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88. Conejo Fugitivo (02) por dayanstyle

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Taeyang se acomodó en uno de los cómodos sillones marrón, que se extendían a través de la sección de la barra del Lucky Clover. Podía escuchar un partido de fútbol en la televisión, detrás de la barra, el tintineo de los vasos y el rico aroma de la comida que se servía en el restaurante contiguo, flotando hacia la barra.


—Te estoy diciendo lo que he oído —dijo Woo Shin, mientras se inclinaba hacia delante, apoyando los codos en las rodillas, con una bebida colgando en una mano.


El lugar estaba lleno para ser un jueves por la noche, y Taeyang había estado disfrutándolo. Eso fue hasta que Woo Shin puso una bomba en su regazo.


—Harley, tiene que estar confundido—dijo Taeyang.
—No  hay  manera  que  Jong Jin  sea  un  acompañante.  He  salido  con   él durante  tres  meses.  Creo  que  lo  sabría  si  ha  estado  jugando  con  otros  chicos.


Jong Jin era dulce, dócil, y aunque el sexo dejaba mucho que desear, Taeyang se preocupaba por el chico y quería un futuro junto a él. No podía imaginarlo vistiéndose como una puta y teniendo relaciones sexuales con otros hombres.


Woo Shin tomó un trago de su bebida y luego se echó hacia atrás.
—Vamos hombre. Soy tu hermano. ¿Piensas que vendría a ti con algo como esto si ya no supiera la verdad?


No, Woo Shin no lo haría. —Y ¿Cómo puedes probarlo?
—Llamare y lo reservaré para la noche. Si se muestra, tienes tu prueba.
Woo Shin se inclinó hacia delante y pasó el brazo por el hombro de Taeyang, dándole un apretón rápido.
—La última cosa que quiero hacerte es daño, hermano, pero tienes que saber la verdad, sobre el hombre con el que estás planeando un futuro.
Taeyang ordenó otra bebida. La necesitaba.

 

 
Lo que Woo Shin estaba diciendo sacudió su misma creencia en los hombres, pero ¿podría meter la cabeza en la arena e ignorar lo que podría estar sucediendo a sus espaldas?


—Resérvalo.


Horas más tarde, los dos estaban dentro de la habitación del hotel. Taeyang paseaba nervioso, a la espera, de ver si su vida estaba a punto de ser puesta al revés. Pensó en la oferta de los gemelos, de mudarse a Dalton Falls. La única razón por la que no se había ido, era debido a que Jong Jin no había querido mudarse.


Había sido idea de Jong Jin tomar las cosas con calma. Después de tres meses de noviazgo, el chico todavía no había mencionado nada acerca de mudarse, cuando Taeyang se lo había preguntado, dijo que era demasiado pronto. El tema no se había vuelto a  tocar después de eso.Lo había encontrado en el Café de Villa Kim y se había sentido instantáneamente atraído por el ser humano. El tipo era dulce, tímido, y Taeyang había encontrado esas cualidades atractivas.


A Taeyang le había gustado que Jong Jin quisiera que primero llegaran a conocerse, aunque ahora podría descubrir que era toda una mentira, que Jong Jin no era más que una puta bien pagada. Las entrañas de Taeyang se retorcieron ante la idea.


Llamaron a la puerta, y su corazón se hundió. Si era Jong Jin, su corazón se rompería.


—Entra en el dormitorio y permanece detrás de la puerta. Mira a través de la rendija—dijo Woo Shin, —y no salgas tan pronto como entre en acción. Espera hasta que haya una prueba sólida.


Taeyang hizo lo que su hermano menor le instruyó. Se deslizó detrás de la puerta de la habitación, mirando a través de la brecha entre donde la puerta terminaba y comenzaba la pared. Jong Jin, al ser humano, no sería capaz de sospechar de su presencia.


Woo Shin se comprobó en el espejo detrás de la barra, antes de responder a la puerta. Taeyang no podía ver quién era. Su hermano estaba bloqueando su punto de mira, pero podía escuchar a los dos hombres, y su pecho se sentía como si estuviera siendo aplastado, mientras escuchaba.
—¿Woo Shin? —Dijo Jong Jin, con una voz que sonaba sorprendida y un poco sospechosa.—¿Qué estás haciendo aquí?

Taeyang podría haber salido ahora, pero como Woo Shin había dicho, se necesitaba una prueba concreta. No esperaría hasta que tuvieran sexo y Woo Shin iría tan lejos para probar su punto, y porque era un perro caliente, pero quería oír de la propia boca de Jong Jin la oferta de joder con Woo Shin.


—He tenido mi ojo en ti, por un tiempo —dijo Woo Shin.
Cuando Taeyang se asomó por la rendija, vio a Jong Jin dar un paso dentro y a su hermano cerrar la puerta. Woo Shin ayudó a Jong Jin a quitarse su fino abrigo, y su mandíbula cayo, por el traje que el escandaloso humano llevaba puesto.


Los pantalones vaqueros se abrazaban a las delgadas caderas de Jong Jin y estaban tan apretados, que un pedazo de papel no habría sido capaz de deslizarse entre su cuerpo y el material. También, apenas colgaban en la cintura del hombre. De cadera baja. Su camisa era inexistente. No era nada más que unas pocas tiras de cuero que se cruzaban sobre el pecho, un agujero en cada correa para mostrar sus pálidos pezones.


Si Taeyang no estuviera a punto de que su mundo se aplastara, el traje le hubiera encendido. Jong Jin nunca llevaba nada remotamente parecido a esto por él. Eso habría provocado un incendio en su vida sexual.


Jong Jin siempre había insistido en estar en sus manos y rodillas, sin juegos previos, sin juguetes, sin lujos, no era divertido. Muy mecánico.


Tenían sexo una vez a la semana, como si cumplieran un horario, y Taeyang lo odiaba, pero amaba a Jong Jin, por lo que había tratado con él. Pero viendo el cabello del hombre desordenado y en punta, estilo que lo hacía parecer como un duendecillo, tenía a Taeyang triturándose las muelas.


 
El hombre incluso llevaba maquillaje. Su sombra de ojos púrpura brillaba, y sus labios eran brillantes. Las que tenían que ser falsas eran las pestañas, debido a que Taeyang no recordaba que fueran tan largas y gruesas.
Y atractivo como el pecado.


¿Qué mierda? ¿Por qué no podría haber hecho esto Jong Jin para él?
Cada vez que el humano había estado con él, llevaba ropas que ocultaban sus deliciosas curvas y lo hacía aparecer más como una monja que alguien con un cuerpo caliente. Taeyang había asumido que el hombre era modesto.


“Modesto, mi culo. Él te la jugó, puto idiota.”


—Pero ¿qué pasa con tu hermano? —Preguntó Jong Jin.
—Él  no  tiene  por  qué  saberlo—,  dijo  Woo Shin,  mientras  daba  un paso detrás de Jong Jin y comenzó a masajear los hombros del hombre.    
—Esto puede ser nuestro pequeño secreto.


Tomó todo, el poco control que Taeyang poseía, permanecer oculto en la otra habitación. Quería envolver sus manos alrededor del cuello del humano y estrangularlo, para quitarle la vida. Esto no puede estar pasando. Taeyang tenía que estar atrapado en un extraño sueño y despertaría en cualquier momento.


—No estoy seguro de que estás hablando—, dijo Jong Jin. La timidez duro poco, cuando el hombre gimió, su cabeza colgando hacia un lado, mientras sus párpados se cerraban.
—Vamos.
Los dedos de Woo Shin se movieron más abajo, hasta que sus manos se deslizaron por la cintura de Jong Jin, tirando de él más cerca.
—Sé que eres un acompañante.
Los párpados de Jong Jin se ampliaron, cuando sus ojos se abrieron un poco.
—¿Taeyang lo sabe?

 

Taeyang apretó sus manos, en puños, mientras sus colmillos se alargaban. Quería hacerle daño a algo, alguien, a nadie.
—No, y no tiene por qué.


Woo Shin besaba a Jong Jin a lo largo de su cuello. Taeyang reprimió el gruñido, antes de que se escapara. Él sabía que su hermano estaba tratando de mostrar qué clase de hombre era Jong Jin, pero su hermano pequeño estaba disfrutando demasiado de su papel.
¿Podría culpar al hombre? Jong Jin era una pieza de culo caliente en este momento.
Si el ser humano hubiera sido un extraño, Taeyang habría escapado de la habitación y se uniría a Woo Shin. En su lugar, todo lo que veía era rojo cuando sus garras se dispararon.


Woo Shin envolvió a Jong Jin en sus brazos y le dio un suave beso en los labios.  El  hombre  podría  estar  tratando  de  demostrar  un  punto,  pero  Taeyang  podía  ver  el  contorno  de  la  erección  de  su  hermano,  en   sus pantalones vaqueros. Él iba a golpearlo hasta sacarle la mierda, cuando esto hubiera terminado.
Su hermano puso las manos sobre los brazos de Jong Jin.
—¿Por qué no empezamos esta velada, demostrándome lo bien que puedes chupar la polla?
Jong Jin se lamió los labios, cuando le dio a Woo Shin una sonrisa lasciva.
—Voy a chuparte la polla, montar tu pene, o lo que tú quieras.
Puso su mano sobre el pecho de Woo Shin y luego lo hizo girar, golpeando su culo. —Pero primero tienes que pagarme, niño grande.
¿Niño grande? La imagen de Jong Jin de rodillas, con el pene de Woo Shin en la boca, era una que no quería tener el resto de su vida.


Taeyang había oído suficiente. Había visto suficiente. Envainó sus garras y colmillos y salió de detrás de la puerta. Taeyang entró en la habitación contigua, antes de apoyarse contra el marco, luchando por mantener la  voz lo más tranquila posible.

 

 
—¿Cuánto cuesta joder a tu amante?
La cabeza de Jong Jin giró bruscamente, antes de que diera un paso atrás.
—Taeyang, yo...
Si Taeyang era completamente honesto consigo mismo, el dolor de la traición dolía más, que el dolor de Jong Jin engañándolo. Había puesto su confianza en este hombre, sólo para que esa confianza fuera destrozada.
—Guárdalo, Jong Jin. Todo lo que sale de tu boca no es nada más que una mentira.


En un abrir y cerrar de ojos, el miedo en los ojos de Jong Jin se transformó en un desafío soberbio. El hombre golpeó las manos sobre su cintura, mientras fruncía su labio superior.
—Sí, soy un acompañante. Vaya cosa.
Taeyang   cerró   la   distancia   y   lo   agarró   de   los   brazos, sacudiéndolo ligeramente, deseando desaparecer la burla.     
—Eres una puta de mierda. Me has estado engañando desde el primer día.
—Sácame tus malditas manos de encima, antes de que patee tu lamentable culo—advirtió Jong Jin.


La amenaza era ridícula, considerando que Taeyang era el doble del tamaño del hombre y un cambiaforma lobo. No obstante, Taeyang libero a Jong Jin y dio unos pasos hacia atrás.
—¿Cómo pudiste? Confiaba en ti—Taeyang pasó la mano por su cabello, mientras el dolor lo envolvió. A pesar de que Jong Jin no era su compañero, Taeyang habría sido feliz con el chico.
—Pensé que teníamos planes para pasar el resto de nuestras vidas juntos.
—Todavía podemos—Jong Jin se acercó a Taeyang y trató de acariciarlo. La cercanía del hombre, lo enfermó. Tenía la piel de gallina. Este no era el hombre por el que había caído.
—Mi trabajo no tiene que interferir con nosotros.
Taeyang se echó hacia atrás, mientras fruncía el ceño, bilis bajo a la parte posterior de su garganta.

—Estás jodidamente bromeando, ¿verdad? ¿Quieres que haga una vida con un tipo que me pone los cuernos? ¿Una puta bien pagada?

Jong Jin había perdido por completo la cabeza.
—Crece—Jong Jin entrecerró los ojos, mientras señalaba con el dedo al hermano de Taeyang. —Woo Shin salió con un stripper. No lo viste volviéndose loco al respecto.
Las manos de Woo Shin volaron en un gesto de "detente".
—No me lances en este lago de basura séptica. Jewels no jodió con los chicos para los que se desnudó.
Taeyang tomó una respiración profunda. No se permitiría perder el control.
Sus padres le habían enseñado, que no debía tratar a sus amantes de esta manera. Por desgracia, no habían mencionado, qué hacer con un   amante que había conducido un cuchillo en su espalda. 

      
—¿Cómo  lo  saben?—Desafió  Jong Jin.  —Esa  puta  se  la  quitaba  por  un hombre. Dime que Jewels no jodía a escondidas.
—¿Eso importa? —Preguntó Taeyang. No podía creer que en realidad estaba teniendo esta conversación. —Estamos hablando de ti.


Jong Jin se comprobó en el espejo, sobre la barra, antes de darle vuelta a Taeyang. El hombre se encogió de hombros, con expresión indiferente, como si no hubiera sentido ningún  cariño por Taeyang.
—No hay nada de qué hablar. Esto es lo que hago. Si no puedes vivir con ello, jódete. Estoy fuera.
—Pero yo creía —Taeyang se contuvo de decir nada que pudiera hacer que se viera como un maldito tonto, estaba devastado, cuando era obvio que Jong Jin era una perra fría
Jong Jin se burló de Taeyang.
—Crece, Taeyang, y olfatea el café. Eres un tonto ingenuo, cuando se trata de los hombres y lo hiciste fácil para que pudiera caminar sobre ti. Deja de ser un idiota y abre los ojos, date cuenta de que el romance de cuento de hadas no existe.

 

Jong Jin se acercó a la puerta y luego se volvió, entrecerrando los ojos a Woo Shin.
—La próxima vez que quieras jugar a este juego, es mejor que me pagues, perra.
—¿Acabas de llamarme puta?


Woo Shin se lanzó por Jong Jin. Taeyang agarró a su hermano, antes de que el chico pudiera hacer pedazos a su ex. Si alguien iba a poner a la pequeña ramera en su lugar, sería Taeyang.
Jong Jin sonrió y luego miró a Taeyang.
—Quiero las llaves de mi casa de regreso y la motocicleta que te compré.
—Puedes pescar las llaves en la alcantarilla donde voy a tirarlas—le respondió con una mueca.La motocicleta había sido un regalo de cumpleaños, y Taeyang no se había sentido cómodo aceptándola. Se había preguntado, en ese momento, como un bibliotecario había conseguido esa cantidad de dinero, pero nunca se lo preguntó. Jong Jin había parecido muy feliz dándole el regalo. Sólo había conducido un par de veces, uno de esos momentos era ahora, ya que estaba aparcado en la planta baja.
— Vete a la mierda, Jong Jin.
—Oh, lo haré—dijo Jong Jin con una sonrisa, —y el hombre me paga lo suficiente.


Fue Taeyang quien deseaba lanzarse sobre el humano esta vez, pero Woo Shin lo retuvo. Si Jong Jin sólo conociera a los depredadores que estaba provocando. Por otra parte, al bastardo egoísta, probablemente no le importaría. Cuando Jong Jin salió, Taeyang agarró el pesado cenicero de la barra y lo arrojó contra  el espejo, rompiendo el cristal en mil pedazos.
—Taeyang...


Se encogió de hombros, sacándose el brazo de su hermano y se marchó. Cuando llego a la planta baja, Taeyang echó un vistazo a la brillante motocicleta, aparcada debajo de la farola. Levantando un pie, empujó hasta que la moto se volcó. Un torbellino de emociones giraba dentro de él, odiaba la confrontación.

Sacó el móvil del bolsillo y marcó a Taehyun, su amigo y el hombre que sería su nuevo alfa. Taeyang tenía que salir de Villa Kim, antes de que  fuera tras Jong Jin y le cortara la respiración.
Antes de que Taehyun pudiera decir una palabra, Taeyang dijo:
—¿Tu invitación para mudarme a Dalton Falls sigue en pie?
—Siempre, hermano—dijo Taehyun. —He estado esperando a que me llames.
Comenzó a caminar por la calle, en dirección a The Manacle. Era un club propiedad de vampiros, y él necesitaba emborracharse.
—Entonces me tienes —dijo Taeyang. —Estaré allí el viernes.


Taeyang colgó y se prometió a sí mismo que nunca dejaría que otro  hombre hiciera un tonto de él. Nunca más caería por una cara bonita. Nunca.
 
continuara...
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