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Me quedaré a tu lado por IchirinNoHana

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Todo su cuerpo le gritaba que debía irse del lugar. ¿Cómo podía caer tan bajo de llegar al departamento de alguien con quien se había visto sólo una vez?

Gintoki lo besaba con desesperación contra la puerta de su departamento, y él, con todo ése tiempo de celibato, estaba como una bomba de tiempo. Le correspondía con desesperación aun cuando intentaba detenerse pensando en irse a casa.

 

-       Oye Sakata…

-       ¿Todavía con el afán de llamar a la gente por su apellido? Veo que no has cambiado en nada.

Gintoki atrajo su cintura a la de él.

-       ¿Tan bien me recuerdas? Sólo nos vimos una vez, y que yo sepa no concretamos nada -haciendo referencia a que no habían tenido sexo.

-       Me dejaste con las ganas ése día -se acercó a su oído- y no pienso pasar por eso una segunda vez.

 

Mentiría con descaro si dijera que aquello no le excitaba. Poco recordaba esa noche y para qué decir del día siguiente, despertando con una explosión en el pasillo de la residencia, con Okita aún algo ebrio tratando de matarlo.

 

Le dolió el pecho al acordarse del castaño, hasta que Gintoki lo trajo nuevamente al presente.

 

-       No te distraigas -lo besó con entusiasmo- que no te dejaré escapar esta vez.

 

Se dejó llevar, eso cambiaba un poco la perspectiva de sí mismo y de su pregunta aquella mañana: ¿dónde estaba el viejo Toushirou?

Quizás el viejo Toushirou tampoco era muy bueno, por algo había cambiado y dejado de serlo, eso no le quitaba el peso de que a veces se extrañaba a sí mismo y quería ver la vida de otra manera, más sencilla, como cuando estaba en la universidad y todo fluía.

Se dio cuenta de que no necesitaba volver a su yo antiguo, sino crear uno mejor, pero claro, del dicho al hecho había un espacio enorme.

 

Rodeó con sus manos el cuello de Gintoki, profundizando el beso. Se sentía ido y sin aire, como si fuese ficción, tal como los personajes de sus libros, qué irónico era que fuese muy bueno para escribir sensaciones y sentimientos, pero muy malo en la práctica para sentirlos y dejarse llevar por la emoción.

 

Le quitó la ropa con desesperación a medida que avanzaban a tientas hacia la habitación de Gintoki, qué más daba ya, sería tan sólo una noche.

 

--------

 

Despertó a eso de las seis de la mañana y cómo sabía Dios que él odiaba despertarse temprano, más aún cuando no tenía que trabajar. Se levantó con cuidado tratando de no despertar a Hijikata, encendió la calefacción ya que al parecer el invierno se negaba a desaparecer.

De camino a la cocina estaba su ropa y la del otro desperdigadas por el suelo. Sonrió victorioso mientras bebía leche de fresa.

 

Aquella noche en la universidad no había podido dejar de mirarlo, no sabía por qué pero en cuanto había entrado al lugar donde el resto de la facultad estaba bebiendo y bailando, había sentido un flechazo inmediato y dado que él conocía a todo el mundo al estar en el último año de literatura, supo inmediatamente de quién se trataba.

 

Tampoco era que le gustase la literatura en general, de ser posible, quería poder trabajar en la Jump, pero como no dibujaba bien y rehusó entrar a la carrera de arte, optó por lo siguiente: las historias.

 

Y lo hizo, trabajó en la Jump como escritor y editor de historias por varios años, y cuando supo que Hijikata se había hecho famoso postuló cada vez que podía a la editorial para que lo contrataran, lográndolo a través de la compra de acciones, las que fue acumulando alrededor de cinco años para obtener un porcentaje de inversión medianamente alto, por lo que finalmente, con varios contactos por aquí y por allá terminaron por además contratarlo para reemplazar a un editor.

 

Había conocido a Kondo en un lanzamiento de un manga que él había editado, en donde hicieron buenas migas, de vez en cuando bebían juntos. Fue él quien le habló de un escritor ganando fama, y ésa noche en la universidad se repitió más que nunca en su cabeza.

 

Hijikata se encontraba sentado en una barra improvisada con muebles de la cafetería, fumando y bebiendo vaso tras vaso. Durante gran parte de la noche Okita no se le despegó de su lado, lo que de cierta forma le impedía a Gintoki, sentado un par de sillas más lejos, acercarse al muchacho.

 

Pronto hicieron contacto visual. Sonrió detrás del vaso antes de beber un sorbo, lo miraba de reojo cada tanto, hasta que el otro finalmente lo miró de vuelta.

Sintió un cosquilleo en su nuca y volteó a mirarlo, lo estaba mirando fijamente. Gintoki sonrió para sus adentros, Toushiro tenía una mirada amenazadora, probablemente porque era un desconocido, pero algo le decía que le intrigaban las miradas que le lanzaba.

 

Se levantó del asiento y entró a la pista a bailar con una de sus compañeras de carrera, a la vez que lo seguía mirando de manera provocadora.

En algún punto Toshi frunció el ceño y se levantó ligeramente tembloroso, caminó en medio de la gente y le tocó el hombro a Gintoki.

Su compañera preguntó si se conocían y él asintió, era la última fiesta antes de su titulación así que daba igual lo que pensara el resto.

 

Al contrario de como era costumbre, Hijikata no le dijo nada, tampoco lo increpó. Le daba curiosidad la soltura con que el otro lo había mirado de manera constante, y que de pronto se le ocurriera invitarlo a seguirle sus pasos en la pista, todo a punta de miradas y sonrisitas.

 

Pasadas un par de canciones, Gintoki se alejó sin más, no sin antes dedicarle una última mirada incitadora, para salir del lugar rumbo a su salón de clases con paso lento, esperando a ver si el otro lo seguía. Se escabulló en uno de los pasillos y caminó más rápido, sentía los pasos tras él. Continuó hasta llegar al salón y allí se metió, escondiéndose detrás de la puerta.

 

-       Oye tú…- alcanzó a oír antes de tomarlo por el cuello y plantarle un enorme beso en la boca. No fue recibido de inmediato ni tampoco se alejó bruscamente. Era una buena señal.

-       Sakata Gintoki -dijo una vez que se separaron, Hijikata olía a una mezcla de cerveza y tabaco.

-       Oye Sakata, no crees que es de mala educación andar mirando a la gente así como así.

-       Te equivocas, no miro a la gente así porque sí, te estaba mirando a ti -el otro frunció el ceño sonrojado.

-       Más te vale hacerte cargo de lo que provocaste, Sakata -lo tomó por el cuello y lo besó frenéticamente.

 

Gintoki se acordaba de esa noche de una manera casi tangible. Luego de esa fiesta él había entrado en el período de tesis y terminó por alejarse casi completamente del mundo real y natural. Y fue justo después de esa fiesta, varios meses después, en los cuales Hijikata comenzaría una relación con su amigo Sougo.

 

Esto último él no lo sabía. Después de titularse y durante un largo tiempo decidió olvidarse de Toushiro sin más. Solía estar en una constante negación sobre sus sentimientos de aquella noche, que por más que lo evitara, habían prevalecido con el tiempo.

Según él, por más sentimientos que hubiese tenido hacia Hijikata, habían sido unos besos y ya, que era imposible estar enamorado de él.

Dejó de hacerlo cuando Kondo le habló de aquel escritor que había ganado el Franz Kafka. Ése mismo día compró el libro y lo leyó en un día. Era un libro extraño, frío y solitario. “Inalcanzable” se le hizo pesado, y lloró durante dos días.

 

Su forma de describir la soledad del personaje principal lo había dejado perplejo. Todo era pérdidas, pérdidas materiales y emocionales. Sólo pensó en volver a abrazarlo desde ése entonces, lo que de cierta manera le devolvió la esperanza por así decirlo, y entró en un período de auras positivas donde todo era posible.

 

Sintió ruidos en la habitación antes de ver al otro a medio vestir buscando su ropa.

-       ¿Ya te vas? ¿no me darás los buenos días? -Hijikata gruñó.

-       Tengo que ir a escribir, hoy debo reunirme con mi editor y no tengo nada.

-       Puedo ayudarte si lo deseas, ya sabes, darte material -enfatizó sus últimas palabras con un tono sensual pero bromista.

-       Vas a terminar por despedirme si no tengo la novela lista en el plazo -dijo terminando de vestirse. Gintoki se acercó.

-       Todavía no son las siete, al menos puedes quedarte a desayunar -le dio un beso en la mejilla.

-       No -soltó con su calidez usual.

-       Nos vemos pronto entonces.

-       No lo creo -contestó Hijikata habiendo tomado eso como una pregunta.

Honestamente, recordaba a Toushiro como alguien más amable. Pero claro, era por el alcohol.

 

------

 

Medio fumaba y medio masticaba el filtro de su cigarrillo, había llegado a casa, encendido la computadora, sólo para quedarse en blanco durante la siguiente hora, lo cual era malo, muy malo, tendría que empezar a realizar algún tipo de actividad que le sirviera como inspiración o de lo contrario acabaría despedido.

 

Recordó las palabras de Gintoki y se le hizo un nudo al estómago, ¿había sido demasiado duro con él esa mañana?

Bueno, tampoco eran amigos, él no tenía por qué rendirle cuentas a nadie, por lo demás, lo que más importaba es que sería una noche y nada más, los únicos lugares donde podrían encontrarse sería en eventos como el del día anterior, y la editorial, que era lo que menos frecuentaba en su vida diaria.

 

-       Me pregunto si habrá leído mis libros -pensó en voz alta.

-       ¿Quién? -preguntó Yamazaki detrás de él.

-       ¡Yamazaki! -exclamó con susto- maldita sea te he dicho que avises cuando llegas.

-       Lo siento Hijikata-san, pero tenía que recordarle que la reunión con Saito es a las doce.

-       Lo sé -suspiró- Yamazaki, no he escrito nada, sólo tengo esta fila de… -se detuvo haciendo señas al montón de papeles rellenos de haikus a un lado- basura.

-       ¿No has pensado en publicarlos?

-       No, soy un escritor de novelas, no escribo poesía -Yamazaki tomó los papeles.

-       Un escritor simplemente Hijikata-san, y un escritor puede escribir de todo.

 

Tomó sus cosas, las metió en su bolso y partió apurado.

 

invierno sin fin

corre sobre la lluvia

interminable

 

-       ¡Ya no sé qué pensar! -gritó antes de cerrar la puerta.

 

-----

 

Saito por lo general era puntual, no entendía por qué no estaba en el lugar acordado si ya iba siendo la hora. Encendió un cigarrillo mientras esperaba sentado en una de las mesas externas del café.

Se volteó al sentir que le tocaban el hombro, y frunció el ceño cuando se encontró con la sonrisita de Gintoki.

 

-       ¿Qué haces aquí?

-       Hijikata-san, ¿es esa la manera correcta de tratar a tu nuevo editor?

 

Toushiro era un hombre calmado, no perdía los estribos con facilidad y siempre estaba dispuesto al diálogo. O al menos eso creía él de sí mismo.

 

-       ¡Hijikata-san y una mierda!

Quedaba más que claro que la mayoría de las cosas que pensaba sobre sí mismo, eran puras patrañas.

Notas finales:

Hola!

La escritura ha ido fluyendo tanto que me gusta, trato de publicar el capítulo una vez tengo algo avanzado, o la idea definida del capítulo siguiente.

Pobre Toshi, tener un editor como Gintoki no debe ser agradable, menos si lo único que quiere es hacer cochinadas con él xD

Como siempre un agrado escribir para ustedes!!

Jaa Ne!

IchirinNoHana.


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