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Dos mundos, un amor por Midori Yaoi Grey

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Notas del capitulo:

He aquí más pronto de lo que imaginé el siguiente capítulo.

Un nuevo día, soleado, cálido, cualquiera diría que es perfecto, donde las posibilidades de que algo extraordinario pueda pasar. Claro, por supuesto, lo único “extraordinario” que probaré es el tener que tratar con una persona que cae, casi nada, en mi responsabilidad, donde hasta ahora he disfrutado mi vida escolar sin preocupación alguna como para que se pueda volver un caos.

He terminado de arreglarme para ir a la Universidad donde Claude ya ha llegado por mí dejándomelo saber con su insistente toque de claxon. También manejo e incluso tengo un carro guardado en el garaje, pero lo he evitado usar ya que disfruto el caminar, claro si son lugares cercanos, pero mi amigo se ha empeñado venir, disque para mantenerme en observación o si amanecí en no las mejores condiciones… el cual llegó a pasar en pequeñas muchas ocasiones del año anterior…

Ingreso a su auto, siendo recibido con su encanto de humor:

-          Tardas mucho Michaelis. Sé que vives de tu apariencia pero podrías levantarte un poco más temprano – ajustando el espejo interno me regaña.

-          Sí, sí, eso haré. Vamos

No le doy mucho pie al asunto mientras viajamos hasta el objetivo diario de lunes a viernes donde al ingresar nos topamos con nuestro compañero de ayer, quien también culpo por meterme en ese lío.

-          ¡Hola señores! – a ambos nos da una palmada en los hombros – ni se te ocurra decirme con esa agregación de O – apunta a mi amigo quien estuvo a punto de abrir la boca pero la cerró por su aclaración – por tu culpa hay compañeros que me dicen así – frunce el ceño ligeramente por su actual indignación – y lo peor que es con todas las intenciones.

-          De acuerdo, de acuerdo – el señalado alza las manos como en defensa.

-          Más te vale – ahora el rubio me mira – Sebastian ¿ya te mentalizaste de tu labor caritativo? – rodo los ojos por su tonta pregunta

-          Claro, por supuesto. Estoy que salto de alegría.

-          Es una buena señal. Más importante ¿en qué momento irán a conocer a sus críos? Porque YO ya muero por ver a esta chica – con voz de esperanza, imagina este extraño sujeto.

-          El sentimiento no es mutuo… - desganado hablaba ahora Claude – y estoy seguro de no ser el único – de re ojo mal disimulado me mira – pero respondiendo a ello, comparando el horario del rebelde, el cual deben ser iguales a los de ustedes ya que tomaron la misma carrera, con el nuestro, podemos pedirle al profesor Ash, quien es el último de este día, que nos permita salir un poco antes para poder conocerlos, ya que nuestros tiempos libres no coinciden, al menos no hoy – políticamente hablaba.

-          Es una gran idea ¿qué dices Sebastian? – ante sus miradas no me quedaba de otra…

-          Ya que…

-          Perfecto. Bueno – mira su reloj – ya va a ser hora de la primera clase.

Haciendo caso al aviso de oji verde, los tres caminamos hasta llegar al salón. Antes de que entrara por la puerta, me detengo al notar que en mi vista periférica observé a una conocida silueta, volteando totalmente para ver de quién se trataba: del otro lado del pasillo, una cabellera negro azulado se movía donde su lado de perfil dejaba mostrar una nariz pequeña pero perfectamente perfilada, con un rostro delicado y blanca donde lo que más llama la atención es aquel orbe azul zafiro que perdí de vista al ingresar por otro pasillo que ya no alcanzaba a visualizar más. Es el chico de ayer…

-          ¿Se piensa quedar ahí parado joven Sebastian? – me saca de mi profunda observación una voz canturrona bien conocida…

-          Discúlpeme profesor Druitt.

-          ¿Acaso una linda chica robó su actual atención? – me dijo tirando su mirada hacia donde estaba antes viendo

-          En esta ocasión no – a modo de seguirle el juego le digo con una sonrisa de lado

-          Oh, es una pena – teatralmente exclama – entonces, no hay razón para quedarnos aquí. Entremos.

Sin decir más, hago caso a su indicación para dirigirme a mi lugar donde mis compañeros esperaban mi presencia para ser interrogado.

-          ¿Y ahora qué te sucedió? – con voz baja pregunta Claude ya que el profesor ha iniciado la clase.

-          Nada, solo – callo por un momento ideando el qué decir – captó mi atención lo jóvenes que se ven los de nuevo ingreso – mentí.

-          Yo sé a qué te refieres – ahora Ronald es el que contesta quien está alado de Claude – como si los padres los hicieran con algo en especial para salir cada vez más pequeños.

-          Los tres compañeros de atrás, por favor pongan atención, que esto es de examen – cuando se trata de sus clases Druitt es muy especial, gusta de tener la atención. 

Pero para evitarnos problemas, pausamos la entretenida plática para poder escuchar algo más académico, siendo de ese modo lo que restaban de clases hasta que llega la última quien será Ash, que cuando lo vemos llegar, nos acercamos los tres para hablarle sobre la posibilidad de salir un poco antes para ir a conocer a nuestros… tutorados para no decir carga innecesaria… obteniendo una respuesta más que positiva al ver que estamos “comprometidos” con la causa.

Y justo como lo prometió, solo dejó salir a los que tienen este trabajo, viendo que la cantidad aquí es mínima aparte de nosotros.

Nos dirigimos al aula de primer año hasta que se escucha una voz femenina aproximarse.

-          ¡Sebastian! – al girarme soy apresado por unos brazos que rodearon mi cuello – tiempo sin verte. Te he extrañado.

-          Ah, Paula, hola – sin ser descortés la dejo ser – no mucho, a principios de vacaciones nos vimos.

-          Y parece que fueron siglos. Nos divertimos mucho. Debemos repetir – con voz coqueta insinuaba algo muy evidente que solo atiné a ver de re ojo a mis acompañantes que uno de ellos me mira con complicidad y el otro desaprobatorio.

-          Nos adelantamos – secamente avisa Claude yéndose con Ronald.

-          ¿Tus amigos? – me pregunta curiosa sin soltarme, pero como empieza a sofocarme la voy separando con delicadeza.

-          Sí, y me tendrás que disculpar, pero tengo unos pendientes con ellos – le regalo una sonrisa de lado para persuadirla.

-          Pero tenemos que darnos un tiempo para… - hace un pequeño caminito con sus dedos desde mi pecho a mi cuello – vernos ¿sí?

-          Claro – amablemente le contesto – nos vemos – le hago una señal de despedida para volver a encaminarme.

Paula… ah… linda chica castaña: cara bonita, cuerpo increíble pero cerebro… me da a pensar que no hay nada ahí. Ha sido un dolor insistente desde la primera vez que nos acostamos, de ahí se repitió unas dos veces, y tristemente en todas han sido en mis condiciones nada sanas donde la última fue durante las vacaciones y desde entonces no dejaba de recibir mensajes diarios. Algo sumamente fastidioso.

He llegado al salón donde observo que es posible que he llegado tarde, ya que los alumnos que quedaban eran pocos, dándome cuenta al ver la hora, que Paula me retuvo tiempo valioso.

No visualizo a mis compañeros que deberían de estar aquí, tampoco tengo mensajes de alguno. Por lo tanto deberé buscar por mi cuenta. Saco el papel que anteriormente escribí el nombre de la persona que necesito y me acerco a dos chicos que están saliendo del aula.

-          Disculpen – se detienen cuando les hablo – estoy buscando a este chico – les enseño el papel para que lo lean - ¿se encuentra aquí?

-          Temo que llegaste tarde, ya se ha ido con sus amigos – contesta uno de ellos.

-          Ya veo. Gracias – antes de que me retirara, el otro exclama.

-          Espera, escuché que iría a la biblioteca, ya que sus dos amigos se fueron con otros dos de nivel superior, uno era rubio y el otro era muy alto azabache con lentes – ah ya… - y que los esperaría ahí.

-          Te agradezco el aporte – me despido con una sonrisa de agradecimiento y ahora me dirijo al lugar indicado, más me detengo a la mitad al recordar que no les pregunté cómo puedo identificar a este chico.

Pero no tuve éxito, he llegado tarde, aquí ya no hay nadie. Entonces tendré que hacerlo con un milagro.

Ya aquí ingreso silenciosamente, notando que no hay ningún alma. Pero por si acaso me daré una vuelta por los pasillos de las estanterías de este enorme lugar. Realmente es una lástima que esté tan abandonado por los alumnos, aquí hay muchos libros que van desde información de todas las carreras que imparte la Universidad y otros estilos. Tan inmerso me encuentro deleitándome de los títulos que voy leyendo mientras camino, que no me percato del próximo accidente.

-          ¡Ouch! – le escucho quejar a la persona con la que he chocado que ahora yace en el suelo con el libro que cargaba mientras yo realmente solo me tambaleé.

-          Realmente lo siento. Es mi culpa – empiezo a disculparme. Esto me pasa por estar distraído – permíteme ayudarte por favor – le extiendo mi mano mientras este mantiene su cabeza agachada sobándose la nariz que parece ser que fue lo que le lastimé.

-          No te preocupes – me dice en voz baja mientras toma mi mano, jalándolo para que se levantara.

Y justo en el momento en que alza la mirada para ver al culpable, mis ojos se abren de enorme sorpresa al ver a quien torpemente he tirado.

-          Ah, eres tú, el chico de ayer – el solo coloca una pequeña muestra de asombro.

-          Eh, oh, sí… - rayos me he puesto un poco nervioso… esto es vergonzoso – de verdad, discúlpame – torpemente articulaba palabras.

-          No es nada – el joven de cabellos negros azulados, con quien antes tuve un encuentro de mi parte altamente penoso, se agacha para recoger su libro, lo cual debí de haber hecho yo, pero al no tener la razón coordinada… - ah, se te calló esto – recoge el papel que traía en mis manos con el nombre de la persona que sigo sin encontrar, y antes de que me lo entregara, su sorpresa se dejó ver en esos admirables ojos azules.

-          ¿Conoces a esta persona? – le pregunto con un inquietante interés al notar su reacción.

-          Sí… ¿para qué lo buscas? – me entrega el papel.

-          Me inscribí al proyecto que maneja el profesor Ash, si llevas la especialidad en Economía debes conocerlo – el asiente la cabeza a modo de respuesta – donde te asignan a un alumno de nuevo ingreso para ser tutor, entonces, a esta persona me asignaron. Fui al salón, más llegué tarde, ya no estaba, pero amablemente unos chicos me dijeron que estaría aquí y por ello lo estoy buscando – al terminar de escuchar mi historia, él suelta un suspiro de resignación.

-          Ya lo encontraste - … ¿q-qué?… - un gusto – extiende su mano hacia mí -  soy Ciel… Ciel Phantomhive, tu tutorado.

En mi mente solo hay una expresión: Oh… por… Dios…

Notas finales:

¡Felices fiestas decembrinas!


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