Capítulo 2: la mirada de sus ojos.
Jungkook aún no se acostumbraba a su nueva ciudad, por lo que había decidido que ese día saldría a recorrer los alrededores. Había visto por google maps que a un colectivo de distancia había un lindo parque que podría fotografiar. La fotografía era su hobby, aunque más que un hobby él lo definía para sí mismo como su pasión: no había nada mejor que poder capturar un momento, un sentimiento. Su primera idea había sido estudiar fotografía profesional, pero en su familia no creían que eso fuera una idea conveniente para su futuro, aun así él presentó el exámen para una universidad de artes y logró entrar, hasta logró conseguir media beca al mostrar trabajos suyos de fotografía. Aunque él sabía que al final terminaría haciendo aquello que le había pedido su familia no quería dejar pasar la oportunidad. Y por suerte no lo había hecho.
Pero aún faltaban varios días para que empezaran las clases, y hoy estaba decidido a aprovechar la jornada; así que había llamado a Jimin y a Taehyung y les había propuesto hacer algo, el segundo le había respondido que no podía porque ya había hecho planes, mientras que Jimin había accedido. Y a decir verdad eso alegraba muchísimo a Jungkook, ya que quería conocerlo más, si era sincero consigo mismo debía admitir que la primera impresión que Jimin le había dejado podía resumirse en la palabra enigmático. Él solo había aparecido en su vida sin haberse anunciado y había hecho que Jungkook pasara los siguientes dos días pensando en qué proponerle para poder volver a verlo. En cuanto Jimin le había contado que estudiaba artes escénicas Jungkook le dijo que si quería podía ser su fotógrafo personal. Quizás lo había dicho de una forma un tanto entusiasta, pero Jimin solo había reído y le había dicho que esperaba con ansias poder ser fotografiado por él.
Y el día había llegado.
Bueno, en realidad Jimin solo creía que se verían en el parque para pasar la tarde caminando por donde el viento los llevara pero Jungkook tenía algunos planes bajo su manga.
Sí, puede que se estuviera emocionando un poco demasiado con Jimin, ¿pero quién podía culparlo? Jimin era esa clase de persona que solo encuentras una vez en la vida: era amable, amigable, adorable y más palabras que Jungkook no quería pronunciar en ese momento. Se estaba obligando a sí mismo a solo pensar en Jimin como un amigo. Él era solo un chico… del tipo que describen en las novelas de jóvenes adultos como el protagonista que enamora a todas las personajes femeninas, a todas las lectoras femeninas y a todos los lectores masculinos. Sí, definitivamente Jungkook no había pensado tanto en eso.
— ¡Jungkookie! — incluso su voz era suave y melodiosa. ¿Cómo era posible que existiera alguien asi?
Jungkook se volteó hacia el sonido y observó a Jimin acercándose con un lento trote.
— ¡Hola, Jimin! — lo saludó mientras se levantaba del asiento en el que lo esperaba.
— Siento la tardanza, mi hermano pequeño ha llegado hoy y tuve que esperarlo para darle la llave porque aún no tenemos una copia. — él se sentó a su lado y Jungkook corrió su mochila hacia el otro lado para que no interfiriera al medio de ellos.
— ¿Tu hermano pequeño?
— ¡Sí! ¿No te hablé sobre él? Es quien te había visto en una convención en Busán, tiene tu edad, también empieza la universidad este año.
Jimin estiró sus piernas y brazos y respiró profundamente para luego exhalar con fuerza.
— ¿Esperaste mucho?
El primer pensamiento de Jungkook fue decirle que lo había esperado toda su vida pero que por él podría esperarlo por toda una vida más. Sin embargo se recordó que Jimin solo era un amigo.
— Solo unos cinco minutos.
— ¡Genial! — Jimin se levantó de un salto y le extendió la mano para ayudarlo a pararse. — Porque aún tenemos todo el día por delante.
Jungkook sostuvo la mano del mayor y se sorprendió cuando Jimin lo ayudó a impulsarse sin problemas. Jungkook era consciente de que pasaría largos minutos imaginando ser rodeado por esos brazos. Y se obligó a sí mismo a dejar esos pensamientos de lado. Al menos por ahora.
Para sorpresa de Jungkook, Jimin le estaba contando acerca de un punto específico del parque en el que se encontraban lo suficientemente elevado para poder ver todo el lugar desde arriba y que según él “era una vista que uno no podía perderse”, así que se dirigieron allí, y la verdad era que Jimin no mentía: desde esa posición podían ver la extensión verde por completo, e incluso a lo lejos algún que otro puente que cruzaba el río. Era el tipo de paisajes que a Jungkook le gustaba retratar, aunque primero tenía que asegurarse de algo:
— ¿Jimin-ssi, te molestaría que fotografíe todo esto? — murmuró de forma que solo el chico a su lado pudiera escucharlo, aunque en realidad habría sido difícil que alguien más hubiera oído sus palabras, ya que se encontraban solos bajo la sombra de un árbol.
— ¿Has traído tu cámara? ¡Genial! Ansío verte en acción, pero espera… ¿por qué me preguntas eso? — Jimin, quien se había recostado sobre el árbol se había incorporado hacia adelante al formular la última pregunta, mirando a Jungkook directamente a los ojos, con expresión confundida. Y Jungkook no pudo sino bajar su mirada mientras tartamudeaba un intento de respuesta coherente:
— Creí- creí que este era tu lugar y te molestarías si yo…
Jungkook suspiró.
Jimin soltó una carcajada y golpeo suavemente el brazo del menor.
— ¡Jungkookie! — soltó entre risas — No tienes que ser tan formal conmigo ¿sabes? Y este lugar tampoco es mío, podemos compartirlo. — mientras llevaba una de sus pequeñas manos a sus ojos Jungkook contuvo la respiración.
— Bien. — musitó y buscó su cámara en su mochila, sin darse cuenta de que Jimin aún lo miraba sonriendo.
Y fue en ese momento en que Jimin pudo ver a otro Jungkook que no conocía: el menor trataba su cámara como un preciado objeto, aunque Jimin supuso que así era, pero luego de quitarle la tapa, ponerle un lente y acomodarla en sus manos el joven había parecido adquirir una seriedad impresionante. Jimin escuchó un disparo y luego vio a Jungkook cambiar de posición y disparar de nuevo, para mirar a la pantalla y sonreír gustoso. La cosa siguió así por unos minutos, en silencio, y armonía. Hasta que Jimin se animó a romper el silencio:
— Veo que te gusta muchísimo la fotografía.
— Sí. — respondió Jungkook tras un último disparo, bajó sus manos y agregó: siempre quise ser fotógrafo profesional, o al menos poder dedicarle más tiempo. Aunque no sé, quizás si trabajara de esto no me gustaría tanto. Ya sabes, acostumbrarse a algo le saca lo emocionante.
— Mmm… puede ser, pero… — Jimin volvió a recostarse contra el tronco del árbol. — Una vez leí una frase que decía “trabaja de algo que te apasione y no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida”. ¿Qué piensas de eso?
Jimin volvió a enfocarse en él. Jungkook sentía que cuando él lo miraba de esa forma Jimin estaba prestándole su completa atención, a él y sólo a él. Era extraño, pero le gustaba tener toda la atención del mayor.
— Puede que sea cierto, pero a veces uno debe elegir entre lo que quiere hacer y lo que debe hacer. — respondió con decisión. Pero Jimin no había dado por concluida la charla:
— ¿Por qué? ¿No debería uno deber hacer lo que quiere hacer? Quiero decir, si uno realmente desea algo, ¿por qué no animarse a hacerlo? ¿Quién además de uno mismo va a impedir que lo haga?
— Uh no sé, ¿quizás los padres?
Jimin hizo un gesto con la mano como quitándoles importancia.
— Ellos tienen sus propias vidas, que las vivan como quieran. ¿Qué es lo que vas a estudiar en la universidad, Jungkookie? — el repentino cambio de tema sorprendió a Jungkook, pero respondió sin pensarlo dos veces:
— Administración de empresas.
— ¿Para poder entrar en una de esas compañías como interno y luego de dos años enteros por fin quedar como trabajador definitivo? ¿Para tener una familia y ver a tus hijos solo en las noches y por apenas unas horas por lo cansado que estás para trabajar y que puedan ir a una buena escuela y luego de eso estudiar algo que haga que tengan un trabajado asegurado en el futuro?
— Yo no… no lo sé…
— ¿Qué hay de los sueños? — Jimin se acercó a él y tomo sus manos para que pudiera agarrar con fuerza su cámara de fotos. — ¿Qué hay de aquello que nos apasiona? ¿Qué pasa con el deseo de ser libres?
Jungkook apenas podía pensar. Las palabras de Jimin daban vueltas por su cabeza, no les encontraba sentido, pero al mismo tiempo sí lo tenían. Jimin le decía que se animara a hacer todo aquello que siempre había temido. Jimin lo incitaba a que saliera de su zona de confort. ¿Pero que quería hacer Jungkook?
En ese mismo instante él solo quería no ver a Jimin como solo un amigo.
Estando tan cerca Jungkook podría solo inclinarse y sus labios estarían lo suficientemente cerca como para que Jimin tomara la última decisión. Él no quería malinterpretar al mayor. Pero realmente quería que fuera verdad.
— Jimin-ssi… — murmuró.
— ¿Sí? — respondió él con suavidad.
Jungkook se acercó al mayor, apenas a unos centímetros de distancia.
— Jimin…
Jimin sonrió.
Pero no se movió.
Y tampoco lo hizo Jungkook.