La legendaria Aries 0° eran conocidas como las tierras de Dios, están no pertenecían a ningún Reino ni si quiera al mismísimo Aries.
Por lo que muchos perseguidos huian hacías esas tierras, para conseguir asilo y protección, cualquiera que asesinara en esas tierras sería condenado por traición, sea quien sea.
(...)
—Eres muy afortunado en llegar aquí— decía aquel niño de cabellos lilas — mí nombre es Atla.
—Necesito volver al Reino de la Harpia, él me necesita mí esposo me necesita.
—El Reino de la Harpia fue destruido y por lo que se supo, Soberano, Consorte y Príncipe de la Harpia fueron asesinados.
—No, imposible Valentín no pudo morir.
(...)
El soberano de la Harpia, un doncel que siempre había dado para hablar siendo apenas un jovencito presento a su hijo en sociedad; un impuro.
A diferencia de otros el no se avergonzaba de su hijo, de su carne, de su sangre.
Era su orgullo y también su punto debil.
El Reino de Wyvern y de la Harpia tenían sociedad comercial desde hacía décadas por lo que los soberanos se conocían de añares.
—¿Por qué no unir nuestros Reinos?
Nuestros hijos en matrimonio.
(...)
Pero las cosas no salieron como pensaron; Radhamanthys se había flechado de Kanon.
Por lo que la confianza se fisuro.
Ya nada era igual.
Pero el problema no era ese, si no lo que pasó después.
—Valentin no te vayas.
—No tengo nada más que hacer aquí, ni yo ni mí hijo.
—Valentine, aún nuestros Reinos se pueden unir, yo te amo, te deseo más que nada en el mundo.
—No es correspondido.
Durante meses y años fue distante más en las Reuniones de Reyes, hasta que un día harto de aquella situación decidió arriesgarlo todo por él.
—Valentine I soberano de la Harpia, desea entregarme su mano en matrimonio, yo estoy dispuesto a todo por ti.
—Yo no puedo.
—Pero ¿Por qué?
Acercándose al oido — mereces algo mejor —mientras a aquellas lágrimas bañaban sus ojos.
—Yo no quiero algo mejor, no me interesa algo mejor.
Te quiero a ti, te deseo a ti, tú eres lo que quiero a nadie más.
—Me amarías aunque conocieras el más oscuros de mis secretos.
—Sí Valentín te amaría a pesar de todo.
—Pues entonces ven conmigo, si a pesar de lo que te cuente sigues con eso, me casare contigo.
(...)
—El no puede estar muerto, no puede estar muerto, no merecía eso, no lo merecía.
—Nadie merece morir, pero es algo natural que no se puede evitar lo único que se puede evitar es el medio en que está llega.
(...)
Pasado
Los soberanos llegaron a aquellas habitaciones, para luego cerrarla y este mostrale sus secretos solo debio quitarse una de las prendas que dejó su dorso al descubierto, el que que cubrían vendajes.
—Esta es la dolorosa realidad, fui ultrajado muchas veces.
Mi cuerpo fue mancillado muchas veces, no tengo nada para ofrecerte a ti, no valgo nada, no merezco nada.
—Te mereces el todo — besandolo para luego abrazarlo y volverle a proponerlo —Te casarías conmigo.
Aceptarias que fuera tu consorte.
—Sí.
Por lo que tiempo después Rey padre y soberano de la Harpia se unieron en matrimonio.
Pero la guerra estallo en la Harpia, por lo que ambas peleaban en el frente de batalla.
Mientras el Príncipe era exiliado.
Durante horas pelearon, hasta aquella herida mortal llego produciendole que se desangrase en los brazos de su amado.
—Valentine salvate, protégete, protege a vuestros hijos.
Por lo que al recibír a aquel beso, después de eso todo fue oscuridad y dolor.
Para luego aparecer en aquellas tierras.
Vengaría a su esposo y al hijo de este, lo haría esta vez mataría a esos malditos, los exterminaria.
....
Mientras en las Afueras de Gemau
—El está ahi, lo presiento el perro de Cardinale está ahí —decia furioso Oddyseus antes sus instintos.
Pero algo lo puso alerta, sus soldados querían traicionarlo.
¿Por qué seguirlo? Y si mejor no los cobramos por adelantada, podríamos turnarnos, dos por ronda.
Todos ganamos.
—Estan locos.
—¿Locos? No no estamos bien cuerdos.
—Si me tocan los mato.
—No vas a poder con todos somos muchos.
Por lo que a los primeros 5 los detuvo sin prolemas, pero a los otros 3 que se sumaron ya no.
Sus manos estaban en todos lados, hasta que aquella Explosión se oyó.
Aquel ente estaba materializado por completo, poniendose en posición de combate.
Antes deberán pasar sobre mí antes de tocarle un pelo a ese estúpido.
Por lo que Abel de una patada asesina mató a tres y dos los atravesó de un espadazo.
Por lo que el resto huyo.
Quedando solo Oddyseus y Abel frente a frente.
—¿Pudiste matarme todo este tiempo?
—No me interesa matarte Oddyseus, no lo hize antes no lo haré ahora me interesas tú.
Qué me ames como lo amas a él.
—No puedo, si pudiese lo haría pero no puede.
Acaso crees que me gusta sufrir, no puedo hacerlo simple mente.
—Pues entonces ayudame a terminar está guerra inútil.
Solo eso.
....
Los Donceles viajaban en la carreta, mientras Valentín acariaba al niño que dormia.
Le parecía tan tierno, tan frágil de solo pensar que alguien le pudiese hacer daño le hervía la sangre a él y Aspros por más serio que pareciese.
...
En el Reino de Virgo;
aquel hombre ya estaba en su adultez, se dedicaba al trabajo duro del Reino había venido de niño por una oportunidad junto con su madre, quien falleció años después.
Quedando huérfano, Kagaho poseia un secreto, todas las noches cuando regresaba a su hogar, sacaba su mas valioso tesoro aquel pequeño espejito de plata, con el cual podía charlar con aquel ser con aquel hombre en el espejo.
Continuara...
Les dejo una adivinanza, para ustedes ¿quién es el hombre en el espejo?.