Recogí a mi pequeño hermano de su primer día de clases, esta vez se veía mejor que como lo había dejado.
-¿Cómo te fue?-pregunté con algo de celos, parecía que estaba feliz.
-Muy bien, hay muchos chicos agradables allí, en verdad me gustó mucho.
-¿A-Agradables?-trague saliva aguantándome las ganas de gritarle-no tienes por qué hacerte amigo de nadie Axel, alguno de ellos te querrá golpear, así que no les hables.
-Eres muy protector hermano mayor.
-Es porque te amo-sujete su mentón y lo bese otra vez, metí mi lengua en su boca lo que pareció que no le agrado en lo más mínimo. Me alejo de él y limpio su boca con algo de asco.
-No vuelvas a meter tu lengua, no me agrada eso-estaba completamente rojo. Era cuestión de que se acostumbrara a esos besos.
-No cuentes nada de esto, que no se te olvide.
-Ya lo sé Dani-veía por la ventana algo distraído.
Me preocupaba un poco que mis padres se enteraran que Axel y yo nos besamos, no sabía que dirían de eso, sé que no entenderían mi amor por él, así que todo ese sentimiento y ganas que traía las mantenía en completa discreción, sabía que ellos no nos entenderían.
-¡Mamá! Llegamos-Axel estaba feliz, entró a la casa gritando.
-¿Qué te tiene tan feliz?
-Creo que la escuela comienza a agradarme-sonrío. Eso me hacía enfurecer tanto que mejor me calle antes de poder gritar de enojo en esa casa que todo se escuchaba.
-Bienvenidos mis niños-dijo mi madre abrasándonos. Yo estaba bastante enojado pero con ella no me desquitaba, así que le di su beso en la mejilla como de costumbre.
Esa misma noche yo estaba en mi cuarto con mi pene muy parado, me comencé a masturbar pensando en Axel, en sus labios, su rostro, su cuerpo, su voz y sus ojos. Pero no fue suficiente, me sentía muy intranquilo, quería algo más, quería hacer el amor con Axel. Yo aún era virgen, sé que era sorprendente que no lo hayamos hecho él y yo siendo que nos amamos tanto, pero preferí respetarlo hasta que estuviera lo suficiente listo para hacerlo conmigo.
No dejaba de acariciarme el miembro y mis pezones, era muy excitante imaginarme como él me los chupaba y me masturbaba.
-¡Hermano!-esa dulce voz me interrumpió mi escena de masturbación. Lo vi allí parado en mi puerta un poco confundido por lo que yo estaba haciendo.
-Axel… Ven-él se acercó sin dejar de ver mi pene.
-¿Qué estás haciendo?
-Quiero que juguemos a algo, tenemos mucho que no jugamos.
-Está bien.
-Necesito que te hinques frente a mí.
-¿Qué clase de juego es?
-Se llama masturbando a tu hermano mayor-eche una pequeña risa.
Él se acomodó, su boca estaba a la altura de mi pene y entonces lo pasee por su rostro, él se veía algo asqueado, pero era normal porque nunca había tenido un pene en su cara y el mío sería el primero y el último que tendría.
-Abre la boca lo más que puedas-le ordene a lo cual me hiso caso. La introduje levemente en su boca-auch-quejido-no muerdas Axel-se puso nervioso y entonces cerro fuerte sus ojos con mi pene dentro de su boca. Se veía tan bien, me daban ganas de comérmelo.
Así estuvo por rato, realmente era un niño obediente a lo que yo le dijera, lo chupaba con delicadeza y rapidez, mi pene se terminó corriendo dos veces en su linda boquita.
-Trágalo-le decía cada vez que me corría. Casi vomitaba pero aguanto el sabor hasta no tener nada en su boca-¿te gusta mi leche?-pregunté descaradamente.
-Si hermano-no se veía complacido, al contrario, se veía triste, no sabía el porqué, ¿Será que ya tiene ganas de hacerlo conmigo? Será otro día, hoy debo terminar unos trabajos.
-Buenas noches Axel-bese su cuello y en seguida sus labios-Y recuerda ni una palabra a nadie, ¿sí?