‘Anti-Love se disculpa. Desde nuestras instalaciones somos conscientes de la necesidad de una revisión hacia los servicios que ofrecemos para que sean más eficaces.
El amor, esa cosa inexplicable que aparece en los momentos menos indicados, aún es una infección de la cual no tenemos vacunas ni métodos para evitar. No queda otra cosa por hacer que intentar dar el último salvavidas para que evite el mayor error de su vida.
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Paso diez: No pase el resto de su vida con él’
El hecho de que Clark fuera un kryptoniano fue bastante bueno. Eso significaba que sus heridas iban a curar mucho más rápido de lo esperado. Bruce se sentía feliz de eso. No era algo que debiera pensar mientras patrullaba y saltaba de techo en techo en lo alto de Gotham, pero, ¿Ya qué? Habían terminado siendo pareja de una u otra manera y estaba, por primera vez desde que era niño, satisfecho con sus sentimientos.
Paró en una de sus gárgolas favoritas, observó el cielo nocturno y sombrío de su ciudad. El sonidito del móvil lo hizo salir de sus cavilaciones y se detuvo un segundo para mirar el mensaje.
—Estúpida aplicación —Frunció el ceño al ver otra de las notificaciones de Anti-Love. No sabía por qué Richard había descargado aquello y en primer lugar por qué el niño estaba jugando con su teléfono. Tuvo la tentación de lanzarlo, pero eso no hubiera sido prudente, en su lugar, la desinstaló, total, ninguno de los consejos inútiles que habían allí sirvieron de nada.
Cuando regresó en la mañana, Alfred lo esperaba con la noticia que, después de dos días, finalmente Clark había despertado. Por un lado Bruce se había sentido tan bien, por otro, le hubiera gustado estar allí para ser el primero en verlo abrir los ojos. Sin embargo, eso no quitaba que pudiera emocionarse y correr (Aunque le dijo a Alfred que solo estaba caminando rápido) escaleras arriba para ver a Clark.
Así que allí estaba, su hombre, rodeado de los monstruos que tenía por hijos, en pijama, mientras lo torturaban haciendo millones de preguntas y casi saltando encima de él.
—Alfred ha dicho que hay helado —Dijo, los niños saltaron, dejando a Clark respirar finalmente. Probablemente desayunar helado no era algo que Alfred aprobaría, pero, siempre podía hacerlos ir con excusas como esa.
—¿En serio Alfred dijo eso? —Bruce negó sin ningún atisbo de arrepentimiento. Se acercó a la cama y se sentó a su lado pasando una mano por la mejilla de Clark. El otro sonrió, a pesar de haber estado dormido, algo en su cerebro le hacía sentir esa caricia muy cercana y conocida.
—Es bueno tenerte de vuelta —El kryptoniano se calentó escuchando el latir del corazón de Bruce, lo jaló más para sí, robándole un pequeño beso y luego, aprovechándose para recostarse en su pecho.
—Es bueno estar de vuelta —Suspiró. Bruce se sentía tan bien. Era una cosa cálida, tranquila.
—Entonces… Mientras estabas dormido… Traje todas tus cosas.
—¿Eh? — Clark lo miró sin entender.
—Y Alfred las acomodó, así que no puedes negarte —Frunció el ceño, pero no de una manera enojada, más bien confuso, ¿Bruce le estaba pidiendo, más bien, obligando a que viviera con él? —No se aceptan no por respuesta —Iba a decir algo, pero de repente Alfred entró por la puerta, siempre tan impasible.
—Amo Bruce ¡No se puede desayunar helado! Va en contra de todo lo sano.
Y que los dioses le dieran paciencia. No tardó en escuchar los hijos de su Bruce quejarse detrás de la puerta. Soltó una carcajada divertido, no podía ser difícil acostumbrarse a eso.
FIN