Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cage of Love por AniBecker

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo V

—x

Todo ocurrió a la vez tan rápido como en cámara lenta; fue ver la figura de Shisui frente a él, que su cuerpo colapsó de la propia impresión, transcurriendo para Deidara con lentitud, dándole tiempo de sobra para evitar que cayera al suelo. 

—Itachi, ¿qué te pasa? ¿Estás bien? Respóndanme —pidió tomándolo en brazos.

—Pero ¿qué fue lo que le pasó? —formuló al aire Kurotsuchi, que no entendía a qué había venido ese desmayo, aunque sin preocupación absoluta.

Onoki pidió a una de las sirvientas que trajera un poco de algodón y alcohol para hacer que el ex Uchiha recobrase la consciencia.  Deidara lo colocó con sumo cuidado sobre uno de los sofás, tomando el algodón empapado de alcohol que la muchacha le extendió, pasándolo lentamente por delante de la nariz de su esposo.

Con notables signos de molestia debido al fuerte olor, frunció el ceño y después entreabrió los ojos.

—Menos mal que reaccionas. ¿Cómo te encuentras?

Los oscuros ojos solamente tenían un propósito, y era corroborar si había sido real o espejismo producto de su imaginación.

Volvió a palidecer al cerciorarse que quién se encontraba frente a él era sin lugar a duda Shisui Uchiha, que lo miraba con rostro preocupado.

—¿Se… se encuentra bien, señor? —se atrevió a preguntar con formalidad, para evitar que alguno de los presentes sospechase la gran preocupación que sentía y la confianza hacia el esposo del invitado de su patrón.

Tomando el algodón entre sus dedos poniéndolo delante de su nariz, asintiendo sin parpadear una vez incorporado en el cómodo sofá.

—¿Seguro que estás bien? —insistió el rubio.

—Sí, sólo… no sé, me sentí mal por un instante, pero ya estoy bien.

—Si es que durante un tiempo no has estado alimentándote correctamente, normal que te sintieras débil —regañó con suavidad.

—Quizá será mejor que volvamos a la casa para que el señor Itachi descanse —propuso Yahiko, a lo que el Namikaze asintió.

—No quiero que por mi culpa se posponga nada, ya me encuentro bien, de verdad.

—Kagami, será mejor que pospongamos la cena para otra ocasión —habló Onoki a su empleado, quién asintió saliendo del lugar y dejando a los señores.

Para Kurotsuchi no pasó desapercibido que el capataz, antes de macharse de la casa, echó un último vistazo de preocupación a Itachi.

—Mañana si quieres se puede hacer la cena en mi casa —dijo Deidara cortésmente, aunque para él, si no se realizaba esa cena, mejor para él.

—Genial, así puedo ver a Izumi —comentó feliz Kurotsuchi.

—No sé qué le ves tener amistad con una sirvienta —tanto a la fémina como al resto de presentes, le molestó el comentario del viejo.

—Lo dicho, mañana te espero junto con tu capataz para cenar y terminar la conversación.

—Me parece perfecto, sólo espero que el desmayo de tu esposa no haya sido una excusa para evitar debatir conmigo mi propuesta de negocio, y mañana no nos salga con otra cosa diferente —soltó de forma despectiva, pero el rubio no quiso quedarse callado.

—Si mi esposo vuelve a sentirse indispuesto, no dudaré en volver a cancelar la cena. Buenas noches —tomó en brazos a Itachi, que ni ganas de protestar tenía, y fueron dirección al auto para volver a la casa.

.

—Puedo caminar, sólo fue un pequeño desmayo —dijo el de cabello largo, pero su marido volvió a tomarlo en brazos al salir del auto.

—Estás exagerando un poco —rio por lo bajo Yahiko, siguiéndolos hasta dentro de la casa.

—¡Itachi! —se tapó la boca Sasori al ver llegar al joven en brazos de su esposo—. ¿Qué le pasó? ¿Se encuentra bien?

—Sí, sólo que Deidara está exagerando un poco.

—¿Estoy exagerando? Te desmayaste sin razón aparente —frunció el ceño—. Voy a dejarte en la habitación que descanses. Sasori, tráele una cena ligera a Itachi y un té.

—En seguida, señor —fue con rapidez a la cocina.

—También llamaré al doctor para que te revise.

—Te digo que exageras —repitió el ex Uchiha.

—Mi hijo no está exagerando —interrumpió Kushina—, está preocupado por ti, es normal. ¿O es que prefieres que directamente no se preocupe en absoluto por ti?

—Déjate consentir, Itachi —dijo también Naruto—, un desmayo puede ser algo sin importancia o algo serio, es mejor cerciorarse de que todo esté correctamente.

Ya no volvió a protestar, dejó que su marido lo llevase hasta su habitación, colocándolo con suavidad sobre la gran cama matrimonial que ahora compartían.

—¿Estás así bien?

—Así estoy bien, perfecto —se acomodó mejor el cojín detrás de él—. Ya estoy mejor, en serio.

—Llevas comiendo mal, seguro que el desmayo se debe a eso, así que más te vale que ahora te comas todo lo que te traiga Sasori, ¿te queda claro? —aseveró.

—Prometo comerme todo, tranquilo.

En cuanto llegó el pelirrojo, Deidara abandonó la habitación, ya que seguro querría cambiarse de ropa para más comodidad y aún, seguro que su esposo no querría hacerlo delante de él, no sin antes decirle a Sasori que le encargaba de que hiciera que comiera todo.

—Vaya susto nos dio. Aquí tiene, y debe comerla toda, mire lo que le pasó por andar débil por no comer debidamente.

—Sasori —tan rápido como el doncel mayor le puso la mesita – bandeja sobre él, éste la apartó a un lado sobre la cama—, lo he visto, lo he visto.

—¿A quién vio? ¿Qué fue lo que pasó?

—A Shisui, vi a Shisui en esa casa, está vivo Sasori. Está vivo —no pudo evitar llorar de felicidad y de ansiedad, de ver que su cuerpo se sentía tranquilo de haberlo visto.

—¿Al joven Shisui? ¿Cómo que lo vio? ¿Vivo y en esa casa?

—Así es, era Shisui. Tenía otro nombre, Kagami, y trabajaba de capataz para ese viejo, pero era él, Sasori, está vivo, mi madre con consiguió su propósito de matarlo.

—Pero si dice que trabaja de capataz, el señorito Shisui nunca trabajaría de capataz. Además, dijo que tenía otro nombre, ¿no será que su imaginación le habrá jugado una mala pasada?

—Te digo que no, Sasori, era Shisui, estoy completamente seguro de que era él. Está vivo, ¿sabes lo que eso significa? Estoy seguro de que fue a parar a esa casa para estar más cerca de mí, él sabía que yo me encontraba aquí y en cualquier momento puede venir por mí.

—Es un alivio que el joven Shisui esté vivo, pero recuerde de que está casado con el señor Deidara, no debe ilusionarse de venga a por usted. Es más, no debería venir hacia aquí ni buscarlo, podría buscarse problemas con el señor —dijo con preocupación.

—Sasori, tú sabes de sobra que sigo amando a Shisui.

—Lo sé, joven Itachi, pero está casado con el señor Deidara, debe dejar de pensar en él.

—Eso es imposible. Cuando pensé que había muerto, me hice a la idea de que ya no lo volvería a ver más, pero ahora que sé que está vivo, no puedo dejar pasar algo como eso, no puedo ser indiferente. Ayúdame, Sasori, mañana viene a la casa, tengo que poder hablar con él —pidió.

—Es muy peligroso, no quisiera que tuviera problemas con el señor y piense mal de usted. Tampoco quiero que le haga algo.

—Mañana trataré de hablar con él como sea, con tu ayuda o sin ella —sentenció.

—Está bien, mañana le ayudo a que pueda hablar con él, pero por favor, ahora tómese la cena, por favor.

Itachi no rechistó, y se comió todo lo que Sasori le había preparado y llevado.

Esa noche, se sintió ansioso y nervioso, y esa noche menos que nunca quería compartir habitación con Deidara, en su mente, sólo tenía a Shisui.

El rubio aceptó, ya que el otro alegó a que se seguía encontrando un poco indispuesto y Deidara por tal de que Itachi descansase correctamente, accedió a volver a dormir en la habitación de invitados.

.

—Oye —interrumpió Yahiko a Sasori cuando iba dirección a la cocina a dejar la bandeja con los platos vacíos de la cena de Itachi.

—¿Uh? ¿Qué quieres?

—¿Por qué te preocupas tanto por el señor Itachi? —la pregunta había hecho que un plato se le resbalase de las manos y casi cayera—. ¿Por qué estabas tan preocupado cuando lo viste llegar así?

—Me preocupo por él como cualquier sirviente se preocupa por su patrón.

—No te preocupas como un simple sirviente —insistió, acercándose a él—. Además, le habías dicho Itachi, así, sin ningún tipo de formalidad.

—Tú tampoco le hablas con formalidad al señor Deidara —añadió, con algo de nerviosismo.

—La relación que Deidara y yo tenemos no es la típica de patrón y trabajador; somos muy buenos amigos, y a él no le gusta que sus amigos le llamen con formalismos.

—Pues la relación con el joven Itachi también es diferente, ya que yo llevo toda la vida en casa de los Uchiha, y he visto nacer y crecer al joven, le tengo mucho afecto —Yahiko no respondió, se acercó más aún a Sasori, acorralándolo entre la encimera y su cuerpo—. ¿Se puede saber qué haces?

—¿Por qué te fuiste sin decirme nada? ¿Por qué a la semana de haber correspondido mis sentimientos, me dijiste que lo nuestro no podía ser y te fuiste?

—Éramos demasiado jóvenes, no estaba preparado para una relación —respondió con nerviosismo—. Además, debía irme, mis patrones se mudaban y debía ir con ellos.

—¿Por qué tanta fidelidad a los Uchiha? ¿Por qué los seguiste pudiendo haberte quedado conmigo?

—Les debía demasiado. Ellos aceptaron a mi madre cuando llegó a la casa a pedir trabajo cuando yo era pequeño. Después cuando mi madre murió, me dejaron quedarme y me ofrecieron trabajar allí, por eso es.

—¿Por qué mierdas estás tan nervioso? ¿Es que acaso te pongo nervioso? Por favor, Sasori, nunca fuiste así.

—No me pones nervioso, eres tú que no paras de hacer preguntas que no te importan. Además, no te me acerques, no quiero que alguien nos vea y piensen mal —lo separó de sí, saliendo de la cocina rezando de que el de cabellos anaranjados no le siguiese e interrogase más.

—Tarde o temprano sabré el verdadero motivo por el que actúas así y del por qué te alejaste de mí.

.

La noche llegó, y con ella su nerviosismo aumentó. Se sentía muy ansioso de poder ver y corroborar que se trataba de Shisui, que su mente y, sobre todo su corazón no le hubiesen jugado la noche anterior una mala pasada fruto de la desesperación por pensarlo muerto.

Debía ausentarse y evitar esa cena como diera lugar, para así Sasori se acercase a Shisui y le indicara dónde podrían verse.

No le resultó muy complicado, ya que alegando que aún se encontraba indispuesto, Deidara le dijo que no había ningún problema, que lo mejor era que descansase para que se mejorase pronto.

En cuanto oyó ruidos fuera, se asomó al ventanal de la habitación, observando como los invitados ya habían llegado, entre ellos, Shisui.

Su corazón empezó a latir con fuerza, y aguardó hasta que Sasori le indicase que ya no había nadie de la familia con quién toparse para verse a escondidas con él. Agradecía que a dicha cena también se integrasen Kushina y Naruto, así habría menos personas que pudieran descubrirlo.

El momento en que Onoki quiso conocer con más detalle la hacienda, o al menos los alrededores más cercanos, ya que debido a la oscuridad apenas podían alejarse mucho, Sasori aprovechó para acercarse al Uchiha, que disimuló todo lo que pudo para no levantar sospechas, indicándole que Itachi lo esperaba en el jardín trasero, justo detrás de unas enredaderas de flores.

Poco tardó en escabullirse con cuidado de no ser visto, y siguió al pelirrojo que le indicó dónde se encontraba su patrón.

—Joven Itachi —lo llamó, para avisarle de que traía a Shisui. El de cabellos largos salió de su escondite, pudiendo comprobar con sus propios ojos que, quién se encontraba frente a él, era efectivamente su amado Shisui.

—Itachi —ni dejar al joven reaccionar y lo abrazó con efusividad —. Mi amado Itachi.

—Estás vivo, eres tú. No sabes lo feliz que me haces comprobar que estás vivo —plateadas lágrimas de felicidad corrieron por sus mejillas, siendo borradas por los besos que Shisui le proporcionaba por todo el rostro, manos y cabello—. Pensé que estabas muerto.

—Parece ser que los trabajadores de tu madre no son muy acertados, sólo me hirieron en un brazo. Me dejaron ahí a mi suerte, pensando de que estaba muerto, ni si quiera se cercioraron de ello.

—¿Qué estás haciendo en la hacienda de ese viejo?

—Trabajando. Me encontré a la nieta del viejo por casualidad, ella me ofreció el trabajo. Al oír que esa hacienda está en los límites de ésta, no dudé en aceptar para tratar de acercarme a ti —el doncel volvió a abrazarlo, lleno de júbilo—. Iba a buscarte y acabé encontrándote muy rápido. Vámonos juntos, Itachi, ahora que podemos, ahora nadie se dará cuenta.

—Sí se darán cuenta, Shisui. Viniste con tus patrones y estás en la hacienda de mi marido. Sus hombres pueden vernos, aparte de que en cuanto se den cuenta de que no estamos, nos buscarán y nos darán alcance —un suspiro de resignación salió de los labios de Shisui.

—Está bien, entonces hagámoslo mañana. Mañana en la noche, cuando nadie se de cuenta, vendré en tu busca, estaré esperándote en el camino de la hacienda junto a un caballo, así que trata de traer pocas pertenencias —explicó con emoción—. Cuando se den cuenta de tu ausencia, ya estaremos muy lejos de aquí, nadie podrá impedir que por fin estemos juntos.

—Shisui, espera. ¿Cómo voy a salirme de la hacienda?

—Que Sasori te ayude, es muy fiel a ti, podrá ayudarte a escapar.

—Pero no puedo hacerle esto a Deidara… él me buscará.

—Para cuando nos busque, nosotros ya estaremos muy lejos de aquí —frunció el ceño separándose de él—. ¿No me digas que sientes algo por ése?

—No, pero le debo respeto. Aunque no lo quiera… es mi marido, no puedo irme así como así. Temo que si nos encuentra, te haga algo.

—No nos van a encontrar, Itachi —dijo con seguridad, volviendo a acercarse y tomarle de las mejillas.

—Déjame que me lo piense, por favor. Prometo que en cuanto tenga una decisión, te la haré saber.

—¿Y mientras tanto qué? ¿Te quedas aquí junto a tu esposo a que te haga todo lo que le dé la gana?

—No me hace nada, no te pongas celoso, por favor.

—¿Cómo quieres que me ponga si me dices que estás dudando en huir conmigo porque estás casado con otro hombre que no soy yo?

—Entiéndeme, por favor… —suplicó—. Prometo tenerte mañana mismo una respuesta. Dame esta noche, por favor.

—Está bien —le besó ahora ambas manos—, pero sólo acepto esta noche.

—¿Por qué no te comunicaste conmigo después de tanto tiempo? Quizá si me hubieses contactado, no me hubiera resignado y me hubiera revelado contra mi madre, luchando por nuestro amor. Siempre que trataba de llamarte no conseguía contactarte, y tú tampoco lo hiciste…

—Juro que te llamé infinidad de veces, pero tú nunca respondiste, siempre estaba tu teléfono apagado.

—Eso no puede ser cierto, siempre lo mantuve encendido y oculto para que mi madre no se diese cuenta, yo también te mandaba cientos de mensajes, que nunca fueron contestados…Si hasta me sé tu número de memoria —empezó a decir dicho número de teléfono, pero se detuvo al ver el rostro de Shisui.

—Ese no es mi número, Itachi. Ese no es el número que te dejé grabado en el teléfono que te di.

—¿Cómo que no? Ese es el único número que tenía registrado el teléfono, no había otro número con el que me pudiese confundir.

—Ita, amor, en ningún momento ese era mi número. ¿Seguro que tu madre no lo encontró?

—¿Qué estás queriendo decir?

—Que haya podido ser tu madre, no se me ocurre otra cosa. Si tú tienes otro número que no es el mío, y a mí cuando yo te llamaba no daba señal… lo único que se me viene a la cabeza es que tu madre haya descubierto el teléfono, haya cambiado el número para que no sospechases y pienses que nunca te llamé, y que a la vez, mi verdadero número lo haya borrado no sin antes bloquearlo para que no recibieses mis llamadas.

Itachi se llevó ambas manos a su boca, completamente sorprendido. Nunca esperaría algo tan retorcido por parte de su madre, ni mucho menos que hubiese llegado a encontrarle el teléfono que tenía con tanto recelo bien escondido. Aunque… después de que ordenase a sus trabajadores que disparasen contra Shisui, ya no debería sorprenderle nada…

—No me lo puedo creer… Si tu sospecha es cierta… mi madre nos ha estado separando siempre…

—Así es, por eso debemos irnos, para así poder estar juntos por fin, sin que nadie nos lo impida —imploró con desesperación.

—Joven Itachi —los interrumpió Sasori—, perdón por interrumpir, pero están buscando al joven Shisui, pueden descubrirlos.

—Mañana te doy una contestación, te lo prometo —dándole un último abrazo, salió dirección a la casa para volver a su habitación sin ser visto.

Shisui maldijo la interrupción del pelirrojo, a Deidara, al maldito viejo para el que trabajaba ahora y la situación en la que se encontraba. Cómo deseaba de una vez poder estar junto a su amado Itachi, sin que nadie se interpusiese en el amor que se profesaban.

—¿Dónde estabas metido, muchacho? —cuestionó Onoki al verlo por fin llegar hasta ellos.

—Me puse a dar un paseo por los alrededores y, estaba tan ensimismado, que se me pasó la noción del tiempo, perdón por mi ausencia —se disculpó.

—Es grande la hacienda, ¿eh? Hasta a mí me gusta bastante —alabó—. Entonces qué, ¿me vendes esos terrenos?

—Lo estuve replanteando con mi capataz —se dirigió a Yahiko—, y ambos pensamos que, de momento, no vamos a vender esos terrenos, ya que estamos pensando en edificar, hum.

—¿Edificar el qué? —insistió en el motivo, sabiendo que eso era una excusa para no venderle.

—Como aquella zona es demasiado árida, pensamos en poner mejor el entrenamiento de los caballos, así será de más utilidad y la de ahora, utilizarla como sembrado, que es más fértil —intervino en esta ocasión Naruto, también presente en esa reunión y conocedor de la negativa de su hermano de venderle a ese señor esos terrenos.

—Así es. En el caso de que no llevemos a cabo ese proyecto, tendré presente tu oferta.

—¿Crees que voy a estar toda una vida esperando a que te dignes a venderme esos terrenos, que para ti son una simple migaja? —respondió enojado—. Puedes quedarte tus terrenos, no los necesito en absoluto. Por lo que veo, nuevamente ha sido una pérdida de tiempo realizar otra cena. ¡Kurotsuchi, nos vamos! —gritó a su nieta, que se encontraba más alejada conversando con Izumi y Kushina.

—Parece ser que no le ha sentado nada de bien otra negativa-ttebayo —rio Naruto.

—Nada bueno podría salir de ese negocio, nunca me ha dado buena espina —dijo Yahiko—. Espero que deje de insistir así con esos terrenos.

—Es cierto que están ahí muy alejados y desaprovechados por su falta de utilidad, pero no quiero hacer ningún tipo de negocio con el viejo Onoki, a mí tampoco me da buena espina y no quiero salir perjudicado, hum.

.

.

Al día siguiente, Itachi aún se debatía en huir junto a Shisui o no. Era el amor de su vida, quería estar junto a él, ya demasiado habían conspirado en su contra, pero por otro lado, se sentía inmensamente culpable de abandonar así como así a Deidara.

Era cierto que no sentía ningún sentimiento amoroso hacia él, se trataba de un matrimonio arreglado y, aunque lo trataba bien y lo respetaba, él también debía respetarlo, quisiera o no, se trataba de su esposo.

Quizá… si hablaba de corazón con Deidara, pudiera ser que entendiese que era inútil retenerlo a su lado en un matrimonio sin amor, sabiendo que su corazón nunca le pertenecería, y le diese el divorcio.

Pero… quizá también, ya sea por orgullo o resentimiento, le niegue el divorcio, le impida marchase con Shisui y hasta pueda ser capaz de hacer como su madre, tratar de quitarlo de en medio.

Lo mejor era no decirle nada.

Aún así, empezó a preparar las pocas pertenencias que se llevaría en caso de que se fugara con Shisui, siendo interrumpido en ese momento por Sasori.

—Me has asustado, pensé que se trataba de Deidara —suspiró aliviado volviendo a sacar de su mal escondite el bolso donde estaba metiendo sus pertenencias.

—Creo que no debería irse… hacerle eso a su esposo…

—No empieces a hacerme dudar más, Sasori —se quejó—. Aún no lo decidí, no me hagas sentir culpable si al final me marcho con Shisui. ¿Por qué entras en mi habitación así de repente?

—¡Ah, sí! Es que su hermano Sasuke acaba de llegar —anunció.

—¿Qué? ¿Sasuke está aquí? —el pelirrojo asintió, e Itachi con rapidez, fue en busca de su hermano.

.

Sasuke bajó del auto oscuro en el que el chófer lo trajo, se despidió de él y tomó su maleta dirección a la casa, aunque ante él había un pequeño obstáculo, y ese era su gran maleta que traía ante las numerosas y empinadas escaleras que daban acceso a la casa.

—¿Es en serio? —farfulló observando dichas escaleras de piedra desgastada—. Son absurdas estas escaleras… —observó hacia los lados, sin encontrarse a ningún trabajador que pudiese ayudarlo a subir su maleta—. Y encima ni si quiera te reciben.

Protestando, tiró de su pesada maleta escalones arriba, con un poco de dificultad.

—¿Por qué tuve que traer esta maldita maleta enorme? —las constantes protestas dieron lugar a una risa, por lo que buscó de quién se trataba—. Oye tú, ¿de qué demonios te ríes?

—simplemente me hace gracia ver cómo tratas de subir esa enorme maleta que pareciera que llevases un muerto ahí dentro-dattebayo —sus ojos se posaron sobre un chico de cabellos rubios, sentado en una de las sillas de forja del jardín, mientras tomaba un vaso de jugo y leía un libro.

—Pues si tanta gracia te hace, podrías dignarte a mover el trasero y ayudarme, digo yo, dobe vago.

—No creo que pueda, no sería de buena ayuda —respondió, sin moverse del lugar.

—Si serás vago —se quejó—. Todo son excusas para quedarte ahí sentadito. ¿Pues sabes qué? No necesito que me ayudes.

Cuando por fin terminó de subir la tan pesada maleta, observó al muchacho, que le sonreía desde su lugar. Iba a protestarle nuevamente cuando una voz conocida llamándole hizo que le dejara de prestar atención.

—¿Sasuke? ¡Sasuke! —Itachi salió junto a Sasori, abrazándolo—. Qué bueno tenerte aquí. ¿Te vas quedar por un buen tiempo?

—Bueno… más o menos —respondió, mostrándole su maleta—. Espero mi visita no sea inapropiada.

—De eso nada, me encantará tenerte aquí —lo volvió a abrazar—. Ah, mira, ¿ya conociste a Naruto? Él es el hermano de Deidara.

—Sí, ya había tenido el mal gusto de conocerlo. El muy para nada caballeroso, se dignó a moverse de su lugar para ayudarme a subir la maleta por estas dichosas escaleras.

—Él no te ha ayudado porque… —pero fue interrumpido justamente por Deidara, que venía con Yahiko.

—Vaya, tú eres Sasuke, ¿verdad? —no hizo falta preguntarle del motivo de su visita, por la maleta supo que tenía intenciones de quedarse. No le molestaba en lo más absoluto, a final de cuentas, era el hermano de su esposo, por lo que sería bienvenido—. Bienvenido, espero encuentres aquí todo a tu gusto.

—Gracias por permitirme pasar una temporada aquí, espero no haya sido inapropiado presentarme sin avisar.

—No hay ningún problema, la familia de Itachi, siempre será bien recibida. Tu visita le hará muy bien. Sasori, prepara y acomoda la habitación de invitados.

—En seguida, patrón —cuando iba a tomar la maleta, Yahiko lo hizo en su lugar, alegando que era demasiado pesada para él. Iba a protestar, pero vio inapropiado hacerlo delante de sus patrones, así que sólo le indicó al joven Uchiha cuál sería su habitación.

—Qué bueno tenerlo aquí, niño Sasuke, a su hermano le dio una alegría —dijo acomodando la ropa—. Cuando esté el almuerzo les llamaré, me retiro, tendrán mucho de qué hablar.

—Así es, me encanta tenerte aquí. Gracias, Sasori—sonrió—. ¿Tuviste problema con que madre te dejara venir?

—Por supuesto que sí. Dijo que no debía irme, que la estaba dejando sola y abandonada, que no debía huir de que pronto me buscará un marido y esas cosas. Se ha vuelto más pesada aún, y más amargada con la mala racha del rancho.

—¿Sigue mal económicamente? Si Deidara le dio una buena suma de dinero para invertir en los cultivos.

—No sé qué fue lo que hizo con ese dinero, pero el rancho no va nada bien. Incluso despidió a más trabajadores. Dice que me buscará un buen candidato para mí para que podamos salir de la quiebra.

—Nada nuevo, sólo nos ve como malditas herramientas de intercambio —respondió molesto—. Pero no hablemos de ella, mejor cuéntame tú, ¿empezarás tus estudios de enfermería el próximo mes?

—Así es, ya me inscribí, claro que también en contra de madre, que dice que un doncel no debe estudiar, sino encontrar un buen marido para atender y llevar una casa, que sólo debe preocuparse en cuidar a sus hijos. Por eso es que me vine… si a tu marido no le importa que me quede aquí, al menos en este primer año hasta que encuentro algo.

—Todo el tiempo que necesites, ya oíste a Deidara, no le importará en absoluto —volvió a aparecer Sasori, avisándoles de que la comida se encontraba servida—. Ven, seguro traerás hambre. También te presentaré al resto de la familia de Deidara.

Ambos hermanos bajaron hasta el comedor, dónde se encontraban Deidara, Kushina, Naruto, Yahiko e Izumi.

A Sasuke le pareció muy extraño y fuera de lugar que tanto Yahiko como Izumi —de quiénes acababa de enterarse que se trataban de empleados y no familiares—, se encontrasen comiendo en la mesa junto a ellos.

Kushina se mostró muy simpática con él, completamente al contrario de como lo fue cuando conoció a Itachi.

—Vaya, pero si es el teme gruñón-ttebayo. ¿Pudiste subir la maleta a tu habitación? —molestó al azabache, que no se quedó callado.

—No precisamente con tu ayuda, dobe maleducado. ¿Para venir a comer sí quisiste mover tu trasero?

—Sasuke, eso fue grosero, discúlpate ahora mismo —regañó Itachi, que se sentía incómodo por cómo le estaba hablando a su cuñado. Mientras tanto, lejos de sentirse ofendido, Naruto no dejaba de mirarle risueño. Incluso Deidara o Kushina no pensaron que lo dijera con maldad.

—¿Por qué debería? Ni si quiera se dignó a venir a tomar mi maleta cuando veía que necesitaba ayuda, siguió ahí tan tranquilo sentadito.

—Sasuke, te estoy diciendo que estás siendo grosero.

—Déjalo, Itachi, no me está ofendiendo, quiero ver la cara que pone cuando lo sepa

—¿Saber qué? —sin más, se alejó de la mesa dejando ver que se encontraba sentado en una silla de ruedas. Sasuke palideció de un momento a otro, arrepintiéndose de todo lo que había dicho hasta ahora—. Yo… yo…

—Tranquilo, supuse que no lo sabías, por eso no me importó que siguieras quejándote porque no te ayudé. Mi pequeña venganza era ver qué cara ponías-ttebayo. Y debo decir que te ha impresionado, porque ya no estás gruñendo —rio.

—Tú también has sido grosero con él no explicándoselo desde el primer momento-ttebane —disculpa a mi hijo, Sasuke, y no te sientas mal, todo fue un pequeño malentendido y ya está —lo animó la mujer.

—Eres un crío, Naruto, hum —dijo Deidara—. Si ya has terminado con tu escenita, deja en paz al muchacho y come de una vez.

Para Sasuke esa comida tuvo un sabor agridulce, ya que no se esperaba que ese apuesto rubio, del que tuvo la primera impresión de maleducado, se encontrase en una silla de ruedas y por eso no se movió en ir a ayudarlo.

En cambio, para Naruto fue algo divertido, aunque debía de reconocer que fue algo cruel con el azabache. Toda la comida se la pasó echándole miraditas, para ponerlo nervioso e incomodarlo más de lo que ya se encontraba.

Parecía que Itachi no era el único con alegrarse de la llegada de Sasuke a la hacienda.

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).