Los días de convivencia entre Carvel y Elián se hicieron de lo más común. Hablaban, iban de un lado para otro, se contaban secretos y era cómplices. Todo era tan divertido, incluso Elián agradeció que la visita del novio de su amiga se postergara dos semanas más, porque así tendría más tiempo con ella. Y se la pasó tan bien que no se dió cuenta que ya había pasado ese tiempo. Hoy era el día en que conocería al chico.
-¿Y dónde lo vamos a ver?- pregunta Elián.
-Le di la dirección del colegio. Así que nos va a esperar a la salida.
-¿Y eso?
-Quería que tuviéramos tiempo de platicar un poco antes de llegar a casa- confiesa algo avergonzada.
-Ya veo. Te gusta mucho ¿eh?
-Sí- sonríe tímidamente.
-Bien, en dos horas lo veremos.
Pero esas dos horas se convirtieron en tres y aunque Carvel quizo darse a la fuga para avisarle a su novio que tardarían un poco mas, lo cierto es que una de las profesoras las había solicitado para que la ayudaran con ciertas cosas y no las dejó ir hasta que acabaron. Y tan pronto lo hicieron ambas se echaron a correr.
-¡Gracias Elián! ¡De no ser por tí jamás habría terminado!
-No, lamento no haber sido más rápida.
-¿Pero qué dices? Si con todo lo que nos dejó era como para que aún estuviéramos ahí con medio trabajo sin hacer.
-Creo que sí.
Finalmente llegaron a la entrada y vieron a un apuesto chico parado con un rostro molesto.
-¿Es ese tu novio?
-Si- responde algo extrañada tras verlo malhumorado- yo iré primero- corre nuevamente y llega con él. Elián se limitó a ver de lejos para no invadir la privacidad de su amiga. Primero el pareció decir algo y a Carvel sorprenderse. Luego vió al mismo chico gritarle y finalmente alzar la mano. Y Elián esperando lo peor, fue corriendo hacia ellos.
-¡No te atrevas!- finalmente llegó y embistió al chico causando que ambos cayeran al piso.
-¡¿Qué demonios te sucede maldita loca?!- le reclama el novio.
-¡No!- rápidamente Elián se levanta del piso- ¡¿Qué diablos te sucede a tí?!
-¡Ella es mi novia! ¡No te metas!
-¡Ella es mi amiga! ¡Así que sí me meto!
-Esta bien Elián- finalmente dice Carvel- no gastes tu tiempo con alguien como él. No vale la pena.
-¡¿Qué?!- le reclama el chico.
-Si tú crees esas cosas no tengo nada más que decir. Además me tomaste desprevenida, pero si intentas otra vez lo de hace rato, te voy a hacer ver tu suerte. Ya no quiero saber más de tí.
-¡¿Pero qué mierda?!
-Vámonos Elián.
-Si.
Ambas continuaron su camino dejándo atrás al chico quien seguía insultándolas.
Después de haberse distanciado una considerable distancia. Carvel finalmente se detuvo y tomó asiento en la banqueta.
-Perdón Elián. No tenías porque ver algo como eso.
-No fue tu culpa- toma asiento a un lado de ella.
-El muy estúpido creyó que yo era la chica fácil del lugar. Alguien le dijo que andaba con todos los que se me insinuaran. Lo odio por creerle a alguien más que a mí. Y odio que haya creído esas cosas.
-Mereces a alguien mejor- lo decía de corazón y es que le dolía ver a Carvel tan deprimida.
-Gracias, por eso y... por defenderme. No creí que él fuera capaz de eso. No sé ni como regresar a casa. Ahora me siento un poco incómoda para explicarles a mis padres.
-Pues... toma una botella que tenía con jugo y se la echa encima a su amiga.
-¡¿Qué?!
-Tendrás tiempo suficiente para pensarlo mientras te bañas y yo mientras convivo con ellos.
-¡Eres única!- sonríe mientras se sacude un poco- pero ni creas que voy a ser la única así- la abraza y ambas terminan pegajosas, Elián menos que Carvel pero igual ambas estaban sucias ya.
Al llegar a casa las recibe la madre de Carvel con una sonrisa.
-¿Qué pasó niñas?
-Un chico nos ensució por accidente. Se le reventó la botella señora. Por cierto mucho gustó soy Elián.
-Vaya, que linda muchachita. Anden, vayan a bañarse. Carvel préstale un poco de tu ropa.
-Sí mamá.
Ambas suben a la habitación de ella.
-Vaya, que cuarto tan grande. Y ordenado- sonríe.
-Si, tengo una manía por ver todo ordenado... haber. Me parece que esta playera... y éste pantalón te quedarán bien.
-Gracias.
-¿También necesitas ropa interior?- suelta una risa- es broma.
-No, seguro usas de abuelita- bromea.
-Ojalá, son más cómodos.
-¿Y cuáles usas entonces?
-Bueno, pues...
Elián abre el cajón a modo de juego y un poco de morbo.
-Vaya... son muy...
-¡Ya lo sé! Es que mi mamá trabaja en una empresa de ropa interior femenina y cada año nos regalan un paquete a cada una- admite sonrojada.
-Yo creí que eras alguien pícara. Pero entonces es eso.
-Si, al principio fueron difíciles de utilizar, pero con el tiempo me acostumbre.
Elián no sabía ni que más decir, su ropa en extremo era sexy. Y su mente ya había empezado a viajar, ahora su fantasía era verla probarse toda aquella ropa y los brasieres... ¡se abrían por delante!
-¿Elián?
-¡Ah, sí! ¿Qué pasó?
-Puedes usar el baño de este piso, yo iré al de abajo.
-De acuerdo, muchas gracias.
Después de aquella ducha tan relajante, Elián convivió con la familia de Carvel. Y luego de algunas horas se despidió de ellos. Y para su fortuna pareció agradarles.
Por otro lado, había un chico con el labio partido a causa de una pelea. Y ese era ni más ni menos que el más popular de la escuela. El compañero de ambas chicas, Alan. Quien fué testigo de aquella discusión en la entrada, ya que también se encontraba dentro del colegio. Solo que él llegó un poco después, justo cuando las estaba insultando mientras se sobaba la pierna y en un arranque el ex novio de Carvel ya iba a correr detrás de ellas para continuar. Pero fué Alan quien lo detuvo.
-¿Qué haces? Ya déjalas en paz.
-¡¿Tú quién diablos eres?! Acaso- lo toma violentamente de la camisa- ¿eres uno de esos que esta con mi novia?
-Ni siquiera se quien es tu novia- contesta molesto al tiempo que libera del agarre.
-¡Es Carvel! No te hagas es tonto.
Alan soltó una carcajada mientras el otro chico le mira aún molesto.
-¿Qué es tan gracioso?
-Tienes a una gran novia, ¿y tú te atreves a desconfiar de ella?
-Las chicas dijeron que...
-Las personas pueden decir mil cosas y no por eso tienes que creerles. Debiste confiar en ella.
-¡¿Qué, te gusta Carvel?!
-Si- respondió seriamente mirándolo a los ojos- y estoy seguro que yo puedo corresponder mejor a su confianza.
-¡Púdrete!- soltó un puñetazo al aire ya que Alan logró esquivarlo a tiempo.
-Si quieres pelear con mucho gusto acepto.
-¡Alan!- gritaba furiosa una de las profesoras.
-¿Eh?- giró un poco su cabeza y en ese momento el otro aprovechó para darle un puñetazo en la cara causándole un tambaleó.
-¡Ey tú!- continuó la profesora ahora llamándole la atención al otro chico quien rápidamente después del golpe se echó a correr- Alan ¿qué pretendías peleando frente al colegio?
-Yo nada- sonríe travieso- el fué quien me golpeó.
-¿Y por qué peleaban?
-Ya ve, pura envidia. Sabe que soy más apuesto y varonil que él- bromeó.
-Ay niño, ven. Te voy a curar.
-Gracias profe.
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