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Ars Amatoria por SelPattz

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Notas del capitulo:

***ESPECIAL DE NAVIDAD***

 

https://www.youtube.com/watch?v=B5B5pPVEwyw

Los escuchaba hablar sobre aquel día tan especial, el pequeño de apenas 6 años observaba como sus nanas hacían planes de compras y grandes cenas, planes en los que por supuesto él nunca era contemplado. Miraba desde su ventana al pueblo y notaba lo bello que estaba, el cómo brillaba con esos cientos de lucecitas titilantes mientras la nieve lo cubría pero simplemente no lograba entender lo que sucedía alrededor. ¿Qué podía tener de especial ese único día del año que incluso la despreciable HYDRA detenía sus planes de dominación en esa fecha?

Tengo ganas de tenerte siempre
De conocerte una y mil veces
Tengo ganas que todos se enteren
Si existe suerte, la mía es quererte

Si te falta vida, yo te la daría
Si un día tú me faltas, yo no sé qué haría
Porque eres el principio y el final

Los años pasaron y por mucho que su querida Elisa intento integrarle, ahora a sus 16 lo único que comprendió es que el “espíritu navideño” no era para él, creció respetando la importancia que la fecha tenía para todo el que le rodeaba pero no lograba entenderlo, no lo sentía. Para él los pinos y guirnaldas eran simples adornos que se convertirían en basura y los cálidos aromas que extasiaban al resto para él eran simplemente molestos… la navidad no le inspiraba nada.

Así fue como se volvió tradición: cada año mientras el resto celebraba con sus familias él pedía misión tras misión y de no ser posible entonces se encerraría a entrenar hasta caer rendido.

Eres tú
Solo tú
Qué importa el mundo entero
Si lo único que quiero eres tú

Tengo ganas de que no me sueltes
Que, lentamente, el tiempo vuele
Yo me muero por amanecerte
Que un beso llegue como el sol y te despierte

Cuando Rogers hizo su gran acto heroico y los desmanteló (o eso intentó) tuvo que asumir el cargo de HYDRA Supremo, no es como si tuviera opción pues para eso fue creado y entrenado toda su vida. Su gente se vio orillada a esconderse cual ratas y él les guio a su nuevo hogar en aquella base olvidado en los Alpes Suizos.

Tan sólo con un par de semanas entendió que eso no sería suficiente, los verdaderamente leales estaban completamente desmoralizados y aquellos que solo estaban por propio beneficio se encargaban de hacer notar su descontento con la orden de repliegue del rubio, debía hacer algo antes de que todo se fuera al carajo, no sólo debía deshacerse de los insurrectos sino que debía darles seguridad y esperanza al resto…

Así fue como decidió iniciar con las celebraciones comunales, la primera de todas fue el día de acción de gracias, después Janucá para sus leales judíos, pero lo que más surgió efecto fue la navidad. Desde el momento que ordeno que comenzaran con los preparativos y adornos notó los ánimos de sus seguidores elevarse, por primera vez escuchó a los niños cuyos padres pudieron recatar antes de que fuera demasiado tarde, vio sonrisas y miradas agradecidas mientras planeaban la gran celebración y brindis que harían todos juntos para después reunirse en privado con sus respectivas familias.

Puede que continuara sin comprender la festividad pero era evidente la importancia que le daban sus seguidores y el bienestar de todos ellos era su responsabilidad, así que de esa manera inició una nueva tradición: Al año siguiente toda la base se decoró desde el primer día del mes y un gran árbol iluminaba el recibidor principal, todos recibirían regalos de su líder (en especial los niños), la magia de las fiestas iluminarían todo el lugar a excepción de las habitaciones de Abbadon quien se encerraría en la oscuridad a disfrutar de su soledad.

Si te falta vida, yo te la daría
Si un día tú me faltas, yo no sé qué haría
Porque eres el principio y el final

Eres tú
Solo tú
Qué importa el mundo entero
Si lo único que quiero eres tú

El año 2016 llegó y una serie de eventos orillaron a que Tony Stark se hospedara en aquella base secreta de HYDRA, el magnate “desapareció! Hace un par de meses y se había instalado de inmediato en las estancias privadas del líder sintiéndose tan cómodo como si estuviera en su mansión en Malibú. En su muy humilde y personal opinión el mundo se podía joder, Steven Grant Rogers y sus estúpidos vengadores podían irse a la mismísima mierda, pues ahí él era sumamente feliz y libre…

-¡Vamos Ab! Todo mundo ya termino con sus áreas y nosotros no hemos empezado, y déjame decirte que no pienso decorar yo sólo- grito el genio entrando por el elevador privado con una aparatosa caja llena de adornos

-… No planeaba decorar

-¡Ah no! ¡Nadie a mi alrededor tiene permitido ser un Grinch!- exclamó indignado dejando caer la caja y revelando un suéter tejido de brillantes verde y rojo con la leyenda “Hoe, hoe, hoe!”

-En realidad nunca lo hago, no celebro navidad- dijo el menor con tono indiferente

-¿Qué? Pero todo mundo habla del brindis y la fiesta… ellos dijeron eres tú quien ordena que se busque el árbol y le das regalos a los niños…- susurró confundido

-Lo hago para ellos, así como cualquier otra celebración importante. Tengo cientos de seguidores de toda clase de religiones y todos ellos son libres de celebrarlas abiertamente…

-… ¿Por qué? No entiendo…

-Anthony, soy un experimento. Separado de mi madre al nacer, con múltiples niñeras que cambiaban constantemente para evitar lazos afectivos con alguna de ellas, entrenado para ser el arma perfecta… nunca me fue inculcado ningún tipo de religión o sistema de creencias- confesó el rubio acercándose al moreno

-Oh, Abbadon…- susurró Tony con los ojos cristalizados mientras tomaba las mejillas del menor entre sus manos

-No es nada cariño

-¿Tu realmente no entiendes porque es tan importante la navidad, cierto?- murmuró conteniendo las lágrimas, pues por muy horrible que fuera su infancia siempre tuvo la navidad y a Edwin Jarvis para hacer que esa horrenda y fría mansión se sintiera como un hogar por lo menos una vez al año

-Nunca tuve motivos para hacerlo…

-Ahora los tienes y te juro que esta será la mejor navidad de tu vida, beloved- prometió antes de darle un suave y casto beso.

Solo tú (uh)
Eh-eh, eh-eh, yeh
Eres tú, solo tú, lo que quiero eres solo tú
No importa nada el mundo entero, oh, no

Abbadon y Tony se encontraban acurrucados en el amplio sofá, ambos vestidos con esos horrendos y groseros suéteres navideños, bebiendo chocolate caliente (receta secreta de Edwin Jarvis, según informo su amado castaño)acompañado de galletas de jengibre (horneadas por ellos mismos y otra receta de Jarvis por supuesto).

-¿Te he dicho cuento te amo?- cuestiono el moreno removiéndose para mirarle

-Tanto como yo a ti kanelgifler*- murmuró antes de besar su frente con cariño

El castaño sonrió radiante y se relajó entre los brazos de su pareja antes de volver la mirada a la película en turno de su cursi maratón navideño. Esta tarde era tan sólo la culminación de un par de semanas maratónicas en las que el genio se había encargado de hacerle partícipe de cuanta actividad alusiva a las fiestas como le fuera posible. Desde adornar hasta el último centímetro de su ala privada y tocar el piano para acompañarle mientras cantaba villancicos, hasta organizar una guerra de bolas de nieve con todos los niños en el linde de la montaña para después repartirles regalos vistiendo disfraces de Santa y su duende asistente.

Abbadon se había visto en los últimos días siendo el centro de las celebraciones que nunca antes entendió y no podía evitar sentir aquel extraño pero satisfactorio calorcito crecer en su pecho cada que miraba la entusiasta sonrisa de su pareja.

Eres tú
Solo tú
Qué importa el mundo entero
Si lo único que quiero eres tú

Eres tú
Eres tú, oh, no

Llegó la mañana del veinticinco de diciembre, la pareja líder de HYDRA durmió apenas un par de horas pues se mantuvieron hasta muy tarde en la fiesta de noche buena (muy contrario a las respetuosas dos horas que solía quedarse el rubio), convivieron con todos los solteros que no tenían una familia con quien celebrar en privado, rieron, cantaron y bailaron y todos miraban maravillados y felices como el HYDRA Supremo sonreía enamorado.

Ahora Tony y Abbadon se encuentran despiertos al pie del árbol que adornaba su sala bebiendo chocolate, el castaño vestía solamente la camisa de un pijama con estampados de caramelos de dulce y regalos mientras el de ojos escarlata llevaba el pantalón.

 

-Feliz navidad Beloved- murmuró el de ojos chocolate tendiéndole una pequeña caja bellamente decorada

-Feliz navidad, min kjaerlighet*- susurró tomándola pero antes de abrirla la colocó a un lado para entregarle un saquito de terciopelo

-¿Me conseguiste un obsequio?- cuestionó emocionado abriéndolo a las prisas

-Por supuesto precioso- le sonrió feliz al ver su reacción.

 

El castaño con los ojos tan abiertos como le era posible sostenía en su palma una cadena de acero inoxidable, de la cual no sólo colgaban un par de placas de identificación donde se leía “Cmdt. Abbadon. RH AB+. 0 0 0 0 0 1. Fuerzas Especiales. 22/10/86”, sino que también había en ella un discreto anillo de oro blanco con un rubí en el centro.

 

-Nunca vi la necesidad de usar placas, ya que se supone que no existo me parece absurdo… así que este es un mejor uso- murmuró tomándolas para colgarlas en el cuello del mayor

-¿Y el anillo?- cuestionó Tony con voz apenas audible

-Elisa dice que era de mi madre, es lo único que quedo de ella después de que desapareciera- contestó antes de tomar los nudillos del castaño para besarlos

-Gracias Ab- dijo el moreno ya sin contener las lágrimas y se arrojó a su regazo para besarle

-Te amo tanto Anthony- dijo entre besos mientras sus manos recorrían lentamente la espalda baja del otro.

-¿Y? ¿Fue una buena Navidad?- cuestionó el castaño pegando sus frentes y mirándole a los ojos expectante

-Por supuesto, amor. Mientras estés a mi lado cada navidad será la mejor de todas- declaró con seguridad

 

Su nariz acarició despacio las facciones del genio antes de robarle otro beso, uno lento y profundo que en conjunto con la fuerza de sus brazos se encargara de hacerle sentir a Tony la intensidad de los sentimientos que inspiraba a su ser. Abbadon no mentía, su mente racional sabía que este seguía siendo un día más, la fecha no era mágica, lo que lo hacía especial era tener a su castaño con él, el poder ver sus sonrisas mientras reparte regalos, sus suspiros al probar el chocolate caliente en lugar de su amado café, su risa cuando juega con los niños, sus sonrojos cuando lo atrapa tarareando un villancico, lo hermoso que se veía aun en aquellos horrendos suéteres…

 

Era él, sólo él.

 

FIN


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