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El camino de las leyendas por Kaiku_kun

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El sol de media mañana, ofuscado por la luz morada que invadía toda la región, tenía distraída a Gloria, mientras el taxi aéreo surcaba los cielos hasta Pueblo Amura. Había dormido como un lirón, pero nada más despertarse había empezado a ponerse nerviosa con la expectativa de ver o no ver a Roxy y saber cómo estaba. Era tonto.


—Vaya, nunca había echado de menos a nadie de esta manera —suspiró, mirando el cielo. El juego de luces de la mañana le recordaba a un Crampón ficticio en el que había más luz.


Morpeko estaba en su regazo, sentada. De vez en cuando miraba a Gloria, pero generalmente iba a su rollo, puliéndose las uñas para que quedaran más afiladas. En respuesta a las miradas, Gloria le decía a Morpeko que pronto encontrarían a Roxy, y que volvería por su propio pie, que había que confiar en ella.


Gloria no tenía ni idea del plan que tenía su novia, pero recordaba los gritos en la distancia de Roxy, chillando histéricamente a Roy y a Alistair que no usaran el Dynamax con sus Pokémon. Si Pokémon cualesquiera se habían hecho enormes e imbatibles, una criatura del tipo Dragón, Fantasma o ambos podría ser mucho peor. ¿Y si se convertía en general de aquella tropa de zombis gigantes?


—Si Roxy me manda a ver a Alistair, quizás es porque sabe algo sobre los fantasmas de Galar… —rumió.


El Corviknight que le llevaba en taxi empezó a descender hacia Amura. Gloria se asomó para observar el pueblo pesquero. Era un sitio que, a pesar de los monstruos que había en la mina, le seguía resultando atractivo. Era un pueblo tranquilo en el que se oían montones de pajarillos y las canoas y barcas entrechocar por el poco oleaje que había. El aroma marino le resultaba extrañamente relajante (para lo fogosa que era ella… Gloria supuso que también aplicaba a ella que el agua apagara el fuego) y, a decir verdad, estaba tentadísima de llevar a Roxy al puerto, de paseo en plan enamoradas. Tenía que hacerlo cuando todo aquello acabara.


Además, sabía de una persona a la que le había salido bien esa jugada. Cathy, quien la esperaba con Nerio en el aparcamiento para taxis. Gloria la saludó desde el aire.


—Por fin hemos llegado, diablos.


Corviknight soltó la cabina con cuidado y Gloria salió con Morpeko entre sus brazos sólo para encontrarse de cara con Sonia.


—¡Hala! ¡Si tú también has venido!


—Estaba de paso.


Al parecer, también acababa de llegar, porque a la que se acercaron a Cathy y a Nerio, las dos mujeres se saludaron con la mano con unas sonrisas que Gloria consideraría adorable en Roxy e ignoraron completamente a la campeona y al estrambótico entrenador del tipo Siniestro.


—Eh, par de Wooloo enredados, que nosotros dos también hemos venido —se quejó Gloria. Nerio empezó a troncharse de la risa de una forma bastante tétrica, cual risa malvada, mientras las dos aludidas enrojecían e intentaban mantener las formas.


—Perdón —se disculpó Cathy—. Nerio me ha dicho que querías hablar con él sobre Roxy, pero creo que nos interesa a todos saber cómo se encuentra. Vayamos a mi casa.


Fue un corto paseo en un silencio bastante tenso. A la que se le acabó la risa a Nerio, su penetrante mirada no dejaba de desviarse hacia Gloria, esperando que le contase lo que fuera sobre su hermana pequeña. Era muy protector con ella. Además, Sonia y Cathy estaban haciendo un esfuerzo para no ser la pareja más pastelona de todo el maldito pueblo. Gloria era directa, lanzada, algo torpe y todo lo demás, pero inocente y poco observadora no, y veía los roces «casuales» entre dedos de ambas, como si no pudieran evitar el contacto físico, pero sí tomarse de la mano. A Gloria le estaba dando algo de envidia: todo lo que había pasado desde que había empezado a salir con Roxy había sido calamidad tras calamidad con algún momento dulce casual, y luego ¡zas! Desaparecida.


Su mente le jugaba malas pasadas, en realidad. Había habido muchos momentos dulces. Tenía que forzarse a recordarlos para no ir amargada por la vida.


La casa de Cathy era de lo más normalito del pueblo. Una de las muchas casas adosadas, con mobiliario y pintura de tonos marinos y azules verdosos y un pontón de herramientas de pesca. Gloria estuvo tentada de gastarle de broma de «¿cuánto por esa red colgada del techo?». Parecía una tienda.


—Sentaos, os traeré agua —dijo. Ella se fue a la pequeña cocina y los invitados se sentaron en un sofá y dos butacas.


—Bueno, no te hagas de rogar —empezó Sonia—. Dispara. ¿Qué te ha dicho Roxy?


—Me envió a Morpeko con esta nota.


Gloria dejó que Nerio y Sonia leyeran y releyeran el papel de marras. Estaba ya más que arrugado.


—Ah, porras, se nota que es de Roxy —suspiró su hermano, recostándose más y echando una mirada al techo—. Sólo ella da órdenes como si fuera un maldito acertijo.


—¿Qué quiere decir todo esto? —preguntó Sonia. Cathy volvió con cuatro vasos de agua que dejó en una mesita y Sonia le dejó ver el papelito. Luego se sentaron juntas en el sofá. Por lo menos parecían concentradas en el trabajo.


—Roxy tiene un plan que no me ha querido explicar —se quejó la campeona, mirando con algo menos de envidia y más curiosidad a la pareja—. Esperaba que Nerio supiera de qué se trata.


—Ni pajolera —soltó él.


Los cuatro miraron el papel, que estaba desplegado sobre la mesa. Morpeko, desde el suelo, también le echó un ojo. Los cuatro humanos la miraron de repente.


—Ella tiene que haberlo visto todo, se fue con Roxy —comentó Gloria—. Roxy ganó el combate contra ella en la mina y se fue a Pistón que la curasen.


—Supongo que no ha dado pistas —conjeturó Nerio, mirando al Pokémon con mala leche—. Morpeko suele ser fiel a los planes de Roxy.


—Efectivamente.


—Pero entonces Morpeko sabe dónde está Roxy —dijo Sonia—. Podemos pedirle que nos guie hacia ella.


—¡Peko!


—¡Au!


Morpeko había hecho saltar una chispa en la mano más cercana de Sonia para que escarmentara de hacer una proposición tan obvia. Pero en vez de mostrarse orgullosa u ofendida, Morpeko bajó la cabeza y se sentó.


—Qué extraño… —dijo Nerio—. No sabe dónde está.


—¿Cómo lo sabes? —preguntó inmediatamente Gloria, de puro nervio.


—La tipa se marcha por puro orgullo de guerrera lejos de Roxy y no se deja curar ¿y no sabes interpretar que no se está haciendo la interesante? —replicó—. Vamos, hay que estar ciego…


Gloria intentó replicarle, pero Cathy siguió con la conversación a tiempo.


—Bueno, entonces no podemos contar que la encontremos —descartó—. Hay que seguir los pasos que nos ha dejado. ¿Qué tienen en común Alistair, la Antigua Atalaya y esos dos aristócratas?


—Los dos primeros está claro, el tipo Fantasma —comentó Sonia—. La Antigua Atalaya es un espacio en el Área Salvaje donde se reúnen muchos de ellos.


—¿Hay algún Dinamax allí?


—No, fue de los primeros sitios que fui a comprobar. Sería un lugar muy peligroso si un Pokémon se desbocara, pero está extrañamente en calma…


—Quizás eso signifique algo —añadió Cathy—. Quizás un Pokémon del tipo Fantasma de cierto poder tenga a raya a los otros para que eviten el Dynamax.


—Podría ser, no es la primera vez que veo ese comportamiento entre Pokémon.


—¿Y qué tiene que ver esto con Tizonio y Dargo? —preguntó Gloria.


—Pues que son dos antiguallas igual que la maldita atalaya, ¿no? Digo yo —soltó Nerio. Las chicas le miraron algo sorprendidas—. ¿Qué? Es verdad. Las ruinas y las personas con esa clase de estatus suelen dar mucho para la historia. Esos dos fantoches nos intentaron dar una lección de historia no hace mucho, ¿o no?


—Tiene sentido, sí… —confirmó Sonia. Gloria vio su rostro algo ensombrecido. El ataque de ese par a su persona aún le traía malos recuerdos.


Morpeko, que había estado cabizbaja todo ese rato, levantó la cabeza, algo más contenta. ¡Sí! Los humanos habían dado con una buena pista. Éstos lo entendieron enseguida.


—Esto guía hacia algo extraordinariamente concreto —concluyó Sonia—. Estamos buscando a alguien, o quizás a un Pokémon, con experiencia, quizás ya de cierta edad, y que sabe lo que está pasando. ¿Se te ocurre alguien así, Nerio?


Esta vez fue Nerio quien bajó la cabeza. Dudó un poco, buscando entre sus recuerdos.


—¡¡Tú sabes dónde está Roxy!! —saltó Gloria, sin paciencia ya. Nerio no reaccionó, y eso no hizo más que enfurecerla más—. ¡¡DINOS DÓNDE ESTÁ!!


—¡¡A MÍ NO ME GRITES, NIÑATA DE LOS COJONES!! ¡¡SI SUPIERA CÓMO LLEGAR HASTA ELLA YA HABRÍA IDO YO MISMO!!


—¡¡Eh, parad, por favor!! —gritó Cathy, y empujó a ambos a lados opuestos—. ¡Estamos juntos en esto, controlaos!


—Has dicho «cómo llegar hasta ella» —apuntó Sonia, cuando los gritos acabaron—. Eso no es lo que ha dicho Gloria. Entonces sí que sabes dónde está.


—No, no lo sé. Pero sí con quién podría estar. Y no son buenas noticias.


—Dispara —le echó prisas Gloria.


—Con mi abuelo, el que la diñó hace años. ¿Contenta?


Nerio enterró su cara entre sus manos, agotado, o quizás para que no le vieran. Parecía realmente agobiado por la situación. Gloria mantuvo el control de milagro, porque sabía que Nerio no lo había soltado todo aún. No podía estar diciéndole que Roxy había muerto y había dejado pistas justo antes de morir para que arreglaran Galar.


—¿Cómo puede estar Roxy con una persona que ya ha muerto? —preguntó Sonia. Le había tomado la mano a Cathy por mero impulso.


—Mi abuelo tenía un Dusknoir —musitó.


—Un Pokémon de tipo Fantasma —detalló Cathy.


—Y que se dice que está en contacto con otros mundos, incluyendo el de los muertos, y que secuestra las almas de humanos y Pokémon para llevárselos al otro lado —añadió Sonia—. Son Pokémon muy poderosos, peligrosos, difíciles de ver y aún más de capturar. Pero sus preevoluciones se pueden encontrar en la Antigua Atalaya.


Una vez más, las piezas encajaban. Gloria esperó que uno de los tres dijera lo que estaban pensando, pero nadie lo dijo.


—¿Estáis diciendo que el Pokémon que ha controlado a Eternatus todo este tiempo y desatado una segunda Negra Noche es el que el abuelo de Roxy tuvo? ¿Y que Roxy precisamente ha ido SOLA a buscarlo?


—De momento, es la mejor pista que tenemos, pero no es seguro —recalcó Sonia.


—Si esto es cierto —dijo Cathy—, ella no lo sabía.


—No, Roxy es demasiado calculadora, habría pensado en esto —añadió Nerio—. Y mi abuelo nunca tendría a un Pokémon así.


—¡Eso no lo sabes! ¡Es un Fantasma, podría haberle engañado! ¡Está implicado de alguna forma en todo esto! —replicó Gloria, al borde del llanto.


—¡Yo sólo digo que no es el rollo de nuestra familia!


—Si Roxy se encontró con ese Dusknoir o con su abuelo, por algún milagro, lo hizo porque descubrió algo lo suficientemente importante como para poner en riesgo su vida —reflexionó Sonia—. Una vez más, esto nos lleva a seguir las pistas que nos ha dejado. Además, ¿alguien más se ha dado cuenta de que nada de esta teoría del Dusknoir malvado encaja con lo que descubrimos sobre los dragones?


—Los dragones también suelen ser criaturas antiguas como los fantasmas… —dijo Cathy.


—Sí, pero las investigaciones que hice con mi abuela ligan las Estrellas Deseo con los tipos Dragón y Fantasma. Ambos tipos. Y no veo cómo un solo Dusknoir puede tener tanto poder como para provocar este desastre, ni tampoco su relación con los dragones. Hay algo más en juego que no somos capaces de ver.


Los cuatro se dejaron caer, recostados en sus asientos. Era agotador investigar cual detective, especialmente si era un ser querido el que estaba en peligro. Gloria tomó a Morpeko en brazos.


—¿Vamos por buen camino? Ayúdanos, por favor…


Morpeko asintió y abrazó a la campeona, sin protestas ni rebuznos tan típicos del ratón.


—No podemos descartar a Dusknoir aún —dijo Sonia, mirando al techo—. Pero parece que no es quien buscamos. Aunque ayudaría encontrarlo.


—El vejestorio nos da dolores de cabeza incluso después de haberla palmado —se quejó Nerio, que tenía las dos manos en su frente.


Gloria pensaba: ¿era esto lo que Roxy había ocultado tanto tiempo sobre su abuelo? ¿Le dolía tanto recordarlo o hablar de él porque había muerto? ¿O es que creía que, de alguna manera, no lo estaba y no quería darse esperanzas? ¿Y si realmente creía que Dusknoir había jugado una carta en su contra y le había ido a buscar personalmente? Sería típico de Roxy, ella era muy individualista. Pero incluso siéndolo, se había abierto tanto a Gloria que no creía capaz que la dejara de lado por una venganza personal, y dijo que su plan podría salvar Galar. ¿Qué porras se suponía que tenía que pensar?


—Tenemos que ir a ver a Alistair —concluyó—. Si seguimos especulando, reventaremos cual mina de Galar.


—Yo voy —se apuntó Nerio.


—Yo también, puede servirnos para la investigación y os puedo ayudar con mis estudios. —Luego miró a Cathy—. Supongo que tendrás que quedarte aquí…


—Sí, no puedo dejar Amura sin protección.


—Vale.


La mirada que compartieron hizo sonreír un poco a Gloria. Fue suficientemente tierno para que tomara el brazo de Nerio de la forma más brusca y le arrastrara fuera de la casa de Cathy, con Morpeko siguiéndoles de cerca.


—¡¿A qué ha venido eso?!


—¡Quiero hablar contigo! —Y cerró la puerta de la casa. Gloria empezó a caminar hacia los taxis aéreos, más tranquila—. Bueno, en realidad no quiero hablar contigo, estábamos estorbando allí dentro.


—Ah, ya. Estoy rodeado de lesbianas, carajo. ¿Qué hago yo aquí sin un arrumaco de Jazz?


Gloria se rio un poco por su reacción.


—Siento los gritos.


—Nah, tranqui. Es normal. Pero ahora sí que ya os he dicho todo. Ahora vamos los tres cegatos perdidos.


—¿Crees que ha sido Dusknoir?


—No. Era un tipo legal. Y mi abuelo también.


—Entiendo. ¿Es cierto lo de las almas y Dusknoir?


—Sí.


—Suena aterrador.


—No creas. Roxy y yo vimos como Dusknoir absorbía el alma de nuestro abuelo. Indoloro. Fue misericordia. Pudo descansar en paz. Espero que haya llegado al otro lado sin problemas.


Gloria y Nerio se detuvieron al mismo tiempo, congelados por el golpe de genialidad que acababan de sufrir:


—¡¡Dusknoir ha retenido el alma del abuelo y por eso Roxy le busca!!


—¡¡Peko!! —chilló Morpeko, saltando de alegría delante de ellos. Respuesta correcta.


—Ah, porras, eso sí que ha costado de entender —bufó Nerio—. Mi hermanita es toda una sentimental.


—Sigue siendo una teoría —refunfuñó Gloria, algo dolida de que Roxy no le contara nada de aquello. Aunque, por otro lado, era rara la vez que le contaba algo de su pasado—. Y tampoco sabemos qué tienen que ver Dusknoir ni vuestro abuelo en todo esto.


—Para eso tenemos las pistas de Roxy. —Y miró atrás—. Y creo que ya podemos ir tirando.


Nerio señaló a Sonia, que se acercaba corriendo desde la casa de Cathy hasta ellos, con una enorme sonrisa en su rostro. Gloria se rio escandalosamente de ella, mientras se decidían a tomar el primer taxi aéreo hacia Pueblo Hoyuelo.


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