirando su reloj, faltaban diez minutos para las seis- no es nada fácil asegurarse de la buena administración de todos y cada uno de ellos…
-Tranquilos- intervino el pelirrojo mientras guiaba a su esposa fuera de la oficina- unos vente o treinta minutos tarde no harán que mi hermanita pierda la cabeza
Se sumergieron en una agradable plática mientras caminaban al área de chimeneas del ministerio, pues ninguno de los tres se había acostumbrado jamás a usar la aparición como medio de transporte, una vez llegando al gran vestíbulo se detuvieron para despedirse
-Nos vemos mañana Harry, y no olvides que el domingo hay reunión en la madriguera- susurro Hermione abrazándole
-Jamás lo harías, Molly nunca me perdonaría- se burló mientras respondía el abrazo con fuerza
-¡Cuidado!- se quejó Ron separándolos- Bebé en camino, recuérdalo…
-¡Oh, vamos Ron!- rio Harry- apenas son unas cuantas semanas, el medimago ni siquiera lo ha confirmado
-No me arriesgaré- le contestó el aludido, consiguiendo una sonora carcajada de su amigo y esposa
-No volverá a suceder- dijo el ojiverde solemne
-Espero y pronto nos den la sorpresa también…- soltó sin más el pelirrojo, olvidándose por completo de la situación de su mejor amigo
-¡Ron!- chilló la mujer regañándole- Harry, lo lamento tanto…
-No hay problema Mione- le restó importancia con una sonrisa triste e intentando ocultar su incomodidad
-Lo siento hermano, sabes que soy un idiota…- apenas susurró la comadreja con el rostro tan rojo como su cabellera
-Está bien- volvió a decir zanjando el tema- me voy chicos- y con una última sonrisa fingida ingreso en la chimenea desapareciendo del lugar exactamente a las seis con diez minutos.
Harry se apareció frente a Black Manor (pues nunca se atrevió a reclamar Grimauld Place como propiedad Potter) justo a las nueve y suspiro con fuerza recordándose a sí mismo la importancia de sus acciones, poniendo su mejor sonrisa, o por lo menos la mejor que pudo lograr, entro a la casa para terminar otro día a lado de su mujer.