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La Bendición de Némesis por Silvia_Riffie

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Madara deposito el cuerpo de Minato sobre la cama del marqués, el chico se había desvanecido después de darle un buen rodillazo al maldito Uzumaki. Dejó al dormido chico al cuidado de Chiyo y Sasori. No antes de acariciar su cabello y rostro, era muy bello, lamentaba que el jovencito hubiera tenido que vivir tanta vulnerabilidad y abuso tan joven.


La vieja chiyo y Sasori observaron como el cuarto príncipe acariciaba al menor para después soltar un suspiro y pedirles que cuidaran del bello durmiente. La viejita rió con malicia, el mocoso más duro de los Uchiha había sido flechado.


Al regresar al estudio del Marqués el aire se podía cortar con su espada oscura, Kurama estaba sentado incómodamente en el sofá, mientras todos guardaban silencio. Sonrió con sorna al verlo así, seguramente aún dolía como el diablo el entrepierna, que maldito buen rodillazo le dio el chiquillo.


- Chiyo dijo que es fue un desmayo por agotamiento – Madara miró a Tsunade – Debería examinarlo más tarde – La mujer solo asintió. – Qué pasa – Consultó ante tanta tensión.


- Jiraiya dice que tú propusiste casarte con Minato – Habló Tobirama.


- Así es, y lo sostengo, el emperador está de acuerdo con mi decisión – Dijo muy seguro, mirando a su padre en busca de apoyo.


- Tiene por completo mi aprobación y bendición – Secundó Tajima seguro – Sé que ninguno aquí quiere que se case con mi hijo, el cuarto príncipe, porque recién ha regresado a ustedes, también creo que hay una fuerte diferencia de edad entre ellos y que el chico debe reponerse, por eso les propongo algo, realicemos una matrimonio blanco –


- Cómo – Todos incluyendo el conde Uzumaki miraron con sorpresa al emperador, un matrimonio blanco, era un matrimonio con una promesa de sangre, en donde se salvaguardaba la castidad de  la esposa por una cantidad de años decidida por sus padres, generalmente se hacía porque a pesar de los bienes a ganar ya fuese dinero o poder político era una hija querida y querían salvaguardad la seguridad de ésta, generalmente se usaba cuando casaban a niñas con adultos.


- Minato tiene quince y Madara tiene veintiuno, si lo veo es un mar de distancia, pero cuando Minato tenga veinte y Madara veintisiete no se ve tan grande, entonces podrían consumar su matrimonio, con un matrimonio blanco, nadie dudaría de la veracidad de éste, además lamentablemente los sirvientes hablan por los codos, y estoy seguro que una vez esté el compromiso de Minato y Madara, muchos hablaran de lo que se atrevió hacer el hijo del conde Uzumaki, y se preguntaran si yo lo sabía, y está el tema de un bebé que pronto llegará al mundo –


- No sé si Minato desea tenerlo – Intervino Hashirama.


- Por supuesto que sí – Madara cortó a su amigo – Nadie se le ocurra decirle algo estúpido al rubiecito porque ese niño protegerá a su hijo a costa de su vida – Recordó la primera conversación que tuvieron – Ya tiene hasta un nombre para él, se llamará Naruto, y lo reconoceré como mi primogénito y mi hijo carmín para protegerlo de todo –


- No lo sé, se ve complicado todo esto – Tobirama se levantó – Naruto necesitará seguridad, muchos no estarán contengo que reconozcas a un hijo que no es tuyo, habrá problemas lo sabes, estamos hablando de que te casaras de alguien que ya no es casto y eso molesta sobre todo al lado más conservador –


- Tienes razón, pero Minato es una víctima de abuso, no es que lo haya pedido o seducido al hijo del Conde Uzumaki, y los mismos sirvientes que hablan por los codos son testigos de ello – Madara sonrió con prepotencia. – Además se casará conmigo, el príncipe negro, nadie en su sano juicio trataría de decir algo en contra de él –


- Por supuesto porque eres el bastardo loco de los siete príncipes – Aceptó Tobirama, pasando por alto el carraspeo incomodo de su hermano mayor ante la mirada molesta del Emperador – Pero cómo protegeremos a Naruto, ese bebito será el blanco de todos.-


- No necesariamente – Tajima habló – Naruto será de la nobleza, porque es el nieto del marqués, y es el hijo de un doncel, por lo tanto será un doncel también –


- A dónde va con sus palabras – Jiraiya preguntó con miedo.


- Sí, también me gustaría saberlo – Minato dijo entrando al lugar. Había despertado luego de recuperarse de esa visión, se levantó aún cuando Nani le dijo que no lo hiciera pero necesitaba estar presente en esa conversación.


- Hijo te encuentras bien – Su padre fue a su lado tomándolo del brazo para ayudarlo.


- Sí – Quería tener la mente ocupada porque no sabía que había sido lo que vio antes de desmayarse.


- Bien, bien – Tajima fue junto a Minato – Madara quiere casarse contigo, creemos que lo mejor sería un matrimonio blanco hasta que cumplas veinte años, y tu hijo será reconocido como un hijo carmín y será su primogénito, además para evitar problemas, es mejor comprometer a tu hijo no nato de inmediato –


- No – Minato tocó su vientre – Naruto debe ser libre, y no creo que lo mejor para él es que nazca siendo el prometido del príncipe Itachi – No tenía nada contra Itachi de hecho lo quería, pero Naruto sería el blanco de todos al ser el prometido de ese chico.


- ¿Itachi? – Tajima lo miró sorprendido y al mismo tiempo maravillado por la rápida conclusión – No, no con Itachi, es muy grande, creo que lo mejor es que los prometidos crezcan juntos y se conozcan, hablo de Sasuke, el segundo hijo de Fugaku, Mikoto lo tendrá en unos meses más –


- ¿Sasuke? – Minato sintió que la cabeza le daba vueltas, pensando en el chico al lado de su hijo, un Uchiha, por la manera en la que se trataban parecía que realmente se conocían muy bien. – Está bien – Aceptó – Creo que tomaré su oferta tanto para el compromiso de mi hijo como el mío – Levantó su mirada  y miró a Madara – Acepto ser tu esposo –


- ¡¡Hijo!! – Jiraiya lo llamó sorprendido.


- ¡¡Minato!! – Kurama exclamó – No, nos hagas esto –


Tsunade dio un alarido de sorpresa tanto que golpeó el brazo del chico furiosa – Cómo te atreves a decir aquello, Minato no es nada tuyo -


- Hacerte qué, maldita sea – El rubio casi lo fulmina con la mirada – ¿Lo escuchan hablar? Cree que tengo una relación con él, en su retorcida mente jura que lo amo – Escupió las palabras –Cuando la única relación que he tenido es una de abusos reiterados, mi deber ante todo es proteger a mi hijo, cosa que tú nunca hiciste – Le picó la lengua por decirlo – Naruto es mi prioridad, y prefiero mil veces estar casado al lado del príncipe negro, que sé que me tratará bien que contigo. Sobre Naruto, si él en el futuro se enamora de otra persona, por favor Emperador permita que pueda ser feliz –


- Por supuesto, pero estoy seguro que el hilo rojo del destino de ese niño está unido a mi nieto no nato – Dijo misteriosamente – Bien Conde Uzumaki, recomendaciones, espero que controle la lengua de sus sirvientes, odio a los sirvientes lengua larga, debería recordales que Minato es de la realeza, y cualquier chisme nos podría traer problemas diplomáticos con el imperio de la hoja y usted no quiere ser acusado de aquello. Qué su hijo arregle sus cosas para ingresar a infantería, ahora se pueden retirar –


- Mil perdones sus excelencias, pero me gustaría decir algo – Intervino educadamente Kushina, cuando tuvo la aprobación del emperador habló nuevamente – Solicito su bendición y beneplácito permiso para ser la dama de compañía y niñera de Minato y su bebé – Pidió muy segura de su solicitud.


- Hija no, sabes que ser dama de compañía y niñera es algo para toda la vida – El conde dijo casi en un hilo de voz.


- Lo sé, pero es mi deseo, quiero ser parte de la vida de mi sobrino, y ser útil para Minato, ha sufrido por culpa de usted y mi hermano, por supuesto también mía por no tener la fuerza suficiente para evitar que mi hermano abusara de él. Ahora puedo hacer algo por su bien y el bebé que espera, por eso os pido a todos sus excelencias y también a ti Minato que me dejes estar a tu lado y al lado de mi sobrino –


Todos se quedaron en silencio no muy seguros de qué hacer,  ya que era la única que podía heredar el titulo del conde, pero si se hacía dama de compañía, eso estaría lejos de su alcance, y por los delitos de Kurama le era imposible tomar el titulo.


- Naruto puede tomar el título de Conde – Dijo de pronto Kushina – Si bien puede que se case con el príncipe Sasuke, este tendrá otro titulo nobiliario, pero si tienen más de un hijo, uno de ellos puede heredar el titulo del conde y el otro el titulo de su padre, así no habrán riñas –


- Qué opinas hijo – Jiraiya miró a su retoño.


- Sé que Naruto será muy feliz de tenerla a su lado Señorita Kushina, y sé que yo también seré muy afortunado de tener una gran amiga a mi lado – Al parecer la vida de Naruto estaría sí o sí enlazada a la de Kushina. Madara y Kurama se mordieron la lengua para evitar decir lo que pensaban que era pésima idea que esos dos estuvieran juntos.


- Muchas gracias – Hizo una hermosa reverencia agradecida de ser aceptada.


- Bueno, bueno – Tajima sonrió – Entonces vaya por sus cosas señorita para que cumpla con su nueva labor, Conde será escoltado por mis hombres para trasladar a Kurama a las instalaciones de infantería – Lo dijo con cordialidad pero detrás de esas amables palabras había escrito una advertencia de que ni se le pasara por la cabeza pensar en ayudar a su hijo a fugarse.


Al quedar solos sin la presencia de los Uzumaki,  era el momento de hablar cosas verdaderamente importantes.


- Minato dinos todo – Tajima le ordenó suavemente – Qué debemos hacer –


Minato miró al emperador, a su padre, a los príncipes y sus familiares del imperio de la hoja.


- Creo que lo mejor por seguridad, es que tanto Sasori, como la princesa Mikoto, el príncipe Izuna y yo viajemos al imperio de la hoja, es el lugar más seguro para nosotros en estos momentos – Señaló – El príncipe Rai no se quedará tranquilo al ver que en vez de empeorar en sus enfermedades, tanto usted el gran emperador como el primer príncipe comienzan a recuperarse –


- ¿Temes que comience una redada? –


- Seguramente lo hará, con ayuda del conde que se acaba de ir dolido, no dejara que su hijo vaya a infantería, menos que quede a merced del prometido del doncel que agravió. También habrán otros nobles – Miró a su padre sonriéndole – Lo más importante es asegurar las personas que ama mi emperador, lamentablemente el tercer príncipe desea dos cosas con locura, y eso es ser emperador y a su hermano Izuna, si le quita ambas caerá en desesperación –


- Lo sabía – Dijo Obito, quien guardó silencio gran parte de la conversación – Sabía que ese tonto deseaba a su propio hermano, pero me negué a creerlo porque no podía creer algo tan aberrante, por Dios, Izuna es su hermano menor –


- Yo, como la única princesa del imperio de la hoja, extiendo una invitación para el séptimo príncipe Izuna, la princesa Mikoto, y para el amigo de mi sobrino, el joven Sasori - Dijo Tsunade – Algo que saber sobre por qué tu amigo también debe venir con nosotros –


- Sasori fue violentado de la misma manera que yo, él tuvo un hijo del príncipe Rasa, si sabe de su existencia, lo usará para seguir su abuso hacia a Sasori, ese hombre está obsesionado con él. Rasa quiere todo lo que su hermano ama – Informó con pena.


- Así que ese niño es quién enamoro a Sandaime – Hashirama dijo pensativo – Hay quienes aman las cosas difíciles –


- Lo dice el idiota que está detrás de Mito Uzumaki hace años y aún no le dan ni la hora – Molestó Madara.


- Moléstame pero tú estás o más jodido que yo – Hashirama respondió maldadoso pero se calló al escuchar el carraspeo nada sutil de Tsunade pero hablar con palabrotas.


- Minato – Llamó Tsunade, sin previo aviso lo abrazó – No sabes cuánto deseaba conocerte – le susurro.


Tajima sonrió al ver la muestra de cariño de la mujer más temible de todos los imperios, al fin parecía que algo la hacía humana. – Bueno, bueno – Aplaudió – Hay mucho que hacer, son días de festivales, ustedes necesitan una bienvenida como es debido insisto una comida completa en mi palacio, os parece bien –


- Por supuesto siempre es bueno probar la mano de sus cocineros su majestad – Acepto Hashirama.


- Bien iré a preparar todo –


- No su majestad – Tsunade se limpió el rostro luego de separarse del menor, por la emoción que sentía de tener un pedacito de su amada Misato de vuelta – Lo revisaré. Jiraiya necesito un espacio libre y a tu ayudante de salud más capaz –


- Claro, por favor síganme –


- Puedo traer a Rin en unos minutos si me lo permiten – Obito ofreció, su padre lo miró con una sonrisita traviesa asintiendo a la petición de su hijo, el chico sonrió – Vuelvo de inmediato – Desapareciendo.


- Mientras esperamos revisaré a Minato, no creo que me tomé mucho tiempo – Propuso Tsunade – Vamos pequeño – Tomó la mano del rubio y ambos se levantaron para caminar afuera de la habitación.


Nadie los detuvo o dijo algo, Jiraiya los guío a su propia habitación - ¿Puedo quedarme? – Preguntó casi temeroso porque Tsunade tenía un carácter muy irritable.


- Me gustaría que se estuviera a mi lado – Pidió Minato, toda su vida solo, al fin tenía un padre que se preocupaba por él, ya nunca más estaría solo y a la deriva.


- Está bien – Tsunade en otro momento hubiera dicho que no, pero la mirada dulce y tierna de su sobrino no pudo negarle absolutamente nada. – Veamos cómo están ambos chiquillos…


Tobirama y Hashirama conversaban con el emperador y Madara, haciendo planes para el futuro a corto plazo, sobre todo rastrear a los traidores, Rai definitivamente no estaba solo en el deseo de tener un nuevo emperador. Tajima era un emperador que regía con firmeza a todos, tenía mucho poder y riqueza, además de un prolifero ejército, que lo seguía ciegamente. Eso molestaba a muchos de los nobles, porque no había tanto poder para ejercer sobre el soberano del imperio del fuego,  eso conllevaba que el emperador fuera tan firme como el hierro a la hora de imponer leyes y castigos. Pero si ellos ayudaban a Rai a llegar al poder, éste les debería favores que tendría que pagar.


Madara pensaba que lo mejor era simplemente quebrarle el cuello a Rai, hacer una caza de brujas podía ser peor, si bien su padre era poderoso si muchos nobles se juntaban podrían desestabilizar el imperio, incluso aliarse con aquellos pequeños reinos que estaban al alero del imperio eso podía ser peligroso, porque si la milicia y el poder político de los Uchiha se debilitaba podrían haber muchas más guerras.


Obito apareció junto a una hermosa muchacha de dulce cabello chocolate, ojos marrones, de apariencia suave y delicada, pero para quién la conociera sabría que era un pequeño fuego artificial. Más no venían solos junto a ellos estaba Izuna con cara de pocos amigos, su padre al verlo supo que algo lo tenía cabreado y seguramente podía saber de qué se trataba.


- Príncipe Hashirama, príncipe Tobirama, os presento a mi hijo menor, el séptimo príncipe  Izuna, y a la novia de Obito, Lady Rin Nohara – Él todavía no la conocía en persona, pero sí en las memorias de Obito.


Hicieron los saludos pertinentes, Rin estaba muy nerviosa por conocer a tantos de la realeza, no era lo mismo que en las trincheras, donde a pesar de los rangos todos eran iguales, sobre todo para el cuarto príncipe, hacía trabajar a todos por igual, no habían plebeyos o nobles. Pero en la capital, por supuesto cada distención volvía a tomar fuerza, y frente a ella estaba el gran emperador del fuego.


- Creo que debería presentarme con la su majestad la princesa Tsunade, príncipe Obito puede guiarme – Pidió la muchacha muy educadamente tratando de esconder su nerviosismo.


- Claro, con su permiso sus majestades –


- Qué te molesta Izuna – Preguntó Tajima a su hijo cuando estuvieron a solas y lejos de los príncipes del imperio de la hoja.


- Sé que soy el príncipe más joven y un doncel, pero no por ello tengo una mente inferior o un poder inferior –


- Claro que lo sé –


- No parece su majestad, siempre me aísla de todo, quería ir a la guerra, pero no me dejaste aún cuando soy un mejor espadachín que el propio Madara, aún cuando mi propio hermano pide mi consejo en cuanto a estrategias, aún así me dejas afuera de todo lo importante,  y sé que es porque soy un doncel y eso me tiene molesto – Tenía los nudillos blanco de tanto apretarlos por la furia que sentía.


Tajima lo miró, sabiendo que todo lo que decía era realidad – Izuna eres mi hijo más preciado, eres quien más se parece a tu difunta madre, y sí es porque eres Doncel no quiero que te pase nada, de solo pensar que puedes resultar dañado me enfermo –


- También estoy enfermo de ser discriminado, no soy delicado como una flor, ni tengo la contextura delicada de una mujer, y si hablando de ello, cuántas mujeres caballeros tenemos, muchas padre, demasiadas en puestos importantes, y no veo que las cuides tanto como a mí, soy poderoso al igual que todos mis hermanos –


- Diablos, está bien, tomaré en consideración tu opinión de ahora en adelante – Tajima no podía contra su hijo menor, era su debilidad, su hijo más preciado – Estábamos hablando de Rai y cómo tratar con él, tienes alguna opinión – Habló más fuerte para que los demás escucharan.


- Por supuesto que la tengo, he estado pensando en ello – Izuna se miró a los ojos con Madara, era algo que ambos la noche anterior estuvieron conversando, era con su cuarto hermano con quién mejor se llevaba y quién más le enseñaba, éste no hacía distención de géneros, y fue el primero en comenzar adherir mujeres en las legiones.


- Ilumínanos – Pidió el emperador.


- Comencemos hacer lo que él estaba haciendo, envinémosle de a poco y también a drogarlo, para que de apoco vaya perdiendo la cordura, si está inestable durante algunas semanas o meses, no sería difícil que atentara contra su propia vida – Izuna sabía perfectamente que estaba hablando algo horrible, era atentar contra su hermano, y hasta su padre podría pensar que eso era un traición baja – Lo he pensando y creo que exponer a Rai y a los demás nobles, es complicado, pueden unirse todos y hacer una revolución, si bien podemos ganar a costa de muchas vidas, podríamos quedar expuestos, siempre hay pequeños reinos que están bajo nuestro alero que se pueden aliar junto a los nobles insatisfechos podría ser devastador de tantas maneras. El plan de Rai es cruel, está envenenándote y a Fugaku, además de atentar contra Mikoto e Itachi y todos sus hermanos, es peligroso, para realizar su fechoría claro que debe tener a muchos nobles de su lado, por lo tanto le será fácil acabar con la vida de todos príncipes, pero todos sabemos que él llevará a la ruina este imperio junto a aquellos nobles, lo mejor que podemos hacer, es realizar un trabajo meticuloso y entre las sombras, acabar con ellos sin que se den cuenta de qué está pasando –


- Estoy a favor de su idea – Madara lo secundó – No podemos permitirnos una guerra menos entre príncipes eso podría llevarnos a la ruina y  muchos pensaría que estamos divididos –


- Cómo lo haríamos posible –


- Tengo conocidos que odian a Rai – Izuna sonrió dulcemente – Te pido que me dejes hacer esto a mí, no te voy a defraudar padre – Prometió.


- Acepto, sé que no me defraudaras, Madara, tú, Obito y Ocúpense de los nobles traidores, Enviaré a Tobi y Barú más una comitiva a los reinos más problemáticos, con una excusa que buscamos a los mejores artistas para la creación de un museo –


- Gracias padre, sé que me enviará al imperio de la hoja así que antes de partir dejaré todo listo – Izuna sonrió al fin podría vengarse de ese maldito hijo del demonio de Rai.


Madara y Tobirama se miraron como pensando en lo mismo, los donceles podría ser tan o más peligroso que una serpiente ponzoñosa. Aunque la serpiente que Tobirama estaba presenciando era una maravillosa, realmente Izuna Uchiha era una belleza escondida por su padre.


*


Kushina estaba terminando de empacar sus cosas para vivir como dama de compañía y niñera de su sobrino no nato.


- Ya no te quiero escuchar padre – Gritó Kushina – Estoy harta de todo esto, si tú hubieras contralado un poco el livido de tu hijo, nada esto estaría pasando, pero como eres igual de pervertido que él no te importó – El sonido de un cachetazo resonó en el lugar, Kushina llevó su mano en donde su padre lo había golpeado.


- No te atrevas mocosa a faltarme el respeto soy tu padre – Rugió furioso.


- Nunca me has respetado, nunca respetaste la memoria de mi madre, todo lo que tienes, todo el poder es gracia a ella, no lo olvides, pero tú la hiciste sufrir en vida y en muerte, llenaste tu cuarto con prostitutas y prostitutos cuando su cuerpo aún estaba tibio, no me hables de respeto, agradece que no te quitaron el titulo de noble y tus hermosas posesiones, seamos honestos entre nosotros, estás molesto de mi decisión solo porque no podrás venderme como una de tus yeguas al mejor postor para que tengas más dinero que despilfarrar en casas de putas – Gritó – Tengo la bendición del emperador, qué harás irás hacer una revolución, si no estoy está misma tarde en casa del marqués qué crees que pase –


Todos los sirvientes no sabían qué hacer, desde el momento que regresaron los tres comenzaron a pelear, el conde golpeó a Kurama mientras le gritaba insultos soeces. Kushina subía las escaleras furiosa rugiendo órdenes de traer maletas y sacando su ropa del armario y artículos personales.


Kurama escuchaba sentado en las escaleras todo el griterío de su hermana y padre, todo se había ido al carajo. Todo era su culpa si tan solo no se hubiera obsesionado con Minato nada de eso estaría pasando, pero ya lo había hecho, estaba esperando un hijo, un hijo que seguramente lo odiaría y claramente con razón, lo que más le hacía hervir la sangre era saber que el bastardo del cuarto príncipe sería quién lo criara, de solo pensarlo tenía ganas de matarlo.


Le habían pedido arreglar sus cosas pero era una estupidez, al llegar la base militar le entregarían ropa y se desharían de todo excepto de una a  dos tenidas de civil y útiles de aseo, la vida en la milicia era austera, y por eso muchos acaudalaban fortunas, ya que vivían con lo mínimo y eran buen remunerados pero él no tenía ni puta idea de cómo iba hacer tratado.


- Señorito Uzumaki, su prometida Lady Mei vino a visitarlo. Viene junto al tercer príncipe –


- Pide que se callen por favor, mientras atiendo a los invitados, ya el nombre de los Uzumaki está por los suelos como para seguir cavando más –  Se levantó para ir a la sala en donde estaría su maldita visita, apenas toleraba a su novia y peor al pomposo tercer príncipe.


Vio a su hermosa prometida ataviada en un elegante vestido azul con volantes y corset muy a la moda, obviamente adornada con las joyas más grandes y brillantes que el dinero pudiera comprar, una belleza. El príncipe Rai vestía un traje de dos piezas azul medianoche mostrando el garbo que solo una persona de la familia imperial tendría.


- Su majestad Tercer Príncipe, Lady Mei, bienvenidos – Saludo con una venia a ambos – Lamentablemente no tengo mucho tiempo, perdón por mi rudeza pero a qué se debe su ilustre visita sin aviso a mi hogar –


Mei observó a su prometido, escondió su asombro detrás de un elegante abanico, jamás lo había visto ser tan rudo.


Rai sonrió por el contrario, Kurama Uzumaki era un tremendo tipo, estaba ahí para hacer una alianza con él, pero nunca pensó que le hablaría así. – Cualquier cosa puede esperar, al estar frente a un príncipe de la familia imperial –


- En otra ocasión así sería su majestad, pero lamentablemente no puedo hacer esperar a su majestad el emperador y a vuestro hermano el cuarto príncipe –


- Qué negocios tienes con ellos – Rai enarcó una ceja, sabía que Madara apenas y toleraba a los nobles, en más de una ocasión dijo que tanto el conde Uzumaki como su hijo le eran desagradable.


- Me uniré a la milicia del cuarto príncipe – Respondió a secas, Madara Uchiha no le gustaba pero Rai Uchiha le gustaba menos, era una maldita serpiente trepadora – Fue decidido hoy –


- Cómo hiciste eso, sabes que eso significa verdad, no puedes heredar el título de conde – Mei dijo alterada – Qué pasará con nuestro compromiso –


- No hay manera sutil de decir esto querida señorita, pero ya no soy un buen partido para ti, por tanto debemos romper nuestro acuerdo, debes buscar un prometido más a su altura – No quería tanto a la mujer como para sentir la ruptura, de hecho hasta cierto punto  se alegraba.


- Por qué hiciste algo así –


- No fue algo que quisiera, es algo que sucedió, el emperador ordenó y yo acepto su palabra –


- No puedes simplemente decir aquello Kurama, pudiste negarte… -


- Lady Mei, nadie puede ir contra los designios del emperador, eso sería traición – Puntualizó, haciendo que la tensión creciera, añadió – Al menos en mi caso no estoy de acuerdo en traicionar a mi emperador – Lo dijo por la mirada sagaz de Rai al momento de mencionar la traición. Todos los nobles que no estaban de acuerdo con la política del emperador se oían rumores que el príncipe Rai estaba tramando algo para derrocar a los hermanos sobre todo porque a salud del emperador y el primer príncipe no estaba bien. De hecho su padre y otros nobles pensaban que la enfermedad de ambos era debido al príncipe Rai aunque solo era una especulación… pero si el río suena es porque piedras trae.


- Claro que nadie se atrevería a hablar de traición – Se abanicó con fuerza para evitar que sus mejillas se tornaran rojas. Porque tanto Mei como Rai habían ido a proponerle una alianza a Kurama, pero al parecer éste era fiel al cuarto príncipe.


Rai deseó matarlo pero obviamente no podía hacerlo, aunque las ganas no le faltaban, odiaba que todos fuesen tan leales al maldito de Madara, todo perfecto e intachable, con una moral y ética digna de un puto santo.


- Kurama – Kushina entró sin percatarse – Oh, su majestad, lady Mei – Miró a todos nerviosa, su padre se había desmayado y ella ordeno que lo llevaran a descansar y fueran en busca de un médico.


- Hermana – El pelirrojo se giró para observarla.


- Padre no se siente bien, llamé a un médico, pero me ten…-


- Claro, claro ve a tu fiesta del té, el mayordomo se hará cargo – No quería que el príncipe ni Mei se enteraran de Minato aún – Siento tener que terminar la reunión, pero debo atender a mi padre y luego enlistarme – Sonrió – Lady Mei enviaremos una carta para hacer efectivo el rompimiento del compromiso, siento mucho que pasáramos por esto, le deseó la mejor de la suerte y pueda encontrar un hombre digno de usted. Príncipe Rai que el viento siempre este a su favor –


Ambos hermanos se despidieron no antes de dejar al mayordomo para que guiara a la pareja, tanto Mei como Rai miraron como los hermanos se iban a paso rápido cuchicheando entre ellos, maldito amor de hermano pensó Rai, él no conocía lo que era eso, odiaba a todos sus hermanos excepto a Izuna, todos los demás eran piedras en su zapato. E Izuna no lo amaba como un hermano precisamente.


- No ha pensando en casarse príncipe Rai – Preguntó Mei, calculando sus palabras.


- No – Respondió sincero – No quiero una esposa que me exija, soy un hombre que gusta del amor carnal señorita Mei, por lo tanto no quiero casarme si me exigen fidelidad, amor y toda esas cursilería –


- Si su prometida le pide solo dinero o por supuesto poder, lo pensaría –


- Sea directa Lady Mei –


- Le ofrezco un matrimonio ventajoso para ambos, yo lo dejo hacer lo que usted desee, por supuesto manteniendo las apariencias, además de tener solo descendencia conmigo, a cambio solo pido tener poder y riqueza –


- No es un mal trato querida lady Mei – Rai lo pensó una mujer que no le exigiera cursilería de mierda era perfecto – Hablaré con mi padre –


- Lo agradezco su majestad –


En silencio regresaron ambos felices haciendo planes para un prospero futuro.


*


Minato tocó su pancita feliz de que tanto él como su bebé se encontraran bien eso lo aliviaba, caminó por el hermoso jardín de su padre, se disculpo con él y los demás abogando que deseaba un momento a solas.


Tenía tanto que pensar, aún rondaba en su cabeza la visión, no podía dejar de pensar en ello, se estaba volviendo loco.


- Pequeño rubio, qué come tu hermosa cabeza – Madara le habló por la espalda asustándolo.


- No me asustes… -


-Es malo para el bebé – Terminó la frase Madara poniendo los ojos en blanco – Está bien que te preocupes por tu hijo, lo comprendo, pero debes preocuparte por ti también, no puedes vivir tú vida entorno a tu bebé –


- No eres padre, no lo entendería –


- Lo seré, en cuanto ese niño nazca, será mío, aún si no lo engendré – Dijo muy serio – No bromeó rubio, eres un mocoso extraordinario, y creo que puedo llegar amarte, además estaré toda la vida agradecido  de que salvaras a mi hermano y padre de su muerte, y la nuestra, pero me gustaría saber cómo lo supiste –


- Dijiste que con tus ojos puedes ver memorias – Minato se giró para observar bien a Madara, este asintió – Realmente dolería –


- Solo si opones resistencia – Era un secreto, pero ya que sería su marido, no había problema en revelarle algunas cosas – Pero si no luchas contra mi poder no pasará nada, si tú deseas que vea, no habrá dolor –


- Sí te muestro lo que hay en mi interior, estarás a mi lado – Lo observó con cierto temor.


- Seré tu esposo, estaré siempre a tu lado, sin importar qué – Madara tomó la mano de Minato mostrándoles sus ojos carmín – En la medida de lo posible, jamás te haría daño, no voluntariamente y espero que tampoco involuntariamente –


-  Deseo que observé lo que hay dentro de mí y me ayude de ahora en adelante – Apretó la mano de Madara.


- Solo relájate – Madara no le dio oportunidad de que el chico dijera algo cuando ya estaba viendo un millón de imágenes, un crisol de escenas como si estuviera viendo una gran película, una extraordinaria y terrible película de terror.


*


Tobirama se acercó a Izuna, en el momento que lo vio lo encandiló, con sus suaves facciones y cuerpo de infarto que el cheosang solo intensificaba con descaro.


- Príncipe Izuna – Llamó Tobirama – Le gustaría tomar el té conmigo –


Hashirama y Obito quienes conversaban se miraron entre ellos sorprendidos al escuchar al frío y taciturno Tobirama. Jiraiya sonrió al escuchar al más torpe de los Senju en el arte social tratar de hablar con Izuna. Éste último no subía que responder ante la pregunta, lo encontró completamente desprevenido, pero sonrió y aceptó, si iba a pasar toda una temporada al menos unos nueve meses por lo bajo, sería bueno entablar una buena relación con la familia imperial de la hoja.


Jiraiya llevo a la pareja hasta un pequeño jardín interior dentro de la mansión, les dijo que enviaría alguien con té, pastas y pastelillos.


- Príncipe Izuna, sé que apenas lo conozco, pero soy un hombre intuitivo, por lo que pude apreciar usted no gusta de su hermano el tercer príncipe además acepto de inmediato ir a nuestro imperio, aún más una estadía tan larga –


- Podría declinar su pregunta con diplomacia, o desviando el tema – Bajó la taza de té verde recién servida – Pero seré honesto con usted. Amo a todos mis hermanos, excepto a Rai, no lo considero uno, nos llevamos por seis años de edad, y desde que tengo uso de razón he podido percibir una mirada de Rai extraña sobre mí, diferente a la de todos mis hermanos, a los doce años Rai me obligo a dormir en su palacio, porque muchos de mis hermanos estaban en la guerra, y mi padre estaba en las trincheras. Fugaku estaba dirigiendo el imperio así que no podía atenderme, y tenía un hijo muy pequeño. – Explicó – Obito tozudamente se fue a meter a la guerra, así que estaba solo con Rai, tenía solo doce años, pero él me hizo dormir a su lado, me hizo ver como tenía relaciones intimas con otras personas, me hizo tocarlo en partes que solo amantes y personas casadas deberían hacerlo,  no pudo hacer más porque desperté mi sharingan, es una bendición tener ojos rojos. Así que lo hice olvidar todas las perversiones que me hizo, pero eso no quita que yo no las recuerdes –


- Por qué razón lo hizo olvidar – El relato fuerte, eran hermanos y ese deseo era enfermizo.


- No quería que él tuviera el gozo en su mente y corazón que me tocó, que pudo disfrutar a costa de mí. No deseaba verlo saboreando esos momentos cuando me viera, es un maldito asqueroso y sí deseo su muerte. Puede que sea alguien terrible por eso, pero no lo quiero vivo –


- No creo que sea malvado por aquello, creo que el tercer príncipe es peligroso para toda la familia imperial. En mi nación se dice que hay que eliminar a la fruta podrida del saco o infestará a las demás –


- En mi nación se dice lo mismo – Izuna sonrió – Ya que fui honesto con usted, espero que en el futuro si tengo curiosidad sobre algo usted me responda –


- La sinceridad se debe pagar con más sinceridad…


*


Madara dejó de mirar el interior de Minato, apagó sus ojos rojos, para mirar los ojos azules del rubio.


- ¿ Tú me amabas? – El Uchiha preguntó sin poder creer todo lo que había visto en la mente de Minato, todo lo que había vivido.


- Sí – Minato dijo con hilo de voz mientras gruesas lágrimas caían por su hermoso rostro – En ese lugar no pudiste salvar tu vida, ni yo la mía, por eso te busqué, sabía que me podría ayudar, porque en el pasado aunque fue brevemente nos amamos…


 


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