Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿Los errores de los padres son también los de los hijos? por AOI SALUJA

[Reviews - 29]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: queria hacer los capitulos mas largos para no hacerlo tedioso, pero creo que asi me tardo muchisimo. Asi que creo que aun vamos para largo :)
# Capítulo 38: Él es... #


-¿Y qué? -pregunta el padre de Samantha-. ¿Todos tienen visitas domiciliarias?

-No señor. La cuestión es la siguiente: Su hija es una excelente estudiante. Esta dentro de los primeros tres mejores promedios. Y si le permite tomar este curso, gratuito por cierto, estoy seguro de que le será benéfico.

-¿Para qué? Estoy arreglando las cosas para que se case con el hijo de un amigo. Es un chico responsable y cuidará bien de ella, además son una familia respetable.
 
-Entiendo perfectamente, pero... si, esta bien.

-¿Pero...?

-Su hija se ha puesto fea por la depresión. ¿Lo ha notado? Luego siguen con la gordura. Y aunque intente prohibirle los alimentos, lamentablemente es algo hormonal y hasta que no esté más relajada, me temo que podría ponerse peor. Ella al parecer quiere continuar con sus estudios. Yo lo recomendaría. Porque si sigue así, por muy amigos que sean ustedes, la verdad una mujer fea, obesa y depresiva no es atractiva.

-Es verdad. Pero igual yo voy a pagar la boda, no me pueden poner peros.

-Solo lo digo por experiencia. Una amiga mía engordó tanto que su novio la dejó en el altar. Así que se imaginará, tanto dinero y deudas para nada.

-¿Él sería capaz de hacer algo así? -lo hizo dudar.

-Seguro. Cuando se habla de dinero y reputación todos cuidamos lo nuestro. Además aún ahora ven con tan malos ojos a mi amiga que... ya sabe, nadie quiere casarse con ella. Es una solterona y le dicen "la abandonada" su familia no se recupera de aquella vergüenza.

-No quiero pasar por esa clase de humillación. Esta bien, que lo tome. Y será mejor que conozca bien al hijo de mi compadre antes de que me la haga. 

-De acuerdo, entonces así será. Me encargo de que esté aquí a las seis y no la pondré cerca de los chicos para que no se distraiga.

-Perfecto. No quiero que ande de inmoral antes de casarse.

-Se lo aseguro señor. Cualquier queja que tenga de mi persona. Aquí esta -le pasa un papel- mi número. Siéntase libre de llamarme cuando guste -entrecierra lo ojos-, de ser posible después de las siete que es cuando llego a casa.

-Muy bien, muy bien. Le doy una semana para ver los resultados.

-Entonces en eso quedamos.

Adam supo hablar con el señor. A los machistas siempre hay que hablarles de modo básico, sobajando a la mujer y comportarse como todo un patán para tenerlos en la mano. Pero aún con el éxito, salió de la casa temblando de rabia. Samantha tenía razón sobre su padre. ¡Él había hablado mal de ella! Y el señor como si nada. Machista hasta los huesos. En más de una ocasión se le pasó por la cabeza golpearlo. ¡Su hija no era mercancía! Además ¡¿cómo que la iba a casar?! Samantha era libre de escoger a quien ella quisiera. Sin mencionar que el muy cabrón le dio sólo una semana. Tenía que esforzarse mucho, ganarse su confianza para poder cuidar mejor de la futura madre. Lo peor es que, para ese entonces, Samantha y Enrique ya estaban a punto de salir de la secundaria y naturalmente les quedaba poco tiempo. Además en breve él tendría que presentar su exámen también. ¿Pero qué haría? De pronto llegó a su mente la idea de fallar. Si lo hacia, probablemente Samantha terminaría casada con un tipo raro y muy probablemente machista que no ama. Si bien, por alguna extraña razón le molestaba que estuviera con Enrique, lo cierto es que al menos sabía que ambos se amaban-. ¡Demonios! ¡¿En qué me fui a meter?! -cerró los ojos y lo primero que pudo visualizar su mente fue a Samantha sonriendo. Deseaba verla siempre así y a la vez ansiaba conocer a ese hermoso bebé, poder cargarlo, llenarlo de mimos y... niega con la cabeza. Él no era su hijo y ya se sentía como si fuera a ser padre. Sin duda pensaba que Enrique era el hombre más afortunado del mundo.

......

Tenía algún tiempo que Enrique había empezado a trabajar en una maquiladora, entraba casi inmediatamente después de salir de la escuela. Y como era de esperar, estaba exhausto. Entre el estudio, el trabajo, tareas y cuidar a Samantha, no le quedaba tiempo libre. Apenas si dormía y comía, había bajado bastante de peso, pero él era feliz. Moría de ganas por conocer a su hijo, tenerlo entre sus brazos, cargarlo y ser una familia junto a Samantha, y claro, también junto a Adam. Él era ya como un hermano mayor para él, lo admiraba infinitamente, lo respetaba y por supuesto, estaba muy, pero muy agradecido por toda su ayuda.
Por eso le sugirió a su pareja ponerle el nombre de Adam al bebé.

-¿Y esa sonrisa? -pregunta amable su compañero de trabajo Marcos. Un hombre de poco más de cuarenta años. Extremadamente delgado y muy gentil. Quien en poco tiempo se ganó el cariño de Enrique al ser el único amable con él.

-Pensando en mi familia.

-Si, la familia -sonríe débilmente el señor-. Son nuestro motor en la vida.

-Es verdad.

-Bien, entonces a darlo todo por ellos.

-¡Si señor!

......

Adam y Samantha estaban en la casa de él para empezar con las clases y cuidados de ella.

-¿Cómo te sientes?

-Bien, gracias. No me ha causado ningún malestar. Solo tengo mucha hambre.

-No se diga más. ¿Qué gustas que te prepare?

-¡No! No hace falta.

-Samantha, quiero que manejes lo mejor posible los temas. No quiero que te preocupes por nada más que por los estudios.

-Si... claro. ¿Por qué la prisa?

Adam no podía decirle que le habían dado sólo una semana. Debía mantenerla con el menor estrés posible.

-Porque odio que mis alumnos sean malos estudiantes. ¿Qué cara pondré si me dicen que eres una tonta?

-¡Oye! Digo, ¡oiga!

-Si, así de ofendido. Así que da tu mejor esfuerzo para no poner a este joven y perfecto hombre en vergüenza -Samantha soltó a reír- ¿Y entonces?

-¿Qué?

-¿Qué vas a querer de comer?

-Bueno... en ese caso... pasta, por favor -responde con timidez.

-Bien, agradezco que tu antojo de embarazada sea algo normal, pero esta vez lo voy a acompañar con albóndigas. ¿Te parece?

-¡Si! Muchas gracias profesor.

-¡Adam por dios, Adam! -bromea.

-Ay, pero ya casi es profesor.

-¿Y qué? Tú dime Adam.

-Si~

......

La vista de Enrique comenzaba a nublarse, sentía que en cualquier momento caería al piso. Pero debía aguantar un poco más, un poco más y habría terminado su jornada.

-Tu puedes hijo.

-Si.

Marcos y Enrique ya no se sentían con fuerzas. El trabajo era extremo y el hambre era agonizante. Pero necesitaban el trabajo y en todas partes era igual. Jefes explotadores y abusivos que exprimen hasta la última gota de sangre de los trabajadores. Bueno, quizá no en todos, y si había una excepción, definitivamente les gustaría saber en dónde.

-Hijo, te está sangrando la nariz.

-Perdón -se limpia con la manga de su uniforme-. Muchas gracias.

-¿Tanto así necesitas el dinero? No pareces un chico pobre.

-Soy la vergüenza de la familia, mis padres no me apoyarían con mi hijo, y mis suegros menos. Por eso quiero tener lo suficientemente para alejarnos de ellos antes de que se enteren de nuestro bebé. Así que daré lo mejor para poder cuidar de nuestro osezno y nadie le ponga peros o quiera quitarnoslo. No deseo darle las herramientas a ninguno de ellos para que lo alejen de nuestro lado.

-Suerte con ello.

-Muchas gracias señor. Sus buenos deseos para mí son una bendición.

-Ay hijo -sonríe. 

......

Adam y Samantha habían terminado de comer, así que siguieron con los estudios hasta que ella cayó profundamente dormida.

-Cielos Samantha. Ahora tendré que cargarte al coche para llevarte a casa -la toma en brazos y baja las escaleras. Abre con cuidado la puerta y la mete al interior de este-. Niña tonta, no deberías de ser tan descuidada -suelta a reír.

-Enrique... -menciona entre sueños con una sonrisa.

-Si, si. Enrique.

......

Poco antes de salir del trabajo, se les informó que no se realizaría el pago de los salarios ese día, sino hasta nuevo aviso.

-Eso es injusto -protesta Enrique.

-Lo sé hijo -le responde Marcos cabizbajo -. Pero ya sabes, no se le puede llevar la contra al patrón. Muchos han denunciado estos abusos, pero siempre terminan ganando los jefes. Incluso hay unos que la han pasado peor.

-¡¿Peor?! ¿Cómo?

-Hay cosas que es mejor no saber hijo. Eres jóven. Intenta hacer las cosas que te digan, como se te digan.

-Pero...

-Lo sé. Todos necesitamos de nuestro salario. Hay deudas que pagar y los gastos no paran -se ensombrece su semblante-. No... paran.

Enrique miró a su compañero, daba miedo su expresión. Y algo no le daba buena espina. Así que a la salida le propuso que volvieran juntos a casa.

......

Adam había llevado a Samantha a casa, y aprovechó el camino para ir a comprar algunas cosas que necesitaba para la despensa. Luego de un rato finalmente llegó a su hogar. Estaba exhausto pero debía estudiar también, así que tomó sus libros y un café cargado acompañado con un pan de dulce para soportar la desvelada.

......

Enrique se tumbó en la cama, estaba muerto de cansancio, pero muy tranquilo al ver que su compañero había regresado a casa, sano y salvo.

......

Al día siguiente se esparció por la escuela la noticia del deceso de la amiga de Samantha. Se había realizado un aborto en un lugar clandestino y por supuesto, eso llegó a oídos de todos.

-Bien, es suficiente, paren ese escándalo -llega Adam a poner orden al salón.

-Es que pasó algo horrible -se acerca una de las compañeras a él.

-No me interesa, tome asiento y quédese callada.

Todos los alumnos hicieron lo que pidió. Jamás lo habían visto molesto. Y era por demás aterrador.

-Gracias -el profesor se dirige a Adam y él solo inclina la cabeza-. Comencemos la clase.

Durante todo el día Adam no le despegó la vista a Samantha y es que sabía que aquella chica era de sus mejores amigas. Por supuesto que iba a estar afectada por la noticia y lo que menos quería era que se pusiera mal.

Ya en el descanso Adam y Enrique se acercaron a Samantha y la llevaron a un lugar más privado para darle un poco de tranquilidad.

-No puedo creerlo -finalmente se soltó a llorar-. Ella esta... esta...

-Samantha... -su novio la abraza con delicadeza al tiempo que besa su frente.

-Ella... yo debí haber hecho algo por ella.

-¿Ah, sí? ¿Por qué? -le cuestiona molesto Adam.

-Era mi amiga.

-Exacto, tu amiga, no tu hija. Si tuvo el suficiente valor para tener sexo con un muchacho estúpido que no le importó su muerte, entonces debió tener también el valor para enfrentar a sus padres. Además nadie les obliga a correr cuando apenas pueden gatear. Si realmente quieren hacerlo deberían de pensar primero en las consecuencias.

-Yo... tampoco puedo encarar a mi padre. Soy igual a ella.

-¡Demonios Samantha! -la pareja abrió sorprendida los ojos. No sabían que Adam podía a llegar a tener tan mal carácter-. Disculpen. Es sólo que... tú en ningún momento pensaste en abortar. Decidiste hacerte responsable de tus actos, al igual que Enrique, así que no digas que son iguales.

-Tiene razón, Enrique siempre me apoyo, además lo tenemos a usted.

-Es verdad, gracias por todo Adam.

-Aún sin mí podrían lograrlo. Ustedes van a ser buenos padres. De eso estoy seguro chicos.

-Adam... -la pareja abrazó al mayor quien seguía con un humor de los mil demonios. Y es que le daba coraje ver la cobardía de las personas. Todos para hacer estupideces son los primeros, pero para asumir responsabilidades, nadie alza la mano. Y que Samantha se preocupara por ellos, o que, peor aún, se comparara con ellos, le hacía enfurecer peor que cualquier cosa. Sabía que ella no era así. Al contrario, Samantha siempre se esfuerza; se preocupa por los demás; si, es poco tonta e ingenua, pero nunca busca a quien echarle la culpa.

-Ya, ya -suspira pesadamente-. Estoy mejor. Vayan de una vez a su salón, en poco termina el descanso.

-¡Sí! -ambos chicos se fueron del lugar. Adam volvió a suspirar y llevó sus manos a la cabeza. Seguía molesto, era un acumulativo. Finalmente cuando tuvo el valor de terminar con su nociva novia, resulta que ahora le busca y lo intenta tratar mejor que cuando fueron pareja, pero eso no le dura mucho y empieza a reclamarle que si tiene a alguien más y muchas otras cosas que no tenía ni ganas de recordar. Por esa razón no quería que conociera a Samantha, si se llegaba a poner agresiva, hasta podría perder al bebé. Y sin duda se daría cuenta de lo mucho que le importa la futura madre. No quería pensar en ello, pero la razón de que le molestara la relación de los chicos era porque en algún momento de todo eso, el interés hacia Samantha se había convertido en amor. Deseaba ser más que su "cuidador." Él deseaba que lo viera con los mismos ojos con los que ve a Enrique; deseaba que lo eligiera a él, que lo amara a él.

-Seré ridículo -sonríe melancólico-. Pensar que llegaría a enloquecer por una chiquilla, ¿eh? ¡Samantha, Samantha! ¡¿Cuánto más me podré controlar?!

......

Habían pasado más días y los empleados seguían esperando el pago de los salarios. Y aunque a Enrique le molestaba, lo cierto es que le preocupaba más su amigo. Marcos estaba peor cada día y Enrique no sabía como ayudarle.

-...que... ¡Enrique!

-Perdón Adam, estaba distraído. ¿Me decías?

-Logré que el padre de Samantha me diera más tiempo. Pero hay algo que me preocupa. Ya no estoy con ustedes en la escuela, así que no sé como va la salud de ella, ¿se ve cansada? ¿crees que le esté exigiendo demasiado?

-En realidad se ve bien. Gracias por preguntar. Incluso se ve más sana. Me dijo que cuidas muy bien de ella.

-No en realidad... a todo esto, te ves terrible. ¿Has dormido bien? ¿Comes bien?

-Si, gracias, yo... no -sonríe-, pero lo que me tiene así es mi compañero de trabajo.

-¿Alguien te molesta? Si es así...

-¡No! -le interrumpe- Es todo lo contrario. Él ha sido muy amable conmigo. Pero... con eso de que nos han estado haciendo esperar con el sueldo -suspira- No voy a negar que me molesta, pero... el señor Marcos se ve muy angustiado. Y... no sé, me preocupa.

-Enrique no te acerques más a él.

-¿Por qué?

-Si resulta que se siente... ya sabes, desesperado. No hay mucho que se pueda hacer por él.

-Pero...

-Tu naturaleza es ayudar, eres alguien amable que se preocupa por los demás. No por nada eres amigo de ese mocoso odioso.

-¿Te refieres a...?

-Si -le interrumpe- tu amigo de la infancia. El que solo es amable contigo. Pero el punto es que, si algo llega a salir mal, el que va a sufrir más vas a ser tú. No es bueno ser tan empático con las personas -suspira pesadamente al ver el rostro afligido de Enrique-, pero creo que esa misma empatía es la que forma los vínculos, ¿cierto?

-Sí.

-Bien, dejaré más temprano a Samantha en casa. Mañana voy por ti al trabajo, me presentas a tu amigo y ya veremos que podemos hacer por él. ¿Te parece?

-¡Muchas gracias Adam! -Enrique lo abraza fuertemente. Siempre que hablaba con él se sentía mejor.

-Aún no he hecho nada -sonríe dulcemente-, ahora vamos. Te llevo a tu casa, ya es muy tarde.

......

Al día siguiente al empezar la jornada de trabajo, Enrique escuchó algo que lo dejó frío. Marcos, su querido colega, había fallecido. 

-¿Qué... dijo? -le preguntó a uno de sus compañeros quien hablaba del tema.

-Marcos se suicidó -responde de mala gana- Al parecer tenía muchas deudas o algo así. El hombre creyó que con lo que se gana aquí podía darles vida de reyes a su familia y miren lo que pasó -algunos de los compañeros rieron, otros se quedaron pensativos y Enrique tomó del cuello del uniforme a su compañero.

-¡No hables así de él!

-¡¿Qué te pasa niño?!

-Ya, deja en paz al chico -dijo otro de sus compañeros quien retiró con delicadeza las manos de Enrique- Lo siento mucho -apoya sus manos en los hombros de su compañero- Sé que eran muy buenos amigos.

-Sí... -Enrique lloraba desconsolado.

-Solo hay una cosa que te puedo decir. No vayas a ver a su familia, te puedo asegurar que ellos no son como él. Marcos era un buen hombre. Guarda ese recuerdo que tienes y sigue adelante.

Enrique asintió con la cabeza y se alejó de allí cabizbajo. Trabajó tal como lo había hecho hasta entonces. Se aguantó las ganas de llorar aún más y espero a la salida. Cuando vio a Adam esperándolo en la parada se lanzó hacia él y se soltó a llorar.

-¿Enrique? -lo acogió entre sus brazos- ¿Qué pasó?
Notas finales: mil gracias por leer :) el prox cap termina la historia del pasado :) cuidate mucho

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).