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Mi amor hacia a ti. por Playbooks

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Notas del capitulo:

Gracias por leer y disculpen alguna mala ortografia.

En los gustos de bosques hay de todo tipo, extravagante, raros, comunes, románticos, misterioso, un sinfín de bosques que nos transmiten muchas emociones, algunos no tanto por lo aburridos que se ven, pero por suerte donde vivimos no hay problema.


El bosque ‘’prohibido’’; hay muchos rumores sobre el bosque, dicen que algunas brujas de Salem vinieron habitar este pueblo para cultivar ese bosque y se escuchaba los gemidos y gritos de sus víctimas, habían plumas y huesos de gallinas en las mañanas, en las noches la gente decían que veían luces de fuego, mujeres cantando y riendo, pero son solo mitos, así que lo elegí para acampar. Antes nos íbamos del pueblo para ir otra parte de Inglaterra, otros bosques donde tenían que pagar algunos hospedaje si es que algunos no les gustaba hacer carpas, lo cual nunca entendí teniendo un bosque aquí mismo. Desde pequeño siempre fui a ese bosque tan misterioso, pero hermoso, cuando amanece es una hermoso donde un artista ni si quiera podría mostrar tal magnitud de belleza en un simple cuadro, cuando los rayitos de sol se asoman entre las hojas, cuando salen pequeños venados, ciervos, los lobos, o los pequeños conejitos, es adorable, y en la noche la neblina no es un impedimento para seguir contemplándolo, salen algunos lobos para cazar, eso es cierto, pero es lo único peligroso, y se resuelve simplemente habitar en la parte más lejana de los lobos, que por algún extraño motivo no les gusta el lago Sectumsempra, y porque se llama así el lago pues creo que por las noches se ve algo negro y rojizo, en realidad nadie sabe, al igual que bosque, ya que no está prohibido, seguramente los habitantes de siglos antes lo nombraron así, y seguramente los que están aquí ahora no les interesa quitarle: prohibido, para ponerle un nombre más bonito o algo interesante.


La cosa es que cuando les informe al curso donde iríamos, algunos se alegraron por no gastar dinero innecesario para ir a otro bosque, y otros (la gran mayoría) se rehusaron de inmediato, tuve las dos horas de clase para tener que convencerlos uno por uno, las dos putas horas, y todo lo hacía por Draco, ya que en ese bosque hay un lugar secreto que tengo guardo desde niño, voy siempre que estoy triste, me reconforta en cierto punto, y quería declararme ahí ante Draco si o si, quería que ese lugar (si es que llegamos hacer algo mas) fuera nuestro lugar especial, solo nuestro. Ya tenía todo listo.


-¿Estás seguro de hacer esto?


-Claro que sí, hermano. ¿Por qué dudas justo un día antes del campamento?


Harry y yo estábamos acostados en mi techo mirando el cielo estrellado después de cenar y jugar las cartas. Yo ya le había dicho el plan, pero justo ahora se puso preguntón e inseguro, no necesito esta mierda ahora.


-Solo es precaución. Tienes que pensarlo bien, tienes que ver si él te corresponde, y no creo que lo haga.


-Pero ahí es donde le diré que podríamos intentarlo, podríamos iniciar de a poco y quizás le guste, y cuando le guste se enamore de mí.


-¿Y si no?


-No seas aguafiestas.


-No lo soy. Solo que no quiero verte desanimado. Falta poco para nuestro campeonato final y no quiero tener a un jugador triste porque le rompieron el corazón. No me servirás así.


-Oh, que hermosas palabras me has dicho. Voy a llorar.


Ambos nos reímos por lo estúpido que soné. Harry siempre ha sido así. Primero su equipo y luego todo lo demás, incluso el sexo.


Ya estaba todo listo. Harry se había quedado dormir conmigo para irnos juntos al bosque y juntarnos en la entrada de este. Estaríamos los dos cursos y estarían tres profesores, mas unos padres, lo cuales eran el profesor Lupin, Black y Snape, y de padres estaba mi futuro suegro Lucius y los padres de Seamus y Dean. Estábamos todos listos. Solo teníamos que adentrarnos al corazón del bosque donde había una especie de hueco donde podríamos instalarnos tranquilamente. Todos estaban felices con el resultado, no gastamos dinero innecesario, había animales agradables, como conejos o ciervos, las chicas estaban vueltas locas siguiéndolos, y todo estaba en orden. Todos estábamos bien, o eso creí.


-Hay mosquitos por todas partes. Se te olvido ese detalle, Weasley.


-No seas quejón, todo bosque hay mosquitos, ya deja el drama, Malfoy.


No podía evitar ponerme pesado contra él. Trataba de dar lo mejor de mí, pero por alguna extraña razón no puedo con él, me caliente mal cuando se pone quejumbroso cuando no había porque.


-No le hables en ese tono a mi hijo, Weasley.


-Ya deténganse. Armen las carpas.


Tras la orden del profesor Lupin, cada uno se hizo su carpa, y yo tenía un plan para armar parejas. Sabía que cada uno ya tenía sus parejas, incluso vi que Draco estaría en la misma carpa que su padre. Y yo quería dormir con él, así poder hablarle más con excusas válidas, como buenos días, buenas tarde, siempre quise despertar a su lado. Así que cuando estuvieron todos listos los llame para que rodeáramos en la fogata que se prendería en la noche.


-Bueno. Los llame para decirles que haremos muchas actividades, y una de esas es cambiar de parejas. Así que aquí tengo una bolsa y unos papeles, quienes les toquen dormirán con esa persona en la misma carpa.


Hubo muchas quejas que se veían venir, y con eso no me quedo de otra que sacar la carta del compañerismo.


-Oigan, oigan. Es nuestro último año. Tratemos de conocernos un poco a los otros aunque se aun este año solamente. Por ejemplo, Dean, yo nunca te he visto hablar con Luna, o Luna nunca te vi hablar con Parvati, así y así, y que mejor que este bosque para aprovechar de conocernos.


-Pero no pienso dormir en la misma carpa que un hombre. ¿Y si me hace algo malo?


¿Por qué tenía que hablar Hermione con sus dudas lógicas justo ahora?


-¿Malo? Niña, deberías de alegrarte que un chico te quiera si quiera tocar.


-Cállate, Parkinson


-Ay, la pobre Granger no quieren que la toquen, es pura y casta. Chicos no la miren mucho o si no se sentirá violada.


-Eres grosera.


-Ya basta las dos.


-Lo siento profesor Lupin.


Dijeron ambas a mirarlo, no estaba de muy buen ánimo al parecer.


-Sigue Weasley.


-Gracias, profesor. Como iba diciendo. Es la unión, si una de ustedes les preocupa que le toque con un hombre, pues saquen otro papel hasta que les toque con una mujer, pero tengan en cuenta que una sobrara, así que le tocara con un chico si o si algunas de ustedes, en ese caso, pues pongan la carpa lo más cerca de los profesores y una sábana en medio de ustedes, ¿bien?


-¿No nos queda de otra?


La pregunta Parvati hacia el profesor Snape me molesto un poco, pero la entendía. Es sorpresivo y más obligatorio, pero no encontraba otra forma de estar cerca de mi Draco.


-Weasley es el encargado ahora. y si él dice que esto puede servir, pues sí. Háganlo.


Ya tenía todo listo. El papel donde decía Draco lo tenía yo pegada en mi manga, así que yo iba sacar primero.


-Bien. Quien empezara seré yo.


Sonreí como inocente paloma que no era mientras miraba a Harry que tenía una sonrisa tapada en su mano. Y cuando logre ‘’sacar’’ el papel, lo leí felizmente, pero tuve que poner rostro de desagrado que me fui muy difícil.


-Draco Malfoy.


-¿Qué? No.


Auch, eso sí que dolía. Yo solo quería acercarme a él, ¿Por qué el no a mí?


-Solo será por una semana, Malfoy. Siguen los demás.


-Ah, esperen. Yo ya me tengo que ir.


Todos se lamentaron de la partida de Harry que solo vino para ‘’acompañarnos’’ como buen compañero que es. Pero en realidad solo vino para ver la cara de disgusto de Draco.


-Eres un maldito.


Le dije ya alejado de todos con un auto al otro lado de la carretera donde estaba su chofer Devoran pero le decían Dobby.


-¿Por qué?


-Solo viniste para verlo sufrir.


-Es que fue divertido, su cara estaba así-Puso cara de haber sido aplastado por una puerta para luego reírse en mi cara.-fue chistoso, no puedes negarlo.


-Sí, sí, sí. Ya vete. Fuera, fuera, fuera.


Lo empuje más halla, no quería que estuviera aquí y me arruinara los planes.


-Ya, cálmate romeo. Y suerte, y si no te funciona, no me vengas a llorar.


-Que gran amigo eres.


-Potter.


-Severus.


Escuche la voz fúnebre del profesor Snape y la respuesta coqueta de mi amigo que fue respondido con una leve sonrisa de ese murciélago y ahí me di cuenta que tenía que irme para dejarlos solos. Cuando supe que esos dos estaban juntos, no fue porque él me lo haya dicho, sino porque los descubrir infraganti. Le había ido a dejar los videojuegos que me presto y cuando entre a su habitación sin tocar porque jamás creí verlo encima del profesor que tenía las piernas abiertas, fue chocante. Salí corriendo como loco mientras escuchaba la voz de mi amigo. Es que estaba mal y sigue estando mal, cuando los descubrir el tenia quince años, ya llevan dos años juntos, y aun no puedo concebir que ellos sean amantes. Con el tiempo me acostumbre, creyendo que lo dejaría como a muchos, pero Harry se apegó a el de una forma nunca antes vista. Ya no iba a tantas fiestas, se portaba demasiado bien, ya no era tan suelto, ni coqueteaba con medio mundo, estaba siendo muy leal a ese profesor.


-¿Potter se fue?


La pregunta como lastimera saliendo la voz de mi Draco mientras ordenaba las cosas de la carpa ya armada me causó un malestar en mi pecho, ¿Qué tiene Harry que no tenga yo? Pues todo, pero aun así no entiendo.


-Sí. Siempre se va a donde su primo aprovechando la semana.


-Mmm.


Solo eso me respondió. Recogió su ropa para ordenarla y yo me quede ahí. Estos momentos tenía que apreciarlos, verlo arrodillado ordenando delicadamente su ropa, viendo su espalda recta. ¿Cómo sería su piel? ¿Qué tan suave es? ¿Tendrá lunares? ¿Será tan blanca como todo su rostro? No podía saberlo, tenía ese abrigo negro que lo cubría injustamente. Toda su ropa era negra de hecho, le hacía ver más erótico y más misterioso de lo que se ve.


-¿Qué tantos miras?


Su perfilado rostro era tan perfecto, es un ángel.


-Ah… nada. Yo…


-Weasley, tienes que venir a dar las actividades y los labores.


La cabeza flotante del profesor Lupin me desconcertó un poco. Me queje internamente pero yo acepte esta labor. Tenia que ser responsable, me costó mucho tener ideas de actividades. Ya que cada año hacíamos juegos, y yo no podía competir con las grandes ideas de mi Draco, así que preferí mesclar labor con juegos. Consistían en que quienes reunían más varas para el fuego ganarían una bolsa de dulces que traje, luego el tesoro escondido era una llave del cofre donde tenía cinco boletos al cine que me consiguió Bill para cualquier película y podrían ir gratis, a cambio que recogieran frutos para la noche,otro fue el pescar, siempre pescaban algunos, pero esta vez les dije que fuéramos todos y sin la cuerda de pesca, sino a mano,luego jugábamos a grupos mixtos a escalar los árboles para atrapar unos huevos de ave para comerlos, luego les dije teníamos que conectarnos con los animales, así que les di la tarea que en verdad era casi un juego, en acercárseles a los animales de manera pacífica, luego teníamos que estudiar astronomía, y quien adivinara los nombres de cada figura ganaría dos puntaje en la materias de los tres profesores que estaban aquí. Me costó mucho convencer a los profesores, ya que ninguno daba clase de astronomía como para darles esos puntajes, pero teníamos que hacerlo, y todo eso, lo teníamos que hacerlo hoy, mañana habría más y más actividades, cuando les dije eso les gustó mucho como lo estaba manejando todo. Me sentí orgulloso de mi mismo, y pensé que Draco pensaba igual, lo mire esperanzado de que me mirara como sorprendido o como admiración pero ni si quiera me miraba, estaba atento a su libro, genial.


-Malfoy.-Me acerque temeroso de que me contestara de mala manera, quería iniciar bien esta semana, pero solo me miro con su ceja alzada.- ¿Escuchaste lo que dije?


-Sí.


-Ah… ¿y que te pareció?


Estaba ansioso de que me dijera algún alago, y sentía que iba a pasar.


-Pues bien.


-¿No te pareció interesantes?


-¿Pescar con la mano? Súper interesante.


El sarcasmo acido me hirió una herida que creí que la tenía cerrada, mi amor propio. A veces, me cuesta aceptar que merezco un cien en todo, a veces pienso que si recibo poco de algo o alguien, es porque lo merezco, es porque significo poco. Pero con el tiempo, mi familia fue un gran apoyo, y Harry también diciéndome lo guapo que soy, que tenía que tener más confianza. Pero palabras como las que salen de mi amado, me es difícil creer que merezco cosas mejores que esto.


-¿No te gusto?


-¿Qué quieres que te responda? Potter lo hubiese hecho mejor.


Potter, Potter, Potter, maldito sea mi amigo, lo quiero tanto a excepción de estas situaciones.


-Pero yo estoy a cargo. Así que estas son mis ideas, mis actividades, y las harás. Sino lo haces haya tú. Pero no estorbes.


A pesar de eso, tenía que ponerme firme ante él, mostrándole que no me afecta sus palabras, aunque por dentro me duela pero no se lo dejaría ver.


-¿Qué dijiste?


-Lo que escuchaste. Ahora vamos, tenemos que ir a buscar ramas para la leña, es en pareja de carpas. Vamos.


-Tu no me das órdenes.


-¿Y entonces no vienes?


Alce la mano como preguntándome si me estaba hablando enserio, el solo resoplo y sigue adelante. Esto será difícil. Muy difícil.


Durante el camino quise hablarle, aunque mi voz se atoraba a mitad de mi garganta. Solo me quedaba mirar su espalda, y su… traserito redondito y firme, se ve muy firme. Pero iba pensando, no sabía que decirle exactamente, no se muchas cosas, no se mucho de deportes a pesar de que estoy en baloncesto, no se muchos de otros jugadores, solo estoy ahí por diversión y porque la mitad de mis amigos están ahí, no se de libros, solo los que me obligan a leer, no se mucho de música, solo la que escucho aunque algo me dice que él no escucha ese estilo de música, no sé, ¿Qué le digo?


-¿Conoces la historia Agfalma, la bruja del pueblo?


-¿Qué?


Si, ¿Por qué no contarle la historia sangrienta de una bruja en un bosque a que todos temen? Si, suena muy bien.


-La Agfalma. Así llaman a un espacio de por aquí. Es una parte algo aislada, y dice su historia, que ella se enamoró de un simple mortal, un banquero. Ella se enamoró de su sencillez, estaba muy enamorada, pero él estaba enamorado de una chica buena del pueblo, la hija de un carnicero, ambos se gustaban, y todos creían que se iban a casar, y cuando llego el día de la boda, él no se presentó. Tiempo después, unos niños dijeron haber visto al banquero deambular por el bosque una mañana, en ese lugar, la gente no les creyeron. Luego otras personas, unos extranjeros que vieron un cartel que decía el nombre del banquero junto con el dibujo, dijeron que lo habían visto ahí, nadie les creyó, pero la hija del carnicero intuyo que algo había. Entonces, una noche fue a ese lugar, y lo vio, dicen que ella se le acerco, y le pregunto porque desapareció, y el no dijo nada, estaba como atontado, ella se lo llevo pensando que estaba enfermo, pero de repente apareció Agfalma, y dicen, que ella le hecho una maldición al hombre, y cuando la hija del carnicero escucho eso, salió corriendo al pueblo a decirles, y todos, fueron con antorchas para quemarla, y cuando la encontraron, ella ya estaba muerta y el también, ambos tenían una bala en la cabeza. la hija del carnicero enloqueció y todos decían, quienes estuvieran ahí, en ese lugar, tendrían un final trágico como ellos dos.


-Que hermosa historia.


-No, sé que suena horrible. Pero con el tiempo, leí en internet de una escritora que vivía en el pueblo, es periodista, y ella investigo cosas con los familiares de esas personas que vivían en el pueblo, y los familiares que estaban vivos dijeron muchas cosas que coincidían y que cambiaba toda la historia. Resulta que él no estaba enamorado de la hija del carnicero, sino de la bruja, pero lo obligaron ya que el padre de la chica y sus hermanos lo amenazaron, y cuando se iba a casar se arrepintió y huyo con la bruja, ellos eran felices por lo que decían, era un secreto a voces hasta que llego al oído de la niña caprichosa como la llamaban a la hija del carnicero, y cuando los vio, fue ella quien los mato. Y el verdadero rumor era que si dos parejas van haya, tendrán un buen final, ya que la bruja hecho una especie de hechizo blanco para que las personas no sufrieran su trágico final.


-¿Por qué me cuentas eso?


Porque quiero que vayamos haya y nos enamoremos eternamente, y porque no tenía tema de conversación.


-Pensé que te interesaría.


-Pues no me interesa nada de lo digas. Cállate.


Sentía que de a poco se habría una grieta en mi corazón, y como es solo una grieta, lo deje pasar. Mi corazón es una coraza, y dentro de esa coraza esta todas mis inseguridades, y al fondo, bien protegido esta mi esperanza, siempre, pero siempre utilizo la esperanza como último recurso, jamás me rindo gracias a ella, a veces funciona a veces no, pero nada pierdo con tener esperanza de que yo le empiece a gustar, solo tenía que tener tiempo. Y si cuando me declare el no siente lo mismo, pues seguiré intentando hasta ver que en verdad no quiera nada conmigo.


Al final ganaron Lavender Brown junto con Cormac Mclaggen que se lo devoraron ahí mismo apenas les di los dulces, descansamos un poco y luego volvimos a la ataque a buscar frutos secos para comer en la noche como acompañamiento o para pasar los antojos, y también era para hacer actividades ya que tenemos comida suficiente para comer. Y paso casi lo mismo, buscamos frutos mientras pensaba que decirle al verlo tan concentrado en recoger algunos frutos. Y yo en cambio estaba embobado por su esbelto cuerpo, se veía tan firme y sereno en caminar, mi corazón no paraba de latir rápido al tenerlo cerca, quería olerlo, sonaba pervertido, pero no podía evitar este deseo tan primitivo de mi parte, no podía evitar querer rozar mis dedos a sus hilos dorados, enterrarlos en ellos, para jalarlos luego.


-¡¿Qué estás haciendo?!


Cuando me grito ahí me di cuenta que casi, en realidad, casi, estaba a punto de tocar cabello con mis dedos impuros.


-Lo siento…


-¿Eres imbécil? ¿Qué querías hacerme? ¿eh? ¿Qué querías hacerme?


-Nada, lo prometo…


-Lo prometes, si claro. Solo no me molestes, Weasley.


Puso sus gélidos ojos frente a los temblorosos y cálidos míos, que miraban con amor a ese ser sólido, era como una escultura de hierro que ni el calor lo derretía, todo su fuerza, toda firmeza, me hizo temblar de deseo de obtener un besito suyo, en sus chiquitos labios secos para humedecerlos entre los míos.


-¿Qué les pasa a tus ojos?


Tenía mi corazón acelerado y no podía mirarlo fijamente, me temblaba la boca y los ojos parecían una bola de billar moviéndose aquí y haya, él me ponía así, ni me imagino cuando me declare.


-Yo… no soy imbécil.


Bien, empezare con una discusión, ¿Por qué no puedo ser persuasivo? ¿Por qué no puedo tener una pausa, respirar y pensar bien las cosas? Claro que no, soy estúpido.


-No me vuelvas a tratar así oxigenado.


-¿Oxigenado? Mi cabello es rubio natural, toda mi familia tiene este cabello.


-Sí, claro, súper natural, desde aquí veo el mundo en tu centro de tanta naturalidad.


Eso fue cruel. Él no estaba calvo, solo que el cabello era muy fino y le hacía ver un poco de piel, pero seguía siendo hermosamente perfecto. Pero él no pensó igual, me gruño y tiro todos los frutos secos, en conclusión, no ganamos.


Ya después de eso volvimos a reposar para hacer juegos de las quemadas, o futbol, para luego, en la hora de almuerzo pescar nuestra delicia. Eso fue un caos. Jamás pensé que todos se caerían al mismo tiempo, se mojarían, se pegarían con el pez en su rostro que tenían en la mano, pero todos se reían, menos uno. Me daba tanta pena verlo sentando en esa roca agarrando sus piernas y pegándolo a su pecho como niño pequeño, y su padre, ni hablar, caminaba de un lado a otro frente de Draco, el parecía la presa y su padre el guardian de su comida. No quería que lo pasara así durante la semana, quería verlo reír, quería verlo feliz.


-Oye, vamos a pescar.


Vi que Draco iba a responderme, pero no parecía una repuesta altanera sino parecía más bien una repuesta pasiva, pero quien respondió no fue el, sino su versión adulta.


-Ja, ni loco Draco va a ir a eso. Niño, es asqueroso, el olor, la higiene, ¿se habrán lavado las manos la mayoría de esos muchachos o muchachas? No, se ven asqueroso, principalmente ellas, seguramente más de una de ellas debe de estar con esa cosa sangrienta entre sus piernas y ahora quien quiera beber esa agua tendrá que beber la sustancia repugnante una mujer.


¿Qué mierda le pasa? Eso fue muy intenso y asustador, mire a Draco por quería decir algo pero no nos miraba, hasta que vi que me miro de reojo, parecía tan triste, me recordó aquel día de invierno hace dos años atrás, se veía igual o más triste que hoy. Solo suspire, creyendo que no valía la pena discutir con ese hombre, me di la vuelta, pero al hacerlo se me apretujo el corazón ver que todos se reían menos Draco, él tiene derecho a estar con sus amigos. Así que como buen idiota que soy, pase de largo de mi futuro suegro y tome la muñeca delgada y casi huesuda de mi Draco para llevarlo a la orilla del rio.


-Remángate los pantalones un poco. Igual te vas a mojar, y yo te ayudare atrapar algunos peces.


-¡Draco, viniste!


-Hola.


Saludo tan tímido a Luna que tiraba piedras de sal al rio sin motivo alguno.


-¡Weasley!


Vi como si un mastodonte se acercaba a mí, tenía un aire de poderío y de dominación que me asusto, pero no tanto como para no sentir ese temblorcito de Draco en mi mano, lo mire y su perfil parecía aterrado, parecía querer llorar.


-¡Draco, ven aquí!


Draco quiso zafarse de mi de inmediato, y yo no lo deje. Su rostro como de sorpresa me gustó mucho, y más me gusto verlo como abrió los ojos más y más al adentrarlo al rio junto con los demás que ya habían parado de pescar al escuchar los gritos de Malfoy padre. Todos mirábamos al padre de Draco, y creo que nadie entendía su enojo. Lo bueno fue que el no quiso entrar al rio.


-¡Es repugnante!


-Cálmate, Malfoy.-Apareció de la nada el profesor Snape que era el único profesor que no estaba metido al rio.-Eres un pastor, tienes que dar el ejemplo, ¿Qué acaso el agua no está vendita por tu señor?


-Claro que sí. Pero ellos la corrompieron,-Dijo señalándonos como si fuéramos bichos, ¿a este que le pasa?-y mi hijo no va hacer parte de esto. Draco, nos vamos.


-No.


Dije firme ante el mandado del padre mi Draco tembloroso.


-¿Por qué haces esto? Déjame.


-No.


Y le respondí a su dulce y tibio susurro de mi amado suavemente, casi suplicante le negué. No quería que se fuera, quería que me siguiera mirando con sorpresa y si algún día pasara, con amor, así que gire mi tibia mirada de él, hacia su padre a una mirada firme pero temerosa, seré valiente pero no tan estúpido, ese hombre da mucho miedo.


-Ya basta, Malfoy, no exageres. Los niños se están divirtiendo, ya déjalo pasar. Ahora sigan pescando, vamos, vamos.


El profesor Lupin fue el único que hablo tras esto. Ya con los minutos cada uno volvió a lo suyo.


Yo seguía sosteniendo su muñeca hasta adentrarnos un poco más allá del rio hasta tener el agua hasta un poco más arriba de las rodillas.


-Bien, creo que tenemos que flexionar las rodillas y ser muy rápido.


-Pensé que ya sabias de pescar con mano.


-Claro que no. Solo quería verlos caerse, mira.


Señale a Dean que se cayó sobre Hermione que boto su pescado, el pobre Dean no paro de ser regaño entre risas de ambos.


-Es chistoso. Inténtalo.


-Claro que lo hare.


Lamentablemente se salió de mi agarre, quería sentir su piel unos minutos más. Aunque de igual forma me la pase genial viéndolo. Se veía tan feliz tratando de pescar, a la vez tan concentrado, y las chicas fueron ayudarle, yo no hacía nada más que mirarlo, se veía ten feliz, se veía tan lejano, tan perfecto, tan limpio, y yo, creo que ni a medio limpio llego para llegar a su nivel.


-Trae un balde.


El comentario del profesor Black me despertó de mi embrujo de Draco, que cuando me di cuenta Draco ya tenía dos pescados.


-Ya lo traigo.


-No lo digo por los peces.-Me sostuvo de mi hombro sonriendo y señalando hacia atrás donde tenían una especie de red para pescar.-Ellos tienen la red, me refiero a ti.


-¿Qué?


-Que se te cae la baba, yo que tu llevaría un babero.


La risa del profesor me dio vergüenza. Mierda, no me había dado cuenta de cómo lo miraba, ¿y si Draco ya sabe que me gusta? Quizás lo sabe y él se hace tonto porque no siente lo mismo, ¿será así? Era mejor no pensar tanto en eso, sino como en tener una conversación decente con él.


Cuando terminamos de almorzar algunos fueron a dormir y otros fueron a pasear. Yo vi como Draco se iba con su padre para luego volver con los ojos rojos y el señor Malfoy sonriente, parecía feliz ver a su hijo así, ¿Cómo es posible eso? No lo entendía, pero no me importaba. Quería estar con él, a su lado, que por lo menos sintiera que no estaba solo. Me adentre a la carpa y lo vi durmiendo de lado casi tapado por completo, no lograba ver su rostro sino su melena rubia, quería abrazarlo, simplemente abrazarlo, me dolía verlo así, y pensé, que simplemente mi presencia lo molestaría, y me quede fingiendo que dormía. Cuando ‘’ronque’’ sentí sus sollozos, me rompió el corazón escuchar sus leves gemidos de dolor, cada sonido proviniendo de su boquita era un golpe a mi corazón, sentía dolor, sentía su dolor. Dormí escuchando su llanto, dormí con un gran dolor por no poder abrazarlo, es que no tenía la suficiente confianza por parte suya para que me permitiera tal dicha de tenerlo pegado a mi cuerpo, no me quedo de otra que devorar mis ganas de apretarlo entre mis brazos para que supiera que yo estaba aquí para él y tratar de dormir. Solo me despertaron cuando ya era hora de la otra actividad, era en escalar los árboles para tomar algún huevo de codorniz y comerlos en la noche o tenerlo para el desayuno, no serían mucho, pero por mera entretención.


Estaba desanimado, todos la pasaban bien en su primer día de campo, menos Draco que estaba apoyado en un árbol con sus brazos cruzados viéndonos desde lejos y su padre susurrando quizás que cosa, ese no era Draco el sociable, era uno que lo estaba pasando mal y lo podía ver.


-Le lanzare un molotov y cuando explote, ve por él.


-¿Qué?


Recién ahí me di cuenta que Luna estaba a mi lado gracias a su voz aguda y suave, y que literalmente tiro un molotov que solo se creó un serpenteo de fuego a la que todos corrieron apagarlo incluso yo hasta que Luna me agarro de la manga.


-Ve por él.


-¿Estás loca? ¿Por qué traes eso?


-No fue tanto, no le eche tanto productos, mira, es pequeño. Ahora ve por Draco.


Quise preguntarle que porque no se le ocurrió otra idea más normal, como querer hablarle con él para distraerlo y así llevarme a Draco, pero era Luna, que se le puede ser.


-Hola.


-Hola.


Tanto como Draco y como algunos miraban como de a poco se extinguía el fuego y el señor Malfoy recriminaba la mala vigilancia de los padres de los demás y de los profesores, y tras esto se encontraron con una discusión acalorada.


-Ven, vamos a escalar.


-¿Qué?


La expresión, por lo que entendí era de molestia y sorpresa, sé que no es lógico que alguien quiera seguir jugando mientras los adultos están discutiendo y hubo casi un incendio enorme, pero solo quería verlo feliz, divertiste con los demás como siempre lo ha hecho en los anteriores campamentos, no sé porque este es distinto. Su padre ha venido anteriores veces pero no significaba que él estuviera solo todo el tiempo, quizás, solo quizás, cuando me tenga la suficiente confianza me diría que le pasaba.


-Vamos, yo te ayudo.


-Eh…


-Ven.


Le agarre de nuevo de la muñeca y al momento en que le di una tela para que pudiera rodear el árbol y con eso escalar, yo ya lo estaba haciendo.


-Tienes que poner fuerza en el paño, como a sujetándote, y en tus pies como si tuvieras garras.


-No se ve fácil.


-Iremos al mismo ritmo. Ve tú arriba y si te resbalas yo te sostendré.


Lo último sonó casi una declaración que por suerte él no se dio cuenta. Pasaron algunos segundos hasta que Draco avanzo un poco más arriba, se veía que podía hacerlo por sí solo, él podía hacer todo lo que él quisiera. Como darme esas gigantescas ganas de querer morder sus nalgas apretaditas que se veían de su negro pantalón, se veía tan firme, pero no soy un pervertido que cree que va aprovechar el momento, le tenía que demostrar respeto por sobre mis deseos impuros, así que tuve que mirar hacia a otro lado hasta que vi a padre Malfoy venir hacia nosotros desde arriba.


-¡Baja de ahí, Draco!


Al escuchar esa orden Draco dejo de tener firmeza en la cuerda y cayó sobre mí que alce los brazos para ‘’atajarlo’’


-¡AHHH!


Mierda, doble puta mierda. Cayo justo ahí, ahí, encima mío, con todo su peso cayó sobre mi pene y mis bolas, ay mis pobres bolitas aplastaditas, que dolor.


-¡Weasley!


Ojala me hubiese dicho mi nombre en vez de mi apellido, su voz gruesa es tan caramelizada que por poco creí que su dulce voz había sido la cura de mi dolor pero volvía tan rápido como su padre se lo llevo. ¿Por qué lo aleja de mí? Ahg, que dolor, voy a morir.


-No te vas a morir, Weasley. Se lo que piensas. No seas dramático.


Jodido murciélago, no sé qué le ve Harry a ese hombre todo estirado que me tocaba como si fuera basura, basura será su cabello grasiento.


Me cargaron hasta la carpa donde escuche el resto del día desde adentro hasta el anochecer, no estuve cuando trataban de acercarse a los animales, cuando comenzaron sus clases de astronomía. Esto no me gustaba para nada, quería estar ahí, con él, a su lado, viendo a los animales, a las estrellas junto con él, tomarle de la mano, besarlo para luego espantarlo, estaba todo planeado.


-¿Weasley?


Su voz prenunciando mi humilde apellido fue una adrenalina bien inyectada acelerando mi corazón y ardiendo mí sangre al verlo gatear ante mí, que lindo se ve, es hermoso.


-Dime Ron, ya llevamos casi toda una vida en el mismo curso para que nos sigamos llamando nuestros apellidos.


Le dije riéndome. Quería ser simpático y sencillo, pero no entendía el repentino silencio, ¿dije algo malo?


-¿Qué pasa? ¿Por qué te callas?


Quiero oír su voz hasta ya no abrir más mis ojos.


-Lo siento… es que es tan repentino tu insistencia en querer hablar conmigo y ahora querer llamarnos por nuestros nombre, es raro.


-Es que…


Si le digo ahora todo lo que tenía guardado para el ultimo día de semana arruinaría todo el plan, y eso no era la idea. Tenía que tener un ligero avance durante esta semana para que no fuera tan rápido todo y así no se asustaría. Pero ya no aguantaba, tantos años amándolo en secreto.


-Vine…-Justo cuando iba hablar yo escuche su voz sin mirarme.-Vine a pedirte disculpas, por caerme sobre tu… bueno… ya sabes.


-¿Pene?


-Weasley.


Me recrimino como si hubiese dicho algo muy malo, ¿Qué hice?


-¿Qué hice mal ahora?


No sé qué dije mal, en verdad que no, a pesar de eso, lo volvería hacer para ver esa pequeña sonrisa que tapo por desgracia opacando su ligera risa.


-Tu cara, fue muy chistosa. Yo… discúlpame.


-No fue tu culpa. Te asustaste con el grito de tu padre, no importa.


-Está bien.


El silencio vino en forma de bola para explotar he instalarse aquí por unos minutos, y no me molesto. Me gustaba mirar su rostro seria mirando cualquier cosa, era perfecto para hacer la escultura perfectamente creada en la historia del arte. Sus cejas asimétricas, sus finos labios de ceda, su piel blanca como la nieve, sus ojos casi grises que de a poco, por fin, logre ver que en verdad eran casi azules, es tan… hermoso.


-¿Ya vieron las estrellas y esas cosas?


Tenía que decir algo o si no este silencio se volvería eterno.


-Ah… sí.


-¿Qué pasa?


-Aquí estas, Malfoy.-De la nada apareció el profesor Black mirando fijamente a Draco.-Bien, entonces aprovechara para decirle al encargado de que el no participo en las dos últimas tareas.


-Profesor Black.


-¿Qué? No sé qué le pasa, pero tiene que participar. Ahora.


Salió de la carpa mirando serio a mi pobre ángel. ¿No participo? ¿Qué le pasaba?


-¿Qué te pasa?


-¿Disculpa?


-En el año pasado participabas en todo.


-Porque no tenía que estar tan conectado con la naturaleza. Mi padre piensa que este bosque sigue infectado por las brujas. Este bosque lo ponen los nervios de punta.


¿Era enserio? No podía creer que un hombre tan robusto como el padre de mi Draco tuviera cierto ¿temor? A un simple bosque. No pude evitarme reírme, me parecía chistoso.


-¿De qué te ríes?


-Tu padre le tiene miedo a un bosque, como un niño.


Trate de regular mi respiración en medio de la risa pero no podía evitarlo, hasta ver como Draco se levantaba de golpe y yéndose, mierda, insulte a su padre. Eres un genio Ronald Weasley.


Como pude me levante, ya no había tanto dolor así que me fui corriendo tras Draco.


-Espera.


Vi como algunos estaban por ahí, por haya, en el suelo, estaban todos viendo las estrellas y anotándolas concentrados en un cuaderno.


-¿Qué quieres?


-Lo siento. No era mi intención burlarme de tu padre. Discúlpame.


Jamás me había disculpado con Draco frente a los demás, todos lo sabían, literalmente todos sabían, y como todos sabían dejaron de hacer lo que hacía al oírme los que estaban cerca de nosotros.


-¿Qué miran?


Les pregunte como desafiante, pero en realidad estaba avergonzado, creo que igual Draco ya que ni me miraba.


-¿Te estas disculpando con Malfoy? ¿Qué acaso pasó un cometa y ahora todos estamos en otros mundos paralelos? ¡¿Cuál es la entrada?! ¡¿Cuál es la salida?! ¡Tengo que llamar a mi papá y decirle que no salga de casa!


-Lovegood, Lovegood, venga aquí. ¡Luna ven!


Todos vimos como Luna corría como loca más adentro del bosque y el profesor Lupin iba tras ella llamándola, ¿Qué mierda le pasa?


-Eso…fue raro.


-Es Luna.


Dije encogiéndome de hombros y mirando aun el lugar donde se fueron ellos dos corriendo.


-Creo que tenemos que ir a buscarlos.


-No, no, no nos separaremos, quedémonos aquí, si en quince minutos no vienen, iremos en grupos grandes a buscarlos, y llevaremos una bengala por si acaso, ¿de acuerdo?


Todos asentimos a la pregunta del profesor a Snape y esperamos rodeando a la fogata a que llegaran, hablaban y yo miraba a Draco que se había alejado apenas el profesor dijo eso. Ya habían pasado quince, y luego treinta minutos, ya nadie hablaba o se reía, pensábamos que íbamos a escucharlos pero solo se oía el aullido de los lobos y el sonido de las hojas rozándose.


-Bien… parece que no van a volver rápido. Así que nos dividiremos en grupos de a dos, y cada padre llevara una bengala, cuando encuentre a Lupin y a Lovegood lo prenderán, y cada uno de nosotros iremos con un grupo.


El grupo uno estaba el padre de Dean y el profesor Black y el otro estaba Malfoy, Snape y el señor Finnigan. Yo me uní de inmediato a donde Draco que se apegó a su padre. Quería que estuviera a mi lado, quería aclararle todo, quería… confesarme. Ya era hora, ya era tiempo no iba a esperar otros cinco años más para poder confesarme, era ahora o nunca, bueno no ahora, ahora, no era necesario, estábamos buscando a personas perdidas, no tenía por qué confesarme ahora. Eso debió bastar para mis piernas, pero no, estaban locas caminando rápido para alcanzar a Draco y separarlo del grupo, ¡soy un genio!


-¿Qué haces?


-Ven.


-No, suéltame.


-Por favor. Ven, no hace nada malo, ven conmigo por favor, así te aclarare del porque quiero estar más cerca de ti ahora mismo.


-¿Justo cuando se perdieron dos personas? ¿Enserio Weasley?


-Ron, dime Ron.


-No me importa. Déjame.


-No, por favor escúchame, ya no aguanto más.


-¿Qué cosa?


-Me gustas.


Ya está, ya le dije, más bien susurre, los dos lo hacíamos. No fue en el lugar que yo quería, no deje que pasara los días, no fue un buen momento, lo sé, pero lo hice, y me saque un gran peso de encima, para recibir uno más grande, la presión.


-¿Qué?


-Yo… me gustas… desde hace tiempo… me gustas como…. Un hombre a una mujer, me gustas enserio… y quisiera que…. Podríamos…. Intentar… ser amigos, solo amigos, entendería que no quisieras, pero… podríamos intentarlo y luego… ser algo más que amigos. Tú… me gustas mucho, me gustas mucho Draco.


Estaba que no respiraba. Por fin dije su nombre y no podía creer tanta felicidad de poder decir su hermoso nombre saliendo entre mis labios como finas notas musicales frente a su cara. Que cara tenía, una más pálida, mas… ¿dura? Parecía… no sé, como fuera de sí.


-Estas enfermo.


Jamás pensé que me diría eso. Dolió mucho. Jamás me habían dicho enfermo por amar a alguien.


-Draco…


-No digas mi nombre. Eres asqueroso, no está bien.


-Pero escúchame, si no quieres, lo entiendo, podemos ser amigos.


-Jamás seré amigo de un pervertido…


Yo no entendía nada. El dolor me cegaba y las dudas se avecinaban, ¿Qué no le atrae Harry? Se nota a lejos que le gusta, siempre lo mira, es a el quien le dice su nombre y no su apellido, siempre lo halaga, siempre le sonríe, ¿quizás él no quiere admitir que le gusta? ¿O es que no se da cuenta?


-Draco…


-No digas…


-Solo es un nombre, ya cálmate. No te estoy tocando, no te estoy besando, no estoy diciendo cosas sucias, te estoy confesando mis sentimientos hacia ti. Estoy enamorado de ti, Draco Malfoy, y eso jamás lo van a cambiar, ni tú con tus palabras hirientes, ni nadie. No me voy a rendir contigo, si no quieres aceptar mis sentimientos, lo acepto, pero déjame ser tu amigo, aunque sea solo este año, déjame amarte.


-Weasley…


-Ron, dime Ron.


Pasaron unos segundo mirándolo, no sabía que significaba su mirada pegada a mí, solo que se sentía bien.


-Oye… creo que nos perdieron.


-¿Qué?


Cuando me dijo eso recién ahí caí en cuenta que estábamos solos, mierda no ahora, esto es mi culpa.


-Ah… lo siento…


-Ya no importa. Tenemos que seguir ese camino donde se fueron, luego… veremos hacia dónde.


No quería que se enojara conmigo, quería seguir hablando, pero me aguante las ganas de hacerlo y solo lo seguí. Lo seguí y lo seguí mirando su espalda hasta detenerse abruptamente.


-¿Qué pasa?


-Nos perdimos. Nos lleve a un precipicio. Genial.


Solo lo vi suspirar  y lo vi sentarse en unas de las rocas. No sabía que podía estar cerca de él o no, solo me quede ahí mirando todo lo que hacía.


-¿Qué haces ahí?


-Yo… ¿me puedo acercar?


-Si no me quieres hacer algo malo pues sí, pero si me tocas lo pagaras.


-Está bien.


Me senté más o menos cerca en el suelo, para por lo menos sentir su energía sobre mí. Quería verlo cerca de mí, que estuviera en el mismo espacio que yo, mientras él estuviera en este mismo mundo que yo, estaba tranquilo.


-¿Por qué?


-¿Qué?


No había entendido bien su pregunta, fue tan bajita, tan suave que ni su cuerpo se movió.


-¿Por qué yo? ¿Qué es lo que te gusta de mí?


-Eh…


Jamás pensé que me preguntaría eso, no estaba preparado para eso, pero, era fácil responderle.


-Pues todo. Me gusta que interpongas tus deseos por nuestros compañeros, me gusta tu respeto hacia los profesores, me gusta tu perseverancia en tu equipo de futbol, me gusta cuando rezas, pareciera que lo haces con tantas ganas que hasta mí me llegan tus rezos, me gusta cuando te enojas, ya que arrugas tu frente y pareces un pequeño diablillo, me gusta que a veces seas valiente en decirle algunos profesores que se equivocaron en algo, me gusta que seas generoso en compartir tus tareas como no todos lo hacen, lo inteligente que eres, lo sensible que eres.


-¿Sensible?


-Lo pareces, no se nota mucho, pero noto tu gran empatía con los demás, eres muy sensible también respecto a ti mismo, me gusta que muerdas la punta de tu lápiz en una prueba, me gusta como entrelazas tus manos, me fascina cuando alzas tu ceja, es demasiado hermoso. Me gusta tu ropa negra, te hacer ver muy hermoso, me gusta tu cabello, y recién ahora me di cuenta lo azules que son tus ojos, me….


-Ya basta. Ya entendí, te gusto.


El silencio volvía aparecer. Parecía que el silencio era como un manto que se levantaba y bajaba como un juego de complicidad a la incomodidad. No sabía qué hacer, no podía verle el rostro, sino su espalda que estaba encorvado al tener sus piernas entre su pecho. Quería ver su expresión, quería ver si estaba asqueado, sorprendido o algo, quería verlo y aclarar todo. Tome aire y me puse frente de él, mirándolo desde arriba pude ver la punta de inicio de su cabellera para dejarme paso a un rostro sonrojado. ¡Estaba sonrojado! Se veía tan adorable, quería apretar esas mejillas y besarlo hasta que nos acabara el aire.


-¿Qué tanto miras?


-Estas… sonrojado…


-Cállate.


-Eh…


Iba a volver a decir otra estupidez cuando escuchamos un sonido proveniente entre los árboles. Él se levantó y se puso a mi lado, no teníamos ramas o algo así pero había muchas piedras y tome una grande al mismo tiempo que Draco. De a poco aparecía la figura que causo el sonido, y no era más que un ciervo. Los ciervos también puedes ser algo agresivos si le das a entender que le harás daño, solo teníamos que no movernos tanto.


-Debió seguirme por las vallas.


-¿Vallas?


-Si… no le di a ningún animal.


-¿Por qué?


Pregunte mirándolo fijamente y me di cuenta de lo embobado que estaba al mirar el ciervo.


-Porque… mi padre dijo que los animales deben de estar infectados.


-¿Infectados?-No pude evitar que saliera una risita tonta de mi parte hasta darme cuenta que de nuevo me estaba riendo de su padre.-Lo siento. Puedes dárselo.


-¿Cómo?


-Creo que tienes que agacharte casi a su altura, tienes que tener paciencia, y no hacer movimientos bruscos.


-Ah… bien. Vamos a ver si funciona.


Lo hizo por unos minutos, hasta que el ciervo se acercó en su totalidad y ponía su hocico en la palma de Draco. Se veía tan feliz dándole comida, su perfil sonriente, a la luz de la luna le hacía ver un ser fuera de este mundo, parecía como esos elfos del ‘’El señor de los anillos’’.


-Es hermoso.


Se me salió sin querer al verlo sonreír mirando al ciervo.


-Sí, es lindo el animal.


-Si también es hermoso.


Cuando dije también ahí me miro, y ahí me di cuenta de lo que dije. No, si a veces yo soy estúpido, estúpido, estúpido, estúpido hasta el infinito y más halla. El ciervo se había ido cuando escuchamos que otros ciervos aparecían y el manto del silencio volvió aparecer, ¿Por qué?


-¿Cómo podríamos volver?


-Pues… creo que viendo las estrellas podría funcionar.


Mire hacia arriba, y solo pude ver lo que se parecía a la constelación de dragón.


-Solo veo tu constelación.


-¿Mi constelación?


-La de dragón, es parecida, aunque solo se puede ver en el polo norte al parecer, creo. También está el mito del dragón que dice que se puede ver la pierna de Hércules en su boca o garra, no me acuerdo bien.


-¿Y cómo sabes eso?


-Porque supuse que te pusieron así por la constelación, Draco igual a dragón. Solo son cosas mías, no importa.


-Pues… si es cierto, me pusieron así por la constelación.


-¿Enserio? Genial, entonces si le atine.


El solo negó al oírme y casi logre ver una ligera sonrisa, ¿será que ya se le paso el enojo? Quizás debería de decirle algo.


-¿Otro animal?


Pregunte al escuchar otro ruido pero no era un animal, era un hombre que se acercaba de a poco, era grande, gigantesco. Draco se había puesto a mi lado temeroso del hombre gigante que teníamos ante nosotros, yo forcé la mirada intuyendo quien era, y no pude más que reírme al ver a ese oso de peluche.


-¡Hagrid!


-¡Ron!


Me acerque a él para darle un abrazo y a cambio recibí un apretón gigantesco que me elevo y casi rompe mis costillas.


-¿Qué haces aquí?


-Vine acampar un poco aquí, ¿y ustedes?


-Decidimos acampar aquí este año.


-Ya era hora. Siempre se van a otra parte teniendo esta maravilla de naturaleza aquí. ¿Y el quien es?


-Draco, Draco Malfoy.


-Me puedo presentar solo, Weasley, gracias. Draco Malfoy.


Alzo su rostro y su mano para ser abatido por Hagrid que le sonreía como si fuera un cachorro.


-Eres hijo del pastor Malfoy, un gusto en conocerte. Eres igual a él, ¿y porque están aquí solos?


-Nos perdimos.


-Oh vaya. Bien, sígueme.


-Claro.


Iba a seguir hasta sentir la mano delicada de Draco en mi hombro.


-¿Qué pasa?


-¿Es de confianza?


-Claro que sí, es amigo de mi familia, y la familia de Harry también.


-¿La de Harry? Ah, entonces es confiable.


Claro, la familia de Harry es más confiable que la mía, si, no note nada su desconfianza en mi familia, para nada.


Por suerte Hagrid sabía todo el camino de vuelta ya que dijo que había visto unas carpas y fogatas. El podría decirse que es el guardabosque del pueblo, por lo mucho que sabe, pero en realidad es un simple trabajador de construcción de leña, y un bueno hombre que muchos temen por su temeraria apariencia. Al final él fue quien encontró al profesor y a Luna que estaba más calmada y se subió al hombro de Hagrid gritando que era un gigante. Todos nos reíamos menos Draco que se alejaba más de mí. Llegamos y luego nos quedamos ahí a esperar a que Hagrid trajera al resto, no se demoró mucho, como tampoco el regaño de los profesores a Luna, a mí y a Draco por alejarnos, ni hablar de Malfoy padre. Se lo llevo a una parte y vi cómo le apuntaba con el dedo diciéndole quizás que cosa, nunca había lo había visto tan triste tanto tiempo.


-¿Siempre fue así?


-Sí. A veces en la iglesia se ve al pastor gritándole a Draco que hizo algo mal o mandándolo como si fuera su sirviente.


En realidad la pregunta la hice al aire, no me había dado cuenta que Luan estaba atrás mío, y menos lo que me dijo. Yo casi no voy a la iglesia a comparación con Harry. Vamos como en la tarde cuando queremos ya que a esa hora no hay casi nadie, ni menos está el pastor Malfoy. Así que no sabía lo que le hacia el señor Malfoy  a Draco, y si este trato siempre tuvo no me di cuenta, y ahora que lo hago, no me agrada nada ver eso.


-¿Por qué nadie le dice algo?


-Es que lo hace cuando nadie lo ve o cuando están solos, yo les escuche como tres veces y nunca me atreví a decirle algo. El me da miedo.


-Sí, te entiendo.


Nos miramos y luego a Draco que venía mirando al suelo con su mano izquierda en el brazo derecho, parecía estar pellizcándose, no me gustaba verlo así.


Nos fuimos a las carpas cuando ya todos estaban más tranquilos. De a poco, escuchaba que ya no había mormullos, y solo el ruido de nuestras respiraciones dentro de la carpa.


-¿Draco?


Me fascinaba decir su nombre, sentía que me habían otorgado el premio mayor al decir su nombre.


-¿Qué?


Justo iba a preguntar si estaba despierto cuando me respondió. Me di la vuelta rápidamente aun estando acostado y mire su espalda, siempre me da la espalda.


-Yo…. Quiero saber que decidiste, ¿me dejas ser tu amigo?


-¿No crees que sería doloroso ser mi amigo sabiendo que no te corresponderé a tus sentimientos?


¿No lo hará? Yo tengo la esperanza de que si lo hará, pero preferí callarlo.


-No sé. Solo sé que quiero ser parte de ti, quiero ser tu apoyo, quiero ser tu amigo, permíteme ser tu amigo.


El silencio volvió, ya me estaba hartando el silencio, este tipo de silencio me desesperaba.


-Dame tiempo. Dame esta semana.


-¡No te arrepentirás!


-No grites.


-Lo siento.


Estaba eufórico. Quería abrazarlo, besarlo, hacerle cosquillas, quería hacer todo lo que una pareja quiere con él, ahí mismo. Me había dado una oportunidad para algo tan necesario como la amistad. No creo que cueste, pero si lo hace no me importa. No me importa demorarme años para que me mire como yo lo miro, para que sienta lo que yo siento, sé que será mi novio algún día, tengo la esperanza y la valentía para afrontar todos los obstáculos, solo tenía que ser paciente, tranquilo y no ser tan invasivo, lo último me costara un poco, mi madre dice que soy como esos niños que se cuelan en las conversaciones de adultos y no les importa. Pero tampoco me importa aguantarme las ganas. Llevo enamorado de Draco Malfoy desde los trece años, cuando me di cuenta me golpee tantas veces la cabeza que sangre, todos creyeron que me caí en la escalera pero no fue así. Casi me dio un coma cerebral con tantos golpes. Es que no podía creer que mi ‘’odio’’ era en realidad amor, respeto y admiración. Siempre lo miraba, en la hora de clases, en las pruebas, en educación física, en los recreos, a veces me daba por ir la iglesia hasta que me preguntaba el porqué, y como no quería responderme con la verdad no iba al final. Y solo me di cuenta cuando falto dos semanas de clases después de que casi todo el pueblo estuviera en contra con los Malfoy y la tal Dolores, lo extrañe tanto que hasta soñé con él, y no fue un sueño tan seco que digamos. Y cuando regreso, se veía tan pálido pero tan firme, como si nada ni nadie podía con él, se veía… hermoso, y fue ahí, el diecinueve de noviembre, un día jueves del dos mil quince, un día friolento, con las hojas del otoño al su alrededor, que yo, Ronald Weasley, me había enamorado de Draco Malfoy, y desde ese momento me prepare para este día de confesión, para poder conquistarlo o por lo menos, sí que en verdad no va a corresponderme, ser su amigo, y lo hare, si o si, seré alguien en la vida de mi amado, solo me falta esta semana y lo que resta del año, solo espero lograrlo a tiempo.

Notas finales:

gracias por leer.


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