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Sweetie por 1827kratSN

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—Mami, mami~. Ma maman Fance est jolie~. Mami es la más bonita~

 

Canturreaba el pequeño que saltaba sobre los adoquines evitando pisar las rayitas. El mini Canadá se sostenía el gorrito con una de sus manos y la otra estaba sujeta a la de su hermano mayor, porque así era más seguro para él. Su amado Ame se lo dijo, y él era un niño bueno, así que no soltaba la mano de su hermano.

 

—Sí, sí —USA hablaba por su celular con tranquilidad—, iremos de visita. No es lago formal.

—La mami Fance~

—¡No! —se tensó y sintió como su hermano saltó del susto—. Oh, perdón, sweetie, no quise asustarte —se arrodilló frente al pequeño que sujetaba fuertemente su gorrito—. ¿Me perdonas?

—¿Estás bien, Ame? —susurró mirándolo preocupado—, ¿po qué guitaste?

USA, ¿estás junto a un niño? —hablaron del otro lado.

—Sí, papá —suspiró—, ahora no lo puedo explicar —acomodó el gorrito de Canadá antes de cargarlo en su brazo libre—. Pero ya te dije que no es algo formal, nada de una fiesta con señores de sombrero de copa —hizo una mueca.

No sueles venir a ver a tu madre sin un motivo muy especial. ¿A qué se debe este cambio ahora?

Pues… —miró a Canadá quien se distrajo con las palomas que sobrevolaban la plaza— no sé… los extraño… supongo.

¿Nos ocultas algo?

No —se hizo el ofendido—. Bueno, te veo mañana, adiós.

 

Suspiró profundo y lanzó un bufido cansado, porque ni siquiera podía planear una visita a Francia sin tener que enfrentar problemas y preguntas, entonces, ¿cómo le iba a hacer cuando le informara del incidente a ONU? ¡Lo iban a regañar! Y por favor, ONU podía hablar sin parar por dos horas sin detenerse más que para beber un poco de agua.

 

—Ame —Canadá miró a su hermano antes de señalar con su dedito—, ¿me compas helado?

—¿Quieres seguir comiendo? —el menor asintió con una sonrisa—. Bueno —se encogió de hombros— será helado entonces.

 

Ahora eran dos countries disfrutando de un colorido cono con dos bolitas de diferente color, tomados de la mano, en medio de una plaza, el uno usando un gorrito de mapache y el otro con sus infaltables gafas negras. Uy, sí. Muy normal la cosa. Tan normal que nadie les puso atención.

 

—¿Tienes un carajito?

—Ugh, huele a tercermundismo —miró a Venezuela.

—Ugh —repitió Canadá haciendo la misma mueca que su hermano mayor, doblando sus labios de forma rara.

—Pobre chamo, caer en tus gordas garras.

—¿Estás insinuando algo? —soltó la mano de Canadá para golpear el pecho ajeno con su dedo.

—¿Quiere pelea, hijo’e la madre? —respondió de la misma forma, amenazante.

 

El pequeño miraba con atención lo que pasaba, sin querer detener las lamidas a su helado de fresa, pero también pensando en que pelear no estaba bien. No sabía qué hacer. Pero su cabecita tramaba algo con rapidez, algo un poco desesperado, pero que creía eficaz.

Gritó.

Con todas sus fuerzas, cerrando sus ojos y tratando de usar todo el aire que sus pulmones tenían. Gritó hasta que sintió un leve mareo y tuvo que respirar. Hasta trastabilló, pero no cayó al suelo, porque las manos de aquel chico de tres colores lo sostuvieron a tiempo.

 

—¡Coño’e la madre! —dijo agitado, aun asustado— Y a ti ¿qué te pasa?

—Sweetie! ¿Estás bien? —USA estaba arrodillado a un lado de Venezuela, intentando ver qué pasaba con Canadá.

—Oye —miró un momento al niño que sostenía—, ¿por qué el carajito se parece a tu hermano?

—Ame —susurró Canadá respirando profundo—, ¡tidaste tu helado! —señaló al suelo.

—Ah, por dios, estás bien —USA respiró aliviado antes de acariciar las mejillas de su hermanito—. ¡No me asustes así, baby!

—Ame pelea con el chico de estellitas —se quejó mientras USA terminaba de revisarlo por completo—, eso no se hace.

—Este tiene más decencia que tú —se burló Venezuela antes de levantarse—. Pero eso no responde a la pregunta. ¿Por qué coño se parece a tu hermano?

—No te interesa.

—Acaso te… ¡Te cogiste a tu hermano!

—No digas eso frente a él —apenas pudo cubrirle los oídos a Canadá—. ¡Qué te pasa!

—Pero… hasta tiene la hojita de… —sintió un poco de pánico—. ¿De dónde vino este niño?

—Vine de casa de Ame —respondió Canadá después de limpiarse la boca con su manga—. Hola —sonrió.

—Está bonito —sonrió el tricolor—. No puede ser tu hijo.

 

USA se ofendió en parte, así que solo volteó el rostro, tomó a Canadá en sus brazos y se alejó. No tenía por qué darle explicaciones a ese latino, ni a nadie más. Lo que tenía que hacer era irse al aeropuerto, conseguir dos pasajes, y mientras esperaba, comprarle ropa bonita a su pequeño angelito.

 

—Adieu, adieu~

 

Canadá elevó su mano para abrir y cerrar sus dedos en forma de despedida, sonriéndole al chico de amarillo, azul y rojo, con estrellitas en el rostro. Le pareció alguien muy bonito, porque usaba un gorrito raro y vestía de uniforme, así que se despidió sonriéndole y mandándole un besito al aire.

Venezuela rio y agitó su mano en despedida del niño.

USA refunfuñó reclamando que su hermano le pusiera atención a ese latino, y, además, suspiró al darse cuenta que el helado derretido de Canadá ensució su ropa también. Pero bueno, al menos ahora nadie los molestaría hasta que abordaran el avión.

 

 

 

Notas finales:

 

Lo bueno de la emergencia sanitaria es que me deja un poco de tiempo libre. Así que les dejo esto.

Krat los ama~

Sean como Canadá y digan NO a las peleas~

Besos~


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