Alan estaba en casa, tan deprimido que no tenía ni ganas de comer. Sabía que Elián no lo amaría, pero jamás esperó que le pidiera que no la tocara. Eso sin duda lo abatió.
-¡Ah!- golpea la pared de su habitación- Yo no soy así. No puedo hacer sentir mal a Elián sólo porque no le gusto. Tengo que hablar como se debe con ella.
Mientras tanto el padre de Elián estaba de regreso a casa cuando la vecina chismosa se acercó a hablar con él.
-¿Ya de regreso vecino?
-Si vecina, es día estuvo de locos, pero por fin en casa.
-Lo bueno es que estan su esposa y su hija para atenderlo.
-Ahorita viene mi esposa, solo esta mi Elián en casa.
-Ay no, con tanto tiempo que se les deja solos a los chicos y ya empiezan con sus cosas.
-¿De qué habla?
-Amor, te alcancé. Ya estoy en casa- dice la madre de Elián- ¿de qué están hablando?
-Hola vecina. Le decía a su esposo que cuando a los muchachos los dejan mucho tiempo solos hacen sus cosas.
-¿Qué cosas?
-Pues mire, no es que quiera andar de chismosa, ¿verdad? Pero vi a su hija con una linda muchachita besuqueándose.
-¡¿Que vio qué?! -pregunta furioso el padre.
-Las vi hace rato muy cariñosas.
-Adiós vecina.
-Ande, que les vaya bien.
Los padres de Elián se dirigen furiosos a su casa. Su padre sentía repulsión y su madre vergüenza.
-¡Elián!
-¿Papá, mamá? ¿Qué pasa?
-¡Perra inmoral!- su padre la jala del cabello y la empieza a golpear. Una bofetada, a puñetazos y ya en el piso hasta patadas. Poco o nada le importaron las súplicas de su hija para que dejara de hacerlo y su madre en ningún momento la ayudo, solo decía que ahora iban a ser la comidilla de los vecinos, que vergüenza y muchas cosas más que hacían sentir peor a Elián.
Mientras tanto afuera de la casa se encontraron los tocayos.
-Hola, ¿vienes a ver a mi hermana?
-Hola. Si, quería...
Y mientras platicaban, escucharon un grito desgarrador del interior de la casa.
-¡Esa es...!
-¡Mi hermana!
Ambos chicos entraron corriendo y no podían dar crédito a lo que veían. Elián estaba bañada en sangre. Y sin pensarlo dos veces su hermano embistió a su padre.
-¡Qué diablos haces! -reclama furioso el hombre.
-¡Llévate a Elián!
Y no tuvo que decirlo dos veces, pues el chico ya estaba cargando en brazos a su amiga temiendo lastimarla, pero no podía esperar a que llegara una ambulancia. Era ahora o nunca.
-¡No te atrevas Alan! ¡Tú hermana merece el correctivo!
-¡Tú no entiendes hijo! -dice entre sollozos la madre- Tu hermana nos ha puesto en vergüenza.
-No, vergüenza me dan ustedes. Desde ahora no somos sus hijos- dio un golpe a su padre. Realmente a pesar de la situación no deseaba hacerlo, pero si no lo hacía estaba seguro de que saldría tras de ellos.
-Hay que llevarla a un hospital- menciona el hermano.
-No... por favor...-pide Elián con sus últimas fuerzas- no quiero que arresten a nuestros... padres, aún... no sé qué hacer...
-¡Pero!
-¡Mis papás! -resuelve su amigo- Tenemos un pequeño consultorio en casa. Y quizá puedan hacer algo.
-¡Entonces vamos!
Al llegar al consultorio su madre se horrorizó de ver a la chica.
-¡Mamá por favor ayúdala!
-De acuerdo, esperen afuera. Tu padre está por llegar. Así que díganle que pase directamente para que me ayude.
-Si.
Tal como dijo, el señor llegó y después de darle las instrucciones entró a toda velocidad para atender a la chica.
-¿Estará bien? -pregunta angustiado el mayor.
-Ten confianza. Mis padres son buenos médicos. Ellos abrieron este lugar para poder atender a las personas con pocos recursos. Y... hay muchos casos difíciles, pero siempre logran salvarlos.
-Gracias, muchas gracias por salvar a mi hermana.
-Tu fuiste quien la salvó.
-No es así. ¿Qué habrá pasado? ¿Por qué le hicieron algo tan horrible a Elián?
-No lo sé- aunque tenía sus sospechas no era buena idea afirmar algo- Necesito hacer una llamada. En un momento regreso.
-Si.
Alan pensó en avisar a Carvel, después de todo, ella sería el mejor apoyo para Elián en ese momento. Pero debía de ser sutil para no asustarla.
{-Hola Alan. ¿Qué sucede?}
-Carvel- intentó sonar lo más natural posible.
-Estaba hablando con mi mamá de Elián y de ti. Y me dijo que las invitara a casa. Yo le dije que era algo tarde, pero...
{-¡Voy!}
-¿Así nada más?
{-¡Claro! Eres nuestro amigo y siempre estaré para los amigos.}
-Gracias Carvel, voy por ti.
{-Estoy bien. Yo puedo...}
-Insisto, déjame ir por ti.
{-De acuerdo, gracias Alan.}
Cuelga el teléfono y va de nuevo con su tocayo.
-Espero no te moleste, pero creo que hay alguien que debería de estar también aquí. Voy ahora mismo por esa persona.
-Entiendo, ve. Yo me quedo aquí.
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