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73. Navidad con los Moon (34) por dayanstyle

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Jongin se inclinó sobre la mesa y estrechó la mano de Cam Gigandet. —Cuánto tiempo sin verte —dijo Cam antes de tomar asiento—. Él es mi asistente, Seo Min Woo.

El asistente le dio a Jongin una sonrisa tensa antes de estrechar su mano y luego tomó asiento junto a Cam. Había algo en el hombre que lo puso en el borde, pero Jongin no estaba seguro de lo que era. Min Woo tenía el cabello negro y lacio más corto atrás, pero en el frente caía sobre un par de ojos azul pálido. También tenía una ruda cara que mostraba lo difícil que había sido su vida. No era feo, más bien robusto. Tenía barba de un día en el rostro y una cicatriz de cinco centímetros que comenzaba justo debajo de su ojo izquierdo.

El hombre también olía a humo de cigarrillo.

 

Pasando una mano por el cabello, Cam dijo: —Sólo quería darte las gracias por darme esta oportunidad.

—En honor a la verdad, me sorprendió cuando me pediste producir una pequeña película en mi  pueblo, Cam. —Jongin se recargó y subió los pies sobre su escritorio—. No me gusta la atención, pero te comprometes a mantener el nombre de la Villa Kim fuera de la película.

Jongin le habría dado al hombre un infierno no rotundo pero le debía un favor. Y siempre pagaba sus deudas. Cam le había salvado la vida un siglo antes de que Jongin hubiera encontrado a su pareja, Luhan. Una deuda como esa requería un gran favor.

 

 Pero, maldición, ¿no podría el chico pedirle dinero en efectivo en su lugar? Tomó un abrecartas y lo golpeó contra el escritorio, mirando a los dos hombres.

Jongin conocía a Cam desde hace muchos   años.

Confiaba en el tipo.

 

Pero el ayudante era harina de otro costal...

 

Cam asintió. —Sí, me comprometo. Mantendré el nombre de la Villa en secreto. Estaba buscando un lugar que tuviera un toque hogareño y maldición si no tienes el pueblo perfecto para eso.

—Pero ¿el toque hogareño no va en contra del tipo de película que estás tratando de producir? Una gran ciudad es generalmente el lugar para los perdidos —Jongin señaló. No estaba tratando de eludir su deuda, pero tener a cualquier tipo de película realizándose en su pueblo no era algo que estuviera a favor de hacer. Había demasiadas cosas sucediendo últimamente en torno a la pequeña aldea y Jongin no quería nada raro que estallara mientras que Cam y sus hombres estuvieran aquí.

Sabía que el asistente era humano. Sus ojos azul pálido eran agudamente inteligentes y Jongin tuvo la sensación de que no conocía suficiente al hombre.

—¿Cuánto tiempo has dicho que necesitaras para hacer esta película? —preguntó Jongin. Tendría que pedir algunos favores y doblar la seguridad en el pueblo. Aunque sus centinelas eran muy buenos en lo que hacían, asegurarse de que no hubiera gente mala llegando iba a ser un trabajo de tiempo completo.

—Tenemos la intención de terminar las cosas una semana antes de Navidad —Min Woo ofreció—. Vamos a dejar este lugar como si nunca hubiéramos estado aquí.

 

Iban a estar aquí por tres semanas. Eso significaba que se quedarían veinte días, demasiado tiempo en su opinión. Pero, de nuevo, Jongin siempre pagaba sus deudas.

Con una sonrisa sin humor, Jongin agitó una mano delante de él mientras bajaba la cabeza ligeramente. — Bienvenidos a mi pueblo.

 

—Esta es una muy mala idea —dijo Sanghoon mientras Lee Joon levantó la manta oscura—. ¿Esperas que me envuelva como un burrito y luego deje que me lleves?

—No haga referencia a alimentos. Me muero de hambre.

—Lee Joon movió la gruesa manta—. Además, sólo estarás fuera durante un corto periodo de tiempo. Es un día nublado, que ayuda un poco.

—El Centro de recreación cuenta con grandes ventanas.

¿Qué se supone que tengo que hacer con eso? ¿Quieres que me vista de pies a cabeza como una momia? —Sanghoon dio un manotazo a la manta alejándola. Él debería haber sabido mejor que no debía escuchar al shifter oso. No sólo Lee Joon era el alborotador de la familia, sino que estaba un poco del lado extraño. El tipo tenía un gran sentido del humor y era divertido estar con él, pero era de la vida de Sanghoon de lo que estaban hablando. Cualquier número de cosas podían salir muy mal.

—Ya se ocuparon de eso —Lee Joon se jactó como si fuera un genio. Al menos, el hombre no se había ofrecido a empujar a Sanghoon a un ataúd y llevarlo al Centro de recreación en una carrosa fúnebre. No le extrañaría que el hombre intentara algo como eso.

—¿Cómo? —Sanghoon quería detalles. Él no iba a confiar su vida a un plan que parecía que fue fraguado por una mente loca.

—Lo tengo cubierto —Lee Joon subrayó—. ¿Crees que te pondría en riesgo?

—No intencionalmente. —Pero mierda pasaba. Pensó en su deseo de demostrar algo a su padre, pero ¿estaba dispuesto a arriesgar su vida?—. Si voy a arder en llamas, mi cadáver crujiente regresará a asecharte.

—Ahora de eso es lo que estoy hablando. —Lee Joon levantó la manta y Sanghoon dio un paso atrás. Viejos miedos lo inundaron, recordándole los lugares oscuros en los que había estado encerrado cuando era castigado.

Era extraño para un vampiro temer a la oscuridad, pero le temía. Aunque sus tres hermanos habían tenido miedo de su padre, no habían sentido la mano dura de los castigos de Sang Kyung como Sanghoon lo había hecho. Cuando él y sus hermanos habían llegado a la Villa Kim, lo último que Sanghoon esperaba era la bondad de los extraños. La familia de los osos le había dado una oportunidad.

—No voy a ahogarte. —Lee Joon entregó la manta a Sanghoon—. Envuélvete tú mismo si no confías en mí.

—Me siento como un maldito idiota. —Sanghoon acomodó la manta sobre su cuerpo y luego Lee Joon lo levantó, llevando a Sanghoon en su hombro como un bombero. El hombro del hombre no era el lugar más cómodo para Sanghoon. El descenso lleno de baches por las escaleras le causaba dolor en el abdomen.

«Lee Joon y sus ideas geniales».

 

—Wow, dime que mataste a alguien y estás llevándote el cuerpo. —Era Seungho, el gemelo de Lee Joon. Seungho podría estar acoplado y estar criando a un niño, pero aún tenía algunos tornillos sueltos—. ¿Debo conseguir una pala?

—Sí, para que puedas golpearte en la cabeza con ella — respondió Sanghoon—. ¿Podemos ponernos en marcha?

—Será mejor que Mir no te vea que lo llevas así — Seungho advirtió—. No se te olvide que tiene conexiones en la Casa y, probablemente, puede hablar con alguien para hacerte desaparecer.

—No —Lee Joon respondió, moviéndose una vez más—. Mi pareja es quien me ayudó a planear esto. Además Mir sabe que nunca perdería el tiempo con él.

Sanghoon se movió alrededor. Si no se bajaba de hombro de Lee Joon pronto, iba a reventársele un órgano vital.

El trayecto hasta el Centro de recreación era igual de desigual, Lee Joon había empujado a Sanghoon en la cajuela del carro de Mir que olía a calcetines viejos. Mientras rebotaba como un grano de palomitas de maíz, Sanghoon pensó en negarse a su padre y exigir permanecer en la Villa Kim.

«Sí, trata de alejarte, sabes cómo funciona eso para ti».

 

Sanghoon sabía que su voz interior estaba en lo cierto. Nadie se rehusaba a Sang Kyung Kim-Constantinople. Todas las protestas del mundo no moverían a su padre. El hombre simplemente esperaría hasta que Sanghoon estuviera en el trabajo y luego se presentaría, lo tomaría y lo obligaría a ir a casa.

Los frenos chirriaron cuando el coche se detuvo. Sanghoon jaló la manta sobre su cuerpo, preguntándose cómo Lee Joon iba a llevarlo dentro sin que nadie los viera como si estuvieran locos.

 

 

Seungho podría pensar que Lee Joon se divertiría llevándolo de esa manera, pero estaba bastante seguro de que las personas en el interior del Centro llamarían a la policía, asumiendo la misma cosa que Seungho había sugerido en tono de broma: que un hombre grande y corpulento llevaba un cuerpo muerto.

El sonido de las bisagras de metal chirriante llenó los oídos de Sanghoon. —Entra, entra rápido. Estás dejando salir todo el calor —dijo Seung Ri, desde algún lugar cerca.

Lee Joon lo levantó y lo llevó adentro. Cuando se quitó la manta de la cabeza, Sanghoon tomó una bocanada de aire fresco, tratando de calmar su acelerado corazón. No había manera de que regresara a la casa en la cajuela. Los lugares estrechos le inquietaban.

Mirando a su alrededor, Sanghoon se encontró de pie en el pasillo trasero. Las únicas personas que lo acompañaban eran Lee Joon y Seung Ri, el director del Centro de recreación.

Lee Joon lanzó la manta sobre una mesa cercana y luego señaló hacia el pasillo. —Las audiciones son ahí abajo.

—Pero ¿qué pasa con las ventanas? —Sanghoon jaló el dobladillo de su camisa, con las manos sudorosas y el corazón acelerado mientras pensaba en actuar delante de otras personas. Imaginar hacerlo y hacerlo en realidad eran dos cosas muy diferentes.

Seung Ri le dio una cálida sonrisa. —Eso ha sido atendido. Yo quise asegurarme de que incluso las personas sensibles al sol tuvieran la oportunidad de audicionar.

¿Sensibles al sol? ¿Es así como el hombre se refería a los vampiros? Si sus nervios no estuvieran alterados, Sanghoon se habría reído. Nunca antes había escuchado ese término siendo utilizado para su especie.

Lee Joon empujó suavemente su hombro. —Ve y mátalos.

Lo único que Sanghoon iba a matar sería su actuación. Él nunca había actuado, ni un día en su vida. Pero le gustara o no, sabía que tenía que seguir adelante con esto, si quería mantenerse fuera de las garras de su padre.

Su estómago se tensó en apretados nudos y un latido bajo comenzó a golpear detrás de sus ojos mientras caminaba por el pasillo. Podía oír la charla emocionada al acercarse al gimnasio. Cuando dobló la esquina, sus ojos se abrieron por la cantidad de hombres y mujeres que estaban allí a la espera de la audición.

—Me han dicho que sólo quieren a diez —dijo una mujer al hombre junto a ella—. He ensayado durante toda la semana frente al espejo.

—No hay ensayos —el hombre contestó con arrogancia—. O lo tienes o no lo tienes.

Sanghoon   se   acercó,    quedándose  cerca de  la    pared.

Escuchó conversaciones que zumbaban a su alrededor.

 

—¿Has visto al asistente del productor? —una niña preguntó a un grupo cercano—. Él me asusta. Apuesto a que tiene esa cicatriz en la cara por estar en una especie de pandilla.

—He visto con mejor aspecto —dijo un chico en el grupo—. Él es más como un niño bonito gladiador.

 

 

Sanghoon sintió como si hubiera entrado en una película de terror, como Fast Times at Ridgemont High Clueless. La multitud era tan joven que a pesar de que Sanghoon parecía que encajaba, él muy probable sería considerado un nerd o goth. Su largo cabello negro parecía anticuado en comparación con estos pulcros adolescentes. Su ropa era sencilla mientras ellos llevaban ropa de diseñador. A pesar de que no había asistido a una escuela humana un día en su vida, se sintió como el paria que había visto en muchas películas.

Algunas personas dejaron de hablar, girando la cabeza para mirarlo. Sanghoon pasó la mano por la parte posterior de su cuello y se preguntó si esto era una buena idea cuando Lee Joon entró pavoneándose por el pasillo. Sanghoon se dio cuenta de que un par de mujeres lo miraron fijamente con ojos soñadores.

—Wow —dijo Lee Joon cuando se detuvo delante de Sanghoon—. No sabía que en la Villa Kim había esta cantidad de adolescentes.

Tampoco Sanghoon.

 

—Mi primo me dijo de la audición —un chico ofreció voluntariamente—. Conduje dos horas sólo para llegar hasta aquí.

—Pensé que mantendrían esto tranquilo —Sanghoon susurró a Lee Joon mientras sus ojos recorrían a la multitud—. Sólo los residentes.

—¿Qué? —un pelirrojo cerca de Sanghoon preguntó—. ¿No crees que los demás deben tener una oportunidad? —Él recorrió con la mirada la longitud del cuerpo de Sanghoon, deteniéndose finalmente en su cabello—. Por otra parte, puede que consigas un papel. Después de todo ellos están buscando la apariencia de niños de la calle.

—Cierra la boca o voy a hacer que te echen de aquí — Lee Joon advirtió al joven—. Considérame su guardaespaldas personal.

Esto sólo enfureció a Sanghoon. No necesitaba que nadie hablara por él. Ya era bastante malo sentirse fuera de lugar aquí, él no tenía qué parecer un total perdedor. —¿Puedes ir a buscar algo que hacer?

Lee Joon lo miró con curiosidad. Sanghoon no había tenido intención de arrancarle la cabeza al hombre, pero sus nervios estaban deshechos. El shifter oso se encogió de hombros y se alejó de la multitud saliendo del gimnasio.

Sanghoon quería patearse por eso. Lee Joon había sido más que amable con él.

Un hombre que parecía estar en sus treinta y tantos años y llevaba lentes de concha salió al pasillo y todo se quedó en silencio. Miró a su alrededor y luego señaló a tres personas. Sanghoon no era una de ellas.

—Vengan conmigo —dijo a los que él había elegido. Sanghoon encontró una esquina y se apoyó contra la pared, esperando a que alguien saliera y lo apuntara.

Después de horas de espera, comenzó a sentirse abatido. No parecía que fuera a ser llamado. Ahora que ya era de noche, se acercó a la puerta de atrás y salió. Mientras miraba hacia las ventanas del gimnasio, vio que habían sido cubiertas con una gruesa lona negra. Parecía que Lee Joon    y Seung Ri se habían ocupado de todo.

 

 

Todo, excepto que lo llamaran en el gimnasio.

 

Se apoyó contra el frío ladrillo del edificio, mirando el patio de recreo sin vida. Su padre regresaría. No estaba seguro de cuándo, pero la verdad se había mostrado en los crueles ojos del hombre. Sanghoon podía huir, llegar lo más lejos posible, pero sabía que Sang Kyung lo encontraría.

La puerta trasera se abrió y Sanghoon giró rápidamente la cabeza, mirando hacia abajo a sus pies. Él no quería que nadie viera su desesperación. Lástima no era algo que quisiera y el desprecio era igual de malo.

—¿Eres uno de los chicos que esperan hacer la audición?

 

Sanghoon se encogió de hombros cuando el olor de tabaco llenó el aire. Él siguió mirando sus pies, deseando que el chico se fuera. Una conversación no era algo que disfrutara en estos momentos. Estaba demasiado ocupado temiendo el regreso de su padre.

¿Por qué demonios no pudo haber nacido de un padre diferente? ¿Por qué demonios había el destino elegido a Sang Kyung como su donante de esperma?

—Me sorprende que Vick no te haya llamado.

 

El tono del hombre hizo que Sanghoon levantara la vista. El tipo era terriblemente guapo, tenía una cicatriz en la cara y el crecimiento de una abundante barba de un día en su  mandíbula.

Sus ojos azul pálido estaban estudiando de cerca a Sanghoon. El hombre llevó el cigarrillo a los labios y la punta brilló.

Sanghoon movió los pies y luego apretó las manos entre la espalda y la pared; una vez más, miró sus zapatos. Estaba listo para irse a casa. Habían pasado horas y la gente en el pasillo había disminuido a un puñado de personas. El hombre  que había salido a recoger los hombres y las mujeres al azar había estado apareciendo cada vez menos.

Las posibilidades de Sanghoon eran casi nulas. Pero sabía que tenía que permanecer hasta que las luces se apagaran y las puertas se cerraran con llave. Tenía que hacer lo imposible para mantenerse fuera del alcance de su padre. Recordaba muy bien la crueldad en las manos del hombre.

—Entonces, ¿por qué no entras y pruebas?

 

¿Cómo se le había olvidado que el hombre  estaba afuera con él? Sanghoon dejó escapar un largo suspiro. —Tengo que esperar hasta que me llamen. —Le tomó toda su fuerza no sonar irritado. Pero ¿cómo no sentirse de esa manera? Si no era llamado, o peor aún, si le daban la oportunidad y lo rechazaban, estaba perdido. Saltaba ante cada sonido, pensando que su padre había vuelto para llevárselo a casa.

El hombre encendió su cigarrillo y luego se giró hacia Sanghoon.

—Vamos, te llevaré al gimnasio. —El hombre abrió la puerta de atrás, sosteniéndola mientras le sonreía a Sanghoon.

«Y que traviesa sonrisa tiene»Sanghoon tenía ganas de apartar el flequillo oscuro de los ojos del hombre, para recorrer la cicatriz que corría bajo el ojo izquierdo, y morder la barba en la mandíbula del hombre. El desconocido tenía un aire de peligro que debería hacer que Sanghoon desconfiara... pero no lo hizo. —¿Qué vas a hacer, forzar mi entrada ahí?

Los labios del desconocido se curvaron hacia arriba, haciendo que el pulso de Sanghoon se acelerara ante la vista. — Claro, ¿por qué no?

 

¿Ese extraño sería un rebelde? Sanghoon no quería arruinar sus posibilidades de conseguir una parte... pero esa sonrisa. Se mordió el labio inferior y movió los pies.

A pesar de que nunca había coqueteado antes, se descubrió sonriendo como un idiota. —Seguro, ¿por qué no?

«¿En serio? Un hombre terriblemente guapo te sonríe y lanzas tu cordura por la ventana. Idiota».

Siguió al extraño adentro. La puerta se cerró detrás de ellos y Sanghoon notó que el pasillo estaba desierto. El tipo que había estado afuera con él caminó por el pasillo y luego desapareció en el gimnasio. Sanghoon se detuvo junto a la mesa de madera que estaba contra la pared, con miedo de entrar cuando no se le había señalado.

Estaba claro que las audiciones habían terminado. El pasillo que había estado bien iluminado justo antes de que saliera, ahora estaba a oscuras. El Centro de recreación estaba en total silencio a excepción de las voces bajas que llegaban del gimnasio.

Sanghoon se frotó las palmas de las manos en los ojos, la verdad de la situación le cayó, Sang Kyung regresaría a la vida de Sanghoon e iba a pasar de lo mundano al infierno en cuestión de segundos.

«Joder, ¿qué voy a hacer?»

 

¿Por qué no podía ser más como sus hermanos mayores, Chanyong y Changbum? Puede ser que no le hayan faltado al respeto a su padre, pero tenían valor. Los dos sabían cómo manipular al anciano y permanecer fuera de debajo de su pulgar. En cuanto a Sanghoon sabía, Sang Kyung no había tratado de obligarlos a ir a su casa desde que salieron de ese lugar frío y estéril  en  donde habían  crecido. Pero, de  nuevo,  sus tres hermanos estaban apareados. Ryeowook estaba acoplado al primo del Alfa, lo que garantizaba su seguridad.

Sang Kyung no se atrevería a forzar a ninguno de sus hijos apareados a regresar a casa. Sanghoon era el único que estaba soltero. Sang Kyung tenía libertad para torturarlo, porque Sanghoon no tenía a nadie que protestara. El sonido de unos pasos que se acercaban lo tuvo bajando las manos y tomando una respiración profunda. El hombre que señalaba probablemente vendría a decirle que las audiciones se terminaron y que podía irse.

Enderezando los hombros, Sanghoon caminó al encuentro del hombre, cuando vio al extraño salir. —¿Pensé que ibas a venir conmigo?

Pasando la mano por el cabello, Sanghoon lo siguió. No tenía nada que perder. Al doblar la esquina, vio una larga mesa en el centro del muy pulido piso, había dos hombres hablando uno con el otro.

Los dos dejaron de hablar cuando el rudo hombre se sentó. Sanghoon se dio cuenta en un instante que el tipo era uno de los cineastas independientes. Su corazón tronó en sus oídos mientras miraba a los tres hombres. El rostro de Sanghoon se puso caliente con un rubor mientras consideraba la salida.

«Esta no es una de mis ideas más brillantes».

 

—¿Y tú eres? —el chico en el extremo izquierdo le preguntó, su oscura ceja se arqueó por encima de sus lentes de concha.

Tragó saliva mientras sus palmas se empaparon. —Sanghoon.

 

—Sanghoon, ¿puedes tomar ese guion detrás de ti y leer las primeras líneas? —El hombre señaló hacia una silla plegable de metal contra la pared.

 

 

Girándose, Sanghoon tomó el guion y los papeles se cayeron al suelo. Inclinándose, perdió el equilibrio y se tambaleó en la silla. La silla plegable cayó al suelo, el sonido resonó por el gimnasio mientras caía de rodillas.

«Sólo tienes que irte, ahora».

 

Sus mejillas se encendieron cuando se enderezó y tomó los papeles. Genial, justo lo que necesitaba. Quería tirar sus manos y decir “ta-da” y decirle a los hombres que era parte de su acto, pero reprimió el impulso de avergonzarse aún más.

Ahora que lo pensaba, no había terminado de avergonzarse ya que aún no había leído el guion. Quizás podría acabar con la noche con su voz quebrándose y demostrando que aún estaba pasando por la pubertad.

—¿Estás bien?

 

Sanghoon reconoció la voz del rudo hermoso hombre. Sin levantar la vista, Sanghoon asintió y luego miró las tres primeras líneas. Rápidamente las leyó en la cabeza y luego se giró hacia el panel.

—Comienza —el tercer hombre de la izquierda dijo con una sonrisa perpleja en su rostro. Acomodando su cabello detrás de la oreja, Sanghoon se aclaró la garganta. Él abrió la boca y para su horror absoluto, no salió nada. Su mente había olvidado las líneas que acababa de leer, dejando a su cerebro totalmente en blanco.

Los tres hombres lo miraban mientras él sentía que todo su cuerpo se rompía en un sudor frío. Su lengua se volvió dos tallas más grandes. Parpadeó rápidamente, haciendo lo imposible por recordar las palabras, pero no iban a regresar.

 

 

—¿Estás esperando algo? —preguntó el de los lentes de concha.

Sí, estaba esperando que su humillación se elevara a un pico totalmente nuevo. Esperando que su podrido cerebro le pidiera cortésmente salir. Para ser la burla por incluso haber pensado que podía hacer algo como esto.

El extraño de afuera juntó las manos delante de él y los lados de su boca se curvaron.

¿Por qué Sanghoon no se arrojó debajo de un autobús?

Habría sido menos doloroso y más rápido.

 

Sabiendo lo que su futuro le deparaba si no conseguía el papel, tomó los papeles, deseando que su cerebro absorbiera las palabras antes de dejar caer la mano y se aclarara la garganta una vez más.

 

 Continuara...

 


 

Jongin se inclinó sobre la mesa y estrechó la mano de Winston Arrow. —Cuánto tiempo sin verte —dijo Winston antes de tomar asiento—. Él es mi asistente, Seo Min Woo.

El asistente le dio a Jongin una sonrisa tensa antes de estrechar su mano y luego tomó asiento junto a Winston. Había algo en el hombre que lo puso en el borde, pero Jongin no estaba seguro de lo que era. Min Woo tenía el cabello negro y lacio más corto atrás, pero en el frente caía sobre un par de ojos azul pálido. También tenía una ruda cara que mostraba lo difícil que había sido su vida. No era feo, más bien robusto. Tenía barba de un día en el rostro y una cicatriz de cinco centímetros que comenzaba justo debajo de su ojo izquierdo.

El hombre también olía a humo de cigarrillo.

 

Pasando una mano por el cabello, Winston dijo: —Sólo quería darte las gracias por darme esta oportunidad.

—En honor a la verdad, me sorprendió cuando me pediste producir una pequeña película en mi  pueblo, Winston. —Jongin se recargó y subió los pies sobre su escritorio—. No me gusta la atención, pero te comprometes a mantener el nombre de la Villa Kim fuera de la película.

Jongin le habría dado al hombre un infierno no rotundo pero le debía un favor. Y siempre pagaba sus deudas. Winston le había salvado la vida un siglo antes de que Jongin hubiera encontrado a su pareja, Luhan. Una deuda como esa requería un gran favor.

 

 Pero, maldición, ¿no podría el chico pedirle dinero en efectivo en su lugar? Tomó un abrecartas y lo golpeó contra el escritorio, mirando a los dos hombres.

Jongin conocía a Winston desde hace muchos   años.

Confiaba en el tipo.

 

Pero el ayudante era harina de otro costal...

 

Winston asintió. —Sí, me comprometo. Mantendré el nombre de la Villa en secreto. Estaba buscando un lugar que tuviera un toque hogareño y maldición si no tienes el pueblo perfecto para eso.

—Pero ¿el toque hogareño no va en contra del tipo de película que estás tratando de producir? Una gran ciudad es generalmente el lugar para los perdidos —Jongin señaló. No estaba tratando de eludir su deuda, pero tener a cualquier tipo de película realizándose en su pueblo no era algo que estuviera a favor de hacer. Había demasiadas cosas sucediendo últimamente en torno a la pequeña aldea y Jongin no quería nada raro que estallara mientras que Winston y sus hombres estuvieran aquí.

Sabía que el asistente era humano. Sus ojos azul pálido eran agudamente inteligentes y Jongin tuvo la sensación de que no conocía suficiente al hombre.

—¿Cuánto tiempo has dicho que necesitaras para hacer esta película? —preguntó Jongin. Tendría que pedir algunos favores y doblar la seguridad en el pueblo. Aunque sus centinelas eran muy buenos en lo que hacían, asegurarse de que no hubiera gente mala llegando iba a ser un trabajo de tiempo completo.

—Tenemos la intención de terminar las cosas una semana antes de Navidad —Min Woo ofreció—. Vamos a dejar este lugar como si nunca hubiéramos estado aquí.

 

Iban a estar aquí por tres semanas. Eso significaba que se quedarían veinte días, demasiado tiempo en su opinión. Pero, de nuevo, Jongin siempre pagaba sus deudas.

Con una sonrisa sin humor, Jongin agitó una mano delante de él mientras bajaba la cabeza ligeramente. — Bienvenidos a mi pueblo.

 

—Esta es una muy mala idea —dijo Sanghoon mientras Lee Joon levantó la manta oscura—. ¿Esperas que me envuelva como un burrito y luego deje que me lleves?

—No haga referencia a alimentos. Me muero de hambre.

—Lee Joon movió la gruesa manta—. Además, sólo estarás fuera durante un corto periodo de tiempo. Es un día nublado, que ayuda un poco.

—El Centro de recreación cuenta con grandes ventanas.

¿Qué se supone que tengo que hacer con eso? ¿Quieres que me vista de pies a cabeza como una momia? —Sanghoon dio un manotazo a la manta alejándola. Él debería haber sabido mejor que no debía escuchar al shifter oso. No sólo Lee Joon era el alborotador de la familia, sino que estaba un poco del lado extraño. El tipo tenía un gran sentido del humor y era divertido estar con él, pero era de la vida de Sanghoon de lo que estaban hablando. Cualquier número de cosas podían salir muy mal.

—Ya se ocuparon de eso —Lee Joon se jactó como si fuera un genio. Al menos, el hombre no se había ofrecido a empujar a Sanghoon a un ataúd y llevarlo al Centro de recreación en una carrosa fúnebre. No le extrañaría que el hombre intentara algo como eso.

—¿Cómo? —Sanghoon quería detalles. Él no iba a confiar su vida a un plan que parecía que fue fraguado por una mente loca.

—Lo tengo cubierto —Lee Joon subrayó—. ¿Crees que te pondría en riesgo?

—No intencionalmente. —Pero mierda pasaba. Pensó en su deseo de demostrar algo a su padre, pero ¿estaba dispuesto a arriesgar su vida?—. Si voy a arder en llamas, mi cadáver crujiente regresará a asecharte.

—Ahora de eso es lo que estoy hablando. —Lee Joon levantó la manta y Sanghoon dio un paso atrás. Viejos miedos lo inundaron, recordándole los lugares oscuros en los que había estado encerrado cuando era castigado.

Era extraño para un vampiro temer a la oscuridad, pero le temía. Aunque sus tres hermanos habían tenido miedo de su padre, no habían sentido la mano dura de los castigos de Sang Kyung como Sanghoon lo había hecho. Cuando él y sus hermanos habían llegado a la Villa Kim, lo último que Sanghoon esperaba era la bondad de los extraños. La familia de los osos le había dado una oportunidad.

—No voy a ahogarte. —Lee Joon entregó la manta a Sanghoon—. Envuélvete tú mismo si no confías en mí.

—Me siento como un maldito idiota. —Sanghoon acomodó la manta sobre su cuerpo y luego Lee Joon lo levantó, llevando a Sanghoon en su hombro como un bombero. El hombro del hombre no era el lugar más cómodo para Sanghoon. El descenso lleno de baches por las escaleras le causaba dolor en el abdomen.

«Lee Joon y sus ideas geniales».

 

—Wow, dime que mataste a alguien y estás llevándote el cuerpo. —Era Seungho, el gemelo de Lee Joon. Seungho podría estar acoplado y estar criando a un niño, pero aún tenía algunos tornillos sueltos—. ¿Debo conseguir una pala?

—Sí, para que puedas golpearte en la cabeza con ella — respondió Sanghoon—. ¿Podemos ponernos en marcha?

—Será mejor que Mir no te vea que lo llevas así — Seungho advirtió—. No se te olvide que tiene conexiones en la Casa y, probablemente, puede hablar con alguien para hacerte desaparecer.

—No —Lee Joon respondió, moviéndose una vez más—. Mi pareja es quien me ayudó a planear esto. Además Mir sabe que nunca perdería el tiempo con él.

Sanghoon se movió alrededor. Si no se bajaba de hombro de Lee Joon pronto, iba a reventársele un órgano vital.

El trayecto hasta el Centro de recreación era igual de desigual, Lee Joon había empujado a Sanghoon en la cajuela del carro de Mir que olía a calcetines viejos. Mientras rebotaba como un grano de palomitas de maíz, Sanghoon pensó en negarse a su padre y exigir permanecer en la Villa Kim.

«Sí, trata de alejarte, sabes cómo funciona eso para ti».

 

Sanghoon sabía que su voz interior estaba en lo cierto. Nadie se rehusaba a Sang Kyung Kim-Constantinople. Todas las protestas del mundo no moverían a su padre. El hombre simplemente esperaría hasta que Sanghoon estuviera en el trabajo y luego se presentaría, lo tomaría y lo obligaría a ir a casa.

Los frenos chirriaron cuando el coche se detuvo. Sanghoon jaló la manta sobre su cuerpo, preguntándose cómo Lee Joon iba a llevarlo dentro sin que nadie los viera como si estuvieran locos.

 

 

Seungho podría pensar que Lee Joon se divertiría llevándolo de esa manera, pero estaba bastante seguro de que las personas en el interior del Centro llamarían a la policía, asumiendo la misma cosa que Seungho había sugerido en tono de broma: que un hombre grande y corpulento llevaba un cuerpo muerto.

El sonido de las bisagras de metal chirriante llenó los oídos de Sanghoon. —Entra, entra rápido. Estás dejando salir todo el calor —dijo Seung Ri, desde algún lugar cerca.

Lee Joon lo levantó y lo llevó adentro. Cuando se quitó la manta de la cabeza, Sanghoon tomó una bocanada de aire fresco, tratando de calmar su acelerado corazón. No había manera de que regresara a la casa en la cajuela. Los lugares estrechos le inquietaban.

Mirando a su alrededor, Sanghoon se encontró de pie en el pasillo trasero. Las únicas personas que lo acompañaban eran Lee Joon y Seung Ri, el director del Centro de recreación.

Lee Joon lanzó la manta sobre una mesa cercana y luego señaló hacia el pasillo. —Las audiciones son ahí abajo.

—Pero ¿qué pasa con las ventanas? —Sanghoon jaló el dobladillo de su camisa, con las manos sudorosas y el corazón acelerado mientras pensaba en actuar delante de otras personas. Imaginar hacerlo y hacerlo en realidad eran dos cosas muy diferentes.

Seung Ri le dio una cálida sonrisa. —Eso ha sido atendido. Yo quise asegurarme de que incluso las personas sensibles al sol tuvieran la oportunidad de audicionar.

¿Sensibles al sol? ¿Es así como el hombre se refería a los vampiros? Si sus nervios no estuvieran alterados, Sanghoon se habría reído. Nunca antes había escuchado ese término siendo utilizado para su especie.

Lee Joon empujó suavemente su hombro. —Ve y mátalos.

Lo único que Sanghoon iba a matar sería su actuación. Él nunca había actuado, ni un día en su vida. Pero le gustara o no, sabía que tenía que seguir adelante con esto, si quería mantenerse fuera de las garras de su padre.

Su estómago se tensó en apretados nudos y un latido bajo comenzó a golpear detrás de sus ojos mientras caminaba por el pasillo. Podía oír la charla emocionada al acercarse al gimnasio. Cuando dobló la esquina, sus ojos se abrieron por la cantidad de hombres y mujeres que estaban allí a la espera de la audición.

—Me han dicho que sólo quieren a diez —dijo una mujer al hombre junto a ella—. He ensayado durante toda la semana frente al espejo.

—No hay ensayos —el hombre contestó con arrogancia—. O lo tienes o no lo tienes.

Sanghoon   se   acercó,    quedándose  cerca de  la    pared.

Escuchó conversaciones que zumbaban a su alrededor.

 

—¿Has visto al asistente del productor? —una niña preguntó a un grupo cercano—. Él me asusta. Apuesto a que tiene esa cicatriz en la cara por estar en una especie de pandilla.

—He visto con mejor aspecto —dijo un chico en el grupo—. Él es más como un niño bonito gladiador.

 

 

Sanghoon sintió como si hubiera entrado en una película de terror, como Fast Times at Ridgemont HighClueless. La multitud era tan joven que a pesar de que Sanghoon parecía que encajaba, él muy probable sería considerado un nerd o goth. Su largo cabello negro parecía anticuado en comparación con estos pulcros adolescentes. Su ropa era sencilla mientras ellos llevaban ropa de diseñador. A pesar de que no había asistido a una escuela humana un día en su vida, se sintió como el paria que había visto en muchas películas.

Algunas personas dejaron de hablar, girando la cabeza para mirarlo. Sanghoon pasó la mano por la parte posterior de su cuello y se preguntó si esto era una buena idea cuando Lee Joon entró pavoneándose por el pasillo. Sanghoon se dio cuenta de que un par de mujeres lo miraron fijamente con ojos soñadores.

—Wow —dijo Lee Joon cuando se detuvo delante de Sanghoon—. No sabía que en la Villa Kim había esta cantidad de adolescentes.

Tampoco Sanghoon.

 

—Mi primo me dijo de la audición —un chico ofreció voluntariamente—. Conduje dos horas sólo para llegar hasta aquí.

—Pensé que mantendrían esto tranquilo —Sanghoon susurró a Lee Joon mientras sus ojos recorrían a la multitud—. Sólo los residentes.

—¿Qué? —un pelirrojo cerca de Sanghoon preguntó—. ¿No crees que los demás deben tener una oportunidad? —Él recorrió con la mirada la longitud del cuerpo de Sanghoon, deteniéndose finalmente en su cabello—. Por otra parte, puede que consigas un papel. Después de todo ellos están buscando la apariencia de niños de la calle.

—Cierra la boca o voy a hacer que te echen de aquí — Lee Joon advirtió al joven—. Considérame su guardaespaldas personal.

Esto sólo enfureció a Sanghoon. No necesitaba que nadie hablara por él. Ya era bastante malo sentirse fuera de lugar aquí, él no tenía qué parecer un total perdedor. —¿Puedes ir a buscar algo que hacer?

Lee Joon lo miró con curiosidad. Sanghoon no había tenido intención de arrancarle la cabeza al hombre, pero sus nervios estaban deshechos. El shifter oso se encogió de hombros y se alejó de la multitud saliendo del gimnasio.

Sanghoon quería patearse por eso. Lee Joon había sido más que amable con él.

Un hombre que parecía estar en sus treinta y tantos años y llevaba lentes de concha salió al pasillo y todo se quedó en silencio. Miró a su alrededor y luego señaló a tres personas. Sanghoon no era una de ellas.

—Vengan conmigo —dijo a los que él había elegido. Sanghoon encontró una esquina y se apoyó contra la pared, esperando a que alguien saliera y lo apuntara.

Después de horas de espera, comenzó a sentirse abatido. No parecía que fuera a ser llamado. Ahora que ya era de noche, se acercó a la puerta de atrás y salió. Mientras miraba hacia las ventanas del gimnasio, vio que habían sido cubiertas con una gruesa lona negra. Parecía que Lee Joon    y Seung Ri se habían ocupado de todo.

 

 

Todo, excepto que lo llamaran en el gimnasio.

 

Se apoyó contra el frío ladrillo del edificio, mirando el patio de recreo sin vida. Su padre regresaría. No estaba seguro de cuándo, pero la verdad se había mostrado en los crueles ojos del hombre. Sanghoon podía huir, llegar lo más lejos posible, pero sabía que Sang Kyung lo encontraría.

La puerta trasera se abrió y Sanghoon giró rápidamente la cabeza, mirando hacia abajo a sus pies. Él no quería que nadie viera su desesperación. Lástima no era algo que quisiera y el desprecio era igual de malo.

—¿Eres uno de los chicos que esperan hacer la audición?

 

Sanghoon se encogió de hombros cuando el olor de tabaco llenó el aire. Él siguió mirando sus pies, deseando que el chico se fuera. Una conversación no era algo que disfrutara en estos momentos. Estaba demasiado ocupado temiendo el regreso de su padre.

¿Por qué demonios no pudo haber nacido de un padre diferente? ¿Por qué demonios había el destino elegido a Sang Kyung como su donante de esperma?

—Me sorprende que Vick no te haya llamado.

 

El tono del hombre hizo que Sanghoon levantara la vista. El tipo era terriblemente guapo, tenía una cicatriz en la cara y el crecimiento de una abundante barba de un día en su  mandíbula.

Sus ojos azul pálido estaban estudiando de cerca a Sanghoon. El hombre llevó el cigarrillo a los labios y la punta brilló.

Sanghoon movió los pies y luego apretó las manos entre la espalda y la pared; una vez más, miró sus zapatos. Estaba listo para irse a casa. Habían pasado horas y la gente en el pasillo había disminuido a un puñado de personas. El hombre  que había salido a recoger los hombres y las mujeres al azar había estado apareciendo cada vez menos.

Las posibilidades de Sanghoon eran casi nulas. Pero sabía que tenía que permanecer hasta que las luces se apagaran y las puertas se cerraran con llave. Tenía que hacer lo imposible para mantenerse fuera del alcance de su padre. Recordaba muy bien la crueldad en las manos del hombre.

—Entonces, ¿por qué no entras y pruebas?

 

¿Cómo se le había olvidado que el hombre  estaba afuera con él? Sanghoon dejó escapar un largo suspiro. —Tengo que esperar hasta que me llamen. —Le tomó toda su fuerza no sonar irritado. Pero ¿cómo no sentirse de esa manera? Si no era llamado, o peor aún, si le daban la oportunidad y lo rechazaban, estaba perdido. Saltaba ante cada sonido, pensando que su padre había vuelto para llevárselo a casa.

El hombre encendió su cigarrillo y luego se giró hacia Sanghoon.

—Vamos, te llevaré al gimnasio. —El hombre abrió la puerta de atrás, sosteniéndola mientras le sonreía a Sanghoon.

«Y que traviesa sonrisa tiene»Sanghoon tenía ganas de apartar el flequillo oscuro de los ojos del hombre, para recorrer la cicatriz que corría bajo el ojo izquierdo, y morder la barba en la mandíbula del hombre. El desconocido tenía un aire de peligro que debería hacer que Sanghoon desconfiara... pero no lo hizo. —¿Qué vas a hacer, forzar mi entrada ahí?

Los labios del desconocido se curvaron hacia arriba, haciendo que el pulso de Sanghoon se acelerara ante la vista. — Claro, ¿por qué no?

 

¿Ese extraño sería un rebelde? Sanghoon no quería arruinar sus posibilidades de conseguir una parte... pero esa sonrisa. Se mordió el labio inferior y movió los pies.

A pesar de que nunca había coqueteado antes, se descubrió sonriendo como un idiota. —Seguro, ¿por qué no?

«¿En serio? Un hombre terriblemente guapo te sonríe y lanzas tu cordura por la ventana. Idiota».

Siguió al extraño adentro. La puerta se cerró detrás de ellos y Sanghoon notó que el pasillo estaba desierto. El tipo que había estado afuera con él caminó por el pasillo y luego desapareció en el gimnasio. Sanghoon se detuvo junto a la mesa de madera que estaba contra la pared, con miedo de entrar cuando no se le había señalado.

Estaba claro que las audiciones habían terminado. El pasillo que había estado bien iluminado justo antes de que saliera, ahora estaba a oscuras. El Centro de recreación estaba en total silencio a excepción de las voces bajas que llegaban del gimnasio.

Sanghoon se frotó las palmas de las manos en los ojos, la verdad de la situación le cayó, Sang Kyung regresaría a la vida de Sanghoon e iba a pasar de lo mundano al infierno en cuestión de segundos.

«Joder, ¿qué voy a hacer?»

 

¿Por qué no podía ser más como sus hermanos mayores, Chanyong y Changbum? Puede ser que no le hayan faltado al respeto a su padre, pero tenían valor. Los dos sabían cómo manipular al anciano y permanecer fuera de debajo de su pulgar. En cuanto a Sanghoon sabía, Sang Kyung no había tratado de obligarlos a ir a su casa desde que salieron de ese lugar frío y estéril  en  donde habían  crecido. Pero, de  nuevo,  sus tres hermanos estaban apareados. Ryeowook estaba acoplado al primo del Alfa, lo que garantizaba su seguridad.

Sang Kyung no se atrevería a forzar a ninguno de sus hijos apareados a regresar a casa. Sanghoon era el único que estaba soltero. Sang Kyung tenía libertad para torturarlo, porque Sanghoon no tenía a nadie que protestara. El sonido de unos pasos que se acercaban lo tuvo bajando las manos y tomando una respiración profunda. El hombre que señalaba probablemente vendría a decirle que las audiciones se terminaron y que podía irse.

Enderezando los hombros, Sanghoon caminó al encuentro del hombre, cuando vio al extraño salir. —¿Pensé que ibas a venir conmigo?

Pasando la mano por el cabello, Sanghoon lo siguió. No tenía nada que perder. Al doblar la esquina, vio una larga mesa en el centro del muy pulido piso, había dos hombres hablando uno con el otro.

Los dos dejaron de hablar cuando el rudo hombre se sentó. Sanghoon se dio cuenta en un instante que el tipo era uno de los cineastas independientes. Su corazón tronó en sus oídos mientras miraba a los tres hombres. El rostro de Sanghoon se puso caliente con un rubor mientras consideraba la salida.

«Esta no es una de mis ideas más brillantes».

 

—¿Y tú eres? —el chico en el extremo izquierdo le preguntó, su oscura ceja se arqueó por encima de sus lentes de concha.

Tragó saliva mientras sus palmas se empaparon. —Sanghoon.

 

—Sanghoon, ¿puedes tomar ese guion detrás de ti y leer las primeras líneas? —El hombre señaló hacia una silla plegable de metal contra la pared.

 

 

Girándose, Sanghoon tomó el guion y los papeles se cayeron al suelo. Inclinándose, perdió el equilibrio y se tambaleó en la silla. La silla plegable cayó al suelo, el sonido resonó por el gimnasio mientras caía de rodillas.

«Sólo tienes que irte, ahora».

 

Sus mejillas se encendieron cuando se enderezó y tomó los papeles. Genial, justo lo que necesitaba. Quería tirar sus manos y decir “ta-da” y decirle a los hombres que era parte de su acto, pero reprimió el impulso de avergonzarse aún más.

Ahora que lo pensaba, no había terminado de avergonzarse ya que aún no había leído el guion. Quizás podría acabar con la noche con su voz quebrándose y demostrando que aún estaba pasando por la pubertad.

—¿Estás bien?

 

Sanghoon reconoció la voz del rudo hermoso hombre. Sin levantar la vista, Sanghoon asintió y luego miró las tres primeras líneas. Rápidamente las leyó en la cabeza y luego se giró hacia el panel.

—Comienza —el tercer hombre de la izquierda dijo con una sonrisa perpleja en su rostro. Acomodando su cabello detrás de la oreja, Sanghoon se aclaró la garganta. Él abrió la boca y para su horror absoluto, no salió nada. Su mente había olvidado las líneas que acababa de leer, dejando a su cerebro totalmente en blanco.

Los tres hombres lo miraban mientras él sentía que todo su cuerpo se rompía en un sudor frío. Su lengua se volvió dos tallas más grandes. Parpadeó rápidamente, haciendo lo imposible por recordar las palabras, pero no iban a regresar.

 

 

—¿Estás esperando algo? —preguntó el de los lentes de concha.

Sí, estaba esperando que su humillación se elevara a un pico totalmente nuevo. Esperando que su podrido cerebro le pidiera cortésmente salir. Para ser la burla por incluso haber pensado que podía hacer algo como esto.

El extraño de afuera juntó las manos delante de él y los lados de su boca se curvaron.

¿Por qué Sanghoon no se arrojó debajo de un autobús?

Habría sido menos doloroso y más rápido.

 

Sabiendo lo que su futuro le deparaba si no conseguía el papel, tomó los papeles, deseando que su cerebro absorbiera las palabras antes de dejar caer la mano y se aclarara la garganta una vez más.

 

 Continuara...

 


 

 


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