Suga acariciaba las teclas del piano con suma delicadeza mientras que Namjoon lo observaba sentado justo a su lado.
—Desafinado —dijo Namjoon—. Mira, haz esto.
Entonces él tocó la pieza que se suponía que Suga debería estar reproduciendo a la perfección. Namjoon lo hacía con clase, elegancia y gracia, mostrando así que era un experto en la música. En sus tiempos libres, cuando no actuaba de profesor, le gustaba componer todo tipo de canciones, además, era rapero y crear una buena base con el piano era su don.
—Entiendo —asintió Suga, todavía ruborizado por su error y volvió a intentarlo con más ahínco—. ¿Así?
Namjoon, llamado también Rap Monster artísticamente, rompió a reír pero no en tono de burla. Se colocó entonces detrás de Suga, moviendo la silla y lo abrazó por detrás solo para poder dirigirle las manos durante la melodía.
—Mira, déjame que te guie.
Suga se dejó completamente, sintiendo la cercanía del contrario en su espalda. El calor que desprendía era embriagador y más todavía sentir su respiración cerca de la nuca. Los dos cerraron los ojos, disfrutando de aquel contacto, fingiendo que eran las notas continuas que sonaban lo que en realidad les hipnotizaba.
Taehyung entró entonces en el lugar con una de sus empleadas, la detuvo entonces con una mano sin llegar a tocarla para que se quedara ahí y no interrumpiera la escena que estaba observando. Le resultó la mar de interesante aquello. ¿Suga? ¿Tenías sentimientos acaso por tu profesor? ¿Y tu novio Hoseok qué? Tae se relamió los labios y entonces se acercó a una de las estanterías que había ahí, tirando un botijo al suelo disimuladamente para que el ruido de los trozos separarse separara a la pareja.
—Joseline, ¿cuántas veces te he dicho que no seas tan patosa? —Regañó a su empleada.
Suga y Rap Monster estaban completamente separados ya, nerviosos y tragando saliva a la vez.
—Siento la interrupción —dijo Taehyung con una media sonrisa—. Solo venía a ver cómo le iba la clase a Suga y a pasar un rato con él.
Namjoon se levantó e hizo una reverencia.
—Yo ya me marchaba, creo que podemos dar la clase finalizada por hoy.
Torpemente se marchó, pasando por al lado de Taehyung que le observó irse, entonces miró a Suga e inclinando un poco la cabeza a un lado, le dedicó una sonrisa.
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Taehyung y Suga se encontraban sentados en el césped, hacía un buen día y la gente estaba por todos lados, paseando a los perros o a sus hijos, jugando o estudiando. ¿Qué hacían ellos allí? Según Suga, tener una conversación entre amigos, según Taehyung, culminando parte de su plan.
—¿Me estás diciendo que Hoseok y tú todavía no? —Taehyung se mostraba escandalizado, tímido.
—¡Tae! Qué vergüenza —negó con la cabeza—. Dice que esperará a que yo esté listo, no quiere hacerme daño ya que es mi primera vez.
A Taehyung le costó ocultar el incordio de su rostro por una sonrisa, pero lo logró porque sabía lo que quería hacer. El despertar sexual de Suga aún no había llegado, pero pronto lo haría. El sexo era el fruto prohibido y una vez lo probabas ya no había paraíso, y sin paraíso, a uno solo le quedaba una cosa que de verdad diera placer: follar y follar sin parar. Sabía que el remilgado de Suga era otro más que caería en las redes del vicio una vez lo probara.
—Siento decirte, querido Suga, que estás siendo un iluso —le dio un pequeño empujón—. Yo te veo más que preparado, pero eres tú que no incitas al deseo.
—¿Qué? —Sus ojos cayeron tristes—. ¿Cómo que no incito al deseo?
—Los hombres una vez se han calentado son imparables, no hay nada que los detenga, y a algunas personas nos hace falta un simple beso para ello, incluso una sola mirada —le explicó Tae, que era experto en conseguir que le desearan.
—¿Solo con un beso?
—Así es, ¿no quieres que Hoseok te desee de esa manera?
Tardó un poco en responder, ruborizado, pero terminó asintiendo, entonces Taehyung tomó de nuevo la palabra.
—Puedo ayudarte, puedo enseñarte —dijo sin timidez, con aquella seguridad y elegancia felina que tenía—. Solo es un beso.
—¿Estás diciendo que nos besemos? ¿Aquí? ¡Hay mucha gente!
Taehyung rompió a reír y se encogió de hombros.
—¿Y qué? Es solo entre amigos, es para practicar.
—Pero…
—¿No quieres que Hoseok te desee?
—Sí, si quiero.
—Entonces cierra los ojos —ordenó Taehyung.
Suga entonces obedeció y cerró sus ojos, encorvando un poco sus labios y acercándose lentamente. Taehyung puso los ojos en blanco e intentó eliminar cualquier mueca de asco en su rostro para hacer aquello en lo que era un profesional.
Juntó sus labios con los de Suga, lentamente, con un ligero roce que hacía que se humedecieran ambos.
—Ahora, roza tu lengua con la mía.
Suga nervioso obedeció sacando la punta de su lengua, obligándola a chocar contra la de Taehyung. El movimiento del beso iba tomando más brío, la saliva intercambiada era mayor y Suga aceleró hasta ya no poder frenar más, disfrutando de aquel beso como de ningún otro. Entonces Tae se separó y Suga se quedó besando al aire, deseoso de más.
Taehyung se secó los labios con el dorso de la mano y sin perder ni un ápice de su malicia, miró hacia otro lado.
—Lección aprendida, ¿vamos de compras?
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Taehyung entró en la habitación de su hermano y Jungkook se encontraba en la cama leyendo una de las revistas de cotilleo habituales. ¿Su interés en esa? Que hablaba de Seokjin.
—Mira quién ha venido —Jungkook se relamió los labios.
Taehyung se echó en la cama con un gato, gateando por ésta a cuatro patas hasta colocarse encima de Jungkook, quién dejó la revista caer mientras con una lasciva sonrisa miraba a su hermanastro.
—¿Vienes a pedirme algo?
Taehyung se acercó al oído de Jungkook y atrapó su oreja con los dientes, tirando ligeramente mientras el menor de los dos liberaba un suspiro.
—Que bien me conoces —dijo mientras se erguía, quedando de rodillas encima de Jungkook y con una sonrisa—. Necesito que te folles a Suga.
Kook cogió de la cintura a Taehyung y lo apartó con brusquedad tirándolo al otro lado de la cama. No hacía falta decir que el mayor cayó con elegancia y todavía con sensualidad en su pose.
—¿Estás loco? ¿Por qué iba a hacer algo así?
—¿Es que has olvidado lo que te comenté el otro día? Yo no puedo hacerlo —se le erizó la piel y un escalofrío de asco al pensarlo le recorrió el cuerpo—. Ni quiero, bastante he tenido que hacer hoy. Además, tú no tienes filtro, te follas todo lo que se mueve.
Jungkook se levantó de la cama, porque aquel chico era un diablo y lo quería lejos.
—Cuanta estima, pero ahora mis atenciones están en otro lado.
Taehyung se arrastró por la cama hasta sentarse en el borde de esta, cruzándose de piernas y mirando a su hermano con los ojos entrecerrados.
—Venga, hazlo por mí. Necesito romper esa relación y Suga está interesado en su profesor de música, pero todavía es muy inocente, necesita alguien que le desate, alguien que libere el eros que tiene dentro. Y dime, hermano, ¿no quieres follarte un culo virgen y prieto? —Se levantó y se acercó a Jungkook. Taehyung llevó su mano a los abdominales del chico por encima de la ropa, descendiendo la mano poco a poco hasta llegar al borde del pantalón—. Imagínate lo bien que te sentirás, al escucharle gemir de dolor, si sangra, cuando le metas esa gorda y grande…
Jungkook lo calló poniéndole la mano en los labios. No quería escuchar nada de eso, porque se estaba excitando y no quería que su hermano le manipulara, porque antes había una cosa que hacer.
—Te he dicho que no puedo —suspiró—. O al menos no a tiempo completo, puede que lo intente, pero mis atenciones irán todas hacia mi plan.
Taehyung se apartó, mirándole ahora con enfado mientras se relamía con fuerza el labio inferior.
—¿Tú plan?
Entonces alguien tocó a la puerta y se escuchó la voz de una mujer desde fuera.
—Sí, tía —le dijo Taehyung, dándole a entender así que pasara.
Ella entró con una sonrisa y se dirigió a los dos.
—Va a venir un invitado a la casa y espero que lo tratéis muy bien.
Taehyung miró a su hermano como comprendiendo lo que iba a suceder, pero todavía con curiosidad en sus hijos se dirigió a su tía.
—¿Quién?
—Su nombre es Seokjin y viene hoy mismo.