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A Stray but Bulletproof family por Nia_Kaia

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Notas del capitulo:

Gracias por leer ^^/

Chan no pudo evitar pensar que el chico que estaba dando el discurso de bienvenida se veía bastante tierno en su nerviosismo, como alguien a quién se debiera amparar a toda costa de la dureza de la realidad. No lo conocía, pero todo en él gritaba “inocencia” a los cuatro vientos, y Chan sabía que haría todo lo que estuviera en su poder para protegerlo, aún cuando desconociera el motivo.

Por supuesto, él no era el único en pensar de esa manera; un hombre musculoso de cabello castaño claro, y bastante alto la verdad, que estaba cerca suyo tampoco le sacaba la vista de encima (¿sería su hijo quizás? ¿O habría llamado su atención por otra cosa?), e incluso los hermanos de Chan comentaban entre ellos lo tierno que parecía, al menos a simple vista.

Cuando terminó el discurso, todos los alumnos se fueron dispersando, y Chan se encaminó junto con Woojin a su clase al tiempo que Minho se despedía de ellos con alegres gestos de la mano.

— ¡Suerte sobreviviendo al primer día de clases, hyungs! Hoy voy a la academia de baile, no me esperen para volver a casa— y tras decir eso último, desapareció entre la multitud.

Tras saludar al menor, ambos jóvenes se encaminaron en silencio al aula que compartían. Por el camino se cruzaron con Namjoon, que se encaminaba a impartir su primera clase del día. Él los saludó con lo que intentó ser un guiño de complicidad que ambos chicos ignoraron olímpicamente (no querían pasar vergüenza desde tan temprano, mucho menos en el primer día de clases). Apurados como estaban por huir de una posible situación embarazosa, no notaron que el señor alto y musculoso que Chan había visto antes detenía a Namjoon para hablar con él, y tampoco vieron cómo éste se paralizaba absolutamente al verle, como si hubiera visto un fantasma del pasado materializarse frente a sus ojos.

 

°~°

 

Al otro lado del salón Changbin se concentraba en permanecer desapercibido, algo en lo que su gorra, completamente original, no lo ayudaba. Si bien era alumno de segundo año, era su primer día en esa escuela y a pesar de que le había dicho a su padre que “solo era un día más” la verdad era que estaba muy nervioso. Siempre había sido de esas personas a las que les costaba romper el hielo, aunque una vez dado el primer paso no le costaba hacerse amigos.

Al momento en que los profesores les indicaron que el día comenzaría en poco tiempo la mayoría de los alumnos enfiló hacia donde Changbin suponía que se encontraban la mayoría de las aulas, él sabía que le había tocado la clase 3 del segundo año, pero no sabía donde estaba físicamente ese lugar, así que agradeció que los habían acomodado según sus rangos de edades por lo que supuso que solo debía seguir a los alumnos que estaban cerca suyo hasta encontrar un aula que tuviera la inscripción “2-3”. Observó de reojo mientras algunos chicos y chicas saludaban a sus padres y su mirada se cruzó con la de un chico que tenía una de las sonrisas más genuinas que Changbin había visto en su vida. El negro cabello castaño del joven le caía sobre la frente en un flequillo que apenas dejaba ver sus ojos. Chabgbin desvió la mirada y siguió a los alumnos delante de él arrastrando sus pies.

— ¿Eres nuevo, verdad? — la voz que le habló era dulce y Changbin supo al instante de quien se trataba. Giró un poco su cabeza para volver a encontrarse con la mirada del pelinegro.

— ¿Se nota mucho? — le preguntó él en cambio.

El chico le sonrió antes de responder:

— Creo que habría notado antes a alguien que tuviera una gorra así. — extendiéndole la mano se presentó: — Kim Minho, segundo año, el mejor bailarín que vas a conocer en tu vida.

Changbin soltó una carcajada al oír la última frase pero decidió seguirle el juego mientras le estrechaba la mano”:

— Jung Changbin, segundo año, el mejor rapero que vas a conocer en tu vida.

Minho abrió mucho los ojos al escuchar eso.

— ¿De verdad? Wow, siempre he querido aprender a rapear. Creo que el destino quería que fuéramos amigos. ¿Me enseñarás?

— Claro. — Changbin pensó en si era una buena idea pedirle que le enseñe cómo bailaba, porque él sí sabía bailar un poco, teniendo un padre cuya vocación es el baile y que tiene una de las academias más prestigiosas era difícil no saber, pero decidió que mejor esperaría a otro momento.

Sin darse cuenta ya habían llegado al aula, la inscripción “2-3” se veía en una placa al lado de la puerta. Changbin estaba a punto de entrar cuando un chico salió casi corriendo del aula chocándose de frente con Changbin quien lo sostuvo por los hombros para no caerse hacia atrás con el chico encima, quien por la sorpresa exclamó un suave “auch” antes de mirar hacia arriba y darse cuenta de que había chocado con alguien. De pronto Changbin se encontró observando los ojos castaños más lindos que jamás había visto, en un rostro adornado con pecas, que poco a poco se fue tornando un poco rosado. El joven se alejó de un saltó y haciendo una reverencia dijo:

— Lo siento mucho, sunbae, mi hermano y yo nos hemos perdido. Creíamos que esta era el aula de los alumnos de primer año. — el niño hablaba a una velocidad que casi doblaba la de Changbin cuando rapeaba. Casi. Pero no.

— No te preocupes, a mí solía pasarme todo el tiempo cuando iba a primer año, esta escuela es un laberinto. — respondió Minho apoyando su codo en el hombro de Changbin quien se había quedado sin habla. — ¿Qué clase están buscando? — les preguntó Minho al ver salir del aula también a otro chico que se veía más joven que ellos.

— El aula 1-3, sunbae. — respondió el otro.

— Oh, está justo aquí a la vuelta, síganme, yo los llevaré. Changbin, tú entra y si el profesor pregunta dónde estoy dile que estoy llevando a unas ovejitas a casa.

— D-de acuerdo. — murmuró el aludido mientras entraba al aula detrás de un último “lo siento, sunbae” pronunciado por el menor.

— No te preocupes, lo superará... creo. — respondió Minho mientras les hacía un gesto con la mano para que lo siguieran.

Hyunjin siguió a su sunbae sin perder un segundo pero Felix dio una última mirada hacia atrás a dónde Changbin se estaba sentando en una de las sillas. Changbin. Decidió no olvidar el nombre ni la cara de ese chico, dispuesto a disculparse correctamente en cuanto pudiera. Pero por lo pronto siguió a su hermano por el pasillo que les indicaba el otro sunbae.

— ¿Cuáles son sus nombres? Yo soy Minho, si quieren pueden llamarme hyung, si necesitan una guía de nuevo pueden pedirme, ya saben dónde está mi aula.

— Yo soy Hyunjin y él es Felix, mi hermano.

— ¿Y van a la misma clase? Generalmente a los hermanos los ponen en clases diferentes… — murmuró Minho más para sí que para ellos.

— No, Felix va a la 1-1 pero estábamos buscándolas juntos.

— La 1-1 está en otro piso. Pero no pasa nada también lo llevaré sano y salvo. — dijo Minho frenando frente a una puerta con la inscripción “1-3”.

— Gracias, hyung. — Hyunjin se despidió con una reverencia y saludó a su hermano con la mano.

Felix lo observó en silencio entrar al aula de la que solo salían gritos sin percatarse de la mirada que Minho le daba.

— ¿Quieres decirle algo a tu hermano o..? — Minho le preguntó haciendo que Felix volviera a la tierra.

— Oh… no, no, lo siento, hyung, solo estaba… — hizo un mohín mirando hacia abajo — No lo sé…

— ¿Estás nervioso?

— Sí, digo no, es solo que… — Felix suspiró. — Nunca hemos estado en diferentes clases.

— Siempre hay una primera vez para todo, no te preocupes, estoy seguro de que todo irá bien.— Felix le sonrió y Minho le hizo una seña para que lo siguiera.

Caminaron hasta el final pasillo hasta una escalera por la que subía un hombre, de cabello rubio y mirada amable, que sin duda era un profesor. El hombre al verlos frunció el ceño y le preguntó:

— ¿Minho, qué haces aquí en vez de estar en tu aula?

— Pap...rofesor Kim, estaba acompañando a este chico a la suya, está perdido. Es de primero.

El profesor Kim asintió lentamente.

— Mmm… ya veo, bien, pero no tardes demasiado, en quince minutos empiezan las clases.

— Si, no te preocupes.

El profesor siguió subiendo las escaleras y dobló hacia el pasillo de la derecha, al pasar por su lado Felix le hizo una reverencia y el profesor asintió.

Kim Namjoon observó de reojo a su hijo acompañar al chico más joven, luego siguió caminando hasta llegar a la sala de profesores donde había una conglomeración de madres que, como era de esperarse el primer día, querían hablar con los profesores de sus hijos por diversas razones a las que a veces Namjoon no les encontraba lógica.

Sin embargo su trabajo como profesor incluía ocuparse de los padres de los alumnos, así que entró a la sala de profesores donde cada profesor estaba hablando con una madre y buscó con la mirada su escritorio donde ya lo esperaba alguien. Y nunca jamás creyó estar preparado para enfrentarse a quién vio.

Jeon Jungkook estaba sentado delante de su silla esperando ser atendido mientras miraba algo en su celular que tenía una funda roja, seguramente de Iron Man, pensó Namjoon, aunque no creía que él siguiera siendo el mismo niño que siempre había sido, después de todo habían pasado casi veinte años desde que no se veían. A Namjoon incluso se le ocurrió que él venía a pedir que lo dejaran estudiar en la escuela ya que, para él, Jeon Jungkook siempre sería un niño.

Pero el hecho de que estuviera ahí significaba no solo que venía a hablar con él sino que además tenía hijos que probablemente iban a esa escuela y de quienes él iba a ser su profesor.

Recordó la pequeña charla que había mantenido hacía unos minutos con él en el salón donde habían llevado a cabo la ceremonia de inicio de clases. Jungkook lo había parado para preguntarle como hacer para hablar con el profesor encargado y él le había respondido que fuera a la sala de profesores y ahí esperara hasta que el profesor a cargo de la clase de su hijo lo atendiera. Sin embargo jamás imaginó que dicho profesor sería él mismo. Como tampoco imaginó que Jungkook no lo reconocería. Habían pasado muchísimos años de amistad juntos como para que lo olvidara de aquella forma.

Tomando una bocanada de aire decidió que era tiempo de enfrentarse al joven, así que dio un paso hacia adelante para aparecer frente al campo de visión de Jungkook y sentarse delante de él al otro lado del escritorio. Jungkook al verlo no lo reconoció enseguida, en cambio le preguntó:

— ¿Profesor Kim?

— Ese soy yo. — Namjoon le respondió con una de sus perfectas sonrisas.

— Buenos días, — Jungkook le tendió la mano — soy el padre de Jisung, de su clase, solo quería hablar con usted antes de que empezaran las clases para decirle que mi hijo es un poco… bueno, él puede ser problemático, pero es un buen chico, si alguna vez hace algo malo le pido que me avise y que no caiga en sus trampas porque puede ser muy tramposo y molesto y de verdad le pido perdón pero… — Jungkook suspiró sin saber qué decir. En el colegio anterior había tenido problemas por el comportamiento de su hijo y no quería que volviera a sucederle lo mismo en este.

Namjoon por su parte estaba preocupado. En primer lugar Jungkook no lo reconocía, no sabía si sentirse dolido por eso o si era mejor no darle importancia. Quizás Jungkook sí lo había reconocido pero no quería hacérselo saber. En segundo lugar, el que su antiguo dongsaeng estuviera hablando tan rápido solo podía significar que estaba muy preocupado por esa situación. Y en tercer lugar, ¿por qué Jungkook estaba aquí en lugar de la madre de su hijo? Generalmente eran las madres quienes venían a hablar sobre lo magníficos que eran sus hijos y cómo si hacían algo malo ellos no eran responsables sino la institución. Y sin embargo ahí estaba Jungkook, diciéndole todo lo contrario. ¿Qué le había pasado en esos años para estar así de decaído, perdido y cansado?

— ¿Jungkook?

El menor levantó la cabeza lentamente, no recordaba haberle dicho al profesor su nombre, pero al ver a los ojos al hombre se sorprendió cuando algo en su mirada le recordó a uno de sus mejores amigos de su juventud. Y de alguna forma sus ojos fueron a parar a una pequeña tablilla de plástico que llevaba el nombre de “Kim Namjoon”.

— ¿Namjoon-hyung?

El profesor Kim le sonrió. Es decir, Namjoon le sonrió.

— ¿Cómo es que…?

— ¿Que soy profesor? Bueno, me gradué en el profesorado de lengua coreana en la universidad de Seúl. — lo interrumpió Namjoon dejando más confundido a Jungkook.

— Sí, lo recuerdo, es decir, recuerdo que estabas estudiando eso pero… ¿cómo eres el profesor de mi hijo?

Namjoon rió suavemente, marcándosele el hoyuelo que Jungkook recordaba.

— Creo que esa charla debemos dejarla para algún momento en el que tengamos más tiempo. ¿Hay algo más que quieras decirme sobre… — Namjoon miró entre sus papeles hasta encontrar el nombre del hijo de Jungkook — Jisung?

Jungkook aún estaba con la boca abierta de la sorpresa, pero se las arregló para parecer serio, aunque ya no podía hacerlo, y respondió:

— No, solo era eso. Tuvimos algunos problemas en la escuela anterior…

— Ah sí, aquí veo — agregó Namjoon mientras leía el reporte de Jisung. — Un caso de cortarle el pelo a un compañero y de mojar las cosas de otro. Además veo que a veces golpeaba a algunos niños.

Jungkook bajó su rostro avergonzado y suspiró.

— La verdad es que ellos son adoptados. Y había muchos niños que se burlaban de ellos. Jisung solo los protegía a él y a su hermano.

Namjoon lo observó lentamente, de esa forma que siempre solía hacer, como leyéndolo completamente, su hyung siempre había podido entenderlo con solo una mirada.

— Ya veo. — Namjoon cerró el libro en el que se encontraba la información de todos sus alumnos. — Creo que él es un buen chico, solo que ha encontrado a personas equivocadas. No te preocupes, me ocuparé de que aquí no tenga razón para causar problemas.

— Gracias.

Jungkook le regaló una sonrisa lastimada pero completamente genuina. Entonces Namjoon le dijo que si no tenía nada más que decirle sobre su hijo debían dejar de hablar porque había otras personas esperando para hablar con él.

— Claro, este trabajo debe ser agotador. — respondió Jungkook y después de levantarse, hacerle una reverencia y agradecerle dio media vuelta para alejarse, pero la voz de Namjoon llamándolo hizo que se volviera a mirarlo.

— Fue bueno verte, Jungkook.

Namjoon le sonrió y el menor le devolvió el gesto antes de darle su lugar a una mujer que parecía a punto de estallar del enojo por haber tenido que esperar. Jungkook le deseo buena suerte a Namjoon y se dirigió a la salida.

Sin embargo no caminó ni dos pasos que una voz diferente volvió a llamarlo. Pero esta vez él reconoció la voz. Reconocería esa voz aunque pasaran mil años. Sin perder un segundo Jungkook se giró hacia el sonido y sus ojos encontraron los ojos avellana de Park Jimin. Su única debilidad en ese mundo.

— Jimin. — murmuró y él le sonrió como siempre, entrecerrando los ojos y ampliamente. Y Jungkook supo que aunque habían pasado veinte años él nunca había dejado de amar a Park Jimin.

 

Notas finales:

Muchas gracias por leer

Nos leemos en el próximo ^^/


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