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Pesadillas por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

Hola ~

Pues ahora si llegamos al final de otra historia. Espero que la disfrutaran. Este capítulo va dedicado a:  Anonimo, Shir285, charlotte_angelghost y Marylu, muchas gracias por sus comentarios.  

Muchas gracias por haber seguido esta historia.

Quien tiene un porqué para vivirpuede soportar casi cualquier cómo.


 


Había una vez…


Había una vez un humano cazador de pesadillas,  pocos conocían la dura labor de aquellos que se dedicaban a mantener a las pesadillas alejadas de los otros. Pero ellos mismos no conocían el origen de las pesadillas, no sabían cuántas había y se limitaban a seguir en una lucha interminable por meses, años… ese cazador en particular era bueno, sí, pero muy joven y curioso: Preguntaba cosas que los demás solamente asumían. Y su misma curiosidad le llevo a dejar que las mismas pesadillas a las que combatía entraran en su mente.


Poco a poco fue perdiendo su confianza, dudando de si lo que veía era real o algo producido por las pesadillas. Incluso cuando las pesadillas se fueron, el miedo y los monstruos en su cabeza no lo hicieron. No supo pedir ayuda, no acepto la ayuda que sus amigos le intentaron brindar y erróneamente pensó que estaba solo. Las cosas empeoraron  hasta que no pudo salir más de casa y comenzó a ver monstruos en todos lados… hasta que una noche pudo capturar a una pesadilla. No fue más que un accidente,  esa pesadilla estaba muriendo y no tenía mucha fuerza para escapar así que le fue fácil someterla y por fin tendría las respuestas que esperaba.


— ¿Por qué me atormentan?— preguntó.


— Porque  es la única forma en que yo puedo vivir— fue la respuesta que obtuvo— No es nada contra ti— pero él lo sentía muy personal. El monstruo desaprecio frente a sus ojos no sin antes revelarle otro secreto— Nunca acabaremos, aunque nos disolvamos siempre hay más de nosotros, muchas más de las que jamás podrán contar los humanos porque son ustedes mismos quienes nos crean. No somos más que un reflejo de la humanidad— El cazador pensó mucho el significado de esas palabras. 


Logro capturar más de esas pesadillas, era un cazador después de todo, y aunque algunas le dijeron más cosas sobre esos seres, ninguna fue tan importante como su origen. El cazador se preguntó si sus miedos habían creado más de una pesadilla, si sus miedos atraían a esos seres hacia él. Seguía teniendo curiosidad, curiosidad por la sustancia que eran, por cómo se movían y a donde iban cuando nadie podía verlas. Él supo todas esas respuestas, pregunto a cada una de las pesadillas que logro atrapar. Y aunque entendió todo eso, aún seguía viendo monstruos, seguía con miedo, la única respuesta que no había sido respondida. 


Las cosas volvieron a cambiar cuando una de esas pesadillas lucho más que las anteriores, era fuerte y le costó más trabajo que antes. Algo de esa sustancia de la que estaban creadas le salpico.  En lugar de desaparecer como todo,  vio como lentamente entraba en si piel. Ese hecho le asusto y le causó mucha más curiosidad, porque no sabía que algo así pudiera pasar ¿Por qué se había metido en su piel? era  otro misterio más que tenía que resolver.


Y lo hizo. Usando el mismo truco una y otra vez, matando pesadillas una tras otra hasta que se dio cuenta de que él mismo estaba cambiando: Podía ver en la oscuridad, sus manos a veces parecían traslucidas, otras adoptaban formas extrañas. Intento que alguna de ellas estuviera viva mientas la absorbía pero fue imposible. Siempre era cuando estaban a punto de morir cuando podía hacerlo. Cada vez se fue sintiendo más fuerte, con menos miedo. Finalmente pudo cambiar la forma de sus manos solo con pensarlo, podía ver a las pesadillas aunque estuvieran ocultas, podía escucharlas aunque hablaran en otros idiomas.  Ya no era humano, pero tampoco era una pesadilla. Se convenció de que su descubrimiento ayudaría a muchas personas que habían terminado como él… si tan solo pudiera encontrar la manera de tener una pesadilla viva dentro de sí ¿podría hacerlo con otras personas?


Lo intento, muchas veces. Humanos sin hogar y sin familia que nadie echaría de menos. Ninguno resulto pero eso no le importaba, de seguro algo estaba haciendo mal y tenía que encontrar una forma de hacerlo bien. Podía usar sus manos y sus ojos para encontrar cosas que nadie más, y lo usaría a su favor.  Fue cuando noto que había más pesadillas en algunos lugares, con algunas personas. En uno de esos lugares  vivía una mujer alcohólica, y una niña. No pensó que la mujer le fuera a servir, era más de lo mismo, pero la niña… la pequeña rubia apenas parecía ser consciente de cómo vivía.


— ¿Cuál es tu nombre?— Le pregunto, cuando la sacaba de la casa.


— Alice.


— todo estará bien, Alice— para su deleite las cosas fueron bien. No logro lo que quería, pero sí que encontró algo interesante. No logro que la pesadilla y Alice fueran un solo y nuevo ser, pero unió a la chica y  a la pesadilla, dos seres unidos a los que no podía dañar sin dañar al otro, quienes compartían sentimientos y pensamientos, podían escucharse sin hablar… era increíble y el cazador paso mucho tiempo observándoles, aprendiendo de ellos.


Intento replicar lo que había hecho con Alice, pero de sus nuevos experimentos aprendió a poner lo suficiente de las pesadillas en él para poder controlarlas él mismo. Al inicio las pesadillas resintieron, saliéndose de control y vagando por las calles, de vez en cuando se portaban de forma agresiva matando a todo aquel que se les cruzara.  Al inicio al cazador le preocupo un poco la muerte de tantas personas, pero ¿No era acaso un medio para conseguir lo que quería?  Después ya no le importó, incluso él mismo se encargaba de dejarles ir y ver lo que hacían.  Fácilmente podía saber dónde estaba, podía darle órdenes desde alguna distancia y cada vez aprendió más y más. 


Su primera idea sobre unir de esa forma a las pesadillas y a los humanos no funciono, pero al ver todo lo que podía lograr se le ocurrió algo mejor, el cazador pensó que podía crear una ciudad para todos los que quisieran, una ciudad donde solo habría monstruos y de la cual solo una persona podía liderar: él. Nadie más sabía cómo crear lo que el creaba, nadie más podía detenerlos y controlarlos.  Sin embargo, tenía un problema: esos seres llamados pesadillas no podían vivir mucho tiempo fuera de su mundo. Sin eso, no podría llevar a cabo sus planes. La respuesta se la dio la pesadilla acompañante de Alice: Existía una entrada, un camino que  unía el mundo de los humanos y el de las pesadillas, y existía un guardián, una pesadilla que era elegida para custodiar las puertas y  mantener todo en orden.


El cazador pensó una vez más ¿Cómo podría hacer salir a esa pesadilla? ¿Cómo podría obligarle a mantener las puertas abiertas y hacer que un poco de ese mundo se filtrara al de los humanos?


Su respuesta fue continuar con sus experimentos, si suficientes pesadillas desparecían de seguro llamaría la atención, además de las muertes de los humanos… solo tenía que dejar pistas suficientes para llegaran hasta él.  


Fue muy paciente, espero mucho para que lo que hacia fuera notado. Todo su plan iba bien, incluso cuando Alice escapo, no le importó porque ya había aprendido todo lo que había que aprender de ella. Tampoco cuando supo que los otros cazadores, compañeros que ya no le importaban,  también estaban involucrándose. Cuando se enteró que la pesadilla que buscaba ya estaba  cerca, comenzó a moverse él también hasta que logro encontrarla. Se sorprendió al ver que era una pesadilla que ya había estado en sus manos, que la había usado en otro cazador para distraerles y darles problemas.  Otro inconveniente, solo tenía que separarles, no era la primera vez que lo hacía, sería fácil y todo seguiría como lo planeo. De nuevo, Alice apareció, intentando arreglar lo que era su vida, y arruinando lo que era algo fácil.   Reconoció también al cazador al que había unido, le conoció cuando era un jovencito e iba a visitarle. No se culpó por no reconocerle, pues había pasado mucho tiempo y había cambiado mucho físicamente, porque viendo como actuaba y lo que decía supo que seguía siendo el mismo chico que conoció.  Pero por más que intento detenerle, ese chico no tenía oportunidad con las nuevas habilidades y toda la planeación que tenía el cazador. Cuando todo estaba por terminar,  el chico le hablo al cazador:


—déjame quedarme aquí. Esto que dices, esa ciudad… yo quiero verlo, estar allí. Estoy cansado de todo, solo quiero… déjame quedarme— esas fueron quizá las palabras que causaron su muerte. En esos últimos momentos el cazador pensó que tener compañía en esa nueva ciudad  no estaría mal. Pero todo era una trampa del chico, ese chico que creyó conocer.


“Ah, sí tan solo no hubiera confiado en alguien más otra vez”  pensó mientras sentía el dolor al ser atravesado.


“No puedo dejar que todo termine… no dejare que todo sea en vano” pensó mientras sentía que la vida de le escapaba por las heridas en su torso. Y así, antes de morir se encargó de que su legado no desapareciera nunca.


 


Algunos humanos cuentan que existió una ciudad que desapareció de la noche a la mañana, aunque nunca logran ponerse de acuerdo en lo que paso con esa ciudad y ninguno es capaz de decir donde está ubicado ese lugar o que fue lo que paso. Muchos cuentan que hubo un ataque a la ciudad, otras humanos cuentan que  hubo una fuga de algún gas o químico, y los menos cuentan que la ciudad fue invadida por monstruos y apenas pudieron escapar.  No hubo más noticias de los que vivían allí y todo quedo en el olvido.  Todo quedo en una leyenda urbana más, y aunque muchos humanos buscaron en las ciudades abandonadas que conocían nunca encontraron pruebas de lo que se decía ¿Cómo hacerlo si todas las ciudades abandonadas son iguales?  Además no todo se les está permitido ver….


Si pudieran ver lo que yo veo...


Verías una ciudad en donde las cosas pasan con aparente normalidad. Hay individuos  saliendo a las calles, paseando y riendo mientras hacen las actividades que tienen que hacer día tras día.  Tiendas, campos y escuelas funcionan, todo es  normal… de no ser porque siempre hay oscuridad en la ciudad y porque ninguno de sus habitantes es humano.  Aunque todos luzcan como humanos, cualquiera que pueda estar allí  lo notaria porque sus sentidos le dirían que algo va mal… y es que siempre es así con los monstruos, pretenden ser humanos pero nunca lo logran.


Posiblemente si tienes suerte puedas cruzarte con el único en la ciudad que podría ser lo más cerca de un humano que  encontraras en la ciudad.  Le veras caminando entre los cientos que antes eran humanos pero ya no lo son, vistiendo ropas oscuras. Le distinguirás por su cabello rubio y porque es el único que tiene una cicatriz en toda la ciudad, es fácil de distinguir porque está en su rostro.  Siempre camina hasta  uno de los edificios. No sabrás lo que hacen allí, pero si pones un poco de atención podrás escuchar un poco de la conversación.


— ¿Alguna novedad?—preguntara, porque siempre pregunta eso.


— Ninguno, ahora esto es aburrido— responderá uno de ellos, tú lo confundirías  con un médico, pero realmente es un forense.


— Los gemelos acaban de regresar, no reportan nada anormal en el área— esta vez quien responde es un joven de aspecto serio y que siempre está con el forense— tú y yo saldremos en unos diez minutos.


—entiendo.


— Los demás están revisando los reportes de anoche— él solo le dará un gesto de que escucho.


— Ella nos ha invitado a cenar a su casa, quiere que estemos todos— el único emocionado es el de la bata de médico.


— les diré a los demás. Se les hará tarde si no se van ahora—  podrías seguirles a través de la ciudad, recorriendo el límite de ese extraño lugar hasta que se hace tarde. El no regresara al edificio, sino a una casa. Dentro escucharas risas, los demás ya están allí y podrás verles por la ventana.


— Iridian, llegas tarde— la mujer sonríe, porque ella siempre es alegre.


— Lo siento, estábamos lejos— el otro chico también se disculpa. La mesa ya está lista, la televisión encendida en un partido de futbol.  Incluso veras un par de gatos andando por la casa— ¿Cómo esta Alice?


— ella está bien, hoy intento caminar ¡No puedo esperar a que de sus primeros pasos!—  veras el pequeño bulto que mira con orgullo y que es sostenida por dos hombres idénticos, gemelos.  Iridian siempre se acerca y sonríe antes de tomar al bebé, la pequeña tiene el cabello fino idéntico al de la mujer. No se parece a la  otra Alice que se empeña en olvidar.  Allí pasaran un par de horas, les vera reír y hablar… posiblemente no veas nada anormal, pero lo sentirás. Más tarde todos se despiden, habrá promesas de verse de nuevo al otro día.  Todos se irán pos diferentes caminos, pero tú sabrás que algo no está bien, tus sentidos lo gritan, desearas gritar pero no encontraras tu voz, sentirás la impotencia de querer hacer algo pero no podrás, tu cuerpo y tu mente estarán desconectados, solo seguirás al único que sientes más normal.  Le seguirás en silencio, intentando que no te note, caminando por las calles que cada vez te ponen más la piel de gallina, que cada vez te hace acelerar el corazón sin un motivo aparente.


Te darás cuentas muy tarde de que lo que sientes es miedo.  Para entonces, ya habrás llegado a tu destino: La casa de Iridian. No es más que un segundo piso en un barrio muy cerca del centro de esa ciudad. La casa no esta oscura, y claramente se ve movimiento dentro.  Un par de chicas salen antes de que  Iridian llegue a la puerta. Le saludaran con respeto y se irán sin notarte a ti.  Te perderás el saludo cuando logres llegar a la entrada, pero llegara a tiempo para escuchar…


— no fuiste con los demás.


—  estaba ocupado— veras que quien responde es otro chico,  con el cabello de un tono que no puedes describir más que como naranja— no eres el único que tiene cosas que hacer— le sonríe,  a ti esa sonrisa te va helar la sangre, pero Iridian se acercara y por el lugar donde estas veras claramente como le besa.  Veras perfectamente como las cosas comienzan a subir de tono,  estarás en shock mientras las caricias y los besos aumentan… miraras hasta que un par de brillantes ojos naranjas te miren. ..


Y como una revelación entenderás que es ese lugar…


Ahora sabes perfectamente  que es esa ciudad. Que lo que ese cazador, llamado Lev o Leo,  comenzó no se pudo detener. Que la única forma de contener lo que planeo fue dejar que las cosas siguieran su curso, que alguien más se encargara de su legado. Que uso sus últimos segundos de vida para unir de nuevo el alma de Iridian y la de otra pesadilla, el único otro ser que estaba allí, tan cerca  que sus garras aun le estaban atravesando.  Entenderás que Lev unió esos hilos, de las pesadillas que ya controlaba y de esa apertura que creó para ponerlas en un solo individuo: Iridian.  Como de seguro imaginas, fue imposible regresar a la normalidad, y la única solución para salvar al resto de las personas que le importaban fue contener todo en esta ciudad desaparecida del mapa, donde esos seres se encargar de hacerse olvidar de cualquiera que logre llegar. 


—  ellos…


— ¿Aun piensas en ellos? No pienses más en eso, están bien— me escucharas decir para consolar a Iridian. Porque muy en el fondo sabe que todo es falso, que  nada en esta ciudad es real… ni siquiera sus amigos y por eso no se atreve a nombrarlos. Que esta ciudad es lo que es porque es lo que Iridian quiere que sea, porque ahora Iridian es el rey de la ciudad de pesadillas— ellos están bien.


— Tchess…—  lo último que veras antes de despertarte en tu lugar conocido, serán mis ojos.  Recordaras unos momentos lo que has visto, pero lo iras olvidando conforme pasa el día. Quizá logres recordar algunos detalles, y te sentirás molesto por no recodar más. O quizá solo tengas la sensación de que paso algo, pero no sabrás que. Será así hasta que vuelvas a dormir, cuando tus sueños sean tan profundos, volverás a esta ciudad, y allí  estaré yo para decirte “Bienvenido al país de las pesadillas”      

Notas finales:

Hasta la próxima historia. 


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