Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Para mi amado por aisaka-san

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

 

 

 

Sus pies actuaban por él arrastrándolo hasta la escuela pues en su interior ya no había una pizca de energía para hacer algo.

El día anterior los vio a los dos, a Lui y Valt, ambos tan cercanos uno al otro que sintió a su corazón quebrarse en un solo instante. Cuando Lui acercó su rostro al de Valt no pudo soportarlo, se montó sobre su bicicleta y se fue lo más rápido posible de ahí; no se quedaría a que terminaran por romperlo en pedazos.

Sin embargo al mundo poco le importaba su dolor, la vida seguía tal cual y tenía responsabilidades que atender. La escuela esta vez sí era una tortura de verdad.

El desánimo se pintaba perfectamente en sus facciones, con lentitud se dirigió hasta el salón donde únicamente esperaba poder distraer un poco el dolor instalado en su pecho.

—¡Shuuu!

El sonido envolvente de la voz de Valt llamándolo no solo captó su atención, sino la de muchos otros que se taparon las orejas adoloridos. Alzó la mirada encontrándose con la imagen de su mejor amigo dirigiéndose con él; parecía incluso más feliz y sonriente que de costumbre, su corazón se oprimió adolorido.

Dibujo la mejor sonrisa que pudo fingir en su rostro, cuando Valt lo miro detuvo un poco sus pasos y la preocupación se hizo presente en su cara. Aventó su mochila a su pupitre para después acercarse al albino.

—¿Te sientes bien? —preguntó preocupado, Shu no borraba esa falsa expresión.

—Por supuesto.

Valt obviamente no le creyó, sin importarle sus futuros reclamos se acercó más a su rostro hasta que sus frentes se encontraron; en el proceso tuvo que mover el flequillo del albino.

—No tienes fiebre —comentó el menor con los ojos cerrados, pues quería concentrarse en comparar sus temperaturas.

Por su lado Shu no estaba preparado para tal cercanía del menor, definitivamente Valt lo había tomado por sorpresa. Al principio simplemente se limitó a mirarlo, su respiración que constantemente golpeaba su rostro lo desoriento por breves instantes mientras sentía que su temperatura aumentaba de a poco.

Luego un dolor parecido a un electrochoque impacto en su corazón. Las escenas del día anterior no abandonaban su cabeza por más que se esforzara en hacerlo, sintió los ojos humedecerse y su garganta apretarse ligeramente.

Tomó a Valt de los hombros y lo alejó rápidamente, el menor lo miró sorprendido por su acción, lo miro más cuidadosamente notando que la expresión del albino era todo un desastre.

—Perdón, ¿te lastime?.

El menor preguntó pensando que quizás fue demasiado agresivo moviendo el flequillo del albino hace un rato; Shu simplemente no pudo contestar, tomó sus cosas y se fue.

Los gritos de Valt llamándolo no eran más que ecos para él, las miradas confundidas de sus compañeros pasaban como simples borrones frente a sus ojos, las preguntas del director cuando lo vio marcharse tan temprano se perdió en su mente como un susurro.

Pues solo podía pensar en lo doloroso que era, en el gran trabajo que le costaría aceptar que Valt ya estaba en una relación con Lui y que no podía hacer nada para cambiar esta cruel verdad.

No supo exactamente cómo logró llegar a su casa, solo supo que no quería saber nada de nadie. Entró a su habitación y se dejó caer como una estatua sobre la cama, las lágrimas que salían de sus ojos mojaron su almohada.

Odiaba llorar, él mismo consideraba a dicha acción como la peor muestra involuntaria de debilidad y justo en estos momentos se sentía como el perdedor más grande de la historia.

Fue un tonto creyendo ser una persona fuerte, alguien que pudiera aceptar con facilidad el hecho de que su primer amor ya amaba a alguien más. A muchas personas les pasaba lo mismo que a él y entonces, ¿porque jamás le advirtieron que dolería así?.

Quizás por que no todos se enamoraban de su amigo de la infancia como él hizo, pensó que de verdad tenía oportunidades con el menor y todas esas esperanzas cayeron como una pesada roca encima suyo.

Sintió la vibración de su teléfono en el pantalón, sin ver quien era lo saco solo para lanzarlo lo más lejos que pudo importándole un bledo si se rompía o no. Al poco tiempo escucho que alguien toco constantemente el timbre del apartamento así como varios golpes en la puerta.

Junto toda la fuerza de voluntad que le quedaba para rehusarse a atender el llamado, sabia de quien se trataba y si quería mantener el poco orgullo y dignidad que le quedaba entonces no abriría, no volvería a quebrarse frente a la persona que más amaba.

Tal vez pasaron minutos o largas horas antes de que los constantes llamados cesaran por completo, solo supo que en algún momento se quedó dormido.

Despertó más desorientado de lo normal, se llevó la mano a los ojos sintiendo una hinchazón en ambos. Fue al baño arrastrando los pies, no necesito verse en el espejo para saber que estaba hecho un desastre, simplemente se desvistió y entró a la bañera. El agua fría sobre su cuerpo no era más que un recordatorio de lo miserable que se sentía.

Cuando terminó el frío recorría todo su cuerpo pero no le importó demasiado, esa ducha fría lo había ayudado a calmarse un poco.

Ahora mismo se arrepentía de haberse ido así de la escuela, quizás fue muy dramático de su parte hacer eso, solo recordaba las abrumadoras emociones que lo habían llenado en tan pocos momentos, era algo que jamás le había pasado.

Miro la hora dándose cuenta que ya eran las cinco de la tarde, suspiro y a pesar de que no deseara comer su cuerpo decía otra cosa ya que el rugir de su estómago no había parado desde hace varios minutos. Fue al refrigerador buscando algo que pudiera calentar rápidamente sin la necesidad de preparar pero no encontró nada, miro en la alacena pero el resultado fue el mismo.

Honestamente era poco común para el hacer lo que estaba apunto de, pero era un capricho que ahora mismo quería darse; tomó el teléfono y marcó el número de una de las tantas tarjetas que le habían entregado en la calle, espero a que atendieran.

—La casa del udon, es un gusto atenderlo —anunció la persona del otro lado.

Contestó y empezó a pedir su orden sin mucho ímpetu, luego dio la dirección de su hogar.

—Claro, es en el piso nueve, las puertas no tienen numeración así que deben tocar en la cuarta, ignore las primeras tres.

—Si creo saber cual es, hace un rato yo mismo fui a entregar otra orden allá —contestó el chico que lo atendía—. Por cierto, ¿es normal que tengan niños durmiendo en los pasillos?

—¿De que habla? —preguntó Shu extrañado.

—Perdón no quiero entrometerme, pero me pareció haber visto a un chico recostado justo frente a su puerta.

Shu se levantó de su lugar y se dirigió a la entrada, abrió la puerta que golpeó contra algo. Miró hacia abajo y como había dicho el repartidor, ahí estaba Valt durmiendo en el frío suelo, se encogía sobre sí mismo quizás para calentarse un poco.

—¿Ordenara algo más? —escuchó el de ojos rojos aún a través del teléfono que sostenía, se lo pensó un corto rato antes de contestar.

—Si, ¿podría duplicar mi pedido?

La persona del otro lado parecía contenta por su nueva orden pero a Shu no le importo, termino la llamada y guardo el teléfono en su pantalón. Se acercó al chico frente suyo y con la punta del pie lo empujo. No logro nada pues seguía durmiendo ahí tirado en el suelo, irritado (y algo dolido aún por su nueva relación) preparó su pie para lanzarle una patada en el estómago, sin embargo antes de lograr su cometido se detuvo.

Pues por una pequeña fracción de segundo noto rastros secos en la cara del niño, se agacho para verificar que su vista no lo había engañado, encontró a dos marcas que nacían desde los ojos cerrados de Valt y se deslizaban por varios ángulos de su rostro.

Suspiro negando, deshaciéndose de sus impulsos agresivos de hace un rato se limitó a simplemente cargar al pequeño y meterlo en su apartamento, cerró la puerta tras de sí aun con el pesado chico en brazos y terminó por colocarlo en uno de los sofás.

—Ay Valt, ¿que voy a hacer contigo?

Dijo con calma sin dejar de admirar al nombrado pues, a pesar de que sabía que no era y quizás nunca sería suyo ahí estaba su estúpido corazón latiendo como loco, pues no dejaba de pensar en que el niño cayó dormido justo afuera, sin abandonar en ningún solo instante la esperanza de que le abriera la puerta.

¿Quien en su sano juicio haría algo como eso? Solo Valt; antes pensaba que hacía ese tipo de locuras solo por él porque era especial para el menor, incluso más allá del título de "mejores amigos". Pero hoy que sabía que no era así las acciones tan interesadas del de cabello azul ahora tenían un deje de tristeza impregnadas.

No quiso pensar más al respecto, busco un pañuelo y lo mojo un poco, luego se acercó al menor y con la mayor delicadeza que pudo tener empezó a limpiar su cara aun relajada por el estado de inactividad que vivía.

Cuando estuvo a punto de terminar ejerció un poco más de presión cerca de los ojos de Valt, acción a la cual respondió y empezó a despertar.

—Unh… —soltó un pequeño quejido mientras abría lenta y torpemente los ojos, miró a todos lados antes de notar que Shu estaba ahí, cuando lo vio reaccionó rápidamente—. ¡Shu!

Se abalanzó hacia el albino quien con dar un simple paso hacia atrás esquivo el abrazo, Valt cayó de bruces en el suelo.

—Se más cuidadoso, ya has estado mucho tiempo en el suelo. Vas a ensuciarte más de lo que ya estas —regañó el albino al menor, se dio la media vuelta y camino a la cocina bajo la mirada preocupada de Valt.

—Shu… —susurró el nombre de su amigo pero fue completamente ignorado, sintió un ligero pinchazo en el corazón. Abruptamente se levantó del suelo y se dirigió al otro—. ¿Porque te fuiste así de la escuela?

La mirada rojiza se encontró seriamente contra la marrón por breves instantes, Valt sintió como sus manos empezaron a temblar y sudar ligeramente. La severa advertencia silenciosa dictaba "No preguntes o desearas morir", pero el de cabello azul jamás obedeció esas cosas, hoy no haría la excepción.

—¿Porque no me respondes? —Sus cuestionamientos seguían siendo ignorados. Miró con impotencia al albino que parecía revisar algo dentro de un anaquel.

—Ordene un poco de comida, espero que te guste el udon sin curry.

—¡Sabes que odio el udon sin curry! Además eso no es lo que te estoy preguntando —reclamo el menor, sin esperar una respuesta del albino continuo—. ¿Acaso hice algo malo? Tengo que saberlo Shu.

El menor se acercó y lo jalo de los hombros para que lo mirara de frente, observo a su mejor amigo quien parecía fastidiado.

—Ya basta Valt.

—No, estás muy raro y me preocupas mucho, yo no se si…

Un ligero contacto en sus labios detuvieron sus palabras ipso facto.

Sorprendido miró al albino quien lo contemplaba igual de incrédulo, pues jamás se dio cuenta en qué momento se había acercado al mayor para besarlo.

Se separó a la misma velocidad con la que lo beso, juro que mil tonalidades de rojo invadieron su rostro a la par que el tiempo transcurría. Ambos se cubrieron la boca y voltearon a otro lado, no podían creer lo que había sucedido.

Obviamente Shu estaba muy confundido, ¿no se suponía que Valt ya estaba con Lui? ¿Porque lo besaba entonces? ¿Quería serle infiel tan rápido?

—Valt, ¿que diablos…?

—Lui me rechazó.

Tal declaración sorprendió al albino, vio a Valt quien miraba hacia el suelo.

—¿Entonces viniste a desahogarte conmigo? —preguntó Shu molesto pero con cierto tono herido en la voz.

—¡N..No! —exclamó el menor rápidamente—. Vine hasta aquí para regresarte tu bici, la dejaste botada en la escuela.

—Eso no explica tú beso —reprochó el de ojos rojos, Valt no quiso verlo.

—¿Me odias? —preguntó con timidez, Shu no se esperaba esa pregunta—. Cuando encontraste esa carta yo pensé que me odiarías por amar a un chico pero todo siguió normal, quise fingir que no paso nada pero luego ayer regresó el tema entre nosotros y me dí cuenta que si estabas enfadado conmigo.

Pequeñas lágrimas empezaron a surgir en sus ojos.

—A pesar de eso salí de la escuela a buscarte cuando te fuiste pero me encontré con Lui, no pude controlarme y las palabras solo salieron de mi boca. Me tomó del mentón, creí que iba a besarme pero me dijo que si quería ser su novio debía dejar de ser tú amigo.

Shu suspiro cansado, ya había deducido las verdaderas intenciones de Valt con ese beso.

—Entonces me besaste para terminar con nuestra amistad.

El silencio invadió el ambiente por largos minutos, el albino no pensaba romper en llanto frente a Valt así que se estaba conteniendo todo lo que podía.

—Por favor, perdóname Shu.

El susurro de Valt fue todo lo que necesito para saber que era cierto. Ahora sí sintió a su corazón romperse, se dio la media vuelta para no encarar al chico por más tiempo.

—Es mejor que te vayas —dijo con las voz más grave y seria que pudo componer, en breve escucho pasos que poco a poco bajaban de intensidad.

Cerró los ojos afligido y contó los segundos que pasaron, del 1 al 5, del 6 al 15 y siguió hasta que perdió la cuenta pero el sonido de la puerta cerrarse nunca llegó a sus oídos, Extrañado abrió los ojos y levantó la mirada, frente suyo estaba Valt mirándolo enfadado.

—Por favor perdóname… por esto.

Un fuerte puño en el rostro lo desorientó por completo, terminó por hincarse en el suelo adolorido.

—¡Bastardo! ¿De verdad pensaste que iba a dejar nuestra amistad por Lui? ¡Eres un idiota!

Bien, ahora en serio no tenía idea de qué diablos estaba pasando.

—Te lo dije ¿no? ¡Lui me rechazo! —gritó el menor sonrojado, pequeñas y diminutas lágrimas amenazaban rodar por sus ojos—. ¡No acepte sus estúpidas condiciones! Cuando lo hice me preguntó si te quería más a ti o a el. ¡Sin dudar le dije que a ti! Ni siquiera se porque lo hice pero… pero…

Finalmente se soltó a llorar cual niño pequeño, Shu quien se cubría la nariz lo miró sorprendido.

—¡Incluso ahora! Te bese sin saber porque quise hacerlo, parecías serio pero también te veías tan triste. ¡Idiota! Me confundes tanto.

Valt era un revoltijo de emociones ahora mismo, el albino no quería interrumpirlo pero simplemente no pudo contenerse más y se descubrió la nariz, dejando salir un enorme chorro de sangre a través de ella.

Aoi se puso pálido al ver que la sangre salía a borbotones de la ahora hinchada y roja nariz de su mejor amigo.

—No puede ser, me excedí —Su cara evolucionó del enojo a la auténtica preocupación en un solo instante. Se agacho a la altura del albino para revisarlo de cerca—. ¿Que hago? ¡¿Que hago?! Te vas a morir y yo no se como incinerar cuerpos, ¡si mi mamá se entera yo te asesine me va a matar…!

Con incredulidad miró a cámara lenta el momento exacto en el que Shu acercó su rostro al suyo, la fuerte presión en sus labios acompañado del sabor ferroso de su sangre quedó de lado cuando la lengua del albino empezó a inmiscuirse, traviesa en su boca.

El contacto termino rápido ya que al parecer Shu no podía respirar muy bien con la sangre aún resbalando por sus fosas nasales. Al separarse la rojiza y seria mirada chocó contra la confundida de Valt.

—Me lo debes —susurró Shu con malicia, Valt miró como en su rostro se dibujó una sonrisa ligera.

El albino se levantó y abrió el grifo, empezó a enjuagar la sangre seca de su rostro mientras las últimas gotas terminaban por salir de su nariz, tocó ligeramente la zona de impacto sintiendo una pequeña punzada pero nada más, al parecer no había sido nada serio.

Valt no sabía muy bien que hacer ahora, miraba a Shu quien parecía que iba a estar bien por lo que optó por acercarse a la nevera buscando hielo para bajar esa hinchazón, Lo halló, ahora solo debía encontrar una bolsa, husmeo en las alacenas y no encontró nada, abrió la última, la que Shu revisaba hace rato y se encontró con un objeto en particular.

No le encontraba una forma precisa así que lo sacó, miró que en la parte de arriba estaba la palabra "TE AMO" formada con lo que parecían ser flores de papel.

—¿Qué es esto?

Shu volteó a mirarlo, luego sonrió ligeramente antes de regresar a lo suyo.

—Es un bey gigante —dijo mientras enjuagaba una última vez su rostro—. Lo hice para la persona que amo.

—¿Te gusta alguien? —preguntó el menor con cierta incredulidad, Shu soltó una risa cuando cerró el grifo.

—Yo también puedo enamorarme ¿sabes?.

Valt sintió una punzada en el corazón con esas palabras, miró a Shu ir a su habitación rápidamente. Tomó el objeto en sus manos y le dio una vuelta sobre la mesa.

—Si claro, como si alguien quisiera tener esta cosa —dijo molesto, en el interior la envidia lo llenó de pies a cabeza.

—¿Celoso?

La pregunta lo hizo respingar en su lugar, miro a Shu que quien sabe cuando regreso pero parecía divertido por su reacción. Estuvo a segundos de reclamar pero el albino fue más rápido, lo acorralo contra la pared y sostuvo fuertemente sus manos.

—La persona a la que amo es muy linda, entre muchas cosas me admira como si no hubiera un mañana —pronunció el albino en voz baja, Valt lo miró molesto.

—Pero no tanto como yo, ¡Yo te admiro más! Y además te empecé a admirar desde antes así que yo gano.

Los reclamos del menor hicieron sonreír plenamente a Shu. "No se da cuenta" pensó admirando los ojos marrón del pequeño que, en algún momento, empezó a ponerse nervioso con su cercanía.

El timbre de la casa empezó a sonar una y otra vez, Valt vio eso como una oportunidad para que su mejor amigo lo soltara.

—Debe ser el udon —comentó nervioso bajo la penetrante mirada rojiza—. Deberías abrir… se nota que estas hambriento.

El albino negó, la sonrisa pícara no abandonaba su rostro.

—Ay Valt, eres tan adorable —Besó la mejilla del menor con delicadeza.

"Confundes tu admiración a Lui con amor y a tú amor hacia mi con admiración. Solo tú haces esas cosas" pensó para sí mismo, si le decía eso a Valt se garantizaba que le terminara por romper la nariz.

Valt sintió una corriente eléctrica pasar su columna vertebral cuando el aliento de Shu se concentró sobre su cuello, el albino feliz por su reacción se acercó a su oído.

—Por eso te amo tanto.

 

 

 

 


EXTRA "PÉSIMA IDEA".

—¡Listo! Ya se fue —susurró por lo bajo un rubio, empujó a su compañero azabache para que entrara al salón de clases.

—¿Estás seguro de esto? No creo que…

—Claro que sí —respondió el rubio—. Valt me dijo que se le va a confesar con una carta, solo lo estamos ayudando a no acobardarse.

—Pésima idea —murmuró el titiritero cuando entró.

Verificó una ultima vez que ni Shu ni Valt estuvieran cerca, luego se precipitó a la mochila del apellidado Aoi y empezó a buscar aquel objeto cuya descripción Wakiya le había dado hace pocos minutos.

—Bingo —susurró cuando encontró el sobre blanco.

Miro a Wakiya quien empezó a hacerle señales con las manos indicando que Shu ya venía de regreso, colocó el sobre en el asiento del albino y salió como un rayo de ahí.

—Modo planta activado —dijo Ken rodando detrás de un basurero.

—Eso no es modo planta —susurró Wakiya quien apenas pudo correr a los baños para evadir al albino.

Cuando Shu encontró la carta y miró a todos lados confundido ellos ya estaban de nuevo espiándolo a través de los ventanales internos, luego un tercero se les unió.

—¿Qué hacen?

Voltearon maliciosos al chico Aoi que los contemplaba curioso.

—Solo te damos un empujoncito —dijo Wakiya con complicidad a lo que Valt pareció confundido. Señaló en la dirección donde se hallaba Shu leyendo la carta y el menor se tensó como una cuerda.

—¡¿Qu...Qué?! ¡Esa carta no es para Shu!

Bajo la mirada del par entro como loco al salón y le arrebató el papel a Shu.

—Te dije que era una pésima idea.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).