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EL DESPERTAR DE LA LLAMA por Artemisa El Britannia

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Notas del capitulo:

Perdón por la demora, ya estoy a un cuatrimestre de terminar mi carrera y estoy más atareada que nunca, así que no he podido hacer mis fanfics, pero tranquilas si lo término, voy lento, pero seguro.

 

En este capítulo me tarde más, ya que re leí toda la historia y sentía que había perdido el hilo de la situación en algunas partes, así que tenía que volver a leer para darle sentido de nuevo.

 

Como ya es costumbre en mi, espero que disfruten en leerlo como yo al escrubirlo.

Capítulo 12

 

Había despertado nuevamente en su habitación sin saber que había pasado, solamente tenía el dolor de cuerpo usual de cuando perdía la conciencia, pero al menos ahora los calambres ya no eran tan dolorosos.

Al levantarse vio a Reborn sentado en su escritorio bebiendo café de manera despreocupada y al parecer calificando exámenes, le recorrió un escalofrío al verlo sonreír mientras tachaba algunas respuestas y de verdad deseaba que no fuera su examen, porque si no sufriría la ira del tutor por no ser un buen alumno.

 

-         Al fin despiertas dame – Tsuna – volteó a verlo y se podía sentir como lo analizaba con la mirada, como buscando algo en su despertar.

-         ¿Qué fue lo que paso? – el pelinegro le explicó que había contratado a unos matones para que lo secuestraran, obviamente eran profesionales para que pudiera despertar mejor su llama y al parecer había rendido frutos, no solo había despertado su llama, sino que además había logrado que al fin sus guardianes de la niebla y la nube despertaran y aceptaran su papel para protegerlo.

-         Y, en resumen, ahora eres el líder de Mukuro y Hibari, ahora que han despertado su llama le será imposible llevarte la contraria básicamente podrías pedirles que mueran por ti y lo harán – Tsuna se espantó por las palabras de su tutor y Reborn quería reírse, sabía que él no les ordenaría eso, pero era divertido jugar con su mente.

-         Yo no puedo ser su líder, ellos y yo no… - quedó en transe pensando que seguramente si les ordenaba algo acabaría siendo molido a golpes, así que decidió no pensar en eso, él era feliz con tenerlos lejos y evitar que lo mataran, así que no necesitaba más atención en su persona.

-         Prepárate para ir a la escuela, dormiste por 3 días, así que tus guardianes están en las últimas, no aguantaran tanto tiempo sin poder verte – Tsuna no entendió esas palabras, así que decidió ignorarlas y empezar a cambiarse, pero el ruido de la ventana abriéndose detrás de él hizo que se espantara y se tapara, ya que estaba únicamente con su bóxer puesto.

-         Al fin te dignas a despertar maldito herbívoro – a Tsuna le recorrió un escalofrío, el presidente se oía, se veía y podía sentir que estaba molesto, pero no era como las veces anteriores donde su energía podía doblegar toda su voluntad, podía sentir que estaba cansado, casi parecía como si lo hubiera atropellado un camión, así que preocupado se acercó para ayudarlo a llegar a su cama y pudiera descansar un poco, lo revisó rápidamente, pero no pudo encontrar indicios de que algo malo le hubiera pasado, pero al menos recostado ya parecía más repuesto, se levantó para terminar de vestirse, ya que aún seguía en ropa interior, pero no pudo levantarse, ya que el presidente lo tomó del brazo y lo pegó a su pecho, cosa que le impacto tanto que no supo cómo reaccionar, estaba tan anonadado por el gesto que casi podía morir de la vergüenza – si te mueves, te morderé hasta la muerte.

 

Con tremenda amenaza no tuvo opción y se quedaron quietos por 10 minutos, el sonido del corazón del presidente era increíble, sonaba como un tambor muy grande, casi sentía que su propio corazón quería imitarlo y a pesar de que la posición no era tan cómoda para él, se sentía a gusto. Después de los 10 minutos el presidente lo quitó de encima y se sentó en la cama a su lado causando que se sonrojara, ya que aún seguía en paños menores y no tenía con que cubrirse, además la mirada que le dedicaba el chico de cabello negro era tan penetrante que lo obligaba a quererse esconder en el hoyo más grande del mundo.

 

-         Apresúrate o llegaras tarde – no dijo nada más y así como llegó se fue.

-         Tardaste demasiado en bajar Tsu – kun – su mamá se veía bastante preocupada, ya que su hijo había dormido por 3 días consecutivos y a pesar de que Reborn le había dicho que estaba bien, ella sintió por un momento que jamás despertaría, que sus peores miedos se habían hecho realidad y su hijo acabaría con su vida, afortunadamente había despertado y se veía mucho mejor que antes.

-         Perdón, es que… - se sonrojó, no podía decirle la verdad a su madre, así que solo levantó los hombros, restándole importancia al tema.

 

Cuando terminó de desayunar se sintió extraño de no escuchar a sus amigos, Yamamoto no estaba tocando la puerta o gritando desde afuera que se haría tarde, Gokudera no lo había ido a buscar para decirle lo increíble, perfecto y hermoso que era por las mañanas, Ryohei no le había gritado desde temprano por la ventana para decirle que era un día extremo y estaba listo en cualquier momento para pelear, así que se sintió vacío pensando que sus amigos lo habían olvidado.

Tomó sus cosas y al salir vio a los tres parados frente a su puerta con una expresión similar a la del presidente, así que se acercó corriendo y cuando ellos lo tuvieron en la mira literalmente lo tumbaron por el abrazó que se lanzaron a darle, no entendía que pasaba, pero se le hacía preocupante que todos estuvieran en esa situación, nuevamente se quedó quieto esperando a que se le quitaran de encima, aunque el respirar ya se le había empezado a dificultar.

Después de lo que pareció una eternidad al fin lo dejaron respirar y su semblante cambio por completo se veían más animados, Ryohei había vuelto a gritar como siempre y había salido corriendo para poder entrenar, Gokudera volvía alabar todos sus “geniales atributos” y Yamamoto había vuelto a sonreír como si nada, durante el camino se toparon a la pandilla de Mukuro donde Nagi sonrió al verlo despierto y corrió a abrazarlo, vio a su hermano y se tenía la misma cara de los demás, pero no era tan crítico, al verse a los ojos casi podía jurar que Mukuro se había auto detenido para no salir corriendo a abrazarlo, él quería ayudarlo, pero sabía que si hacía una escena melosa lo mataría lentamente asegurándose de que sufriera todo lo posible.

Así que continuó su camino, pero sentía que Mukuro se iba desvaneciendo poco a poco, así que sin importarle que lo matara decidió regalarle un abrazo, cosa que impacto a todos, pero la sorpresa más grande fue cuando el abrazo fue correspondido por el pandillero, de milagro no apareció nadie que pudiera perjudicar la reputación del peliazul y ninguno de los presentes tendría el valor de hacer un escándalo por temor a ser masacrado por el tridente de aquel aterrador hombre.

Al final el peliazul desapareció al momento de terminar el abrazó con sus dos secuaces en una neblina dejando solos a los menores, ninguno hizo otro comentario, porque ellos mismos se sentía igual que Mukuro, como si se les hubiera atrofiado algo y solo abrazando al menor habían podido recuperarse de ese golpe de cansancio que los había invadido.

 

 

Durante las clases Tsuna se puso a pensar que había pasado con todos sus amigos, solamente se había ausentado 3 días y parecía que hubieran hecho tareas titánicas. Por su cabeza pasaba una y otra vez a que se dedicaba cada uno y a excepción de Mukuro y de Hibari podía decirse que los demás tenían vidas tranquilas, además el comentario de Reborn diciendo que sus guardianes no aguantarían más tiempo sin verlo se le hacía extraño.

Esa tarde sus amigos prácticamente se le habían querido pegar al entrenamiento que hacía con Reborn después de clases, aún le faltaba mucho para poder enfrentar a Byakuran y así salvar a su padre, pero ellos parecían drogadictos en abstinencia, no querían dejarlo ir, al punto de que incluso su tutor los había amenazado con su pistola y ellos no habían cedido. Al final habían ido todos juntos bajo la condición de que debían de entrenar junto a Tsuna si querían quedarse, si no los correría de una patada.

Al llegar al estadio todos estaban impresionados del lugar, así que vieron como el castaño se cambiaba de ropa sin pudor alguno frente a ellos, causando que quedaran embobados con la imagen, Reborn por su parte sintió una punzada en su corazón, un sentimiento desconocido hasta el momento lo estaba invadiendo, por lo cual, se colocó frente a su alumno para tapar su descarada actitud y les apunto a todos demostrando sus instintos homicidas.

 

-         Acaso pretender quedarse ahí parados tirando baba como estúpidos, los voy a hacer sudar sangre – todos tuvieron miedo de la nueva faceta que mostraba el tutor, si bien era sádico en clases, había algo diferente en esta ocasión, era como si de verdad los odiara.

-         Reborn, no seas tan malo con ellos – Tsuna se había terminado de cambiar y el pelinegro había empezaba a relajar su actitud, pero aun así veía con cierto desdén a los intrusos.

-         Empecemos.

 

Durante el entrenamiento Tsuna lo había pasado mal, pero no tanto como sus amigos, de verdad parecía que su tutor quería hacerlos sudar sangre, incluso Yamamoto que era el que tenía mejor condición física y sobresalía en cualquier deporte tenía problemas para poder seguir el ritmo de las pruebas y se vía hasta cierto punto frustrado y enojado.

Para cuando él terminó se dio cuenta de que sus amigos no le habían podido seguir el ritmo, cuando se supone que él era el torpe, bueno para nada, perdedor, etc. Así que de cierta manera sonrió satisfecho de haber mejorado tanto en tan poco tiempo, si bien había llorado amargamente los entrenamientos de su tutor al fin rendían frutos, podía hacer actividad física sin matarse y si bien sus calificaciones no eran de excelencia había subido su promedio a un número decente, con el cual su mamá había llorado por horas de felicidad, incluso había enmarcado la boleta de calificaciones como un recuerdo, cosa bastante vergonzosa para su persona.

Al terminar el entrenamiento Reborn lo mandó a cambiarse a un lugar más privado y no pudo hacer otro comentario ya que su pistola era un argumento contra el cual no podía debatir, sus amigos por su parte estaban tirados en el piso sudando y con la cara de pocos amigos, de regresó a casa su tutor les dijo que caminaran ellos como pudieran ya que le ensuciaban el carro, así que los dejó botados y literalmente lo arrastró para llevarlo a casa.

 

-         Reborn, fuiste muy grosero con ellos, ¿qué rayos te sucede? – Tsuna iba a empezar a regañarlo, pero el pelinegro no era una persona que perdiera una discusión, aun cuando su alumno tenía la razón.

-         Si ellos van a cuidar de ti, deben ser más fuertes que tú, solo les demostré que deben de trabajar más – Tsuna se quedó callado, pero aun con ese argumento no se sentía a gusto.

-         No quiero que me defiendan Reborn, solo quiero ser su amigo – durante el trayecto tuvo la mirada triste y el pelinegro de cierta manera se sintió culpable, tal vez y solo tal vez, había exagerado las cosas, pero recordaba la mirada de los chicos y se sentía que la molestia aumentaba.

 

Al llegar a casa no quiso cenar preocupando a Nana, pero Reborn solo le había dicho que era un berrinche por no haberle comprado helado, cosa que Nana sonrió y pensó que después le compraría un litro completo para que no se enojara con su tutor.

Tsuna se escondió debajo de su cama, era el único lugar donde se sentía a salvo, así que esperó a que ese sentimiento de miedo desapareciera, siempre había vivido solo, su mamá era la única persona que lo acompañaba y por el simple hecho de ser su mamá sentía que siempre estaría con él, pero ahora tenía una vida diferente, tenía amigos, una chica le había demostrado tener sentimientos por él, existía Nagi que era una chica especial, la tenía en una estima diferente a cualquier otra persona, Reborn había llegado como un milagro a su vida, por lo cual se sentía a salvo a su lado y ahora que tenía tanto en la vida, solo quería disfrutarlo como un adolecente normal.

 

Reborn le hablaba de peleas, de ser jefe de una mafia literalmente y de deshacerse de Byakuran, lo decía tan calmado y con tanta seguridad que se sentía abrumado por tener tremenda responsabilidad, además él no quería pelear contra nadie de ser posible quería llegar a una tregua, pero recordaba que por culpa del poder que había heredado su llama no podía alcanzarlo, por lo cual le pedían prácticamente que lo matara.

Se quedó dormido debajo de su cama y entonces vio a Giotto sentado en el jardín de Vongola, la mansión que protegía a los usuarios de la llama de la última voluntad, el hombre le sonrió, pero al ver que él no le contestaba la sonrisa se preocupó. Se había dado cuenta de que Tsuna tenía una llama casi tan pura como la de Gealladh, por eso le preocupaba que se opacara con los problemas que actualmente tenía.

 

-         ¿Pasa algo? – el menor le contó lo que le molestaba, además de las preocupaciones que habían nacido desde que tenía amigos. Al terminar de escucharlo hablar Giotto sonrió con ternura, ya que Tsuna era tan inocente y le dolía que tuviera que perder esa inocencia al tener que enfrentar a Byakuran, pero no había otra forma de parar sus planes – Tsuna, sé que siempre te digo que tu poder es para defender a las personas, pero hay veces que por un bien mayor se debe de pelear, ya sea para que conserves a tus nuevos amigos, para que veas a tu papá y para poder ayudar a todas aquellas personas que están sufriendo, yo también conozco ese miedo a perderlo todo, pero recuerda que tú tienes el poder para defender lo que amas, tú no eres una moneda al azar, eres un milagro que muchos esperaban poder ver.

 

Tsuna quedó impactado por las palabras de Giotto y a pesar de la inseguridad que tenía de poder defender lo mucho que había ganado, sintió una paz interior enorme, como si la llama que vivía en su corazón confirmara las palabras de su antepasado, su llama se encendió de tal manera que a sus pies se abrió el suelo y se veía a él y a Giotto volando sobre la ciudad de Namimori, como si fuera a través de un espejo y así pudiera ver todo lo que le rodeaba, no podía entender lo que pasaba, pero ambos estaban sorprendidos por tremenda visión, el mismo espejo empezó a moverse de manera aleatoria mostrando algunos eventos que podían afectar la seguridad de los ciudadanos, pudo ver las llamas de sus guardianes reaccionando a la suya, ya que sus amigos a pesar de que estaban dormidos la llama en su corazón se encendía y parecía marcarlos.

Cuando terminaron de ser marcados las llamas de diferentes colores se apagaron y entonces el espejo se movió a una ciudad lejana de Namimori, enfocando un hotel en particular, el hotel se veía lujo y estaba siendo custodiado por muchos hombres armados, los mismos que había visto en el aeropuerto, entonces a través de una ventana logró ver a la chica que estaba cautiva en el avión, se veía casi sin vida, el cabello verde se había opacado, su piel blanca ahora parecía hecha de ceniza y los ojos que en algún momento fueron de tono ámbar ahora parecían casi blancos.

Al parecer la chica notó su presencia, ya que, de estar tirada en una esquina casi moribunda, sus ojos tomaron el tono ámbar y volteo a verlo espantada, entonces la voz que lo detenía lo volvió a invadir “No te acerques, él está aquí si te ve podrá encontrarte”, Tsuna sentía miedo de Byakuran y de lo que podía hacerle a él y a sus amigos, pero al ver como estaba la chica y pensar que su papá podía estar igual, un sentimiento de enojo lo embargó Byakuran era demasiado malo y estaba torturando personas por su ambición de ser aún más poderoso, además, de que estaba dispuesto a matar a todo aquel que se cruzara en su camino.

Entonces una voz le llegó a la chica era el corazón de Tsuna hablándole directamente “Voy a salvarlos a todos”. Al terminar esa frase Byakuran apareció en la habitación, a diferencia de la chica él no podía ver a Tsuna, pero podía sentirlo, así que mostrando una mirada y sonrisa sádica mostró un anillo bastante peculiar y de él se levantaba una llama de color naranja, pero no era cálida, al contrario, era una llama fría como si quisiera congelar el alma de todos los presentes. Sabía que era una clara amenaza, prácticamente le decía que iba a matarlo, pero ahora más que nunca se sentía decidido, así que también habló al corazón del peliblanco “Pronto derrumbare tu reino de terror”.

 

 

Al finalizar esas palabras Tsuna se despertó de golpe y justo enfrente de él estaba su tutor que lo había sacado de debajo de la cama, pero no había terminado la tarea, ya que su llama se había encargado de evitar que lo tocara haciendo una barrera a su alrededor. Dentro de la habitación estaban todos sus guardianes y un nuevo desconocido para él.

 

-         Reborn – su voz se escuchaba entrecortada y sus lágrimas empezaban a salir, rompiendo el corazón de todos los presentes – la está matando – todos se quedaron impactados sin entender a qué se refería – la chica que es igual a mí, está a punto de morir – el hombre de cabello negro entonces entendió a quien se refería.

-         ¿Dónde están? – preguntó con un tono tan serio.

-         En el hotel Villas Hilton en a un par de ciudades de aquí – seguía llorando al recordar toda su visión, Reborn sabía que Byakuran estaba cerca, pero no pensó que tanto, así que debía apresurarse si quería recuperar a su jefa, ya que por lo visto no le quedaba mucho tiempo de vida.

-         Creo que es hora de ponernos en marcha Tsuna.

 

Continuara…

Notas finales:

Dicen que nadie muere por dejar un RW.


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