2.
Un día de entrenamiento para los alumnos de Drill y Maya se sentía emocionado como nunca, podía ser malo en muchas cosas, pero no en lo que implicaba actividades al aire libre.
Era el mejor corredor, el mejor peleando cuerpo a cuerpo y el mejor jugando fútbol, sin embargo en Drill a nadie le importaba lo fuerte que fuera físicamente, si no sabías magia estabas perdido, pero eso era muy complicado ya que se requería una dedicación completa, una conexión con esta magia y estudiar los cánticos escritos por sus antepasados.
Maya se alistó, corriendo por los pasillos con una sonrisa, ese día sería perfecto.
Cuando estaba cruzando por una esquina se golpeó contra alguien y al ver que quien se trataba el color se le esfumó de la cara; Su madre Solar lo miró con enfado, se paró con rapidez.
—Que haces por los pasillo corriendo de esa forma?—Le preguntó tomándolo del brazo y apretándolo, su cuerpo tembló de miedo, cuando su hermano apareció detrás de Solar y la detuvo.
—Porfavor no se peleen!—dijo Yuna con seriedad, apartando a su madre de Maya, este se sintió salvado y su hermano le regalo una sonrisa cómplice.
Tanto Yuna cómo su madre tenían el cabello negro, pero él lo tenía pelirrojo como su padre (de quién no sabía nada) y sus ojos eran miel, mientras que los de Yuna eran violáceos y su madre negros. Hasta en eso era la oveja negra de la familia, perfecto.
—Ya vete!—Le gritó su madre, apretándose la frente con fastidio, pasando de largo para seguramente ir a la reunión que tendría con unos comandantes, había escuchado que Solar se quería apoderar de Crisandra y los pueblos alrededor de está.
Su hermano espero hasta que su madre estuviera lejos para rebuscar algo de su bolsillo y estirarlo hasta él, era una pequeña bolsa de terciopelo rojo con varios caramelos de sus favoritos.
—Ten un buen día—Le dijo sonriente mientras despeinaba sus cabellos rizados rebeldes. Se encaminó hasta la sala de reuniones perdiéndose de su csmpo visual.
Maya sacó un dulce dejándolo en su boca para luego volver a encaminarse a las afueras del castillo. Largos arboles de pino y hermosas flores de todo tipo se veían a la lejanía, respiró el aire estirando sus brazos con alegría.
Se encamino hasta el grupo de chicos que lo esperaban con mala cara, al verlo llegar el señor Duncan comenzó con sus palabrerías cotidianas de "compañerismo" y "amistad" cosa que honestamente lo fastidiaba.
Al hacer equipos de dio cuenta de que estaba en el mismo equipo que Seryozha, quien al verlo apretó sus hombros con malicia, joder!, Maya rodó los ojos con un puchero en los labios, ese debía ser su día.
—Parece que nos toca juntos de nuevo, zanahoria—Burlón se carcajeo haciendo que el pelirrojo apretará los dientes por ese feo sobrenombre que tanto odiaba y que a todo el mundo parecía darle gracia por las risas de los otros chicos que vivían en el castillo.
Por lo menos iban a jugar su juego favorito, busca la bandera, se ánimo a sí mismo, antes de que se tuviera que colocar una pulsera de color rojo que significaba que era del equipo rojo, vaya sorpresa.
—Vamos zanahoria!—gritó Seryozha atrayendo a los demas chicos de su equipo a un lugar alejado de los otros equipos.
Atrapar la bandera era un juego de estrategia y rapidez, cada equipo debía organizar quien iba a buscar las bandera de los otros equipos y otros se debían quedar vigilando—esa era la parte más aburrida que sólo los nerds que no les gustaba el deporte hacían—Sergei como siempre se autodenominó líder y dio ordenes a diestras y siniestras.
¿Ya había dicho cuanto lo odiaba?, en fin, al menos esta era una competencia sin magia lo que le daba cierta ventaja para ser escogido como buscador.
—bien Lily, Sasha y Maya se quedaran esperando al bando contrario, mientras que Anton, Alex, Dimitry y yo iremos a buscar las banderas—proclamó mientras todos sus amigos asentían, malditos!, si a Alex ni siquiera le gustaba el deporte, prefería mil veces los maleficios (era un capullo).
—Espera un segundo, yo quería buscar igual—Alegó Maya con toda la Indignación del mundo, pero como no era popular entre los demás era obvio que Seryozha elegiría a sus amiguitos para ir a pasársela bien mientras él se aburría como ostra.
—Maya no empieces—dijo con un tono amargado Dimitry, rodando los ojos como si siempre fuera tan molesto y estuviera hablando con un niño.
—Que?, quiero jugar, no te estoy pudiendo nada del otro mundo idiota—grito enfurecido, hoy todo el mundo parecía conspirar en su contra, bueno más o menos como siempre, ¿Es que nunca podía tener algo bueno?, no, siempre le pasarían situaciones de mierda y a nadie le importaría.
—Esta bien, tranquilo zanahoria, tu iras conmigo y Dimitry, mientras que Alex puede quedarse cuidando a las chicas—respondió con unsa sonrisa Sergei, antes de comenzar por fin el juego gracias al silbato del profesor.
Y Dimitry no parecía feliz con ka decisión de su amigo, bah!, que se joda!, pensó corriendo por el pasto para esconderse en un árbol y ver como todos se iban por partes diferentes; Seryozha le hizo un gesto de que se quedará allí y él veía por otro árbol cercano al equipo más cercano.
Cuando ya dejó de escucharse pasos le indico que era seguro, se adelanto hasta el siguiente árbol, viendo la defensa del equipo verde, Dimitry se fue por la derecha para distraerlos y llevarlos hasta él, mientras que Sergei se iba por el lado contrario para hacer lo mismo.
Cuando estaban distraídos se apresuró a las espaldas de estos, sacando la bandera enterrada en la tierra, rodeada por un circulo blanco y se apresuró a llevársela no sin antes darle una sonrisa encreida a los dos chicos que lo querían dejar en la banca.
Una vez se hubo acercado a su base dejo caer la bandera verde siendo seguido por Dimitry y Seryozha.
—Nada mal, zanahoria—Le dijo Sergei dándole los cinco con una sonrisa alegre, bueno el chico ya no le era tan desagradable cómo antes.