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EL DESPERTAR DE LA LLAMA por Artemisa El Britannia

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Notas del capitulo:

Bien lamento haber tardado tanto, esta historia la tengo un poco olvidada, pero esta en especifico tardo mucho en revisarla, como los capítulos son más largos procuro que esten bien escritos y que todo concuerde con lo que ya había escrito anteriormente.

 

No se desesperen sigo subiendola, porque de verdad amo como va quedando, es mi favorita hasta el momento.

 

Quiero mandar un especial saludo a fanylu, a 7GABY7y a posho, que han leido la historia desde el principio, sigo actualizando no la dejó a medias.

 

Ahora como ya es constumbre en mi, espero que disfruten en leerlo como yo al escribirlo.

Capítulo 11

 

Iba llegando a casa completamente solo, a sus amigos los habían tenido que recoger sus familiares, ya que no habían podido despertar después de que se desmayaron, Hibari andaba desaparecido y sabía que Mukuro lo estaba vigilando, lo cual hacía que sintiera ñañaras en su interior, ¿qué planeaba ese hombre contra él?

No sentía peligro así que trató de no lo tomarlo en cuenta, pero aun así se sentía incómodo, sabía que a él no le gustaba que interactuara con su hermana, ya que muchas de sus palabras se habían malinterpretado, pero ella era la única persona que iba a poder entenderlo ya que también conocía la palabra odio, solo que a una escala más personal.

Al llegar a su casa su mamá seguía brincando de felicidad, nada había podido bajarle el increíble animo que tenía a diario desde que había empezado a salir de casa con Yamamoto, cuando se le unió Gokudera parecía que moriría de felicidad y cuando conoció a Nagi supo que todas sus plegarias habían sido escuchadas, ahora siempre pensaba en cómo tratar a la chica si estaba bien que le dijera mamá o algo así, cosas que le daban mucha vergüenza.

Se sentía presionado al ver a su mamá tan feliz, sentía que debía de mantener las relaciones amistosas y que no debía de arruinar lo poco que había logrado, pero de cierta manera sentía que entre menos quería arruinarlo más cosas raras pasaban, así que opto por dejar que todo siguieran su rumbo, Reborn le había dicho que lo estaría entrenando, Giotto le enseñaría a usar sus poderes y lo ocultaría del hombre malo que al parecer quería sacarle el corazón y las personas que iba conociendo en el camino podían quedarse el tiempo que quisieran, total estaba acostumbrado a estar solo, si decidían irse le dolería, pero no los iba a detener.

Al llegar a su cuarto vio a su maestro sentado en su escritorio revisando sus apuntes de años pasados, lo cual hizo que le recorriera un escalofrío, seguramente lo iba a matar por ser un mediocre.

 

-         Vaya que eres malo en los estudios – empezó a prenderle fuego a esos apuntes – vamos a tener que mejorar eso, no puedes tomar la responsabilidad de Vongola si eres malo en matemáticas – Tsuna pelo los ojos y quedo estático, ¿la responsabilidad de qué?

-         Reborn, tu solamente dijiste que tenía que salvarlos, nunca me dijiste que me tenía que hacer responsable de algo – sus nervios empezaron a salir nuevamente, al fin había tomado un poco de seguridad en su camino y ahora ese hombre venía a tambalearlo con tremenda declaración.

-         Bueno, no digo que pase, pero será lo más probable, después de salvarlos alguien tiene que mantener el poder a salvo, no dudo que aparezca otro psicópata que quiera asesinarlos, así que eres un buen candidato, actualmente el líder perdió a sus hijos, por lo cual ninguno puede hacerse responsable, solo quedas tu – Tsuna empezó a sudar frio, salvar gente era una cosa que no se creía capas, ahora cuidarlos era algo imposible para él, no podía cuidar de sí mismo, ¿cómo podría cuidar de otros seres humanos?

-         Yo no puedo, lo siento… solo quiero a mi papá de vuelta, no puedo hacer más, yo no… - su inseguridad lo llevó a quererse morir en ese momento, así que se escondió debajo de su cama, cada que pasaba algo que no podía manejar se sentía a salvo ahí abajo.

-         Tsuna, deberías confiar más en ti mismo, tienes más potencial del que crees, solo debes de dejar de ser tan miedoso – Reborn se agacho y se asomó para ayudarlo a salir, había visto por lo que había pasado, no le sorprendía que le tuviera miedo a la gente, pero ese niño tenía más talento en una uña que lo que podrían tener los demás poseedores de la llama y él podía encontrar lo malo a kilómetros, algo que muchos tardaban en dominar, sin contar que era el único heredero de la súper intuición de Giotto.

 

Al final Reborn logró convencer al menor de salir debajo de la cama y decidió que por el momento no lo iba a presionar más, ya que ese niño no era capaz de ver el poder que corría por sus venas, así que debía enseñarle no solo materias básicas, sino también a creer en sí mismo, tal vez esa sería la parte más difícil de su trabajo como tutor.

 

-         ¿Aquí en dónde? – preguntó Tsuna a su mamá que estaba feliz dándole de comer a la vaca que había aparecido de la nada y habían adoptado y también a Reborn que parecía encantado con la comida.

-         En nuestra casa obviamente Tsu – kun – su mamá le había dado la noticia de que Reborn se había mudado con ellos, ya que al tener malas notas el profesor quería darle tutorías intensivas y de esa manera podría ponerse al día junto a sus compañeros y poder salir adelante en la vida – esta escuela ha sido bastante amable contigo, no me equivoque en escogerla para ti.

 

Tsuna se quedó pensando que tal vez hubiera sido mejor seguir siendo un antisocial, pero las cosas no iban a cambiar ahora, así que lo mejor era tratar de adaptarse, evitar a toda costa hacerse cargo de Vongola y solamente tratar de traer a su padre de vuelta para que le explicara muchas cosas que no entendía.

Reborn tomó una de las habitaciones de invitados que tenía su casa, para ser un hombre de trajes caros no tenía una maleta especialmente grande, así que sin problemas la pequeña habitación le quedo como anillo al dedo, le dijo que debía dormir porque a partir de mañana empezaría un entrenamiento continuo y más estricto.

 

 

Mientras tanto muy lejos de ahí.

 

-         Dejamos de sentir la presencia del niño – dijo una niña dentro de una pecera que estaba comiendo dulces – seguramente ya lo tiene el arcobaleno en custodia y ahora lo están protegiendo.

-         Puede ser que sí, pero tenemos algo preciado que quiere recuperar – volteo a ver a la pequeña peliverde que se veía cansada, sin mucho ánimo en los ojos y con un semblante cenizo.

-         ¿Por qué una niña sin talento alguno es la líder de los arcobalenos? – un hombre de cabello rojo empezó a picarle la mejilla a la menor que ya ni resistencia podía poner, su llama se estaba apagando.

-         Nadie lo sabe, la descendencia que se encarga del poder de “aparecer” tiene un perfil muy bajo y no estoy muy seguro de cómo funciona su poder, pero mientras su llama no fluya solo le espera la muerte – el hombre de atractivo semblante, pero de mirada demoniaca se le quedó viendo a la chica, mientras la tuviera en su poder la familia de los arcobaleno no le podría un dedo encima, pero mientras ellos poseyeran al último descendiente de la llama de la última voluntad, él no podía completar sus planes, así que por el momento ambos bandos estaban en tregua – esperaremos un poco más, estoy seguro que en cualquier momento ese niño nos llevará a su ubicación, mientras tanto asegúrense de que ella no muera, es nuestra única carta para poder defendernos de esa familia de malditos.

 

 

 

Había pasado un mes completo, Hibari no había aparecido y solamente se habían comunicado por mensaje de texto, bueno él le mandaba mensajes a Hibari de sus visiones y él solamente contestaba un seco “estoy en camino” de ahí en fuera no lo había visto en la escuela y tampoco había sentido su presencia cerca de él como anteriormente lo estaba, lo cual lo hacía sentir un vacío inexplicable, al saberse importante para alguien tan peligroso como el presidente lo había ayudado a superar sus primeros días en la escuela, pero ahora se sentía desprotegido.

Su amistad con Yamamoto y Gokudera había crecido y se habían hecho bastante unidos, aunque Gokudera no parecía ser una persona compartida y siempre buscaba acaparar su atención, Ryohei el hermano de Kyoko también se le había unido y había aprendido a no entrar en pánico con solo ver a la castaña, pero aun no le hablaba al 100%, ya que aún temía vomitarle encima, pero al parecer ella era feliz con la pequeña interacción.

Nagi por su parte se había vuelto parte importante de su círculo, ya que lo seguía más a él que a su hermano cosa que había molestado mucho a Mukuro, pero como no podía negarle nada a su hermana los había dejado en “paz”, lo que de cierta manera era bueno, ya que nadie quería hacer enojar al peli azul, así que no se metían con ellos para no hacer enojar a la hermana menor, ventaja de su amistad Tsuna era intocable y Nagi podía convivir con Nana muchas veces a la semana, cosa que ponía feliz a la chica.

Sus calificaciones ya no eran tan caóticas como antes, Reborn lo había masacrado al momento de estudiar y su lema era “con sangre nada se olvida” así que cada que podía lo golpeaba hasta dejarlo medio muerto en el piso, el entrenamiento también había sido un infierno, lo levantaba desde las 5 de la mañana para empezar a correr, siendo perseguido por perros, pandilleros, patrullas, etc. Al final había mejorado su condición física, pero no se había vuelto más fuerte o bueno al menos él no se veía diferente, además por las noches no descansaba al 100%, ya que Giotto y Gealladh se encargaban de enseñarle a usar la llama de la última voluntad, decían que debía aprender a usarla bien para poder repeler la maldad, pero él nunca había hecho nada especial, Hibari siempre se encargaba de eso, por lo tanto, no sabía si lo estaba haciendo bien.

Toda su vida se había vuelto un caos, pero ese caos le había llevado a cosas buenas, tener amigos, una vida normal y gracias a eso su mamá ya no se veía tan triste como antes, al contrario, parecía que brillaba de alegría, así que a pesar de lo difícil que era todo decidió aguantar por el bien de ella, además Reborn le había prometido que vería a su padre después de vencer a Byakuran y él quería verlo, ya no tenía muchos recuerdos de él y quería tener a alguien que no intentara matarlo.

 

-         Decimo, se ve bastante cansado – Gokudera iba procurando que no se callera, ya que parecía que en cualquier momento se quedaría dormido, mientras tanto Yamamoto iba también vigilando por delante porque el pobre parecía no poder con su alma.

-         Tsuna – la voz de su amiga Nagi hizo que el castaño despertara de su ensoñación volteo para sonreírle, pero al verla a los ojos pudo ver que de nuevo su madre la había molestado, así que le sonrió con cierta tristeza, la chica se sonrojo, ya que solo Tsuna podía saber cuándo pasaba un mal día y le daba pena que supiera del maltrato que sufría.

-         Cuando tengas problemas deberías llamarme – le dio el número de su casa – yo te ayudaría con gusto – Mukuro que estaba cerca escucho eso y de nuevo quería matar al chico castaño, le hablaba con mucha confianza a su hermana y lo desmeritaba para poderla proteger.

-         Cuida tus palabras Tsunayoshi – el castaño ya no tenía miedo del hermano mayor de su amiga, pero sabía que no siempre estaría ella para protegerlo de que ese hombre lo volviera a tratar de matar.

 

Al final llegó a la escuela e iba solo de camino al salón, ya que Yamamoto y Gokudera estaban en su respectivo club, Nagi estaba en un edificio diferente al suyo y bueno tampoco es que quisiera que Mukuro lo acompañara a su salón, sonaba más peligroso que cualquier otra cosa en el mundo. No duró mucho su tranquilidad ya que sintió la presencia del presidente, cosa que no había pasado en un mes, se quedó quieto esperando, pero, así como llegó se fue decepcionado siguió caminando.

 

-         Ahora no pudiste encontrarme – saltó del susto y volteó, pero no logro dar el giro completo, ya que succionado por una puerta para entrar a lo que parecía una oficina, ahí se encontraba solo él y el presidente.

-         Hibari – san – susurro su nombre al verlo tan cerca tenía su cara a solo un par de centímetros delante de él y era verdad lo que había dicho no lo había detectado, cosa extraña tomando en cuenta que podía decir cuántas hojas se movían diariamente en Namimori gracias a su habilidad.

-         Al fin logré ganarte herbívoro – el pelinegro se separó de menor, ya que al estar tan cerca había sentido que perdía el control de sus acciones, debía de mantenerlo lejos sino quería acabar en alguna situación indecorosa – ahora quiero que hagas lo mismo que la última vez y me des una orden – se sentó en el sofá y Tsuna se quedó de piedra, ¿a que se refería con eso?

-         Yo no… - iba a empezar a excusarse, pero la mirada del pelinegro lo freno.

-         La última vez mostraste tus colmillos y te atreviste a darme ordenes, quiero que lo vuelvas a hacer – Tsuna recordaba poco de ese día, simplemente que le había dicho al presidente que se detuviera y fue cuando todos cayeron al suelo, pero él no recordaba haber hecho algo especial.

-         Bueno yo… - no sabía que decir, pero antes de que el presidente lo golpeara fue salvado por su tutor.

-         ¿Qué haces aquí Tsuna, pretendes faltar a mi clase? – lo amenazó con su arma y Tsuna casi se infarta, cualquiera diría que era falsa o solo la usaba para asustar, pero ya les había disparado a dos de sus compañeros y él no había sido la excepción, tenía varias marcas de bala en el cuerpo que aún le dolían.

-         Claro que no – así salió corriendo dejando a ambos seres peligrosos en la oficina.

-         Tenemos que hablar – Reborn se sentó frente a Hibari mostrando su aura asesina y sed de sangre, sabía que el presidente no lo escucharía sino mostraba ser un carnívoro – He notado que estás bastante apegado a mi alumno – el menor frunció el cejo, no quería que nadie se enterara que tenía una debilidad por ese herbívoro – y se la razón por la cual tienes la imperiosa necesidad de poséelo, de encerrarlo en un lugar donde nadie más aparte de ti lo vea – Hibari parecía tranquilo por fuera, pero en su estómago crecía una bola de sentimientos que no sabía que significaban y a cada palabra apretaba más los dientes – naciste para ser uno de los guardianes de la llama de la última voluntad, Tsuna posee esa llama y serás su guardián de la nube, aquel que se encarga de proteger a la familia desde la lejanía – Hibari se levantó para poder golpear a ese sujeto, como se atrevía a confundirlo a él con un herbívoro más.

-         Voy a matarte – el golpe ni siquiera logró darle a Reborn, ya que se movió bastante rápido causando sorpresa en el menor.

-         Entre más trates de alejarte de él, más vas a sufrir en las noches, las pesadillas aumentarán y dentro de poco tu propia llama va a consumirte – así como apareció el tutor se fue de la oficina, para Hibari sus palabras razonaban como gritos en su cabeza, ¿cómo sabía de las pesadillas, ¿cómo sabía que lo había estado evitando, cómo rayos ese maldito hombre sabía tanto sobre él y los sentimientos que apenas descubría en su interior?

 

 

Por su parte Mukuro estaba casi en la misma situación que el presidente, buscaba alejarse del castaño lo más que podía, ya que no quería volver a sentir la necesidad de robarle el aire, quería matarlo y conservarlo para él solo, pero cada vez que se imaginaba que le robaba el último aliento de vida su interior se volvía un caos y sus ilusiones perdían fuerza, pero todo volvía a la normalidad cuando lo veía caminando, su cerebro pronto explotaría si no encontraba una respuesta a todos esos sentimientos que lo perseguían.

 

-         Te vez bastante mal Rokudo Mukuro – Reborn llegó al escondite del chico de cabello azul, estaba solo en el suelo parecía como si tuviera temperatura y estuviera a punto de un colapso nervioso – te voy a ayudar un poco – le aventó un sobre y cuando el chico lo abrió vio la foto de Tsuna, la lanzó lo más lejos posible molestó consigo mismo por haberse calmado solo por haberla visto, ¿qué rayos pasaba con él?

-         ¿Qué pretendes? – se levantó del piso mientras iba mejorando su semblante, odiaba que su humor dependiera de un niño que quería matar.

-         Vengo a explicarte por qué quieres despedazar a Tsunayoshi y conservar su corazón como fuente de vida, pero al mismo tiempo sientes que si lo matas morirías también porque ya no tendría sentido tu vida – Mukuro le apuntó al maestro con su tridente, a diferencia de Hibari era más explosivo y demostraba más emociones – naciste para ser el guardián de la niebla, aquel que esconde a la familia y la protege de sus enemigos y proteger la llama de la última voluntad, Tsuna tiene esa llama y toda tu existencia clama por protegerla – Mukuro se quedó pensando y después empezó a reírse como un psicópata, él solo protegía a su hermana y a los pocos que pertenecían a su pandilla, pero no daría la vida por un perdedor como Tsunayoshi.

-         ¿Acaso pretendes jugarme una broma? – dijo mientras bajaba su tridente y se sentaba en el sofá.

-         ¿Me ves cara de que hago bromas? – Mukuro sabía que ese hombre era peligroso, pero no se dejaba amedrentar por el mismo.

-         No pretendo cuidar de un niño, así que puedes retirarte si es todo lo que venías a decirme – Reborn sonrió al ver lo necios que eran esos dos guardianes, pero iba a ser divertido que su alumno doblegara su orgullo.

 

Cuando el adulto por fin se fue Mukuro levantó rápido la fotografía del chico de cabello castaño y la guardó en su saco escondiéndola debajo de sus ilusiones para que nadie supiera que estaba ahí, se recostó pensando en lo patético que era que simplemente con una foto pudiera mantener la poca cordura que esos últimos meses estaba perdiendo.

 

 

 

 

Al terminar las clases iba a seguir a su maestro como siempre, pero algo en su interior le dijo que no avanzara al estacionamiento, se quedó quieto pensando en ir o no para encontrarse con Reborn, pero su interior le decía que debía de correr lejos, pero su llama interior le decía que podía vencer al enemigo. En su cabeza estaban siempre las palabras de Giotto que le decía “tu poder es para proteger, no para pelear”, pero aun así le enseñaba a pelear con su llama y Reborn le enseñaba a defenderse del enemigo.

En lo que cavilaba si iba o no, sus alarmas gritaron corre y al voltear vio a unos sujetos mal encarados, se parecían a los matones que tenía el tal Byakuran a su servicio, entonces se espantó, no estaba listo para pelear contra él, además Giotto le dijo que iba a ayudarlo a que no lo encontrara, así que su pánico no le permitió moverse y los hombres literalmente lo secuestraron sin que opusiera resistencia.

Cuando llegaron al estacionamiento Tsuna al fin reaccionó al ver la camioneta, recordó la cara de la chica de cabello verde, como su rostro y su cuerpo parecían a punto de morir por estar encadenada al chico de cabello blanco, así que levantó sus piernas y las abrió para evitar entrar en ella, pero nunca pidió ayuda a gritos solamente empezó a forcejear con esos dos hombres, entonces uno de ellos le soltó tremendo golpe en el estómago que ya no pudo poner más fuerza en sus piernas, pero aún seguía consiente.

Lo metieron de manera brusca en la parte de atrás y cuando ambos matones estaban a punto de entrar al auto fueron detenidos abruptamente por Hibari y Mukuro, que habían visto todo.

Hibari estaba bajando las escaleras cuando vio al herbívoro parado pensando, tenía ganas de molestarlo, pero no quería que Reborn tuviera razón sobre su debilidad hacia él, así que solo lo vio a lo lejos, de repente vio el cambio en su semblante de uno pensativo a uno de susto total y entonces vio como dos desconocidos se lo llevaban, pero el chico no parecía hacerles frente, así que ya no sabía si los conocía o no, pero algo en su interior lo obligaba a seguirlo, sentía una furia desconocida al ver que lo estaban tocando, pero tampoco quería intervenir, no quería dar a conocer su sentimientos.

Cuando vio que iban a meterlo en la camioneta y que el chico peleaba, pero no pedía ayuda algo en su interior tenía el anhelo de que pronunciara su nombre, que rogara ser salvado por él, pero aun con el puñetazo en el estómago no dijo nada, al ver que ya se iban con su herbívoro decidió actuar y entonces le dio tremendo golpe en la columna con sus tonfas al copiloto y al voltear para atacar al conductor Mukuro ya le había encajado el tridente en el cuello.

Mukuro por su parte solo había visto como los dos sujetos salían con el castaño, al principio pensó que eran sus conocidos, no parecía pedir ayuda, pero al ver que intentaba evitar entrar al carro supo que no los conocía, vio que le chico no pedía ayuda, así que se dio la vuelta fingiendo que no le importaba, pero a cada paso que daba su corazón se oprimía más y la respiración le faltaba, al dar el quinto pasó su corazón se detuvo casi por completo y al voltear al ver al chico vio el tremendo puñetazo que le habían metido para poderlo someter, entonces su enojo creció a niveles insospechados, nunca había querido matar tanto a alguien como en ese momento.

Así que sin medir nada apareció su tridente corrió y atravesó al que sería el conductor por la garganta, al voltear para también rematar al otro sujeto vio a su archienemigo rompiéndole la columna de un solo golpe, era obvio que ambos sujetos habían muerto del mero impacto.

 

Ambos se quedaron viendo tratando de explicar sus sentimientos, pero entonces Tsuna salió del carro aun con el dolor de estómago y tambaleándose Mukuro lo tenía enfrente, así que lo iba a sostener para evitar que se lastimara, pero fue empujado con una fuerza desconocida hasta el momento, su corazón se estrujo al pensar que el chico no lo quería cerca, pero entonces lo vio a los ojos y se dio cuenta de que el tono de sus ojos había cambiado, ya no eran café claro eran de color naranja, un aura a su alrededor parecía crecer como si tuviera alas, saltó sobre el carro con una agilidad desconocida y entonces con sus manos detuvo lo que parecía una bola de demolición que iba a aplastarlo a él si no lo hubiera empujado.

Vio que el chico la logró desviar del presidente y bajo del carro respirando con dificultad, se acercó al ave y al tocarlo en la frente una llama de tono morado nació de su corazón y el de cabello negro calló desmayado de inmediato y ahora se acercó de manera rápida a él y al ver el tono naranja en su frente sintió la necesidad de no alejarse y cuando le tocó la frente, volteó a ver su corazón y nació una llama de color índigo, era bastante cálida y lo hacía sentir completo.

 

-         Ahora sirves a un bien mayor – y con esas palabras emitidas por el castaño quedó inconsciente.

 

Continuara…

Notas finales:

Dicen que nadie muere por dejar un RW.


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