-Carvel- susurra Elián al oído de su novia- hay que intentar salir de aquí. Están en medio de una conversación privada. Y no es correcto escuchar.
-Me temo que esa es la única salida- responde de igual manera.
-Pero...
-Ya no hay que hablar o nos van a encontrar.
Luego de un largo suspiro Alan respondió:
-Lo siento, pero es algo que no pienso compartir con nadie.
-Ya con eso me dijiste todo.
Roxana salió del lugar apesadumbrada. Dejando atrás a Alan quien se tomó unos minutos más para salir.
-Con eso será suficiente -ahora es el chico quien se marcha permitiendo con ello dejar salir del escondite a sus amigas.
-Vayamos a casa Elián.
-Sí, será lo mejor. Oye, antes que nada. Nos queda un pendiente.
-¿Cuál?
-Este- se acerca a darle un dulce beso en los labios- te amo.
Carvel quedó embelesada viendo a su pareja.
-Yo también te amo.
Al día siguiente Elián recordó la plática que por accidente había escuchado de su amigo. Ya no sabía cómo hablar con Alan. Ahora le daba nervios estar con él.
-¡No hay problema! Con suerte y no me lo encuentro más que en clases.
-¿A quién? -pregunta curioso Alan quien estaba detrás de ella.
-¡A-Alan! -da un brinco para atrás.
-¿Tan feo estoy?
-¡Qué!
-Oye, ¿qué pasa? Estás muy alterada hoy.
-¡Claro que no!- niega una infinidad de veces con las manos mientras da pasos hacia atrás.
-Deja de hacerlo. Te vas a caer.
Y tal como dijo, los pies la traicionaron y tropezó.
-¡Cuidado!- la tomó de la cintura quedando a unos centímetros del piso- te dije que ibas a tropezar tontita.
-A...- el rostro de su amigo estaba tan cerca que no la dejaba pensar en paz. Solo podía sentir su corazón latiendo con rudeza, creyendo que debía de ser por el susto de estar casi en el piso. Y si hubiera sido más conciente de la situación, se habría dado cuenta del rostro de Alan que estaba colorado. Y más aún del tartamudeo en sus palabras.
-Bien- la ayuda a ponerse de pie- ten más cuidado, ¿quieres?
-Yo...
-Ya sabes Elián, tenemos todo tu tiempo hasta que te quites de la entrada- reclama Roxana.
-En realidad fue mi culpa.
-Alan, ella no es una niña. Debería de defenderse por sí misma.
-Anda ya, vamonos feita- toma de la mano a su amiga y la lleva hacia en interior del salón. Elián no podía evitar sentir nervios. El tacto de la mano de Alan jamás le había parecido tan agradable como ahora, ¿o quizá... sí?
-Alan...-se suelta con rudeza. Y el chico le mira sorprendido- no me vuelvas a tocar... por favor.
-Perdón...- Alan camina deprimido hacia su lugar y toma asiento.
-Eso no estuvo bien- le susurra Carvel al oído- Alan no hizo nada malo.
-Lo sé, pero...
-Será mejor que hables con él. Puede que no lo parezca, pero es muy sensible.
-Eso... también lo sé- responde afligida Elián.
Finalmente terminaron las clases y Elián salió del salón para darse ánimos y hablar con Alan.
-¡Hey tú! -dice una de las chicas que se acercan a ella.
-¿Qué quieren?
-No te hagas la tonta- reclama una de ellas.
-¡¿Cómo te atreves a tratar así a Alan?!
-Lo sé, actúe mal. Pero con quien debería de disculparme es con él, no con ustedes.
-Maldita perra. Te crees mucho por... -Roxana calla y cuando estaba a punto de golpearla, llegan Alan y Carvel.
-No te atrevas- su novia detuvo la mano de Roxana.
-¡¿Tú que te metes?!
-Ella es nuestra amiga- responde Alan-, y si alguien la molesta nosotros no dudaremos en defenderla.
-Alan. ¡Ella te trató mal! ¿Por qué la defiendes?
-Eso... Creo que ustedes me hacen sentir peor que ella. Si siguen recalcando algo incómodo, se convierte en algo desagradable.
-¡Alan yo...! -le mira angustiada Elián.
-Lo sé. Esta bien -sonríe amargamente Alan- Anden, vayamos a casa. Ya terminaron las clases.
De mala gana las chicas accedieron, dejando sólo a los amigos.
-Elián- se acerca a susurrarle al oído a su novia-, es tu oportunidad, habla con él. Y si lo besas esta bien, no soy celosa y si llega a algo más...- le dice en tono pícaro.
-¡Claro que no!
-Bien, me tengo que ir, nos vemos después- se despide Carvel y se echa a correr.
-¡No, espera!- le pide Elián, pero fue demasiado tarde. Ya estaba lejos de ellos. Y todo quedó en un silencio incómodo.
-Ah... yo... Alan...
-No tienes que decir nada. Yo tuve la culpa.
-¿Qué, de qué hablas?
-Creo que, no. Yo he abusado del contacto físico y... quizá te sea incómodo que un hombre te toque. Así que... perdón. No lo volveré a hacer.
-Alan no, estás entendiendo mal.
-¿Qué?- pregunta como niño regañado.
-Yo... -pero simplemente no se atrevió a hablar, pasaron los minutos y se hacía cada vez peor.
-Entiendo. Eres muy considerada, pero no tienes que hacerme sentir bien solo por ser amigos. Nos vemos mañana -se acerca para acariciar su cabello como es costumbre, pero recordó lo prometido y se detuvo.
-Si...
Luego de quedar un tiempo en blanco, Elián finalmente salió del instituto y Carvel le esperó en la entrada.
-¿Todo bien?
-No, nisiquiera me pude disculpar con él. Fue lo contrario.
-¡¿Por qué?!
-¡Porque soy una cobarde! ¡La peor de la idiotas!
Luego de que terminara de desahogarse, finalmente fueron a casa.
-Carvel. ¿Te puedes quedar un rato conmigo?
-Claro, vamos.
-¿Gustas algo de beber?
-Si, agua por favor. Con muchos hielos. Hace mucho calor.
-Es verdad. Hasta estoy sudando.
-Yo igual. Cuando llegue a casa me voy a dar un baño como de una hora.
-Es verdad, disculpa, y yo trayéndote aquí.
-Esta bien, mira. Si me quito el suéter, estaré más fresca.
Carvel quedó en camisa y estaba tan sudada que se le transparentaba el brasier.
-Ten, si gustas más... -eso no había pasado desapercibido para Elián quien a pesar de estar deprimida, no podía evitar calentarse con su sexy novia.
-¿Qué?- pregunta dudosa Carvel al sentir la mirada tan intensa de su pareja.
-¡Lo siento, yo...!
-Ah, pervertida- sonríe pícara.
-¿Quieres tocar?- comienza a desabotonar un poco su camisa.
-Cavel...- se muerde el labio y se acerca a ella. Primero la besa en los labios, luego pasa por su cuello y se abre paso hasta sus senos. Suelta el brasier y sus pechos salen juguetones como aquella primera vez. Con una mano empieza a masajear uno y al otro lo lame, le da pequeños pellizcos y lo succiona.
-Umn... Ah...- Elián no podía dejar de exitarse con los dulces gemidos de su pareja, aquella hermosa boca semi abierta y sus mejillas sonrojadas. Además de sus ojos a medio abrir llenos de lujuria. Así que se permitió continuar, bajando por su vientre entre besos mientras que bajaba su braga y se hacía paso con uno de sus dedos. Tocando ya su mojada entrada.
-¡Ah!
-Cavel...- termina de desnudarla y ella también se baja la braga, la recuesta en el sillón y comienza a rozar sus sexos. A Carvel poco o nada le importó si la escuchaban ya que sus gemidos comenzaron a subir de volumen. Se sentía tan a gusto. Y Elián se sentía como en un sueño, no podía creer que la chica más maravillosa del mundo le correspondía, pero en mal momento recordó a Alan. El chico más popular, por el que todas mueren también estaba... niega con la cabeza y se separa de Carvel.
-¿Qué pasa Elián?
-Perdón, yo... soy una tonta.
-Claro que no- se acerca a abrazarla-, estas preocupada por Alan y es natural.
-¿Cómo sabes?
-Porque eres mi mejor amiga y puedo ver lo que te pasa.
-Mañana habla con él. Si no lo haces entonces no te dejaré tocarme.
-¿Eh?
-Anda, y si lo haces... tengo una ropa muy sexy que me acaban de dar. El fin de semana no van a estar mis papás, así que... -Elián trago saliva, ya podía imaginarse a Carvel y ese cuerpo de infarto y ropa sexy.
-¡Muy bien! Me esforzaré -suelta una risilla-, eres la mejor.
-Una cosa más, si se llegan a besar u otra cosa...
-¡Que no va a pasar!
-Eso dices. Bien, me termino de vestir y me voy.
-De acuerdo, muchas gracias.
Al salir Elián acompañó a Carvel a la entrada y por reflejo beso sus labios.
-¡Elián!
-¡Es verdad, perdón!
-Espero nadie nos haya visto.
-Por favor que así sea. Que tonta.
Después de muchas disculpas y nervios, Carvel finalmente se fue. Lo que no esperaban es que una vecina las vio y por supuesto que iba a comenzar de insidiosa.
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