Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

RinHaru week 2018 por Yaoi lovers

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hemos llegado a la mitad de la semana, cuatro días más y habremos terminado.

Espero este capítulo sea de su agrado aunque es un poco más corto que los anteriores.

 

No eran de razas o clases distintas, sus familias no eran enemigas ni había razones para que tuvieran prohibido acercarse el uno al otro; por el contrario, sus familias eran amigas y  era la razón por la que se conocían desde que eran pequeños y los sentimientos brotaron en sus pechos sin que pudieran darse cuenta.
 
Todo parecería indicar que no habría nada que interfiriera entre ellos para que el amor floreciera, sino que tendrían apoyo incondicional para dejar a su corazón hablar por ellos pero la realidad estaba muy alejada de eso.
 
Y no, lo que menos importaba en ese momento es que ambos fueran chicos, el verdadero problema es que ambos eran el único heredero del alfa de su manada y por ningún motivo podían traicionar a la familia involucrándose en una relación que no daría como resultado cachorros en un futuro que pudieran heredar el lugar que les correspondía.
 
Era frustrante pensar que por su deber con la familia no pudieran llevar la vida que deseaban, pero ese era el destino que tenían. Existía atracción y deseo entre ambos, más aun considerando que ambos habían llegado a la madurez y que su naturaleza provocaba que sus instintos fueran más fuertes que en otras especies.
 
Rin no estaba dispuesto a hacer lo que la manada había decidido por él, sus sentimientos hacia Haru eran mucho más fuertes que cualquier otra cosa y no estaba dispuesto a ceder fácilmente. Día tras día lo perseguía por el bosque con el pretexto de salir de caza y el otro no se esforzaba demasiado por escapar de él pues era innegable que correspondía los sentimientos del pelirrojo.
 
Pero era consciente de lo que significaba ser el heredero del alfa y que no podía imponer sus deseos incluso si era egoísta el pedir que cumpla con su deber. No podía dejar que sus instintos lo vencieran sin dar batalla y cada que salía hacia el bosque buscaba un nuevo escondite para mantenerse alejado del chico, intentando convencerlo así de que una relación entre ellos sería una locura y no había manera de que resultara bien.
 
Sin embargo, Matsuoka había decidido mucho tiempo atrás que, sin importa las consecuencias que eso pudiera tener, se emparejaría con el azabache; por lo cual su lobo interno tenía el aroma del chico registrado en lo más profundo de su ser y, por más lejos que intentara esconderse, él siempre terminaría por encontrarlo de una forma u otra.
 
—Vamos Haru, no puedes esconderte de mi para siempre —estaba apoyado en el lado contrario del tronco en que Nanase descansaba, quería hablar con él y sabía que enfrentarlo sólo lograría hacer que huyera—. En algún momento voy a alcanzarte y no podrás hacer nada para evitarlo.
 
—¿Para qué quieres que esté contigo? Sabes tan bien como yo la situación en que estamos. Nunca podríamos tener un cachorro y ni tu manada ni la mía van a permitir eso —sabía que ese argumento no haría que dejara de insistir, pero al menos le ayudaba a recordar porqué no debía ceder a los encantos del chico.
 
—Un cachorro no lo es todo, lo sabes. Lo que hay entre tú y yo no lo vas a experimentarlo con nadie más. ¿O acaso olvidas ese día? ¿Alguien además de mí ha logrado hacer que tu lobo desee algo con tanta fuerza que casi pierdas el control? —quizá era algo injusto mencionar el tema pues sabía lo avergonzado que Haruka se sentía con sólo pensar en ello pero haría todo lo que estuviera a su alcance para convencerlo.
 
Y es que justo cuando la conexión entre ambas partes de su ser se había hecho más fuerte, haciéndolo más consciente de sus instintos, Rin había decidido seguirlo como tantas otras veces aunque guiado principalmente por su instinto que no paraba de gritar que debía correr en ese dirección. Las hormonas de ambos estaban en su punto máximo y fue inevitable que una corriente eléctrica recorriera su columna vertebral apenas sus ojos hicieron contacto.
 
Ninguno entendía lo que pasaba en ese momento pero su instinto les decía que debían acercarse y estar juntos. Sus frentes se juntaron como atraídas por imanes y suavemente sus cabezas se frotaron de manera cariñosa mientras sus palmas se encontraban una con otra y la que mantenían libre se posaba en el rostro contrario.
 
Fue Matsuoka quien tomó la iniciativa y tras conectar nuevamente su mirada con la azul besó sus labios tan suavemente que parecía apenas una caricia. Eran tan fuertes las emociones que experimentaron en ese contacto que su cuerpo pedía más, haciendo que lentamente se acercaran uno al otro haciendo más profundo el beso.
 
Pero la sensación más que satisfacer a Haru sólo había  conseguido que deseara más y, sin que el otro supiera lo que estaba pasando o pudiera detenerlo, había sido acorralado contra el árbol en que se encontraban con sus manos apresadas con una de las del contrario mientras el beso se intensificaba haciendo que sus sentidos se nublaran.
 
Se separaron un par de centímetros con el deseo brillando en sus ojos, la sensación era increíble y no pudieron hacer más que seguir su instinto. Las manos del pelirrojo rodearon el cuello de su compañero aferrándose a él sin querer separarse mientras las del chico rodeaban su cintura sin intenciones de soltarlo.
 
Ni siquiera pudieron darse cuenta cuando sus cuerpos se unieron, sus manos recorrían el cuerpo ajeno como si quisieran grabar la sensación recién conocida. Su encuentro había sido intenso, tanto que el azabache no pudo evitar morder el hombro de su compañero dejando una evidente marca que pese al paso de los días seguía sin desaparecer. Pero apenas su instinto había sido saciado la cordura volvió a su cuerpo y el arrepentimiento lo invadió.
 
—Sabes que eso fue un error. Estaba demasiado desconcertado como para saber lo que ocurría —no es que se arrepintiera de compartir ese momento con él, simplemente sabía que luego de probarlo la primera vez no podría dejar de desearlo a menos que se reprimiera.
 
—¡Por favor, Haru! Sentiste lo mismo que yo, no lo niegues. No fue sólo instinto lo que nos llevo a eso, deja de engañarte —su pecho dolía cada vez que el chico calificaba lo ocurrido como un error y no podía evitar que la ira corriera por su sangre cuando lo hacía.
 
—Eres tú quien se engaña y se empeña en creer que puede haber algo entre nosotros, sabes tan bien como yo que debemos conseguir una pareja y tener cachorros para...
 
—¿¡Y qué importa lo que debemos hacer!? Inténtalo con todas las chicas que quieras y luego dime si se puede comparar con lo que pasó ese día —su ira llegó al límite y, tomándolo por el cuello de la camisa que usaba, hizo que su espalda chocara contra el árbol en que se escondía haciendo que sus miradas se encontraran—. Dime que significaron todas esas cosas que dijiste si no te sientes igual que yo.
 
Recordaba a la perfección las palabras que habían salido de sus labios entre los suspiros mezclados que se regalaban mutuamente y no podía dejar de recordar una y otra vez su voz cargada de dulzura y amor que repetía tras cada beso y caricia un claro "Te quiero, Rin", acompañado del cruce de miradas azul y rojo que cambiaban ligeramente a dorado, brillando en la oscuridad.
 
—Estaba confundido y no pensaba con claridad, entiéndelo de una vez por todas: entre tú y yo no hay nada...
 
—¡Deja de mentir! —volvió a hacerlo chocar contra el tronco mirándolo con los ojos humedecidos por las lágrimas que causaba la ira—. Repite que no sientes nada por mí hasta que logres convencerte de ello —soltó su agarre antes de huir de ahí lo más rápido posible. Estaba enamorado de Haru y no iba a negarlo, pero tampoco estaba dispuesto a mostrarse débil ante él.
 
Los ojos azules siguieron el camino que el chico siguió, su mano estirada ligeramente como si intentara detenerlo y sus labios ligeramente separados sin que las palabras aceptaran salir. Su pecho dolía también y su instinto casi lo obligaba a correr tras él para decirle que sin importar lo que dijera unos momentos atrás recordaba todas las sensaciones experimentadas en su encuentro y haría cualquier cosa para repetirlo.
 
Y lo más desesperante era no poder hacerlo, tener que contenerse y fingir que nada había pasado cuando no ha dejado de pensar en lo sucedido durante ese tiempo. El pelirrojo tenía razón y eso era lo que más dolía, por más que intentara escapar de él su cuerpo se negaba a hacerlo, haciendo mucho más intenso su aroma intentando atraerlo.
 
Desde el momento en que sus cuerpos se conectaron lo hicieron también sus almas y por más que intentara negarlo el pelirrojo no abandonaba sus pensamientos y su presencia se había convertido en la droga que no podía dejar, incluso si su parte racional se empeñaba en rechazarlo cada vez que se presentaba la oportunidad de hablar de sus sentimientos.
 
Estaba enamorado de Rin Matsuoka, su amigo de la infancia y el único que había logrado tranquilizar a la bestia que habitaba en su interior aún si la situación no estaba a su favor. Quería correr tras él y estrecharlo entre sus brazos disculpándose por todas las cosas hirientes que había dicho mientras repetía lo que esa noche había dicho, pero sus pies se negaban a despegarse del lugar que pisaban, cuestionándose que debía hacer: cumplir con lo que todos esperaban de él o dejar que su corazón hablara.
 
No podía llegar a una respuesta y, por cruel que resultara para ambos, prefería seguir ese juego en que se aferraba a sus sentimientos arrastrando con ellos a Matsuoka, haciendo que lo siguiera cada vez que necesitaba verlo para después recordar que su relación no era posible y alejarlo nuevamente con esa excusa.
 
Y en el caso de Rin era exactamente igual, pues aunque sabía que Nanase terminaría por rechazarlo diciendo una y mil veces que lo que sentían era un error seguía corriendo tras él, persiguiéndolo tanto como fuera necesario esperando que en algún momento se diera cuenta de su error y por fin aceptara sus sentimientos, dejando de una vez por todas las preocupaciones que su posición le otorgaba y entregándose por completo.
 
Porque si algo era cierto es el amor que entre ambos surgió, esa conexión innegable que sólo podía explicarse cuando dos almas estaban destinadas a encontrarse, la necesidad de estar juntos que se había mostrado apenas su instinto despertó por completo y, sobre todo, el deseo de ambos por estar juntos sin tener que preocuparse por lo demás.
 
Ambos estaban conscientes de las complicaciones y limitaciones que existían para que una relación entre ellos pudiera darse pero ya fuera de manera consciente, o inconsciente en caso de Haru, seguirían buscándose entre todos los obstáculos, pues aunque no lo quisieran, sus destinos se habían conectado y no había manera de escapar de él.
Notas finales:

Eso ha sido todo por hoy, espero haya sido de su agrado y podamos leernos mañana.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).