Al amanecer, Elián no podía creer lo que había hecho tan sólo unas horas atrás. Había sido tan atrevida como nunca lo creyó. Además la chica que amaba le había correspondido ¡y de qué manera! Todo era como un sueño, hasta que llegó a ella la idea de presentarla a la familia. Pero ¿acaso estaba lista para hacerlo?
-¿Elián?- se despierta lentamente Carvel- ¿Qué ocurre? ¿Por qué esa cara?
-Nada-duda por un momento si decirle -Carvel, ¿le vas a decir lo de nosotras a tus papás?
-Si. Eso me haría muy feliz, pero-la mira- supongo que no es tu caso ¿cierto?
-No lo sé. Seguro voy a sonar como esos clásicos patanes pero, ¿te molesta si me das un poco de tiempo para hacerlo público?
-Claro-respondió con notable tristeza- yo te espero.
-Gracias y perdona Carvel.
-Descuida. Anda, tomemos un baño.
-Si.
Alan esperaba que con el tiempo juntas, al menos lograran hablar como antes. Era incómodo verlas tratarse tan frías y más siendo que ambas sentían lo mismo. Pero debía de ser paciente, después de todo hoy era el cumpleaños de Carvel y tenia fe en que algo mágico ocurriera ese día.
Luego de salir de la casa de su amiga, ambas chicas estaban tan distantes como en días pasados. Carvel no quería incomodarla con sus sentimientos y Elián sentía que era abuso pedir amor cuando en realidad ella misma fue la que pintó la raya. Y sin más siguieron su camino hasta llegar al salón de clases.
-¡Feliz cumpleaños Carvel!- la reciben Alan y sus amigas.
-Muchas gracias.
Después de darle su abrazo cada quien entregó un regalo.
-Alan. ¿Qué...?- se conmueve casi hasta las lágrimas- Es hermoso.
-No tanto como tú- respetuosamente besa su mejilla. Carvel se sentía tan contenta. Había visto ese hermoso collar de pareja. Era un corazón que se dividía en dos, para compartir la otra mitad con su pareja. Pero creyó que sería algo ridículo comprarlo, así que no se animó. Y Alan debió notarlo y se lo regaló junto a un peluche.
El día pasó entre felicitaciones y muchos regalos. Mientras que Elián no sabía cómo darle su regalo.
Ya a la salida, Carvel fue a los baños para lavar sus manos que estaban llenas de pastel. Y aprovechando que estaba prácticamente sola la escuela, Elián la siguió.
-Carvel, yo...
-Elián...-le dedica una sonrisa melancólica.
-¡Perdón! ¡Soy una tonta! -se acerca a abrazarla-. Te amo.
-Yo también, pero no me gusta que estemos tan distantes.
-¡Voy a decirle a todos, pero...!
-La cosa no es forzarte. Solo quiero que hablemos como siempre y seamos una pareja. Por favor, aún no digas nada. Todo se dará a su debido tiempo- la toma de las mejillas y da la iniciativa en el beso. Ambas chicas sentían la necesidad de hacerlo. Todo el día habían estado tan distantes y ahora tenían un acalorado contacto.
-Te amo Carvel.
-Y yo a ti Elián.
-¡Niñas! -ambas chicas saltaron por reflejo. Mientras que Alan reía a carcajadas.
-¡Idiota! -expresa con risa nerviosa Elián- nos asustaste.
-Es verdad, ¿pero cómo...
-¿Supe que estaban aquí? Te vi dirigirte al baño y a Elián seguirte. Como estuvieron muy distanciadas todo el día creí que se habían disgustado. Pero me alegra ver que es todo lo contrario. Felicidades- las toma en un fuerte abrazo-, les deseo lo mejor chicas.
-Gracias Alan- responde Carvel correspondiendo el gesto. Mientras que Elián quedó estática. No sabía si era a causa de haber sido descubiertas o porque había sido "él" quien las vio.
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