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Nikki por Raziel Soul

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Diario de Kyo.

XX/XX/1994

 

Querido diario…

 

Me duele todo el cuerpo, como recordarás hace casi dos semanas te mencioné que iba a participar en un extraño torneo llamado The King of Figthers, pues lo hice, en primera instancia me pareció muy raro no ver por ahí rondando al tal Yagami, padre me dijo en su carta que tal vez se dio cuenta de lo fuerte que soy y se resignó a querer derrotarme yéndose de la ciudad o el país, a decir verdad no creo que eso pase con él, por lo que pude notar en las batallas que tuvimos antes de desvanecerse, es una persona exasperante y necia, que por nada del mundo se daría por vencido, como sea, lo importante es lo que te comentaba primero, he conocido muchos luchadores extremadamente fuertes, y además he hecho muchos nuevos amigos también, ni te imaginas quién ha entrado al torneo, creo que aunque te lo diga no vas a creerme en lo absoluto, pero no te culpo, ni yo que estaba ahí lo podía creer del todo, la pequeña Athena Asamiya ha combatido con entereza, y debo decirte que es una de las mejores luchadoras del país – pese a que estaba luchando en representación de china – muy aguerrida y fuerte; hace meses te conté que se fue de la escuela, ninguno supimos por qué, ni Yuki, y eso que se llevaban extremadamente bien, pero ahora estoy seguro que tuvo que ver con sus habilidades pues maneja esas cosas mentales, ¿psicoquinesia? No se cómo se diga, pero maneja cosas con el pensamiento… o eso creo… no tuvimos tiempo de hablar demasiado pues los combates eran rápidos.

 

Una cosa inusual del torneo – entre tantas que ya te diré – es que no podíamos participar como individuales, tuvimos que hacer tercias, por ello cuando me inscribí me juntaron con dos chicos japoneses, uno es muy grande y practica judo, se llama Daimon… Goro Daimon, el otro es un sujeto bastante simpático, no es que Goro no lo sea, pero es más noble que divertido, el segundo al que me uní es un alf, su madre es norteamericana y su padre es japonés, pero al parecer ganaron los genes maternos porque es alto, rubio y de ojos azules, tiene un cabello muy largo y lo peina como Guille de Street Figthers, nunca pensé que se pudiese hacer ese tipo de peinados en la vida real pero se logra con bastante fijador y mucha paciencia; tiene 17 años y es modelo, se llama Benimaru Nikaido, coquetea bastante con las mujeres a decir verdad pero aquí entre nos, creo que es algo gay, ya que se portaba muy raro conmigo, es decir, he tenido amigos bastante cercanos pero ninguno como el, sumado a que no tiene mucha idea de que el espacio personal es muy importante para un japonés, se me pegaba demasiado cada vez que tenía la oportunidad.

 

Continuaré con mi relato para no salirme de la tangente, éramos tríos que representaban a diversos países, nos llevaron por muchas partes del mundo para combatir entre nosotros, los equipos fueron sumamente fuertes, pero con mucho esfuerzo logramos llegar a la semifinal, en la cual el equipo Italiano nos dio muchos problemas, aunque aún no termino de entender por qué era equipo italiano si eran americanos, creo que uno de ellos llamado Joe era japonés, pero ya sabes que hay muchos nikkei por el mundo. En fin, tardamos en derrotarlos, pero lo hicimos y el jefe del team llamado Terry nos dio la mano al final del encuentro, sé que en Japón es común que los equipos se agradezcan por el juego, a mi parecer él lo hizo de forma sincera como los otros dos más allá de sólo actitud deportiva.

Eso no fue nada comparado con lo que vino después, fue sumamente angustiante y me molestó sobre manera, ¿puedes creer que el que organizó todo el torneo nos quiso disecar? Como lo oyes, cuando vencimos al último equipo una mujer – muy bella por cierto ( y con muy buen cuerpo) ¡y un mega escote! – nos llevó dentro de un barco, más que grande, al entrar ahí llegamos a un cuarto oscuro, el ambiente era demasiado tétrico, los tres pensamos que nos iban a dar nuestro reconocimiento como vencedores del torneo, pero cuando la luz se encendió vimos una serie de estatuas, o lo que nosotros creímos que eran estatuas, y escuchamos gritos al fondo de la habitación, ¿recuerdas que hace casi un año padre se fue de la casa? Pues lo encontré ahí, debido a los gritos corrimos al sitio de donde provenían, y lo vi, tirado en el piso, la ropa ensangrentada y el rostro cansado con sangre saliendo de las comisuras, jamás podré olvidar esa imagen, en primera instancia, por impulso quería reclamarle por habernos dejado, no sabe cuánto ha sufrido mamá por su ausencia, pero solo pude sostenerle en brazos mientras me advertía de la fuerza del que sería nuestro siguiente rival, le recosté en un sitio intentando mantenerle lejos de la batalla, y cuando nos disponíamos a buscar al tipo aquel se escuchó su voz, apareciendo frente a nosotros un hombre vestido con un traje negro, me llene de rabia cuando comenzó a burlarse de lo que le hizo a papa; le pedí a Benimaru y a Goro que cuidaran a mi padre mientras yo ponía a ese sujeto en su lugar, el aura que le rodeaba era demasiado extraña y al mismo tiempo conocida pero en aquel momento no me importó, corrí a él para golpearlo, al tiempo que nos explicaba que como éramos los ganadores nuestra recompensa seria ser parte de su colección de peleadores, nos convertiría en algo parecido a momias para preservarnos en ese sitio que parecía un escalofriante museo de cera.

 

Era bastante alto, rubio, con bigote, usaba un traje de color rojo y negro, su rostro reflejaba una altanera superioridad y su voz era profunda, el eco del barco le hacía sonar más imponente de lo que seguramente era en realidad, y pese a verme correr hacia él ni se inmutó, es más, antes de que mi mano le tocase pude ver una sonrisa de burla dibujarse en sus labios. No puedo describirte el dolor que sentí cuando mi puño golpeó la palma de su mano, casi se me acalambra el brazo completo, me aventó contra la pared del barco y me hizo sentir como muñeco de trapo pues me resbalé del acero tal que si fuese un personaje de anime, como pude me levanté, mis piernas temblaban levemente, el sudor comenzaba a aparecer por mi cuerpo, no obstante deseaba vengar a mi padre, no debía ni podía rendirme tan fácil, la lucha duró demasiado, ese sujeto parecía invencible, sus golpes, su defensa, el poder que emanaba de su cuerpo me repelía sin tanto problema, no sentía varias partes de mi cuerpo en los últimos momentos, pero pude reunir fuerzas, y mi ki explotó como nunca cuando Nikaido me gritó que si no nos íbamos de ahí mi padre moriría y Rugal – así se llamaba el loco aquel – se rio de forma burlesca, sentí emanar un inmenso poder desde el interior de mi abdomen, como si algo explotase dentro mío, supongo que él también se dio cuenta porque abrió los ojos sobremanera, no supe la forma en que lo logré, el fuego escarlata brotó de mis manos envolviendo a ese monstruo que creí invencible, sus gritos resonaron por el lugar; no perdí más tiempo y volví hacia mis amigos, entre Goro y yo levantamos a papa, pero él parecía no reaccionar, volteamos a medio pasillo al escuchar una risa divertida tras de nosotros.

 

- ¡Se irán conmigo al infierno, yo nunca pierdo! – esas palabras se alzaron en un eco que fue apagándose al terminar de ser dichas, instantes después el barco se estremeció por completo, y una oleada de explosiones se sucedieron una a otra, el ambiente comenzó a enrarecerse, el humo, el calor y el movimiento enérgico del barco nos impedían movernos con rapidez, entonces papá se detuvo, los pocos pasos que había estado dando se pararon en seco.

 

- Déjame aquí, sálvense ustedes – fueron sus palabras, pero más que una orden parecía una súplica.

 

Obviamente yo no iba a dejarlo morir ahí, solo, no podría perdonármelo jamás, no lo hago, han pasado varias noches desde ese día y no consigo dormir bien, aun me pregunto cómo fui capaz de hacerle caso, otra parte de mi me dice que hice lo correcto pues de lo contrario seguramente habríamos muerto los cuatro y mis amigos no tenían porque sufrir las consecuencias, si bien no tiene mucho que los conozco algo en mi interior me dice que no me iban a abandonar sin importar la decisión que tomara; a su vez mi madre sufriría también al quedarse sola, maldita sea, (he mojado la hoja de nuevo), sé que mi padre se fue y no lo vi durante mucho tiempo, pero es muy diferente ahora, porque antes tenía la esperanza de verle aparecer por la puerta algún día, sin embargo eso ya será imposible por más que lo desee, y mi madre padece demasiado, aunque no lo externa como me gustaría, la he escuchado llorar por las noches, y es mi culpa por no tener la suficiente determinación y fuerza para lograr salvar a papá.

Desde ahora entrenare aún más días, no puedo permitirme perder a nadie más, aunque ese extraño tipo pelirrojo no haya aparecido desde hace tiempo no debo confiarme, como jefe del clan Kusanagi es mi deber protegerlos a todos, incluso a aquellos que no quieran ser protegidos, pues sé de sobra que mis primos, o al menos Souji preferirían morir a manos de un Yagami que deberme la vida. Pero no es culpa mía haber nacido del primogénito del clan. En fin, es todo por ahora, debo descansar la mano porque, aunque es una de las pocas partes que no se lastimó durante las peleas y la explosión del barco, me duele como el demonio, o quizá es solo un dolor fantasma que recorre todo el cuerpo desde lo lastimado hasta lo sano.

En cuanto me recupere volveré a escribir.

 

PD: Yuki vendrá a cuidarme toda la noche, la he extrañado mucho.


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