CELOS
La rueda de prensa estaba dispuesta. Todo listo. Ya sólo faltaban los chicos. Esa tarde sólo serían Thomas Brodie-Sangster y Dylan O’brien. Más temprano había sido el turno de Kaya Scodelario y Ki Hong Lee. Creían que había una razón para emparejarlos de esa manera, ya que lo “normal” hubiera sido: Kaya y Dylan, ¿no?
La entrevista comenzó con diez minutos de retraso. Los chicos se habían disculpado con los reporteros hasta el cansancio. Aunque las excusas parecieron demasiado tontas. Además no importaba la impuntualidad era un crimen.
La primera entrevista fue algo lenta, Thomas y Dylan parecían algo distraídos. Dylan más de lo usual. Sus repuestas bastante extrañas y confusas, más de lo normal. Tres entrevistas más y todo hubo terminado. Ninguno de los dos estaba seguro de lo que habían contestado a cada pregunta. Había demasiado en sus mentes como para procesar cualquier otra cosa.
Y es que un par de horas antes de arribar al lugar, cuando aún estaban en el hotel, preparándose para la rueda de prensa, sucedió lo impensable.
Hacía semanas que Thomas actuaba de manera extraña, parecía molesto con Dylan. No importaba que hiciera el castaño, a Thomas parecía irritarle el comportamiento de chico. Y esa mañana, todo explotó.
-Oye, Thomas, me preguntaba si querrías venir esta noche al bar con nosotros.
-¿Nosotros?
-Sí, Tyler y…
-Tyler...- la manera en que había dicho el nombre y rodado lo ojos.
-Sí, Tyler. Will y Ki Hong dijeron que sí. ¿Qué dices, vienes?
-No gracias.
-Vamos, será divertido, lo prometo.
-No lo dudo.
-Oye, ¿qué te pasa? Si tienes algún problema conmigo, deberías sólo decirlo. Hace tiempo que actúas de manera extraña y…
-No actúo extraño. Simplemente no me apetece interponerme entre tú y tu amiguito Tyler.
-¿Interponerte?
-¡No soy idiota, Dylan. Sé lo que pasa entre ustedes dos! ¡Tú y ese… Tyler!- de verdad, la manera en que pronunciaba ese nombre, perecía estar diciendo la peor grosería del mundo.
-¿Y qué pasa entre nosotros dos según tú?
-Mira, mejor lárgate ante de que acabes con mi paciencia.
-No. Dime qué es lo que tanto te molesta. ¿Te molesta que Tyler venga a visitarme? ¿Es eso?
-Puedes hacer lo que quieras, con quien quieras.
-Entonces dime, ¿es eso? ¿Estás celoso de él?- Pudo haberse ofendido, o reído, o negarlo pero en lugar de eso Thomas se sonrojó.
Dylan sonrió. Una de esas sonrisas que te hacen querer matarlo o besarlo. Y Thomas apartó la mirada antes de atreverse a hacer cualquiera de las dos.
-¿Qué? ¿De qué demonios estás hablando?
Otra sonrisa de Dylan. Esta vez acompañada de esa mirada pícara, también tan propia de él. Se aseguró de cerrar la puerta con llave y caminó hasta donde el rubio se mantenía ocupado, intentando ignorarlo.
-Es eso. Estás celoso.- Afirmó. Thomas se volvió al escucharlo tan cerca de sí.
Dylan se acercó más, hasta arrinconarlo contra el closet y entonces lo tomó de los hombros y estrelló sus labios con los de él. Thomas estaba sorprendido por la acción. Su primer instinto fue alejarlo y lanzarle un golpe certero a la quijada, pero en lugar de eso lo abrazó y correspondió el beso.
Al principio el beso fue extraño, primero sólo eran unos labios sobre otros, pero luego se volvió algo rudo y demandante. Un beso entre dos hombres. Era como si los dos lucharan por tener el control en ese momento.
El beso no duró mucho, apenas unos cuantos segundos. Pero cuando se separaron, estaban agitados y algo temblorosos. Se quedaron mirando el uno al otro sin decir nada. Thomas se llevó los dedos a los labios y los tocó suavemente, como si temiera borrar el beso que acababan de compartir. Dylan por otro lado, sonrió de medio lado, una sonrisa de autosuficiencia, de satisfacción.
¿Desde cuándo Dylan era tan confiado? Se preguntó Thomas.
-Le diré a Tyler que no puedo ir. Seguro que no le importará.
-Sí, haz eso.
Dylan asintió. Estaba embelesado por la expresión tonta y llena de confusión del otro. Lucía lindo cuando fruncía así el entrecejo. Lo cual hacía muy a menudo, ahora que lo pensaba.
Se acercó de nuevo y volvieron a compartir otro beso, uno menos forzado y más apasionado.