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El camino de las leyendas por Kaiku_kun

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La ruta 8 era un antiguo castillo en ruinas, rodeado de murallas, en un terreno escabroso. Estaba lleno de agujeros hechos por Pokémon, sus catacumbas al aire, maleza, muros medio derruidos y montones de escondrijos que hacían de aquella ruta el hogar perfecto para un montón de Pokémon peligrosos, fuertes y también sorprendentes, devolviendo ese sitio a su origen natural. Se había convertido en un laberinto.


Por suerte, había un camino claro.


—Mira todas esas marcas en las paredes.


—¿Combates?


—Probablemente. Pero son rastros de Morpeko.


—¿Cómo lo sabes?


—Lo he visto muchas veces antes —se limitó a decir.


Las marcas eran muy recientes. Arañazos en la roca, desconchones con quemaduras propias de su ataque Rueda Aural. Algunos hasta parecían mordiscos. No lo parecía, pero Morpeko tenía una dentadura muy resistente.


—Entonces es sencillo, sólo tenemos que seguir ese rastro —dijo Gloria, con un toque de decepción en su voz.


—No te creas que será sencillo pasar por aquí sin más. —Gloria la miró, como si no hubiera nada de lo que preocuparse—. No has entrenado suficiente en esta ruta. Se la conoce como la ruta de los Gladiadores. Los Pokémon aquí no son pacíficos, y rivalizan constantemente. Hay una jerarquía basada en los combates individuales.


—No creo que una Aspirante y la Campeona de Galar tengan nada que temer —dijo con decisión.


—Saca a un Pokémon resistente y deja de presumir, campeona —dijo, con una risita tosca.


Roxy sacó a su Toxicroak, quien estiró bien sus brazos al ver el sitio en el que se encontraban. Gloria optó por su Corviknight. Su forma oscura y peligrosa, además de poder volar, le podría dar ventaja.


Los cuatro caminaron con cautela entre las ruinas. Había algunos entrenadores en los alrededores, paseando con un Pokémon suelto cada uno también. Todos ellos sabían qué podía pasar en ese sitio. Por suerte, el inicio de la ruta era bastante plano y despejado como para no representar un problema. Pocas emboscadas.


Roxy tenía que reconocer que viajar acompañada era mucho más seguro. Se sentía así entrando en ese laberinto con Gloria. Además de los ojos extras, podía confiar en su protección. Recordaba haber pasado por el laberinto de la ruta 8 sola con sus Pokémon y, pese a que se había criado con la presión de la constante batalla o huida, aquel sitio le había provocado escalofríos por tener que estar constantemente en guardia y defenderse de la oscuridad y las emboscadas.


Pasaron por la primera guarida de Falinks, un agujero bastante pequeño, hecho a su medida. Solían ser pasadizos como de un hormiguero de Durant. Gloria caminó tan llanamente, pero Roxy echó una mirada hacia allí. Los Falinks nunca rechazaban un combate, y como ya de por si eran un grupo, vagabundeaban por su territorio chocando de cara con sus contrincantes.


Y lo vio.


—¡Mira! Otra marca. Morpeko se ha medido con un Falinks.


—Ninguno de los dos está, así que tu compañera tiene que haber ganado —dedujo—. ¡Qué fuerte! Estando en desventaja de tipo…


Morpeko era buena defendiéndose de las desventajas si era más rápida, pero aquella ruta estaba lleno de Pokémon de tipo Lucha. No duraría mucho.


¿Qué había empujado a Morpeko a entrar en la ruta de los Gladiadores? ¿Tan frustrada de no poder pelear estaba? ¿Por eso se pasaba todo el tiempo en su modo furioso? ¿Por qué desearía pelearse tanto? Sí, claro que había pensado que la derrota la había frustrado, igual que a ella, pero ¿tanto como para huir?


Sus preguntas y su fijación con Morpeko hicieron que no viera la amenaza que se cernía sobre ella.


—¡Apartad!


Gloria empujó a Roxy contra Toxicroak y entrenadora y Pokémon cayeron derribadas. Gloria tomó el control y ordenó a Corviknight usar su cuerpo de acero para bloquear un fugaz ataque de los cielos. Un Braviary, rodeado de más de sus congéneres, había ascendido desde detrás de la pequeña colina moldeada por los humanos donde había la cueva de Falinks y se había lanzado en picado hacia ellas. Roxy aún estaba desorientada asimilando el peligro cuando Gloria chilló con buen ánimo un contraataque.


—¡Pico Taladro!


Corviknight no era tan rápido como su rival, pero sí más experimentado en su variedad de combates, así que supo perfectamente cómo el Braviary se apartaría, y le dio de lleno igualmente. La pelea pasó a un caótico cuerpo a cuerpo en el que Braviary enseguida vio que tenía las de perder y se retiró con los suyos.


—Vaya, eso ha sido corto… Y sorprendente.


Roxy no dijo nada. Se sentó inmediatamente inferior por ser tan rematadamente despistada. Le acababa de advertir a Gloria que estuviera atenta y ella no había seguido su propio consejo. ¿Qué demonios le pasaba?


—Lo siento… ¿Qué coño he hecho…?


—Bah, ese compa nos ha pillado de sorpresa. ¡Le hemos devuelto la jugada!


Gloria no parecía con ganas de seguir comentando el combate. Roxy tuvo que centrarse y mirar hacia el camino que indicaba hacia dónde Morpeko se había dirigida. El laberinto empezaba a complicarse y a presentar muchos desniveles.


—Vamos.


Roxy vio a venir los dos siguientes combates. Un Solrock solitario bloqueó todo el camino y hasta que Toxicroak no le derrotó usando Finta (con un solo golpe le bastó) no se apartó. Una Puya Nociva por la espalda de un Gurdurr derribó un lateral por una estructura en la que ya había una marca de Morpeko.


Los combates y el rastro les llevaron muy al interior del enorme castillo. Gloria no se acobardaba, pero se notaba que no conocía el lugar bien, y empezaba a mirar a su alrededor algo presionada. Roxy solo seguía el rastro.


—¿No estamos dirigiéndonos hacia un callejón sin salida? Este pasadizo parece un cañón por el que ser emboscado a la de ya.


Roxy iba a contestar una de sus borderías, absorbida por el hecho de encontrarse tan cerca de Morpeko, pero a ambas les distrajo el estruendo de un combate cercano.


—¿Qué es eso?


—¡¡EH!!


Miraron justo al otro lado del cañón: Morris les esperaba allí, les saludaba con energía, con su Stonjourner a su lado como un gigante con cara de muñequito.


—¡¡HOLA, COLEGA!! —saludó Gloria.


—¡Ese de allí es Morpeko! —gritó de vuelta, señalando el combate del que se acababan de percatar las chicas. Ellas, obviamente, no veían nada. Estaban demasiado hundidas en ese cañón—. ¡Esperad, que os subo!


Morris subió a su Stonjourner y éste se deslizó como si esquiara por la empinada ladera y se detuvo con facilidad al lado de Roxy.


—Qué extraño que Morpeko huyera, ¿eh? Creo que necesitaba un desafío. Sube, anda.


Ella le hizo caso y guardó a Toxicroak, aunque Morris no era una persona que le cayera demasiado bien. Gloria se los miró, algo negativamente sorprendida, y dejó que Corviknight le agarrara un brazo y la subiera sin problemas. Podría haberlas subido a las dos volando.


Cuando estuvieron todos arriba, Roxy sintió una punzada en el pecho: Morpeko estaba peleando contra un Lunatone. Estaba llena de heridas y resoplaba de cansancio. Su forma, por eso, seguía siendo la oscura. Quizás creía que aún tenía posibilidades.


—¡Morpeko! —la llamó. El Pokémon no le hizo caso.


—Deja que luche —le recomendó Morris—. Está concentrada. Lleva un buen rato peleando con ese solitario Lunatone.


Roxy cerró los puños, intentando calmarse. Sufría al ver a Morpeko en ese estado y no poder hacer nada. Peor le pareció que Morris hubiera encontrado a su Pokémon primero y no hubiera hecho nada para frenarla.


—Estará bien —le dijo Gloria, a su lado. Para ella sí que se giró, para mirarla un instante. Sonreía con confianza—. Es dura, como su entrenadora.


Roxy asintió, con cierto rubor, y siguió mirando el combate. Sólo entonces se dio cuenta de que su contrincante también había recibido muchas heridas. Su preocupación por Morpeko le estaba nublando el juicio. De hecho, su propio Pokémon le dio una lección de confianza cuando ejecutó con total perfección una Rueda Aural sobre el Lunatone, que aterrizó de lado contra el suelo con estruendo. El Pokémon salvaje se irguió de nuevo, flotando como si estuviera cojo, y Roxy reconoció un Poder Pasado arrancando rocas del suelo. Morpeko lo esquivó, pero las rocas se dirigían hacia los inesperados espectadores.


—¡A cubierto!


—¡Toxicroak, usa Demolición para partir las rocas! —ordenó Roxy, sacándolo de puro reflejo.


—¡Corviknight, ayuda con Ala de Acero!


Las rocas, fuera del poder de Lunatone, quedaron reducidas a pequeños fragmentos y una nube de polvo de los que se tuvieron que cubrir igualmente con los brazos. Oían a los dos Pokémon seguir con el combate, pero tuvieron que moverse a un lado para no correr el riesgo de caer de vuelta al pasillo hundido. Consiguieron resguardarse detrás de los muros destrozados de una gran habitación.


Inmediatamente vieron algo más que un combate: de uno de los huecos que había dejado el Poder Pasado de Lunatone salía una luz morada, débil, pero presente y persistente.


—Anda, eso de ahí parece una Estrella Deseo —señaló Morris.


—¿Qué hará ahí?


—Bueno, esto fue un castillo, probablemente era de algún entrenador fuerte de entonces. Quizás de la guardia. O quizás era un tesoro.


Pero el combate seguía, y Lunatone llegó a tapar el boquete de nuevo con su propio cuerpo, flotando encima. Entonces se dio cuenta de lo que estaba cubriendo y lo usó en su favor.


—Oh, mierda —soltó Roxy.


Ahora tenían delante a un Lunatone tan alto como un estadio de Galar y tan ancho como toda la plataforma en la que se encontraban.


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