‘Anti-Love le recuerda guardar la calma. Las palpitaciones en su pecho no son nada graves, al menos en cuanto a salud se refiere. Son una respuesta natural al ver el objeto de su estado emocional precario.
Seguir a la familia y sus consejos sobre dar otro paso más, abandonando su fría personalidad es totalmente indebido. No debe, en ninguna circunstancia, seguir los consejos de sus hijos o mayordomo.
Aún puede eliminar el sentimiento, para ello, por favor, continúe siguiendo nuestros consejos.
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Paso siete: No conozca a sus padres.’
Después de aquel día cuando el picnic fue interrumpido, las preguntas curiosas de los niños no se habían detenido. Tampoco lo habían hecho las miradas inquisitivas de Alfred, todos parecían querer apuntarle a que eran conscientes de que le gustaba Clark, pero él no iba a admitirlo, por supuesto.
Haberlo invitado más veces a su casa, a pesar de nunca haber respondido explícitamente a su respuesta no era un sí rotundo, tampoco era un no. Era como seguir una amistad ignorando todo lo que había pasado. Una amistad donde los niños se estaban acostumbrando a la presencia del otro, al igual que Alfred y donde las sonrisas de Bruce (Aunque él pensara que nadie lo había notado) se habían hecho más frecuentes y evidentes. A los ojos de todos estaba más ‘blandito’.
—Oye, Bruce. Estuve pensando… —Vio Clark cavilar un momento. Parecía no muy seguro de decir lo que quería — Quizá…. Sería interesante o más bien ¿Bueno? ¿Bonito? — Bruce lo miró con curiosidad, entrecerró los ojos invitándolo a seguir con su perorata — Que tú y los niños ¡Y también Alfred! Vinieran a la granja, en Kansas, ya sabes… Eso.
Clark no lo había mirado a los ojos, Bruce se encogió de hombros, porque era una cosa muy normal ¿No? Los amigos visitan sus casas, toman café y esas cosas. Porque Clark y él eran amigos, de trabajo, por supuesto.
—¿Por qué no? — Su respuesta dibujó una sonrisa en el rostro de Clark y Bruce se sintió tan cálido que no sabía cómo reaccionar a ese sentimiento.
Así que, por dichos motivos, estaban en aquel auto, de camino a Kansas, a la granja de los padres de Clark. Era, en cierta parte, divertido, saber que las las preguntas de ¿Cuánto falta? ¿Ya vamos a llegar? ¿Ya queda menos? cada cinco minutos iban dirigidas a Clark, que no se cansaba de responder a lo mismo, mientras Bruce podía relajarse.
Por otra parte, la sensación de ser recibido tan amorosamente por una madre de campo era algo que simplemente no podía describir. Nadie, nunca, en su sano juicio se atrevería a darle un abrazo a Batman, pero Martha, ella era un tipo de persona que no tenía miedo a nada. Por eso Clark estaba entre consternado y avergonzado de que Bruce tuviera que recibir tantas atenciones de parte de sus padres. El Señor Kent tampoco era para nada desagradable, es más, lo trataba con una familiaridad que daba hasta miedo. Una cerveza, un par de chistes de los que se rió por cortesía y esa camaradería de donde ya sabía, la había sacado Clark. Era tranquilizador.
Los niños se acoplaban bien, pero, ellos eran así, sobre todo Dick, que siempre tenía esa facilidad de hacer amigos y caerle bien a todo el mundo. Hasta Alfred había hecho migas, lo cual era extraño. En medio de la cena, donde todos reían y tenía una conversación tan trivial se sintió enfermo. No porque algo le hubiera caído mal, más bien porque se sentía como una familia, una cosa a la que no estaba acostumbrado (A pesar de sus hijos y de Alfred), pero no así, no donde podías relajarte y por un momento descansar de todo. Se levantó y se fue al porche, disculpándose diciendo que necesitaba aire.
Entonces, como que si todo no fuera lo suficientemente confuso, unos brazos lo rodearon minutos después en un abrazo que no había pedido, pero que se sentía demasiado bien.
—¿Qué haces? — Preguntó, removiendose en los brazos del reportero y mirándolo directamente.
—No sé, creí que lo necesitabas —Clark lo miraba confundido — Es lo que hacen las parejas ¿No? Apoyarse cuando lo necesitan.
—¿Pareja?
—Sí, somos una ¿Verdad? Por eso estás aquí, conociendo a mis padres…
Oh, no. Él no había dicho que sí y Clark estaba dando por sentado muchas cosas que él no había admitido ¿Qué le hizo creer que eran algo? ¿Que lo invitara de nuevo a su casa? ¿Qué compartieran cosas más íntimas? ¿Que ahora pasaban casi todo el tiempo juntos? ¿O quizá el otro día que lo había besado por error? Quiźa fue la vez que pasó sus manos por su pelo, acariciando con un cariño indigno de él, gracias a un impulso salvaje de sus más bajos instintos. Estaba a punto de decir algo, para rectificar ese pequeño error en su entendimiento de los hechos.
Pero el móvil sonó. Diana los llamaba, porque aunque habían tenido un par de días libres, Luthor y Joker nunca iban a descansar, y ellos tampoco.
MIentras viaja a su destino de enfrentar el mal y salvar a la ciudad, desde nuestras instalaciones le recordamos que mantenga la distancia. Si bien conocer la familia de un amigo no es un mal de morir, que el kriptoniano piense que es su pareja (Aunque sus deseos sean así) no es una buena señal para controlar los desequilibrados sentimientos. Para quien aún esté a tiempo, si quiere evitar hacer más fuerte el sentimiento, no vaya, bajo ninguna circunstancia a conocer a los padres del kriptoniano.