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Te odio, te amo por lizergchan

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Disclaimer: Los personajes de Marvel no me pertenecen, sino a Marvel Estudios, Disney y a Stan Lee. Este fanfic lo hice solo y únicamente como diversión.

Personajes: Dr. Strange/Tony Stark.

Aclaraciones y advertencia: Romance, algo de Ooc, omegaverse y lo que se me vaya ocurriendo, kesesesese.

 

Beta Reader:

 

Resumen: Tony se ofrece a casarse para que el reino Místico se una a la alianza conocida como los Vengadores, siendo un omega mayor, sus oportunidades de tener una familia son casi nulas, está podría ser su última oportunidad de ser feliz, aunque viva en un matrimonio sin amor, pero tal vez su nueva vida le dé más libertad de la que soñó jamás.

 

—f

 

 OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

Te odio, te amo

 

 

Capítulo 10.- Caída y renacimiento parte II

 

 

Hope era lo que se podía considerar una hibrida o incluso una mestiza: hija de una hechicera y un humano. Su edad biológica era la misma que su apariencia, convirtiéndole en la más joven de los Generales, pero no por eso la más débil; era una habilidosa guerrera versada en la magia y la alquimia, gracias a su padre.

 

Hope había decidido quedarse en el reino. Con Stephen recién enlazado, Ancestral y el resto de los Generales en tierras extranjeras alguien debía permanecer en el palacio.

 

Suspiró pesadamente mientras entraba al salón de la corona. Era una habitación amplia cuyos pisos, columnas, paredes y techo estaban recubierto con metales y joyas preciosas. Siete escaleras conducían a dos tronos, uno de oro con un fénix tallado tan amplio que fácilmente podía ser usado por tres personas, el otro era de plata y un poco más pequeño con la imagen de un dragón.

Frente a los tronos, había pequeños tapetes de tejidos de diferentes colores representando cada lugar de los miembros del concejo formado por los Generales, eruditos y representantes regionales.

 

—La última vez que un General estuvo a solas en este lugar, la reina consorte terminó asesinada —Hope se sobresaltó. Un hombre regordete y cabeza rapada le miraba con seriedad, su nombre era Wong, el consejero y hombre de más confianza de Stephen, sin mencionar que fue su tutor durante su juventud.

—¡Excelencia! —exclamó ella —Me ha dado un buen susto. No lo escuché llegar —Wong asintió con el ceño fruncido, aún no recibía su explicación.

—¿Qué hace aquí sola, General Primavera?

—Nada en particular Enviado Celestial —dijo Hope mientras posaba la mirada en el trono de plata —. Me preguntaba cómo era Su Majestad, la reina consorte.

Wong recordó con nostalgia a Stephanie, una mujer fuerte, sabia y con un gran sentido de la justicia, cuando murió, el corazón de Ancestral se fue con ella.

 

—Ella… —un fuerte temblor le interrumpió. Su magia vibró con tal angustia que les hizo querer llorar.

—No —dijo Wong e inmediatamente abrió un portal que atravesó seguido de Hope.

 

Llegaron a un invernadero, en el centro había una hermosa ave de tonalidades amarillas cuya forma era muy parecida a una grulla, pero su plumaje era tan brillante y largo como el de un pavorreal.

 

El ave aleteaba desesperada.

 

—… ¡Muerta!, ¡Muerta! —gritó antes de precipitarse al suelo y fallecer. Hope se cubrió la boca.

—El ave Nisei esta… —los ojos de la mujer se abrieron al máximo, las lágrimas escaparon sin encontrar resistencia. De pronto las piernas de Hope no fueron capaces de sostenerla y terminó en el suelo, de rodillas.

Wong no se encontraba en mejor condición, pero hacía todo lo posible por mantener la calma, debía hacerlo, por Stephen, por el reino y por supuesto, por la misma Ancestral.

 

—Arriba General, no podemos dejar que nuestras emociones nos impidan cumplir con nuestro deber —ella asintió, su trémulo cuerpo apenas podía mantenerse en pie, pero Wong tenía razón, debía ser fuerte, su príncipe y el reino la necesitaban.

 

Hope se limpió las lágrimas, se acercó al cadáver del ave y lo cargó con cuidado, miró al hombre con determinación.

 

—Vaya con el príncipe, en estos momentos lo necesitará, yo me encargaré de los preparativos pertinentes —Wong asintió con la cabeza antes de desaparecer en una columna de humo azul.

 

Hope se quedó sola; miró al ave con pesar, no tardaría mucho en convertirse en un huevo.

 

 

 

 

Stephen, Tony y Peter habían regresado al palacio principal donde Wong y Clea ya los esperaban.

 

—¿Dónde está? —preguntó Strange con voz entrecortada. El omega apretó la mano del príncipe, tratando de darle ánimos, aunque no sabía si su presencia podía ser suficiente para el alfa.

—Aun no la han traído, pero el General Primavera se está encargando de los preparativos necesarios —dijo Wong. Miró a Tony quien cargaba a Peter, el niño lloraba desconsolado por la muerte de su abuela.

—Príncipe Tony, por favor, acompañe al Enviado Celestial Wong —dijo Clea, tan seria que parecía otra persona —, su Alteza Stephen debe prepararse para la ceremonia.

—Pero… —Stark miró al alfa debatiéndose entre quedarse o seguir al hombre. Stephen le miró antes de asentir con la cabeza, necesitaba estar a solas, no quería mostrarle más debilidad a su omega.

—No te vayas… padre… —pidió Peter desesperado. Trató de alcanzar al alfa, pero éste se mantenía estático.

—Stephen… —el aludido cerró los ojos, suspiró con pesar antes de tomar al niño de brazos del omega.

—Todo estará bien Peter, tienes que ser fuerte, por la abuela, ¿puedes hacerlo? —el niño asintió con la cabeza —. Ve con tu papá, él necesita que seas su apoyo, no conoce nuestras costumbres y tú tienes que enseñarle, ¿bien?

—Sí —dijo Peter limpiándose la cara. Stephen lo dejó en el suelo y le sonrió. —Haré lo posible para que papá no se sienta perdido.

—Ese es mi niño…

 

 

….

 

 

Loki, Mordo y Wanda abrieron un portal directo al patio exterior donde había sido recibido el actual príncipe consorte; con ellos venía su ejército y el de los aliados o lo que quedaba.

 

Wanda se dejó caer sobre sus piernas, golpeo el suelo, furiosa. Tenía las manos laceradas, algunas costillas rotas, cortes y una profunda herida en el hombro derecho, pero nada que un hechizo de sanación no pudiera reparar.

El problema es que habían fallado en su misión.

 

Le fallaron al reino…

 

Les fallaron a sus ancestros…

 

Le fallaron a la familia real…

 

Y lo más importante… le fallaron a su amada reina…

 

 

—Esta derrota es culpa de esos malditos betas que no saben seguir ordenes —dijo un hombre alto que tenía una calavera en el pecho de la armadura, él era Frank Castle, también conocido como The Punisher, la mano derecha de Natasha. —Si esa estúpida beta que se dice gobernante hubiese seguido el plan, nada de esto habría sucedido.

—¿Qué acabas de decir, sucio humano? —siseo Loki encarando al hombre. Su magia se agitaba con tanta fuerza que logró romper los inhibidores que ocultaban su casta.

 

Frank se cubrió la boca y nariz con una mueca de asco.

 

—Omega —los reyes y humanos soldados miraron al General Invierno con una mezcla de confusión y repulsión, ¿Cómo era eso posible? —Ahora entiendo porque perdimos… ¡seguramente esa zorra también era omega!

—Retira lo que has dicho… —amenazó Mordo, él también había mostrado su verdadera casta. Hasta el momento, él se había mantenido al lado de una gran águila, cuya altura sobrepasaba los tres metros, poseía cuernos de cabra, sobre su lomo descansaba el cuerpo de Ancestral; su rostro tan sereno que, si no fuera por la profunda herida en su pecho, parecería que solo estaba dormida.

—Silencio, sucio omega o… —no pudo terminar de hablar pues, Loki y Mordo habían conjurado, cada uno, un látigo con el que atraparon los pies del alfa y lo estrellaron contra el suelo en repetidas ocasiones.

 

Los humanos sacaron sus armas, listos para iniciar una confrontación con los habitantes del reino Místico. El único que parecía intentar poner algo de orden era Steve, quien trataba de dialogar con sus compañeros, de evitar una confrontación que sin duda sería perjudicial para todos. ¿Qué importa que entre las filas de sus aliados hubiera omegas? Gracias a ellos habían recuperado gran parte de los territorios que Hydra les arrebató.

 

—¡Suficiente! —aquella profunda voz obligó a todos, incluso a los alfas a bajar la cabeza o por lo menos, desviar la mirada. La responsable había sido Clea, quien estaba enfundada en una armadura ligera de color violeta, una capa gris cubría la mitad de su cuerpo, a su lado, se encontraba otra mujer de largos cabellos negros y ojos ligeramente rasgados, usaba una armadura negra con el vientre descubierto. Al frente de ellas estaba Stephen.

—¿Cómo se atreven a deshonrar a los caídos de esta manera tan vil? —reprendió la morena, cuyo nombre era Nico Minoru, una joven alfa que aparentaba tener no más de veinte años pero que en realidad superaba ya el siglo de edad.

—Nuestros “caídos” fueron deshonrados al permitir que esas putas omegas se unieran a nosotros haciéndose pasar por guerreros que sólo mancillaron nuestras filas —dijo Frank encarando a Stephen, quien hasta el momento permaneció ajeno a la discusión. —¿No dirás nada, pequeña puta? —Castel sonrió —Seguramente también eres un sucio omega.

—A un lado —los ojos de Stephen destellaban con un rojo amenazante, eran un incendio a punto de consumirlo todo. Frank, sim poder evitarlo, hizo lo que el otro alfa le ordenaba; había algo en el príncipe que le causaba terror.

 

Los Generales se apresuraron a ponerse junto al ave, mientras que su ejército lo hacía detrás de ella. Stephen se acercó al cadáver de su madre y todos sus súbditos se arrodillaron ante él, apoyando la cabeza en el suelo para rogar por su perdón al no haber sido capaces de proteger a su reina.

 

El príncipe acarició el rostro de Ancestral con delicadeza, como si temiera que aquel simple toque pudiera hacerla desaparecer.

 

—¿Quién fue el responsable? —preguntó con voz carente de sentimientos.

—Fue Kaecillus —respondió Wanda sin levantar la cabeza —. Mientras su majestad protegía al rey de Brooklyn, la atacó por la espalda —Stephen apretó los puños. Otra vez ese despreciable humano era el causante de trastornar su vida —. El traidor murió.

 

Un soldado se acercó a Stephen con una bolsa de cuero, en su interior estaba la cabeza cercenada de quien en un pasado distante fuese un buen amigo y mentor. De no haber muerto su esposo, quizás, él jamás los hubiese traicionado.

 

—Pongan la cabeza en una estaca a las afueras del palacio con un letrero que anuncie sus crímenes —dijo Stephen después de un momento de silencio, aun así, su atención seguía fija en Ancestral —. Que permanezca ahí hasta que los funerales de mi madre concluyan, después que sea arrojada al Mar Vacío —los hechiceros contuvieron el aliento.

 

De acuerdo a las costumbres y creencias que existían en el Reino Místico, todos los seres tenían derecho a ser enterrados —luego de una ceremonia ritual para liberar su alma—, en suelo sagrado, no importaba que tan atroz pudieran ser sus crímenes en vida, su cuerpo debía descansar junto a sus ancestros; lanzar su cadáver al Mar Vacío, era condenarle por la eternidad a sufrimientos indescriptibles.

 

—Se hará como ordenes, mi rey —dijo Clea, tomando la bolsa con la cabeza del traidor para posteriormente entregársela a su compañera, Minoru hizo una reverencia antes de desaparecer en una columna de humo negro.

—Generales, reúnanse con su compañera e inicien los preparativos necesarios para mi coronación —Steve frunció el ceño, ¿es qué ni siquiera honraría la muerte de su madre? En definitiva, debía salvar a Tony de ese bárbaro.

—¡Sí, mi rey! —dijeron los tres antes de desaparecer.

—Clea. Lleva a mi madre con los Ojos de los Vishanti —ella asintió con la cabeza, abrió un portal y le indicó al ave que lo atravesada.

—¿Qué harás con los humanos? —le preguntó en el idioma natal del reino. Stephen miró a sus “aliados” con asco.

—Yo, Stephen Strange, Señor del Tiempo, hijo de la reina Ancestral, hija del cielo y de la tierra y de su alfa, Stephanie Strange, la Justa… desde este momento rompo cualquier alianza con ustedes y les ordeno abandonar mi reino inmediatamente.

—¡No puedes hacer esto! —dijo Thor. No era estúpido, estaba consciente de que necesitaban la ayuda del reino Místico si es que querían ganar —. ¿Qué importa si el General Loki o cualquier miembro de su ejército es omega? Ellos han demostrado ser excelentes soldados y sin ellos no habríamos tenido tantas victorias.

 

Stephen le miró por un momento. El rey de Asgard no le desagradaba… tanto, pero no podía dejar de creer que los culpables de la muerte de su madre eran esos malditos humanos. Cerró los ojos y suspiró; necesitaba pensar con la cabeza fría.

 

—En una semana les haré saber si el reino Místico permanece en la alianza o no —hizo un movimiento con su mano y todos desaparecieron.

 

Estando solo en medio de la plancha de piedra; Stephen se permitió derramar unas cuantas lágrimas, pero tan pronto como emergieron las apartó. Ya habría tiempo de lamentar la pérdida de su madre y a los caídos, debía apresurarse y tomar el lugar que le correspondía, de lo contrario el reino entero sufrirá.

 

 

Larga vida a la reina Ancestral….

 

Larga vida al rey Stephen…

 

 

Continuará…

 

 

 

 

Ok, sé que me he tardado una eternidad en actualizar y no tengo defensa valida.

En fin, espero les guste el capítulo.

 

¿Qué creen que pasará?, ¿Stephen dejará a la alianza?, ¿los enviará a la china poblana? (si son mexicanos lo entenderán).

 

Nos leemos en la siguiente.

 

 


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