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JONGTAE ONE SHOTS (100% LEMON) por Caroand

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Notas del capitulo:

Olis, nuevo one-shot.

Enjoy it :)

Hace 6 meses


—No es un compromiso real —dijo Jonghyun, y juro que lo vi poner los ojos en blanco en esa frase—. Lo hice para vengarme de Kibum por comprometerse con ese imbécil. Sip, y la abuela obviamente sabes que está encantado, pero aun así. Sí, ya lo sé. No es algo serio...


Cerré la puerta en silencio y la miré con los ojos abiertos. Los golpes en mis oídos ahogaron el resto de la conversación. Estaba hablando con su hermana, eso ya lo sabía. Tampoco era estúpido. Acepté el compromiso falso. Jonghyun nunca había mentido ni fingido nada cuando estábamos solos, pero esa era la cosa, últimamente, las cosas habían cambiado. Se lo atribuí a nosotros teniendo sexo la semana pasada. Fue una tontería, un descuido, y no deberíamos haberlo hecho. Definitivamente no deberíamos haber repetido el error siete veces desde entonces.


Ahora las cosas estaban raras entre nosotros. No podría decirte el momento exacto en que lo noté, pero lo hice. Fue la forma en que me miró, la forma en que me tomó de la mano mientras mirábamos una película cuando no había nadie alrededor para vernos. Repetí la conversación unilateral que acababa de escuchar de nuevo, mi labio temblando mientras analizaba el sonido de su voz. No estaba mintiendo cuando dijo que esto entre nosotros no era nada importante. Lo conocía lo suficiente como para saberlo.


Miré hacia abajo a la carta que ahora estaba arrugando, la que contenía palabras que me hacían estallar de felicidad. La carta que decía que había sido aceptada en el programa de residencia en Cambridge. La que me daba una salida de toda esta farsa. Volví al departamento que ahora compartíamos para mostrarle la carta a Jonghyun, esperando emoción y celebración. En vez de eso, me encontré con una conversación que desearía no haber escuchado nunca.


Con los hombros caídos, volví al ascensor, bajé al vestíbulo y salí del edificio. Hemos sido los mejores amigos desde que tengo memoria, y seguro que las líneas entre amistad y relación se desdibujaron a veces, pero al final del día, teníamos un voto silencioso de no hacernos daño el uno al otro.


Traté de regañarme. Traté de decirme que estaba siendo estúpido por dejar que esto me afectara porque técnicamente estaba siendo estúpido, pero fue escuchar esas palabras lo que me hizo darme cuenta de algo más, algo mucho más aterrador de lo que había estado dispuesto a admitir ante mí mismo: Me estaba enamorando de él. Amor de verdad. No la mierda falsa que hemos estado haciendo la mayor parte de nuestras vidas.


**********


—Mierda —exhalé, alejando el rostro del teléfono para reducir la culpa que sentía por ignorar su llamada.


—Creo que deberías decirle cómo te sientes —dijo Sulli—. Él también está enamorado de ti, ¿sabes?


—¿No escuchaste nada de lo que te dije en el camino? No está enamorado de mí en absoluto. —Tragué para mantener mis emociones a raya—. Además, me lo habría dicho si lo estuviera. Jonghyun es honesto hasta la médula.


—No sé cómo decirte esto, pero eres un poco intimidante. ¿Has considerado que tal vez solo tiene miedo de decírtelo?


—¿Cómo soy... cómo soy intimidante? Soy un desastre. Soy la persona menos intimidante que existe.


—Un desastre —resopló, arrugando su nariz ante el sonido—. Si eres un desastre, ni siquiera sé qué dice eso del resto de nosotros.


La miré fijamente mientras continuaba despotricando. Cuando terminó, dejó de respirar y se encogió de hombros mientras se llevaba su copa de vino a los labios. Volví a mirar por la ventana. El departamento de Sulli estaba mirando hacia adentro, así que no es como si tuviera una vista espectacular de la ciudad. La idea de que Jonghyun me encontrara intimidante era absolutamente ridícula. Él era el que intimidaba. Tenía toda su vida planeada antes de que naciera.


Mi teléfono volvió a vibrar. Mis entrañas se enroscaron. No tenía que mirar la pantalla para saber que era él quien llamaba.


—No puedes esconderte para siempre —dijo Sulli.


Puse una mano sobre mi teléfono, la vibración recordándome que ella tenía razón. No podía esconderme para siempre. Tenía que decirle que me iba y que no volvería por un tiempo. Jonghyun había ido a Cambridge conmigo. Habíamos estado juntos todo el tiempo en Londres, así que sabía que volver sin él sería un poco raro, pero mis instintos de huida me estaban golpeando demasiado fuerte como para pensarlo demasiado en este momento. Necesitaba salir del aprieto de decirle que podría estar enamorado de él.


**************************************************************************  


—Bueno, ¿cuál es la gran noticia? —preguntó la abuela de Jonghyun.


—Sí, ¿cuál es? —dijo Jonghyun. No tenía que mirarlo para escuchar la irritación de la cuchilla de la preocupación en su voz.


—Cambridge me aceptó en su programa de residencia. —Me sentí sonrojar.


Odiaba que me prestaran atención, y estas eran grandes noticias.


—¡Eso es maravilloso! —jadeó Nona, cubriendo su boca mientras masticaba el pan y sonreía. Miró a Jonghyun —. ¿No es maravilloso?


—Sí, es maravilloso —respondió Jonghyun en un tono que sonó todo menos maravilloso. Eso fue lo que me molestó. Finalmente lo miré, solo para encontrar sus ojos buscando los míos—. ¿Cuándo ibas a decírmelo?


—Hoy. —Bajé mi menú—. Recibí la carta hoy.


—¿En casa?


—Sí.


—Entonces, ¿fuiste a casa, recibiste la carta y te fuiste? —Sus ojos se entrecerraron un poco. Otro día, en otras circunstancias, su mirada puntiaguda me habría hecho marchitar, pero hoy no. Mantuve la cabeza bien alta.


—Fui a casa de Sulli.


Asintió lentamente, algo que parecía traición llenando sus ojos.


—Así que se lo dijiste a ella antes que a mí.


—No estamos en la escuela primaria, Jonghyun. Tengo permitido contar primero las noticias a quien sea. Eso no quita nada de nuestra amistad.


—Correcto. —Tiró el menú y pidió sus habituales ñoquis.


—¿Se lo dijiste a tu madre? —preguntó Nona.


Asentí, sonriendo.


—La llamé de camino hacia aquí.


—Debe estar muy orgullosa. —La sonrisa de Nona me hizo sonreír ampliamente—. Nosotros también estamos orgullosos.


—Gracias.


—Nuestro pequeño Taemin —dijo sonriendo—. Será mejor que hagas algo especial por él, Jonghyun.


No me molesté en mirarlo de nuevo, pero su silencio siguió alimentando mi ira.


**********


—Podrías haber enviado un mensaje de texto, llamarme, cualquier cosa. —Sus pasos estaban justo detrás de mí.


—¿Cuál es tu problema? —Me di la vuelta. Dejó de caminar—. ¿Estás enfadado realmente porque se lo dije a otras personas antes de decírtelo a ti? Eso es mezquino, incluso para ti.


—Estoy enfadado porque teníamos planes y tú me plantaste, cosa que nunca haces. Ni siquiera contestaste mis llamadas ni mensajes de texto. ¿Es tan difícil levantar tu teléfono y decirle a alguien que no vas a venir a almorzar?


—Así que esto es sobre el almuerzo.


—Entre otras cosas, sí.


—¿Podemos hablar de esto mañana? —Llevé las manos a mi cabeza y masajeé mi sien. Todo esto me estaba dando un gran dolor de cabeza—. Estoy exhausto y honestamente, no voy a permanecer aquí y dejar que me hagas sentir mal por algo que significa tanto para mí.


Antes de que pudiera decir una palabra más, su teléfono empezó a vibrar. Vi como lo sacaba del bolsillo de sus jeans, miraba la pantalla... con lo que casi con seguridad decía: Kibum. Me miró por última vez antes de contestar y se alejó. No sabía qué era lo que más me molestaba, el hecho de que respondiera a la llamada y se fuera como si la discusión que estábamos teniendo fuera insignificante o el hecho de que fuera él quien lo estaba llamando. De cualquier manera, yo había terminado. Me duché, me cambié y empecé a hacer las maletas antes de dormirme. Necesitaba irme en dos días y no tenía tiempo para dramas insignificantes.


**************************************************************************  


6 meses después


- ¿Has hablado con Jonghyun? —preguntó Sulli como si percibiera mis pensamientos.


—No. No en un mes.


—¿Un mes? —gritó—. ¿Qué demonios...? ¿Cómo es eso posible para ustedes dos?


—Bueno, se comportó como un imbécil cuando me iba, y aunque se disculpó y empezó a comportarse como un verdadero amigo de nuevo, volvió a ser el mismo imbécil hace poco más de un mes. Apenas tengo tiempo para dormir y definitivamente no tengo tiempo para eso.


—Vaya. ¿Así que ni siquiera le vas a decir que vas a estar aquí por unas semanas?


—No.


—¿No lo extrañas?


—Sí, pero ese no es el punto.


La verdad es que lo extrañaba muchísimo. Después de que me pidió disculpas por haberse comportado como un niño por mi aceptación, me hizo una increíble fiesta de despedida. Había conducido hasta Cambridge conmigo y me ayudó a desempacar mis cosas. Después de eso, las cosas estuvieron bien por un tiempo. Llamaba todos los días, pero luego estaba ocupado. Nuestros horarios no coincidían. Yo trabajaba mientras él dormía y viceversa. Hace unos dos meses, dejó de intentarlo y yo traté de no pensar en lo que eso significaba. ¿Había seguido adelante? Probablemente. Me había enterado por un rumor, también conocido como Sulli, que Kibum había roto su compromiso. Eso solo me dio una razón para creer que había seguido adelante... con él.


Me dije que no tenía tiempo para pensar en tales cosas, que ahora era doctor y que a los doctores no les importaban esas cosas, pero era una mentira. Me importaba mucho, pero no iba a decírselo. Sentí egoísta de mi parte decirle a quién ver o no ver cuando ni siquiera estaba disponible para darle una hora de tiempo telefónico conmigo. Era sexy, joven, exitoso y de buen corazón. Se merecía un gran hombre a su lado. Ese gran hombre no era Kibum, pero no era yo quien debía decidirlo. A veces amar a alguien significaba dejar que se fuera.


—Ya no llevas tu anillo de compromiso —señaló Sulli.


Me mordí el labio.


—Pero lo tengo conmigo.


—¿Lo usas normalmente?


Asentí con la cabeza. No solamente lo llevaba puesto, sino que lo usaba como excusa para no tener citas con los pocos tipos que habían intentado invitarme a salir. No estaba seguro de cómo la gente de mi programa encontraba el tiempo para tener citas.


—No es salir lo que están haciendo —dijo Sulli, sonriendo—. Estoy bastante segura de que solo están follando.


—Sí. Parece que no puedo aceptar todo el asunto del sexo casual. —Me encogí de hombros.


—Bienvenido a los veintiocho, Tae. Eso es lo que la gente hace hoy en día. Incluso tienen aplicaciones para ello.


Me reí.


—Estoy bien, gracias. Estoy seguro de que encontraré tiempo para salir ahora que el primer año ha terminado. Dicen que es el más agotador.


—Por tu bien, espero que tengan razón. Tienes grandes bolsas bajo los ojos y esa no es una buena vista.


Nos reímos de eso.


—¿Seguro que a Minho no le importará que me quede en tu casa?


—Ya no vive allí y estoy bastante segura de que tiene una nueva novia —Se encogió de hombros como si esto no fuera gran cosa. Tal vez no lo era. Quien siquiera sabía las reglas de las citas—. Además, ya te dije que necesito toda la ayuda que pueda conseguir. Necesito empacar antes del fin de semana.


—No puedo creer que te mudes.


—Bueno, ya no estoy saliendo con un magnate, así que como que tuve que mudarme.


—Bueno, estoy feliz de ayudar. Solamente quiero pasar desapercibido y relajarme mientras estoy aquí.


—Acerca de eso... — Sulli estacionó el auto y me miró—. Le dije a Taeyeon que iríamos a su casa. Va a hacer una fiesta de inauguración y no pude decir que no.


—¿Taeyeon, la prima de Jonghyun? —La miré fijamente mientras asentía con la cabeza. Al menos tuvo la decencia de avergonzarse por ello—. Odias a Taeyeon.


—No juzgues. —Se rio—. No la odio. Simplemente no encajaba bien con ella en la universidad. Ahora somos adultas. Además, me encontré con ella y me invitó. No podía decir que no.


Agité la cabeza al salir del auto y saqué mi chaqueta del asiento trasero.


—Iré, pero estoy totalmente juzgando.


**************************************************************************


—¿Y si está saliendo con alguien?


Sulli me ofreció una sonrisa comprensiva.


—Rompemos sus rodillas.


—Hablo en serio, Suliy.


—Lo sé —Suspiró—. No sé qué quieres oír de mí. Te sigo diciendo que le digas cómo te sientes y te ahorres el dolor y continúas ignorándome.


—No puedo —susurré.


—Pues bien, tienes que aceptar las consecuencias por haberte etiquetado como amigo y ponerte tus calzones de chico grande si lo ves con otro hombre.


Gemí cuando salimos del ascensor. Ella tenía razón, por supuesto. Necesitaba estar de acuerdo con la posibilidad de que Jonghyun estuviera aquí y que él pudiera estar aquí con alguien más. Taeyeon sonrió ampliamente cuando nos vio al otro lado de la puerta.


—Oh, Dios mío, ¡Tae! —Envolvió sus brazos alrededor de mí y me dio un fuerte abrazo—. ¿Cuánto tiempo estarás en la ciudad?


—Unas pocas semanas.


—¿Semanas? —chilló mientras se alejaba—. ¿Por qué no respondiste a la confirmación de asistencia para mi boda el próximo fin de semana?


—¿Te vas a casar? —Mi mandíbula cayó—. ¿Pensé que el matrimonio era para personas necesitadas que necesitan tener un recordatorio constante de que no están solos en el mundo?


—Oh, Dios mío. — Taeyeon escondió un feroz sonrojo detrás de una carcajada—. ¿Cómo recuerdas eso?


Me encogí de hombros.


—Es un lunático. Así es cómo —dijo Sulli a mi lado.


Taeyeon me soltó y le dio un abrazo a Sulli antes de que entráramos en el departamento, que solo podía describir como bañado en lujo.


—Caray —susurré.


—Lo sé. Jinki lo hace muy bien por sí mismo.


— Tienes que darme los detalles.


—Me sorprende que mi primo no te haya informado. —Levantó una ceja, mirándome con una mirada de complicidad—. ¿Qué pasó entre ustedes dos de todos modos? En un momento eran inseparables, al siguiente terminas por irte.


—Mi residencia ocurrió —le expliqué, tratando de ignorar la caída en mi estómago.


¿Jonghyun había seguido adelante? Debió hacerlo, por la mirada que ella tenía en su rostro. ¿Estaba aquí con otro hombrer? Mi estómago se revolvió ante la posibilidad. Me di cuenta, mientras estaba allí, reflexionando sobre estos escenarios, que ninguna sustancia, provista médicamente o de otra manera, iba a ayudar a reducir mi ansiedad por esto. Afortunadamente, Jonghyun no estaba allí.


—Espero que estés planeando usar esta área —le dije, asimilando todo.


—Oh, sí, fue lo que me convenció. Sin embargo, Jinki trabaja hasta tarde, así que es posible que tengamos muchas noches de chicos aquí.


—Cuenta conmigo —dijo Sulli.


—Y conmigo, cuando me mude de regreso.


Taeyeon sonrió.


—Vamos a quedarnos aquí por un rato para que podamos hablar.


—¿No tienes que jugar a la anfitriona? —preguntó Sulli.


—Estoy segura de que van a sobrevivir. Jinki estará en casa en cualquier momento con más alcohol de todos modos. Él puede hacer el entretenimiento por un rato.


Nos sentamos alrededor de la mesa y Taeyeon comenzó a ofrecer la historia de amor con Jinkií.


—Sé que es rápido, pero cuando lo sabes, lo sabes. —Se encogió de hombros, volviendo a llenar la copa de vino de Sulli y mía.


—¿Cómo lo sabes? —preguntó Sulli.


—¿Cómo sabías que Minho no era el indicado? —preguntó Taeyeon.


—No estoy segura de que no lo fuera. Realmente no pensé mucho en eso. — Sulli se encogió de hombros—. Simplemente no creo que encontrar el amor sea el fin de la existencia de todas nuestras vidas, ¿sabes?


—¿Cómo sabes que Jonghyun no es el indicado? —No estaba seguro de cuál era la pregunta porque solo estaba prestando atención a medias, pero sentí sus dos ojos en mí. Lamí mis labios y aclaré mi garganta.


—Me imagino que hemos tenido tantas oportunidades para hacerlo oficial y no lo hemos hecho. —Me encogí de hombros, ignorando el nudo en mi garganta al decir las palabras.


—Recuerdo que cuando salías con Jongin, Jonghyun estaba tan enojado. Ninguno de nosotros podía soportar estar en una habitación con él —dijo Taeyeon, riendo mientras negaba con la cabeza—. Parecía bastante obvio para todos nosotros que él tenía sentimientos por ti.


—¿Qué dijo? —preguntó Sulli —. ¿Por qué no le dijo nada a él?


—Estaba convencido de que simplemente no le gustaba Jongin para Taemin, pero no tenía nada en contra del tipo. — Taeyeon puso los ojos en blanco.


Me estaba sintiendo relajado cuando los ojos de Taeyeon se agrandaron mientras miraba algo o alguien sobre mi cabeza. Por la forma en que miraba entre la persona y yo, sabía que tenía que ser Jonghyun. Mi corazón se aceleró, rápido y pesado. Los vellos en la parte posterior de mi cuello se levantaron. Traté de actuar de forma natural, me relajé, pero mi espalda se tensó y mi mandíbula se apretó y me senté más erguido que en toda la noche.


Escuché los pasos, lo sentí antes de que lo oliera, lo olí antes de que apareciera, el olor de la colonia boscosa y la fresca loción para después de afeitar, la que había estado envolviéndome desde que comenzó a usarla en su época. No miré hacia arriba.


—Buenas noches —dijo. Mi corazón dio una patada aún más fuerte—. Taeyeon, Jinki te está buscando.


Taeyeon se puso de pie, parpadeando hacia mí para asegurarme de que estaría bien. No podía respirar, y mucho menos responder, pero ofrecí una pequeña sonrisa de agradecimiento.


—Iré contigo para que finalmente pueda conocer al chico. — Sulli se puso de pie, dirigiéndome una rápida sonrisa y luego mirando a Jonghyun —. Hola, Jjong.


—Hola, Sulli —respondió, la voz grave me golpeó en el centro de mi pecho.


Empujé mi silla hacia atrás. Si se iban, lo natural sería que todos nosotros también nos fuéramos.


—Yo...


—Te quedarás. —Sostuvo mis hombros hacia abajo mientras las observábamos alejarse—. Solo por un momento. Me debes una conversación.


Asentí, lamiendo mis labios, a pesar de que no quería tener una conversación en este momento. Todavía no lo había mirado. Me di cuenta de que quería hacerlo. Quería actuar con normalidad y fingir que nada había ocurrido. Más que nada, quería recuperar a mi amigo, y fue en ese pensamiento que me volví y lo miré. Su cabello era un lío corto de suaves ondas, su rostro perfectamente esculpido estaba bien afeitado, sus profundos ojos cafés estaban llenos de algo, tristeza, confusión, no estaba seguro. Soltó el respaldo de mi silla y se sentó a mi lado.


- ¿Cuándo llegaste aquí?


—Esta mañana.


—Y me enviaste un mensaje de texto para decirme que estabas aquí, ¿hace una hora?


—No estaba segura de que quisieras verme. —Miré hacia otro lado, mis ojos en la azotea, las luces de los otros edificios, mientras me mordía el labio.


—¿Estás bromeando? ¿Por qué no querría verte?


—No me has llamado en un mes. —Me encontré con su mirada—. Y cada vez que hablamos antes de eso, parecía que todo lo que querías hacer era discutir.


—La última vez que te llamé, estabas saliendo con un chico a medianoche.


—Estudiando —le dije, mi voz firme—. No que debería hacer una diferencia para ti lo que estábamos haciendo juntos.


Se acercó más.


—¿No debería marcar la diferencia para mí que mi prometido estaba saliendo con un chico a medianoche?


—Prometido falso, Jjong. —Apreté mi mandíbula, pero seguí mirándolo a los ojos—. ¿No crees que es tiempo de que renunciemos a la pequeña farsa? Estoy segura de que Kibum se enteró del compromiso para ahora, especialmente después de terminar el suyo. O qué, ¿estás esperando montar una boda falsa con la esperanza de que él la interrumpirá primero?


—Maldición. —Se movió más cerca. Mi corazón latió. Se inclinó, sus labios rozando mi oreja—. Dime cómo te sientes realmente, Tae.


—Detente, Jonghyun. —Me alejé. No podía manejar la proximidad. No lo había visto en demasiado tiempo, no lo había tocado en demasiado tiempo. Trajo una mano y la puso sobre la mía, acariciándola suavemente.


—Te extraño.


—También te extraño. —Tiré mi mano de debajo de la suya y le di la mejor sonrisa de solo amistad que pude reunir, la cual no era forzada, pero tampoco era genuina ya que amistad ya no era la única cosa que sentía por él, desafortunadamente—. ¿Cómo está el trabajo?


Se quedó mirándome por un par de latidos, como si tratara de leer este cambio repentino de tema, antes de responder.


—Bien. Ocupado. Obtuvimos un contrato para renovar una vieja biblioteca, el cual ha sido un agradable cambio de los rascacielos.


—Eso suena agradable. —Levanté mi copa y tomé un sorbo—. Estoy asumiendo que vas a la boda de Taeyeon.


—Así como tú. —Se estiró y quitó la copa de vino de mi mano. Lo observé mientras tomaba un sorbo—. Confirmé por los dos.


—Por favor. —Puse mis ojos en blanco—. Es el próximo fin de semana y ni siquiera lo habías mencionado.


—Bueno, iba a llamarte antes de que se acabara este fin de semana para decirte sobre eso, pero ahora no tengo que hacerlo ya que estás aquí.


—Claro. —Tomé mi copa de vino devuelta.


—¿Cómo está yendo la residencia?


—Agotadora, pero bien.


—Bien. —Parecía que quería preguntar más sobre eso, pero no lo hizo. Miró a la vista frente a nosotros—. Esto es lindo.


—Lo es —acordé—. De ensueño.


Podía sentir sus ojos en el lado de mi rostro.


—Necesito una bebida. ¿Quieres venir conmigo?


—Seguro.


Nos levantamos y lo seguí hacia abajo, de regreso a la cocina. Había más personas en la casa ahora.


**************************************************************************  


—Sabes que puedes llamarme cuando tengas un día difícil, ¿verdad?


Estaría allí para escuchar.


—También has estado ocupado. —Le ofrecí una sonrisa dócil.


—Nunca estoy demasiado ocupado para ti, Tae. Nunca. —Su mirada sostuvo la mía mientras decía las palabras—. No quiero estar un mes más sin hablar contigo.


—Entonces no actúes como un imbécil cuando me llamas.


—Lo siento —dijo—. Yo solo... no sabía cómo manejar no tenerte cerca todo el tiempo. Me asusté un poco. Estaba siendo cien por ciento infantil y mezquino. No hay excusa para ello.


—No voy a mentir, se siente bien escucharte decirlo en voz alta.


—Me aseguraré de disculparme mucho más pronto la próxima vez. —Él se rio entre dientes, levantando mi mano y besando la parte superior de la misma. Le lancé una mirada—. ¿Qué? Dije que lo sentía, no dije que era perfecto.


Después de dejar la tienda, Jonghyun insistió en que buscáramos un traje para la boda de Taeyeon.


—Sabes, especialmente después de un mes de no hablar, no creí ni por un segundo que me fueras a hablar de la boda.


—Lo haría —dijo desde el otro lado de la puerta del vestidor.


Me encogí de hombros mientras me probaba el segundo traje de los cinco que había elegido.


—No te creo.


—Bueno, me gustaría que lo hicieras —dijo—. No te miento sobre las cosas y no tengo ninguna razón para empezar ahora.


Abrí la puerta y puse las manos en las caderas para mostrarle a Jonghyun, quien estaba tecleando en su teléfono. Cuando levantó la vista, con los ojos llenos de lujuria, supe que este era seguro.


- Maldición —susurró, aclarando su garganta—. Da la vuelta.


Lo hice, rotando ciento ochenta grados. Cuando me detuve, sonreí al ver su rostro.


—¿Así que es un sí?


—Es un maldito sí —dijo, su voz ronca y baja. Dio un paso adelante, cerrando la brecha entre nosotros, y puso una mano en mi cadera—. Eres tan jodidamente sexy, Tae.


— Jonghyun.


Sacudió su cabeza, sus ojos en los míos.


—No puedo dejar de pensar en ti. No puedo dejar de extrañarte. No puedo dejar de desearte.


Mi corazón se llenó de alegría, porque sentía lo mismo, solo que más fuerte. En lugar de responder con palabras, me acerqué, envolví mis brazos alrededor de él y lo besé. Gimió contra mi boca, un sonido que sentí directamente en mi polla. Lamió la comisura de mis labios y mordió los bordes, puso su lengua en mi boca y se balanceó contra mí, dejándome sentir lo mucho que me deseaba. Sentí que estaba ardiendo como si muriera si no tenía su boca sobre la mía, y cuando se apartó, lo volví a atraer y lo besé con más fuerza. Se apartó de nuevo.


- Tae, tenemos que salir de aquí.


Mis ojos estaban cargados de lujuria. Apenas podía mantenerlos abiertos. Negué con la cabeza.


—Te deseo. Te deseo tanto.


Gruñó contra mi boca, presionando sus labios contra los míos otra vez cuando se estiró y abrió la cremallera del pantalón. Levantó su mano y me lo bajó hasta que quedaron en el suelo.


—Joder. —Dejó escapar un fuerte suspiro mientras me bebía con su mirada—. No sé cómo demonios te dejé ir.


Abrí la boca para decir algo, ni siquiera sabía qué, pero luego su boca estaba sobre la mía y sus manos estaban sobre mi cuerpo, sus dedos pellizcaron mis pezones, abriéndose paso hasta mi polla, el calor entre mis piernas. Comenzó a mover sus dedos a lo largo de mi sexo.


- Estás tan mojado para mí, bebé —susurró contra mis labios.


Gemí mientras asentía, jadeando.


—Necesito más.


—Te daré más. Te daré todo.


Él separó más mis piernas y sus dedos se abrieron paso dentro de mí, bombeando lentamente mientras su con su otra mano bombeaba mi polla. Le arañé los hombros, mi cabeza se inclinó hacia atrás en éxtasis mientras gemía su nombre.


- Shh. Te tengo —dijo las palabras contra mi garganta mientras me lamía, me chupaba y me dejaba llevar por el orgasmo contra él. Cada hueso en mi cuerpo pareció suavizarse mientras continuaba dibujando pequeños círculos contra mí, besando mi garganta, mi boca, mi mejilla.


En los cinco minutos que tardé en vestirme una vez que él salió del vestidor, me convencí de que lo que había sucedido era una idea horrible, terrible. La razón por la que estábamos en esta extraña etapa de amistad era que antes habíamos dejado las líneas borrosas. No podía dejar que se difuminaran de nuevo, no cuando me iba en unas pocas semanas. Todavía me faltaban dos años más de residencia antes de terminar y poder mudarme aquí. Quién sabía lo que estaba pasando con la vida amorosa de Jonghyun. No era como si me dijera ahora después de haber vuelto a enrollarnos.


Aun así, no podía negar la atracción entre nosotros. No podía negar las mariposas en mi estómago mientras pensaba en sus labios sobre los míos, sus manos en mí, la forma en que me miraba y gruñía contra mis labios. Suspiré. Necesitaba una intervención, pero ¿quién tenía que intervenir cuando tu mejor amigo era de quien necesitabas una intervención? Tenía que llamar a Sulli.


**************************************************************************  


Me desperté con mi teléfono vibrando a mi lado y respondí sin mirar la pantalla. Solo tres personas me llamaban: mi mamá, Sulli y Jonghyun, así que cuando escuché su voz decir hola, no me sorprendí.


—¿Estabas durmiendo?


—Hm-hmm. —Mis ojos seguían cerrados y la habitación estaba a oscuras—. No he dormido tanto en un año.


—Seis meses —respondió—. Cuando estabas viviendo aquí estabas durmiendo bien.


Mis ojos se abrieron de golpe ante esa declaración.


—¿Entonces qué hay de nuevo?


—Quiero pasar y recogerte.


—Oh. —Miré a mí alrededor en la oscuridad, a nada en particular—. ¿Para cenar?


Él se rio.


—Puedo llevarte a cenar, sí, pero quería decir si puedes quedarte en casa conmigo.


—¿En casa?


—En nuestra casa.


—Tu casa —le dije—. Mi nombre ni siquiera está en el contrato de arrendamiento.


—¿Quieres que lo esté?


—¿Qué? No, por supuesto que no. —Fruncí el ceño—. ¿De qué estábamos hablando?


—¿Por supuesto que no? —Parecía ofendido.


— Jonghyun. —Suspiré—. Ni siquiera vivo aquí.


—Pero lo harás, ¿verdad? Regresarás una vez que hayas terminado con tu residencia.


—Sí, pero eso no sucederá hasta en otros dos años.


—Uno y medio —dijo. Sentí que mis cejas se alzaban en sorpresa. Alguien había estado prestando atención después de todo.


—¿Por qué necesitas mi nombre en el contrato de arrendamiento? ¿Estás planeando ser secuestrado por extraterrestres?


—No, perdí la esperanza con eso. Si no sucedió cuando construimos esa nave espacial falsa y dormimos en el patio trasero durante dos días, dudo mucho que suceda ahora.


Eso me hizo reír.


—Probablemente tengas razón. Utilizamos todo el papel aluminio de tu madre en esa nave espacial.


—Es un milagro que no nos electrocutáramos. —La sonrisa que escuché en su voz también me hizo sonreír—. ¿Así que? ¿Cena y luego nuestra casa?


—Tu casa —le susurré—. Nuestra casa hace que parezca que estamos juntos.


No podía creer que lo hubiera dicho en voz alta. Estuvo callado por un momento, lo que demostró mi punto de que las cosas cambiarían en el momento en que le contara lo que sentía por él. Cuando volvió a hablar, fue para decir:


—Estoy afuera.


—¿Qué? —Me senté en la cama—. Ni siquiera he aceptado cenar.


— Tae. —Se rio entre dientes—. ¿Cuándo has rechazado alguna vez la comida?


Fruncí el ceño cuando salí de la cama, pero él tenía razón. La comida era mi debilidad. No tenía sentido negarlo. Además, ahora él estaba actuando de manera normal, como si se hubiera olvidado de lo que sucedió en el vestidor hace unas horas.


—Te estoy abriendo. —Apreté el botón y escuché el clic en el otro extremo de la línea—. Para que conste, no creo que tengamos que volver a tu casa después de cenar.


—Vamos a discutir eso en un momento.


—No hay nada que discutir. Ya dije lo que tenía que decir al respecto. —Me estaba irritando con todo esto, sobre todo conmigo mismo porque no sabía cómo salir y decirle que no podía hacer esto de ida y vuelta más tiempo porque no podía soportar verlo con otro hombre —. Si necesitas a alguien que no tenga nada que hacer, como Kibum. Estoy seguro de que a él estaría feliz de complacerte.


Él se rio entre dientes en la línea. Puse los ojos en blanco, enfadándome más por segundos.


—Me alegra que me encuentres divertido, pero estoy hablando muy en serio. No necesito más complicaciones en mi vida en este momento. Estoy cansado, con exceso de trabajo y...


— Taemin.


—¿Qué?


—Abre la puerta.


Dejé escapar un suspiro, caminé hacia la puerta principal, la desbloqueé y abrí. Estaba de pie al otro lado con una sonrisa en su rostro. Una sonrisa sexy y encantadora que era ilegal y no debería hacer que mi interior temblara como lo hacía. Colgué el teléfono y abrí la boca para continuar mi perorata cuando bajó su propio teléfono y lo puso en su bolsillo, pero dio un paso adelante, me agarró por la parte posterior del cuello y me besó. Fue un beso inesperado. Cerré mis ojos solo cuando sentí su lengua deslizarse dentro de mi boca.


Entonces, perdí toda vacilación y me entregué al beso. Era suave, pero estaba necesitado, como si no pudiera tener suficiente de mi boca. Era una súplica, aunque no podía imaginar lo que estaba pidiendo. Mi corazón latía tan fuerte, las mariposas en mi estómago estaban tan vivas, que apenas podía separarme del beso, pero lo hice porque tenía que hacerlo. Tenía que parar esta locura. Sus ojos eran tan salvajes como su cabello, que yo completamente había despeinado en medio del beso.


—No podemos hacer más esto —dije casi jadeando—. No podemos simplemente mantener...


Me cortó con otro beso, esta vez más profundo, más salvaje. Se movió y me empujó contra la puerta cerrada, mi cabeza golpeando contra ella tan fuerte que estaba segura de que, si alguien pasaba por el otro lado, lo oirían. Mis piernas se levantaron por sí mismas y se envolvieron alrededor de su cintura. Me aplasté contra la dureza que encontré en sus jeans y gemí.


— Tae —dijo, una advertencia contra mis labios.


Y eso fue todo lo que necesité para empujarme sobre el límite. La forma en que dijo mi nombre alimentó la parte de mi cerebro que no podía ver la razón cuando se trataba de él. Me incitó, haciéndome continuar moliéndome, continuar tomando lo que su boca ofrecía, lo que sus dedos prometían mientras avanzaban lentamente debajo de la camiseta holgada que llevaba puesta.


—Por favor, no te detengas —dije contra su boca.


—No lo haré. —Me bajó por un momento, pero solo para quitarme el boxer. Luego, me estaba levantando de nuevo y devorando mi boca, sus dedos en mis pezones mientras yo alcanzaba sus jeans, desabotonándolos y desabrochándolos—. Dime que aun estás limpio —Se apartó un poco para mirarme al rostro. Asentí—. Sabes, yo... —interrumpí su frase con un beso mientras bajaba sus jeans y calzoncillos. No necesitaba que confirmara que estaba limpio. No necesitaba que confirmara que no tenía sexo sin condón. Lo conocía lo suficientemente bien como para saber esas cosas. Definitivamente no quería saber si había tenido sexo durante el tiempo que estuvimos separados. No es como si hubiéramos establecido límites para este compromiso falso.


Todo el tren de pensamiento dejó mi mente cuando se empujó dentro de mí. Jadeé con fuerza, había olvidado cómo se sentía, su circunferencia, su longitud. Me había olvidado de la facilidad con que podía quitarme el aliento con solo un empuje.


- Tae, mírame. —Su boca estaba en la mía, su lengua profundizando en un largo beso alucinante—. Necesito que me mires cuando estoy dentro de ti.


Gimió mientras continuaba empujando profundamente dentro de mí, sus manos agarrando la parte de atrás de mis muslos para mantenerme en alto e igualar su ritmo implacable. Lo miré entonces, aunque no quería hacerlo. Quería mantenerme reservado, mis emociones a raya. Quería hacer esto sobre el sexo, solo sexo, que no había tenido exactamente en seis meses, con él. Quería desear alejar mis sentimientos por él, pero era imposible. Era imposible no perderse en la inmensidad de sus ojos. Era imposible ignorar las emociones que veía reflejadas en mí. Era imposible, mientras me follaba contra la puerta del departamento de mi mejor amigo, pensar en no volver a hacer esto.


— Jonghyun, no puedo. No Podemos... —Empecé a decir, pero luego él llevó una mano entre nosotros y comenzó a bombear mi polla mientras desaceleraba su ritmo.


—No puedo dejar de pensar en esto —gruñó las palabras contra mi cuello—. No puedo dejar de soñar con estar dentro de ti así, tan jodidamente dentro de ti. —Bombeó más rápido, empujando más hacia mí. Mi cabeza cayó hacia atrás y se aprovechó de mi garganta expuesta para lamer y chupar—. No me digas que no podemos hacer esto, Tae. No me digas que no puedo conseguir perderme en ti así.


Me quedé sin palabras, mi garganta ronca por gemir tan fuerte, por decir su nombre continuamente mientras me reclamaba. Cuando sentí esa construcción inconfundible dentro de mí, me encontré gritando: Jonghyun, no te detengas, no te detengas. Y no lo hizo. Su ritmo aumentó, más rápido, más fuerte, hasta que estuvo cantando mi nombre una y otra vez mientras se vaciaba dentro de mí. Se inclinó y besó mis labios suavemente como si no quisiera que este momento llegara a su fin.


—Deberíamos... —Me aclaré la garganta—. No sé cuándo llegará Sulli a casa.


—Cierto. —Me bajo suavemente y esperó hasta que pisé pie antes de correr a la cocina y volver con una toalla de papel para poner entre mis nalgas y mi polla—. Quise decir lo que dije. —Me miró mientras me limpiaba—. No puedo dejar de pensar en ti.


— Jonghyun. —Suspiré, alejándome para terminar de enderezarme antes de que tuviéramos la inevitable conversación. Caminé hacia la habitación de invitados. Me siguió—. Realmente tenemos que hablar.


—Estoy de acuerdo. —Se sentó en la cama mientras me desvestía y me vestía otra vez rápidamente—. Nona quiere verte mientras estás aquí.


—Acabo de decirte que necesitamos hablar.


—Y te dije que estoy de acuerdo, pero eso no cambia el hecho de que mi abuela quiere verte.


Me di la vuelta para enfrentarlo.


—No podemos hacer esto de nuevo.


—¿Qué?


—Esto. —Señalé entre nosotros—. Engancharnos y luego actuar como si aún fuésemos solo mejores amigos.


—¿Por qué no podemos seguir siendo amigos?


—Tiene que ser uno o el otro.


—¿Por qué? —Se puso de pie, frunciendo el ceño—. ¿Por qué no podemos tener ambos?


—Porque no podemos, ¿está bien? ¡Porque los mejores amigos no follan contra las puertas ni se enganchan en vestidores al azar!


Me miró fijamente por un largo momento. Me crucé de brazos, esperando. No cedería. No sobre algo que obviamente me estaba afectando más de lo que quería admitir.


—No creo que pueda dejar de desearte —dijo en voz baja—. No creo que pueda dejar de querer besarte cada vez que te veo.


—¿No puedes ver por qué eso es un problema?


—¿Para quién?


—Para mí. —Estaba hablando fuerte de nuevo, pero no podía decir estas cosas en un tono bajo—. No puedo seguir fingiendo que estoy bien enganchándome contigo o pretendiendo ser tu novio o tu prometido y luego ser puesto en segundo plano mientras tú realmente sales con otras personas.


—Tú me pediste primero que fuera tu novio falso. —Sus cejas se alzaron como si estuviera sorprendido con mi arrebato. Como si esto no se hubiera cruzado por su mente ni en un millón de años—. Querías poner a ese chico Ravi celoso, ¿recuerdas?


—Ese no es el punto.


—¿Cuál es el punto? —Dio un paso adelante, más cerca de mí, sus ojos nunca dejando los míos—. Quiero oírte decirlo.


Mi pulso latía furioso en mis oídos. Lo poderoso de los pensamientos es que cambian tu punto de vista de las cosas, pero cuando esos pensamientos se convierten en palabras que pronuncias en voz alta, no hay manera de recuperarlas. Sentí que toda nuestra amistad estaba siendo equilibrada en mis próximas palabras, que podrían unirnos o separarnos por completo. Aun así, seguí adelante.


—Te amo, y no de la manera de mejores amigos. De la manera de amor real. Y desearía poder detenerme, pero no es algo que solo puedo dejar de sentir. —Sentí que las lágrimas picaban en mis ojos cuando finalmente dije las palabras—. Pensé que este último mes sin hablar contigo haría el truco, pero no fue así. Cada vez que sucedía algo espectacular en el trabajo, quería alcanzar el teléfono y llamarte para contártelo.


—¿Por qué no lo hiciste? —Llevó su mano a la mía y la sostuvo entre nosotros—. ¿Por qué no me llamaste?


—Porque tú dejaste de llamarme. —Me encogí de hombros—. Estabas tan enojado cada vez que hablaba contigo que pensé que llamarte solo te molestaría más y nunca quiero ser la razón por la que estés enojado.


Sacudió la cabeza.


—Nunca lo fuiste.


—Y ahora que me he visto obligado a verte otra vez, solo... me gustaría poder volver a la forma en que eran las cosas antes de que nos engancháramos la primera vez. Antes de que nos engancháramos esa última vez. —Me reí, levantando mi mano libre, y limpiando una lágrima de mi rostro—. Y lamento haber arruinado oficialmente nuestra amistad...


— Taemin.


Parpadeé.


—¿Qué?


—He estado enamorado de ti la mayor parte de mi vida.


Me aparté, soltando su mano.


—¿Qué hay sobre Kibum?


—Oh, Dios mío. —Puso los ojos en blanco—. ¿Kibum? ¿En serio?


—Sí, en serio. Pones todo en espera por él.


—Todo excepto a ti.


—Incluyéndome. —Levanté una ceja, cruzando mis brazos de nuevo—. Cuando te dije que me iba, él llamó, tú tomaste la llamada y saliste de la habitación.


—Salí de la habitación porque necesitaba una distracción. Porque mis emociones se estaban volviendo locas y no quería aceptar que te irías.


—Él rompió con su prometido.


—No me importa. —Dio un paso adelante. Puse los ojos en blanco. Levantó ambas manos y me agarró de los brazos—. No me importa si él rompió con él o si él va y se casa con un príncipe mañana. No me importa porque este último año, la única persona que parece llevarme más allá del sentido de la cordura, eres tú. La persona en la que pienso cuando me voy a dormir eres tú.


—Entonces, ¿por qué no has llamado?


—Quería darte espacio —dijo - Cada vez que escucho tu voz, sabiendo que no puedo verte, tocarte, olerte... me vuelve loco. Sigues recordándome que nuestro compromiso es falso y no puedo soportar esa realidad porque quiero jodidamente demasiado que sea real.


— Jonghyun. —Descrucé los brazos. Mi pecho se sentía como si estuviera sobrecargado de emociones y no estaba segura de cómo manejar todo eso—. Nunca pedí espacio.


—Lo siento, lo asumí. —Rio entre dientes, sacudiendo la cabeza—. No puedo creer esto.


—Tampoco yo. Sulli me ha estado diciendo durante más de un año que te diga cómo me siento y he estado asustado de que eso cambiaría todo.


Dio un paso adelante, su mano en mi cadera.


—Esto lo cambia todo.


—¿Sí? —Sonreí, porque él estaba sonriendo y sabía que esa sonrisa significaba que estaba feliz, más allá de lo que podía creer.


—Esto significa que definitivamente necesitas firmar mi contrato. —Él llevó sus labios a un lado de mi cuello. Me reí—. Y tendré que venir de visita todos los fines de semana.


—No he aceptado ninguna de esas cosas.


—Pero quieres hacerlo. —Se apartó y se encontró con mi mirada, con los ojos brillando.


Asentí.


—Lo quiero.


**************************************************************************  


Aparté la vista, sin querer entrometerme en su momento más de lo que ya lo había hecho. Saludé con la mano a la abuela de Jonghyun, que estaba sentada algunas mesas abajo y a sus padres. Tendría que ir y saludar una vez que Jonghyun regresara aquí. Mientras miraba alrededor de la habitación, mis ojos se encontraron con Kibum y me congelé. Miré a Sulli, pero ella estaba conversando en voz baja con Minho y sonriendo.


Las puertas se abrieron y finalmente se anunció la fiesta nupcial. Toda la sala se puso de pie y vitoreó, y vitoreó más fuerte cuando los novios entraron por la puerta. Tuvieron su primer baile, luego el baile de padre e hijo y pronto todos fueron invitados a la pista de baile. Todavía estábamos de pie, animando a todos cuando mis ojos se encontraron con los de Jonghyun. Sentí como que la habitación se volvió silenciosa, el tiempo se detuvo, mientras él se dirigía a nuestra mesa.


Vi cómo Kibum caminaba hacia él, con una sonrisa coqueta en su rostro. Él era ese hombre. El que coqueteaba incluso cuando no estaba realmente coqueteando, pero siempre iba más allá cuando se trataba de Jonghyun. No podía decir que lo culpaba, pero me molestó como la mierda mientras estaba ahí de pie y miraba.


No pude entender lo que se decían el uno al otro, pero ambos estaban sonriendo y pronto, él comenzó a mover su cuerpo como para comenzar a bailar con él. Agarré la parte superior de la silla a mi lado. Habíamos tenido largas conversaciones sobre él y su amistad estos últimos días y decidí que estaba de acuerdo con eso, pero mientras estaba allí de pie supe que no lo estaba.


Él parecía leer mi mente porque cuando levantó la vista, dejó de sonreír de inmediato y le dijo algo que lo hizo dejar de moverse. Kibum me miró, frunciendo el ceño, volvió a mirarlo y sonrió de nuevo. Se dieron un abrazo, uno que duró dos segundos de más para mi gusto y luego el continuó caminando hacia mí. La habitación ya no estaba del todo en silencio mientras se cerraba la brecha entre nosotros.


— Taemin. —Era un tono de advertencia. Yo le entrecerré los ojos. El sacudió la cabeza—. No vayas allí.


—Fui allí en el momento en que te paraste frente a él sonriendo como un idiota ante cualquier idiotez que él estuviera diciendo.


Él se rio.


—Te amo.


—No soy el que necesita ese recordatorio.


—¿Y crees que yo sí?


—Tal vez. —Miré hacia otro lado—. Tal vez debería ir a bailar con uno de estos chicos solteros y ver cómo te sientes al respecto.


—Puedo decirte ahora mismo cómo me sentiría al respecto. —Llevó su mano a mi cintura y se paró directamente frente a mí—. Estaría muy, muy molesto.


—Tal vez debería pedirle a uno de ellos que sea mi cita falsa por la noche. —Me encontré con su mirada. Él sonrió.


—¿Si?


—¿Por qué no? Quiero decir, te sorprenderían los tipos de relaciones que se desarrollan a partir de situaciones falsas.


Él rozó sus labios contra los míos y sentí que mi ira comenzaba a disiparse.


—Nunca fingí nada contigo, Tae.


—¿Debo recordarte todas las relaciones falsas en las que he estado a lo largo de los años?


—¿Debo recordarte que has estado en todas esas relaciones conmigo?


—No. —Me mordí el labio inferior.


Él gimió.


—Deberíamos salir de aquí.


—Tienes un discurso que dar.


—Que se joda el discurso. —Me besó, fuerte y profundo—. Prefiero estar haciendo otra cosa en este momento.


—¿Mmm?


—Algo que no incluye cosas falsas.


—¿Y cómo estás tan seguro de que no fingí nada cuando se trataba de eso? —Sonreí contra sus labios.


—Lo sé porque conozco cada sonido que haces. Conozco tu gruñido exhausto y tu gemido de éxtasis cuando estoy lamiendo tu...


—¡Jonghyun!


Los dos nos separamos al oír su nombre.


Miró a su derecha.


—Nona. Me has dado un susto de muerte.


—Eso se debe a que ustedes dos estaban aquí como un par de conejos y ni siquiera nos han saludado.


—Estoy bastante seguro de que no es el ejemplo para el que usan los conejos, pero entendemos tu punto. —Suspiró, poniendo su brazo alrededor de mi cintura—. Vamos a saludar a mis padres antes de que vengan aquí también.


—Te ves hermosa, Nona —le dije.


Ella sonrió.


—Pareces un muñeco, Taemin.


Caminamos hacia la mesa en la que había estado sentada y saludamos a sus padres. Ambos se levantaron para saludarme con un enorme abrazo de oso.


—Doctor Lee Taemin —Su mamá sonrió ampliamente—. Estamos muy orgullosos de ti.


—¿Cuánto tiempo pasará hasta que te mudes de vuelta? —preguntó su papá.


—Dos años y unos cuantos meses —dijo Jonghyun.


—Creo que podemos esperar unos años más para dar la bienvenida a nuestros nietos —dijo su madre.


Mis ojos se abrieron ampliamente.


—Es decir, tenemos todo tipo de cosas que hacer antes de llegar a ese paso.


—No son tantos pasos —dijo Jonghyun, sonriendo.


— Jonghyun.


Él rio.


—¿Qué? Solo digo.


— Taemin tiene razón al querer casarse antes de formar una familia —agregó Nona.


—¿Ves? No es un pensamiento loco.


—Me casaría contigo mañana si me lo permitieras —dijo. Sus ojos ya no estaban brillando, no había señales de diversión en ellos. Mi corazón se aceleró—. Me casaría contigo en este momento.


—Oh, eso es tan dulce —dijo Nona al mismo tiempo que su madre dijo:


—Ese es mi bebé.


Me incliné para darle un beso cuando Taeyeon tomó el micrófono y dijo:


—¡Hora del brindis!


Jonghyun y yo parecíamos estar pegados en nuestros lugares, pero su madre o quizás su padre o Nona se las arreglaron para sacarnos de allí y hacer que él caminara hacia el escenario. Observé cómo se dirigía hacia allí y subía los escalones, quitándole el micrófono a Taeyeon. Sonrió, se inclinó y la besó en la cabeza.


**************************************************************************  


Pov Jonghyun


Tenía un anillo nuevo en el bolsillo que me moría por darle. Pensé en diferentes maneras de preguntarle, pero al final, decidí mantenerlo sencillo: la cena, el vino y el anillo. Cuando llegué a nuestro departamento, el olor de la comida me saludó. Encontré a Taemin en la cocina.


—Hola. —Miró por encima de su hombro.


—Hiciste comida.


—Eso es lo que parece. —Se rio. Ahí quedaron mis planes para que me entregaran la cena—. Tu abuela llamó para invitarnos esta noche.


—No. —Fruncí el ceño, negando con la cabeza—. Esta noche no.


—Está bien. Deberías llamarla y decírselo. —Giró hacia la estufa—. Esto está listo.


Me acerqué y puse la botella de vino sobre la encimera antes de abrazarla.


- Te amo, ¿lo sabes?


—Lo sé. —Inclinó la cabeza para darme mejor acceso a su cuello. La besé allí. Gruñó al alcanzar el interruptor y apagó la estufa. Movió la olla y giró en mis brazos para mirarme al rostro, extendiendo la mano a través de mi cabello—. Te extrañé hoy.


—Probablemente no deberías volver a Cambridge.


Ella se rio.


—¿En serio?


—No. —La besé—. Creo que deberías quedarte aquí. ¿Necesitas que empiece a romper huesos para que tengas a alguien a quien arreglar?


Se rio más fuerte, devolviéndome el beso. Me encantaba su risa y la forma en que se sentía contra mí. Me encantaba saber todo lo que tenía que decir para hacerlo sonreír y viceversa. Especialmente me encantaba que no necesitábamos depender de ninguna de esas cosas para hacernos felices. Su presencia era suficiente y mi único arrepentimiento fue no habérselo dicho antes, no porque esperaba que cambiara de opinión sobre su residencia, sino porque no habría desperdiciado todos estos meses enojados y pensando que se había mudado con otro tipo. Podríamos haber evitado tantas peleas estúpidas. Habría ido a visitarlo tan a menudo como mi agenda me lo permitía.


Rompí el beso porque sabía a dónde me llevaría esto si no lo hacía y tenía que mantener la cabeza recta hasta que hiciera la pregunta. Taemin se echó para atrás, mirándome con las mismas emociones que yo sentía: lujuria, necesidad, amor. Me alejé y empecé a poner la mesa. Mientras comíamos, hablamos de mi día. Me olvidé la parte de hablar con sus padres. Me olvidé de la parte de ir al joyero a recoger una piedra para el anillo de bodas de mi abuela que ella me había regalado para la ocasión. Una vez que comimos y lavamos los platos, le tomé la mano y la llevé a la puerta.


- Vamos a dar un paseo.


—¿Ahora?


—Sí, ahora. —Le besé la coronilla.


Se encogió de hombros y me siguió hasta la puerta. Caminamos dos cuadras y empecé a sentir un pequeño cliché. ¿De verdad iba a hacer la pregunta en el parque? ¿Qué tan usado era eso?


**********


—Oye. —Nos detuvimos cuando alcanzamos la esquina. Me dijo—: Nunca te pregunté... digo, no sé si quise saberlo antes pero como que ahora quiero así que solo quiero preguntártelo.


—Bien —dije la palabra lentamente, mirándome suspicazmente.


—¿Alguna vez Kibum y tú se engancharon? —Lamí mis labios—. Me refiero a después de que me mudé. Después de que él rompió con su ex.


Él sonrió, tirando de mi mano para que comenzara a cruzar la calle con él. Me paré firme. Su sonrisa cayó.


—Oh Dios mío, Taemin. ¿De verdad?


—No me gusta que me ignoren cuando hago una pregunta. —Quité mi mano de la suya y crucé mis brazos, dejando a todos detrás de nosotros cruzar la calle. La boca de Jonghyun cayó abierta con incredulidad—. Y tampoco aprecio que me sonrías cuando sabes que estoy realmente preguntando una pregunta sería a la que quiero saber la respuesta. No es que...


—No —farfulló las palabras—. No, no me enganché con él. ¿Por qué lo haría? Estaba demasiado ocupado deseándote. Deseando que regresaras, que me hablaras o me mandaras un mensaje o que no estuvieras supuestamente estudiando con ese chico a media noche. Estaba demasiado envuelto en pensamientos tuyos para siquiera considerar dormir con alguien más.


—Buena respuesta —asentí una vez.  


La luz de pase volvió a brillar y lo jalé hacia el otro lado de la calle. No sabía porque esto era tan importante para mí, pero lo era. Solo había pasado una semana y media desde la boda, pero no le había preguntado sobre eso. Caminamos por la banqueta del parque. Cuando nos acercamos a los caballos y los carruajes, me pregunte si me haría meterme en uno y me lo propondría ahí. Dios, esperaba que no. Parecíamos caminar sin rumbo para siempre, viendo gente, comentando todo lo que veíamos, riendo por más de un par de cosas.


- Hay mucha gente aquí —dije, mirando alrededor.


—Hay una exhibición.


—Oh. —Lo dejé dirigir el camino debido a que no tenía ni idea de a dónde íbamos.


Tal vez malinterpreté su nerviosismo. Tal vez no iba a proponerse después de todo. Caminó hasta el frente de la fila que se había formado, le mostró su teléfono al chico, y caminó al frente de todos. Había una carpa grande en medio del parque. Tenía luces iluminándola por cada lado.


—¿A dónde vamos?


—Solías decir que me seguirías a donde fuera —contestó, sonriendo mientras se giraba hacia mí.


—Sí, pero no ciegamente. Me gustaría saber a dónde vamos a ir primero.


Se rio entre dientes.


—Estás a punto de averiguarlo.  


Entramos en la carpa. Una exhibición de arte por lo que podía decir. Había pinturas raras de Picasso, con extraños rostros perfilados llenos de ángulos y colores fuera de este mundo, colocadas en caballetes por toda la habitación.


—No me digas que vas a comenzar a coleccionar arte. —Mis ojos casi se salieron de mi cabeza cuando vi el precio de una de las pinturas—. Eso no puede ser real.


—No creo que este sea realmente el tipo de arte que coleccionaría si tuviera el dinero para coleccionar arte —dijo, dirigiéndome hacia la parte trasera de la tienda, donde había otra puerta que dirigía hacia afuera—. Esto es lo que quería mostrarte.


Eran ovnis. Como en, muchos ovnis. Del tipo que solo ves en películas de extraterrestres. Había parado de caminar para captarlo todo y Jonghyun estaba parado a mi lado esperando que reaccionara.


—¿Cómo escuchaste sobre esto? —pregunté finalmente.


—Vine hace un par de semanas. Había estado corriendo por aquí y vi la multitud y pensé en qué diablos. —Se encogió de hombros—. Y estoy tan agradecido de que revisé.


—Esto es una locura. No son reales ¿verdad? —Caminé hacia el primero. No eran enormes como en las películas. Parecían más como naves de una sola persona—. Digo, no pueden ser reales, obviamente, los extraterrestres no existen realmente, pero ¿Quién haría todo esto? Se ven muy reales.


Jonghyun se rio.


—No tuve la oportunidad de preguntar si eran o no reales.


—Esto es muy genial —le sonreí—. Gracias por traerme.


—¿Recuerdas cuando construimos esa nave espacial en mi patio trasero? —preguntó. Asentí. Por supuesto que recordaba. Fue el día en que el divorcio de mis padres había finalizado—. Dijiste que querías alejarte, mudarte, dejar esta tierra si pudieras.


—Sí. —Tragué el nudo en mi garganta—. La nave espacial realmente ayudó a alejar mi mente de eso.


Alcanzó mi mano.


—Me hizo darme cuenta de que mientras estuvieras conmigo, yo también estaría bien con escapar. Le habría dado poder a esa astronave y te hubiera llevado lejos en un latido, y sabes, después de eso por días, por semanas, por meses pensé ¿Qué pasaría si pudiera? ¿Lo haría? Y hasta este día, Taemin, lo haría. Te recogería en cualquier momento, en cualquier lugar, en cualquier galaxia. —Se desplazó para estar de pie delante de mí, sosteniendo mis dos manos, y luego se inclinó sobre una rodilla. Jadeé, sintiendo el nudo en mi garganta pulsar.


- Te amo, Tae. Te he amado toda mi vida. Todas esas relaciones fingidas provinieron de un lugar muy real en mi corazón, y creo que fue lo mismo para ti. Eres mi mejor amigo, mi compañero de crímenes, y no puedo imaginar... no quiero imaginarme pasar el resto de mi vida sin ti como mi esposo. ¿Te casarías conmigo? De verdad, esta vez. No más tonterías falsas.


Me reí, asentí y solté un sollozo.


—Sí. ¡Sí!


Observé mientras sacaba una pequeña caja de su bolsillo y la abría. Mi mandíbula cayó abierta.


—¿Conseguiste un anillo diferente?


—Este era el anillo de Nona. El diamante es nuevo. —Sonrió y lo deslizó en mi dedo. Encajaba perfectamente. Era absolutamente hermoso—. Y también te traje esto - Sacó un anillo de silicón rosa - Mi doctora tiene uno, así que pensé que talvez esto sería más cómodo para que lo usaras en tus rondas.


Me reí, demasiado estático para decir algo. Cuando se puso de pie, envolví mis brazos alrededor de su cuello y besé a mi mejor amigo, mi futuro esposo de verdad, con todo lo que tenía y no había nada falso en eso.  


**************************************************************************  


—No estoy realmente herido.


—Entonces por qué... —Fruncí el ceño, levantando su mano de nuevo y dándole la vuelta.


—No es sangre real.


—Entonces por qué...


—Quería ver a mi esposo en nuestro primer aniversario —dijo, apretándome, extendiendo la sustancia pegajosa en mi propia mano—. Quería recordarle cuánto lo quiero, cuánto lo necesito, cuánto no puedo esperar a que termine esta semana para que podamos detener este solo en fin de semana que hemos estado haciendo por los últimos tres años.


—Podrías haber llamado —le susurré.


Solo era miércoles. Sabía que no podía tomarme un descanso porque era mi última semana. Sabía lo agotado que había estado estos últimos meses y que cada vez que lo llamaba en un descanso era un bienvenido respiro. Fue entonces cuando me golpeó, este era mi descanso.


—Me estás dando un descanso —le susurré.


—Me proporcionaron sangre falsa y esta herida falsa. —Él levantó una ceja—. Te sorprendería la clase de cosas que venden en la Ciudad de la Fiesta en estos días. —Levantó su mano falsamente lastimada para ahuecar mi rostro—. Y Selgi me ayudó a ejecutar esta pequeña farsa. No quería molestarte, pero tu voz se estaba poniendo muy aguda por teléfono ayer y sabía que no dormías lo suficiente.


Sonreí suavemente.


—¿Así que viniste a mi rescate?


—Te prometí que lo haría. —Me soltó el rostro y tiró de mi mano—. Ven acá.


Me puse de pie, mirando la puerta.


—Pero...


—Vas a meterte en la cama conmigo y tomarás una siesta de diez minutos. Pondré un cronómetro y todo.


—¿No estás aquí para jugar conmigo?


Su mirada se calentó.


—Siempre quiero jugar contigo, pero ahora no es el momento. Necesito que descanses un poco.


Me subí a la pequeña cama, acomodándome de lado, de espaldas a él para que pudiera envolver su brazo alrededor de mí. Al instante, me sentí a gusto, cerrando los ojos y respirando profundamente.


—Este es el mejor regalo de primer aniversario de todos los tiempos —dije.


—Ajá. —Apretó más fuerte—. Pensé que habíamos acordado celebrar este fin de semana.


Me moví contra él, estaba duro por todas partes y gimió ante el movimiento.


—Pensé que habías dicho que no estabas aquí para jugar conmigo.


—Los planes cambian, bebé. —Me mordió el lóbulo de la oreja, acariciando una mano por mi costado, metiéndola en mi bata. Mis ojos se sentían pesados bajo sus párpados. Murmuré algo que lo hizo reír y detuvo su mano a la mitad de mi bata. Lentamente la movió a mi cadera—. Tres días más —dijo—. Tres días más hasta que seas oficialmente mío.


—Siempre tuyo —le dije, medio dormido.


—Toda la razón. Siempre mío. —Me besó en la cabeza—. Pero en tres días todo esto se termina.


—No más lesiones falsas —estuve de acuerdo.


—No más fingir nada. —Me besó de nuevo—. Te amo, Kim Taemin.


—Doctor Kim Taemin.


—Mi doctor favorito. —Él se rio entre dientes—. Ahora cállate. Mi esposo necesita descansar.


—Feliz aniversario, Jonghyun.


—Feliz aniversario, Tae. Hasta el infinito y más allá.


 


 


FIN

Notas finales:

Hasta la próxima.

Gracias por leer :)


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