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PASSION por Yukino

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Notas del capitulo:

Capítulo 2 en Wattpad

Passion

Fanfic yaoi por Yukino Miyagi

Viktor x Yuuri

Capítulo 2

Lo que no pude ver

 

 

Viktor le reprochó un poco a Yuuri el hecho de haberse tardado tanto en la recepción, a pesar que no fue cosa de más de cinco minutos. Yuuri como siempre se disculpó, creyó que no estaba en posición de iniciar un pleito por aquello de haberlo llamado ‘estúpido’. La habitación que les asignaron era de ensueño, enorme, llena de sillones de mimbre donde Viktor se visualizaba cogiendo a Yuuri en cada uno de ellos. Estaban a una hora de tener su primera sesión de terapia y se encontraban algo nerviosos, sobre todo Yuuri que sugirió una ducha antes de ir a la terapia, el calor era odioso y ya no soportaba la ropa pegada a su cuerpo.

—Está bien, cuando termines iré yo, tienes razón el sol es desesperante—. Respondió Viktor poniendo su maleta en la cama para buscar lo que iba a ponerse luego del baño.

Y entonces la idea erótica de tomarse un baño juntos, quedó solo para la imaginación de Yuuri, quien en verdad lo deseaba una ducha con él pero parecía que su marido no había captado la idea. Por supuesto el joven del Japón no lo entendió así y lo llevó a escenarios impensables hasta que llegó a aquel en que creyó que Viktor detestaba su cuerpo por que aún se veía gordo, cosa totalmente falsa. Sin embargo su ansiedad nublaba su mente y entendió que quizás uno de los problemas era que su esposo no lo encontraba atractivo.

Viktor que por supuesto no entendió la indirecta estaba ansioso por comenzar la terapia y hablar de él frente al doctor, y de las muchas fallas que tenía Yuuri, porque según su propio criterio era él quien no demostraba el suficiente entusiasmo en la cama. Estaba comportándose un tanto egocéntrico, él era el amante perfecto y a su parecer Yuuri no entendía como era que los hombres tenía que tener sexo. Yuuri no podía solo acostarse y abrir las piernas, y Viktor para no olvidarlo y comentarlo en la terapia lo estaba escribiendo en una libreta cortesía del hotel.

Yuuri salió del cuarto de baño totalmente desnudo, con la toalla en el cuello. El agua aún se deslizaba por su cuerpo y marcaba su precioso trasero a la luz del brillante sol. Por su ingle se deslizaba igual, coqueta el agua cayendo de su vello púbico al piso, un poco más salpicando sus piernas. Viktor viró a verlo le sonrió y corrió al baño pues debían darse prisa para ir a su sesión. Yuuri lo vio cerrar la puerta de un golpe, señal que él entendió como ‘no se puede ver’. El muchacho de cabellos negros se puso la ropa despacio, algo decepcionado que Viktor tampoco al verlo desnudo le haya al menos dado una mirada. Pensó de inmediato que seguramente eran pequeñeces que se hablarían y se solucionarían en la terapia.

Por fin entonces llegaron a la puerta del terapeuta sexual que Viktor veía como un dios. Estaba feliz y no podía disimularlo, Yuuri ya estaba un poco asustado con la actitud entusiasta de su esposo y no solo por su mirada de maniaco, sino por el hecho que si las cosas no salían como Viktor las soñabas, los problemas quizás se saldrían de la cama y el matrimonio se vería afectado en su totalidad. Y como siempre el buen Yuuri creía que todo era solo su culpa.

Tocaron la puerta y les dijeron en un impecable inglés que podían seguir. Dentro, sentado en una silla de mimbre y vestido de blanco absoluto estaba su salvador, que se puso de pie para darles la mano y la bienvenida. Les pidió que se sentaran frente a él en un par de sillas muy parecidas y bastante cómodas para iniciar con la charla. Se presentó como el doctor Pawell, y les dijo rápidamente sus credenciales, el tiempo tenía que ser de ellos totalmente. Yuuri estaba casi que temblando, se sentía en medio de  una competencia, en el Kiss and Cry esperando los resultados.

—Bueno muchachos, vamos a empezar. Quiero dejar en claro que esta terapia es sexual,  que se han descartado problemas físicos y además que si de esto se perciben o se derivan otro tipo de problemas o sentimientos, los derivaré a otro tipo de terapia, luego de terminar esta por supuesto. Es normal que estén nerviosos —miró de inmediato el hombre de voz y aspecto gentil a Yuuri quien movía sus manos entre sí sin cesar—, no es sencillo tener que hablar de cosas íntimas y que creyeron que solo sabrían ustedes, pero es muy valiente que hayan decidido hacerlo. Bueno…—El doctor miró sus notas atentamente. La brisa marina entraba por la ventana y mecía con gracia la cortina blanca, aquello le traía sensación de paz a Yuuri. —Muy bien, veo que llevan un año de casados, su profesión es el patinaje… Yuuri, en el formulario pusiste que crees que uno de tus problemas sexuales es que te falta seguridad y que temes mostrar o incluso temes no tener algo sensual. Quisieras por favor…

—Disculpe ¿qué? —habló Yuuri subiendo un poco el tono e interrumpiendo al doctor—Yo no dije nada de eso que usted está leyendo, ¿de dónde lo ha sacado?

—Del formulario que ustedes tuvieron que llenar para la inscripción a la terapia Yuuri, ¿no son tus palabras lo que yo leo? —Yuuri negó con la cabeza y miró a Viktor, quién intentó esquivar la mirada de ambos. Al final tuvo que admitir que Yuuri no había querido involucrarse en nada del proceso de aquel viaje y que por eso llenó las partes que él debía hacer. Viktor se apenó mucho y se disculpó sinceramente, Yuuri aunque seguía molesto lo disculpó echándose de nuevo la culpa de que debió ser más activo en aquel proceso. El doctor vio ahí un primer problema y le preguntó entonces que según sus propias palabras les dijera qué creía que estaba pasando.

—Bueno, seguramente es eso, que soy inseguro y que temo no ser lo suficientemente sensual para…

—¡Oh no, no , no, no! —Dijo el doctor intentando poner un alto a aquello —Yuuri, no quiero que repitas lo que Viktor escribió solo para buscar su aprobación. Necesito que sea Yuuri Katsuki, el que me diga lo que siente, lo que quiere y desea. Es más, vamos a hacer de cuenta que ese formato no existió y tú hoy vas a ser nuestra prioridad. Hoy, solo vamos escucharte a ti. Solo a ti.

Yuuri se sintió intimidado, pero muy importante. Viktor en cambio se sentía terrible, supo en ese momento que mejor no hubiera llenado aquello sin haberle preguntado y no haber hecho las cosas como él creía que debían ser. Estuvo muy de acuerdo con el doctor que debía escucharlo primero, porque igual parecía que él no tenía nada nuevo que oír de su marido. Yuuri tomó un poco de aire y empezó a hablar.

—Verá doctor, yo creo… yo creo… yo siento que no me gusta cómo es que Viktor  me trata en la cama —el doctor escribió en su agenda mientras Viktor abría mucho ojos y boca. El doctor le pidió que fuera un poco más específico, que por favor hablara y dijera todo lo que tuviera que decir y que hasta el momento él mismo no se permitía. —Doctor, no me gusta… ¡No me gusta que Viktor me trate cómo a una mujer! —Lo último lo soltó como si se hubiera liberado de una carga enorme. El doctor muy calmo en todo momento, anotó en su libreta y Viktor con la boca aún más abierta intentó decir algo, el terapeuta le pidió con la mano que se detuviera.

—Yuuri, lo que estoy entendiendo con esto, es que Viktor es un hombre machista, tal vez misógino, que te pide que actúes como una chica, o menos precia el hecho que seas hombre…

—¡Ay no, Dios mío no, nada de eso! —Interrumpió Yuuri al doctor —jamás, el respeta y adora a las mujeres, en el buen sentido, yo me refiero… —era gracioso ver como Yuuri movía su cabeza de un lado para el otro intentando encontrar las palabras precisas, pensando siempre en Viktor primero y cómo no hacerlo enojar —, verá usted, no me gusta que me trate con tanta delicadeza…

—¡Oh! —Dijo el doctor como si se sintiera algo aliviado —Creo que empezamos a entender—. Anotó algo más y prosiguió. —Entonces por favor saquemos a las mujeres de esto, porque no es la analogía correcta. Creo que nos tratas de decir que te gustaría más rudeza en el sexo—. Yuuri ni se atrevía a virar a ver a su marido que no daba crédito a lo que estaba pasando.

—Doctor, siento que Viktor me toma y me trata, como si yo fuera a romperme. Yo conozco su fuerza física a la perfección, y no la aplica para nada en la cama, conmigo. Es como si no me creyera capaz de algo diferente… Y lo digo por ejemplo, cuando patinamos juntos, él me toma por la cintura y me levanta muy alto, siento toda aquella presión de sus dedos y la tensión de sus brazos y piernas, eso me… excita mucho… luego cuando en otro movimiento me empuja y me vuelve a atraer a su cuerpo… me excita más… porque está usando el máximo de su fuerza… verlo sudar y esforzarse tanto, cómo a veces se muerde los labios o aprieta los diente como si su vida dependiera de ello… yo siento que exploto… —Y se quedó en silencio, mientras esposo y doctor miraban expectantes que más tenía que decir pero para Yuuri Katsuki que en su vida se había atrevido a llevar la contraria a nadie, aquello era su confesión antes de morir. Volteó a ver a Viktor que jamás imaginó que su esposo tuviera eso en su cabeza.

—Yuuri, este no fue solo un paso adelante en la terapia sexual sino en tu vida—. Dijo el doctor en tono alegre. —Es claro por el rostro de tu marido que no tenía ni idea que pensabas de ese modo y  sin que tenga que preguntártelo sé cuál es el rol que te gusta. ¿Has pensado en cambiarlo en algún momento, me refiero al rol?

—No, la verdad no, me gusta que me penetre y no quisiera que fuera de otra forma —dijo Yuuri en total naturalidad. El doctor Pawell anotó en su libreta mientras Viktor sentía que toda la sangre del cuerpo le subía al rostro, la palabra «penetración» jamás había salido de su boca, en ningún sentido.

—Debo admitir que no es como pensaba llevar esta terapia, pues me estaba basando un poco en el formulario previo, pero estoy satisfecho con el hecho que Yuuri haya expresado él mismo lo que deseaba. No me dijiste la verdad cuál creías que era tú problema, pero no importa, hoy avanzamos mucho, en serio—. Yuuri se disculpó por no haber hablado realmente de él, pero el doctor lo tranquilizó — Yuuri por favor, como sea hoy tuvimos un avance importante. Mañana será el día de escuchar a tu esposo que sé que también tiene mucho por decir. El tiempo por ahora terminó, pero hoy pueden irse ambos muy tranquilos a disfrutar de esta isla, vayan a la playa y relájense, por cierto es una playa nudista, pero eso no quiere decir que ustedes tengan que ir desnudos —. Miró a Yuuri fijamente que ya estaba de pie tras la silla —Siempre hay elección —. Yuuri supo que eso iba directo a él y le sonrió.

—Gracias doctor —dijo Viktor con una sonrisa —mañana a la misma hora.

—Así será Viktor, ah y por cierto por poco lo olvido, por hoy nada de sexo—. Viktor se quedó frío con lo dicho por el doctor y claro, protestó. Ya tenía en su mente un plan para comportarse como un animal y dejar en pedazos a Yuuri y aquello de no sexo ese día no le caía en gracia. El doctor le explicó que hasta no escucharlos a ambos, no sabría como direccionar las cosas, que se calmara, que solo sería un día del resto de sus vidas. Yuuri lo tomó con algo de gracia y salió de ahí con su furioso esposo.

—El tipo es un idiota —refunfuñó Viktor. Yuuri se echó a reír de manera un poco pícara, hasta que escuchó que alguien lo llamaba. No se trataba de nada más que del hombre que conoció en la recepción: Joshua.

—Es un gusto verte de nuevo Yuuri —Dijo Joshua dándole la mano —, parece que acaban de salir de su sesión, ahora es la de nosotros. Nuestro turno en el paredón —dijo mientras observaba a un hombre junto a él, seguramente su esposo.

Se hicieron las presentaciones protocolarias, la pareja de Joshua se llamaba Allan, y era un espectáculo para los ojos de hombres y mujeres. Tenía en cabello largo de color rubio recogido en una coleta, los ojos negros y la piel bronceada, tenía que ser algún tipo de modelo. La pareja se despidió pues iban algo tarde a la sesión. Joshua de nuevo le extendió la mano a Yuuri pero Viktor notó un brillo en la mirada del extraño, que no le gustó. Siguieron su camino a la habitación y seguir el consejo del doctor de ir a la playa un rato y disfrutar de todo el complejo hotelero, pero Viktor no pudo contenerse.

—¿No notaste algo raro en ese tipo Joshua? Parece que le gustas…

—¡¿Qué?! ¡Ay por favor Viktor Nikiforov! ¿Es que acaso no viste a su esposo, o lo que sea? Parece salido de un maldito cuento de hadas —Y luego de eso Yuuri se echó a reír, como siempre haciéndose menos.

—Así que viste a ese hombre más de la cuenta… y deja de creer que no llamas la atención porque sí lo haces —Viktor lo tomó por una mano y continuó —Bueno como sea… lo de hoy Yuuri… fue muy revelador. Yo creo que deberíamos intentar…

—Viktor, hoy no haremos nada como dijo el doctor. Sin embargo, yo espero que algo de lo que dije no te haya molestado, o contrariado…

—Para nada Yuuri, gracias por ser tan honesto hoy. De verdad. Odio al doctorcillo pero pues por ahora esperaremos…

Muy obedientes, la pareja de patinadores empezaron a disfrutar de la playa y el mar, unas excelentes piñas coladas y un poco del sol que realmente estaba muy intenso. Ni Yuuri ni Viktor fueron desnudos en su totalidad, pero se dieron cuenta que los demás no tenían tanto pudor y aún si sus cuerpos no eran de atletas, disfrutaban de la tranquilidad de su desnudez. Viktor tenía una muy provocativa tanga que no dejaba mucho a la imaginación y que tenía a más de uno expectante del enorme bulto que ocultaba. Él estaba bajó una sombrilla de playa, tendido en la toalla mirando al cielo tras sus gafas oscuras pensado en la mejor manera de ser «agresivo» como su marido quería, no pensó jamás que lo estuviera tratando con la delicadeza que Yuuri afirmaba, pero sabía que no había usado todo el potencial de su fuerza física, en eso Yuuri no se equivocaba.

Yuuri en ese momento estaba metido en el mar. El oleaje era mínimo así que se podía nadar con tranquilidad, y eso le gustaba mucho al chico de cabellos oscuros. Después de estar un rato sintió que su estómago le protestaba, era hora de comer algo y el restaurante de la playa era su primera opción, luego se broncearía un poco y después seguiría nadando. Todo eso lo pensaba mientras salía del agua y se dirigía a su marido.

—Viktor tengo hambre, vayamos a comer algo en ese restaurante —Dijo Yuuri señalando muy cerca de donde estaban —, ¿Te parece?

—La verdad yo también tengo algo de hambre, vamos—. Yuuri le sonrió y le dijo que primero tomaría una ducha para quitarse de encima el agua salada, las duchas no estaban lejos e igual no tenían mayor prisa por nada. Viktor le dijo que estaba bien y que no debía preocuparse y lo vio irse por la arena caliente y entrar en la ducha. Siguió en sus pensamientos hasta que fue interrumpido por una voz que al inicio no reconoció pero que no le trajo mucha alegría. Era Joshua que en esta ocasión parecía iba solo.

—Hola Joshua, ¿cómo les fue esta mañana? —preguntó Viktor con toda la hipocresía que podía tener.

—La verdad fuimos apedreados, qué primera sesión tan difícil… espero que mañana sea diferente—. Con una sonrisa en los labios preguntó por Yuuri y Viktor le respondió que en la ducha y se la señaló. Joshua le miró y le dejó sus saludos con Viktor pues no quería interrumpirlo. Viktor agradeció que ese hombre siguiera su camino y que el saludo hubiera sido cosa de menos de un minuto.

Siguió en sus pensamientos pero algo pasaba. Joshua había avanzado algo así como cinco metros y se había quedado quieto mirando algo, y el problema es que no era solo él. Muchos otros desde distancias prudentes miraban algo con mucha atención y solo hasta que se fijó bien supo que el centro de atención era su marido. Se sentó de inmediato y se levantó con el firme propósito de sacarlo de la ducha para que esos pervertidos dejaran de verlo, sin embargo a medida que avanzaba se dio cuenta de porqué llamaba tanto la atención. El agua caía por su cuerpo mientras él echaba su cabeza hacia atrás abriendo la boca como si exhalara un gemido; movía sin querer su cuerpo ardiente al compás del sonido de la ducha y deslizaba sus manos por su pecho bajándolas lentamente hasta sus muslos tocando ligeramente su pene cubierto por un muy ajustado y corto speedo que tampoco dejaba mucho a la imaginación. Inclinaba la cabeza lentamente para recibir el agua de la ducha en su nuca y mientras lo hacía mordía sus labios y los relamía con la lengua. Lo peor, o lo mejor vino después, cuando empezó a mover su cuerpo de forma serpenteante como danzando, y Viktor lo imaginó encima suyo haciendo ese movimiento, suplicando por más, dejando que el sudor le recorriera el pecho y le llegara a su vello púbico, el mismo que ignoró esa mañana cuando Yuuri salió del baño.

Su erección empezó a hacerse notoria entonces supo que era hora de interrumpir el espectáculo que estaba dando, así que fue hasta la ducha, la cerró y le puso una toalla encima. Yuuri abrió los ojos y le preguntó si pasaba algo y Viktor le dijo que creía que había sido suficiente del baño, que cualquier rastro de arena y agua salada ya tendría que haber salido.

—Tienes razón, es que el agua está exquisita, y este calor desesperante solo hace que me quiera quedar bajo la ducha para siempre.

—Te entiendo—. Viktor empezó a mirar alrededor y ya los espectadores se había disipado, incluido Joshua y pensó el hombre de cabellos cenizos que se habían retirado a terminar en privado.

Viktor le ayudaba a Yuuri a secarse la espalda, recordando en qué momento había visto así a su marido fuera de la pista con su interpretación de Eros, o si es que Yuuri siempre lo había hecho pero él no había prestado la suficiente atención. Y si no lo había hecho, había muchos otros lobos que estaban dispuestos a ver en Yuuri lo que él no se había tomado el trabajo de detallar.

Y no le gustó imaginarlo.

 

 

 

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Con amor: Yukino.

 

 

 

 

 

 

 


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