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DYLMAS / NEWTMAS por Sakurako

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Notas del capitulo:

Bueno, otro capítulo cortito. 

 

Es pero les guste. 

UNA NOCHE

 

-¿Estás bien?

“¿Estás bien?” odiaba tanto que le preguntaran eso. Dio la respuesta obvia, “Sí, estoy bien”. Claro que no estaba bien, estaba enfermo. Estaba perdiéndose a sí mismo y nadie parecía notarlo. Mejor así.

Se levantó de su lugar y fue a acostarse en la litera, necesitaba cerrar los ojos un momento. Se sentó en la vera del catre y, con los ojos cerrados, dejó caer la cabeza hacia atrás al tiempo que suspiraba pesadamente.

-Ey…- tocaron en la puerta.

-Tommy, dije que estoy bien.

-Lo sé.- sonrió, aunque la preocupación en su rostro no disminuyó. Se acercó al catre y se sentó al lado del rubio. Aunque no sin antes cerrar la puerta a su espalda. -Yo sólo quería hablar contigo.

-Está todo listo para mañana, ustedes irán a Denver y yo me quedaré aquí, protegiendo la nave.

-Vendrás con nosotros.

-No. Si yo voy no nos dejarán pasar, eso dijo Jorge, ¿recuerdas?

-Entonces me quedo contigo.

-Tommy…

-No voy a dejarte, Newt. No soy idiota, sé que algo pasa.

-Te lo dije, estoy bien.

Ambos se quedaron en silencio. Uno sentado al lado del otro.

Thomas se sentía nervioso, ansioso. Sabía que algo le molestaba y odíaba pensar que Newt no le tuviera la suficiente confianza como para contárselo. Aunque debía ser honesto, esa no era la única razón.

-Oye…- le llamó, tomando su mano, la que descansaba en el colchón. Newt no la quitó, por el contrario, le dio un apretón y luego se volvió para sonreírle. –Sabes que cuentas conmigo, ¿cierto? Para lo que sea. Estamos en esto juntos. JUNTOS.- recalcó.

-Lo sé…- dijo y dejó caer su cabeza para dejarla descansar en el hombro de Thomas. –Estoy cansado, eso es todo.

-Pues descansa.- le respondió atrayéndolo para quedar recostados en la pequeña cama, lado a lado. –Duerme un poco…- le pidió estrechando el abrazo.

Newt no pudo evitar sonreír. Cerró los ojos y sin esfuerzo se quedó profundamente dormido.

Por primera vez en mucho tiempo no tuvo pesadillas. Su sueño fue diferente.

Él estaba en CRUEL. De alguna manera parecía verlo todo desde afuera y aun así desde su cuerpo, un cuerpo más joven. Llevaba un traje blanco, como el de todos los demás. Ahí había un hombre con una bata de doctor preparando tenía una tabla en la mano, parecía estar apuntando algo en ella. Pero a Newt no le importó, desvió la mirada y ahí estaba.

Desde la habitación donde se encontraba, a través del ventanal, podía ver a Thomas trabajando un piso más abajo, frente a él estaba Teresa, ambos reían, parecían estarse comunicando sin siquiera abrir la boca. A él le intrigaba eso, la idea de saber que existía esa clase de intimidad. Se preguntó si algún día llegaría a ser igual entre él y Thomas. Lo dudó.

Durante algún tiempo se sintió triste, sabía que era diferente de los demás chicos, aunque no entendía por qué. Jamás hablaba de esto con nadie, no con los psicólogos y mucho menos con la doctora Paige. Pero los sentimientos tienden a desbordarse y los de él eran demasiado fuertes para contenerlos durante mucho tiempo más.

De repente se vio en otra habitación, una muy parecida a la anterior aunque allí estaban ellos dos solos.

-La quieres mucho, ¿no es cierto?- resonó en la habitación.

-Claro…- respondió Thomas. –Como a ti o a los demás chicos. Somos amigos.

-Pero a ella la quieres más. Eso es obvio.- replicó triste, bajando la mirada. Nervioso al darse cuenta de que no había podido contenerse más.

-¿De qué hablas?

-No importa.

-No la quiero más que a ti.

-¿Qué?

-¿Es eso lo que te preocupa? ¿Que la quiera más que a ti?- Thomas se había acercado a Newt, se había acercado tanto que el rubio sintió que el oxígeno se hacía más denso y pesado. Se acercó tanto que sus cuerpos casi se tocaban. Los brazos de ambos caídos a los costados se movieron casi al mismo tiempo para rosar los dedos, Thomas jaló ligeramente de Newt y entonces le besó.

Su primer beso. Había sido un beso tímido, algo torpe, pero había sido lo que siempre soñó.

-Yo…- comenzó Newt, sin saber cómo continuar.

-Lo sé…- comprendió Thomas. Ambos se sonrieron.

-¿Esto tendremos que decírselo a la doctora Paige?- preguntó el rubio. Ambos un poco mareados por las emociones. Ambos sonrojados por la pena.

-No. Esto será sólo nuestro.- dijo con determinación. -Pero se lo contaremos a los chicos cuando todo termine.

-¿Ni siquiera le dirás a Teresa?

-Ni siquiera a Teresa.- convino.

Newt sonrió más ampliamente y Thomas le imitó. Y se habría acercado para besarse nuevamente pero entonces alguien irrumpió en la habitación.

 

Y Newt despertó un poco exaltado. Era Minho, quién con su acostumbrada delicadeza había azotado la puerta al entrar  sin siquiera llamar.

-Lo siento.- se disculpó al notar que había despertado a Newt, tomó algo de la mesilla y volvió a salir, aunque no sin antes agregar: –Y descuiden, yo dormiré en la otra habitación con sartén.- y les guiñó un ojo para terminar.   

Newt no comprendió. Luego de que Minho cerrara la puerta escuchó la respiración a su lado. Thomas se había quedado dormido también. El rubio sonrió y se inclinó para besarlo en los labios. Thomas sonrió en medio del beso. Últimamente no había mucho tiempo para besos o sonrisas.

-Vaya, parece que la siesta te sentó bien. Tu humor ha mejorado bastante.

-Tuve un sueño agradable.

-Quieres contármelo.

-No.

-Oh, ya entiendo…- sonrió pícaramente y Newt se sonrojó. –A ver si podemos volverlo realidad…

-Tommy…

Thomas se inclinó sobre Newt y volvió a besarlo, un beso apasionado, uno que desde hace tiempo se moría por compartir. Le sacó la chamarra, él también se deshizo de la suya. Comenzó a desabotonar la camisa y notó como su piel se erizaba, supuso que se debía al frío así que se recostó sobre él para cubrirlo con su propio cuerpo. Seguían besándose, y sus manos recorrían su pecho y costado. Newt se dejaba hacer, sus manos aferradas a la espalda de Thomas. El moreno abandonó los labios del rubio para atender su cuello y viajar hacia su abdomen. Al otro comenzaba a alterársele la respiración. Newt se llevó una mano a la boca y la mordió para reprimir un gemido. Thomas comenzaba a sacarle el pantalón.

Con un movimiento rápido, él se sacó el suyo. El pelinegro regresó a su posición sobre el cuerpo del rubio. Por un segundo sus miradas se encontraron, no había miedo, ni locura, no había guerras ni catástrofes, sólo ellos en esa habitación, juntos por fín. Más besos. Era como si intentaran compensar todos los besos que no recordaban y aquellos que no pudieron darse.

-Tommy… ¿estás seguro?- preguntó al notar que el pelinegro comenzaba a jugar con el borde de su ropa interior.

-¿Y tú?- respondió, repentinamente temeroso de estar haciendo algo que pudiera lastimar al otro. Pero Newt le sonrió y luego asintió. Y eso fue todo lo que necesitó para continuar.

-Te amo…- le dijo Thomas al oído, mientras lo invadía.

Un par de lágrimas rodaron por las mejillas de Newt. Thomas la enjugó con besos, pidiéndole perdón, temiendo que le hubiera hecho daño. Era la primera vez para ambos y no estaba seguro de estar haciendo lo correcto. Pero se dejó guiar por el instinto. Y el instinto le decía que todo estaba bien. El instinto y la respuesta de Newt.

-Yo también te amo, Tommy…- dijo con voz ahogada. Esas palabras, sabía que era verdad. Lo sabía porque lo sentía en cada beso, en cada caricia, en cada mirada.

Esa noche hicieron el amor por primera y única vez.

Esa noche fue lo que le dio a Newt el coraje que necesitaba para enfrentar cualquier cosa que pudiera pasar. Para escribir esa carta que tanto le costaba si quiera comenzar.

Esa fue la noche más feliz de Newt. Todo había valido la pena sólo por estar así con él. La vida le había dado más de lo que merecía. Todo lo que le habían quitado, se lo habían devuelto en él, en Thomas.

Su Tommy…

 

Notas finales:

¿Qué les pareció? 

 


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