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Una oportunidad. por Samantha0507

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Notas del capitulo:

Disculpen la demora, mi vida está un poco loca últimamente, estuve una semana trabajando en otra ciudad  y bueno el nivel de trabajo que tengo que hacer aumentó de forma drastica, pero no los abandonaré, solo que me demoraré un poco en actualizar todo lo que debo 

Harry acarició la pequeña cabecita gris que ahora sollozaba sobre su brazo entre sueños.

 

El moreno no sabía que había pasado o que tan rápido se habían complicado las cosas, lo único en que podía pensar era en la imagen de Draco, perdiendo la conciencia en medio de la Madriguera.

 

Habían regresado minutos antes al hogar de la familia Weasley, todo esto a petición del rubio, pero solo bastaron unos segundos, para que la atención de Harry se centrara drásticamente en el rubio, el cual lo llamó.

 

—Harry…—Parecía un susurro, casi una súplica, la voz ahogada del rubio lo hizo estremecer. —Carga a Scorp…—La voz de rubio resonó en el hogar de los pelirrojos, cuando el rubio alejó de su cuerpo al menor, quien parecía igual que sorprendido que Harry.

 

—¿Papi? — el peliplata menor miró a su padre, cuando los brazos del joven de gafas lo recibieron, segundos antes de que Draco cerrase los ojos.

 

Para Harry todo pasó en cámara lenta, sus manos recibiendo a Scorpius, para luego ver el cuerpo de Draco perder la fuerza y desplomarse en medio de la sala.

 

—¡Papi!

 

—¡Draco!

 

Tanto el menor como Harry dejaron salir un grito desesperado, Ginny se aceró lo suficientemente rápido para recibir al niño mientras Harry levantaba el cuerpo del rubio.

 

—¡Papi!!Papi! — El menor se estremecía en los brazos de la pelirroja, mientras todos miraban un poco anonadados la situación.

 

Molly se había llevado a sus nietos del lugar, no tenía claro que le había pasado al joven Malfoy, pero no quería que los niños vieran si algo estaba mal.

 

—¿Qué está pasando? —Ron se había acercado rápidamente, para que ver que estaba pasando.

 

—Al parecer se desmayó, ya decía yo que estaba demasiado pálido, incluso más que lo normal, debe ser el estrés del momento, de todo lo que pasó hoy.

 

Harry pasó sus brazos bajo el cuerpo del chico, alzándolo con extraña facilidad, el rubio era delgado, pero era lo bastante alto para ser un poco más pesado, al menos esa era la idea que tenía Harry en la cabeza.

 

—Harry, súbelo, lo mejor es que descanse…— Hermione estaba de pie junto a Ginny, mirando al pequeño Scorpius que ahora sollozaba de manera silenciosa y muy quieta entre los brazos de la joven, quien parecía preocupada, al igual que la otra joven.

 

Harry había recostado a Malfoy, en la que había sido alguna vez su cama, incluso en ese tiempo en que había comenzado una relación con Ginny, esa pequeña cama había sido la más cercana a un lugar donde realmente descansar.

 

Sé quedó unos minutos mirando a Draco, en que solo ahora podía notar las profundas ojeras que adornaban los ojos del rubio, en como parecía mucho más delgado y que su piel había adoptado un extraño tono grisáceo, muy diferente a la piel de porcelana que el joven solía presumir en sus años de escuela.

 

Harry no reaccionó hasta que sus manos estaban en el rostro del otro, removiendo esos pequeños mechones de su flequillo, los cuales se habían pegado a su frente aperlada por el sudor; la piel del rubio era suave, tersa por así decirlo, se sentiría igual que al tocar los pétalos de las rosas que Molly acomodaba en el centro de la mesa del comedor.

 

Un golpe en la puerta llamó la atención del moreno, haciéndole alejar su mano de manera brusca, sintiéndose como un niño al que descubren en una travesura, su corazón latía demasiado rápido y sus manos habían comenzado a sudar de manera exagerada.

 

—Harry…—Ginny abrió con cuidado, dejando ver al pequeño rubio con el rostro enrojecido por las lágrimas y el llanto, que hasta ahora se prolongaba. —Scorpius no deja de llorar, creo que lo mejor es que se mantenga junto a Malfoy ahora.

 

Harry sonrió, la pelirroja realmente era una gran madre, sus tres hijos eran realmente afortunados de tener una madre como la pelirroja; el moreno, simplemente extendió sus brazos, en un  gesto que solía hacer con James y Albus, no lo pensó, simplemente se sintió tan enternecido como lo hacía con sus hijos, pero rápidamente el niño se aventó a sus brazos y se hundió en el pecho del moreno, sollozando nuevamente, mojando la camisa del moreno en el proceso.

 

—Harry…— Ginny lucía preocupada, sus hijos eran pequeños, pero Al tenía la edad de Scorpius, de alguna manera todo eso les destrozaba un poco el corazón a ambos.

 

—Me quedaré con ellos, si no te molesta, puedes ver a los chicos, no quiero que se preocupen por todo lo que pasó.

 

—Son mis hijos también Harry, jamás me molestará, solo cuídalo…

 

Ginny salió, no sin antes darle una enternecedora mirada al otro, como si en silencio le estuviese queriendo decir muchas cosas.

 

Harry acarició la cabeza del niño, se sentó en la cama donde se encontraba Draco y habló con suavidad. —Scorpius, no debes llorar así, a papá no le gustaría verte así.

 

—Papi no petada, se ida como mami…

 

Harry sintió su pecho apretarse, él no había tenido padres y entendía el dolor de sentirse solo, pero era distinto el caso del niño, ese pequeño había vivido la muerte de padre a una corta edad, como para ahora estar sintiendo que estaba perdiendo a su padre.

 

—No pequeño, papá solo está durmiendo, se siente cansado y por eso lo vamos a dejar aquí a que duerma, lo vamos a arropar, podemos ir a comer algo mientras lo dejamos descansar. — Harry tomó la manta tratando que el menor le siguiera el juego.

 

—No, quedo etad con papí. —Scorpius miraba a su padre, mientras apoyaba su cabeza en el hombro del moreno. — Quedemonos.

 

Harry se había quedado en ese lugar, viendo al pequeño llorar y cerrar los ojos, hasta quedarse dormido, igual que su padre.

 

Harry fue sacado de sus pensamientos por unos suaves golpecitos en la puerta. —Adelante…

 

—¿Papi? —James asomó la cabeza, de la mano de Scorpius. —Mami dice que no puedes jugar con nosotros, de verdad no quieres estar con nosotros, era nuestro día…

 

—Amor…

 

—¿Quién es ese niño? —James se acercó, tratando que Albus lo siguiera.

 

—Ellos son los Malfoy, él Draco y este pequeño es Scorpius. —Dijo el moreno señalando el pequeño.

 

—¿Está tiste? —Albus soltó la mano de su hermano, quitando entonces la pequeña lágrima que bajaba por la mejilla del otro.

 

—Si, Scorp perdió a su mamá, ella murió y su papá está un poco enfermo, por eso no pude jugar con ustedes, lamento no estar a su lado…

 

—No papá. — James sonrió. — Está bien. —El mayor miró a su hijo, notando que miraba a Albus, quien acariciaba la mejilla del peliplata con ternura.

 

—mmm. —Harry dejó de mirar a sus hijos, al notar como Draco se removía en la cama. — Scorp…—El peliplata abrió los ojos de golpe, tratando se levantarse, pero una fuerte mano sobre su pecho lo detuvo.

 

—Tranquilo, está bien, ambos lo están y tú no debes levantarte de golpe de esa manera. — Harry sonrió ante la mirada somnolienta y de desconcierto que Draco le estaba dando en ese momento.

 

—¿Potter? —el rubio notó la presencia de los niños a su alrededor. — No recuerdo mucho ¿Qué ocurrió?

 

—Te desmayaste, asumo que estabas demasiado estresado con todo lo que estaba pasando, debes descansar más y ahora que tú hijo está contigo, será más fácil, te dejaremos para que descanses. —Harry se puso de pie, hasta que sintió una mano sobre su muñeca.

 

—Potter…

 

—Malfoy descansa, tú y tu hijo lo necesitan…

 

—Les debo demasiado, a ti y a Weasley, yo…

 

—Luego hablaremos de eso, ahora descansen. — James tomó la mano de su padre, sonriéndole al rubio mayor. — Vamos Al. — Harry llamó a su hijo, quien seguía concentrado en el pequeño rubio.

 

—Okey papi…— Albus se inclinó, dejando un beso en la mejilla del pequeño, bajo la mirada de los demás. — Bye bye Scop, bye bye Señod Malfoy.

 

Los Potter salieron, dejando a un Draco confundido, quien se acurrucó entre las mantas, no se parecía a las que tenía en casa, pero por primera vez en mucho tiempo, se sentía confortado; acercó a su hijo y lo acurrucó contra su pecho, dejando un suave beso en la frente del menor.

 

Draco había saboreado algo que desconocía, sin saber lo que había pasado con él cambiarían de ahora en adelante, pero teniendo a su hijo, la luz de su vida, seguía con él.


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