Tony caminaba rápidamente por los pasillos de S.H.I.E.L.D, ya que iba tarde para una reunión que tenían con Fury y que parecía urgente por lo que le habían informado cuando salió de Stark Industries.
Cuando por fin visualizo la entrada del salón de reunión, entró apresuradamente a la sala viendo a sus compañeros con una enorme sonrisa;
- ¡bien! Podemos comenzar. - dijo sentándose hasta que notó algo extraño -Esperen ¿Dónde está Rogers? - cuestionó viendo a todos en la sala - ¿Dónde está mi bebé, Legolas? - todos, a excepción de Tony, miraron a Sharon que estaba a un lado del lugar.
La mujer estaba completamente roja de ira y juraban que botaba humo por las orejas.
Clint salió de su trance siendo empujado levemente por Bruce y miró a su amigo;
-e-esta con Nath y el director viendo a unos reclutas, vienen en un momento- contestó tomando por debajo la mano de Bruce, ya que vio a Sharon moverse amenazadoramente.
Ambos oyeron la puerta abrirse y vieron a los mencionados entrar, tomando asiento y así, comenzando la reunión.
Cuando la reunión acabó, todos comenzaron a salir del lugar en carrera, ya que era la hora del almuerzo. El ingeniero estaba por salir, cuando sintió el brazo de la espía rubia detenerlo;
- ¿se te ofrece algo, Carter? – preguntó, jalando su brazo y alejándolo de la otra
-necesito hablar contigo, Stark. – contestó la mujer con enojo y comenzando a caminar -Salgamos un momento- el hombre la vio y acomodándose su traje comenzó a seguirla hasta que salieron al patio de entrenamiento, el cual estaba un poco vacío ya que todos estaban en el comedor e interactuando con los Vengadores que estaban de visita y revisando a los cadetes.
Al llegar a un lugar lo suficientemente apartado, Sharon se detuvo y volteo a ver al que venía con ella;
- ¿y? - preguntó Tony algo inquieto - ¿Qué es lo que quieres decir?
-quiero que te alejes de Steve. – soltó la mujer sin asco mirando fijamente al moreno quien soltó una sonrisa ladina -Creo que él estaría mejor sin ti
- ¿y porque debería hacerlo? Nosotros nos amamos, Carter
-tú no lo amas, Stark. Tú no amas a nadie mas que a ti… él debería estar con alguien que de verdad lo quiera
- ¿Cómo tú? - se burló Tony -No me hagas reír-. Al oírlo, la mujer se puso roja de la ira y miró al otro con completa molestia
-eres un idiota Stark y nadie quiere a los idiotas. - dijo la mujer haciendo reír al moreno de nuevo -El día en que su relación fracase por tu culpa, lo lamentaras toda tu vida y Steve se dará cuenta del error que fue haberte conocido. No eres nadie Stark, solo un famoso millonario que le importa a la gente interesada
-woooooooo que boquita te tienes, Carter. No deberías meterte en las relaciones de los demás. - Tony se mantuvo firme y viendo a la mujer a través de sus lentes -Tú estas celosa porque Steve me eligió a mi y no a ti y adivina que, cariño, nadie quiere a las celosas
- ¡Tú no eres suficiente para Steve! ¡solo eres un presumido, egocéntrico y arrogante millonario de mierda, que no es nada sin su armadura!
- ¡¿así?!
- ¡ni siquiera sabes pelear!
- ¡pruébame!
- ¡SUFICIENTE! - gritó Steve con su voz de mando saliendo hacia el lugar, siendo seguido de sus compañeros de equipo, quienes veían la discusión - ¡es suficiente para los dos!
Tony miraba fijamente a Carter, aun manteniendo su postura firme y egocéntrica. Varias de sus palabras eran verdad, pero sus intenciones no. Ella haría lo que fuera por quedarse con su novio, pero él no lo iba a permitir, no ahora que le costó tanto que esto saliera
- ¿Por qué suficiente? - Sharon lo sacó de sus pensamientos y no noto cuando el rubio se había puesto frente a él -Stark debe saber sus malditas verdades, es un egoísta y una persona ególatra
- ¿eso piensas? Tal vez por esas razones estoy con él. – soltó el otro con enojo -En cambio tu… ya ni siquiera quiero hablarte, esto fue todo Carter- concluyó con autoridad, tomando al moreno y colocándoselo sobre los hombros comenzó a llevarlo dentro de las instalaciones. Obviamente, Tony no opuso resistencia y solo atinó a despedirse con su mano viendo burlonamente a la rubia que era regañada por María.
Steve se encaminó hasta su antigua habitación, que era una de las que estaban más aleja. Al entrar, depositó al ingeniero en el piso y cerró con llave volteándose hacia el otro con un suspiro;
- ¿estas molesto? - preguntó Tony viendo que el rubio se encontraba completamente serio
-me molesta como Carter te trató. Ella no tenía derecho- suspiró de nuevo el rubio sentándose en la cama. Tony lo imitó y le tomó la mano con cariño
-no le des importancia, Stevie. Ya he oído esas palabras antes, así que no me molestan
-igual me es molesto, ella no es nadie para decir eso. - Steve le besó la mejilla y le tomó ambas manos -Yo te elegí a ti y eso le arde- Tony sonrió
-mientras estés conmigo… eso no me importa-. Steve se separó del otro y agachándose frente a él con una sonrisa pícara comenzó a tocar los muslos del menor;
-sabes… no es justo que estés así de estresado, Tony… - el rubio lo miró con ojos de cachorro y tocó por encima la entrepierna del otro -Yo no sé cómo hacerlo Tony… pero quiero probarte con mi boca… ¿me enseñarías? - Steve se sonrojó mientras intentaba tomar el miembro de un muy sorprendido y caliente castaño, el cual ya había sacado del pantalón y estaba bastante grande. Contra todo lo que había pensado, eso lo excitó más -Así… así podría compensar un poco el mal rato que te hicieron pasar
-mételo en tu boca y guarda tus preciosos dientecitos, hazlo lento Capi. - contestó Tony. Ya no podía más, podría venirse con solo ver como su rubio lo veía con aquellos enormes ojos azules mientras ponía su ya lleno miembro en su boca. Tony intentó respirar, aunque gimió tan fuerte que no sería extraño que alguien, a pesar del vacío lugar, los allá escuchado -Ahora un poco de lengua soldado- sonrió viendo como el otro le obedecía.
Lo que siguió luego de las indicaciones fueron, en palabras del castaño: la mejor mamada de su vida. El rubio había dejado su falta de experiencia a un lado y cuando ya supo que hacer, comenzó a comer descaradamente el miembro del millonario haciendo que el castaño lo tomara del cabello y lo atrajera hacia él, acallando sus gemidos con una de sus manos y embistiéndolo por más. Esa sí que había sido una buena recompensa.