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Blue Rose ~MALEC~ por Herloz_Kristallaugen

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Notas del capitulo:

 

Me alegra mucho haber notado algunas lecturas, y me anima mucho a seguir,

 

No los entretengo más.

 

 

 

 

—... Puedes tomar mi paraguas y no es necesario que me lo devuelvas- Trataba Alec (inútilmente) escapar de aquél chico, pero,  era imposible. Le extendió su paraguas negro y este lo tomo sin dudarlo, pues de esta manera tocó por sólo breves instantes sus manos.

Una corriente eléctrica paso por toda la espalda del ojiazul de nuevo, y sólo atinó en dirigir a otro lado su mirada...

 

 

— ¿Cómo podría no importarme tener una oportunidad para verte de nuevo? — !!Demonios!! Era persistente (y no creía que el carmiín de sus mejillas fuera disimulado). Aunque bien, él tampoco tenía muchas ganas de rechazar la mágica atención.

 

 

— ¿Para que querrías verme de nuevo? Es decir no te ofendas, pero no nos conocemos...—

 

 

—Precisamente por eso cariño: Quiero conocerte— Más claro no se podía.

 

 

— ... —

 

 

—Es más, te doy mi número y si lo crees conveniente puedes llamarme para devolverte el favor. Y tú sombrilla por supuesto— Una sonrisa algo coqueta apareció en el rostro de este felino y un sonrojo seguía en creciente en las mejillas de Alec.

 

 

—P-pero no es necesario. No lo hago para que me agradezcas—

 

 

—Pero yo lo hago para verte—

 

 

 

 

 

Sin duda, era muy difícil que el chico aceptara un no, por respuesta...

Quizá después sólo se limitaría a borrar el número y jamás llamar... Quizá sólo fuera para que el apuesto joven no se sintiera ofendido (y él no tan poco agraciado) pero, saco el teléfono y le dedicó una mirada a esos ojos verdes.

 

 

 

 

 

—Dame tu número...— Y mas tardó en pedirlo que en darlo.

 

 

—Dime que me llamarás—

 

 

—Puede...— Simplemente se dispuso a dar media vuelta y entrar a su casa, PERO antes de entrar (al parecer de verdad sería complicado) no pudo evitar girarse y darse cuenta de que el otro seguía mirándolo, y ahora con su para nada discreta gabardina y una bellísima sonrisa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Cuánto había pasado ya?

 

 

¿Una hora? ¿Dos horas?

 

 

Y bueno; sólo dos horas y en su mente  ahora no existía su hermano, su entrenamiento, la escuela, su madre tan exigente.

Ahora, sólo existían dos palabras: 

MAGNUS BANE

 

 

 

 

 

 

 

 

 

...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

—M-mag-nus... Ah... P-por... Mag-nus—

 

 

Una suave voz se escuchaba en un amplia habitación, llenando de eco y sonidos húmedos y salvajes la misma.

Podía notarse entre la oscuridad, en medio de una cama, a un chico de cabello negro y piel clara, pero, con ojos vendados. Se adivinaba un cuerpo atlético encima suyo embistiendo este, como si de verdad no hubiese un mañana para ello...

 

Se escuchaban ahogados gemidos, voces entrecortadas y suspiros profundos... Sin embargo, algo en ese erótico lugar no encajaba.

 

 

—Alexander— Ese gran y minúsculo detalle.

Magnus como pudo, se adentro a un bar cercano y se llevó al primer niño bonito (y que mas parecido tuviera con su nuevo y platónico amor) al primer hotel que se le cruzó por enfrente.

Necesitaba sacar todas esas ganas... Todas esas ansias y sentimientos y emociones que en sólo pocos minutos, un par de ojos azules habían provocado en él. No... No quería a Alexander sólo para una noche.

Pero esos eran pensamientos que se reservaría para el mismo.

 

 

Magnus mordía, acariciaba, arañaba y apretaba todo rastro de piel que tuviera a la mano en esos momentos... Se imaginaba los ojos azules de Alexander bajo suyo, cristalizados de placer y su voz... Esa angelical voz.

El imaginarse al otro nombrándolo en ese tono enloquecedor y en esa situación, sacaban la poca cordura de Magnus a cualquier espacio y, al penetrar a este "sustituto" se dio cuenta de algo... Necesitaba tener a Alexander...

Y el imaginar que no le era indiferente y todo lo que podía ocurrir entre ellos lo hacía encender más ese cuerpo... Magnus daba erráticas embestidas al pobre chico que ni de su nombre se acordaría quizá...

 

 

—Mi precioso Alexander...—

Sin más, se vino dentro del chico con un gemido ronco.. No del todo satisfecho. No hasta que Alexander fuera quien dijera su nombre... El chico en cambio se sentía en las nubes, una, por tan fantástica noche y dos, porque nunca pensó que un chico tan guapo como ese le invitara lo que paso, sin embargo...

 

 

—Fue estupendo...—

 

 

—Bien. Cuando gustes, hay una ducha y puedes irte— El chico se quitó la venda dejando ver unos ojos café y una expresión de incredulidad.

 

 

—¿Es enserio? Tu... ¿Sólo querías tener sexo y ya? O sea... ¿No me elegiste a mi porque...?— El chico fue interrumpido por un dedo colocado en sus labios y un Magnus le miraba fría y estoicamente.

 

 

—Te explico: Lo único que me motivo a darte una excelente y posiblemente la mejor noche de tu vida es, que te llamas Alexander y por que fuiste lo suficientemente fácil como para seguirme— El chico estaba rojo de coraje y vergüenza —Igual si gustas, puedo pagarte por lo de hace unos momentos...—

 

 

—¡Eres un imbécil, ¿sabías?! Fuiste mi...—

 

 

—He sido el primero de muchos y gracias pero, hasta ahí niño... Si no tienes nada más te puedes retirar—

Si, Magnus era muy cruel cuando se enganchaban con él. Porque así le tocó aprender que amar con intensidad, no significa que te amaran igual, pero... En resumen.

 

Su mente se encontraba en un chico de ojos azules... No le importaba lo que pensasen de él...

 

 

No le importaba que muchos lo odiaran y envidiaran, por el contrario, eso siempre fue para el elogios... Vivir sólo no era sencillo... Menos con un padre que te detesta y lo único bueno que hizo fue comprarte un departamento y darte una gran fortuna para que hicieras de tu vida lo que fuese lejos de él...

 

 

Bueno... Alguien arriba se apiadaba de él y posiblemente, le.habia enviado ese ángel en especial...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

—Definitivamente, debo estar perdiendo la razón— Alec caminaba de un lado a otro en su recámara, donde por cierto, tenía su gimnasio personal y solía entrenar...

 

¿Cuántos días habían pasado? ¿Cinco días? ¿Una semana? Y en ningún momento se habia atrevido a hablarle o siquiera, enviarle un mensaje al misterioso pero guapo chico de la gabardina Valentino (información obtenida gracias a la revista, de su bella pero obsesionada con la moda, hermana).

 

 

Si, ok, le llamaba inmensamente la atención pero también le aterraba la idea... NUNCA se había planteado la idea de salir con nadie (aún si estaba enamorado de su hermano jamás pensó en salir con él) y el hecho de que ahora pudiese quedar expuesto ante su familia. Dios... NADIE Y ABSOLUTAMENTE NADIE aparte de Isabelle sabía de sus preferencias. Pues su padre en primer lugar, lo mandaría a freír espárragos y en segundo porque su madre tampoco lo aceptaría...

 

 

 

 

 

—Solo me confundes— Miraba con desespero la pantalla del teléfono, pero no era capaz de borrar el mensaje que no se había atrevido a enviar. No decía nada fuera del otro mundo, pero lo que podía desencadenar ese mensaje, sería el infierno mismo...

 

"Que haces? Bueno, quizá no me recuerdes, soy Alec, el chico que te prestó, bueno, regalo su paraguas y su única rosa azul... Yo estoy en casa... Espero estés bien y no hayas cogido un resfriado de camino a tu hogar"

 

Sumamente gaaaaaaaay hasta para él. Demonios. No pudo pensé en nada mas que eso... Tampoco sabía que lo empujaba a pensar en Magnus, ósea, es guapo si, pero nunca se había fijado en otro que no fuera el rubio y, bueno, ellos dos eran como agua y aceite.

De un momento a otro tomo el celular dispuesto a borrar ese mensaje pero, como buen tonto, presionó de mas el teléfono y como buen entendedor, el mensaje se envió. Odiaba que las cosas se salieran de control... Pero ya nada podia hacer ahora... Más que esperar lo hubiesen olvidado o que el otro no leyera tan vergonzoso mensaje...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Magnus por su lado, estaba ansioso y desesperado incluso... Entendía claramente que el chico podía esperar un dia antes de llamar, pero... Cinco no eran nada comprensibles... Era horrible lo agobiante que se sentía, pues el conocía la casa del chico en cuestión, pero si le iba a buscar, o lo asustaba o lo mandaba al carajo si es que seguía en el closet.

 

Aparte, pareciera ser apenas mayor de edad y pues, si no era legal el intentar salir con el lo llevaría directo a una celda... Se habia confinado esos días, pues no quería estar en plena fiesta o faenas si el chico llamaba, pero esto era el colmo.

Se dispuso a buscar algo en su guardarropa (que pareciera más una habitación entera) para salir a algún fiesta a la que seguramente varios buscarían invitarle. Pero entonces pasó... Su celular comenzó a vibrar... Dios o quien sea lo había escuchado y ahora leía atento ese mensaje tan inocente. No tardo en rápido teclear una respuesta para el muchacho.

 

 

 

 

 

"Cariño, pensé que jamás me llamarías... Me alegra no fuera así... Da la casualidad que estoy en mi casa y pues... Me preguntaba si tu y tus hermosos ojos quisieran cenar conmigo... Puedo pasar por ti... Y no acepto un no, por respuesta"

 

 

 

Alec miraba con ojos gigantescos ese mensaje... Le llamaba "cariño", esperaba ansioso su respuesta al parecer y el no tenía nada que hacer por ese sábado...

 

 

 

 


"Si no es molestia para ti y tienes tiempo... A."

 

 

"Para ti, querido, tengo todo el tiempo del mundo... M."

 

 

"A que hora gustas que vaya... Son las 6:35 p.m, así que... No se que hora te parezca mejor... A."

 

 

"Pasaré por ti, a las 8:00 p.m... M."

"No te molestes!!! Es decir... Dame tu dirección y yo con gusto estaré a esa hora en tu hogar... Para que estés cómodo, después de todo me estás invitando a tu casa... Quizá haya algo que no quieras que vea... A."

 

 

"Eres alguien peculiar... M."

 

 

"Me lo han dicho... Llevo algo? A."

 

 

"Tus preciosos ojos azules... No te preocupes por nada... Eres mi invitado y pasaras una velada extraordinaria... M."

 

 

"Entonces te veo a esa hora... A."

 

 

"Te estaré esperando cariño... M."

 

 

 

 

 

 

Apenas y tendría tiempo para arreglarse... Se levantó del suelo de entrenamiento donde cayó ante el primer mensaje y donde su gato Church, ahora le acompañaba, pero al escuchar el agua salir del baño, este voló...

 

 

Se miraba en el cuarto de baño, preguntándose si Magnus habría visto sus tatuajes, mismos que sus padres y por tradición (extraña) familiar se les iban otorgando según sus logros... Tenía bastantes... Uno en su cuello en especial era de sus favoritos... Podría eso no gustarle al moreno?...

 

 

...

 

 

Era momento de detenerse a pensar un poco... Porque se preguntaba si al otro le disgustarían sus tatuajes? Salió de la ducha, pero al salir solo con una toalla en la cintura, se topó a su hermana sentada en la cama, con ropa que no recordaba tener y ella con su móvil en las manos... Oh no...

 

 

 

 

 

 

—Isabelle Sophia Lightwood...-

 

 

-Oh, hermano, ya saliste... Mira, te encontré tu regalo de hace un año, obviamente que jamás has usado, y acomode todo para...-

 

 

-Que se supone haces con mi teléfono en manos?-

 

 

-Pues, yo llegué para pedirte salir conmigo a una fiesta, pero al ver que te estabas duchando y por cierto, tu trasero es asombroso, me puse a buscar tu ropa, y entonces comenzó a vibrar tu celular...- Alec estaba sonrojado por el comentario sumamente incómodo e incluso fuera de lugar de Isabelle sobre su trasero, pero no dijo nada y sólo la miraba inquisitivo... -Entonces vi que era un mensaje y pensé que era importante por lo que lo abrí...-

 

 

-... Y el mensaje al menos decía algo importante?- Alec no sabia como es que jamás se había atrevido a matar a es hermosa pelinegra de ojos poco más claros que los suyos y de largas pestañas y cabello tan ébano como el mismo...

 

 

-Es una dirección, acompañada de la palabra "cariño" y un, "no tardes" firmada por una letra M... Quien es?- Ya sabia que eso era en realidad lo que ella hacia en su habitación...

 

 

-... Nadie, ahora gracias mil por la ropa, pero me debo cambiar-

 

 

-Adelante- La chica lo decía como si no tuviera importancia.

 

 

-Fuera Izzy...-

 

 

-Alec...- Ella lo miraba con suplica, pero eso no cambio para nada la expresión del otro... -Aburrido... Como si no supiera que tienes lunares en...-

 

 

-Isabelle!!!- Alec estaba demasiado rojo... Su hermana no tenía pudor pero él si...

 

 

-... Te encubriré con mis.padres esta noche... Pero me contarás todo llegando...-

 

 

-Solo iré a cenar... Es todo...-

 

 

-Por mi pasa la noche fuera y no vuelvas nunca... Pero mi madre piensa que serás Virgen por siempre...-

 

 

 

 

 

 

No dijo más y salió de la habitación de su hermano o la mataría por indecente... En fin...

 

 

Alec por su lado, se había cambiado rápidamente, traía unos zapatos azules oscuro de charol, un pantalón grafito y una camisa negra, acompañados de una chaqueta de color a juego con el pantalón... No sabía cómo Isabelle le compraba ropa así sabiendo que él era feliz con un enorme suéter tejido y unos pantalones cualquiera... En fin... Tomo su cartera, llaves y se puso la colonia que, de igual manera, Izzy alguna vez le habia obsequiado pero jamás había usado... Se sentía como si eso fuese una cita... Espera... Eso ERA una cita...

 

 

Alec tomo un taxi y dio la dirección... Llegó hasta una zona en Brooklyn donde jamás hubiese pensado existía un edificio... Poco antes de entrar, leyó un mensaje que había entrado en su móvil a medio camino...

 

 

 

 

"Cierra la puerta en cuanto llegues... La de mi departamento también está abierta... M."

 

 

 

 

 

Alec no sabia como es que el otro confiaba en dejar la puerta así... Entró, pasando por la enorme y rojiza puerta de caoba de la.entrada del edifico, que pareciera antiguo, pero estaba en perfectas condiciones...

 

Llego al fondo, encontrado unas escaleras y un ascensor... Al llegar a estos, se dispuso a tomar las escaleras para tranquilizarse un poco... Lamentablemente era el último de 10 pisos... Subió hasta él y al apenas vislumbrar la puerta de color negro que pareciera ser la del pent house de este, se topó con una mirada gatuna (literalmente hablando)... Apareció un pequeño pero adorable gatito de colores grises y con ojos tan verdes como los del moreno a recibirlo... Lo tomo entonces en brazos...

 

 

 

 

 

 

 

-Hola pequeño... Vives aquí? Como te llamas pequeño?- El felino estaba encantado al parecer con los mimos que recibía...

 

 

-Al parecer, alguien se adelantó y me está robando mi invitado... Bienvenido Alexander...- Y escuchar esa voz le erizo la piel, al gato y al chico... 











 

 

 

 

 

Notas finales:


Espero les guste la historia.

Buenos días, tardes o noches, trataré de actualizar seguido...


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