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Pose por Silvia_Riffie

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Los Uchiha fueron recogidos por Shikamaru, mientras Naruto y Sasuke se encontraban en una reunión, el segundo asistente fue en busca de éstos para llevarlos al pent-house en donde ya estaba todo listo para ser atendidos.

Claro porque Sasuke y Naruto dormirían en casa de este último, así que quedarían dos habitaciones libres, claramente fue una excusa de Sasuke el tener que atender ahí a su familia, porque podía pasarles el departamento que tenía en el centro de la cuidad, o alguna otra de sus tantas propiedades, aunque el Nara aceptaba que había sido una excelente movida del Uchiha para estar a solas con Naruto.

- Buenas tardes, soy Shikamaru Nara – No agregó estoy aquí para recogerlos porque era una estupidez, claro que estaba ahí para hacer aquello, sino qué estaría haciendo ahí.

- Hola – Saludo Izuna, y de la misma manera los demás.

- ¿Vamos? –

-  Pensé que ese mocoso de Sasuke vendría a buscar a su tío – Dijo falsamente dolido Madara.

- Lamentablemente tenía negocios que atender, pero estará para la hora de la cena – Explicó Shikamaru – Quieren ir directamente a la empresa, o prefieren ir a otro lugar –

- Empresa – Dijeron todos excepto Obito.

- Yo necesito ir a otro lugar primero – Dijo.

- Claro – Aceptó Shikamaru, pensando a la vez que todos eran de cabellos ébanos, de piel nívea y ojos obsidianas, parecía que todos salían de una fotocopiadora – Le diré al chofer que lo lleve donde desee, si necesita otra cosa … -

- No nada, muchas gracias – Salieron al exterior tres vehículos esplendidos y de alta gama esperaban por ellos, Shikamaru le indicó a Obito cuál auto tomar, se despidió de los demás y se subió al coche, ante la pregunta del chofer de adónde lo llevaba, respondió – Al cementerio, por favor…

Sus familiares, sabían a la perfección adónde iba a Obito, y lo entendían, de todos ellos él había perdido mucho más, incluso más que Madara en el pasado, todo por culpa de Fugaku que comenzó a eliminar a todo aquel que era una amenaza, lo que nunca pensó este que iban a volver todos unidos con el propósito de hundirlo mucho más de lo que algunas vez él lo hizo con ellos.

Shikamaru les explico que entrarían por el ascensor que daba directo al pent-house desde el estacionamiento, para evitar que otras personas lo vieran. Sasuke no quería que se corriera el rumor que un grupo de Uchiha había llegado a la empresa, esto para salvaguardar que Fugaku se enterara de la llegada de éstos al país.

Sai e Itachi recibieron gustosos a sus tíos y primo, les hacía ilusión ver de nuevo a su familia, sobre todo después de tantos años sin comunicación.

Los saludos se extendieron por mucho tiempo, todos contentos de volverse a ver, Iruka llevó a cada uno de ellos a sus recamaras, Itachi y Sai compartirían una para que estuvieran más cómodos sus invitados. Permitieron que todos fueran a refrescarse y descansar después de tantas horas de viajes.

Sasuke recibió el mensaje de que su familia ya se encontraba en su hogar, sonrió feliz, ya quería verle la cara a su padre, pero de inmediato disipó esos pensamientos, debía enfocarse en la reunión que se estaba llevando a cabo a pesar que Naruto era lo suficientemente experimentado y profesional para guiar toda la conversación a su conveniencia.

Luego de muchas horas llegaron a una concesión en los términos del nuevo acuerdo comercial, que le abriría las puertas al holding al mercado suramericano, un nicho poco explorado por las empresas niponas y que Sasuke estaba dispuesto a explorar.

Se despidieron alegremente la comitiva del Mercosur, y de otros países fuera del grupo, el secretario del ministro de economía y el subsecretario del ministro de relaciones exteriores de Japón, estaban felices de los acuerdos pactados, Naruto fue lo suficientemente zalamero con ellos para agradecerle toda la ayuda prestada, cuando la realidad era que casi todo lo habían hecho ellos en privado, pero siempre era bueno tener a los políticos del gobierno a su lado…siempre habría favores que cobrar en algún momento.

- Teme porque estás tan contento y no se debe al nuevo negocio que cerramos, estás contento por algo más –

- Por supuesto, ver a mi sexy novio hablar todo profesional me pone de humor – Lo dijo en doble sentido haciendo que el menor se sonrojara, haciéndolo reír.

- Basta – Naruto miró hacia adelante donde estaba el chofer, quien parecía no estar tomando atención a la conversación que sus pasajeros llevaban acabo, pero las orejas rojas lo delataban. – No seas tan lanza… - No puedo terminar la oración porque Sasuke lo besó, a pesar de la pena que sentía por ser observado por el chofer no pudo luchar contra su deseo y el exquisito beso que estaba recibiendo, se dejó hacer, pero con una nota mental de pegarle en la canillas a su novio.

Madara tomó un relajante baño, aún era temprano, y no estaba tan cansado del viaje, podría dormir, pero estaba nervioso, podría engañar a todos, excepto a él mismo, quería ver a Minato, era su mayor prioridad, más sabiendo que estaba divorciando, Sasuke era un excelente informante.

Se vistió con ropa cómoda un jeans gastado y una camiseta blanca, a pesar de su edad, parecía más joven de lo que era, una cualidad Uchiha, además era adicto al deporte, a las endorfinas que éste le daba.

Bajó a la primera planta, esperaba ansioso a su sobrino, había muchas cosas que hacer antes que se acabase el año, quería comenzar una hecatombe en la vida de su hermano mayor, quería verlo caer de ese maldito pedestal en donde se había instalado, quería verlo sufrir tanto o más de lo que había sufrido él por su causa.

La familia Uchiha tenía un acaudalado patrimonio, tanto para que todos los hijos de Tajima Uchiha pudieran vivir bien, sus cuatro hijos, pero Fugaku se encargó de cortar la cabezas de los demás y quedarse con todo. Reconocía que en su caso fue su propia culpa, él le dio todas las armas a su hermano para que acabase con él, y francamente le estaría agradecido si no fuera porque lo aportó de Minato, más de veinte malditos años se tardó en poder regresar, recién ahora tenía todas las armas suficientes para acabar con cualquiera que se cruzara en su camino, fueron años de arduo trabajo para llegar a donde estaba.

El primero en ser eliminado de su familia fue él, su madre le había ayudado un poco dentro de lo posible, con dinero, conexiones y estancia en otro país. Él con su tenacidad y esfuerzo comenzó su empresa de inversiones en la bolsa, al mismo tiempo que terminaba sus estudios.

La vida le dio la oportunidad de empezar desde cero, conoció a su difunto marido, mayor que él, además de ser un buen compañero, un buen amigo, amante fue su mentor, y siempre le estaría agradecido todo lo que hizo por él, lamentó hasta el último instante no amarlo de la manera que se lo merecía, en su corazón solo había espacio para un hermoso rubio de ojos azules.

A los pocos años de haberse casado, su madre se contactó con él, para pedirle ayuda, sus hermanos Rai y Baru, los padres de Shisui y Obito respectivamente, habían tenido un “accidente” en el jet en el que viajaban, su madre en desolación, le dijo que creía que el padre de Kushina Uzumaki, Ashina y Fugaku estaban conspirando hace años, y ella creía que la muerte de sus amados hijos fue a causa de ellos.

Lamentablemente no estaban muy lejos de la realidad, un investigador privado de altas conexiones en la fuerza policial y judicial, confirmó sus sospechas. Fugaku no contento con ello, usó a su único hermano Doncel Izuna como moneda de cambio, convenciendo a su padre que aceptara el ofrecimiento de Gatō un poderoso empresario de transporte, que además se conocía en los bajos mundos como un truculento mafioso, tanto su madre como Izuna estaban fuera de sí por esto. Izuna fue obligado a casarse con ese hombre, durante meses sufrió a manos de él, hasta que entre una lucha de poderes su marido cayó. Pensando que al fin era libre y conste que solo tenía diecisiete años cuando eso ocurrió, al ser menor de edad no podía heredar el patrimonio de su esposo, quedando Fugaku como su albacea, haciendo aún más a cuadritos la vida de su hermano menor.

Fugaku al mismo tiempo quitó la tutela de Shisui y su hermano mayor Kagami a la madre de estos, mismo destino tuvo Obito, ambas mujeres fueron separadas de sus hijos, a pesar de su insistencia y lucha no pudieron contra la familia Uchiha. Kagami se reveló ante esto y solo consiguió la muerte. Ante esto su madre le rogó a Madara que por favor se hiciera cargo de los niños y su hermano menor, así que usando sus propios medios y poder, en un viaje de negocio de su esposo e hijo mayor, ayudo sus nietos e Izuna a escapar.

Ante la estupefacción de Madara, su madre solo hizo una cosa para evitar que Fugaku los encontrara y eso fue quitándose la vida. Razón por la cual Madara estaba dispuesto de hacerle pagar las penurias del infierno a su hermano, arruinó la vida de toda su familia solo por dinero.

Nunca pensó que la carta de la venganza vendría de la mano del hijo de al medio de Fugaku, un día su secretaria le hizo saber que había un peculiar correo electrónico de un joven llamado Sasuke Uchiha, debía reconocer que le intrigó el contenido de éste y pidió que se lo reenviara a su correo personal.

Sorprendido quedó al darse cuenta que su sobrino de 12 años era mucho más inteligente e intuitivo de lo que aparentaba, algo que sin lugar a dudas compartía con su hermano Itachi. Sasuke le dijo a través del intercambio de correos que sabía que su padre estaba en negocios pocos confiables y que temía por la seguridad de su familia, también el mocoso osó retarlo y decirle que limpiara mejor su huella digital, porque si él a su edad usando google fue capaz de encontrarlo, también su papá.

Así comenzó su relación de Tío/Mentor y Sobrino/Informante, ambos se beneficiaron del otro, además de crear un lazo especial, casi de padre e hijo, sabía que Sasuke lo consideraba más padre de lo que alguna vez consideró a Fugaku. Los correos y llamadas telefónicas se hicieron cada vez más frecuente para hablar de ellos, de sus problemas, o solo para pedir consejos sobre un negocio, entre ellos se ayudaban.

Una de las razones por las cuales Sasuke era el presidente del conglomerado era porque usando sus redes habían puesto sobre alerta a los demás inversionistas sobre las malas prácticas de Fugaku y como éste había llevado a la empresa al déficit, uno que le vino de maravilla para ingresar a ella, siendo un nuevo inversor, junto a Sasuke y sus hermanos, además de ingresar también con otra empresa a nombre de su hermano y sobrinos, ahora todos ellos tenían mucho más poder del que Fugaku podría tener en la empresa, y ese patrimonio por el cual hizo tantas maldades ya no estaba en su poder.

Fugaku aún en su ignorancia, de quienes eran los dueños, trató de investigar hasta el fondo quienes estaban detrás de las empresas Taka y Sharingan, pero no pudo dar con ellos, solo quedó satisfecho cuando supo que eran empresas con varios accionistas, y que crecían a través de la bolsa de valores invirtiendo en varias empresas más.

Esperaba como mínimo que le diera un patatús cuando los viera a todos sentados en la junta directiva el día veintisiete de diciembre, eso sería en menos de cinco días.

De solo pensar en la cara que pondría lo hacía muy feliz.

- Hola – Una voz a su espalda lo sacó de sus pensamientos, se giró para ver a un joven alto de cabello cobrizo, sin lugar a dudas era Yahiko Namikaze, el hijo mayor de su Minato.

- ¿Yahiko verdad? – Aún así prefirió confirmarlo, estiró su mano para saludarlo.

- Sí – El Namikaze sonrió un tanto incomodo, era nada más ni nada menos que el amante de su padre, y el progenitor de Naruto. – Cómo está Señor Madara –

- Bien gracias y tú – Sabía más o menos que estaba trabajando en expandir su empresa junto a Itachi como su nuevo socio.

- También lo estoy, gracias – Se estaba nervioso no lo podía ocultar, Madara Uchiha a diferencia de muchos Uchiha, era por lejos el que más intimidaba, quizás por metro noventa de estatura, cuerpo fornido, y mirada penetrante, también por todo esa aura imponente que tenía.

- No muerdo muchacho – Madara le sonrió percatándose del nerviosismo del menor.

- Lo sé, es solo que me parece extraño volver a verlo – Aceptó sincero – De hecho agradezco que esté aquí – Le dijo, vio como el mayor levantaba una ceja – Hay algunos temas que me gustaría poder hablarlos, se trata de mi padre y usted – Necesitaba decirle sobre Naruto, era la única persona que tenía el suficiente poder para protegerlo.

- Si me vas a decir algo que no quieres que me acerque a tu padre, te digo que estás perdiendo el tiempo –

- No – Habló rápido cortando al mayor – Nada de eso, si mi padre desea estar con usted, seré el primero en apoyarlo – Señaló – Es sobre algo que me temo usted ha estado en desconocimiento todos estos años –

Madara observó como al chico le costaba hablar, y la curiosidad hizo mella en él, quería saber de qué se trataba. Carraspeó como para apurar a Yahiko.

- Primero que nada no culpe a mi padre sobre lo que pasó, es solo qué en ese entonces tenía las manos atadas, y a pesar de todo lo que hizo para tratar de encontrarlo no le fue posible, además mi abuelo y madre, e incluso su hermano Fugaku, hicieron de todo para mantenerlo controlado – Explicó.

- Lo siento pero no te sigo – Madara no le gustaban los rodeos, pero entendía que era algo complicado que decir, y solo comprendía que ese chico le pedía que no culpara a Minato sobre algo.

- Mi padre quedó en gravidez de usted – Reveló al fin soltando un suspiró – Papá y usted tuvieron un hijo –

Madara se quedó en blanco unos segundos, Yahiko espero que reaccionara pero no lo hacía, y era compresensible, luego de veintitrés años lejos de todo  y de ahí, fuera él y le soltara aquella bomba.

- Sasuke no tiene idea que Naruto era hijo de usted, él, como el resto pensaban que mi mamá lo tuvo –

- Espera – Madara levantó una mano casi desesperado. Porque recordaba perfectamente que Izuna le comentó sobre el hijo menor de Minato y Kushina, Naruto, pero ese niño había muerto cuando tenía entre tres a lo mucho cuatro años. Se tuvo que sentar, había tenido un hijo con el amor de su vida, y ese niño llevaba muerto cuánto casi diecinueve años. – Pero ese niño está muerto – Sentía que el calor abandonaba su cuerpo.

- No, no lo está – Yahiko le dijo para tranquilizarlo – Lo siento, sé que debería decirle esto de otra manera, ni siquiera mi padre sabe que está vivo, pero temo que esté nuevamente en peligro, Mi madre, Deidara y su hermano son personas peligrosas –

- Cómo sabes que está vivo, dónde está – Se levantó casi loco – Cómo es que Minato no lo sabe –

- Porque primero necesitaba hablarlo con usted, creo que solo usted puede protegerlo  y porque además, hay otros problemas –

- Cuáles –

- Naruto fue criado por su antigua asistente Yurika Rumikawa, y también es porque Sasuke y Naruto están enamorados –

El Uchiha sintió que su cabeza iba a estallar, estaba a punto de volver abrir la boca cuando el mencionado Sasuke entró seguido de otro chico que escribía afanado en un teléfono móvil.

- Madara – Sasuke nunca le decía tío y él se lo dejaba pasar porque lo quería. Éste sintió que algo serio estaba pasando, por la cara de Yahiko y Madara, sobre todo porque no estaba sonriendo por verle, no se habían visto en décadas, y su tío no parecía feliz – Qué pasa –

- Nada, solo hablábamos del pasado – Madara quitó de su mente el torrente de pensamientos, para enfocarse en su sobrino sonriéndole sinceramente alegre de verle – Vaya que te pareces a Izuna, ¿Seguro no eres su hijo? – Preguntó en broma.

- Con todo lo que ha hecho mi padre, quién sabe – Dijo en el mismo tono. Para luego darse la mano y abrazarse con cariño – Cómo has estado, pensé que estarías roncando por el jet-lag –

- Naah, no fue tanto, he tenido viajes peores, emocionado de estar nuevamente aquí –

- Teme, cambié la reunión de hoy en la noche, para la primera semana de enero quedaron para confirma el día y la hora – Naruto ingreso a la terraza, que era donde todos se encontraba – Perdón por interrumpir – Sonrió a todos guardando su teléfono – Hola señor, usted debe ser Madara Uchiha, el tío de Sasuke, no ha dejado de hablar de usted estos días – Estiró su mano, que fue recibida por el mayor – Un placer soy Rumikawa Naruto –

Madara no había tomando tanta atención en el asiste de Sasuke, porque estaba tratando de lidiar con sus pensamientos tormentosos, aunque le pareció divertido que llamara a su sobrino “Teme”, la sonrisa del chico era mona, aunque muy maquillado para su gusto, pero en sí era un muchacho liviano de sangre, hasta que dijo su nombre.

- ¿Rumikawa Naruto? – Repitió casi como ido, mirándolo de pies a cabeza, dándose cuenta que llevaba lentillas y peluca, luego miro un momento a Yahiko quien asintió levemente, dándole a entender que frente a él, que la mano que sostenía era la de su hijo.

Naruto sonrió medio nervioso, miró a Sasuke cómo pidiendo ayuda  o una explicación, pero su novio estaba tan o más extrañado por las acciones de su tío.

- Sí, ese es mi nombre – Dijo un tanto nervioso.

Y nuevamente antes que pudiera decir cualquier cosa el mayor, vino el segundo impacto del día.

- ¿Madara? – Sus ojos negros viajaron de su hijo hacia la persona que lo llamó, Minato Namikaze…

Minato estaba cansando, hablar con los norteamericanos siempre era muy pesados, primero por estos se creían los dueños del mundo, segundo porque pensaban que ellos eran los que estaban como haciéndole un favor, cuando era todo lo contrario.

Pasó varios minutos hablando con ellos, hasta al fin poder cerrar el trato, ese era uno de los mayores problemas de un conglomerado, era el hecho de estar todos los meses buscando inversores, cerrando tratos, etcétera.

Luego de terminar aquello se enfrascó en una largo charla con su abogado viendo el tema del divorcio, tenían todas las de ganar, pero Kushina estaba haciéndose la difícil para aceptar el hecho que su matrimonio estaba acabado, y que peor tenía que indemnizar a Minato, por todos los daños y perjuicios cometidos en contra de éste en todos esos años de matrimonio.

El juicio se realizaría en unos días a principios de enero, en donde un juez fallaría el divorcio, al no llegar acuerdos entre las partes, en vista que el cómo demandante tenía todas de ganar. Kushina solo estaba haciendo una pataleta, y Minato sospechaba que detrás de aquello había un plan, uno en donde obviamente estaba involucrado Fugaku su peor karma.

Después tuvo un almuerzo con algunos socios, en donde estos le daban todo su apoyo en esa guerra que se había formado entre Kushina y él, agradecía de todo corazón que ellos estuvieran de su lado, era un plus más para hacerle frente y cortar toda relación con los Uzumaki.

Para variar al llegar había tenido otra pelea con Deidara, porque había recibido una carta de amonestación de recursos humanos con la última advertencia que dejara de acosar a sus compañeros de trabajos o sería desvinculado de la empresa.

- Padre por qué me odias tanto – Le gritó en medio del pasillo.

Minato agradecía que aún muchos estuvieran en su hora de merienda, y que altos cargos, Sasuke sobre todo no estuviera ahí, estaba harto de tener que pasar por aquello una y otra vez.

- No te odio Deidara – Dijo cansado – Pero tú no te comportas a la altura de tu edad y situación, no te das cuenta, que eres una molestia, ni siquiera eres capaz de hacer tu trabajo – había personas ahí que le daban la razón – Creas un mal ambiente laboral, por Dios Dei, ni siquiera puedes tener una buena relación con tu asistente, cuántas asistentes han renunciado solo este año, nadie te aguanta – Un gran verdad le dijo, vio como su hijo se ponía rojo de la ira o la vergüenza, no lo sabría decir.

- Cómo dices algo así, nada de esto es mi culpa, simplemente todos me odian, para darle el gusto al hijo de perra de Sasuke – Chilló arrugando la carta de amonestación – No se saldrá con la suya, no pueden echar –

- No fue Sasuke quien dio la orden de última advertencia –

- Papá por favor no lo defiendas –

- No lo hago – Minato se puso serio – Fui yo – Reveló, ocasionando estupor en el lugar.

- Cómo pudiste hacerme esto – Deidara lo golpeó en el pecho furioso haciendo, que Minato cayera sobre el escritorio de una asistente, un alarido de sorpresa de todos lleno el lugar, pero lo que vino después sorprendió a un más. El sonido de una certera cachetada resonó en el lugar.

- ¡¡BASTA!! – Elevó la voz Minato, con la palma aún roja de haber golpeado a su hijo en rostro. – Me tienes podrido, gritas y armas escándalo como si fueras un mocoso de preescolar, piensas que eres especial por ser mi hijo, o de Kushina, crees que por eso tienes el poder de tratar a todo el mundo mal. Te he hablado en todos los tonos posibles, todos los días tengo que pedir disculpas en tu nombre, porque agrediste alguien, peleaste con algún cliente, ni siquiera eres bueno en tu trabajo, solo eres una ameba, que vive gritando como un mono –

- Padre quién te crees que er… - Otro golpe en su otro mejilla lo dejó callado, con el rostro ardiendo de vergüenza y dolor.

- Tu padre, eso soy, y como tal te exijo respeto, te pido que estés a la altura de tu posición, si es demasiado para ti, ve por tu cosas y vete de aquí, de hecho eso haz, quedas suspendidos de tus funciones, harás uso de tus vacaciones por adelantado, hablaré con el concejo y veremos tu caso, y si tiene un poco de dignidad, te irás solo en este momento o pediré que llamen a seguridad –

- Llámalos – El rubio se cruzo de brazos, desafiando a su padre, confiando que no sería capaz de hacerlo.

Minato se giró hacía el teléfono sobre el desordenado escritorio que minutos antes había sido lanzando, tomó el auricular y marcó a seguridad pidiendo por ellos para sacar a Deidara.

- Papi no me hagas esto, me estás humillando –

- Quizás así aprendas lo que se siente, ser humillado y pisoteado por alguien que tiene más poder que tú –

- No, suélteme – Deidara comenzó a batallar con los de seguridad, tuvo que ser sacado entre tres, entre gritos de amenazas y palabras de odios para con él y todos.

Minato volvió a marcar en teclado del teléfono, esta vez a recursos humanos, dando la orden de suspensión y vacaciones sin goce de sueldo para Deidara, una vez cortada esa llamada, llamo nuevamente a seguridad indicando que su hijo no tenía permitido entrar bajo ninguna circunstancia a la empresa, aún si iba en compañía de Kushina o Fugaku, si era necesario, tampoco los dejaba entrar a ellos, que pronto les llegaría un oficio de parte del presidente.

- Yo pido disculpa por la escena antes vivida – Dijo a sus trabajadores – Perdón por todo lo que vieron, y lamento profundamente que me vieran levantarle la mano a mi hijo, pero todos lo sabemos, no hay manera de hablar con él, estoy seguro que más de uno quería hacer lo mismo que yo, aún así lamento que esto perturbara su ambiente laboral, si alguien necesita salir de aquí, puede hacerlo, no se le descontará –

Muchos de los presentes estaban agradecidos que por fin pusieran a Deidara en su lugar, porque ciertamente era horrible trabajar con él, por otra parte aunque no fuera correcto, muchos habían disfrutado de ver al rubio siendo puesto en su lugar y golpeado, de la misma manera que él lo había hecho con muchos de ellos en el pasado.

Ninguno quiso hacer sentir mal a su buen jefe, todos sabían que estaba pasando por momentos de mucho estrés, y que por otro lado estaba sumamente cansando de todas las quejas con justas razones sobre el actuar de su hijo.

Minato entró a su oficina, donde sin poder evitarlo se largo a llorar, necesitaba vacaciones, estaba agotado, físicamente  y sobre todo mentalmente estaba exhausto, también pronto sería el aniversario de la desaparición de su hijo y eso lo tenía bastante mal, daría lo que fuera para volver a tener en sus brazos a su pequeño Naruto.

Como también a Madara, cómo podía ser posible, que pasar de los años, aún lo añorara, lo deseara, aún soñaba con él, con sus escapadas, sus miradas furtivas, sus toqueteos secretos.

Las conversaciones después de hacer el amor, las risas compartidas, y todos esos planes y sueños una vez que pudieran escapar, cosa que nunca resultó.  Ahora casi veintitrés años después, con casi cuarenta y cinco años, seguía igual de enamorado de Uchiha Madara.

Luego de llorar se enjuagó las lagrimas y salió de su oficina, hacia el pent-house de Sasuke, quería beber algo, él no tenía licor en su oficina o viviría borracho, pero necesitaba beber algo.

Al llegar al pent-house, se dio cuenta que todos estaban en la terraza, curioso caminó, hasta que en su visión apareció como si se tratara de un espejismo, su más ferviente deseó, su más anhelado sueño, Madara.

Ya no era un joven de veinte y cinco años, era hombre hecho y derecho, fornido, con el cabello muy largo, no lo recordaba tan alto, estaba muy guapo, por primera vez se preguntó si él, Minato, se vería bien, sentía que se veía como un viejo, porque su alma se sentía así.

Antes que se diera cuenta lo llamó, cómo para asegurarse de que lo que estaba viendo era real - ¿Madara? –

El mencionado, miró a su hijo y luego al amor de su vida, parecía mas frágil y pequeño de lo que recordaba, y eso que estaba seguro que Minato medía uno que setenta y algunos centímetros más. Había estado llorando se le notaba en sus hermosos y grandes ojos azules, estaba delgado, parecía más apagado. Cuánto daño le habrían provacado, una súbita rabia lo embargó, habían dañado tanto a su Minato.

Sintió como Naruto retiraba su mano, le costó dejarlo ir, porque necesitaba abrazarlo, en el momento que tuvo el contacto físico, un amor único y desconocido lo lleno, el amor de un padre que deseaba conocer a su hijo, pero en ese momento, lo más importante era Minato. Caminó hacia a él sin despegar sus ojos de los de Minato.

- Hola Minato –

- Hola – No fue capaz de decir más porque su garganta se cerró y sin controlarse se lanzó a los brazos del varón que amaba, quién lo recibió gustoso, inmediatamente ese aroma tan característico del Uchiha llego a sus fosas nasales.

- Cómo estás – Susurró

- Ahora estoy bien – Contestó Minato separándose del pecho del mayor mirándolo con los ojos cristalizados, lo vio sonreír – No sabes cuánto te extrañé –

- Lo mismo que yo a ti – Madara bajó su rostro para besarlo, llevaba veintitrés años queriendo hacer eso, había vuelto para recuperar lo que era suyo y nadie lo detendría.

 


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