Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Especial De Parejas Del Fic "Un Papá Para Kiki" por AMMU TEIKOKU YUDAINA

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola mis terrones de azucar, espero que esten bien, sobre todo los que estan en el pais de Mexico, por lo que paso con el temblor, espero que esten bien. 

Espero que este cap, les ayude para despreocuparse de lo que esta pasando.

En fin lean, disfruten, comenten, los leemos abajo. 

El corazón indomable de un León, el vuelo libre de una hermosa águila. Pueden ser destinos completamente separados, que se supone deben alejarse, no tanto por estar prohibido, sino porque se debe seguir su deber.

Más… ¿Qué pasara cuando no existe ya alguna guerra que se aproxime?

Si misiones arduas, entrenamientos difíciles, seguir mejorando aun con el paso del tiempo, en un mundo donde la misma Diosa a bendecido la tierra con su amor, para que el mal no logre su objetivo principal.

Aioria de Leo, el quinto guardián de la orden dorada de la Diosa Atena, mostraba un cierto interés amoroso hacia un caballero femenino de plata, obviamente a Marin de Águila, una guerrera verdaderamente virtuosa, maestra de Seiya, el Pegaso que parecía no tener límites en su determinación.

Aquel castaño cada que podía, trataba de pasar tiempo con ella, hablando de cosas tal vez triviales, del discípulo de ella, que se había vuelto también uno para él.

A veces al terminar el entrenamiento de los dorados, él se dirigía de manera sigilosa a ver los de otros santos, sobre todo verla entre las sombras a ella, arrebatándole varios suspiros y otras siendo descubierto por Shaina de Ofiuco.

Para Marin, Aiora no le era para nada indiferente, también sentía cierto afecto hacia él, sintiéndose nerviosa a su lado, a veces preocupándose por impresionarlo con sus ataques. Sabía perfectamente que era espiada por él, pero no le desagradaba.

No era de las típicas mujeres que esperaría que el chico hiciera el movimiento, deseaba tomar su mano y decirle sus sentimientos, pero su corazón le latía tan fuerte, que no lo lograba nunca.

Podrían ser feroces guerreros a temer, más en asuntos del amor era todo un fracaso, más solo parecían buenos amigos.

Queriendo ambos cambiar aquel hecho, pedirían ayuda de alguna forma u otra, un conejo a quienes ya tuvieran pareja o fueran valientes en si quería confesarse, mas… Todos estaban en las mismas circunstancias.

Tenían poco tiempo de haber sido revividos los dorados, por ende cualquiera relación aún no se formaba como tal.

Pero veamos, pues una ayudadita y el ejemplo de lo que es ser valiente en el amor puede inspirar a otros a seguir sus convicciones.

---Templo de Sagitario---

Suspiraba nervioso, llegando al templo de su hermano mayor, estaba realmente feliz que lo pudiera volver a ver, que pudiera conversar con él y de nuevo pedir su concejo.

Era extraño, la última vez que lo vio con vida, fuera de la pasada batalla en Asgard, tenía la edad de catorce años aproximadamente, pero por capricho de Atena, recupero su edad cronológica como tal veintisiete o próximos a cumplir los veintiocho.

Podría darle algún concejo, más temía que él no tuviera siquiera idea de declararse.

Desconocía varias cosas de su hermano mayor sin duda.

-Buenos días hermano- Saludo con respeto, siempre se lo habían enseñado de esa manera.

-¡¡¡AIORIA!!!- El ánimo de su hermano nunca se disimulaba y cada que veía al menor, saltaba directo a abrazarlo.

Lo había extrañado tanto, que no desperdiciaba el tiempo.

-Jejejeje… Yo también me alegro de verte- Giro los ojos en señal de un poco de molestia –Pero acabamos de vernos en el entrenamiento matutino, ¿Podrías dejar de ser tan efusivo?- Cuestiono sin más.

-¿Puedes culparme?- Haciendo una mirada de cachorrito regañado –Extrañe tanto a mi hermanito bebe- Lo abrazaba con fuerza, cargándolo, provocando una gran vergüenza al castaño claro.

-¡¡¡YA BÁJAME!!! Yo también te quiero, pero esto es ridículo- Estaba rojo de la pena, odiaba que lo tratara como un niño.

Sonría sin más, sabia como molestar a su pequeño hermano, pero obedecía no debía provocarlo más. Bajándolo con cuidado –Jajajajaja, vamos Aioria ¿Acaso no me extrañaste?- Ladeo levemente su cabeza, esperando una respuesta que conocía perfectamente.

Dejo salir un suspiro de molesta, desviando la mirada –Si te extrañe mucho, pero… No soy un niño-

Se divertía con la forma de ser tan seria de Aiora, palmeo su hombro levemente, aún seguía siendo un poco más alto que Leo –Ya sé que no eres un niño-

-Eres muy molesto Aioros, ¿Lo sabes?- Sonrió divertido, ya se acostumbraría a esa actitud de su hermano con el tiempo.

-Es el trabajo de cualquier hermano mayor- Despeino los cabellos de este, ahora riendo ambos.

Después de aquella dulce escena de amor fraternal, el menor pensó que era momento adecuado de hablar de sus preocupaciones.

Era un tema difícil, no había hablado con nadie de esto y pues ¿Cómo hacerlo?

La mayoría de sus compañeros de armas se burlaría, otros no tendrían ni la menor idea de que hacer y otros aunque entendieran ese sentimientos, se la pasaban en otros asunto que no le pudieran dar concejos claros.

Solo quedaba Aioros y quería saber si tenía algo que decirle.

Trago saliva, aclaro levemente su voz, tenía que preparase mentalmente para que alguien supiera su secreto más preciado y mejor guardado –Aioros…-

El mencionado, caminaba en dirección a la cocina, debía comer algo, estaba hambriento. Era conocido por tener un buen apetito casi siempre y un metabolismo mucho mejor -¿Si?-

Estaba tan rojo de la vergüenza, pero solo veinte segundos de valor se necesitaban y ya habían pasado diez -¿Cómo… Le dices a alguien… Que… La quieres?- Teatro de sonar lo más natural posible.

Sagitario abrió los ojos como platos, sorprendido por lo que Aioria le estaba preguntando. ¿Le estaba pidiendo concejos Amorosos?

Su respuesta fue olvidar cualquier otro asunto que no fuera del departamento del amor, sonrió de oreja a oreja, abrazándolo de nuevo, con orgullo.

-Mi hermanito, por fin esta experimentando su primera primavera- Parecía una madre orgullosa de su pequeño, hasta podríamos decir que casi lloraba de la emoción.

En cambio Leo, se estaba ya arrepintiendo de lo que había hecho, esto le avergonzó tanto, que estaba rojo como tomate de su cara, orejas y cuello.

-¡¡¡AIOROS POR TODO LOS CIELOS!!! ¡¡¡NO DIGAS COSAS VERGONZOSAS!!!- Ahora si se colmó su paciencia y se zafo de ese abrazo que parecía de una boa constrictor.

Parecía a punto de llorar por la emoción –Que adorable… ¿Quién es la afortunada o el afortunado?- Ya quería preguntar aquello, un requerimiento.

El castaño dudo en decirle quien era, pero ya estaba allí, Aioros podría ser lo que fuera, pero un boca floja no. Estaría su secreto bien guardado, hasta que tuviera el valor de confesarse.

-Me… Gusta… Marin…- Dijo sin más, su rostro sumamente rojo, tenía tanta pena.

Se sorprendió, abriendo la boca -¿La maestra de Seiya?- Miro con ternura a su hermano –Tienes buen gusto, hermanito- Le dio un codazo en las costillas.

Se estaba arrepintiendo, mostrando una cara de pesimismo sin más, combinada con pena.

-Cállate, no quiero que nadie se entere-

-Ho vamos, sabes que no diré nada- Se quedó pensando un momento -¿Planeas confesarte?-

Asiente solemnemente –De hecho para eso venía a verte, ¿Tienes algún método para hacerlo?-

-¿Algún método?- Pensó seria, posando su mano debajo de su mentón, recordó una anécdota de su adolescencia, que sin duda no ayudaría para nada, mostrando un rostro triste ahora –No le hagas galleteas, ni la vea en el coliseo en la noche, ni le pidas ser tu novia de inmediato o te odiara- Ahora parecía deprimido, se había acordado de algo que le dolió mucho.

Frunció el ceño confundido, sin saber a qué se refería el mayor -¿Qué?, ¿De que estas hablando?-

Suspiro tiste, sin duda ese suspiro era arrancado por el recuerdo de su querido Géminis que ahora no le daba ni la hora para entablar una conversación, negó con su cabeza, no quería hablar de cosas amargas con su hermano –No me hagas caso…- Pensó seriamente, debía darle alguna idea al joven -¿Podrías pedirle una cita?-

-¿Una cita? ¿Así sin más?- Cuestionó nervioso, pensaba que otra cosa sería mejor.

Asintió serio –Si, una cita… Solo sal con ella algún lado, convivan un poco más y espera el momento indicado para declararte-

-Pero… ¿Crees que funcione?- Preguntaba dudoso.

-Ustedes son amigos desde hace tiempo ¿No?-

-Si-

-Es más fácil cuando son amigos, conviven mucho tiempo, tienen bastante en común, sin contar que ambos son excelentes santos aunque se diferentes rangos- Concluyo con una sonrisa triunfante.

-¿Así de simple? No creo que funcione…- Bajo la mirada, no aprecia una idea muy buena.

Sujeta ambos hombros del muchacho –Ho vamos Aioria, solo inténtalo, no creo que pierdas nada-

Sin duda no parecía nada convencido de ese plan, era la idea más simplona del mundo.

-Te voy a ayudar a planear la cita perfecta- Rodeo los hombros del chico.

-Me voy a arrepentir de esto- Bajo la mirada.

-¿Qué dices?- Lo miro de reojo.

-Nada…-

El pobre León, pidió ayuda y la estaba recibiendo más de lo que deseaba, pero mínimo tenía una idea, no le agradaba, pero podría funcionar.

Además de que Aioria, en verdad quería confesar sus sentimientos hacia la joven, ya no podría aguantar más. Ya no deseaba solo referirse a ella como amiga, sino algo más importante que eso.

---Zona de entrenamiento---

Por otro lado, la santa de plata estaba entrenando o mínimo eso era lo que pretendía, mas su concentración en esos momentos es completamente nula.

-Vamos Marin, ¿Qué pasa? Tú nunca fallas- Una mujer de cabellos verdes y mascara similar al de la amazona, le criticaba.

Dio un golpe directo a una piedra, para destruirla pero solo logro hacerlo a media, un claro ejemplo que no estaba el todo bien.

-Haaaaaaaaa- Lanzo aquel grito mas de frustración que cualquier cosa. Suspiro resignada, no estaba de tan buen humor.

Cruzada de brazos mirándola con atención –Sí que te molesta algo. Escúpelo.

-¿Qué?- Se giró a divisarla con la mirada detrás de la máscara –No me molesta nada-

Suspiro burlonamente -¿Aun te molesta la amiguita de Aioria?-

El águila no contesto ante aquella burla.

-¿Cómo se llamaba?- Pensó apropósito un momento –Así… Lyfia… La representante en esta tierra de Odín, o algo así- Ríe levemente –Sin duda muy bella y todo, de seguro Aiora se la pasa muy ben con ella en Asgard- Tuvo que parar, y mover levemente el cuerpo, pues uno de los ataques de Marin impacto contra la roca detrás de esta.

-¿Te enojaste?- Su voz sonaba de burla pura.

-¡¡¡CÁLLATE SHAINA!!!- Y la de ella sin duda cólera.

-Jajajajajajajaja, deja de fingir, cualquiera se daría cuenta de los sentimientos que tienes por el caballero de Leo- Se notaba como su lenguaje corporal superioridad.

-Claro que no- Quería lucir seria, y gracias a la máscara no se vio sus mejillas sonrojadas.

-Miéntete todo lo que quieras, al fin de cuentas, la que se quedara sola serás tú- Se retiró del lugar con paso lento, le gustaba molestar a su “amiga”.

Dejando a una peli rojiza, pensativa levantando levemente su cabeza con vita directo hacia el quinto templo –Aioria…-

Lo pasado en Asgard, había conocido cada detalle, por boca el propio León dorado, eran amigos cercanos antes de que iniciara todo, lloro incluso su muerte y se regocijo cuando volvió a la vida.

Cada que podía trataban de conversar, convivir, ella deseaba mucho eso.

No negara que conocer el nombre de aquella chica peli azul cielo, le dolía un poco. Más cuando supo que el mismo Aioria le entrego aquel dije que era un recuerdo muy importante para él y su hermano.

Mas siempre este le aclaro que fue su amiga, una a la que ayudo ene se momento y fue un detalle que tuvo con ella, pero no evitaba sentir celos.

Pero no eran nada, solo amigos, no pida reclamarle nada.

Después como dicen si no es en tu año, que no te haga daño.

¿Estaría dispuesta a perderlo?

Mínimo deseaba conservar su amistad, le dolía ese hecho.

Ella también tenía sentimientos, aunque se esforzaran los caballeros femeninos en parecer insensibles en varia ocasiones, no dejaba de ser humana.

Sufrir por amor es algo normal, pero no lo más conveniente del mundo.

---Pasaron unos días---

Marin se encontraba entrenando de nueva cuenta sola, en algún lugar de esa zona especificaba, solo quería sacar de su mente al León dorado que le causaba sensaciones extrañas.

Unos golpes por aquí, otros por allá, su cosmos concentrándolo para hacerlo de manera correcta, todo parecía volver a su orden natural.

Mas escuchó una voz conocida que la estaba llamando a lo lejos, identifico ese cosmos impetuoso que le causaba tanto alegría como dolores de cabeza.

-¡¡¡MARIN!!! ¡¡¡MARIN!!!- El joven Pegaso gritaba el nombre de su maestra, aprecia estar muy emocionado.

Una voz algo maternal dejo escapar al verlo -¿Qué sucede Seiya?, ¿Por qué corres así?-

Al llegar a su lado, tomo un pequeño respiro, para recuperar al aliento, lo necesitaba.

-¡¡¡MARIN!!! ¡¡¡TENGO ALGO PARA TI!!!- Sonreía de oreja a oreja, estaba emocionado, y su maestra no entendía que sucedía. Ofreció aquella pequeña carta  a las manos de la mujer.

-¿Qué es esto?- Tomo aquello con ambas manos, inspeccionándolo con la mirada.

-Me pidieron que te lo entregara y me fuera, adiós- Así como llego se fue, dejando a la pelirroja extrañada por esto, ni alcanzo a preguntarle ¿Quién le había mandado esto?

Abrió esa carta, no parecía tener nada escrito por fuera del sobre, miro con atención, al abrirlo, se quedó mucho más confundía que al principio, solo estaba escrito unas coordenadas y una hora exacta. No tenía más, busco, pero anda, hasta verlo contra luz.

Era siempre tan cuidadosa, podría ser una trampa… Eso fue lo que se le ocurrió primero.

Pero Seiya en ese caso se lo advertiría, y estaba tan emocionado como el niño que aún era. Alguien conocido se lo debió dar, de suma confianza.

Pensó un instante, hasta que dejo escapar aquellas palabras –El lugar es el lago en el bosque al oeste, a las tres de la tarde- Quedo pensativa e nuevo -¿Me estarán retando a un enfrentamiento?-

Un suspiro inquisitivo, mientras cruzaba sus brazos delante del pecho –Muy bien, sea quien sea, no estaré desprevenida.

Aún era temprano, faltaba unas cuatro horas para aquello.

Se dispuso hacer todo con normalidad, deseaba encontrarse con su alumno de nuevo, pero no lo halla por ningún lado.

Creyó que se había ido de una vez a la misión que les tenían designada para dentro de una semana, sería sumamente larga regresando casi a finales de este año. Tendría mucho tiempo libre ya que no estaría su discípulo cerca, mas no significaba que no lo extrañaría.

Lo que si noto fue a Sagitario con cosas extrañas que varias veces paso cerca de su vivienda, el quería pasar desapercibido, pero lo notaba aun queriendo ocultar su cosmos.

No le tomo mucha importancia a veces los dorados podrían actuar extraños.

Se aproximaba la hora, dispuesta a ir a encontrare quien fuera, iba preparada su ropa casual de entrenamiento, también su armadura por si las dudas, nunca se sabía que podría pasar, cuando se trataba de cosas tan inciertas.

Al disponerse entrar al bosque, noto un listón colgado de una rama, llevaba un pedazo de papel enredado.

Le tomo muy extraño aquello, tomo esos objetos, y abrió la hoja, parecía unas líneas grandes impresas, incompletas por los bordes.

-¿Qué es esto?- Fijo su mirada levemente hacia adelante, notando que más adelante había otro igual.

Se acercó con cuidado, ya le parecía una situación muy bizarra, miraba para todos lados. Repitiendo la acción inicial, y de nuevo otra nota sin más que unas líneas raras, pero diferentes.

Las coloco juntas, pero no tenían sentido alguno, acomodo de diferentes maneras, pero nada.

Así siguió su caminar, acercándose, divisando mas notas, hasta conseguir exactamente diez de estas, inspecciono cada una, debía haber una mensaje oculto en todo esto, sin embargo por la posición el sol, entendía que la hora estaba cerca en escasos unos minutos, los guardo.

Debía apresurarse para llegar sin falta a esa cita, que le habían dado.

Al llegar, miro para todos lados, no había nadie… Pero pudo sentir un cosmos acercarse, o más bien alguien que estaba quieto, tratando de pasar desapercibido.

Dirigió su postura hacia donde sabía que saldría esa persona, en posición de combate, no la tomaría desprevenida, pero bajo la guardia al notar de quien era.

-Ooo… Hola Marin- Sonrió sincero, levantando una de sus manos en señal de saludo.

-¿Aioria?- Pregunto confundida -¿Tú me citaste aquí?-

Abrió los ojos, con una sorpresa en ellos -¿Qué? Yo no te mande nada-

-¿Enserio? Entonces… ¿Quién me cito aquí?- Miraba el papel –Seiya me lo entrego esta mañana, solo decía unas coordenadas y una hora en cuestión- Extendió el papel hacia el joven hombre.

Este inspeccionó aquella nota, se notaba una leve molestia en su rostro –Creo que tienes un admirador secreto- Desvió su mirada, no quería que se viera que estaba realmente enojado ahora.

-¿Un admirador secreto?- Su voz de sorpresa pura.

-Si… Por lo visto…- El cosmos de Aioria se estaba incrementando, alguien se atrevía a poner los ojos sobre Marin, eso no lo permitiría. Pero ¿Qué derecho se lo daba?

-¿Y tú que haces aquí?- Cuestiono, poniendo una mano sobre su cadera, dejando su rostro en su dirección.

Salió de sus pensamientos rápidamente –Aioros, me pidió…- Negó con la cabeza –Casi me rogo que viniéramos de día de campo- Mostro la canasta que portaba –Hasta me obligo a preparar la comida- Dijo aquello molesto, con una leve sonrisa.

Ella lo miro, algo escéptica, no le creía mucho.

-Pero llegamos aquí y me dijo que lo esperara aquí, que debía ir al baño- Que sincero era en esta ocasión.

Ella rio levemente, le agrada esa relación que ambos hermanos compartían, mas por ver al castaño claro, más feliz al tener de nuevo a la única familia que le quedaba de sangre.

Le recordaba a su hermano perdido, que ya había perdido las esperanzas de encontrarlo algún día, envidando un poco a los hermanos del santuario que aún tenían ese lazo que a ella se le fue arrebatado.

-Aioros sigue siendo tan intenso, para lograr convivir contigo jajajajaja-

Giro sus ojos con cansancio –A veces quisiera que me dejara un momento en paz, es muy meloso cuando se lo propone-

-Pero significa que te quiere mucho- La voz tan dulce de la mujer, era algo que le gustaba al joven.

Pensó rápidamente, y tomo una decisión importante –Sabes Marin… ¿Te gustaría comer algo?- La estaba invitando a formar parte de ese día de campo de hermanos.

Negó con la cabeza –No, no me gustaría estorbar en su actividad-

La tomo del brazo con suavidad, conduciéndola cerca del lago –Nada de no, a Aioros no le molestara, además ya tardo mucho y tengo hambre- Coloco una pequeña manta debajo del césped, no dejaría que la joven se ensuciara –Prepare esta comida, por órdenes de Aioros, cuando él no me ayudo para nada y no me dejo probarla, salvo para saber si estaba buena-

-Que tortura debió ser para ti jajajajaj- Una leve risa.

Le ofreció sentarse primero sobre esa tela –No tienes idea de cómo sufrir- Hizo una cara de puchero, mientras se dejaba caer al suelo.

Comenzó a sacar con cuidado los alimentos que portaba en esa canasta, no quería tirar nada, ni mucho menos estropearlo.

-¡¡¡AIORIA!!! ¿Tu preparaste todo esto?- Su sorpresa fue mucha, al ver tales alimentos.

Miro hacia abajo, algo preocupado –Si, yo los hice ¿Por qué?-

-¿comida Japonesa? ¿Por qué?-

-Aioros me lo pidió, utilice las recetas que tú me diste la otra vez y bueno…- Se notaba nerviosa, pensaba si había cometido algún error, por preparar esto.

Negó con la cabeza –Valla, luce realmente espectacular. No sabía que fueras tan buen cocinero- Dejo escapar una leve sonrisa.

Aunque portaba la máscara, y no conociera su rostro, se había enamorado de sus dulces palabras, esa adorable voz que poseía, siempre lograba quedarse embobado en ella, con solo hablará de cualquiera cosa.

Se notaban animados.

---Entre los arboles---

-Creo que saldrá realmente bien esto- Una voz masculina confiada se dejó escuchar.

-Espero que lo disfruten mucho- Se oía a un joven más que nada emocionado.

-Shhhh, no hables tan alto Seiya o nos escucharan-

Notas finales:

Buenos días, tardes, noches ¿Que hora es? ¿Quien me ha robado el reloj? ¿Como están mis hermosos terrones de azúcar? Espero que se encuentren bien.

Principalmente espero que quienes se encuentran en el país de México, estén sanos y salvos, que el temblor solo quedara en un susto, sin consecuencia alguna. Espero de manera sincera, que todos estén bien, ustedes y sus familias. 

Cuídense mucho, principalmente por cualquier replica posible, sigan las medidas de seguridad en esos casos sin olvidar las ya establecidas por la pandemia. 

Ya me puse en contacto con varios terrones y me alegra mucho que estén a salvo, yo igual me encuentro bien, mi estado no es zona de temblores, ni nada por el estilo. 

Este capitulo esta dedicado para lo siguientes terrones de azúcar quienes acertaron: garyazulcielo, 

La pregunta del día de hoy es... *Redobles e tambores* ¿Cual es su postre favorito? El mio... Seria el pastel de sabor chocochantyllin, adoro ese sabor... Haaaaaaaa... Perdonar, pero imaginármelo me hace babear de verdad, jajajajajaja

En fin, espero sus respuestas, sus comentarios, sabe que estén con bien es lo principal.

Jajajajjaja Bueno sin mas por el momento, me paso a despedir, tengo que terminar de preparar la comida y obviamente comer, ademas de hacer algunas cositas. 

Cuídense mucho, pórtense bien, manténgase alerta en todo momento.

Los quiero mucho terrón des de azúcar.

Me despido

Ammu se va. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).