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Especial De Parejas Del Fic "Un Papá Para Kiki" por AMMU TEIKOKU YUDAINA

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Notas del capitulo:

Buenos mis terrones de azucar, solo les dire gracias a todos los que me apoyaron para ganar el concurso de ShaMu, si lo logramos todos los terrones de azucar lo logramos, ganamos viva nosotros. 

Ahora si, lean, disfruten, comenten.

Nos vemos abajo terrones de azucar. 

Quien acaba de ingresar al séptimo templo, se trataba del maestro del cordero dorado.

Hakurei, realmente no veía con buenos ojos aquella escena, no por que fueran dos hombres en sí, pues él también tenía su propia historia de esta índole, si no que el caballero de Libra no le agradaba para ese tipo de relación con si discípulo.

-Ma…Maestro…- El peliverde, apenas si pudo reaccionar, el sonrojo de sus mejillas parecía que hubiera palidecido, pues se puso blanco como el mismo papel.

-Oh… Maestro… Haku… Rei- El castaño, no sabía tampoco cómo reaccionar, pero lo que entendía que debía hacer principalmente es levantarse del primer guardián.

Aunque no lo dejo solo, le ayudo a incorporase, pues el contrario, parecía que se hubiera petrificado en el suelo.

-¡¡¡SHION!!! ¡¡¡¿CÓMO TE ATREVES A ESTAR HACIENDO ACTOS INDECOROSOS EN LOS TEMPLOS?!!!- Su voz sonaba molesto, sobre todo dirigiéndose al peliverde, el cual lo miraba algo temeroso.

Se sabía que Shion, siempre había sido fiel y respetuoso a los ideales y órdenes de su maestro, por esa razón ver la decepción en los ojos de quien consideraba en ocasiones como una figura paterna, le podría aterrar.

Esto lo vio Dohko, y no podría permitir que la culpa solo recayera en él. Cuando quien había decidido confesarse, actuando por instinto.

-No culpé a Shion, yo fui quien… Lo beso y… Lo…- No pudo continuar, pus el peliblanco ahora, le interrumpió.

-¡¡¡LIBRA, GUARDA SILENCIO!!!- Esa voz de mando que imponía respeto en cualquier circunstancia –Regaño a mi alumno, porque lo que estaban haciendo es algo que no apruebo y sobre todo porque tu- Frunció el ceño, acercándose peligrosamente al joven de mirada verde –No eres alguien digno de siquiera pensar de esa forma con Shion- Se lo dejo en claro de una vez, no habrá por que andar con rodeos.

-¡¡¡MAESTRO!!!- Los ojos rosas del primero, se abrieron como platos contrayéndose.

-¡¡¡GUARDA SILENCIO!!!- Se dirigió rápidamente al peliverde, esa mirada que le dedico, denotaba decepción, y desaprobación de ese tipo de relación –Libra podría ser un buen compañero de armas, pero como una pareja sentimental no te conviene, él es insignificante- Que acidas palabras estaba dedicando al castaño, aunque fueran directas, no poseían ninguna verdad, pero eran aquellos celos de padre, sobreprotección, todo eso.

Apretaba sus puños, bajo incluso su mirada, sus labios temblaban, pero no por mido, si no por coraje, de que ese viejo caballero de plata de hace siglos, le estuviera diciendo que no era digno de estar con Shion.

¿Se podría estaría creyendo esas palabras?

Quería contestarle como se debía, pero… Creí que no sería lo más conveniente para Shion en esos momentos, aunque alguien si estaba dispuesto a callar todas esas palabras.

-¡¡¡ESO NO ES VERDAD!!!- Alzar su voz contra su propio maestro, encaro aquella mirada que le profería un temor, pero ya era un adulto, defendería lo que sentía en contra de su maestro –Dohko no es insignificante, es el caballero dorado de Libra, el único que puede decidir si se pueden usar armas o no, su cosmos es valeroso, posee habilidades impresionantes- Frunció el ceño esta vez, estaba defendiendo a su amado contra su propio maestro, pero esto no quitaba el hecho de que estuviera dejando escapar algunas lágrimas de molestia.

Alzo su mirada, darse cuenta que Aries lo estaba protegiendo de este hombre delante de ambos, aun sin importar que fuera su maestro, dejándolo impresionado.

Estaba dispuesto a aguantar el regaño en silencio, aun en contra de su naturaleza, para no meter más en problemas a Aries, pero ahora ya no pensaría así.

En un acto de atrevimiento, tomo con fuerza la mano derecha del carnero dorado, levándola a su rostro y besándola en el dorso, demostrando así que no le importaban las palabras del mayor, el seguiría amando a ese joven caballero, aun si moriría ese día.

-¡¡¡¿CÓMO TE ATREVES?!!!- En ese momento ya se estaba planteado seriamente, en que la armadura de Altar, seria llamada, para encerrar a este caballero dorado.

-Me atrevo, porque a partir de hoy, Shion y yo somos novios, y lo voy a defender, aun de ustedes- Encaro al mayor, con una sonrisa burlona, pero esos ojos tan expresivos, tenían un toque de decisión.

-¡¡¡¿Incluso si debes enfrentarte a mí?!!!- Ahora era el mayor quien esbozaba una sonrisa, pues tenía en claro que aun que fuera un caballero de plata, su cosmos era con la experiencia muy poderoso.

-Incluso, si tuviera que ser encerrado en la armadura de altar, no dejare de amar a Shion- Esa lucha de miradas, el ambiente tan denso que se podría cortar con un cuchillo.

-Te tomare la palabra entonces- Sonrió, estaba dispuestos a hacerlo arrepentirse por fijarse en su alumno.

-Maestro Hakurei, por favor… No…- Fue tarde, aun con la anticipación que Shion conocía.

La armadura de Altar, había aparecido junto al peliblanco de coleta larga, esto no era una buena señal, para ambos enamorados.

-Veremos si después de esto, aun sigues empecinado en estar con Shion, comprende Dohko… Tu nunca serás digno de él- Poseía una sonrisa triunfante, pero aun así apretaba su mandíbula y puños.

-Demostraré que lo soy, aun si debo librar una batalla contra usted- Soltó la mano del peliverde –Voy a proteger nuestro amor de lo que sea, mi lindo borreguito- Esas palabras dulces se las dedico al Ariano.

-¡¡¡DOHKO!!! ¡¡¡MAESTRO HAKUREI!!! ¡¡¡POR FAVOR PAREN!!!- Trataba de llamarlos, pero era inútil, cada uno estaba en su idea de enfrentarse.

Por una parte los sentimientos de sobreprotección de un maestro, que consideraba poca cosa a Libra, ambos aun siendo caballeros del más alto rango, pero sin importar aquello, ante sus ojos Shion, merecería alguien mejor.

Tal vez estaban más que nada halando algunos viejos recueros, que le causan cierta preocupación, no veía con buenos ojos a los caballeros de Libra.

Y por el lado contrario el castaño, listo para enfrentarse contra aquel hombre, por se podía soñar demasiado extremo, pero lo haría por obtener la mano de Shion.

Sabía que aquello le costaría la posibilidad de quedar encerrado en la armadura e altar, pero no le interesaba, si con esto podría demostrarle a quien sea que lucharía por el amor del cordero dorado de esa época.

Ambos comos estaban chocando, se podría sentir por todo el santuario, pero ya se daban una idea de lo que estaba pasando.

Que bien se sabía que Hakurei siempre ha sido un sobreprotector con sus alumnos, un instinto paternal.

Mas una voz firme e imponente se dejó escuchar por todo el templo.

-¡¡¡AMBOS DETÉNGANSE!!!- Quien llamo, poseía un tono de molestia.

Lo que vio fue lo siguiente.

Dohko en posición de combate, Hakurei igual, de hecho ya estaba lito para encerrarlo. Pero delante del castaño se había posicionado Shion, estaba de igual forma protegiendo a su amado.

-¿Patriarca?- En este momento ambos jóvenes les sorprendió la llegada del mencionado.

Pero para el mayor, realmente no le dio mucha importancia.

-¿Qué está pasando?- Pregunto, aun ya sabiendo la respuesta.

Hakurei estaba dispuesto a tomar la palabra, pero esta se le fue ganada.

Rápidamente el castaño hizo una reverencia y comenzó a decir lo ocurrido.

-Patriarca Sage, me disculpó, por lo ocurrido, pero… Todo pasó por que yo no pude controlar mis deseos de amar a Shion, no me arrepiento, el maestro Hakurei nos encontró en una situación íntima… Y…- Quería actuar lo más diplomático posible, pero no estaba en su naturaleza y se le dificultaba encontrará las palabras correctas, para no hablar como siempre.

-E hizo un escándalo, porque no le agrado que tú, te fijaras en su alumno y de igual forma este en ti- Con eso concluyo aquella explicación el propio patriarca.

De nuevo los dorados se quedaron asombrados, por el conocimiento del mandamás en turno.

-No hice un escándalo, es solo que… Dohko, no es… Alguien que quiera para Shion- Miraba con malos ojos al séptimo guardián.

-Pero eso no lo decides tú, si no ellos. Ya no es tu responsabilidad- El hombre que portaba las túnicas del patriarca, agrego aquellas palabras.

-Aun así, son muy imprudentes, estamos en medio de la guerra Santa, su amor lo más probable es que no los haga comprometerse de lleno- Hablaba con tanta seguridad, su ceño fruncido lo decía todo.

-Eso no para maestro- Fue el turno del peliverde hablar –Nuestro deber con Atena es lo primero, el hecho de que estemos enamorados, no significa que el juramento que hemos hecho sea menos importante, al contrario tendemos más fuerza para continuar y no permitir que Hades gane- Sonaba tan serio  seguro, esa era su manera de expresarse.

Los ojos verdes de Libra, se clavaron en cada gesto que Aries hacía, hablo de una manera muy adorable a su parecer, pero con tanta verdad en sus palabras.

A su manera protegieron su amor de quien fuera. Incluso si era de un caballero de guerras pasadas.

-¿Lo escuchaste? No tienes nada de qué preocuparte- Sage estaba tranquilo, pues él tenía el conocimiento de que estos dos sentían algo el uno por el otro. Le parecía bastante bien.

-Aun así, no confió- Se acercó al castaño, con el ceño fruncido, mostrando un semblante de verdad aterrador –Sobre todo en ti Dohko, escucha… Has llorar a Shion solo una vez, lastímalo en una sola ocasión y te juro, que la armadura de Altar será el menor de tus problemas- Dejo aquellas palabras salir, una amenaza de muerta para el pobre castaño, y con la misma salió del templó, ya no estaba en edad de estar discutiendo.

Pero en esta ocasión Libra no se quedaría en silencio –¡¡¡NO HACE FALTA QUE ME AMENACE, DEJARÍA DE VIVIR ANTES DE QUE SHION DERRAME ALGUNA LAGRIMA!!!- Dijo aquello en voz alta, para que mínimo el de cabello atado lo lograra escuchar.

-¿Dohko?- El de ojos rosas lo llamo un poco, su semblante era de preocupación y al vez un poco de miedo.

-No te preocupes Borreguito, yo te protegeré de lo que sea, incluso de tu maestro- Sonrió, para sostener sus manos –No tenías por qué interponerte entre él y yo, si me encerraba en la armadura, no habría problema hubiera salido de alguna forma- Que confiado se sentía.

-Ja, ja, ja, ja, eso jamás hubiera podido suceder- El patriarca pocas veces podía darse el lujo de reír un poco, pero en esta ocasión se lo permitió –Si Hakurei te encerraba en Altar, no hubieras podido salir jamás- Cruzo sus brazos delante de su pecho.

-¡¡¡¿QUÉ?!!!- Se giró a ver al peliverde, el cual solo sintió con la cabeza, confirmándole que aquello era verdad –Pero… A ti te hubiera…-

-No importaba- Le dedico una sonrisa, esas majillas se sonrojaron y su mirada estaba siendo tan cálida –No necesito que me protejas siempre, yo también puedo hacerlo para ti-

Ambos se morían por darse un beso, pero el tener al patriarca delante de ellos, les ponía en una situación de sumo respeto.

Por su parte Sage, tenía algo de qué hablar con uno de ellos.

-Shion- De nuevo su postura de rango superior.

Por un momento había olvidado que debía estar arrodillado ante ese hombre y como en automático lo hizo –Dígame, patriarca- Inclino la cabeza.

De igual forma también Dohko, recordó que debía presentar sus respetos siempre he imito al peliverde.

-Déjanos a solas- La orden salió rápida y concisa.

Ambos dorados se miraron, pero no podían hacer nada ante aquella orden.

-Como ordene- Bajo su mirada, asintió, de igual forma se levantó para retirarse, no sin antes decirle en su idioma secreto que amaba a Dohko.

Este solo le pudo devolver aquello, con otro gesto.

Sage había notado aquel gesto, pero no le molestaba en lo más mínimo, salvo que cuando sintió el cosmos del primer guarda lo suficiente lejos, comenzó a hablar.

-Dohko- Aquella voz imponente, parecía que demostraba un poco de enfado.

-¿S? Su ilustrísima- Bajo la cabeza ante aquel llamado.

-Te debo decir, que mi hermano Hakurei no se detendrá… Posiblemente hasta que logre alejarlos a ambos- Se lo dijo, con un tono algo divertido.

-Eso no podrá pasar jamás, yo protegeré el amor que siento por Shion, estoy dispuesto a enfrentarme a quien sea- Su voz sonaba firme, un destello de confianza y con su rostro serio.

-En ese caso, te recomiendo que hagas lo siguiente- Sonrió negando levemente –Si es que estas dispuestos hacerlo, puede ser demasiado para ti-

-Cualquier cosa con tal de poder estar con Shion, sería capaz de hacer lo que fuera necesario- Esas fueron sus palabras, aun con los nervios que logro sentir ante la advertencia, no se intimido.

---Pasaron algunos días---

Durante este tiempo, tanto Aries como Libra se habían vuelto muy unidos, más de lo que ya eran, no tomo de raro o por sorpresa a sus amigos.

Aunque algunos compañeros de armas, se tomaron con burla esa nueva relación, con algunos chiste como “Ya se habían tardado”, “¿Para cuándo la boda?”, “Tu destino será quedar encerrado en la armadura de altar” Ya saben cosas muy normales de amigos siendo lo que son.

Si bien, después de aquella situación bochornosa, Hakurei solo podía dedicarle una mirada de enfado casi de odio a Dohko, y este no se dejaba amedrentar, se la devolvía, era bajo pero tenía un carácter muy grande

A veces Shion tenía que intervenir para que no hubiera alguna pelea.

Pero el Chino, tenía una idea, de verdad una muy buena, que el patriarca le había ofrecido.

Y obviamente llevaría un proceso.

Así que se debía prepara de una forma discreta.

Y justo esa noche se podría decir que algunas cosas sucederían que tal vez si estuvieran planeadas unas pocas, pero otras no, sin embargó eso no significaría que no fuera la mejor experiencia de ambos.

La luna estaba en lo alto, se podría decir alrededor de media noche.

Se había terminado la guardia de ambos, para poder irse a sus templos a descansar.

Obviamente ellos preferían quedarse platicando más tiempo, aunque al final tuvieran que ir a descansar.

Mas está noche el castaño, tenía planeado algo muy importante y no dejaría que nada los interrumpiera.

-¿A dónde vamos?- El más alto, pregunto un poco nervioso, sabía que estar por el bosque a estas horas, estaba fuera de las reglas. Todos debían estar atentos a cualquier ataque sorpresivo.

-No te preocupes tanto borreguito, solo será un momento y podremos regresar- Caminaba delante, indicando el camino.

Así siguieron por aquel bosque unos instantes más, hasta llegar a un claro, el pasto en esta zona se veía realmente fresco, tal vez por el sereno. Iluminaba la luz lunar de manera tan perfecta, que lucía a otro mundo.

Esto maravillo al Ariano, tal vez por ser demasiado apeado a las reglas, no se permitía desobedecer tanto ahora que era un adulto.

Pero sí que se perdía de algo por no atreverse, sus ojos se iluminaron, podía darse cuenta que Libra era en verdad un hombre bastante romántico.

-¿Te gusta?- Se acercó por detrás del pelilila, para abrazaros por la espalda, tuvo que hacer un pequeño esfuerzo, por quedar al nivel de su hombro y posar allí su cabeza.

-Es… Muy hermoso…- Decía esto aun contemplando aquella profundidad del bosque, su rostro lucia tan feliz, las mejillas rojizas, incluso su voz estaba temblando.

-No es tan hermoso como tú- Se atrevió a darle un suave beso en el cuello, devorando ese dulce sabor de la piel blanca.

-Haaaaa…- Gimió, ese toque en s piel, le hizo estremecerse –Doh... Ko…-

Al escucha su nombre de aquellos labios y sentir como se estremeció, sabía que debía tranquilizarse, si no, no podía hacer, lo que los llevo allí en primer lugar –Perdón… Pero no pude resistirme…- Esa voz ronca y sensual que solo pertenecía a Libra en un momento intimo como este –Tu sabor aun lo quisiera probar, pero…- Se apartó un momento, si quería relajarse y seguir con su plan, debía calmar su excitación –No es el momento adecuado, para hacer algo así- Sonrió, rascando su nuca, con las mejillas teñidas de un carmín y cerrando los ojos.

El peliverde, por su parte ese delicado tacto por parte de su amado, lo hizo sentirse muy bien, es esa sensación que solo la persona que amas y te ama de igual forma, te puede ayudar a experimentar.

S corazón comenzaba a latir como loco, llevo las manos al pecho, su respiración agitada, el rostro sonrojado, con los ojos entrecerrados, se sintió tan bien con un simple beso en el cuello.

Notaba que su cuerpo estaba excitándose.

Estaría fuera de sus costumbres, tan solo pensar en aquello, pero no podía negar las ganas y necesidad que sentía e volverse más unido a su novio, quería hacer algo para que entendiera que lo amaba más de lo que pensaba.

Que no solo es serio y recto en todo, que a veces puede dejarse llevar por sus instintos.

Aunque Dohko jamás le dijera o reclamará algo, al contrario adoraba la actitud recatada con la que actuaba siempre.

Pero a veces deseas mostrar una parte de ti que nadie más conoce, solo demostrara a una persona en particular que de verdad amas, que conozca cada faceta tuya, hasta la más vergonzosas.

No tenían mucho de pareja, pero sí de conocerse, casi toda la vida, salvo por los primeros seis años de vida, así que era como si siempre lo hubiera sabido, ya a veces el castaño había actuado como un novio a veces al cuidar de más al peliverde o en otras ocasiones enojarse por que Shion quisiera acercarse a Albafica, para que no estuviera solo.

Por lo tanto en su mente sentía que no había nada de que avergonzases, pero aun así lo estaba.

Dudaba de lo que debía hacer, pero si por una vez se dejó guiar por lo que sentía completamente, podría ser lo mejor.

Libra, ya estaba calmado consigo mismo y su cuerpo, tomo aire suficiente, llevo su mano a una parte de su armadura, en donde podía guardar un objeto pequeño. Sonrió nervioso y aun dándole la espalda a Aries, sabía que era el momento indicado.

Mas no supo en que momento, el más alto se posicionó delante de él, para capturar sus labios, entrelazando sus manos.

Dohko se sorprendió mucho, nunca imagino que podría ser a veces atrevido el peliverde, pero ver su rostro decidido, los ojos cerrados, las mejillas rojizas, le pareció más bello que ese claro, sujeto con más fuerza aquellas delicadas manos que si no fuera que lo conociera pensaría que no se dedicara a reparar las armaduras.

Aquel beso se intensificaba con cada microsegundo que pasaba, pues la cercanía de sus cuerpos se había logrado hacer máxima, sus lenguas luchaban por el dominio, por un instante parecía que Shion ganaría, pero al final Libra fue que reclamo el triunfo.

Se introducía en la boca ajena, aunque en esos instantes le pertenecía y lo haría para siempre, el solo podría lograr hacer aquello.

Maldita sea la falta de aire, por lo que, tuvieron que separarse, sus bocas semi abiertas, ambos agitados, parecía el ambiente calentarse, sus miradas fijas por un instante, pero él peliverde se notaba demasiado avergonzado por sus acciones, así que prefirió bajar un poco la cara.

-No, no lo hagas- Levantó el rostro, aun siendo más bajo quería verlo en todo su esplendor, pues admiraba la belleza exótica del Lemuriano.

-Dohko… Yo… Te amo mucho…- La voz temblaba, quería pedirle algo, pero no sabía cómo hacerlo, sin sonar un atrevido incluso su desesperación estaba llegando a sus ojos, que unas lágrimas de vergüenza se estaban dejando derramar.

Aquello alarmo demasiado al castaño, una lágrima caída de esos hermosos orbes, era algo que no debía  permitir, no por una amenaza, si no por que odiaba ver esa marca de tristeza en él.

-¡¡¡SHION!!! ¡¡¡¿QUÉ PASA?!!!- Lo sujeto con fuerza de los hombros, para acercarlo más.

Negó con la cabeza, no podía verlo a la cara por sus pensamientos que le causaban demasiada pena, sus mejillas ya estaban rojas, su corazón acelerado y su respiración agitada –No… No es… Nada…-

-¿Entonces que tienes?, de repente comenzaste a llorar… ¿Algo malo te pasa?- Tenia una expresión de completa preocupación, su corazón se contraía por no saber que podría hacer –Sabes que puedes decirme lo que sea- Sujeto sus manos con suavidad, para depositar un beso en ellas, símbolo de confort.

-Es… Solo… Que…- No creía que estuviera a punto de decirle lo que su corazón deseaba, pero… Últimamente lo había estado pensando mucho, si lo decía podría ser tachado como un pervertido, pero sabía que tenía la confianza de hablar de lo que sea.

No dudo más y se abrazó con fuerza al castaño, ocultando su rostro en el pecho ajeno, sintiendo su calidez, la fragancia que despedía, el latir de su corazón, se sentí seguro allí, aun estando la guerra santa en proceso, él podía aun sentirse así en el mundo.

-¿Shion?- Le extrañaba este comportamiento del peliverde, verlo de esa manera, algunas veces logro apreciar esa faceta, pero era cuando algo le preocupaba mucho, contesto el abrazo con fuerza, es extraño lograr apoyar su mentón en la cabeza del otro, le quedaba aun algo alto.

-Dohko… Por favor… No quiero… No quiero… Que… Tu concepto de mi cambie…- Decía esto con un tartamudeo, en verdad sus mejillas y orejas estaban profundamente rojas, la vergüenza seguía, pero quería decir aquello ya.

-¿Qué pasa borreguito? No pienses eso, siempre serás un hermoso carnerito lindo y hermoso, para mí- Acaricio suavemente sus cabellos verdes, sonriendo con ternura, le quería trasmitir su apoyo.

Suspiro y estaba listo para decirlo, como pudiera, lo haría –Quiero… Quiero… Dohko… Yo… Quiero… Entregarme a ti…- Lo dejo escapara de golpe, era un modismo de su parte para referirse al acto sexual.

Aquello agarro completamente desprevenido al castaño, abriendo sus ojos de golpe, sintiendo como, los nervios le invadieron, al igual que sintió como Aries temblaba entre sus brazos, en verdad estaba avergonzado.

No negaría que le sorprendió aquella declaración, pero no negaría que de verdad el también quería hacerlo, poseer al otro era uno de sus sueños, eso y poder sobrevivir a la guerra santa, pero si al menos lo hiciera Shion, con eso estaría feliz.

Ya no aguanto más, pensaba que el hecho de que no contestara significaba que le había desagradado la idea al otro.

Se apartó de golpe, desviando la mirada, no podía verlo –Perdón… Tal vez dije algo muy… Obsceno, no debí…- Se cubrió la cara de vergüenza, no podría volver a ver a su amado libra a la cara -¡¡¡OLVIDA LO QUE DIJE!!! ¡¡¡¿SI?!!!- No negara que las lágrimas que salían, aparte de pena, eran de miedo de que aquello significara algo malo para su relación.

No espero lo siguiente.

Una mano lo tomo con fuerza de la muñeca, girándolo para quedar de frente con el dueño de aquella extremidad, la expresión en los ojos verdes, destilaban una lujuria combinada con amor genuino, una expresión sensual, con una voz igual de sexy, que le indicaba, lo que más deseaba.

Shion, se sorprendió de aquella vista, le gustaba verlo así, para el Dohko, siempre se veía sexy, sobre todo cuando le encantaba andar de exhibicionista, pero se dio cuenta poco después que solo lo hacía para él lo viera.

-No te avergüenzas… Yo también quiero…- Beso esos labios color durazno, primero pequeños y castos, luego un poco más profundos.

Cada beso provocaba que el castaño acercara a su cuerpo al Ariano, sujetándolo con agarre firme de la cintura, ambas manos reclamaban ese lugar. Mientras el otro rodeaba el cuello con sus brazos, intensificando el beso.

Provocaba que el calor aumentara significativamente, se podía sentir como el cuerpo del peliverde se estremecía por ese contacto, poco a poco Dohko se acercaba más, lo quería acorralar contra algún árbol o lo que fuera, para tenerlo aprisionado, para hacer lo que quisiera.

Pero un árbol no estaba disponible, el equilibrio se fue perdiendo, pero no con una caída estrepitosa, si no con suavidad ambos fueron bajando hasta el pasto verde y fresco.

El castaño sostenía con fuerza al otro, para que no se lastimara, no podía dejar de besarlo, de darle pequeñas mordidas, muy ligeras apenas perceptibles, no quería provocarle ningún tipo de dolor, y sí que se controlaba para no dejar marca alguna, quería hacerlo, mas respetaba a su amado, no estaría bien visto algo así.

Cundo logro recostar todo el cuerpo del Lemuriano, rompió el beso, con un hilo de saliva uniéndolos por la boca, sus respiraciones agitadas, jadeando de una manera ruidosa, pero que aprecia una dulce melodía que invitaba a seguir por parte de ambos.

No negaría que ver al primer caballero dorado en esa posición, adornado con la noche, esos ojos rosas cristalizados por unas lágrimas que se escapaban por que un simple beso pudo provocarle un placer no antes vivido.

-Nunca me cansare de decirte… Que eres muy hermoso- Retiro algunos mechones del rostro, no quería que nada estorbara ese hermoso rostro, quería contemplarlo cada instante, y ahora lo haría siempre.

-Dohko…- Desvió su mirada, se avergonzaba por cada palabra –Para de decir eso…-

-La armadura… Debe darnos un poco de espacio…- Sonrió pícaramente, quería verlo en todo su esplendor.

Para Libra no era nada del otro mundo quedar sin su armadura, por lo menos de  la parte superior, pues en esta ocasión la parte inferior, también fue olvidada por un momento, quedando solo sus pantalones, pero pronto tendría que deshacerse de ellos, ya que una fricción dentro de los mismos le estaba provocando una leve molestia.

Aries, se sentía cohibido, pero también realizo el mismo procedimiento dejando que su armadura despojara su cuerpo, se cubría el pecho un poco, sonrojado y nervioso, la mejor presa para un Tigre en ese momento.

Esa piel blanca, suave y tersa, lo tentó tanto que no podría desaprovechar ni un instante más, acercándose de nuevo al peliverde, de manera peligrosa.

-Lo siento… Pero… No dejare ni un aparte de tu piel sin besar- Ese tono sensual y varonil que dejo escapar, crispo los nervios del contrario.

Pero todo se intensifico, al sentir los labios toscos del Chino en su piel, recorrerlo, primero le daba besos dulces y tiernos, con eso dejaba escapar sus gemidos, su piel se erizaba, era un contacto muy agradable, demostraba lo sensible que podía llegar a ser.

Usando Dohko vio aquello en su amado Aries, quiso proporcionarle más placer, no podía resistir los débiles gemidos, su lengua le ayudaba en eso, usando la punta de esta recorría el cuello, y en una parte de la clavícula le dio un beso demasiado profundo, que dejo un chupetón muy visible.,

Shion solo gimió, con todo ese placer que sentía –Do…Do…Haaaaaa…- Jadeaba con cada beso, lamida, chupetón, su cuerpo le agradaba ese contacto tan hermoso.

-¿Te gusta?- Dejo aquello en el aire, para seguir bajando.

El pecho que antes había sido ocultado, ahora estaba expuesto, los pezones rozados ya estaban erguidos, lucían apetecibles, quiso intentar algo.

Con la mano izquierda, cubrió los ojos de Shion,  aun teniéndolos cerrados, quiso hacer ese movimiento, con la otra pellizco el pezón derecho y su boca reclamo el otro.

Ese contacto tan descarado con aquellos botones rosas, provocaron que la espalda del peliverde se arqueara, su placer aumentaba, no creía que estuviera pasando aquello, lo sentía tan agradable, tan bien. Podía sentir como su hombría estaba creciendo entre la ropa que aún le quedaba, le estaría molestando dentro de poco, pero en ese instante no importaba, sentía tan bien la boca húmeda de su amado, que succionaba y mordisqueaba esa parte.

-Haaaaa… Sien… To… Muy… Haaaaaa Doh… Ko… Te…- Quería darle un cumplido y un poco de amor, unas palabras dulces, el hecho estar cubierto por la mano de su amado, le intensifico las sensaciones.

Libra levanto levemente la cabeza, para ver al peliverde retorciéndose de placer, le gustaba verlo tan frágil y sumiso ante él.

Tanto que tuvo una idea y como era propio no dejaría escapar aquella oportunidad por decirlo.

-Si pudieras quedar embarazado, nuestro hijo se alimentaria de tu leche- Sonrió de manera burlona.

Como tenía ese don de arruinar sus propios momentos románticos.

El otro solo suspiro, por un momento aquello le dio un poco de gracia, pero no dejaría de lado que también le molesto el comentario tan desprevenido.

Aparto la mano que cubría sus ojos, para verlo, aunque no podía sostener la vista todo el tiempo.

-Dohko… A veces… Me haces preguntar ¿De dónde sacas tantas ocurrencias?- Sonrió, negando con la cabeza, y unas mejillas rojizas hasta las orejas.

-Cosas que me imagino, pero…- De un momento a otro podía lucir sonriente, tierno y al otro de nuevo sensual –Creme, si supiera que pudieras darme un hijo, lo haría todo el tiempo, te quiero solo para mí y te atare de cualquier forma- Esas palabas podían sonar algo mal, querer poseer a la persona amada, sin importar el cómo, más si lo quería de verdad, lo amaba tanto que el también renunciaría a lo que fuera solo por Shion.

Las manos traviesas de libra, fueron explorando hasta la parte inferior de Aries, tocando descaradamente el mimbreo, aun con esa prenda estorbosa, podían sentirlo algo duro y humedecida la tela.

-Creo… Que te ayudare, con esto…- Pensar en que le daría un gran placer a su amado, lo hacía nublar también su mente y solo dirigirse a aquella parte.

No podría negar que el tacto del castaño lo puso apenado, pero no era tiempo de sentirse así, no pudo durar mucho pues en un momento pudo sentir, la cavidad bucal del otro apoderarse de su pene, chupándolo y lamiéndolo con suavidad.

Pensar que esa sensación jamás se compararía con nada que el mismo pudiera haberse hecho a sí mismo.

-Do…Haaaaa… Me… Haaaa…- No podría decir ninguna palabra, no nada coherente, esa sensación cálida y húmeda era demasiado buena para ser verdad. Arquear su espalda, echar la cabeza para atrás, sentir como no podía zafarse de aquello, pues le agradaba demasiado, sentía que no podría negarse nunca a su amado.

Aun aquellos débiles gemidos, le provocaba seguir adelante, masturbar al peliverde con su boca, sería una experiencia que le gustaría darle siempre que deseara. No pudo esperar más, sabía que su cuerpo deseaba estar dentro de Shion, por lo tanto procedió a hacer lo siguiente.

No pararía de divertirse, pero con los fluidos que se habían desprendido de aquella labor, sus dedos estaban algo húmedos, listos para abrirse paso en una estreches que pronto seria solo de él.

Llevo su mano libre al tarsero del de piel más clara, no aprecio la zona rosada y virgen, pues solo se dejaba guiar por sus instintos, cuando logro sentir que sus dedos llegaron, introdujo uno con cuidado en el ano.

Aquello provoco una reacción que no se imaginó aun por el momento.

-Haaaaa…. No… Se… Haaaa… Voy…- Cerro los ojos con fuerza, dejo escapar las lágrimas que sentía por ese leve dolo y placer combinados, apretando su mandíbula, sintiendo como una descarga eléctrica recorría su cuerpo, jadeando y gimiendo.

Pues el más alto se acababa de venir en la boca del castaño, sentir ese intruso en su interior, siendo solo un dedo, su cuerpo ya estaba demasiado sensible que no pudo resistirse.

Jadeaba sin control, con sus mejillas sonrojadas y sujetando aquel pasto verde que incluso había arrancado pedazos de este.

Dohko, se notaba que aquello no lo incomodo, al contrario sentir esa venida en su boca, fue capaz de tragársela, aunque escurriera un poco de sus comisuras, sonrió de manera lasciva, su querido corderito resulto ser más pervertido de lo que imaginaba y lo deseaba con mayor fuerza.

-Sabes muy bien… Debe ser por lo que comes- Relamió sus labios, el sabor que sentía para el debía resultar muy satisfactorio.

-Haaaaa… Do… Doh... Ko… Perdón… No…- Por aquel orgasmo, ya no podía hablar con claridad, sentía que no se podía recuperar tan fácilmente.

-No te preocupes- Sonaba de nuevo aquella voz sensual, no dio oportunidad de pensar en nada, sujeto ambas piernas blancas y desnudas, para ponerlas sobre sus hombros, ya no quería perder más tiempo –Espero que estés listo… Porque ya no soporto más- Sus ojos verdes brillaban en pasión desenfrenada, solo quería estar dentro de Shion.

Sujetaba con fuerza una de las piernas, mientras con la otra tomaba la cadera, estaba rosando con su miembro aquella entrada que apenas si estaba delatada un poco, no estaba pensando con claridad, el hecho de haber jugado previamente, solo logro calentarlo más, entraba con algo de preocupación, con la poca cordura que le lograba quedar, más no era mucha.

Estaba demasiado apretado, pero se lograba abrir paso, hasta que todo su pene invadió al cordero dorado, sus roncos jadeos se escuchaban por lo bajo, se sentía en un paraíso estar en ese interior, disfrutaba esa solas de placer que le proporcionaba.

Pr su parte Shion, dejo escapara varios gemidos demasiado fuertes, que trataba de callar con sus manos, las lágrimas seguían cayendo de sus orbes rosas, aunque estabas algo desorbitadas, pues era demasiado para él, buscaba algo que sujetar, pero no sabía que más que la propia tierra, ver al cielo estrellado mientras sentía que llegaba allí, no negaría que el dolor que sentía en su parte que acaban de robar su virginidad, lo invadió demasiado rápido.

Mas sentía como el placer lo envolvía de a poco, sobre todo cuando su amado Libra, decía su nombre, lo llamaba, queriéndolo invitar a que también pronunciara el suyo.

-Shi…On… Eres magnifico… Te amo…- Las palabras que había guardado por años, se las decía todas, mientras las estocadas se hacían de lentas a rápidas, luego bajaba el rito de nuevo a suaves, para intensificarse en algún punto.

-Doh… No… Por favor… No tan rápido… Que… No… Quiero…- Por la primera venida, su cuerpo se sentía demasiado estimulado, que si seguía ese ritmo podría acabar de nuevo y seria dos a cero, su orgullo podría estar en peligro igual.

El rostro que más amaba estaba invadido por la lujuria, al hacer el amor, un borreguito lindo, que siempre creyó más inocente que él, ahora le demostraba lo equivocado que estaba, pero le gustaba ese hecho pues solo él podría hacerle eso.

-Tranquiló, será… La… Arggg…. Primera vez que lo hacemos… Pero logro reconocer… Lo que… Haaaaaa… Te gusta- Lo había conocido toda la vida y eso le confería conocer algunas expresiones faciales, que sabía lo que le gustaba.

Siguió con su ritmo alternando ir despacio y luego subir, sabía en qué momento debía hacerlo.

Así continuaron por unos momentos más, con algunas palabras de amor, los jadeos jamás faltaron igual como sus corazones latiendo, el sudor se mezclaba, las miradas se trataban de buscar, querían estar así, juntos por siempre.

Poco a poco, el calor los inundaba más, sentían sus cuerpos demasiado estimulados, que el clímax estaba a punto de llegar.

En este momento, Libra fue mucho más rápido, quería llegar a lo más profundo de su amado Peliverde, un poco más, lo lograba sentir, su orgasmos estaba pasando, estaba dejando su semen dentro de quien más amaba, lo reclama por competo, ese cuerpo le pertenecería toda la vida, y allí estaba claro.

Cuando su nombre salió de aquellos labios duraznos que de igual forma llego a la máxima expulsión de placer, cayendo en ambos abdómenes.

Esas respiraciones estaban agitadas, acaban de terminar su entrega mutua, tuvieron mucha surte de no ser descubiertos, si alguien se hubiera enterado, estarían metidos en problemas.

Pero esas reglas poco les importaban en un instante como ese.

Salió con cuidado de Shion, dejando ver que su venida estaba escapándose un poco.

Sonriera como tonto, ahora volvía su actitud infantil de nueva cuenta, después de haber demostrado que por dentro era más salvaje de lo que se aparentaba.

Se acercaba a él, para darle un beso en esos labios.

-Te amo, te amo, te amo, te amo- Repetía la frase una y otra vez, para ver esos ojos rosas tan lindos.

-Yo… También te amo…- El peliverde lo abrazo, pues necesitaba sentir esa ternura del castaño de nueva cuenta, jamás podría estar sin esos brazos a su alrededor.

Ver ese rostro tan bello, adornado por esos cabellos verdes, lo hipnotizaba cada vez, y por ese instante recordó porque lo había llevado allí.

-Shion… Por cierto… Yo te quería decir algo- Sonrió nervioso, buscando entre su ropa lo que llevaba preparado.

El otro lo miro confundido. Mostrando atención a lo que hacía.

Suspiro aliviado, de que no lo hubiera visto y ocultándolo entre sus manos, tosió un poco para aclarar su voz.

-Shion de Aries… Yo… Bueno…- Ya le habían llegado los nervios de nueva cuenta, pero era sutil con las palabras si era algo importante –Mira, sé que tu maestro no me aceptara nunca como tu novio, realmente eso no me importa mucho, pero quiero decirte que… Se una forma que jamás no lograra separar-

Miraba las mejillas rojizas de su amado, señal de pena, y sus ojos tratando de mirarlo pero esquivándolo, otro signo de vergüenza -¿Qué estas planeado?-

Suspiro, sabía que Aries se daría una diera si seguía y era mejor ir directo a la pregunta, ¿Para qué darle más vueltas? –Shion de Aries ¿Te casas conmigo?- Mostro lo que llevaba b en una pequeña cajita, abriéndola lo que llevaba era un lazo blanco, que lo sacó con sumo cuidado.

Se sonrojo demasiado, abriendo sus ojos, se sobresaltó algo, sus latidos estaban a mil por hora -¿Cómo que casarnos?

Rio nervioso, le gustaba esa carita dulce –El patriarca me dijo como se debía realizar, pero como estamos en esta situación y nuestra Diosa Atena, no podría oficiar una como tal- Le entrego parte de ese listo en sus manos, mientras el también sujetaba el otro extremo cuidando de que no cayera al suelo –Ella fue tan amable de bendecir este listón que es… Una forma de unir nuestras almas, para formalizar y ser esposos- Su explicación podría estar algo confusa, pero lograba dar el mensaje.

Los ojos rosas, poco a poco se estaban llenando de lágrimas y su emoción crecía. Sujetaba con fuerza aquel listón y no podía hablar, pero asintió confirmando que si quería volverse su esposo, por toda la eternidad.

No se dijo más, y poco a poco esa noche solo perteneció a ellos de nueva cuenta.

Sucedieron cosas que provocaron que sus votos no se cumpliera por completo, aquellos logro doler en sus corazones, por dos siglos, pero aquello ya no debía atormentarlos nunca más.

Ahora en el presenté, estaban de nueva cuenta juntos y de hecho uno de ellos lograba recordar esa noche en un atardecer que estaba apreciando.

-Te prometo… Que mi corazón te seguirá aun después de la muerte y que no tendré derecho a vivir sin ti a mi lado…- Esa voz sonaba algo melancólica, recordaba algo especial y pronunciaba lo que había jurado, suspiro y dejó escapar una sonrisa –Solo el amor podría volvernos unir y lo hizo…-

El patriarca recordaba cada detalle de esa noche, en que se volvió uno con el caballero de Libra de su época y que aún lo era ahora.

Recordar su historia de amor, a veces lo hacía sentirse joven de nuevo, pero sí que lo era en cuerpo.

Dicen que recordar es vivir y eso pasaba.

No más guerras, no más sangre, no más muertes, todo eso quería en el pasado por bastante tiempo, podrían ser unos humanos “Normales” con una vid alto agitada, pero seguía siendo bastante maravillosa.

Ver el atardecer fuera de la sala patriarcal era algo que gozaba desde joven, trataba a veces de no pensar mucho en el pasado, lo podría distraer del ahora.

No tardo mucho cuando volvió a sonreír, por que escuchaba aquellos pasos que le advertían que alguien se aproximaba, pero las risas infantiles le movieron el corazón, ahora de nuevo había pequeños en el santuario, agradecía que no fueran su dolor de cabeza ahora.

-Abuelo Dohko ¿Me carga?- Una pequeña pelirroja pedía los brazos.

-Sí, pequeña Leoncita- La cargo colocándola en su hombro derecho, ya que el izquierdo iba ocupado.

-Ji, ji, ji, Anshin tu abuelo es divertido- Decía la niña de cuatro años, mientras jugaba con el cabello del castaño.

La rubia que iba con ellos, se sentía feliz demostraba su sonrisa –Te quiero abuelito- Le daba un pequeño beso en la mejilla.

Sin duda algo cariñosa cuando quería.

Junto a los tres, pero más adelanta iba el gemelo menor con el Cangrejo más joven, después Camil que se había encargado de cargar a la pequeña Tauro en algún punto, pues la bebe siempre pedía sus brazos y lloraba si no estaba con él.

Y a unos pasos cerca el mayor de esa generación, observando de repente a la joven Virgo que sonreía al estar con el caballero de Libra.

Todos parecían que le harían una visita al patriarca.

Si bien ambos mandamases eran más directos de abuelos de Anshin, técnicamente los todos dorados también eran como sus hijos por ende los demás pasaban como nietos.

Los querían bastante, y a veces podría consentirlos un poco.

Ver esas sonrisas, oír las risas, verlos correr y ser niños, le alegraba el corazón, a veces lamentaba que no dejo a los padres de ellos disfrutaran esa etapa más de lo que hubiera sido, pero en esa ocasión todo estaba ya escrito.

-¡¡¡ABUELO SHION!!!- Quien lo llamo primero fue la pequeña a la cual el mismo ya le tenía un nombre de cariño.

Se acercó a Dohko con ambas niñas en sus hombros, el único capaz de seguirles el paso a los niños, pues parecía uno.

-Hola, mi pequeña estrella de Virgo- Le extendió los brazos, para cargarla.

Ella igual lo abrazaba con fuerza, le agradaba pasar tiempo con ellos.

-¿No hay cariño para mí?- Y ahí estaba de nuevo, el caballero de Libra haciendo un puchero porque era “Ignorado” por su querido amor.

Negó con la cabeza, sonriendo, con la niña en brazos –Sabes que si- Le dio un suave beso en la mejilla.

Cuando estaban los niños cerca el no daba besos en los labios, le parecía demasiado indecoroso.

-Abuelos, ¿Por qué no se dan besos en los labios? Es lo normal si se quieren- Pyrena, era aquella pequeña hija de Aioros y Marin, que estaba muy obsesionada con el amor, pues a su corta edad estaba enamorada de alguien.

El peliverde solo se sonrojo, ante aquella pregunta, sin duda debía preguntarle al León dorado ¿Qué le estaba enseñado a la pequeña?

-No es mala idea borreguito- Sonrió pícaramente, solo avergonzarlo le encantaba.

-¡¡¡DOHKO!!! Sabes que no haré eso delante de los niños- Estaba rojo como tomate, frunciendo el ceño.

Los pequeños rieron un poco, algunos de manera más tímida, y los demás muy sonoros, por aquellas pequeñas disputas graciosas a su parecer de los mayores.

Pero lejos de que el castaño se sintiera mal, rodeo con su brazos la cintura del peliverde y con eso lo guio a todos a que entrara a la sala patriarcal, para ir a molestar al peliverde o más bien demostrarle que a veces es divertido cuidar de sus nietos, recordar la época en que ellos también podían serlo.

Solo recuerdos se podrían decir, del siglo XVIII es lo que quedaba, pero realmente no, el tiempo pudo pasar, la masacre quitarles mucho, dejarlos en soledad, la muerte los separo de manera cruel, reunirlos para seguro torturándolos, pero sin importar que.

En algún punto, el amor de su Diosa logro que todo acabara ese círculo de sufrimiento, fue cortado, para dar paso a una nueva vida y que en esta mínimo disfrutaran estar juntos, ser felices y saber que ahora harán realidad esos votos que realizarán, la unión no se rompía con la muere, pues sus almas mismas estaban unidas.

Eso nadie lo podría romper, ya ni siquiera Atena lo lograría.

Demasiado fuerte para destruirse, suficiente para conservarse y protector para cuidarse mutuamente.

Ese era el amor que esos dos se podrían procurar, jamás se volverían a separar y tal vez cuando sus vidas acabaran, posiblemente se irían juntos, tomados de las manos, en donde sus anillos permanecerían aun en sus cuerpos.

Un amor de dos siglos que pronto se convertiría en tres.

¿Amor verdadero? Júzguenlo ustedes.

Notas finales:

Buenos días, tardes, noches ¿Que hora es? ¿Quien me ha robado el reloj? ¿Como están mis terrones de azúcar? Yo estoy tan feliz, super feliz, emocionada, la verdad por que... Por que... ¡¡¡Ganamos!!! ¡¡¡Ganamos!!! ¡¡¡Terrones de azúcar!!! ¡¡¡Lo hemos logrado, ganar el concurso de ShaMu!!! ¡¡¡Es un gran triunfo para la familia terrón de azúcar!!!

No me lo creo... Lo logramos todos, wiiii primer lugar para la familia, el premio esta con nosotros que felicidad, a lo que se, mas adelante la chica quien hizo el concurso Mayulu, hablar con los ganadores para ponernos de acuerdo con el premio. Dios aun no me lo creo.

Principalmente gracias a todos los que apoyaron, yo la neta ni pensaba participar, dije "No, de seguro habrá personas mas experimentadas y así", "¿Que voy ha estar haciendo yo allí?" Pero al final muchas personas hermosas me apoyaron, mi madre, mi novio, toda mi familia, mis terroncitos de azúcar preciosos hermosos, jajajajajaja Y demás personas, comos mis mejores amigas Libras, que están mas locas que una cabra pero que las amo tanto (Así nos llevamos) También de otro ámbitos. Bueno solo gracias este triunfo es para todos nosotros wiiiii, mis terrones de azúcar estoy tan contenta.

Pero ya me calmo y daré otro anuncio ahora. Jajajajaja

Miren la verdad estuve buscando como es que a la pareja de DohkoXShion les llaman así como el ShaMu o el Camilo, pensé ¿Que pasa con los mandamases? Así que me di a la tarea de combinar sus nombres y así, un terrón de azúcar me ayudo, me decía cuales están chidos, cuales no quedaban ella dio opciones... Pero al final escogimos este espero que les guste: DohIon, Jajajajaja miren fue lo que había... No nos juzguen por favor... ¿Que opinan? ¿Les gusta? Digo para dirigirnos nosotros los terrones de azúcar a esta linda pareja. La verdad no he encontrado el nombre que usen en general o si es que existe, si no, pues podemos nosotros utilizar este.

Pero su opinión para mi es muy importante, así que díganme.

Este capitulo fue uno de mis preferidos, pues saben que esta s mi segunda Shipp favorita, y sin tan lindos, jajajajajajaja espero que les guste, Dohko aquí si fue algo salvaje, le hizo honor a ser un "Tigre" Jajajajajajaja, devoro al cordero de esa generación.

Ja, y luego Shion se enoja con Mu, pero seamos Honestos estos no hicieron el"Sin respeto" Hasta un rato después. 

Sus opiniones de Ofiuco me gustaron mucho, aunque algunos no los conozcan, bueno... jajjajajajaaj los entiendo, hace poco que lo conocí a fondo solo superficialmente la apariencia y quien era así en general. 

Ahora la pregunta de este día sera algo para conocernos, si tuvieran que escoger solo un alimento para comer toda la vida ¿Que seria? Yo escogería las papas, kiaaaaaa son tan deliciosas esos tubérculos son mis preferidos del mundo mundial, es que sin tan haaaaa... No se como explicarlo, pero adoro el sabor y sin tan versátiles. 

Ahora les toca ha ustedes, espero sus respuestas, opiniones, comentarios y reclamos. 

Muchas gracias por su hermoso apoyo, en verdad vuelvo a darles las gracias, en verdad nunca creí que llegaríamos tan lejos y ahora tenemos un triunfo toda la familia terrón de azúcar, me siento tan feliz por ello. 

En fin, paso a retirarme debo preparar bien el fic de mañana y de paso el del jueves, jajajaja 

Nos vemos mañana mis terrones de azúcar, los quiero.

Ammu se va. 


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