- ¿Dis-disculpa?
Salgo del ensimismamiento de estos profundos orbes azules y me voy percatando de que algo no cuadra; su hermosa cabellera larga ahora es corta, muy corta, su vestimenta es la de un… la de un…
- ¿Chico?
- ¿Ah? – tratando de captar lo sucedido, me quedo sin habla y sin poder moverme - ¿te importa? – con esta pregunta se refiere a mi mano en su hombro, lo cual la quito de inmediato - ¿nos conocemos?
- No… me temo que… te he confundido con alguien. Discúlpame – le digo con arrepentimiento a la vez decepcionado.
- Entiendo
Justo en el momento, se deja escuchar la campanada que indica que hay un evento de orden general.
- Hum… bueno… Adiós – y sin poder darme la oportunidad de disculparme de nuevo, lo veo irse junto con toda la multitud de alumnos que van dirección al acontecimiento de inauguración.
- Eso sí que fue algo muy vergonzoso – a mis espaldas se burla mi BUEN amigo.
- ¿Crees que no lo sé? – suspiro cansinamente, recuperando la razón.
- ¿Y se puede saber qué cosa te picó? No es común en ti actuar así – comenzamos a caminar hacia donde los demás mientras medito que respuesta darle.
- Sólo creí que era alguien que conocí – con voz neutra traté de sonar lo más desinteresado posible.
- Por supuesto, y por ese alguien corriste todo el pasillo, casi empujando a todos en el camino y ¿por un chico? Haber, habla – quisiera no decirle sobre ella y más que la he confundido con un varón…
- ¿Te parece si lo hablamos después? – sé que es algo que no podré evadir, no con Claude.
- Por supuesto. Estoy intrigado por tu conducta “normal” – burlándose hace comillas con la palabra.
Entramos al auditorio, buscando un lugar donde esté cerca del pasillo para evitar el alto tráfico cuando termine, y al sentarnos, del lado opuesto a nosotros, visualizo al muchacho con el que anteriormente tuve un desenlace penoso, hablando amenamente con un chico rubio.
- Esto es interesante- interrumpe mi profunda visualización por la persona que tengo alado.
- ¿El qué? - ya sabiendo a donde va esto, al ser pillado por el menos indicado.
- No te había visto tan interesado en una persona. Y menos en… un varón – pongo los ojos en blanco al saber lo que nada discretamente insinúa – por lo general ellos se fijan en ti, siendo rechazados al instante, o… - con este sujeto me puedo esperar todo tipo de burlas – a menos que ya estés cambiando de bando – esa sonrisa maliciosa suya me molesta…
- Déjate de estupideces Claude – ambos callamos al escuchar que el evento iniciaba.
Después de una hora finaliza el programa de bienvenida, y sin poder evitarlo, por momentos lo visualizaba, como forma de no dar crédito a la gran similitud que tiene con la chica del café. Sin duda, él sería su versión masculina; incluso pienso que tienen similitud de complexión…
Todos los estudiantes salimos del auditorio para dirigirnos a nuestras aulas respectivas hasta que el día pasa sin mayor preocupación, reconociendo caras conocidas tanto de alumnos como de los profesores que por desgracia uno de ellos deseaba que no volviera… fuera de ello, no he vuelto a verlo… no es que quisiera que eso sucediera… solamente… no caigo en mi asombro.
- ¿Nos vamos? – acomodando mis cosas, me cuestiona Claude.
- Claro.
Salimos del aula, caminando por los pasillos que de a poco se ve el movimiento, y de manera impulsiva observaba todo mi alrededor como en busca de que algo o… alguien pasara, solo que me esfuerzo por mantener total discreción para no ser vuelto a ser sorprendido.
- ¿Y bien?, ¿dónde te apetece ir para que me cuentes? – si no hay de otra que contarle, me temo que la mejor opción será mostrarle a lo que me refiero.
- Vayamos a –
- ¡Claude! – mi respuesta fue cortada por una persona que se aproxima casi trotando para llegar a donde estamos – que bueno que te encuentro.
- ¿Qué sucede, Ronaldo? – el que dijera mal su nombre con tal seriedad, es digna de un premio.
- ¡Oh por favor Claude! ¡Ronald!, me llamo Ronald, sin la O al final ¿quieres?, ¿cómo puedes soportar a este sujeto con tan mal humor sarcástico? – esa pregunta me la dirigido a mí.
- Te acostumbras – y como para darle aire de resignación, alzo los hombros, recibiendo un codazo del parte del nombrado.
- Entonces ¿qué quieres Knox? Espero te estés muriendo como para interrumpir mi huida por hoy, escolar.
- Agradezco el apellido correcto, pero vine por llamado del profesor Ash, por el tema de ser tutor de alguno o alguna de nuevo ingreso. Necesita que vayas a verlo para hacer el papeleo y asignación.
- ¿Tutor?, ¿vas de broma? – ahora yo me mofo de su “noble” acción muy poco común de él.
- Tengo mis razones Michaelis. Tú también deberías. Ash lo ve como un acto “bondadoso” que sabrá recompensar al momento de otorgar notas. Y si lo piensas, podrías limpiar un poco tu nombre con él.
- Hum… - no doy mucho crédito a ello, aunque realmente tenga un punto a su favor…
- Aunque deteste su humor, tiene razón en eso. Debes de pensártelo. Se sabe bien que Ash es muy extraño pero los actos de caridad son lo suyo, y no todos aceptan esa tarea, por eso lo “recompensa” – esto lo hace con comillas – con ese soborno. Con esto alcanzarías tu excelencia académica, solo con él no obtienes la perfección – ante esa respuesta más que real y convincente, no me lo tardo en pensar aunque la idea no me guste ni un poco.
- De acuerdo… ¿qué tengo que hacer? – con voz cansina pregunto.
- Ir con nosotros a hablar con él – responde Ronald
- ¿Eso quiere decir que tú también entrarás en el proyecto? – habla Claude a Ronald
- ¡Por supuesto! ¿qué tal si me toca una linda chica de primero?
- A que esa es tu razón real. Ya me parecía demasiado bueno para ser real.
- La primera razón si, la segunda es quedar bien con el profesor. Necesito todo el apoyo en su materia, y haré esto para obtenerlo.
- Bueno, no perdamos más el tiempo y acabemos con esto de una vez – ya un poco irritado de esta plática interrumpo.
- Ya sé que estás ansioso – con una sonrisa burlona me deja ir su venenoso comentario mi amigo de apellido Faustus – pero tienes razón. Vamos.
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Llegando a la oficina donde se encuentra el cubículo del profesor que buscamos, caminamos hasta encontrarlo llenando unos documentos en su escritorio
- Jóvenes, gracias por responder al llamado de esta gran labor que es ser tutor – habla con una sonrisa que es borrada cuando nota mi presencia - ¿en qué puedo ayudarle Michaelis?
- He pensado en unirme al proyecto profesor
- ¿Hablas en serio? – no muy convencido de mí, hace una mueca de credulidad.
- Totalmente
- Mientras me dices este cambio de actitud, tomen asientos muchachos.
- Bueno… - buscando una manera de convencerlo, no me queda otro método que “actuar” un poco… - escuchando a mis dos compañeros hablar de esta gran oportunidad de asesorar a un alumno o alumna de nuevo ingreso – debo cuidar bien mis palabras… - me hizo recordar mis inicios, pensando en las muchas dudas que tenía, sin tener a alguien superior para poder acudir, entonces pensé en que si este proyecto hubiera estado en ese momento para nosotros, otra historia sería la experiencia al ingresar – Ash atentamente me escuchaba, siendo la primera vez que me pone esta extraña atención, y puedo notar como sus ojos brillan de forma de comprensión… - por ello quisiera formar parte del cambio en un estudiante. Servir. Ser de… ayuda, si usted me lo permite por supuesto – de re ojo observo a mis acompañantes que estaban que no cabían en su asombro por lo que he dicho.
- ¡Claro que sí! – de manera enérgica me responde haciendo que suelte el aire que contuve por planificar todo este teatro – esto es lo que esta escuela necesita. No solo la escuela, el mundo – nunca había visto a Ash tan contento y maravillado… - tienes toda la razón joven Sebastian – y es la primera vez que me llama por mi nombre… esto es ¿buena señal? – es una real lástima que esta acción haya entrado a mitad del ciclo anterior y que por eso no tuvo éxito. Pero ahora, con el ejemplo de ustedes tres, podrán contagiar a más de grados avanzados. Permítanme traerles los nombres de sus tutorados – se pone de pie desapareciendo por una puerta continua que se cierra al desaparecer.
- Michaelis sí que te luciste – Ronald me dice en el acto – ahora entiendo cómo es que las chicas caen a tus pies con tal actuación que les muestras.
- A pesar de que sabía de sus capacidades actorales, no pensaba que fueras así de bueno. Lo reconozco – palmea mi espalda a modo de reconocimiento, y uno innecesario…
- No exageren. Hubieran hecho o dicho lo mismo ¿no?
- Dudo que con ese mismo nivel de convencimiento ¡hasta yo te lo compraba! – a veces este rubio puede ser muy ruidoso, más callamos cuando el profesor regresa con nosotros.
- Bueno, les hago entrega de estas carpetas a cada uno que contiene los datos de sus tutorados para que los conozcan mejor. No tienen foto, por lo cual su deber es buscarlos en base a sus horarios. Les he dado alumnos que ingresan con excelencia académica, así que no les deberán causar tantos problemas ¿alguna duda?
- No profesor- contestamos los tres a unísono.
- Muy bien. Solo recuerden que estaré monitoreando con sus pupilos el que cumplan su labor, pero con esta gran actitud y ejemplo que traen, no creo que eso vaya a ser algo negativo – nos sonríe complacido – cuento con ustedes y que saquemos adelante este proyecto para hacerlo propagar a sus demás compañeros de grado.
Nos despedimos cortésmente para salir de la oficina, tomando camino hacia la salida con las carpetas en manos con el nombre de lo que ahora será una no deseada responsabilidad que me he visto forzadamente asistir.
- Echemos un vistazo de quiénes nos tocaron señores – nos detenemos sin preocupación de estorbar en el pasillo, ya que no hay ni una sola alma.
- ¿Y esto cuándo empieza? – pregunto ya resignado ¿y qué tenemos qué hacer?
- Solo debes aclarar sus dudas en cuanto respecta a las cuestiones de la escuela como las reglas, documentación, profesores, si requiere de hacer algún papeleo, cómo lo debe hacer. Si tiene dudas en alguna materia, un tema, ayudarlo, asesorarlo, explicarle; es nuestro deber – políticamente hablaba Claude.
- Trabajar sin recibir un pago. Entiendo – ahora yo hablo sarcásticamente al saber todo lo que tengo que hacer sin obtener algo a cambio.
- Tu pago será pasar sin problemas con el profesor. Ahora ya no será un problema para ti ¿entiendes? – ahora Ronald me persuade.
- Supongo que solo será por eso…
- Bueno, ahora sí, veamos quiénes nos tocaron – en silencio leemos los documentos que cada quien tiene en sus manos.
- No mentía Landers – el primero en hablar es Claude - me tocó un chico, y en base a esto es un matadito, ha salido con calificaciones sobre salientes, sin embargo me hace un poco de ruido las observaciones que hay aquí.
- ¿Qué dice?
- Dice: actitud rebelde, notas de llamadas de atención ante pequeñas rebeliones en las aulas por “inconformidad” a las reglas escolares o del profesor – calla por unos segundos como asimilando la situación - espero eso haya cambiado… no quiero lidiar con un adolescente con complejos de líder de las “causas justas” – con seriedad dictamina el ahora inconforme.
- Pero tú eres alguien pegado a las reglas y muy estricto Claude, seguro lo aplacas causándole algo de miedo. Recuerda que si el tutorado causa problemas nuestro deber es aplacar las aguas - ¿están de broma?
- ¿Acaso también seremos sus padres? – muy irritado pregunto
- Si te decíamos esto no ibas aceptar. Piensa que lo hicimos por tu bien.
- Ronald, por supuesto que no me iba a enredar en este circo ¿por qué tengo que cuidar de alguien que ni conozco? – siento acelerar la cólera en mi interior…
- Lo vas a conocer. Ahora ya sabemos el de Faustus. Si me lo permiten, los dioses escucharon mis plegarias, tengo conmigo a una chica, y leyendo, es de excelencia total, miren este promedio perfecto. En las observaciones dice que es una chica con un coeficiente intelectual por muy superior al promedio, donde se le ofreció ascender con rapidez los niveles, más lo declinó. Suena a que es alguien humilde y modesta ¡ya quiero conocerla! Espero que así de inteligente sea de bonita – con una euforia palpable nos cuenta Knox – ahora faltas tú – me da un “amistoso” golpe en el hombro refiriéndose a mí.
- También es de excelencia académica. Es un chico. En las observaciones escriben que es alguien introvertido, en sus años escolares no causó problemas. Y… es todo.
- ¿Es todo? Oye amigo que pupilo tan aburrido te toco.
- Te cambio al rebelde con ese calmado.
- Ni lo sueñes, si acepté esto de mala gana, mínimo que no me cause dolores. Sin embargo…
- ¿Qué? – preguntan los dos curiosos
- Tiene un nombre poco común. Miren – les muestro la hoja para que observen a lo que me refiero.
- Tienes razón. Creo que es de origen francés. Y su apellido es aún más extraño, sin quitar que es largo hasta difícil de pronunciar – sabiamente responde mi amigo.
- Pero es bonito. Si no supieras de entrada que es un chico, podrías pensar que fuera una chica. En fin, mañana nos daremos en lujo de conocerlos. Por ahora vámonos de aquí, he pasado mi límite de horas extra que le puedo dar a la escuela.
- Tú y tus quejas con no hacer horas extra…
- No todos somos tu Claude que soporta estar aquí tiempo de más… tengo hambre ¿y si vamos almorzar señores?
- Por mi está bien, ¿qué dices Sebastian?, ¿O tienes cita con la nueva chica para tu lista?
- Agradecería que te guardaras tus malos comentarios. Pero no tengo problemas con ir.
Después de pasar casi todo el día con ellos, llego por fin a mi departamento con la finalidad única de tomar un buen baño y dormir para así esperar a que caiga la nueva mañana donde es muy probable que hará que cambie un poco mi ritmo escolar, anhelando que no sea para mal.