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"Cadenas de Oro" por darkness la reyna siniestra

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Notas del capitulo:

Aquí el cap 7, disfrutenlo y hasta el próximo lunes n_n

Capítulo VII.

Saga hijo, permíteme un momento por favor —pidió rompiendo el sello ante la atenta mirada de Saga.

—Adelante —concedió sin saber por qué la emoción de su padre.

Aspros sacó con apuro el papel del sobre, leyendo el contenido de fina ortografía de prisa. Las irises se movían de izquierda a derecha y el cerebro digería las palabras a una velocidad vertiginosa. Al terminar la lectura, Saga vio como su progenitor se llevaba la mano derecha a la boca con asombro mientras que su mirada estaba ida con un brillo de alegría.

—Papá, ¿todo está bien? —se preocupó el joven. Aspros lo miró asustándole un poco por la rapidez de su actuar.

—Todo está bien hijo, pero puede ponerse mejor —sonrió guardando la carta de nuevo en su sobre.

—¿Por qué, qué ocurre?

—Te lo diré pero primero vamos a hablar sobre lo tuyo que es para lo que te llamé.

—De acuerdo, te escucho.

—Tú y tu hermano saben bien todo lo que estoy haciendo para asegurar su bienestar, también saben el por qué de la visita a la casa de Kardia ayer y el que él les presentara a Aioros.

—Sabemos bien que el joven Aioros es uno de los que se ha interesado en nosotros para desposarnos padre —admitió.

—Exactamente Saga, y he querido hablar contigo sobre eso, a pesar de haberlos conocido a los dos. Aioros Sagittarius se interesó en ti y aceptó tomarte como esposo, dentro de cuatro días iremos a la casa de Kardia para que tú y Aioros firmen el acta matrimonial.

Saga se congeló completo en su lugar al escuchar lo que Aspros le decía. Eso era lo que más temía, Aioros en el corto tiempo que estuvo cerca de él lo hizo sentir tremendamente incómodo, si, aceptaba que era un hombre guapísimo pero no sentía ningún apego emocional por el castaño, lejos de eso no creía que pudieran llegar a entenderse. Aioros era todo un hombre y él se sentía insignificante a su lado.

—Papá, por favor… —dijo con tono suplicante— No quiero casarme con el joven Aioros… —expresó con los ojos verdes brillantes de lágrimas que comenzaban a aglomerarse.

—Saga ya habíamos hablado de esto, además te lo digo ahora para que vayas preparándote psicológicamente y alistes lo que consideres necesario porque al día siguiente de la firma del acta, Aioros va a volver a su hogar y tú te irás con él como su esposo —le contestó sin más.

—¿¡Qué!? ¡Papá yo no me quiero alejar de ustedes! —no había podido soportar más y las lágrimas cristalinas habían comenzado a correr por las blancas mejillas.

—Hijo, yo tampoco quiero que te marches lejos, deseo que pudieran estar más cerca, pero Aioros me aseguró que si sus negocios marchan como él espera, vendrán de visita más rápido de lo que esperamos —quiso tranquilizar al menor pero aquel intento no era suficiente para apaciguar a un espíritu asustado.

—Pero es que yo me sentiré muy solo en un lugar que no conozco, sin mi hermano, sin mis amigos, sin mi familia… —se lamentó completamente derrotado.

—Eso no durará mucho Saga, puedes conocer gente nueva, además Aioros te cuidará, ya lo verás. Ahora debo escribir la respuesta a la carta del señor Hades.

—¿Por qué tanta emoción por ese hombre? —las lágrimas eran limpiadas con los finos dedos aún no muy convencido de lo que su padre le decía, pero el asunto de ese tal Hades le causaba curiosidad.

—Bien, te dije que te lo diría así que debo cumplirlo. Este hombre es dueño de las marcas de vino más conocidas en Europa, hace algunos días Kardia le escribió aprovechando que tiene tres hijos mayores, para informarle sobre el hecho de que yo deseaba casarlos a ustedes con gente influyente. Pues Hades respondió mostrando interés en que su hijo mayor tomara a alguno de los dos como esposo, hemos estado acordando una reunión para que el joven Radamanthys y uno de ustedes se conozca para concretar algún acuerdo y es en esta carta que Hades comunica que mandará un cochero mañana temprano que nos llevará a su casa y así hablar de los acuerdos.

—Pero si yo ya estoy comprometido, entonces… —meditaba cayendo rápido en cuenta de lo que iba a ocurrir— ¡Kanon será llevado al matadero! —se escandalizó.

—No seas dramático hijo —Aspros le restó importancia—, tendré que explicarle a Hades el que tú ya has sido elegido, pero de igual manera quiero que vengas con nosotros, a Kanon le hará bien sentir tu compañía. Según lo que dice la carta, estamos a una hora de distancia de la región donde reside la familia Inferno, tendremos el tiempo suficiente para que te cases con Aioros.

—Al menos Kanon estará relativamente cerca de casa… —bajó la cabeza con pesar.

—No te pongas así, sabes bien que puedes escribirnos y a tu hermano también. Ahora que ya sabes lo que debes hacer, puedes ir a descansar, yo debo responder a Hades y enviar esta carta hoy mismo para que llegue a la media tarde a destino.

Saga no dijo más nada, se levantó de la silla y salió del estudio con rumbo al jardín donde le gustaba ir a leer. Necesitaba pensar y desahogarse, tenía miedo por él y por su hermano, no imaginaba como sería su futuro viviendo lejos de su familia con un hombre que únicamente había visto una vez en su vida.

”””

Era la hora de la comida en la mansión Inferno, Aiacos, Minos, Hades y su esposa Pandora ya estaban en la mesa esperando a que la servidumbre sirviera la comida. Hades en la cabecera de la mesa miraba a sus dos hijos y antes de que los alimentos llegaran, quiso saber:

—¿Dónde está Radamanthys, no vendrá a comer? —su tono sin emoción hizo a los menores voltear a verlo sin saber que responderle.

—No sabemos padre —dijo Minos— la última vez que lo vimos estaba en su habitación pero luego no supimos si salió o sigue ahí.

—Comprendo… —Hades se puso de pie dejando su servilleta sobre la mesa con calma— Ya regreso, comiencen sin mi.

El azabache dejó un suave beso sobre la cabeza de su esposa antes de salir del comedor con dirección a la habitación del rubio.

Hades a este punto estaba realmente preocupado por su hijo, ya habían pasado un par de días en que no era el mismo de antes y él sin saber la razón. Radamanthys era alguien muy discreto con sus asuntos y no quien fuese por la vida contando sus problemas, sería complicado lograr que el joven se abriera y hablara pero debía intentarlo.

—¿Radamanthys? —llamó con quietud después de dar un par de golpes en la madera de la puerta.

Pero no obtuvo respuesta alguna. Hades no se iba a rendir, siguió llamando y tocando.

—Radamanthys, sé que estás ahí dentro, por favor abre la puerta.

—Vete padre, quiero estar solo… —se escuchó desde el interior de la habitación.

La voz de su hijo sonaba apagada y cansada, causando que algo en el interior del empresario se removiera. Él también había sido joven y tuvo sus episodios de tristeza y demás. A Radamanthys por otro lado, aún le afectaba la traición de la persona que decía amarlo, no podía ni iba a perdonar a Afrodita por la manera en la que jugó con él quizás para sacarle dinero. Y no le dolía precisamente el interés del tipo, sino el hecho de que lo hizo amarlo y era la primera vez del rubio en hacerlo con el corazón, con la sinceridad de su alma, pero todo fue sólo una farsa pues a él el sueco nunca lo amó

—Hijo quiero que sepas que no me voy a ir de aquí hasta que me abras la puerta y me digas que es lo que está pasando contigo —contestó determinado.

Sin previo aviso Hades escuchó movimiento del otro lado de la puerta, pronto se oyeron pasos lentos y pesados y más pronto de lo que pensó, la puerta se abrió dejando ver la cara cansada y molesta del rubio que lucía un tanto desalineado, incluso podían verse indicios de barba en su rostro.

—¿No puedo estar solo acaso, padre? —soltó molesto alejándose del mayor hacia el interior de su recámara, sentándose de mala gana en una esquina de la cama.

Hades no esperó nada y entró a la pieza de su hijo cerrando detrás de sí la puerta.

—Radamanthys soy tu padre y a pesar de lo exigente que pueda ser en los negocios, eso no quita el hecho de que me preocupo por ti y tus hermanos. Son mis hijos y aunque no lo diga los amo y me preocupan, no quiero que ninguno caía en un abismo por ningún motivo. Quiero ayudarte, saber que te pasa —se hizo un lugar en la cama junto al cuerpo del rubio que suspiraba harto de si mismo.

Las palabras del de ojos azules le habían tocado fibras a Radamanthys, sabía que lo que su progenitor decía era auténtico y por lo tanto pensó que ya no podía más cargando él solo con esa tristeza que le causaba haber sido el idiota de un bastardo.

—Papá… —comenzó con la cabeza gacha— Tú, tenías razón —suspiró. Hades lo miró sin entender.

—¿Razón sobre qué, hijo? —colocó su mano derecha sobre el hombro izquierdo del menor.

—A-Afrodita… Tenías razón en decir que era un vividor, un don nadie… —dijo con dolor y rabia apuñando las manos con fuerza.

—¿Por qué dices eso? —Hades no quería pisar en falso y provocar una mala reacción del oji-ámbar.

—Hace algunos días te desobedecí y fui a buscarle pero no lo encontré, hasta mucho después que seguí buscándolo y al preguntar por él a algunas personas de los alrededores, supe que estaba en un viejo hostal de mala muerte a donde se aloja en ocasiones… —apretó aún más sus manos lleno de coraje al recordar— Entré a ese lugar, me dijeron el número de la habitación en la que estaba y llegué hasta ahí —Hades miraba preocupado a su hijo al verlo sufrir al mismo tiempo en que retrocedía a ese momento doloroso para él—. Abrí la puerta que para desgracia o fortuna estaba sin seguro y lo vi. Estaba entregándose a otro hombre, y diciéndole que le amaba en repetidas ocasiones, gemía esas mismas palabras que a mi me decía con aparente sufrimiento por no ser decente a los ojos de la sociedad.Pero ésta vez, su voz se abandonaba al éxtasis carnal más vulgar que nunca creí o quise presenciar…

Hades tenía lo ojos el doble de abiertos imaginándose el terrible dolor que tuvo que experimentar su hijo ante un desengaño. De pronto un sentimiento de furia lo llenó al saber que un maldito mal nacido había jugado con su hijo mayor de semejante manera.

—Hijo, yo sé que es algo duro sobretodo porque yo sé cuanto me desafiaste por defender tu amor por el tipo ese. Pero quiero que entiendas que no puedes dejarte hundir por alguien que no merece tu tristeza. Eres un gran hombre, inteligente, apuesto, cualquier joven que realmente valga la pena podría llegar a amarte, no debes caer por un don nadie.

—Es que estuve tan ciego padre… Te desobedecí y te falté al respeto por una maldita basura. Ni tú ni mis hermanos merecían mi maltrato por tratar de abrirme los ojos. Me arrepiento tanto de haber sido débil al sentir amor por alguien, por abrir mi corazón… —cubrió su rostro con ambas manos, tragándose las lágrimas que de su alma deseaban ser libres, pero no pensaba permitir aquello. De ninguna manera lloraría y menos frente a su padre.

—Radamanthys no te cierres, puede que haya alguien que en verdad merezca que lo ames y que te ame.

—No, papá, desde ahora prometo no volver a mostrar debilidad, nunca voy a amar a nadie, no vale la pena las personas vienen y van, no tienen importancia —dijo con dureza—. Pero no te preocupes, voy a acceder a casarme con alguno de esos gemelos como ya me lo habías dicho.

Hades suspiró, no creía que fuera buena idea seguir con aquello pero. ¿Qué hacer? Ya había enviado la carta a Aspros para informarle que mañana les recibiría en su casa y que incluso iba a mandar por ellos para que todo fuera más rápido.

—Hijo, mañana vendrán los Géminis para presentar a los gemelos, estarán aquí a lo sumo a las nueve de la mañana.

—Comprendo —contestó en tono bajo.

—Pero puedo hablar con Aspros Géminis para declinar lo de un acuerdo de boda entre tú y uno de sus hijos, tú no te encuentras en condiciones de contraer matrimonio.

—No —interrumpió—, voy a elegir a uno de esos hermanos y lo desposaré, eso me servirá para desquitar el dolor que siento.

 

 

Notas finales:

Gracias por leer n_n


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