Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Especial De Parejas Del Fic "Un Papá Para Kiki" por AMMU TEIKOKU YUDAINA

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno mis terrones de azucar, espero que les guste mucho este capitulo, la verdad si desean hacer alguna pregunta a sus cabalelros dorados, haganlas, para que disfruten vean mas y lean. 

Como sea disfruten, lean y comenten. 

Nos vemos abajo. 

Aldebarán el caballero dorado de Tauro, guardián del segundo templo.

Uno que tiene a ser bastante olvidado o puesto de lado, tal vez por diferentes circunstancias, pero ha demostrado que es una gran persona, con un corazón enorme, paciencia lejanderia y un super buen humo.

Gran amigo de nuestro lindo carnerito, y a veces un buen niñero del pequeño Kiki.

Siempre apoyando a todos los que necesitaran.

Agradándole pasar buenos momentos con su nueva vida, tan relajada y llena de felicidad.

Poco a poco el amor también llego a él, en forma de una joven habitante de Rodorio, de cabello castaño claro, hasta media espalda, liso, estatura media, delgada, tez blanca y unos bonitos ojos miel.

La había conocido una vez que fueron a cenar junto a algunos compañeros de armas.

Podría decir que si bien existían varios caballeros femeninos que podrían ser atractivas, el realmente no estaba interesado en ellas, que solo una amistad, pero al ver a esa joven, sonriendo tan dulcemente, dándoles el menú para que escogieran lo que deseaban.

El pobre Aldebarán solo pudo suspirar, mirarla de forma discreta, son ese leve sonrojo que apenas se podía distinguir en su rostro.

Podrían ser que los demás caballeros nos e dieran cuenta, pues estaban más atentos a sus risas y las tonterías que estaba haciendo Milo, pero el pelilila, si vio ese interés de parte de taurino a esa joven.

Pero su naturaleza reservada no lo haría hacer algún comentario, hasta que pudieran estar a solas, lo más seguro es que el alto le contara algo.

Después de todo Aries y Tauro eran muy buenos amigos desde niños. La confianza siempre había sido recíproca.

Y así fue, pues días después el segundo guardián fue directamente a hablar con el Ariano, ya era entrada la noche y se estaba preparando para descansar.

Cuando hizo su entrada por la parte posterior del templo, necesitaba algún concejo.

-Buenas noches Mu, Kiki- Sonrió, mostrando sus dientes, cerrando sus ojos y pasando sus brazos detrás de la nuca-

-Buenas noches señor Aldebarán- El pequeño le agradaba tanto ver al Brasileño, pues era de los pocos que gustaba jugar con él y le tenía tanta paciencia.

-Buenas noches Aldabearan- Sonrió de manera serena, su costumbre, pero entendía que si ese hombre estaba a estas horas en su templo era seguro algo importante -¿Cómo estás?-

-Bien…- Rio nervioso, no sabía por dónde empezar y con ese pequeño delante corriendo, algo emocionado no el ayudaba -¿Ya se iban a descansar?- Pregunto lo único que se le ocurrió –Tal vez deba volver después… Yo…

Entendía que era un asunto importante, conocía muy bien a Aldebarán por sus expresiones faciales –Solo Kiki debe irse a descansar- Esa sonrisa cálida dedicada a su pequeño, para que obedeciera.

-Pero…- No le agrado para nada esa verdad al menor –Maestro, quiero quedarme un poco más con el señor Aldebarán- Estaba pensado en hacer algún puchero, pero no quería molestar a su maestro, si bien eso es algo difícil de hacer –Por favor… Solo unos minutos más- Pedía, con sus ojitos tristes y manitas juntas.

-Lo siento mi pequeño, debes descansar ya- Bajo a su nivel, para acariciarle la cabeza y convencerlo.

No podía hacer mucho, Mu era su maestro, el protector del templo de Aries, en otras palabras él mandaba.

Por mucho que se creyera, que aun podía seguir siendo aquel niño berrinchudo de hace algún tiempo, ahora trataba de no hacer molestar tanto a su maestro.

Cuando lo perdió, por poco tiempo, fue lo peor, pero ya no debía pensar en eso.

-Está bien…- Se fue derrotado a su habitación, pero recordó que le hacía falta para descansar correctamente y eso dibujo una sonrisa en su rostro.

-Creo que Kiki, ha madurado mucho- Sonrió, para dirigir su mirada al menor que egresaba.

-Maestro le falta algo- Sonrió, ladeando levemente su cabeza.

Con una leve sonrisa, entendió el dulce mensaje, aunque tuviera nueve años, no era suficiente grande para las buenas noches con un beso en la mejilla del pelilila.

Después de todo aún seguían siendo solo los dos.

Tauro vio aquella escena y no negaría que le enterneció bastante.

Incluso por un instante se imaginó que el estuviera en algún momento de su vida, con un pequeño ser muy especial, dándole un beso de buenas noches, y que fuera producto de su amor con, ese alguien especial y si fuera la chica de ese restaurante mejor.

Si pensaba las cosas muy rápido, pero seamos honestos era el primer amor del taurino, y estaba ilusionado a por mayoría.

Al terminar y que el pequeño corderito se fuera a descansar, quedaron por fin solos para lograr hablar de lo que el grandote había ido en primer lugar.

-Lamento la demora- La tenue sonrisa e Aries, dedicada a ese buen amigo, le indico con la mano que tomara asiento.

-No te preocupes- Sonrió, casi dejando escapar una carcajada –Yo vine muy tarde- Se sentó a lado del Lemuriano.

-Aun podría considerarse temprano para nosotros, ya somos adultos- una pequeña bromita, que sonaba graciosa en la mente de Mu.

-Si es verdad…- Estaba nervioso, por tener que comunicar sus sentimientos, pero era su único amigo que no se tomaría lo que sentía con burla o usarlo para chantaje más adelante.

-¿Quieres un poco de te?- Siendo cortes, ofrecía lo que tenía.

-No, gracias…- Suspiro, era mejor hablar calmado.

-¿Algo te atormenta?- Ladeando levemente su cabeza, inspeccionando al otro.

-Bueno… Mira… Mu… Tu eres un gran amigo, el mejor que tengo… Y creo que eres al único que… Ja, ja, podria contarle esto- Estaba tan nervioso que ya comenzaba a darle vueltas al asunto, y sonrojándose levemente.

Lo observa con atención, comprendía un poco a lo que se estaba refiriendo, pero no lo iba a interrumpir.

Muy observador con los demás, pero no se daba cuenta de quien lo amaba en secreto.

-Mu, ¿Recuerdas… Cuando fuimos al restaurante?- Le fue diciendo poco a poco.

Asintió solemnemente, con esto le confirmaba sus pensamientos.

-Genial, fue una muy buena cena- Sonrió, mirando hacia el frente –Pero… La comida no es de lo que quiero hablar si no… De…-

-Una señorita especial para ti, que nos atendió esa noche ¿Verdad?- Sonrió levemente.

-¡¡¡¿QUÉ?!!! ¿Cómo supiste?- Le sorprendió que lo digiera, pensó que había sido discreto.

Sonrió con gentileza –La mirabas de una forma única, y te sonrojabas bastante al hacerlo- Le dijo aquellos detalles, que noto en él.

Aun no salía de su asombro, pero que más podría esperar del primer guardián que lograba descifrarte con la mirada si se lo proponía.

Esto se sorprendía, pero a veces se ponía a pensar que nunca se daba cuenta de algunas señales que cierto sexto guardián hacía.

Pero este no es el caso ahora.

Rio nervioso –Ha, ha, ha, no se te escapa nada ¿Verdad?-

-Solo me di cuenta de esos detalles, además que usualmente vas a comer o cenar a diario a Rodorio y me diste una idea- Tan sereno dijo aquello, pues era verdad.

-No lo puedo evitar, quiero verla a diario- Suspiro parecía que el ambiente se llenara de corazones –Es realmente linda, tiene unas expresiones muy dulces y se ve tan adorable cuando comete algún error- Estaba recordando momentos que ha podido experimentar a solo ir a comer a esos lugares.

Mu parecía enternecido por como Aldebarán se expresaba de la joven, se sentía alegre que estuviera experimentando ese sentimiento, conocía muchas cosas de ese hombre, hasta sus inseguridades y que las estuviera olvidando por un instante, dándose una oportunidad en el tema del romance.

Mas ese tono alegre, fue cambiando a uno de preocupación de a poco, incluso bajo su mirada, demasiado notorio.

-Pero… ¿A quién quiero engañar?- Esto lo dijo algo bajo, apenas audible.

Aries, solo trato de mirarlo con mayor atención.

-Es casi imposible… Si no decir nulo que ella se fije en alguien como yo- Frunció el ceño decepciono.

En su mente había olvidado por un instante los miedos que tenía dentro, de su apariencia física, que en si se consideraba de entre la orden dorada el menos atractivo, educado o bueno cualquier aspecto positivo de que alguna joven se fijara en él.

No comprendía que a veces la apariencia no lo es todo, solo se necesita un buen corazón, sentimientos puros e inteligencia.

Dicen por ahí que verbo mata carita.

-Aldebarán… No pienses así- Le quería levantar algo el ánimo.

Suspiro, sabia las buenas intenciones del otro, pero sus inseguridades hablaban –No te ofendas, pero no creo que entiendas como me siento, tú no eres una persona poco atractiva y muchos te hacen cumplido a diario, en cambio a mi…- Lanza una risita leve –Me dicen que por lo menos tengo salud-

-No debes hacer caso a sus palabras- Toco su hombro para animarlo –Sobre todo si vienen de Death o Milo-

-Pero tienen razón, me estoy ilusionado muy rápido, la verdad puede que ella se asuste si le digo algo así- Ahora si estaba mejor pensado en irse a su templo y pedir una disculpa, por hacer perder el tiempo a su amigo.

Esta vez Mu no dejaría que Aldebarán se fuera así como así, debía ayudarlo a entender que tiene todo el derecho del mundo ser feliz con quien quiere y que se atreva a hacerlo.

Bueno para ayudar a los demás, pero para a sí mismo, no lo lograba aun teniendo el amor a unos templos arriba.

-Cuándo has ido a comer ¿Cómo se comporta ella?- Prefirió rápidamente hacer las preguntas de protocolo, podría ayudar de esa forma al Brasileño.

Abrió los ojos de golpe, tratando de responder lo más rápido a esa pregunta, recordando cuando iba.

-Ella me atiende normalmente… Creo que siempre me ha tocado como mesera, es atenta, pues es su trabajo- Lo miro para enfatizar aquello –Un poco nerviosa, pero debe ser porque sabe que soy un caballero dorado, me lo preguntó una vez- Lanzo una sonrisa, recordando a la joven.

Creo que esas leves pistas, le daban algo al pelilila, motivando al otro que siguiera.

-Una vez, tuvo una caída que logro quebrar algunos platos sucios, y se avergonzó tanto que sus mejillas enrojecieron y bueno…- Rasco su nuca, algo nervioso –La ayude a recogerlo, aunque me dijeron que no era necesario, pero quería ayudarla y al día siguiente, de agradecimiento me dio un postre- Suspiro de nueva cuenta –Es una chica grandiosa, se llama Adonia, tiene dieciocho años, trabaja allí porque su sueño es abrir un restaurante propio- Ya había logrado hablar con ella por más de dos horas.

No había dicho nada a nadie, hasta ese momento quería ser discreto para que no se burlaran que si para eso eran buenos, ya lo hacían a cada rato con Milo al confesarse al mago del hielo.

Y cuando Aioria anuncio su noviazgo con Marin, fue la comidilla por un tiempo también.

Muy observador, atento escuchando todo, podría leer entrelineas, lo que ambos pretendía y sí que el amor hacia ciego a cualquiera hasta él más astuto puede caer en ello y no darse cuenta que esa persona que crees inalcanzable, es todo lo contrario puede que la conquiste de a poco, que le guste tu forma de ser, tus bromas agradables, y que seas capaz de escuchar todo.

-¿Sería muy malo si le dices lo que sientes?- Lo miro atento, con atención.

Aldebarán, se ruborizo, incluso se levantó de golpe, pues aquello le ponía nervioso pensar en esa opción.

-¿Cómo crees que voy hacer eso?- Su preguntas e escapo de golpe –Si le digo algo, lo más posible es que salga corriendo y no quiera volverme a hablar- Cruzo sus brazos, se estaba comportando de una forma poco usual.

Negó con la cabeza, sonriendo –Creo que no te has dado cuenta aun- Cruzo sus brazos sobre el pecho.

-¿De que no me he dado cuenta Mu?- Le interrogo rápidamente, pues no se lo estaba imaginando.

Se dio cuenta entonces, que en verdad debía explicarle lo que había descubierto con aquella conversación y confesarle que ya lo había logrado ver varias veces en Rodorio, pues Aries iba de vez en cuando con el pequeño Lemuriano para comprar algunas cosas.

Así pues, tuvieron una larga conversación de ese tema, logrando calmar las inseguridades del enamorado, darse cuenta de que valía mucho más allá de ser un caballero dorado, que también es un ser humano y que gracias a esta nueva vida que su Diosa les había otorgado, tenían la oportunidad de hacer más cosas de las que antes tuvieron que privarse.

Entre ellas el amor se podría dar con mayor facilidad.

Y sin importar la apariencia, uno lo puede encontrar.

No importa cómo seas, alto, bajo, delgado, gordo, atractivo, poco agraciado, el físico es un punto a veces importante, pero no quiere decir que lo sea todo.

Puedes ser alguien sumamente guapo, pero tener sentimientos muy malos o el corazón demasiado podrido.

No ser tan atractivo, pero tener un corazón de oro y una excelente persona.

Mas ojo, esto no quiere decir que sea siempre así. Todo depende de la persona, la apariencia queda en segundo término, uno debe lograr conocer a los demás primeros para tener una opinión propia.

Y si igual no te agrada por alguna razón, se debe respetar, como se dice para gustos colores.

Pero en esta acción y volviendo a Aldebarán, daba gracias a tener un gran amigo que le subía el ánimo y le daba el valor necesario, para enfrentarse a lo que fuera.

Alguna vez él se lo dio, cañudo eran más pequeños y las técnicas del Lemuriano no eran lo suficiente fuertes.

Tenía un plan, pequeño, sencillo, pero funcional.

Fue allí en ese momento, obviamente ubicado en un tiempo de algunas semanas después, de aquella conversación, en la que Aldebarán se desahogó de todo y se sentía capaz de lo que sea, para ir por ese corazón que deseaba confesar lo que sentía.

Si bien, Mu pensaba que debía hacerlo solo, Tauro le pidió casi rogándole, que lo acompañará y estuviera cerca por si ella lo rechazara, tuviera un plan de contingencia.

Así es, la razón por la que el pelilila acompañó a Aldebarán a su confesión y que tuvo que fingir que no lo conocía, fue solo por si las cosas no funcionaran, el otro lo teletrasportara con su telequinesia a Tauro, para llorar tranquilo.

Aldebarán pensó en todos los escenarios posibles y quería estar listo para lo que pasara.

Fue así como se pusieron en marcha después del entrenamiento de ese día y obvio que se dieron un baño, pero separado no vallan a pensar mal.

El plan era el siguiente, se había investigado ese día a que hora saldrá del trabajo, para invitarla a una caminata tranquila para platicar un poco más, llevaba una canasta de algunas cosas dulces, ya que el buen Alde, tenía un gusto por cocinar postres bastante ricos.

Tenía todo preparado para un día tranquilo con un poco de postre, una conversación, estaba planeando a llevarla a las afueras de Rodorio, había como un pequeño parque, bastante sencillo, solo unas bancas y un poco de árboles, podría catalogar mejor como parte del bosque que se había acomodado a un espacio recreativo.

Si bien Aries y Tauro iban juntos, conversando, dando el apoyo al más alto, para que continuara con el plan, en cuando llegaron a Rodorio se separaran, aunque el otro debía ir cerca.

Pobre Mu se iba a sentir como al tercera rueda en todo momento, pero haría lo que fuera por un buen amigo.

Estaba esperando cerca del restaurante, para cuando ella salga por la parte trasera y dirigirse a la calle principal, toparse por mera “Casualidad”

Espero unos trece minutos y por fin salió, sí que se le habían hecho eternos, pero valía la pena.

Al ver por donde se dirigía, tomo una bocanada de aire y se armó de valor ara empezar el plan.

Camino con paso firme, hasta que se la topo de frente, fue un encuentro bastante cómico.

Pues la joven reacción algo sorprendida, pues no se esperaba verlo justo en ese momento.

-Ay, Aldebarán… Perdón no te vi- Se sintió apena decir aquello, pues el hombre es bastante grade para como no verlo, pero estaba concentrada en alguna cosas en su bolsa, que no se fijó.

-Hola Adonia…- Le dedico su mejor sonrisa, su sonrojo se proyectó por la leve cercanía.

Ella sonrió, ladeando su cabeza –Hola, ¿Qué haces aquí?- Pensó rápido, cuando contesto tan amable –El especial de hoy es carne de cerdo con champiñones- Se acercó a él, un poco para susurrarle algo –Te recomiendo que vallas de una vez, el cocinero de la tarde no sabe cocee bien los champiñones antes de agregarlos a la salsa y les falta sabor- Otra cosa que gustaba hacer ella, es advertirle al Tauro sobre quien cocinaba mejor y que lo aprovechara.

-Gracias lo tomare en cuenta- Le causaba dulzura, ese joven, a comparación con él es pequeña, tal vez 1.63 cm y su peso podría oscilar entre los 54 Kg.

Digamos que cada persona tiene sus gustos, algunos prefieren mujeres que se ven más fuertes, atrevidas que son capaces de defenderse solas.

Otros las prefieren que se vean delicadas, tierna y adorables, pero sabía que esta joven si bien tenía la apariencia y no fuera tan fuerte como sabía que podrían llegar a ser, poseía una determinación admirable.

-Está bien- Sonrió, cerrando los ojos –Bueno, debo irme- La chica se retiraría en cualquier instante, al guardar bien lo que llevaba dentro de la bolsa.

-¡¡¡HA!!! Espera…- Rápidamente reacciono, saliendo de su ensoñación de la presencia de la joven.

-¿Pasa algo?- Pegunto, mirándolo con suma atención.

-Yo, bueno… Me preguntaba, si ¿Te gustaría dar un paseo conmigo?- Le propuso rápido, pero creía que necesitaba algún motivo más de peso –Es que me gustaría saber más de ti- Lo dejo escapar el inconsciente lo traicionó.

Ella se sorprendió un poco, lo miro con atención y pudo divisar la canasta en su mano, sonrió con un rubor visible en sus pálidas mejillas –Si… Me gustaría- Se posición de perfil, bajando algo la mirada, nerviosa.

-¡¡¡¿Enserio?!!!- No midió su voz, que grito aquellos, llamando al atención de los allí presentes. Se dio cuenta rápido, y su semblante cambio a uno de pena.

-Ja, ja, ja, ja, eres muy gracioso- Lo dijo, no solo lo pensó. –Perdón, pero me dio bastante graciosa eso-

El rostro tosco de Aldebarán se fijó en los ojos miel de la chica, su risa es algo tan bello de escuchar

-No te preocupes, en el santuario soy de los más graciosos- Ahora el esbozaba una gran sonrisa.

-Comprendo- Rio cubriéndose con el dorso de la mano su boca.

Sin darse cuenta ambos se pusieron en marcha a aquel lugar para caminar un momento.

Trataba que en ningún momento se quedara ese silencio incomodo, por eso saca conversaciones triviales o preguntas de cualquier manera, hasta que una idea se le vino, y pensó que podría ser apropiado.

-Adonia…- Llamo a la joven.

-¿Si?- Caminaba, mirando al frente.

-No quiero ser irrespetuoso, pero quisiera preguntarte ¿Eres originaria de Rodorio?- Le pareció algo personal, pero estaba interesado en ello.

Su mirada bajo un poco, pero no se notaba triste, si no melancólica –No, pero si cerca- Le encaro, ahora con una débil sonrisa –Soy huérfana, así que me creí en un orfanatorio a unos pueblos de aquí, al cumplir trece años, tuve que irme pues hasta esa edad te logran mantener, busqué trabajos relacionados con la cocina y logre aprender mucho- No parecía molestarle mucho hablar de ese tema, pero le dijo todo de una vez.

-Entiendo...- Pensó levemente, sonriéndole de vuelta –Yo también se podría decir que no conocí a mis padres biológicos, pero… En el santuario nos criamos todos juntos y el patriarca fue algo así como un padre para todos- Estaba enfatizando con los brazos.

-Eso quiere decir que no eres por completo huérfano- Le dijo tan simple como las flores, pero dulce como el caramelo.

-Puede que tengas razón- Pensó un instante la analogía que ella había dado.

-Todos son como hermanos de alguna forma- Caminaba tranquila, llegando a los asientos de madera pintadas de blanco, algo ya desgastado.

-¿Hermanos?- Pensó en ello con detalle.

Pues el si podría ver a los demás como hermanos y si existían conexiones de sangre, pero si lo meditaba con atención, significaba que entre ellos algunos se habían enamorado y el hecho de llamarse hermanos podría ser una relación bastante comprometedora.

-¿En qué piensas?- Le llamo la atención un poco, pues ya estaba esperándolo sentada, se había quedado perturbado por la idea que le planteo la joven, pero era mejor no pensar en ello y solo seguir con esa conversación.

-Nada, nada- Se escuchó rápido, no le había contando todo del santuario, pero era mejor dejar eso con calma, solo lo esencial.

Rápidamente fue con ella a sentarse a su lado. Se podía ver la curiosa pareja, pues el sumamente alto y ella más bajita, se veían adorables desde lejos, llamaban la atención.

Sobre todo el hecho de ser un caballero dorado con una joven común, como se podrían referir a quienes no fueran amazonas.

No olvidemos que para este momento Mu, seguía se cerca los pasos, hasta a él le enterneció esa escena.

Tal vez no fuera tan romántica la situación, pero le causaba alegría. Pensando en mil cosas y solo una persona, no era el momento solo se repetía aquello.

-Entonces… ¿Recuerdas algo de Brasil?- También ella estaba interesada en sacar platica.

-Nada de mi infancia, creo que era muy pequeño cuando llegue, pero si he tenido algunas misiones allá- Le dedicaba ligeras sonrisas.

-He conocido varios extranjeros, pero de todos tu eres el que más me ha impresionado- Su sinceridad era normal en todo momento y su torpeza igual.

-Ja, ja, ja, ja, ¿Es porque soy demasiado alto?- Se señaló así mismo divertido.

-Ja, ja, ja, ja, así es debe ser esa altura para alcanzar los lugares más alto- Suspiro resignada –A veces tengo problemas en los lugares altos, no los alcanzo y necesito ayuda- Le apenaba confesar aquello.

-Ser alto no es tan bueno a veces- Quería animarla como fuera –Mi compañero Death, siempre se burla de mi altura y hace chistes de “¿Cómo está el clima allá arriba?”- Dejo escapara una sonora risa, a él le causaba este efecto.

-Ja, ja, ja, perdón si me rio… Pero me recuerda que a veces a mí me lo dicen, pero del clima abajo- Señalando el suelo.

Ambos rieron con chistes algo tontos, pero les gustaba a cada uno, cada quien tiene su sentido del humor, algunos simples, otros más completos, quien sabe por cada persona.

-¿Cuál es tu fecha de nacimiento?- Ella pregunto, aunque tenía una idea de que temporada.

-Ocho de mayo, ¿Y tú?- Le regreso la pregunta.

-Doce de marzo- Contesto rápidamente –Nuestros meses de cumpleaños empiezan con M, ja, ja, ja, es gracioso- Rio por nervios, la verdad n supo que más decir, se sentía algo ansiosa al estar con ese hombre, pero de manera agradable a su ser.

-Tienes razón, eso quiere decir que naciste bajo la estrella de piscis- Le dio aquello, como un dato extra.

-Cierto, he escuchado que el caballero de piscis es el más hermoso de todos- Le asombraba aquel detalle.

Asintió rápido, ya creía que las cosas tomarían otro rumbo –Si, es el nombramiento que ha recibido todos los caballeros dorados de piscis-

-Bueno…- Pensó si estaría bien, decir aquello, pero es sincera en sus palabras –Los he visto a cada uno de los dorados, cuando han paseado o ido a alguna misión y… No es por ser grosera, pero… Creo que a mi parecer no se me hace muy atractivo que digamos- Dijo esto nerviosa, pues se refiera a uno de esa orden elite de Grecia y pensaba que sería irrespetuosa.

Aldebarán la miraba extrañado, pues había conocido a chicas fuera del santuario que suspiraban por Dita.

-Es solo, que… Como hombre no se me hace muy guapo, es lindo… Pero solo eso- Sus mejillas estaban algo rojizas, sus ojos fijos en los oscuros de Tauro.

-Entonces… No es tu tipo-

-Exacto, creo que los prefiero mas musculosos y de apariencia más tosca- Junto sus manos entusiasmada –Aunque me gustaría pedirle concejos de cómo cuidar el cabello porque es tan hermoso en se sentido- Se animó un poco más.

Cuando había escuchado la descripción de como los prefería ella, como sería el tipo de hombre que le gustaban, pensó por un instante que podría tener una oportunidad, pues musculoso si es, y de apariencia tosca es igual.

Por un instante se le había olvidado los pequeños postres que traía en la canasta, así que decidió abrirla, aunque con torpeza casi los hacia caer.

Qué bueno que ella estaba atenta y sostuvo la canasta tocándose las manos, levemente.

Lo que ocasionó que desviaron sus miradas un poco y no pudieran verse por unos segundos.

-Prepare algunos postres- Ofreció unas galletas de masa dulce a la joven.

Ella se asombró de la forma, pues venían como flores, algunos animalitos -¡¡¡WOW!!! Son hermosas-

Se sintió orgulloso de sus habilidades -¿Recuerdas que te había dicho que te invitaría a comer algo que preparé?-

-Sí, lo recuerdo y la verdad no te creía, pero sí que estaba equivocada- Provo una de esas galletas, con ese sabor dulce y que se desasían en la boca, fue asombroso.

No encontraba palabras correctas para describir el sabor, solo que era perfecto y celestial.

Así es, Aldebarán se defendía en el tema de la cocina mejor que algunos otros.

Siguieron conversando por un rato más, mientras disfrutaban esas dulces galletas, y unos panecillos rellenos de crema.

Conversando de su persona cada uno y aspiraciones.

Obviamente omita algunas cosas, como que habían sido revividos o demás, pues era demasiado pronto hablar de ese tema.

No se dieron cuenta que ya era pasada las cinco de la tarde, habían pasado cuatro horas allí, tan tranquilos.

No era la primera vez que hablaban así, pero sí en que no tuviera la joven que ir para otro lado por su trabajo o que el dorado no tuviera que hacer sus misiones.

Para este punto creo que Aldebarán había olvidado a su amigo, que aun cumplía su función de estar atento, pero el pobre ya tenía algo de hambre.

Pensó que sería mejor hacerlo de una vez, solo le diría que la quiere, que le gusta, no le pediría ser su novia aun, podría ser demasiado pronto pero le gustaría hacerlo.

Suspiro y decidió hablar rápido, era lo mejor de una vez por todas.

-Adonia-

-Aldebarán-

Ambos se dieron cuenta de que hablaron al mismo tiempo llamado al otro.

-Oh, perdona tu primero- Ella dijo esto con voz baja, y sonrojada.

-No, no, tu primero- Le cedió la palabra.

Cerró sus ojos, frunciendo el ceño con desespero, dejó salir un poco de aire, estaba rojita como tomate.

-Tome la decisión de decirte esto, cuando te viera de nuevo, pero no creí que no haría tan rápido, algunas compañeros me aconsejaron, pero no sabía cómo…- Bajo la mirada, jugando con sus pies –Sé que no es común que las mujeres hagamos esto, pero no me importa mucho esas ideas- Bajo más su mirada, estaba tan nerviosa, que temblaba un poco.

Pero en un instante de valentía, cerró sus ojos y dijo lo que sentía en voz alta.

-¡¡¡ME GUSTA CABALLERO DORADO DE TAURO!!!- Lo dijo tan rápido y alto, que el Brasileño se quedó estático por esa situación.

-¿Qué?- Y no saldría de su asombro en un buen rato.

-Sé que no soy la gran cosa, pues no soy una amazona, caballero femenino, pero… Es que usted es muy… Lindo, me gusta… Y…- No podía continuar, porque sentía que sus ojos se llenaban de lágrimas, se sentía inferior por no ser una guerrera, pero no estaba en su naturaleza el enfrentamiento físico.

Tenía la joven la idea de que los caballeros dorados o cualquiera de ellos, deben estar solo con personas verdaderamente dignas que fueran tan fuertes como ellos o valerosos.

Cosa que ella sentía no era para nada, pero su corazón fue conquistado de a poco por tauro, de hecho podría decir que antes estuvo enamorada de alguna persona, pero no fue más que algo platónico.

Ahora que de nuevo sentía ese sentimiento, pero en esta ocasión si estaba conviviendo con esa persona y que le demostraba interés, por eso se armó de valor.

-Adonia- La llamo y sostuvo sus hombros, limpiando sus mejillas esas lagrimas que resbalaban de sus ojos –No digas que eres poca cosa, que eso no es para nada verdad- Estaba mirándola de manera enternecedor.

Incluso estaba con el corazón a todo lo que daba, la joven que le gustaba, le dijo que ella sentía lo mismo, tuvo mayor valor que él.

Sus grandes manos, lograban tomar los hombros por completó, se sentía tan frágil en su presencia.

-Pero… Ustedes deben… Estar con mujeres fuertes o… Bueno… Depende los gustos de cada quien- Se sonrojo un poco más, recordaba algunas veces que vio a un caballero dorado, rogarle a otro y entendió que todos tienen diferentes gustos.

-Eso no es verdad- Se lo decía, tratando de clamarla un poco.

-Lo dices, solo para sentirme mejor, pero… Sé que no soy merecedora de ser algo más de un caballero dorado- Sus lágrimas corrían, podría ser que ella también tuviera un compelo de inferioridad, un poco más marcado en otra índole que el tauro, pero estaba.

-Adonia, a cada uno de nosotros, nos gustan diferente tipos de personas, algunos si prefieren a las amazonas, otros a compañeros y bueno, otros a personas que no estén en al orden Ateniense, pero no por eso sean menos valiosas- La tomo de la barbilla, para que lo vería directo.

-¿Enserio?- Ella pregunto, con un leve destello de ilusión.

-Yo creo… Que tú eres una joven muy hermosa, con sentimientos preciosos, genuina, amable y con grandes sueños y eso es algo que se valora más que poder romper los huesos de alguien a mi parecer- Rio levemente, recordaba algunas veces que se enteró de esos sucesos.

-No vayas a pensar que no se defenderme- Limpio las pequeñas lagrimas que ya salían mas tenues, con el corazón latiendo rápido.

-No, sé que te sabes defender muy bien- Se rio un poco.

-¿Por qué te ríes?- Ella se sentía ahora avergonzada, por que el rumbo de la conversación había tomado un rumbo diferente.

-Es que se me hace gracioso, que yo pensaba ser el que te diría que me gustas, y tu demostraste tener más coraje que yo, ja, ja, ja, ja- Ahora el había dicho todo sin más.

-¡¡¡¿QUÉ?!!!- Se alarmo, creyó haber escuchado mal, la confesión del hombre.

No dudo más y le dio un abrazo, demostrándole de esa forma afecto, para poder decirle lo que sentía de nueva cuenta ese era su plan.

-Señorita Adonia, le quiero decir que me gusta, desde la primera vez que la vi y que quiero que sea consiente de ese hecho- Que elocuente sonaba el Toro dorado, pero había practicado la declaración perfecta.

Ella estando atrapada en esos fuertes brazos, que le gustaban bastante, pues eran sus gustos.

Se sentía, sorprendida, feliz, nerviosa, un revuelco de tantas emociones en su corazón, pero nada d eso importaba, le había dicho lo que sentía y el igual.

Así que no se necesitaba más, puede que una pregunta fuera necesaria, de que serían a partir de ahora, pero más unidos sí.

Después de eso, podrían disfrutar el resto de la tarde, con las hojas cayendo levemente en una danza singular de cada una.

Para ese instante Aries se había retirado, escucho la confesión de la joven y supo que a partí de allí no era necesario su intervención.

Sabría que encontraría a su pequeño con el patriarca y el caballero de Libra, era lo más seguro y se sentía tranquilo y feliz que su mejor amigo encontrara el amor.

Hasta un poco de enviada podría darle, pues el aun no podía ser así de valiente como la joven Adonia.

Pero nunca se esperaría lo que vendría por él.

Notas finales:

Buenos días, tardes, noches ¿Que hora es? ¿Quien me ha robado el reloj? ¿Como están terrones de azúcar? Yo estoy super bien, la verdad llenicima de buenisima vibra, con amenazas de que lloverá, jajajaja pero me gusta cuando eso pasa. La lluvia mi inspira muchisimo, jajajajaja

Pero en fin, ahorita tengo el tiempo medido, para dejar este capitulo publicado, así que me iré rápido jajajaajajaja

Bueno el nombrecito que decimos, estuvo chido, para esa pareja.

La verdad esta pareja ya es la ultima de las tandas de este especial por lo tanto solo faltaran dos y ya se termina, una donde concluya esta y el especial de preguntas que ya esta cocinandose, pues... Ya los dorados han contestado y algunos, tuve que amenazar para que contestaran de forma sincera, jajajajaja lo bueno que no me quisieron matar, aunque si se golpearon un poco algunos.

En fin les recuerdo que aun queda oportunidades para sus preguntas, háganlas, déjenlas para que todo este ordenado, obviamente serán respondidas en un solo capitulo todas y se irán por oren de pareja, puede que exista algunos chistes de mas jajajajjaa.

Pregunta del día ¿Quien ya volvió a clases?

Yo pues ya me gradué, así que ya soy libre, algo... Digamos jajajaja

Espero sus respuestas, comentarios y reclamos.

El hecho de que se tomen el tiempo de mandarme algún mensaje de que les pareció el fic, me alegra tanto y me inspira día con día.

Me retiro, quisiera decir mas, bueno escribir mas, pero como que la señal ahora esta fallando, debe haber fuertes tormentas, y bueno si esta lloviendo medio aro y nublado toda la mañana, mejor publico antes de que se le de a la luz irse o el Internet ahora para variar.

Nos vemos mañana

Ammu se va. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).