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Reino Místico por lizergchan

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Disclaimer: Los personajes de Marvel no me pertenecen, sino a Marvel Estudios, Disney y a Stan Lee. Este fanfic lo hice solo y únicamente como diversión.

Personajes: Dr. Strange/Tony Stark.

Aclaraciones y advertencia: Romance, algo de Ooc, omegaverse y lo que se me vaya ocurriendo, kesesesese.

 

Beta Reader:

 

Resumen: Historias cortas que pertenecen al universo de Te odio te amo, en la que conoceremos el pasado antes de la llegada de Tony al reino Místico.

 

—f

 

 OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

Reino Místico

 

 

La reina justa

 

 

Stephanie nació en el seno de una familia amorosa; su padre se enorgullecía de haber servido al rey dorado y se entristecía que el hijo de tan buen soberano, se hubiese vuelto un tirano.

Cuando la princesa Budica de reveló y tomó el trono junto con Stephanie, el padre de esta fue el primero en ofrecer su lealtad.

Durante el tiempo que duró la guerra civil, Stephanie se ganó dos nombres: el escudo de la reina y el otro, por el que la conocerían incluso fuera del reino:

Stephanie la justa.

 

Cuando su primer hijo nació, ella se preocupó de inculcarle el respeto por todos los seres vivos. Le enseñó que un omega valía tanto como un alfa, lo mismo aplicaba para aquellos usuarios de magia y no usuarios.

A la edad de 10 años, lo llevó a su primera excursión por los reinos bárbaros; le mostró la injusticia con la que los más débiles eran tratados y el dolor que eso conllevaba.

 

—Todo lo que has visto hoy, no es más que una mísera parte de lo que los omegas y betas mujeres sufren a diario —dijo Stephanie mientras observaban un pequeño poblado desde lo alto de un despeñadero —. Ten siempre en mente la forma de vida que tienen los humanos y no olvides a Shin, para que tú jamás te encubiertas en alguien cruel y sanguinario.

 

Stephen asintió con la cabeza. Él no quería ser un mal rey, quería crear un mundo en donde su gente se sintiera segura y fuesen felices, pero no solo lo deseaba para su país, también lo quería para todo Ether y por supuesto que también para los reinos bárbaros.

 

 

Stephen creció hasta convertirse en un joven adolescente. Habían pasado más de un siglo desde que visitó los reinos bárbaros. Sus madres tuvieron dos hijos más, pero por desgracia, los Vishanti se los habían llevado.

Fue una época difícil para Ancestral y Stephanie, ambas se sentían terriblemente culpables por la pérdida de sus cachorros más jóvenes. Eso casi las destruye.

 

El tiempo pasó y con ellos poco a poco vino la calma a su dolor.

Stephen había presentado casta a los 15 años: un alfa.

Cuando los nativos de Místico presentaban su casta, su envejecimiento comenzaba a disminuir; dependiendo si tenías magia o no, un año biológico podría ser 10 o 100 de la de los pueblos bárbaros y del resto de Ether; aunque su forma animal también influía en que tan longevos podrían ser, siendo los dragones los que más años vivían. Tal era el caso del primer príncipe, que, con ya casi 200 años de vida, parecía un adolescente de 17.

Stephanie estaba tan orgullosa de su hijo, quien a tan corta edad ya había hecho grandes cosas. Luchó contra Thanos y sus huestes, enviándolos al corazón del Mar Vacío, creó hechizos de tiempo, lo que le hizo ganar su título. Rescató incontables omegas y mujeres de los reinos bárbaros, del infierno al que le llamaban vida.

Había dos omegas en particular que Stephanie consideraba especiales: Loki y Mordo; ambos, de una u otra forma eran miembros de la nobleza de sus respectivos países; vilipendiados, tratados como escoria, solo contenedores de esperma o accesorios para regalar.

Aun así, Stephanie veía la fuerza en ambos. Estaban destinados a grandes cosas; tenían una magia poderosa y una fuerte determinación.

También había un creciente amor en los ojos de Mordo cada vez que veía a Stephen.

 

Pero también había oscuridad.

 

La justa reina rogaba a los Vishanti que el joven fuese en verdad el soulmate de su hijo, de lo contrario, temía que Mordo pudiese dejarse corromper, lo que sería una pena, el chico le agradaba.

 

—Majestad —Kaecilius interrumpió las cavilaciones de Stephanie. Ella le sonrió.

 

Se encontraban en el jardín techado de la reina alfa. Ahí, Stephanie solía pasar las horas que deseaba estar en soledad.

 

—Kaecillus, viejo amigo —dijo al tiempo que lo abrazaba y él, por supuesto que correspondía con una gran sonrisa —. ¿Qué te trae a mi pequeña fortaleza de la soledad?

 

Kaecillus era el mejor amigo de Stephanie, crecieron juntos. Fue el primero en jurar lealtad a Ancestral, incluso antes de que los fuegos de la rebelión comenzaran a arder. Para la reina alfa, era como un hermano. Le confiaría su vida a ojos cerrados.

 

—¿Recuerdas al grupo que Logan y yo rescatamos del país llamado Aquila?

 

Aquila era un pequeño reino que contaba con apenas cuatro generaciones de existencia. En el futuro crecería para convertirse en la nación de Brukyn.

 

—Lo recuerdo —asintió al tiempo que hacía aparecer una mesa con los utensilios necesarios para la hora del té. Le hizo una señal al otro alfa para que tomaran asiento —. Creo que mencionaste que uno de ellos era tu soulmate.

 

Kaecillus asintió con la cabeza. Stephanie sonrió, encantada con la noticia.

 

—Will, tiene apropiadamente 18 años y es un omega.

—Es maravilloso, Cillus, pero espero, aguardes hasta que tenga la edad suficiente y no lo vayas a forzar —Kaecillus asintió con la cabeza, captando bien la amenaza escondida en el tono jovial de su amiga y reina. —Los humanos pueden asustarse con facilidad, en especial los que vienen de los reinos bárbaros.

—Él vive conmigo, parece feliz. Es mi soulmate —comentó serio. La justa reina frunció el ceño, pero el alfa no se percató, pues su mirada estaba fija en su taza de té y el líquido ambarino que contenía. —Lo amo, pero eso no me da derecho a tocarlo sin sí consentimiento.

 

Stephanie asintió. Tomó un pastelito y se lo comió antes de proseguir con la charla.

 

—¿Entonces cuál es el problema?

—Está embarazado —Stephanie miró a su amigo con tristeza comprendiendo lo que aquello significaba.

—Lo siento mucho —ella no se disculpaba porque su amigo tuviese que cargar con un omega “usado” y preñado por otro alfa, no, lamentaba lo que significaba para el pobre niño.

 

Un embarazo era, ya de por si complicado en muchos casos, pero uno causado por una violación lo era aún más, en especial en un omega, pues su conexión mística (tuviera magia o no), era más íntima y fuerte que en una mujer beta.

Por esa misma razón, el aborto estaba prohibido bajo pena de muerte a quién lo aplicara (salvo algunas excepciones).

 

—Él quiere al bebé y yo también —aseguró con determinación.

—Me temo que no comprendo el problema.

—Él está tan asustado. Piensa que en cualquier momento lo compraré u obligare a tomar algo para que aborte —Kaecillus se llevó una mano a la parte posterior de su cuello, en un gesto puro de desesperación. —Le contó a Misha que presentó desde los 12 años y fue su hermano quien lo embarazó tan pronto como tuvo si primer celo; lo hizo abortar a golpes y su padre lo culpó de “seducir” a su hermano, lo vendió a un burdel donde…

 —Comprendo —lo interrumpió. Era una historia tan común en los reinos bárbaros. Omegas culpados por “seducir” al alfa que abusó de ellos, esclavizados, tratados como simples juguetes sexuales o fábricas de bebés.

—Los sanadores nos han dicho que el bebé está bien, pero Will debe seguir una dieta especial y… —hizo una pausa, parecía avergonzado, algo atípico en Kaecillus —. Somos soulmate, necesita de mi magia para fortalecer a ambos…

 

Stephanie comprendió el problema. Su amigo temía que el humano omega creyera que él era como todos los alfas que había conocido en su corta vida.

 

—¿Tiene magia? —el alfa macho negó con la cabeza.

—Tiene un alto grado de afinidad con la alquimia. El examen lo comprobó.

 

Existía una prueba que se le realizaba los habitantes del reino para comprobar si tenían magia o si tenían alguna afinidad con la alquimia u otro tipo de habilidad especial, así era posible orientarlos de forma correcta.

 

—De acuerdo —Stephanie le dio un sorbo a su té —. ¿Qué piensa él sobre su dependencia forzada a tu magia?

 

Kaecillus dio un largo suspiro y negó con la cabeza.

 

—No le agrada —dijo abatido. —La primera vez tuvo un ataque de pánico, por suerte Misha pudo ayudarlo y le hizo ver que no quería lastimarlo.

 

La reina asintió. Misha era la hija de Hannibal, el hermano gemelo de Kaecillus, quién había muerto durante el enfrentamiento con Thanos, al igual que el padre de la niña, dejándola al cuidado del alfa.

 

—Has que los sanadores reales lo traten —dijo seria —, estoy segura que necesita más sanar su mente, que su cuerpo en estos momentos.

—Misha lo está ayudando con eso.

 

Stephanie entendía la razón; la forma animal de la joven era un Caladrius*, una hermosa ave, cuyo blanco plumaje podía ser usado para sanar algunas enfermedades.

 

Los Caladrius no eran una forma común, aunque tampoco estaban entre las especies raras.

 

—Quizás deberías consultar con Kurt.

 

Kurt Wagner era un hibrido; su madre era una Centuriana con habilidades metafóricas y du padre un alquimista místico que sufrió deformaciones a causa de un mal experimento, como consecuencia, él había nacido con aspecto de demonio. Al crecer se unió a la orden de Nyokai, diosa de la medicina, protectora de los partos y guía de los afligidos.

Los sacerdotes bajo su mando solían encargarse de ayudar a aquellos que estaban heridos más allá de lo físico. Se centraban principalmente en sanar la mente.

 

—Supongo que no le hará mal hablar con él.

 

 

 

 

Las semanas pasaron; Will poco a poco comenzó a confiar en Kaecillus, y a sanar, gracias a la ayuda de Kurt.

Fue durante la primera nevada en el reino Místico que la hija del omega nació; era el mes de abril en el calendario de Egos. La llamó Abigail, como su madre.

Las cosas parecían estar bien para Will, comenzaba a interactuar con otras personas, además de Kaecillus y Misha. Entonces conoció a Mathew Brown, un alfa que provenía de Aquila, aunque él había nacido durante los primeros años de su fundación, antes de ser salvado de morir a causa de una terrible hambruna que asoló el reino a causa de las nevadas. Tenía 8 años en ese momento. Tuvo una buena infancia llena de amor, todo gracias a un militar alfa; llamado Sol Rama. Era afable, pero estricto, aunque tenía una fuerte ideología de superioridad.

Sol Rama pensaba que los usuarios de la magia eran superiores a los que no, por tanto, era su deber proteger a quienes eran menos que ellos. Mathew creció obsesionado con esa creencia. Al revelarse como hechicero, fue enviado a Egos a investigar y rescatar a quien lo necesitara. Pasó más de un año entre humanos; vio a alfas vilipendiar, subyugar y abusar a los más débiles. Fue testigo del sufrimiento de omegas que eran tratados como menos que animales de carga. Tales atrocidades, combinadas con la ideología aprendida durante su infancia; se fue retorciendo hasta convertirse en algo retorcido y terrible:

 

Los alfas usuarios de la magia debían gobernar, y los demás debían inclinar la cabeza y servirles.

 

Durante 100 años, buscó adeptos alfas que también vinieran de las tierras bárbaras, y que compartieran sus retorcidos ideales. Entonces conoció a Will y a Kaecillus, este último fue quien más le llamó la atención. El General Otoño, con sangre real en las venas; un dragón, maestro del príncipe heredero y el confidente de la reina consorte.

 

Noble, justo y lleno de virtudes, justo lo que él no era, y deseaba romperlo. Es ahí donde Will entraba. Fue fácil hacer que el pequeño y crédulo omega estaba tan hambriento de afecto, uno que Kaecillus no podía darle, temeroso de hacerle daño.

 

Mathew sintió una satisfacción enfermiza el violar a esa pequeña puta, torturarlo a él y a la omega llamada Micha. Destrozar el miserable cuerpo de esa bebé, convertirla en mujer tan joven, fue la experiencia más divertida, definitivamente lo volvería a hacer.

 

La muerte de su familia fue un terrible golpe para Kaecillus, quien loco de ira culpó a Stephanie de todo. Fue ella quien le aconsejó dejar que Will conviviera con personas de su tierra natal, fue ella la que le dijo que Mathew era inofensivo a pesar de que su instinto gritaba todo lo contrario.

 

 

 

 

Kaecillus mató a Mathew con sus propias manos. Desgarró cada extremidad de su cuerpo; mientras estaba vivo, le cortó del pene y la piel. Arrancó uña por uña y diente por diente, le sacó los ojos e hizo que se tragara su propia lengua.

Cuando la vida se escapó de Mathew, Kaecillus maldijo su alma a un destino peor que ser consumida por Demogorge El Dios Devorador.

Al finalizar su obra, arrojó el cadáver mal trecho, o lo que quedaba de él, al Mar Vacío.

 

No estaba satisfecho, su venganza terminaba.

 

Aun siendo el desastre sanguinolento que era, se presentó frente a Stephanie, quien se encontraba en la sala del trono, junto a Logan, otro de los Generales.

 

 

—Kaecillus, por los Vishanti, ¿Qué te ha pasado? —dijo Stephanie alarmada al ver el aspecto deplorable de su amigo.

 

Kaecillus estaba cubierto de sangra, con la expresión desencajada, digna de un psicópata; arrastraba su espada por el suelo y parecía estar en shock. Logan se colocó delante de la reina; su cuerpo se tensó y sus manos brillaron en dorado.

 

—Retrocede, no quiero lastimarte —advirtió el General Invierno. Kaecillus era su amigo, su hermano de armas, pero su juramento y deber estaban por encima del cariño que pudiera sentir por el otro alfa

—Están muertos… muertos… —murmuró el General Otoño, perdido en sus tortuosos recuerdos.

—Cillus, ¿Quién ha muerto? —el labio inferior de Kaecillus tembló, las lágrimas no tardaron en llegar.

—Micha… mi hija… Will… —rompió en llanto tan pronto pronunció el último nombre. Su felicidad fue arrebatada en un solo día. —Todos… están…

 

Stephanie ordenó a Logan encabezar una patrulla y dirigirse al palacio de Kaecillus y comprobar si alguien seguía con vida, si podían ser de ayuda. El General Invierno no quería dejar sola a su reina, pero no podía desobedecer una orden directa.

 

Una vez solos, la alfa atrajo a Kaecillus en un abrazo, obligándolo a sentarse en el suelo; lo acomodó en su regazo y le cantó una nana para tratar de calmarlo, pero aquello solo lo hacía llorar más. Pasó alrededor de media hora antes de que se calmara.

 

—Fue tu culpa —susurró tan bajo que Stephanie no pudo escucharlo, aun estando tan cerca de él, quien continuaba acunando a su amigo y cantando suavemente.

 

En algún momento, Kaecillus abrazó a la mujer alfa, tan fuerte que no le permitió moverse, aunque ella lo hubiese intentado, pero no era así. La reina iba a dejar que su amigo se desahogara. El General rompió en llanto.

 

Sin que Stephanie se diera cuenta, mutó su mano en una garra afilada.

 

—Está bien, estoy contigo… —esas fueron las últimas palabras de Stephanie; Kaecillus la hirió de muerte, falleció en los brazos de su asesino, pidiendo perdón por haberle fallado.

 

Su ultimo pensamiento fue para su esposa e hijo, rogando a los Vishanti por su protección.

 

 

Cuando Logan regresó, encontró el cuerpo de Stephanie. La Justa reina se encontraba recostada en un lecho de crisantemos, lirios blancos; en su pecho había un loto del color de la sangre.

 

 

Ese día, el reino perdió a una gran guerrera, una mujer valiente y una reina bondadosa, pero Ancestral se le fue arrestada el amor de su vida y a Stephen, su madre. Pasarían siglos para que la alfa fuera vengada.

 

 

 

Bueno, espero les guste el capítulo. Sé que he estado desconectada mucho tiempo, pero con eso de la mudanza y todo lo que conlleva, pero espero ya ponerme al día.

 

Nos veremos en la siguiente.


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